¡Disfruten!
Disclaimer: Ni Dragon Ball, ni sus personajes no me pertenecen son de Akira Toriyama.
Solo escribo por hobby. No lo hago con el fin de lucro, solo los utilizo para sacar toda mi imaginación.
"Vida nueva"
Capítulo 14.
El firmamento de Ciudad Estrella Naranja empezaba a aclararse y ya casi eran las siete de la mañana. Por un lado, Lime seguía tan expectante en su entorno pues seguía acostada con los ojos abiertos. Aunque se sintiera cansada ya que para su desgracia no pudo conciliar el sueño después de que Gohan la dejara en su habitación, sus pensamientos la torturaban de sobremanera.
Remordimiento.
Si. En toda la noche la castaña dio vueltas sobre la cama de un lado a otro en el que se cubría la cara con la almohada ahogando cuantas veces soltaba uno que otro gruñido por la situación en la que estaba metida. Desgraciadamente ese "algo" la aquejaba y su conciencia no la dejaba en paz pues no podía contárselo así porque sí a Gohan, pues debía encontrar el momento adecuado.
Miedo en cómo reaccionaría.
Temor a que no la perdone. Temor a que no vuelva a verla nunca más.
¿Estuvo bien lo que hizo?
No. No estuvo bien. Traicionó la confianza de Gohan.
Bufo, claro que entendía que Gohan se sentía confundido gracias a su reaparición en la vida de este. La castaña negó con el entrecejo un poco fruncido en el que se muerde el labio inferior pues su corazón no dejaba de estar tan inseguro, tan impaciente, tan desesperado. De cierta manera necesitaba aclarar sus sentimientos y que debía hablar muy seriamente con el guerrero pelinegro; de alguna manera si sus sentimientos eran correspondidos lucharía por él hasta el final para hacerlo feliz. En caso contrario, se alejaría y dejaría que fuese feliz con la mujer que ama.
Si. Esa mujer es y será, Videl Satán. A simple vista se veía que la amaba con locura y lo entendía perfectamente.
Su sentido auditivo percibió desde muy temprano ruidos al otro lado de la habitación y pensó— "Gohan se levantó muy temprano" —sonríe sin ánimos. Se incorpora sentándose en la orilla de la cama en el que tantea con sus pies para encontrar las pantuflas del pelinegro y decide encontrarse con el hijo de Goku. Pues su mente seguía dándole vueltas a lo sucedido en los días anteriores, así pues, al menos una luz de esperanza estaba de su lado. Eso creía ella.
Ilusión.
Una ilusión que quería ver viva hasta el último momento como si se tratara de una flama que se apagara.
Al caminar por el pasillo que la conduce hacia la sala observó una almohada y un cobertor en uno de los sillones. Desvió sus orbes ojiverde agua hacia la cocina y miró a Gohan cocinando, Lime sonrió por la linda escena que estaba presenciando ¿Qué hombre se pararía en la cocina para cocinar? Ninguno.
—Buenos días, Gohan —la castaña saluda y jala una silla para sentarse.
—Buenos días, Lime —voltea para saludarla secándose las manos con el mandil blanco que llevaba puesto— ¿te desperté? —coloca ambas manos en la barra— discúlpame por el ruido que estoy haciendo —dice avergonzado. Da la vuelta para preparar otra taza para su acompañante femenina.
—Para nada, no me despertaste —sonríe tiernamente— estoy acostumbrada a despertarme a esta hora —miente, nuevamente como cuando era una chiquilla.
—De acuerdo, aunque tu cara diga otra cosa, pero si tú lo dices, eso me tranquiliza —coloca la taza de café bien cargado en la superficie—. Anoche bebiste mucho ¿Cómo te sientes? —ríe.
—Obviamente con resaca, señor sabelotodo —se contagia de la risa y se acomoda un mechón de cabello castaño detrás de la oreja— he pasado resacas peores.
—¿Enserio? Bueno, esto te ayudará, espero te caiga bien el desayuno que prepare —señala la taza— en cuanto terminemos de desayunar iremos a recoger mis cosas a la Editorial y después pasaremos a la Capital del Oeste —menciona— de seguro tu abuelo debe estar preocupado por ti ya que estaremos de paso pasaré a ver a Bulma.
