Solo era cuestión de ser paciente y esperar... ¿Cierto? ¡Pero no hay rastro ni de los androides gemelos! Ni del científico loco y el gordo que lo acompaña. ¡¿Es serio que no saldrán...?! Exclamó en sus pensamientos el saiyajin reencarnado, mientras sobre volaba la ciudad que el Trunks de la serie anunció, poso su mirada en una tienda, todo estaba normal ñas personas hacen sus compras de manera tranquila y realizan sus labores diarios. No había nada anormal como dos androides destruyendo la ciudad sólo por que sí...

No entiendo... ¿Qué es lo que pasa...?

Zac busco una conclusión, pero no encontraba explicación alguna e inconcientemente su faz hizo un cambió repentino de sentimientos que sentía en ese momento: ¿Rabia? ¿Desagrado? ¿Frustración? O lo mejor era decirle: ¿Decepción...?

Sí. El muchacho se sentía decepcionado; decepcionado de no ver a ¿los asesinos del futuro? Decepcionado de no poder pelear y sobre todo decepcionado porque sabía muy bien que necesitaba de aquellos hermanos para que Cell evolucionará y cumpliera su objetivo de pelear contra alguien fuerte. Ya empezaba a tener ideas muy egoísta en su cabeza...

¿Y si siguen en el laboratorio...?

Una luz de esperanza se encendió y de manera inmediata descendió para tratar de ocultarse de la vista del Dios de la tierra, quizás no tenía el ojo puesto en él en ese momento, pero tampoco es que podía evitar la vigilancia de la entidad que los seres humanos creen que es omnipresente, de otra manera que esa. Tal vez Kami-Sama ya haya visto parte de sus poderes compartidos con su guardiana, pero tal vez el Dios no cuestionaria aquello.

Asimismo, invocó las ventanas de sus recuerdos y busco uno en específico: la ubicación del laboratorio...

Si los androides no van hacía mí, yo iré hacia ellos. No pudo evitar sonreír de lado al encontrar la información necesaria... Era muy clara su obsesión por encontrarlos a como diera lugar.

Luego de minutos de vuelo finalmente llega a la zona montañosa en que posiblemente esté el laboratorio del Dr. Gero. Zac busco por cada rincón, por cada cueva, por todo el ecosistema de la zona y no encontró nada, ni siquiera una puerta secreta. Rompió incontables ramas pensando que quizás alguna tenía un mecanismo como suele pasar en las películas, pero nada pasaba. Harto de eso ascendió al cielo e inspeccionó la zona detenidamente desde arriba.

- Si no están aquí... ¿Entonces dónde están? - Se preguntó el chico. - El único lugar que me queda es debajo tierra. Quizás haya trasladado todo su laboratorio al subterráneo. Meditó el chico e inconscientemente alzó su mano izquierda, canalizó una esfera de energía de la cual amenazaba con lanzar a la zona y volar todo en pedazos sin darle importancia alguna lo que haya en el área. - ¿Y si mando a volar la zona? Así mi búsqueda sería más sencilla... - Dijo con desdén.

Ya estaba más que listo para lanzar el ataque, pero luego se detiene... ¿Y si terminó por despertarlos? Desconozco sus niveles actuales y hay posibilidades de que sean fuertes o no lo sean... Indagó el chico. Cerró sus ojos y analizó sus pro y contra.

Desde que ha estado en ese mundo y desde que ha estado subiendo de nivel últimamente se ha estado sintiendo distinto, a veces no comprendía sus decisiones. Cada escalón que subía en la escala de poder no solo significaba un cambió en su nivel de poder, sino también tenía cambios en su forma de pensar... Tenía el pensamiento de saciar su sed de tener buenas peleas, saber de ese mundo y sobre los enemigos venideros le emocionaba, quería una lucha formidable digna de un guerrero como él. Era uno de los guerreros más fuerte del planeta, su raza le exigía llenar esa copa al tope de victorias ¿Por qué no tener el beneficio de tener una pelea con sujetos tan fuertes como él?

