He aquí un compendio de viejas historias por ahí guardadas. Es una republicación, tanto esta como la otra historia subida. Puede que no lo parezca pero van un poco de la mano. Aquí el personaje personal es el 4° hokage, y para insertarlo he de decir que a mi juicio su apariencia fisica es similar a la de Ichinose Guren, salvo cambiando el cabello a un tono rubio natural. Eso es todo.
Capitulo 1
¿Cabello rubio, una mirada fría y ojos azules? No siempre era la opción detonante mas acertada de todas, sobretodo cuando tratas de ser sigiloso para infiltrarte exitosamente en la guarida del enemigo. Mas sin embargo, todo era de un color patidifuso de entender al entrar directamente en contacto con el habitad natural de su presa; y por supuesto que no era el mismo tono de batalla rojizo que con el tiempo tiende a volverse en marrón oscuro, era mas bien como un tono color pastel bastante pacifico.
Namikaze Minato estaba parcialmente confundido, sinceramente no pudo comprender realmente el dilema en el cual se había metido a voluntad, quizás era de sabios saber diferenciar la soledad de la falta de compañía, pero por ahora era el vacío de su lugar, era la habitual hora de comida en la academia y como siempre al llegar a cualquier lugar, todos los murmureos que acompañaron a la audiencia siempre bulliciosa se apagaron por simple acto reflejo.
Bueno realmente no lo hicieron tan de repente, ni cesaron por completo, si no que todas aquellas voces se unieron en consonancia y tuvieron un mismo remitente.
"Minato Namikaze"
Sonrió para si mismo, ¿Que es lo que estaban diciendo? Ah!, por supuesto que lo mismo de siempre.
"Es Minato senpai ¿Que hace el aquí?"
Para él, era realmente simple de enunciar en pocas palabras cuando observó su reflejo en un par de ojos llenos de incertidumbre: era simple temor, desconfianza y un sinfín de palabras que se congregan en un cúmulo de ideas que cruzan la mente en una fracción de segundo, sobretodo cuando tu cabello es rubio y tienes dibujado en el rostro una expresión que a menudo te hace ver como una persona malhumorada.
Sin duda alguna tener cabello rubio y ojos azules no era una buena opción de camuflaje.
"No lo se, pero no lo mires directamente a los ojos o se enfadara"
"Podría golpearte... y puede hacerlo sin esfuerzo"
El no lo haría, probablemente. Y si aquella chica no fuese un juez tan duro, podría añadir lo linda que es, pero no era así.
Esta era una de esas misiones super complicadas de llevar a cabo, la clase de misión que hace desvanecer todas esos temas tan triviales en la mera insignificancia, ¿Salvar al mundo tal y como se le conoce significa poca cosa? Tal vez, no lo podía negar. Era de esas encomiendas heroícas a las que un personaje tan ilustre como él estaban rotundamente acostumbrados a llevar a cabo, la típica misión que solo un Jounnin élite que se convirtió en Hokage a muy corta edad es capaz de realizar con éxito inmediato.
"Escuche un rumor acerca de el, y dicen que recientemente lo vieron cerca de los Yakuza de la ciudad"
"¿En serio?"
"Que miedo!"
Eso era absolutamente cierto, no podía negarlo, pero era porque el enemigo estaba al acecho y tenia que investigar un poco, el adversario tenebroso y misterioso estaba jugando entre los arbustos, como un gato escudriñando entre los matorrales, aunque los detalles eran cosa que podría pensar para después.
"Deberían echarlo de inmediato"
Minato suspiro.
¿Podría ser peor que todo esto? En efecto, si. O eso fue lo que menciono Sirzechs antes de buscar un poco de ropa, un registro de identidad falso y un poco de dinero; había acontecido un mes entero desde que se había "enrolado" en una misión que tiene que ver con Sirzechs y proteger del peligro invisible a su familia.
-Hace un buen día- Minato volvió la vista rápidamente hacia un costado para observar el raro acontecimiento del día de hoy. Alguien se había tomado la molestia de dirigirle la palabra, una pequeña chica con el cabello blanco que lo miraba atentamente a los ojos desde su asiento -¿Verdad?-
Aunque no es como si no la hubiese visto nunca, su mirada se encontró con la de un par de enormes ojos color miel, unos ojos extraños en medio de un rostro pálido, Minato conoció ese rostro tan frágil a pesar de no haberlo visto tan de cerca para juzgarlo, tocarlo y memorizarlo.
Su nombre,Toujou Koneko.
-A mi me parece igual que los demás, no se que tiene de bueno- Minato respondió cansinamente, sin pretender darle tanta importancia. La mayoría de los estudiantes estaban tan perplejos como él, como si aquella bizarra escena fuese fruto de sus más locos delirios.
Ella acerco su silla más cerca de Minato.
-Eso lo dices porque siempre tratas de ahuyentar a la gente a tu alrededor con esa mirada tan seria y ese color de cabello tan distintivo, seguramente por eso te la pasas observando y atemorizando a las demás personas, porque en realidad eres incapaz de acercarte a ellos-
-¿Y como estas tan segura de eso?- Le pregunto Minato disimuladamente de reojo.
-Lo se porque me parece algo curioso verte a ti poner siempre esa cara tan melancólica. A veces pienso que lo disfrutas, o solo lo haces para no demostrar que eres mas débil de lo que piensan, sin duda alguna es un buen muro, una barrera invisible... pero pude verla. Si lo piensas de ese modo, eres igual a ella- Koneko hizo hincapié cuando Rias a lo lejos, entro al gran comedor al lado de Akeno Himejima.
Minato la observo con disimulo.
-Me refiero a la manera en la que Rías buchou actúa últimamente como si no hubiese nadie más a su alrededor, igual a ti. ¿A caso te gusta lo que ves? Eres un poco masoquista, sabes que ella jamas se fijaría en alguien como tú-
Minato abrió la boca para decir algo... pero después desistió.
¿A caso se estaba burlando de el?
Francamente, en el tiempo que lleva aquí, en aquella frívola y trivial realidad, jamás había visto hablar tanto a esa chica que por lo general ocupa pocas palabras para comunicarse. Eso lo tomo con la guardia baja; el informe general de Sirzechs citaba a Koneko como una mujer que por lo normal ignora la compañía de las personas a su alrededor.