—Está bien. No te preocupes por mi abuelo, él sabe que me encuentro bien por mensaje. Además, sabe que estoy bien porque estoy contigo. Eso le tranquiliza —sorbe y eleva ambas cejas— ¡Qué exquisito café, Gohan!
—Ya veo —coloca los últimos platos y se sienta frente a la castaña—. Gracias, me alegra que te gustara ¡Buen provecho!
Lime se maravilló por lo que preparó el hijo de Milk: arroz, nikuman, sushi, onigiris, ramen, tempura, dango y una rebanada de pastel para cada uno, todo se veía tan apetitoso y que valdría la pena degustar— Gracias por la comida —le mira con las palmas juntas.
Gohan asiente e imita a la castaña.
Lo que no sospechaba Lime es que Gohan no había descansado en toda la noche pues reflexiono sobre los acontecimientos sucedidos, reflexiono sobre sus sentimientos entre ambas mujeres y que lo ponía en una posición un poco complicada ya que era mejor dejar todo en claro y decidió escribir su carta de renuncia a ambos Satán. Además, aunque la carta que iba dirigida a Videl contenía algo más que una simple carta de renuncia. Por otro lado, tendrá que hablar con la castaña antes de que sea demasiado tarde y que alguien salga lastimado, más que eso, con falsas esperanzas.
El desayuno continuó con normalidad, sin diálogos, solo miradas que no podía descifrar el uno por el otro. Un ambiente un poco incómodo. Pasaron los minutos y empezaron con la limpieza del departamento del Saiyajin.
Por su parte, Lime se ofreció a ayudar a lavar los trastes, mientras que Gohan recogía la almohada y el cobertor que se encontraban en el sillón para acomodarlos en su lugar. Al entrar a su habitación se dirige al armario para acomodarlos y sus pasos lo guiaron de un lado a otro realizando sus deberes, después tendió su cama en donde había descansado la castaña; como si fuese un robot. Sin pensarlo, decidió darse rápidamente una ducha, sacando una toalla y ropa limpia de los cajones del armario de madera acomodando sobre la cama cada prenda.
Toma la toalla con otras prendas para ingresar al cuarto de baño, cerrando con seguro, el primer hijo de Goku fue despojándose de su ropa. Al abrir la llave de agua caliente este la tienta abriendo poco a poco la llave de agua fría regulando el agua. Estando al punto, Gohan se introdujo bajo el chorro y cerró sus ojos con la caída del agua sobre su cuerpo desnudo; no dejaba de pensar en el cómo, ya que sus neuronas trataban de encontrar alguna forma de arreglar las cosas, pero su estado anímico no le permitía pensar con claridad. No obstante, recargo su frente sobre el frío azulejo por lo que la otra salida era dejar que las cosas fluyeran.
-o-
Poco después el hermano mayor de Goten se dirigió nuevamente a la cocina, ya arreglado.
—Lime, si gustas ducharte yo continuó lavando —anuncia— te deje preparado el baño.
—De acuerdo. Gracias, Gohan —se seca las manos— con tu permiso.
—Propio —sonríe. Silente prosiguió con la tarea de Lime.
Al terminar, el hijo de Milk prepara algunas cosas para llevárselas con él mientras esperaba a Lime. Fue por el saco que dejó sobre la cama y regresó a la estancia y de un gabinete de madera, se inclina y abre la pequeña puerta donde recoge las dos cartas para guardarlas en su bolsa del saco, se sentó y recargó ambos codos en las rodillas. Agobiado. No dejaba de pensar en aquella pelinegra de ojos azules en el que se tapó el rostro con ambas palmas de la mano, quedando así por varios minutos.
Todo era un caos, rogaba a Kami-sama que la situación no empeorará más de la cuenta.