Sin embargo, la poca humanidad que queda en su conciencia le limita ese sentir, "hay luchas que puedes ganar, pero no es bueno provocar una calamidad por el capricho de tener una misera victoria en tu historial de guerrero." Esa parte era el que lo hacía razonar cuando se comportaba como un idiota, arrogante y hambriento de poder.

Desconcia poco de su raza: ¿como debería pensar un saiyajin? ¿Cuál es la filosofía de estos como tal? Sus idealismos. A veces a pensado el ¿que hubiese pasado si nacia sin sus recuerdos del pasado? ¿Se hubiese comportado como los demás saiyajins? Orgullosos, violentos, arrogantes y sin empatía alguna.

Tenía presente que ellos eran así, no sentían empatía alguna por sus semejantes. ¿Y si hubiese nacido como un saiyajin compasivo? Quizás sería catalogado como un espécimen raro y débil. De hecho, a la vista de Raditz y Vegeta, tanto Kakarotto como él eran considerados como saiyajines "peculiares".

Aunque Raditz no le tomó tanto énfasis a lo empatico y bondadosos que eran ambos, ya que su madre actuaba de la misma manera que su pequeño hermano, por decirlo así, ya estaba más que acostumbrado a ese actuar de un saiyajin.

El muchacho tampoco podía ignorar sus grandes ganas de llenar aquella copa al tope de victorias y realizar batallas que lo lleven a su límite máximo. ¡Quería su batalla a como diera lugar! O al menos eso era lo que su parte saiyajin le pedía a gritos. También estaba el factor de que sentía impotencia y rabia de solo darse la idea de que su yo del futuro había sido derrotado por esos androides...

Le parecía lo más ridículo que podía escuchar e imaginarse. ¿Tan patético era en esa línea temporal que ni pude ni siquiera con uno? Con ese pensamiento apretó sus dientes y puños.

No podía tolerarlo... el pensar una y otra vez que fue vencido de manera tan insignificante, sobre todo teniendo en cuenta todas las ventajas de sus recuerdos, ¡¿Acaso saber de ese mundo no le beneficio?! Ahora podía notar lo que sentían aquellos guerreros al enterarse de que fueron asesinados por "falta de entrenamiento" o por unos androides que habían sido creados en la tierra por un científico cualquiera.

¡Patético! Solo podía decirse a sí mismo.

¿Sería demasiado egoísta de mi parte solo despertarlos para cumplir con mi objetivo de superación...? Se preguntó a sí mismo, lo medito incontables veces, pero siempre llegaba a la misma conclusión:

La inferioridad.

Si despiertan yo mismo me haré cargo de ellos. Después de todo me rompí los huesos para llegar a esto, no puedo dar un paso atrás. Concluyó. Las expresiones de su rostro cambiaron, primero, a una de duda, luego molesta y finalmente una de desdén.

De pronto una gran explosión se hizo presente en la vista de las ciudades cercanas a la zona, se preguntaron el porqué de la explosión, pero no había respuesta alguna.

El saiyajin reencarnado lo había hecho, ignoró todas la cosas que podía pasar si provocaba el despertar de los androides y solo soltó una gran esfera de energía a la zona, lo que una vez fue un ecosistema de un bosque, ahora sólo tenía adornado un gran cráter, parecía una formación natural del planeta...

Los escombros volaron al lado del muchacho y este ni se inmuto solo desvió algunos escombros y entrecerró sus ojos para poder visualizar entre el humo que se manifestó. Su faz serena cambia a una molesta al darse cuenta de que no había nada en aquel lugar.

-Tks, tampoco están aquí y si había algún laboratorio terminé por destruirlo. - Le dio más importancia el hecho de no encontrar el dichoso laboratorio que haber volado la mitad del ecosistema de esa zona. ¿No pensó en los seres vivos que habitaban la zona? ¿Y si por mala suerte había personas...? Eso nunca se le pasó por la cabeza al muchacho. - ¿Entonces no habrá androides en esta línea temporal...? Que desperdició. - Al decir aquello decidió retirarse a algún lugar de la tierra, quizás omita el hecho de que los androides no saldrán o que no existieron en esa línea temporal.