Sin duda aquel informe estaba un poco desactualizado.
Minato sonrió de vuelta después de tanto tiempo, enarco sus labios y ella se quedo mirando fijamente.
-Para los hombres siempre es bueno aquello, porque las mujeres nunca dan tanto como cuando nos dan un poco de esperanza-
-¿Y eso te causa gracia?-
-No, en absoluto- Minato desvió nuevamente la vista hacia Rias, que recién había tomado su lugar habitual, junto a Akeno.
Y en realidad no pudo objetar nada en contra de todos esos chicos que la estaban devorando con la vista, mirarla fijamente en retrospectiva o en tiempo presente era prácticamente lo mismo, porque era francamente bella, tan preciosa que todos pensaron que ella era irreal, una ilusión, un fruto cruel de la imaginación que vaga salvajemente en el subconsciente masculino.
Su opinión, por supuesto que estaba bien justificada.
-Por cierto- Ella señalo hacia la mesa llena de latas de alimentos en conserva, mientras Minato se revolvió un poco en su asiento -¿Que es eso?-
-Son mis alimentos-
-Eso no se ve nada apetitoso- Ella hizo un mohin -¿Realmente te lo piensas comer?-
-Por supuesto, si no creo voy a morir de hambre- El le respondió mientras la observo nuevamente de reojo, sólo para retirar de inmediato la vista cuando se dio cuenta de que aún ella seguía con los ojos fijos en el.
-A veces morir es mejor que comer algo que no es delicioso-
Minato se carcajeo débilmente por la pequeña broma mental, ella ladeo su cabeza sin comprender que es lo que le había causado tanta gracia.
-Si, justamente debería estar muerto... pero estoy aquí-
-¿Has dicho algo?-
-Solo estaba hablando conmigo mismo- Añadió rápidamente -¿Puedo ayudarte en algo?-
-No en realidad, solo me pareció bastante cómodo y silencioso este lugar, justamente al lado de ti-
Minato realmente no tenia mucha experiencia en esa clase de academia, por lo que todo resulto demasiado confuso de entender. ¿En serio... ella estaba bien de la cabeza? Porque no lo parecía. ¿Que a caso nadie le advirtió a ella que estar sentada al lado de un delincuente que tuvo nexos con los Yakuza era una mala idea?
Para Minato, todo estaba atribuido a una razón universal, el único fundamento que había suscrito era sentirse mentalmente como una quinta rueda. Ella era sumamente popular, y él, en extremo opuesto. Era considerado solo un odiado, sucio, vil y mal hablado delincuente que se tiñe el cabello para atemorizar a las personas.
Nada de eso tenia mucho sentido. Ella deberia ser prudente y alejarse rápidamente... por lo menos antes de que "saliera" lastimada.
Pero ella no tenia la intención de hacerlo. Lo dedujo cuando puso su almuerzo sobre la mesa.
-Ya veo-
Minato estaba un poco, perplejo. La mascota del colegio estaba actuando sumamente extraño el día de hoy. Tenia que escribirlo en su bitácora.
¿Estaría enferma?
-Comételo- Ella le indico mientras Minato se quedo viendo lo que acababa de ocurrir, primero al almuerzo en la mesa, que por supuesto tenia buena pinta, y un tanto después a ella.
Pero bien podría estar envenenado. Quizás Rias la envió entre las lineas enemigas para deshacerse de él... eso podría tener sentido.
Seguro que ella tambien lo odiaba.
-Sabe bien, créelo.. lo traje especialmente para ti-
¿Para él?¿Lo dijo en serio?
Minato la miro desconcertado.
Ella le miro con aquella mirada picara... e inusualmente felina.
Minato pudo sentir de inmediato el peso de las miradas a su espalda. Era la ira y el desdén, pero podría vivir con ello, con las causas y las consecuencias. Rompió los palillos no sin antes volverla a mirar de reojo y percatarse de la genuina y casi imperceptible sonrisa que le estaba brindando.
Torció el gesto, tratando de averiguar el motivo oculto tras sus acciones.
Era sumamente raro. Seguramente aquello que dijo era la verdad, aunque significo que sus habilidades para tratar de pasar desapercibido estaban debilitándose, o de lo contrario ella ni siquiera tuvo que haberse percatado de su existencia.
-Gracias - Contesto mientras ingirió un bocado, Minato sonrió tímidamente de vuelta -En verdad es delicioso-
-Sumamente nostálgico ¿verdad que si? Apuesto que fue lo primero que vino a tu mente, es dulce y agrio a la vez, quizás es porque ella no es muy buena cocinando y casi todo lo que hace tiene un sutil toque casero, pero no es cocina casera, porque ella no esta casada, pero seguro que quisiera estarlo con Issei senpai, y por eso se esfuerza demasiado y le resulta así-
Y ahí estaba de nuevo ese acto sumamente raro. Ella otra vez diciendo demasiadas palabras. Por alguna razón supuso que el "ella" estaba dirigido a Rias Gremory.
Minato probo otro bocado mientras soplo rápidamente con la boca para no quemarse. Inmediatamente entendió el punto a donde quería llegar Toujou Koneko desde un principio, pues el haberlo constatado tan tarde trajo a su mente ciertas memorias que se habían extraviado en el pasado y no había podido hallarlas desde entonces.
Aquel sabor, hizo que inexplicablemente sus ojos fueran en búsqueda de Rias Gremory, y en consecuencia como siempre desde la primera vez que la observo en el plano estelar de las cosas, las grandes similitudes que ella tenia con cierta personita cuyo color de cabello es similar al suyo, salieron a flote.
Porque era muy cierto, el cabello de Uzumaki Kushina era igual al suyo, lastimosamente llamativo para nunca dejarlo pasar en alto, como si fuese un castigo divino, y recordarlo todo en conjunto, su cabello, su sonrisa, su cocina, la manera en la que riñe y en la que vivió su vida... recordar todavía... dolía demasiado.