Después de un cuarto de hora, la nieta de Lao Jiao observo a Gohan sin que se diera cuenta, la chica noto el semblante que esté transmitía, ya no se veía radiante ahora estaba más serio y pensante de lo normal pues prácticamente tenía que hablar con el pelinegro esperando a que entendiera del todo.
—¿Listo, Gohan? —lo mira expectante en el que supo que había interrumpido algún pensamiento, con las llaves del automóvil en su mano derecha para entregarlas a su dueño. Qué mejor forma de despejar su mente y hacer más largo el trayecto era manejando.
Gohan no esperó a que la chica de melena castaña lo esperará con tranquilidad. Suspira, se pone de pie, se acomoda el saco y solo asiente para tomar las llaves.
Ambos se dirigieron hasta la entrada del departamento en donde Gohan dejaría todo atrás y regresaría a donde pertenecía en el Monte Paoz. Al abrir la puerta su vida daría otro rumbo, alejándose de aquella mujer que lo embeleso, una vida sin Videl Satán.
-o-
Eran las ocho de la mañana y miro el último piso del edificio de la Editorial Possibility en el cual se imaginó muchas escenas posibles, antes de ingresar al interior, sentía pena el dejar a las grandes amistades que logró hacer en la empresa en ese tiempo. Era verdad que extrañaría a Ireza y Angela pues se habían convertido en muy buenos amigos. Por otro lado, Mark Satán tal vez le pediría explicación alguna por la repentina renuncia y por lo que haya pasado el día anterior con su hija, en el que, tal vez estaría furioso por romperle el corazón a su única hija y estaba en su derecho. Solamente, ambos pelinegros se encargarían de arreglar sus propias cosas y nadie más o tal vez no. Tarde o temprano estallaría la bomba en la editorial.
Inhala y exhala para tranquilizar su nerviosismo.
Mientras tanto, Shapner Asa estará "muy feliz" de que ya no esté en la empresa para que ya no se interpondrá en su camino y lograr su objetivo. Sin embargo, dejaría a un lado su ayuda para detener al rubio, de ahora en adelante ellos mismos se tendrán que encargar con ese problema llamado Shapner. De manera que el proyecto con Corporación Capsula tal vez quedará suspendido o mejor dicho ya no habrá ningún acuerdo entre ambas empresas, no lo sabía con exactitud.
Incertidumbre.
Todo este tema le tomará de sorpresa a la esposa de Vegeta pues la posición de la dueña de ojos azules querrá cortar cualquier relación que tenga que ver con él. No había duda alguna.
—Te espero, ¿de acuerdo? —le regala un apretón en el hombro y señala— estaré dentro del automóvil.
—Si, gracias —nuevamente inhala y exhala— Espero no tardar.
—Tranquilo, todo saldrá bien.
Gohan solo se quedó callado. Como si fuese en cámara lenta sus pies lo guiaron a entrar al interior saludando al personal con un: buenos días. Posteriormente ingresó al elevador donde lo llevó a su destino: la presidencia. Parecía que el objeto metálico iba lento, eso pensaba el hermano mayor de Goten. Si. Tal vez estaba un poco ansioso porque se encontraría con Videl o a los demás. El sonido lo puso en alerta pues las puertas metálicas se abrieron de par en par, siguió su camino y para su suerte, nadie había llegado. Su ritmo cardíaco lo escuchaba en sus oídos y sentía el palpitar en su pecho, miró por todas direcciones y encontró una caja de cartón vacía para colocar una por una las pocas pertenencias que llevaba con él en el que se tomó su tiempo de empacar.
Antes de retirarse, echa un último vistazo recorriendo toda la oficina con una sonrisa agridulce, camino unos cuantos pasos para dejar ambas cartas en el escritorio de Videl— es hora de irme —observa la foto de la familia Satán compuesta de dos integrantes. Prosiguió con su andar y al salir de ahí, se cruzó con el pelirrubio quien lo miró expectante al verlo salir de la oficina que compartía con Videl.
—Son Gohan, mis ojos se alegran de verte por aquí —con una sonrisa socarrona.
—Lo mismo digo, Asa —con mirada seria.
—¿Y esa caja? —se acerca peligrosamente para observar el contenido— ¿Te vas? —incrédulo.