Solo sabía que necesitaba drenar esa impotencia, lo mejor que podía hacer era entrenar he enfriar la cabeza.


Mientras tanto en la atalaya del Dios de la tierra.

-¿Qué es lo que busca ese muchacho, Kami-Sama? - Investigó el asistente del Kami-Sama.

Desde que el Dios de la tierra notó la gran explosión en su mundo, le dio un seguimiento al saiyajin. Si había acabado con la vida de algunos pequeños animales y plantas, pero suspiro ante la idea de que ese muchacho no se volvería como aquellos dos saiyajins que si destruían todo a su paso. Quizás tenía la ligera sospecha de que el chico seguía en la búsqueda de los androides.

-Es probable que Zac siga buscando el paradero de los androides. - Respondió Kami-Sama en un tono sereno. Su asistente cuestionó la información traída por los mensajeros del futuro. - No sé cómo responder a esa pregunta, pero Zac no es el único en la búsqueda de esos androides. - El Dios de la tierra giró su cabeza y centró la mirada en el príncipe de la raza guerrera que seguía volando sobre el planeta azul como un maniático en la búsqueda de los androides. - Ya lleva un mes haciendo eso, no se si preocuparme por el muchacho o por este sujeto que sigue volando en mi preciado planeta. Los saiyajins son obstinados, pero este sujeto se lleva el mayor título a eso. - Suspiró el Dios de la tierra. - Me iré a ordenar unas cosas, avísame si ese saiyajin hace algo raro. - Ordenó y seguido se retiró a sus aposentos.


Ya ha pasado algunos días y nada pasaba, el saiyajin reencarnado solo llegó al acuerdo de que si no aparecerían esta bien y que lo hagan cuando le vengan en gana. La realidad es que ya le daba igual lo primero que pasara. Así volviendo a su rutina regular de entrenamiento por aburrimiento.

Actualmente solo estaba teniendo una lucha con el hermano mayor de Goku, al parecer el primogénito de Gine por fin logró llegar a la transformación deseada y quería demostrarle al muchacho que él también podía superar sus límites. Sin embargo, al no tener el control total de la transformación, el saiyajin de melena larga terminó perdiendo la batalla. Zac descendió hasta donde había caído el hijo de Bardock para verificar su estado, este se acariciaba la cabeza por el golpe que recibió con la caída.

-Admito que me diste una buena pelea, Raditz. Eres nuevo con esa transformación, así que es obvio que se te hace difícil mantenerla al margen. - Zac extendió su mano con intenciones de que la tomará para levantarlo. - Seré generoso esta vez y te ayudaré a controlarla. - Dijo en un tono burlón, pero a su vez era sincera, lo ayudaría por esta vez.

Quería motivarlo, después de todo no era tan sencillo acceder a esa transformación siendo alguien que no ha tenido antecedentes a la transformación o antepasados, era obvió que sería complicado. A él mismo se le hizo difícil acceder, ¿Por qué no darle una mano? Reconocía que Raditz se había esforzado demasiado por obtenerla y admiraba su esfuerzo.

Sin embargo, para el saiyajin de melena larga, la idea de que el mocoso lo "halagara" o le ofreciera ayuda, era muy humillante para él.

Sabía sus dificultades para subir de nivel, pero que su propio rival se lo diga en su cara eso le hacía hervir la sangre. Así que, de manera rápida se levanta del suelo y termina por darle un gran puñetazo al chico en su nariz, Zac solo cayó al suelo de glúteo debido al gran empuje que recibió, posó una de sus manos a la nariz y verificó que estaba escurriendo la sangre. Subió la mirada de manera instintiva y se encontró con la mirada molesta y de asco de aquel hombre.