-Pues... si- admitió -Tienes mucha razón, el suave aroma trajo vagos recuerdos a mi mente-
Koneko tomo nota de todas y cada una de sus expresiones faciales pero no dijo nada, ella tambien tomo un gran bocado mientras observo el afán de ese extraño hombre a la hora de comer, como si no lo hubiese hecho durante tanto tiempo, y estuviese realmente hambriento por probar algo diferente. Reclino sus brazos en la mesa y se quedó observándolo fijamente.
Si hubiese sido capaz de retirar la vista de él, habría visto a Akeno, unas mesas alejada de ellos, bastante molesta.
-Akeno senpai es muy buena cocinando ¿Verdad?-
Minato se atraganto. Y de repente todos esos pensamientos sugerentes a las memorias del pasado fueron intercambiados rápidamente por el tipo de cosas que hacen alusión a un conjunto de ropa interior femenina con bordes llenos de fino encaje negro; la piel blanquecina y figura rolliza pertenecientes a una mujer de cabello oscuro demasiado joven, en cuya edad donde todo va al sitio correcto y forma hermosas y orgánicas curvas corporales... y de un momento a otro no podía sacar esa imagen de su cabeza.
-S..si- respondió entrecortadamente, sin embargo las imágenes de Akeno desnuda no se estaban disolviendo como el quería que pasara. Y todo debido a un incidente embarazoso hace unas semanas atrás, uno de los tantos que han forjado su actual reputación como habitual golpeador que suele acosar tambien a las mujeres.
-Es bastante deliciosa... ¡Hablo por supuesto de su comida!- Añadió rápidamente
Para su alivio Koneko no entendió el trasfondo de su respuesta.
Suspiro.
-Hueles un poco raro- La multitud había pegado un grito cuando ella se coloco a centímetros de su rostro y comenzó a olfatearlo. Minato se alejo un poco, pero ella volvió a acortar la distancia entre ambos.
-¿Lavanda?- le inquirió
Koneko probo nuevamente el sabor de su esencia en el aire y frunció el ceño.
-Más bien como a perro mojado- Minato se encogió de hombros, ella se percato y volvió a dar una calada al aire, rectificó -Con un fresco aroma a lavanda-
-Eso no es algo que le dices a alguien que acabas de conocer, pero... creo que se a donde va encaminado todo esto-
Por supuesto que Minato sabia cual era el punto, mas cuando en casa deambula cierta criatura diminuta que cuenta en su haber con mas colas que las que un animal deberia tener. Nueve para ser exactos. Y en la escuela hay demasiados demonios que están alertas ante cualquier amenaza potencial.
Debía tener cuidado.
-¿Cúal era tu nombre?-
-Mi nombre... - lo pensó por un segundo, aunque supuso que ella ya lo sabia, porque todos lo saben -Minato-
-Toujou Koneko- ella estiro su mano para darle un ligero apretón a la suya -Aunque Rias buchou siempre dice que no es bueno darle tu nombre a las personas extrañas, pero creo que compartiremos a partir de ahora la mayoría de nuestro tiempo, por lo que darte mi nombre tiene sentido-
-Tienes mucha razón- En realidad no tenia sentido, Minato solo lo había dicho por que si.
-Tu no eres alguien de por aquí, de seguro vienes de muy lejos -Minato se tenso internamente, ella ni siquiera noto rastro alguno.
-Podría decirse... Bueno, fue un gusto conocerte- Minato se levanto de su asiento y estaba por hacer lo mismo de siempre desde que estaba inmiscuido en esta misión de escolta.
Recordó un poco las palabras de Jiraiya con respecto a esa clase de misiones; Toca pero no pruebes, mira pero no juzgues, cuida pero no ames, nunca dejes que te vean cuidando, sé como los perros, que nadie sepa que estas ahí, a la expectativa... fieles pero con una mirada hambrienta. Irse de ahí era lo mas coherente, ya que era contradictorio estar al lado de Toujou Koneko.
Ella tambien formaba parte del trato que firmo con Sirzechs Lucifer para el cuidado de las noblezas Gremory y Sitri.
-¿A dónde crees que vas?-
Ella sujeto su mano con fuerza y a el le pareció sorprendente verlo en persona y no solo escrito en un papel. Para su diminuto tamaño poseía una fuerza respetable, Koneko tenia un agarre de hierro y él, claramente impotente no podía zafarse de ella sin que estuviese implicado el uso de fuerza "sobrenatural". Pero nadie tenía que verlo, nadie podía saber, que él tambien era "especial".
Mucho menos Rias Gremory y su nobleza que estaban tan cerca.
-Tengo cosas importantes que hacer-
-No te lo has terminado- La cara de Koneko estaba ligeramente contraída y lo obligo a sentarse de nuevo -Cómetelo-
Un pequeño tic apareció en el ojo derecho de Minato.
-S...si - Podría molestarse, pero no lo hizo. Solo obedeció sin objetar.
¿Por que la dejo hacerlo?
Quizás ese era el cambio determinante en la marcha que estaba necesitando urgentemente, aunque realmente se pregunto si su vida en este mundo hasta ahora había resultado tan interesante, observo a Koneko impasible en su asiento y se pregunto como habría sido su personalidad y futuro si hubiese sido un poco mas rispido en los momentos cumbre, justo como ella.
¿Sería una persona mas feliz si su fuerza y convicción hubieran sido en todo momento su punto mas fuerte para ofrecer al mundo? ¿Sería más compasivo de lo que ya era? ¿Hubiese fallado menos? ¿Kushina... no habría muerto?
Minato supuso que era inútil preguntárselo, porque el pasado estaba totalmente hecho, y no había vuelta de hoja... debido a que su corta historia como Hokage había terminado.
No le sorprendió entonces, tomando nota en el presente, que Koneko se había sentido ofendida cuando él no había, desde el comienzo, apreciado su compañía en la forma que ella había esperado que lo hiciera. No es que sintiera que él era una persona sumamente especial para ella, lejos de cualquier comparación, pero supuso que le había molestado que en ese momento estuviera evadiéndola como había hecho durante mucho mas de un año con todas las personas que trataron de acercarsele.
Probablemente, solo estaba acostumbrada a ser una niña mimada, y pensándolo bien, él era un hombre sin realmente un compromiso que todavía permanecía obstinadamente impasible.