—No es de tu incumbencia, Asa —trata de obstruir la visión del contenido con su otro brazo— ya estarás muy feliz cuando te enteres.
—Supongamos que sí, ya lo veremos. Extrañare la rivalidad mutua que tenemos —coloca su mano en el hombro del pelinegro—. Así que me ahorraste el trabajo, Saiyajin —menciona con severidad.
El tiempo se detuvo. Gohan se paralizó— ¿Cómo sabes…? ¿Quién…? —sin terminar de completar sus preguntas y retrocede un paso hacia atrás para soltar el agarre de su acompañante.
—Hasta tú mismo lo has dicho —sonríe.
—"Cómo lo sabe, esto no puede estar pasando" —pensó.
—¿Te comieron la lengua los ratones? ¿Te quedaste sin habla? —ríe— eso no importa. Lo importante de aquí es que se todo sobre ti, se quién eres, en donde vives, se de las personas con las que estás relacionado —chasquea la lengua—. También me tomó por sorpresa saber toda esta información —coloca ambas manos en las bolsas de su pantalón—. Pensé que eran trucos baratos, pero recordé que hace mucho tiempo en el torneo de ese monstruo verde se presentaron sujetos tan extraños y entre ellos había un niño —observa a Gohan con detenimiento pues este en sus facciones se fueron endureciendo—. Se de buena fuente, que ese niño, eras tú, eras tú Son Gohan. Porque cualquier movimiento en falso será tu perdición por más fuerte que seas —murmura— vete de aquí y no regreses si no quieres que revele el secreto que tanto has escondido a todo el mundo en todos estos años.
—Eso haré, quédate tranquilo —murmura—. Si te atreves a tocar a Videl o su padre e incluso a mi familia y conocidos… te buscaré y no seré misericordioso contigo —amenaza— estás muerto, Shapner. Tenlo por seguro —piensa— "no tengo nada qué arriesgar, Videl ya sabe quién soy y por medio de la carta se enterará de más, aunque por un lado me preocupa el rumbo de esto. ¿Qué intentara hacer al respecto?".
—No te tengo miedo —retrocede— Videl volverá a ser mía y serás borrado del mapa.
Tal vez si le tenía miedo a esa fuerza sobrehumana que poseía Gohan. Shapner se estremeció pues no pudo ocultar esa sensación que le provocó el guerrero y en el cual empezó a imaginarse un sinfín de escenarios en donde le propina una tremenda paliza sin poder defenderse de esa brutalidad característica de los Saiyajin.
Sin más que reparar, mira furioso al rubio y prosiguió su camino pues estaba conteniendo su furia heredada de la raza Saiyajin. Esa furia que alguna vez lo dominó por completo. Esa furia que quería venganza alguna. Una furia que le nublaba la cordura. Una furia que comenzaba a resurgir de la oscuridad. Estaba claro que no podía mancharse las manos por alguien tan insignificante como un ser humano y que no valía la pena. Sin mirar atrás, se dirigió con paso firme hacia el automóvil quien lo esperaba para su arribo abre con la llave la cajuela y coloca la caja de cartón, vuelve a cerrar. Una vez abierta la puerta del conductor se acomoda el cinturón de seguridad y azota la puerta del vehículo.
—¡MALDICIÓN! —golpea el volante en repetidas ocasiones moderando su fuerza para no destruirlo por completo— ¡MALDICIÓN, MALDICIÓN! ¡MALDITO SEAS SHAPNER ASA! —deja ambas manos en el volante y recarga su cabeza en el mismo apaciguando su ira— Esto no puede estar pasando —susurró.
Asustada, la castaña se queda en silencio, no esperaba a que Gohan reaccionara de esa manera y con preocupación mira al pelinegro pues supuso que Shapner Asa le comento lo que ya sabe. Traga saliva con pesadez.
Culpa.
Vergüenza. Sí. Vergüenza en cómo volvería a verlo a los ojos.
—¿Gohan? —coloca su mano en la espalda del guerrero para calmarlo— ¿Qué sucedió allá adentro?