-Maldito mocoso de mierda. ¡DEJA DE DECIR MIERDAS! ¿Te quieres burlar de mí? - Manifestó el hermano de Son Goku.

-Jamás se me pasó la idea burlarme de ti... - Zac se le había olvidado el pequeño detalle del temperamento de los de su raza. - Solo di crédito a tu poder actual, quería ayudarte a controlarla. - Fue sincero.

-Pues, ¡¿Qué crees?! - Hizo un ademán de indignación y Zac solo alzó una ceja por su gesto. - ¡¡NUNCA PEDÍ TU AYUDA!! Yo mismo conseguiré controlar este poder, no necesitó que un mocoso de mierda que tuvo la suerte de tener un gran poder me diga que hacer y qué no hacer. - Zac estaba estático escuchando aquello, la verdad es que le sorprendió mucho la hostilidad del saiyajin. - Tks, mejor me largo de aquí... - El saiyajin de melena larga tomó vuelo una vez dijo sus últimas palabras.

Pero... ¿Qué le pasa? Solo quería ayudarlo... Pensó Zac. - Últimamente actúa de manera hostil conmigo. ¿Acaso hice algo malo? - Se preguntó el muchacho mientras observaba como la silueta de aquel hombre se alejaba de la zona boscosa. Sin embargo, no le dio tanta importancia, creyendo que tal vez se le pasará su rabieta. - ¿Qué puedo hacer? Ya se me quitaron los ánimos de seguir entrenando... - Meditó un poco. - Debería tomarme un descanso, ya pareciera que hubiese incluido horas extras en un trabajo. - Dijo mientras giraba su hombro derecho para estirar sus huesos y se adentraba más allá del bosque. - Creo que iré a dormir un rato...


Mientras que el muchacho se daba una grata siesta, en una isla alejada de las demás ciudades céntricas del planeta se encontraban cuatro siluetas visualizando el paisaje, una de las siluetas se aproxima a la orilla de la montaña y seguido posa su pierna sobre una pequeña roca, se encorvo un poco para observar mejor la ciudadela y una sonrisa se manifestó en su rostro.

-¿Qué hacemos? ¿Destruimos la ciudad o solo buscamos algo con que viajar? ¿Qué opinan ustedes? - Indagó aquel sujeto de cabellera oscura.

-La verdad es que no me importa que hagamos, pero sería muy malo de tu parte hacerlo, destruirias muchas tiendas de dulce. - Puntualizó una mujer con inocencia mientras se acercaba al hombre de cabellos negros.

-Por mí haz lo que quieras. - Respondió de manera seca una rubia que estaba cruzada de brazos.

-¿Qué hay de ti grandulón? - Investigó el pelinegro y se movilizó un poco para quedar de frente a aquel sujeto de gran tamaño, el hombre miró al muchacho con una expresión serena y solo le dio un ligera sonrisa, el pelinegro alzo una ceja por aquello y las mujeres del grupo también hicieron lo mismo. No había respuesta alguna y solo aquella sonrisa ligera que transmitía calma. - ¡Bueno! Entonces yo decidiré qué hacer. - Tomó la iniciativa el muchacho, mientras volvía a la orilla de la montaña. - Buscaremos a Son Goku de la manera tradicional, sería aburrido solo estallar cosas que llamen la atención de ese sujeto. - Al culminar su oración el chico de pañoleta decide deslizarse por la gran montaña hacía la ciudad de abajo y al parecer su grupo le siguió la acción.

-¡Qué juego tan divertido se te ha ocurrido número diecisiete! - Exclamó una mujer de cabellos cobrizos una vez lo alcanzó. El pelinegro solo sonrió de lado por el halago de la mujer. - Apuesto a un dulce que llegó primero que tú. - Reto y el androide diecisiete acepto la apuesta, dio un leve brincó y terminó por alcanzar a la mujer, le dio una burla y la mujer solo inflo sus mejillas dando una molestia fingida. - ¡Qué tramposo...! - Al llegar al suelo la mujer expresó su rabia al pelinegro.