Quizás si fuese menos rígido y se dejara llevar un poco... las cosas podrían resultar un poco diferente. Quizás ahora si podrían hacer clic.
...
Minato pensó en la conversación que tuvo en el día con Toujou Koneko, y verdaderamente aquello era verdad, hasta cierto punto. Pero salir a tomar el aire, estar fuera de casa por ahora era una mejor idea que pensar en ello, en solitario si es mejor, porque todo aquello sirvió como una pequeña pizca de prevención, inadecuada quizás, pero era algo que irremediablemente debía hacer.
Por lo general Sirzechs siempre lo acompaño en sus misiones; pero desde hace mas de un mes había preferido hacerlo solo. Mientras corría y saltaba por las calles oscuras, recordó aquella precipitada desicion. En su memoria, clara y nítida sintió la sorpresa de Sirzechs y su repentina preocupación:
"¿Minato? ¿Que estas diciendo? No puedes hacerlo completamente solo... ¿estas loco?"
Posiblemente lo estaba, quería estarlo. Realmente necesitaba algo distinto.
"Por supuesto que puedo, debo hacerlo, es mi trabajo después de todo"
Eso era una mentira.
"Pero dime ¿Qué ha sucedido? ¿Por que has tomado semejante desicion?"
"Eso Sirzechs, es cosa que realmente no te incumbe, porque esto forma parte del negocio, y en esa clase de andaduras no puedes detenerte ni un solo momento por culpa de los clientes"
Sirzechs lo tomo del brazo, sin embargo Minato ni siquiera se inmuto por ello, y por supuesto que tuvo sus motivos para hacerlo.
"No lo entiendo en verdad, podríamos hacerlo mucho mejor si vamos juntos, podemos resolver mas rápido este embrollo"
"Sabes bien que ese no es el asunto en cuestión aquí, Sirzechs"
Minato se observo a si mismo reflejado en los ojos de Sirzechs, vio la febril luz en sus ojos a través del filtro de su profunda preocupación.
Cuando se dio cuenta que él había entendido el punto a donde quería llegar, el rostro de Minato se relajo un poco. Simplemente no quería admitirlo de manera tan abierta, confiar en los demás mientras estás en una realidad desconocida era cosa que por el momento podría llevar un poco mas de tiempo.
El de cabello rojo lo alcanzo de nuevo cuando ya se estaba marchando. Realmente Minato sintió como Sirzechs se estaba debatiendo en el interior, preguntándose si aquella desicion era la mas acertada, dejándole a su suerte, y si a caso lo había ofendido con su falta de confianza.
"Esto nada tiene que ver contigo" Era lo que Minato necesito, porque si continuaba junto a el, quizás seria mas fácil flaquear y cortar todo de tajo, seria mas fácil traicionar su confianza si se lo ponía tan fácil. El no quería las cosas demasiado fáciles.
Sirzechs se volteó para examinar su expresión.
"Pero no irás a intentar aquello de nuevo, no iras de nuevo hacia las luces parpadeantes ¿verdad?"
Minato movió su cabeza de un lado a otro.
"¿Te estoy incomodando Minato? Si es así solo dilo y yo..."
Minato levanto una ceja
"No necesito que hagas más por mi de lo que has hecho, ya te he dicho que soy bastante capaz de hacerlo todo por mi propia cuenta, no me trates como a un inútil"
-"Pero...
-Tal parece que no sabes con quien estas hablando Sirzechs, espero que no hayas olvidado lo que soy... o lo que fui "
"¿Pero no te irás?"
Suspiro.
"No creo que pueda hacerlo con alguien como tú que es capaz de ir a todos lados cuando quiere"
Él midió su expresión por un largo momento...
...
Justo en ese momento, Minato había captado la presencia del enemigo, así que salio de sus memorias. Era difícil mostrar entusiasmo, incluso bajo las mejores circunstancias, por una misión que apenas había levantado una centésima su ánimo. En esos momentos, con la memoria de esa chica Rias fresca en su mente, el color rojo de su cabello revolvió un poco sus ideas.
Observo la silueta borrosa del enemigo, e inmediatamente cambio su postura hacia una posición de ataque furtivo y dejo que el poco animo de hacerlo por "Rias" lo guiara silenciosamente hacia su potencial presa.
¿A caso Toujou Koneko tenia razón?
Posiblemente. No tenia ánimos de hacer mucho en realidad, pero no quería matar las ilusiones de Sirzechs, ni tampoco las propias.
...
Unas horas mas tarde:
Estaba mucho mas frío cuando volvió a casa, de eso no había duda alguna. La nieve lo congelo todo a su paso; era como si una delgada capa de azúcar hubiese espolvoreado todo: las lineas del tren, cada rama de los arboles, cada casa, cada auto, todo estaba completamente cubierto de hielo. Se quedo junto al balcón de su hogar provisional, esperando a que saliera el sol, helado y sin expresión, como una roca sentado mirando los copos de nieve caer, mirando fijamente tratando de encontrar el cielo negro.
Hoy tampoco pudo conciliar el sueño. La imagen de Kushina y Naruto estaba indeleblemente grabada en su mente.
...
El camino a la academia estuvo muy tranquilo. Minato sabía que Sirzechs estaba molesto con algo, pero él sabía que si el quería hablar acerca de aquello ya lo hubiera hecho; después de casi un año de conocerse aún no había podido acostumbrarse a la forma en la cual Minato se suele desenvolver en el campo de batalla.
Como siempre, la chica Sitri y Rias Gremory estaban completamente ajenas a lo que estaba sucediendo a su alrededor, la de cabello rojo estaba demasiado ocupada teniendo otro de sus momentos junto a Hyoudou Issei, mirando dentro de los ojos del otro con curiosidad, como si fuese la primera vez que lo hacen, sinceramente era un poco molesto mirarlos desde aquel panorama. Era fastidioso por alguna razón inexplicable. La razón pudo ser encausada en cuán desesperadamente enamorados estaban uno del otro.
O tal vez se estaba volviendo amargado porque era el único que estaba absolutamente sólo en ese inmenso colegio.
Koneko toco su mejilla con su diminuta mano.
-¿Te puedo ayudar en algo?- Minato pregunto, su voz sonó abruptamente aprehensiva.