—Lo sabe. Shapner Asa sabe todo sobre mi. No sé quién le dijo o cómo consiguió la información —menciona con la misma postura sin mirar a la ojiverde agua— ese maldito no se saldrá con la suya, no se lo permitiré —levanta la cabeza y mira hacia enfrente—. Sin embargo, no podré hacer nada si me voy de aquí pero tampoco puedo hacer algo si me quedo en esta ciudad. Si trato de ayudarlos, todos están en la mira de ese sujeto, en pocas palabras están en peligro.
Determinación.
Lime se percató de que esa mirada estaba llena de rabia y conociéndolo podría cometer una locura, mejor dicho, algo peor— es mejor que nos vayamos de aquí, no me quiero imaginar lo que serías capaz de hacer con esa fuerza descomunal. Pero de una cosa estoy segura, Gohan, no te dejes vencer por ese sujeto, sé que te encargaras de él algún día.
Gohan no dijo nada, encendió el motor del vehículo y se puso en marcha moviendo el volante hacia la izquierda sin perder de vista el retrovisor. Primero pasaría a su departamento a recoger sus pertenencias de última hora y posteriormente con Bulma. En todo el camino no se dirigieron ni una sola palabra. Un camino que parecía una eternidad. Un silencio sepulcral.
Tal vez su destino era ser un héroe o tal vez un gran investigador como su progenitora lo deseaba.
Tal vez su deber era ser alguien destacado en la educación o proteger aquellos que son blanco de la delincuencia.
Tal vez su deber era combatir la injusticia de los malhechores que le gustaba arrebatar lo ajeno que no les pertenecía.
Tal vez su deber es proteger a sus seres queridos de cualquier ser que amenazara la Tierra.
Tal vez pudo haber sido ambos.
Tal vez su destino hubiera sido otro.
Empero, era demasiado tarde para cumplir ese sueño, si las cosas hubiesen sido diferentes, él estaría realizando su sueño de ayudar a la gente, aunque ya no podía cambiar el destino. Solo le quedaba seguir adelante. Claro que, la prioridad del hijo de Milk su única preocupación era la situación de la Editorial Possibility y sus seres queridos.
-o-
Lentamente sus ojos se abrieron de par en par dejando que su visión se fuera acostumbrando a la poca luz del Sol que entraba a su habitación, sin ganas de levantarse, sin ganas de ir al trabajo, sin ganas de hacer nada, solo quería estar acostada, durmiendo. Sin más, la pelinegra observa el reloj de mesa pues marcaban las ocho en punto de la mañana, en silencio, volvió a cerrar sus párpados.
Del otro lado de la puerta, Mark Satán estaba preparando el desayuno, pues en unos cuantos minutos más debían salir para la oficina y al ver que su hija no hizo acto de presencia le preocupó que no estuviera lista a esa hora como era de costumbre. Apago la lumbre, se enjuago las manos en el fregadero y se seca con el mandil blanco que trae puesto.
Sus extremidades inferiores lo dirigieron hasta la habitación de su primogénita, estaba claro que la noche anterior su voz sonaba apagada y triste por lo que eso significaba que algo había pasado con Gohan para que estuviera así. Claro, ya lo sospechaba. Frunce el ceño Mark Satán, eso nunca se lo perdonaría, nunca perdonaría a ese muchacho por romperle el corazón. Estando frente a la puerta tocó tres veces con sus nudillos de sus dedos y esperó a que respondiera, pero nunca sucedió.
—¿Hija? —vuelve a tocar— ¿puedo pasar? —sin recibir respuesta alguna. Coloca la mano en el picaporte y gira lentamente. El rechinar de las bisagras lo puso en alerta, pues asomo su cabeza en la pequeña abertura por si se removía su hija, pero al guiar su mirada hacia el bulto donde se encontraba, esta no se inmutó. Satán abre un poco más y lentamente se escabulle con paso firme al seguir hasta la cama de su querida y única hija—. ¿Videl? —coloca su mano donde podría ser la cabeza— ¿qué sucede? ¿por qué no te has levantado?, ya es tarde para ir a la editorial.