-No diste condiciones, así que gane yo. - Presumió su victoria y la mujer solo inflaba sus mejillas como una niña pequeña.

-Que infantiles son. - Dijo la rubia al ver cómo aquellos dos se hacían muecas como niños y siguió de largo hacía la ciudad sin importarle las miradas de asombro de las personas al ver que literalmente se deslizaron de una montaña sin las herramientas necesarias para bajar de ella.

-Que aguafiestas eres dieciocho. Si sigues así solo te saldrán arrugas. - Bromeó.

-¡Callate y busca el vehículo! - Ordenó, al parecer la rubia se despertó con el pie izquierdo...


En tanto ocurría aquello en la montaña Paoz, la casa de los Son, se manifestaba pequeñas risas en medio de una mesa que estaba repleta de platos como siempre, pero al parecer no eran platos simples de hecho, Milk se había tomado las molestias de cocinar lo mejor de lo mejor de su menú. Pero ¿Es que acaso estaban celebrando algo...?

Pues...

-¿Y dónde está mi pequeño nieto? - Exclamó un hombre de gran cuerpo entrando por la puerta de aquella humilde morada.

-¡Papa! - Se asombró una mujer de cabellos negros mientras depositaba sobre la mesa un gran pavo. - Te dije que no te molestaras en traer tantas cosas. - Refunfuñó la mujer mientras se llevaba sus manos a la cadera, hace ya un rato que hablo por llamada con su padre, pero al parecer ignoró su clara advertencia de que no trajera ningún regalo aún...

El hijo de Son Goku del cual se ve un poco más alto de como era antes se levantó apresuradamente a ayudar a su querido abuelo con la montaña de cajas.

-ChiChi, ¿Ya puedo tomar un poco...? - El impaciente saiyajin ya quería picar la pata del pavo y devorarlo de manera salvaje, tenía demasiada hambre como para seguir esperando, así que, al ver que su querida esposa estaba distraída se relamió los labios y extendió su mano con intenciones de tomar una presa del pavo. Sin embargo, su mano terminó siendo golpeada por un cucharon metálico. - Ay, ay, ay. ¿Por qué haces eso, ChiChi? - Reclamó el hombre mientras acariciaba su mano enrojecida.

-Te dije claramente que tenías que esperar, hay que recibir a los invitados. - Lo decía como si fueran a venir más, pero al parecer el invitado era su padre. - Puedes esperar un poco más. No te morirás de hambre. - Goku solo hizo un puchero y siguió consolando su mano adolorida, parecía un niño pequeño que fue regañado por mamá. - Creí que vendrías más tarde, papá. - Aclaró la mujer, le parecía extraño que su padre le dijera que vendría en la tarde, pero terminó llegando lo antes posible.

-Bueno, es que quería traerle regalos a Gohan y a mi otro nietesito. - Al decir las últimas palabras todos quedaron desconcertados, no sabían cómo procesar lo que acababan de oír.

-¡Espera! ¿Todos esos regalos no eran para Gohan? - Cuestiono Kakarotto mientras se levantaba de la silla del comedor.

-¿Qué? - Hizo una ademán y prosiguió: - ¿Acaso ella no les dijo nada? - Dijo con inocencia el padre de la pelinegra y cuando le iba a preguntar a su querida hija, este grito internamente al ver el gran aura que la rodeaba con furia. Se dio cuenta que debió callarse la boca ante aquella revelación, había arruinado por completo la sorpresa que tenía para su esposo e hijo.

-Ggrrr, ¡¡SE SUPONE QUE YO LES DIRÍA, PAPÁ!! - Replicó la dama, hasta provocó que su pobre padre cayera sentado al suelo, este solo ríe nervioso por arruinar la sorpresa de su hija.

-¿De qué hablan? No comprendo, si esos regalos no son para Gohan, ¿Entonces para quienes son? - Los presentes cayeron de espalda a escuchar aquello. Goku alzó una ceja ante el actuar de sus familiares, no lograba descifrar lo que decían o intuía ou solamente el saiyajin hacía la vista gorda.