-No realmente- le aseguro Koneko.
Ella otra vez... aunque no importaba demasiado, ni siquiera cuando pellizcó su brazo para que obtuviera de vuelta su atencion. Solo que por alguna causa ajena, todo resultó muy incómodo... sobretodo el entender el infrecuente sentimiento que esa imagen le causo. No lo podía entender.
¿Acaso estaba celoso, porque Hyoudou Issei tenía un futuro que él jamás podría tener al lado de la persona que siempre amó?
Eso realmente no tenía mucho sentido.
Ella no era Kushina, y jamás podría serlo.
-¿No te has equivocado de asiento? Deberías estar ahora con Rias san, la mayoría de personas quisieran estar en tu lugar, tan solo mira-
Le insto con la mirada hacia el publico masculino y ella negó con la cabeza.
-No, no me he equivocado- su voz fue amortiguada, atiplada como la voz de una pequeña ninfa, como si nada en realidad fuese a molestarla -Ya te había dicho que me gustaba estar sentada al lado tuyo-
Esa no era completamente la verdad, pero no era absolutamente nadie para refutarlo. Seguro que aquella escena no solamente surtió efecto en él... aunque a diferencia de ella, Minato jamas se había detenido a envidiarlos con los sentimientos a flor de piel. Quizás deberia permitirle a Rias y a Hyoudou Issei tener su futuro, quizás de ahora en adelante deberia empezar a esforzarse un poco mas. Eso era lo correcto. Ese era su nindo.
Un Hokage siempre eligiria el camino correcto. El era un Hokage... antiguo, pero lo era.
Arqueo las cejas cuando contemplo a ese chico ver con una intensa mirada a los pechos de Rias... sus enormes pechos... muy enormes en verdad... sinceramente nunca había visto unos tan grandes...
En verdad ese Issei era un completo pervertido.
Sonrió con los labios ligeramente apretados.
-Uno casi siempre logra resistirse a todo, menos a la tentación- Koneko dejó de masticar, le dio una breve mirada a Minato y un tanto después se volvió para ver a Issei, el rubio apenas percibió cómo su rostro se tensó por un momento, pero después se recompuso -Aunque ciertamente no es culpa de los hombres sentirse atraídos por aquello que brilla tan intensamente-
Ella estaba celosa... Y posiblemente el motivo por el cual Koneko no había querido separarse de él, era otro muy distinto
¿Acaso estaba siendo un reemplazo?
-¡Pervertido!-
-¿Y eso por que lo dices?- discrepo Minato
-Issei senpai, es un pervertido- hizo una pausa -Pero eso está bien. Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen, eso es natural-
Él sonrió, porque quizás estaba en lo cierto.
-Y los adultos anhelan ser infieles y no lo logran. La suya es simplemente una etapa difícil Koneko chan- Minato dijo entre dientes.
-Tu también estas en esa etapa-
-Si, eso es completamente cierto- se burlo, pero simplemente no tenia ganas de hacerlo.
-Come- Koneko le indico cuando le puso en frente su almuerzo, Minato lo vio por un instante, pero ahora no espero demasiado.
El anterior no estaba envenenado.
-Gracias Koneko chan-
Minato no intuyo aquello, pero sin duda era tan claro como el vidrio.
-¿Te gusta Rias senpai?- inquirió
-Eso es algo difícil de responder ya que amor y simple deseo son dos cosas completamente distintas, aunque muchos piensan que van de la mano. Sin embargo debo admitir que ella es hermosa-
Koneko gruño.
-¿Entonces si te gusta?-
-Generalmente los hombres somos vanidosos, una cualidad poco exquisita, al querer ser los primeros en absolutamente todo... Solo te diré que cuando un hombre ha amado a una mujer, hará por ella cualquier cosa, menos dejar de seguir queriéndola-
Ella asintió en silencio, sin saber realmente de donde había venido todo eso. Sin embargo no podía dejar de mirarlo.
-¿De donde vienes?- pregunto ella tratando de cambiar un poco de tema, sin querer sonar demasiado interesada en su respuesta. Sin embargo la mirada de Minato parecía estar divagando en la lejanía, como si aquel cuestionamiento hubiese sido demasiado complicado de responder.
-De un lugar muy lejos de aquí- Pronuncio cansinamente y con la mirada ligeramente aletargada, casi parecía enfadado -Demasiado lejano que no podría describir con palabras la distancia que me tomaría para efectuar el camino de regreso-
El tono de su voz por algún motivo pretendía marcar el fin del tema. Estaba molesto.
-¿Son muchos días de camino?-
-¿Días?- se burlo el rubio -Por lo visto... años-
Koneko torció el gesto
-¿Es bonito?- Minato supo que ella no se iba a conformar con una respuesta tan simple, por lo que pensó por un momento en lo que era coherente explicar de tal modo que no sonara como una historia demasiado trillada y que a la vez se aproximara a la certera verdad.
No debía decir la verdad, por el bien de la misión.
-Si que lo es, es un lugar hermoso- Admitió, pero su voz se estaba llenando de nostalgia -Es un lugar con un amplio paisaje y un cielo azul casi permanente, un valle oculto lleno de bosques y montañas que rozan las nubes y en el cual parece que la primavera nunca tiene fin, salvo cuando llega el invierno y todo lo cubre de nieve. Una pequeña pero vivaz villa llena de personas buenas y trabajadoras, donde nunca me cansaría de caminar a través de sus tranquilas calles empedradas mientras capto el tenue aroma de las flores recién cortadas y el aire fresco, observar la transición natural entre el día y la noche, la llegada de las luces de la aurora al anochecer y en el cenit observar el cielo despejado plagado de estrellas rojas y azules, contra el negro universo-
Minato había cometido un pequeño error, ni siquiera supo de donde había salido todo eso, aunque era creíble pensar que fue fruto de la melancolía. Si, podría echarle la culpa a la estúpida melancolía, lo sabia, porque un Jounnin de su categoría no se podía dar el lujo de cometer un error tan infantil como ese, pero no importaba mucho.