—Déjame en paz papá, quiero estar sola —declara con la cabeza cubierta por las frazadas.
—Necesito una explicación, Videl Satán. —ordenó con seriedad el hombre de peinado afro— desde en la madrugada que me comunique contigo te escuche algo —pausa— triste. ¿Por qué? ¿No confías en tu padre? ¿Pasó algo con ese muchacho?
—Es solo que… —sin moverse de su postura, estaba claro que su progenitor no se iría tan fácilmente de su habitación y más en la manera que se dirigió a ella con autoridad de querer saber lo sucedido la noche anterior—. Es solo que no quiero preocuparte por cosas tan absurdas —se destapa la cara dejando ver esos zafiros que ya no tenían brillo alguno, triste y rojos de tanto llorar—; no se si lo entenderías si te cuento, padre.
—¡Pero de qué estás hablando, mi cielo! —hace una mueca por el comentario que realizó su hija— por si no te has dado cuenta, soy un hombre con sabiduría y experiencia, en el fondo sé que en algo te puedo ayudar si es un tema que tenga que ver con el amor —sonríe—. ¿Me vas a contar qué sucedió? ¿Qué es lo que te tiene así?
—Si —mira con desánimo al hombre sentado a su lado— aunque no esté lista. Siendo sincera, es muy complicado y doloroso para mí ya que necesito tiempo para asimilar toda la información que tengo en la cabeza. Principalmente tomar una decisión.
—Entiendo perfectamente a lo que te refieres, pero me preocupas —le acaricia la mejilla con suavidad—. Solo quiero ayudarte.
—Lo sé —se remueve y coloca la cabeza en el regazo de su progenitor—. Solo quiero tiempo.
—De acuerdo —peina el cabello corto con sus dedos— respeto tu decisión.
—Gracias —deja caer una lágrima en el que mojo el pantalón del ex campeón de artes marciales.
—Llora todo lo que quieras —mima a su hija— suéltalo, te hará bien.
Vergüenza.
La dueña de ojos azules comienza a sollozar, necesitaba desahogarse una vez más. Necesitaba sentirse bien, volver a sentirse viva y dejar todo atrás. Necesitaba ser la Videl Satán de antes de que Gohan llegase a su vida. Se sentía tan patética el estar llorando un mar de lágrimas frente al hombre que la procreó mientras que ella no era una persona que no mostraba sus sentimientos. Todo eso se acabó.
-o-
Al ingresar a la oficina, Mark Satán miró por todas direcciones si es que había algún cambio alguno pero sus ojos azules se toparon con dos sobres que estaban sobre la superficie lisa del escritorio, lentamente se acercó y las recogió. Sus orbes veían con atención cada uno de los nombres de la familia Satán, pues este atendió el que estaba dirigido con su nombre y el otro era para su hija, este segundo, lo depositó en su lugar.
Sin pensarlo, se sentó, abrió el cajón en el que busco un abrecartas y corta. Desdoblando con cautela la hoja de papel blanca y comienza a leer:
16 de julio de 778
Estimado señor Satán
Por este medio quisiera comunicarle que renuncio a mi puesto como asistente de presidencia, por lo que le pido se considere el 15 de julio como mi último día de labores.
Agradezco las oportunidades, guía y aprendizaje obtenidos como asistente de presidencia obtenidos durante este tiempo. Deseo lo mejor para la empresa y el resto de los colaboradores.
Sinceramente.
Son Gohan.
Satán deja la hoja en la superficie— renunció este muchacho.
Pasó más de media hora en lo que alguien apareciera en la oficina, se encontraba sentado frente al escritorio con un semblante serio sin quitarle la mirada de encima a aquella hoja de renuncia del pelinegro. Seguía tan pensante, tan ensimismado tratando de unir las piezas, pero se imaginaba que por esa razón su hija estuviera así. Pero no entendía el por qué, claramente tenía sus suposiciones, pero no estaba seguro, solo de pensarlo le dolería la cabeza.