Su primogénito se levantó del suelo para decirle a su padre lo que capto a la primera: -Creo que mi mamá, espera a un bebe...

Milk dejó de lado su aura de furia y cambió su semblante a uno calmado y suave, se sonrojo ligeramente y acarició su vientre. - Sí. Un bebe está creciendo en mi vientre.

-¿En serio? ¿Entonces tendre un hermanito? - Exclamó Gohan y la madre solo les respondió con alegría un sí para luego posar la vista en su esposo de la cual estaba con la cara alargada del asombro, hasta su mente había estallado al recibir la noticia de su esposa. Un tic surge en la ceja del saiyajin, no sabía cómo procesarlo.

-¿Qué te pasa Goku? - El Son Reaccionó al llamado de su esposa.

-No se como tomarlo... - Se acarició la nuca y miró a otro lado. - no esperaba esta noticia, ChiChi. - Fue sincero. La realidad es que estar mucho en casa provocó que aquel hombre... pues en palabras simplificadas: sea más atento a las exigencias de su dama.

-Pues, ¡¿que esperabas?! Si ahora estas en casa. Era obvio que en algún momento pasaría esto. - Dijo con algo de molestia la mujer, pero luego cambio su semblante enojado por uno levemente avergonzada. - A-Alégrate, tendrás otro hijo que quizás sea fuerte... - No tuvo pelos en la lengua soltar lo primero, pero si tenía vergüenza de decirle que su encuentro dio como resultado al bebe que crece en su vientre.

Por otra parte, Gohan ya tenía la ligera sospecha de que su esperaba un bebe, después de todo tenía muchos cambios de humor, siempre estaba en el baño de la casa y sobretodo que comía más de la cuenta, cosa que le parecía extraño al joven. Quizás se preocupo por la salud de su madre, y ojeo unos cuantos libros para averiguar el porqué de los síntomas de aquella mujer.

Mientras que Milk posó su mirada molesta al saiyajin criado en la tierra y dio un gritó de que dijera algo al respecto, le inquietaba que solo se quedará como un tonto ahí parado.

- ¿Es que acaso no te da gusto...? - Sus ojos se llenaron de lágrimas, se había dado la imagen de que quizás a su esposo le encantaría la idea de tener otro hijo, pero al parecer esa no era la reacción que esperaba.

El hijo de Bardock se sorprendió ante eso y fue a arreglar el mal entendido. - No llores, ChiChi. - La mujer levantó la mirada entre lágrimas para prestarle atención. - ¡Claro que me agrada! Estoy más tan feliz como tu lo estas. - Este le dio una sonrisa como el mejor lo sabía hacer y la hija de Ox-Satan sonrió alegremente para luego abrazar a su esposo.

A pesar de tener una noticia tan gratificante como esa, la desgracia les llegaría a la familia de Son... Días después, el segundo hijo de Gine había caído por una enfermedad desconocida por la medicina actual de la tierra...

La noticia llegó a sus cercanos de la cual terminó por preocuparlos. Al no tener presente la llegada de los androides, cayeron en la conclusión que quizás Son Goku no sucumbiría ante la enfermedad que predigeron los viajeros del tiempo. Por esa misma razón ignoró un poco las píldoras regaladas por su mejor amiga del futuro.

Ahora estas eran vertidas con desesperó en su boca por parte de su esposa, quien estaba relativamente mal al verlo así y más agregar el cambió que le generaba su embarazo... La tenían más que destrozada.

Tienen suerte de que la enfermedad no haya evolucionado tanto gracias a las píldoras que la misma Milk le obligaba a beber al Son. Aún así, las pastillas no calmaban del todo el sufrimiento mental que recibía aquel hombre, su mente ha estado generando incontables escenario donde es el espectador de cómo todos sus amigos y aliados morían a manos de enemigos que ha derrotado en su pasado, como también habían sombras que se burlaban de él cada vez que gritaba de la rabia e impotencia de no poder hacer nada al respecto.