-Si... eso es lo que haría si estuviera ahí- Minato guardo silencio mientras re-acomodo sus pensamientos que estaban un poco a la deriva, no obstante sabia que no podía consentir mas que eso, porque era un riesgo que no podía permitirse -Disculpa, me deje llevar un poco-
-Y si es tan buen lugar como dices ¿Por que te fuiste?-
Ella estaba rotundamente equivocada, él no deseaba irse, pero los accidentes son cosa común si vives tu vida tan deprisa. El no culpó su curiosidad, ni siquiera cruzó por su cabeza hacerlo.
-Ocurrieron ciertos acontecimientos que son irremediables y me vi forzado a abandonar mi hogar, sin previo aviso-
Mintió, pero no había culpa sin sangre derramada. Este solo era un juego, una misión que terminaría en algún momento y ambos tomarían rumbos distintos.
Koneko apretó su mandíbula, porque en el fondo sabia que había mucho mas de lo que era a simple vista, pero trato de no forzar nada. Eso por algún motivo, lo ponía de mal humor.
Juro ver como los demás estudiantes se estremecieron ante su mirada.
-Toma un poco de té- le ofreció y cerro la taza con sus gruesas manos -Platícame un poco mas de ese lugar-
Si ambos lo hubiesen captado, observarían como Rias y Sona compartieron una fragante mirada.
...
Minato subió las escaleras del colegio lentamente, tratando de no dar demasiada importancia a lo que había ocurrido. ¿Hablar de aquello lo ponía de tan mal humor? Era cierto, pero fue incapaz de evitarlo, simplemente era imposible de hacer, sobretodo cuando tenia el inmenso y frondoso bosque a sus espaldas, justo como Konoha. Y todo estaba conjugado en perfecta armonía... tan similar que era confuso tratar de explicar a las personas que su lugar de origen debía ser rotundamente diferente a lo que ellos conocen.
Después de un año entero al fin conocía bien la ciudad, y se dio cuenta que las calles estrechas eran similares, los numerosos templos, el mismo tipo de gente, el mismo idioma, las mismas costumbres, el mismo viento, el siena marino... todo aquello formaba parte tambien del alma de Konoha. Los únicos cambios que esta realidad introdujo, se limitaron a sustituir las viejas casas de madera por enormes y modernos edificios de cristal y acero.
Era perfecta simetría.
A excepción suya. El cielo azul se asomo por encima de la azotea del enorme colegio. Todo el día había estado anhelando ese momento de paz, en su lugar favorito, lejos de cualquier persona, lejos de la realidad. Minato se sentó en el piso y empezó a ojear entre su bitácora de apuntes.
Una de las cosas buenas de aquí era que los demás no se quedaban revoloteando a su alrededor, sin tratar de hacer preguntas que son molestas. En realidad resultaba estupendo para Minato estar solo, no tener que sonreír ni tratar de poner buena cara ante los demás cuando en realidad ni siquiera quería hacerlo, se trató de un enorme respiro que le permitió contemplar la ciudad y aspirar con fuerza el aire frío.
Minato escucho un suspiro bastante largo, mas largo que el suyo. Por el color de cabello tan inusual supo quien era la mujer que hizo tan molesto ruido. Ella, su nombre... Xenovia
Un nombre bastante raro y difícil de pronunciar. Ella estaba hablando con alguien a la lejanía, pero el no podía ver que era
¿A caso solo era el cielo? ¿Estaba conversando con un ave? ¿O simplemente estaba loca?
Una loca con una espada.
Posiblemente su vista era bastante buena, ella era un demonio después de todo. Una parte más del trato de Sirzechs y él para proteger desde las sombras a las noblezas de Rias y Sona.
-¿Que es lo que miras tan atentamente?- Xenovia dio un pequeño brinco en su lugar mientras se dio la vuelta completamente y observo al dueño de aquella voz tan apacible. Por algún extraño motivo sabia con certeza quien era el remitente. A decir verdad nunca imagino que se tratara de Namikaze Minato, ella percibió en su mente un sonido mas gutural, ronco, que sale de lo profundo de su pecho y un rostro irremediablemente atascado en una mueca de insatisfacción, un estereotipo que enuncia a alguien peligroso.
Y justamente era aquella mirada, fue la propia de una persona como él, la que choco con la barrera de sus pensamientos mas profundos.
No estaba molesto... de eso no había duda al ella acercarse a él y verlo mas de cerca. Se pregunto si eso era prudente, ya que noto como Minato desvió por un segundo la mirada hacia Excalibur. Estar cerca de él la ponía tan inquieta.
-¿A caso te estoy molestando?- El volvió a preguntar.
Xenovia se revolvió un poco en su lugar
-No, solo que no me había percatado de tu presencia, casi nadie sabe que existe este lugar. Siempre vengo aquí porque me agrada estar sola-
Minato despego la vista de su libreta y la escondió junto a su bolígrafo entre su abrigo, y a ella le sorprendió como no dejo entrever ni una sola pizca de ansiedad, aun si cabe recordar que él era la misma clase de antipático como ella. Minato ladeo su cabeza sin comprender lo que había dicho.
-Eso suena demasiado complicado de entender, ya que a mi me pareces del tipo que fácilmente podría hacer amigos-
Ella frunció el ceño y él retrocedió un poco.
-Yo no soy nada de eso-
-En efecto- Le informo Minato y de inmediato advirtió como ella dio un pequeño brinco ante su mirada penetrante -Eres una mujer bastante rara que le agrada hablar sola, por un segundo pensé que podías ver fantasmas-
-Los fantasmas no existen-
Minato sonrió.
-Eso es cierto, pero si en verdad no quieres que la gente no se de cuenta de que puedes verlos, deberías buscar amigos reales para practicar, no solo amigos en la lejanía-
Ella palideció, ¿A caso había dicho todas esas cosas que pensó hace un momento en voz alta? ¿Cuanto tiempo llevaba el ahí sin decir nada?
Xenovia fingió un poco.
-S... si pudiera hacerlo lo hubiese hecho hace tiempo- ella balbuceo y se sonrojo mientras apretaba las expresiones de su rostro.
-Creo saber como te sientes, muy en el fondo lo se a ciencia cierta-
Ella sabia quien era a la perfección, pero se hizo un poco la tonta.
