— El mundo es injusto, al menos eso creo, no puedo recordar un momento en el que no haya estado en una situación desfavorable, los veía todos los días a esos otros niños con sus papas, estaban felices y bien cuidados… Me dan celos el solo verlos, me encantaría ser esos otros niños — pensó un niño mientras observaba sentado desde la rama de un árbol el parque del pueblo llevaba algo de tiempo observando, el niño tenía 7 años, poseía un cabello rojo brillante desordenado con unos ojos tan azules como los mismos zafiros.

El niño se llamaba Naruto Uzumaki y era uno de los tantos huérfanos de ciudad Verde, su situación si bien parecida a muchos otros huérfanos había algo diferente en este niño, hambre, el niño soñaba con comerse el mundo y no solo ser otro del montón de olvidados que salían del orfanato en el que vivía. Pero como todo en la vida tenía que trabajar duramente para lograrlo.

Bajando de la rama del árbol el chico regreso al orfanato a paso ligero, ese día le tocaba lavar los platos del almuerzo y después haría lo que había planeado hacer.

XXXXX [ Un día después] XXXXX.

— Ruta 1, Pueblo paleta — leyó Naruto en el letrero a las afueras de ciudad verde, eran las 6:00 y el amanecer se asomaba por las montañas, la ruta una o mejor conocida como la ruta de los novatos era el camina de ciudad ver a pueblo paleta y viceversa, para el que vivía en pueblo verde era una tontería para muchos el marcharse, aun mas por la razón que lo hacía.

El pelirrojo abandonaba la ciudad en la que nació debido a sus sueños, necesitaba trabajo, para tener dinero era esencial y lamentablemente no lo había conseguido en su lugar de nacimiento, pero el niño no quería cualquier trabajo, el necesitaba uno en el que pudiera aprender mientras trabajaba o recoger algún que otro conocimiento sobre el oficio que quería desempeñar.

El niño quería ser Entrenador Pokémon y para su desgracia esto no era tan fácil, lo primero que se necesitaba era dinero o una conexión que permitiera adquirir un Pokémon, esto último era muy raro por lo que solo le quedaba ganar dinero por su cuenta. había solicitado un puesto de limpieza en el gimnasio de ciudad verde, fue rechazado rotundamente y para su desgracia era el único lugar del que podría aprender una o dos cosas sobre entrenar Pokémon, o al menos en su ciudad era el único, la siguiente opción era el gimnasio de ciudad plateada y para alguien que no tenía dinero para usar otro medio de transporte cruzar el bosque verde era una muerte segura.

Su última opción era Pueblo paleta que estaba el laboratorio del profesor Oak, si bien no era un gimnasio podría aprender alguna que otra cosa, ¿Qué?, no tenía ni idea, pero le estaba apostando todo, hasta su vida, por que si bien la ruta 1 era la mas segura de toda la región aun podía ser atacado por algún Pokémon y no podría defenderse… pero era la única opción que no implicaba quedarse toda su vida como conserje en algún edificio de ciudad verde.

— Tranquilo Naruto si fallas solo te mueres… (inhalar) hagamos esto — pensó el chico antes de empezar a caminar sigilosamente mientras pasaba al policía de guardia que estaba durmiendo tranquilamente. Una ves el pelirrojo paso al policía de turno se fue a paso ligero lo mas lejos y en el centro de la calle señalada esperando que todo saliera bien.

— ¿Qué es lo peor que podría pasar? — pensó el niño sonriendo, después de todo las posibilidades de que pasara algo malo eran del 30%.

XXXXX [2 horas después] XXXXX

— Yo y mi bocotá — pensaba Naruto totalmente aterrorizado mientras se escondía detrás de un árbol y cubría su boca con ambas manos, ¿la razón?, un sperrow salvaje se había abalanzado sobre el en el camino a pueblo paleta, de milagro lo había esquivado, pero se desvío al bosque tratando de escapar, logro perder al sperrow pero ahora estaba perdido y sin idea de donde estaba.

Mirando a su alrededor solo pudo observar bosque, bosque denso lleno de sonidos que lo tenían aterrorizado, escondido detrás de un árbol el pequeño pelirrojo se encontraba temblando en su lugar, tenia miedo, mucho miedo, su corazón latía con fuerza, su cara sudaba a mares y su ojos se dilataron mirando alrededor con pánico.

Había salto a la ventura sin saber en lo que se metía y esa eran las consecuencias de sus actos imprudentes, parándose aun con las piernas temblorosas el chico miro alrededor antes de avanzar de la manera más silenciosa que podía por una zona que no se veía tan fea, el pelirrojo miro a su alrededor cada cierto tiempo tratando de que nada lo sorprendiera y asi hubiera sido si no fuera porque desde unos matorrales se empezó a escuchar un sonido como de sonaja.

Naruto sabia que era ese sonido, se los habían advertido múltiples veces en el orfanato que se oían el sonido de un cascabel corrieran a la dirección contraria ya que probablemente seria un ekans , asiendo caso al consejo que le habían dado el niño corrió a la dirección contraria a la mayor velocidad que podía, su velocidad solo se vio incrementada por el miedo al escuchar como algo lo perseguía, no queriendo ver que le pisaba los talones el chico dio todo de si en correr.

Durante la persecución el chico se encontró tropezando lo que provoco que cayera y rodara hasta estamparse contra un árbol causándole un gran dolor, por su parte su perseguidor se detuvo en frente siseando con malicia, saboreando el momento en que su presa caía presa del pánico y la desesperación.

— N-no p-por favor, no quiero morir — dijo el niño pequeño ahora mirando a su atacante, una serpiente de color morado y amarillo que lo miraba con malicia y hambre, un skans, Pokémon de tipo veneno si no estaba mal. Sin hacer caso a las suplicas del niño el ser venenoso se prepara para lanzarse al niño que pronto se convertiría en su cena.

O ese era plan, un segundo fue lo que se necesito para que el Pokémon venenoso se encontrara volando contra un árbol a una velocidad sorprendente, al estrellarse se escucho un sonido repugnante de carne desgarrara y sangre salpicando por todos lados, todo provocado por una látigo verde que se retrajo hacia su dueño.

Naruto por su parte había cerrado los ojos esperando su triste final, cosa que nunca llego, pero por el temor no puedo abrir los ojos, su temor solo se acrecentó al oír pisadas, muchas pisadas acercándose poco a poco, solo fueron unos segundo antes de que sintiera una presencia frente a él.

Con el temor a un arraigado en su ser el niño se armo de valor para abrir levemente los ojos para ver a un gran Pokémon de color azul oscuro, con pétalos enormes de color rojo con puntos blanco y unas manitas con las cuales le saludaba alegremente.

— ¡Vileplum! — dijo alegremente el amigable Pokémon mientras le saludaba y su rebaño se acercaban al pelirrojo que no pudo soportar más la tensión del día y el dolor en su u cabeza causado por el golpe, terminando por desmayarse bajo la mirada de los Pokémon tipo plantas que lucían preocupados.