"¡Detente! Y ¡Basta!" Era lo único que podía decir...

Con esa predicción cumplida, las sospechas de todos sobre la existencia de los androides se generaron, así que el namekiano de manera inmediata acudió a Kami-Sama en busca de alguna información.

En cuanto llegó a la atalaya dejó de lado las formalidades con aquel anciano namek como siempre... y fue al grano:

-Habla ahora anciano: ¿Has visto algo raro en la tierra...? - Kami-Sama miró de reojo la encarnación de su lado malvado y luego devolvió la vista a la furgoneta que seguía desde hace ya unos días.

-Vienes aquí a solicitar mi guia, pero no lo pides de manera amable. - Regaño, y el namek dio un grito de que no tenía tiempo para sus sermones. Suspiró. - Estos jóvenes de hoy en día no respetan a sus superiores. - Piccolo gruñó por aquello. - He estado observando detenidamente la tierra y no han hecho de una calamidad el planeta como predijeron los viajeros, quizás han cometido delitos pequeños como robar, pero más de ahí no han hecho destrozos. - Eso confundió al namek, no estaba para recibir un poema o enigmas de parte del anciano. - Quizás en ellos no habita maldad alguna, quizás sean almas confundidas. Sin embargo, mi mente aún no está en calma por lo que ocurre al otro lado del planeta... - El anciano dio unos cuantos pasos y se detuvo para observar al otro extremo del planeta.

-Grr, ¡Ahorrate tus respuestas enigmáticas, anciano! Y ve al grano. - La encarnación del mal, dio pasos hacía el Dios de la tierra y se cruzó de brazos mientras le mostraba su ceño fruncido.

Kami-Sama giró su cabeza al joven namek y le dio una mirada serena. - Es mejor que le notifiques a los demás que los androides ya hicieron su aparición...

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué no lo dices antes?! - Exclamó. - ¡ADEMÁS, NO SOY TU MENSAJERO, ANCIANO MAÑOSO! - Se molestó más por el hecho de que le diera una orden de que tardará en dar respuesta.

Kami-Sama no dijo nada al respecto y el namekiano al ver la expresión tan seria del Dios de la tierra solo bufea molesto y se lanza de la atalaya de vuelta al mundo de los mortales para informarles a los demás.

Maldito anciano y mira que pedirme hacer de mensajero... Pensó el namekiano mientras se dejaba llevar por la gravedad de la tierra, hasta que llegó a la torre del maestro Karin y a partir de ahí usó su técnica de vuelo.


Año 786 en el futuro alternativo... Actualidad.

El mundo del futuro seguía sumido en un mar de llamas debido a los demonios que aparecieron ya hace varios años... Y una de las ciudades en ruinas tenía presente un combate, los sobrevivientes huían conmocionados ante la lucha que se formaba en medio de la ciudad en ruinas. Tenían miedo de verse involucrados en la lucha de aquellos demonios con los guerreros de cabellos dorados, así llamaban a los guerreros que se atrevían a desafiar a esos monstruos.

Del tiempo que llevan peleando contra aquellos demonios, no era de extrañarse que el hijo de Kakarotto y sus cercanos tuviesen rumores como: "Guerreros dorados que se atreven a pelear contra aquellos demonios", "Si ves una silueta dorada en el cielo ten por seguro que estaras bien"...

Quizás hasta algunos creía que aquellos guerreros era su salvación y rezaban a un Dios por que aquellos guerreros culminarán con aquel infierno. Sin embargo... esas plegarias no se iban a poder hacer realidad, el último de los Son ya estaba agotado y aunque recibiera ayuda por parte del hijo de Vegeta cuarto, le era imposible seguir. Su única alternativa era huir de aquel lugar y por suerte lo logran. Los androides al perder el interés en seguir buscando a los guerreros solo terminaron por marcharse. Gohan y Trunks solo pudieron suspirar de alivio.