-Tu eres el tipo problematico recién transferido que siempre esta solo, ¿verdad?-
-Llevo aquí mas de un mes, ya no puedes llamarme "tipo problematico recién transferido"-
Minato volvió a sonreír y se puso de pie. En cuanto lo hizo, ella recordó la primera vez que lo vio. El estaba sentado en el rincón, en el otro extremo de donde Issei y ella se sentaban en el auditorio. No conversaba ni miraba a nadie, siempre en completo silencio con su entorno, con esa característica mueca de insatisfacción dibujada en el rostro, como si se estuviese forzando a si mismo a hacer algo que no le apetecía hacer. Pero no fue eso lo que atrajo su atención. No se parecía en lo más mínimo a ningún otro estudiante. Era alto, corpulento, y llevaba despeinado su cabello dorado que había sospechado, fue natural.
Daba la sensación que él no estaba muy familiarizado con ese tipo de cosas tan comunes como asistir al colegio y hablar con las personas. Seguramente el lugar donde fue criado, las personas eran igual de retraídas que él.
-¿Cúal era tu nombre?-
-Namikaze Minato-
Ella se quejo.
-Un delincuente como tú no puede decirme algo como eso, has estado aquí por mas de un mes y no has sido capaz de hacer un solo amigo. Debes ser un chico muy solitario -
-¡Oh!- Minato dijo con voz más suelta, tratando de reñir -No quiero que una loca que habla sola me diga eso-
Ella frunció el ceño.
-¡Lo se!- Xenovia musito sin saber por que lo había hecho-¿Pero que puedo hacer? simplemente no se como hablar correctamente en publico-
-Si, eso lo puedo entender... Me pregunto como alguien por aquí hace amigos- A ella le sorprendió como su voz se aligero rápidamente y sonó como un agradable repique -Ciertamente estos meses han sido difíciles para mi, ya que en la ciudad todo es tan diferente, seguro que tienen razón cuando piensan que las personas de campo como yo solo sirven para una sola y única cosa-
Minato bostezo involuntariamente, pero ella noto el ligero toque de nostalgia y enojo que había en aquella respuesta.
-¿No tuviste amigos de donde venias?-
-Por supuesto que si, demasiados- le aclaro
-¿Y que tal ahora? ¿has estado en contacto con ellos?-
-No soy capaz de comunicarme con ellos-
-Eso suena patético, si lo dices de esa forma suena como si fuese de esas amistades que son de un solo lado. ¿Estas seguro que eran amigos tuyos?-
-No digas eso- su voz se convirtió en un suave susurro. Xenovia observo a Minato reposar su cuerpo en el muro, justo al lado de ella. Sintió la inmovilidad de su cuerpo y ella tambien se quedo quieta, reaccionando inmediatamente a su inusual compañía.
-¡Ya se!- Ella exclamo -¿Que tal si le pagas a las personas para que te ayuden a hacer amigos? Eso suena muy convincente para mi, incluso yo podría hacerlo para ti, podrías pagarme-
-Para mi no- Su voz era extremadamente persuasiva, casi imposible de resistir. Xenovia sacudió la cabeza -No se lo que has estado mirando últimamente, pero cualquier chica inteligente se daría cuenta que yo no soy una persona de fiar, y deben alejarse. Agradezco tus buenas intenciones pero creo estoy mejor sin compañía-
Ella no podía negarlo, estaba en lo cierto. Minato daba miedo. Y bastaba decir que ella era un demonio que realmente podría encontrar pocas cosas en este mundo que le causaran temor. Inexplicablemente Minato era una de ellas.
-Eso lo he visto con mis propios ojos, pero realmente no es algo que pueda explicarte ya que a veces digo cosas raras, ¿Cuando se vuelve oficial una amistad ? yo en verdad no se decirlo-
-Bueno en cuanto a responder esa pregunta estoy en la misma situación. Y no es como si esté desesperado por hacer amigos de todas formas- Minato admitió a desgana.
Xenovia no podía dejar de mirarlo.
-Pero no te gusta que te vean como esa mala persona ¿verdad?- El asintió a desgana -Ayudaría si tiñes tu cabello-
Aunque Xenovia tambien pensó que eso seria una pena, ya que su cabello de tono cobrizo, un rubio natural, como tal era hermoso, pero por su reputación en picada nadie había dicho nada de eso. Minato por algún motivo se puso serio, como si aquella sugerencia lo hubiese molestado.
-Este es el color de cabello con el que nací y no voy a cambiarlo solo porque todos piensan que soy alguien que no soy. Mi madre tenia el mismo color de cabello que el mío-
Ella se inquietó, incapaz de responder. Al parecer eso era algo que le irritaba.
-Ya veo, disculpa si he sido descortés-
Minato sonrió al observar como ella se envaro con el tono un poco sombrío de su voz.
-No te preocupes... aunque tampoco es como si quisiera ser popular- Al comprenderlo se rió con ganas y ella sin querer tambien quería reírse -Aunque yo solo te pregunte que estabas mirando, no te pedí que me contaras la historia de tu vida-
Ella... debía confesar que jamas había visto sonreír tan abiertamente a Minato, la alegría le llego a las comisuras de sus ojos.
Era... demasiado...
-Lo siento, pero es que tu rostro se veía tan rígido- El la saco de sus ensoñaciones, y ella inflo sus mejillas graciosamente aparentemente demasiado molesta -Creo que la razón de que todos seamos tan fieles de pensar bien de los demás, es que todos tememos por nuestra propia integridad emocional, porque a veces la base del optimismo es a menudo fundamentada por el miedo-
Ella parpadeó, tratando de quitarle la vista de encima, pero era francamente inútil no verse repetidamente intercambiando la mirada entre el suelo y sus profundos ojos azules.
-¿Y por que estas aquí?- ella le pregunto solicita.
-Solo vine a escribir en silencio, para aprender es apropiado hacerlo en un lugar cómodo y bien iluminado. ¿Tú que es lo que quieres aquí? Yo vengo a este lugar a menudo, pero ten por seguro que lo que buscas no lo vas a encontrar si miras desde tan lejos, la vista humana no es muy buena para eso-
-Lo siento- Ella junto sus dedos, volvió a escuchar el repique de su risa.