—¡Qué alegría verlo por acá, señor Satán! —dice con una sonrisa tan jovial, pero al darse cuenta del estado de ánimo del padre de su mejor amiga y parpadea varias veces y comenta— ¿Qué sucede? ¿Dónde está Videl? —la busca por todas direcciones.
—Mi hija no vendrá por unos días, Ireza —extiende su brazo izquierdo deslizando por la superficie lisa la carta de renuncia del pelinegro frente a ella.
—¡Qué significa esto! —abre los ojos como plato, sorprendida y se sienta frente al hombre de cabello afro.
—Eso mismo quisiera saber —coloca ambas manos sobre el escritorio de madera entrelazando sus dedos en el que miró fijamente a la rubia— ¿Sabes algo que no sepa, Ireza?
La blonda entrecierra los ojos —¿Saber qué? —aprieta los labios— me da la impresión de que desconfía de mí, señor.
—No es eso, es solo que eres muy cercana a mi hija más bien, eres su mejor amiga como si fueras su hermana —se echa para atrás recargando su espalda en el respaldo del asiento por lo que recarga ambas extremidades en los reposabrazos—. Algo que sepas que debería saber para entender toda esta situación.
Piensa antes de hablar— nada, señor —mueve ligeramente de un lado a otro negando— si me lo permite, ¿quisiera visitar a Videl cuando salga de trabajar. También quisiera entender lo que ha pasado.
—Por mí no hay problema —se levanta y se dirige hacia la ventana de cristal— para serte sincero, Videl no quiso decirme nada en la mañana, así que como eres su amiga siento que se va a soltar contigo —entrelaza sus dedos por la espalda.
¿Eso cree? —dudosa.
—Eso creo —sentencia—. Te encargas de darle esa carta a mi hija —le comunica.
Ireza se queda silente pues nuevamente dirige sus ojos azules hacia la hoja. Preocupada, la rubia se imaginaba lo peor, pero siendo ella, entendía a Gohan a la perfección porque si ocultaba algo, no llegas así por que sí. Primero, hablaría con Videl y después buscaría a Gohan, exhala por la labor de tarea que se le venía encima— "tal vez será difícil arreglar esto" —pensó.
-o-
Llegando a su destino en la Capital del Oeste, Gohan se estacionó, resopló, retiró la llave y se quitó el cinturón de seguridad, ambos adultos bajaron del automóvil. Listo o no, tenía que afrontar las consecuencias de sus actos.
—Antes de que entres, necesitamos hablar de algo muy importante, Gohan.
—De que se trata, Lime —desconcertado.
—Es un tema muy delicado —con el ceño un poco fruncido mira al pelinegro.
—¿Es grave? —la mira expectante.
Lime ya no sabía cómo decirle ya que en todo el trayecto busco las palabras adecuadas para que éste entendiera. Sin embargo, tenía miedo en cómo reaccionaría Gohan. Temblorosa, sus cuerdas vocales intentaban emitir algún sonido y nada, su corazón latía con rapidez. Incertidumbre. Ambos adultos se miraron a los ojos y el viento sopló con fuerza en el que le desacomodo el cabello a la castaña. El silencio se hizo presente.
Continuará…
Hola.
Cuanto tiempo, ¿no es así? en verdad les debo una disculpa por tardar en actualizar. Primero que nada, aquí les vengo a dejar otro capítulo más, me tarde milenios escribir este capítulo ja, ja, ja ahora si me extendí y se los debía, pero la cuestión es que quedara bien y no quería entregar algo mediocre. A decir verdad, esto ya está muy abandonado :( y es entendible.
Bien. Espero que este capítulo sea de su total agrado, así como yo al escribirlo. Las cosas ya se están poniendo buenas por acá ja, ja, ja bueno no. Se que tendrán dudas del porqué de Lime o ¿al menos se imaginan que hizo?, bueno eso lo veremos en el siguiente capítulo.
Ahora quiero agradecer a LDGV, Hinagovi Sonuzu, NekoBlack8, TuBrocolI-FAV y a Esposa de Toji. Gracias por los comentarios.
Cuídense mucho.
Hasta la próxima.