Gohan apoyo su espalda del gran escombro y observó su protesis de la cual estaba destrozada, algunas claves sobre salían. -Se volvió... a romper el brazo... - Dijo Gohan mientras arrancaba la prótesis. - Bulma se volverá a molestar conmigo... Ja, ja... - Se dio una imagen de cómo aquella mujer le daba ladridos por la prótesis rota.

-¿Fue buena idea dejar que Yawd se encargará de los sobrevivientes? - Le tomó más importancia el hecho de que su hermano seguía afuera localizando a supervivientes de que su madre estallará por su creación.

-Los androides perdieron interés en seguir aquí. Así que, no te preocupes por él. Se sabe cuidar solo. - Consoló el saiyajin hibrido mientras se levantaba del suelo y buscaba en sus bolsillos semillas senzu. - Toma. - Le aventó la última semilla a Trunks, el muchacho la atajó y miro la semilla para luego mirar a su maestro más que lastimado. - Es la última semilla, así que tómala tú. - Solicitó.

-¿Qué? ¿Cómo me pides eso? No hice absolutamente nada. Tu deberías tomarla no yo. - Pidió el pelilila mientras se levantaba y le entregaba la semilla, pero el hijo de Kakarotto insistió en que la tomará, el pelilila molesto con aquello terminó por lanzar la semilla lejos y termino alegando que si él no lo hacía él tampoco la tomaría.

-Pero ¡¿qué haces?! - Aulló aquel hombre ante la acción tonta de su discípulo.

-No quiero tomar algo que no merezco. No hice mucho en esta pelea y usted me entrega la semilla como si nada... me siento humillado con solo pensar que no fui de ayuda en la lucha... - Puntualizó el hijo de Vegeta cuarto mientras apretaba sus dientes y puños.

Gohan suspiró por aquello y terminó confesando que al verlo tan preocupado por su hermano quiso darle la semilla para que fuera a buscarlo, claro esto implicaba de que Gohan se iría a pie hasta el refugio de la Corporación Cápsula, pero no le importaba la verdad. Trunks al escuchar la confesión de su maestro, no pudo evitar sentirse como un verdadero idiota por rechazar la amabilidad de su mentor, hasta se sintio apenado por aquello.

- L-Lo siento... - Fue lo único que pudo decir y fue a buscar rápidamente la semilla senzu entre los escombros.

-Eso ya no importa, será mejor que vayamos a buscar a Yawd. No quiero tener problemas con Faila y Bulma por dejarlo solo mucho tiempo... - Dijo aquel hombre mientras caminaba por aquella ciudad en ruinas.

Después de caminar algunos kilómetros finalmente dan con el ki del pequeño saiyajin de la cual estaba apartando los escombros mientras ayudaba algunos sobrevivientes a salir de ellos, pero de pronto Gohan arruga su mirada al ver que Yawd no estaba completamente solo. Se aproximó a pasos gigantes hacía aquellas dos figuras y en cuanto aquellos sintieron la presencia de aquel hombre se giraron a verlo, pero más que emocionarse su nervios se manifestaron al ver lo molesto que estaba. Este posó la mirada en uno de los infantes en específicos y arrugó su nariz como si le fuese llegado el peor aroma del mundo.

-¿Qué es lo que haces aquí, Pan? - Cuestiono en un tono crudo a la chiquilla que tenía el mismo tamaño que el segundo hijo de la peliazul. Ella ríe con nervios y de su boca solo salen balbuceos.


Esperó que hayan disfrutado este capítulo y ahora puedo decir lo que quería decir:

¡¿Pero... ahora que hiciste Gohan?!

¿Acaso no bastaba con Faila? ¡¡¿CÓMO QUÉ PAN, GOHAN?!!

En fin...

Las preguntas del día:

¿Qué pasará con el giró de esta historia?

¿Qué le pasará a los androides?

¿Goten esta en camino?

¿Qué pasará más adelante...?

Esto y más en próximos capítulos. No vemos en otra *Se retira*.