-No necesitas hacerlo, no es como si fuera dueño del colegio-
-Si tienes razón, lo siento en verdad-
-Ya te dije que dejes de hacerlo-
Simplemente no esperaba que fuese a ser de aquella trivial forma. Minato Namikaze era una persona diferente de lo que se hubiese imaginado. debía serlo, ya que los "acróbatas circenses callejeros" como él, debían tener una pizca de carisma, cuando él sonrió casi pareció una persona totalmente distinta, como si lo demás en él fuese solo un simple acto barato.
Otra vez Minato vio de reojo su enorme espada atada a su espalda. Seguramente pensó que era una mujer rara. Sabia que hoy no debía traerla al colegio.
-¿No vas a preguntar de donde la saque?- ella pregunto sigilosamente, sin querer tampoco profundizar en ello.
-¿Que cosa?-
-Mi espada- le indico
Minato espero un minuto antes de poder responder. Sus ojos centellearon.
-Es una bonita espada, pero no me gusta hacer preguntas indiscretas a las personas que no conozco, ya que las preguntas indiscretas a menudo derivan en respuestas incongruentes, y no quiero ponerte en un apuro...- Minato hizo una ligera pausa -Supongo que de eso se trata ser todo un caballero-
Agrego rápidamente. Ella empezó a reír con disimulo. Las cejas de Minato formaron una V.
-¿De que te ríes?-
-De nada, solo estaba pensando que en realidad eres un tipo bastante raro-
El bufo y desvió la mirada de ella.
-No me gusta ser inocente porque no lo soy, y ser inocente significa ser indiscreto, de seguro ha de ser de esas espadas que tienen dos filos, y con esas hay que tener mucho cuidado- Ella lo miro fijamente de nuevo -En mi amplia experiencia, uno nunca sabe cuando una bala que has disparado en el campo de batalla, te terminara alcanzando-
Xenovia se quedo pensando realmente en el significado de aquellas palabras, y tambien en lo genial que se vio al decirlas.
El timbre que marcaba el fin del periodo del almuerzo se escucho. El toco su sien con el dedo indice y le esbozo una gran sonrisa.
-Recuerda que en el cerebro es donde todo tiene lugar- Los ojos de el y ella se enfrentaron, sin embargo Xenovia fue incapaz de resistirse a su intensa mirada. Minato empezó a caminar hacia la puerta que daba a las escaleras.
-¿A donde vas?- ella inquirió sin saber porque lo estaba haciendo.
-A clases, esta sonando la campana. No se si ya te diste cuenta de la hora que es, sera mejor que te apresures-
El no se detuvo al desaparecer por la puerta.
-¡Espera!-
-Hasta pronto-
Ella se quejo en voz alta... otra vez, no pudo aprovechar la oportunidad para decirle que ella era realmente una admiradora de su espectáculo de magia callejero. Si al menos todos dejaran de lado todas esas cosas malas que se dicen de él a sus espaldas, se darían cuenta que es un tipo bastante agradable con un extraordinario don para entretener a las personas.
Sonrió.
Seguro para la próxima si podría.
...
-Mira que eso fue bastante interesante de ver-
Sona sonrió abiertamente cuando Xenovia salio corriendo detrás del rubio, sin saber por que el pronunciar o siquiera pensar su nombre se sentía raro en la boca. Por supuesto, ella estaba oculta en magia. No existía posibilidad alguna de que Namikaze Minato la hubiese visto.
-¿Amplia experiencia?- ¡Ah! Ella recordó. Era justamente por eso, su aroma la hizo sospechar que era sumamente "especial". Y Rias ya tenia demasiados "miembros especiales" en su nobleza. Seguro que si tomaba a este no haría mucha diferencia. Quizás podría quitar ese carácter malhumorado que le caracteriza, un poco de disciplina, una pizca de atencion, y todo estaría listo, podría hacer tantas cosas con él...
-Sin duda es mío Rias-
...
Minato saco de entre sus bolsillos la foto que le dio Sirzechs y la comparo rápidamente con la persona que estaba observando. Un hombre de mediana edad que vestía un pesado abrigo color negro, el cual desde hace tiempo había estado siguiendo a una hermosa chica de cabello oscuro sin que esta se pudiera dar cuenta, la había acompañado desde que paso por el colegio y hasta llegar al poblado centro comercial, tan lleno de humanos. Minato se quito las enormes gafas oscuras que cubrían su rostro y contemplo desde lejos a su objetivo.
Le habría causado gracia en otras circunstancias, ver como su presa estaba un poco a la expectativa, vigilando a la chica justamente como él lo estaba acechando a él para interceptarlo. Si él no se hubiese detenido en el colegio en ese instante cuando bajo por las escaleras, no lo habría visto por la enorme ventana y habría podido vivir su vida por un día mas. Seguro que el demonio se figuro ya estar hundiendo sus colmillos entre la cavidad que comprende su cuello y el hombro hasta romperlos. La chica doblo erróneamente en la esquina de un callejón obscuro y solitario.
Minato sonrió al ver el momento idóneo para la cacería.
En circunstancias normales el simplemente habría saltado hacia él y terminar el trabajo. Capturar al demonio renegado que estaba haciendo de las suyas. Pero estas no eran circunstancias normales, la vuelta a la "vida" trajo consigo consecuencias inesperadas, entre ellas la mas notoria era la ausencia de su chacra, aunque no es como si este se hubiese esfumado por completo, si no mas bien, había "algo" que faltaba para que pudiera ser capaz de utilizarlo apropiadamente. Ajuka y Sirzechs encontraron la solución en una pequeña píldora oscura que emitía un inquietante aura rojo carmesí alrededor de ella.
Nunca pregunto de dónde la habían sacado.
Minato la sujeto entre sus dedos y la puso contra la luz del sol, tratando de descifrar su contenido y el por que causaba a veces reacciones tan alucinantes en su cuerpo. Era la adrenalina, la sensación de saciedad, la ponzoña invadiendo y colmando su estomago de revoloteantes mariposas...
El se la trago justo cuando aquella mujer se percato del peligro al cual inconscientemente se había auto-expuesto.
Aquella sensación tan sofocante al ingerir la píldora impactó en Minato como un ariete de metal. Realmente no existía imagen lo bastante feroz para expresar la fuerza de lo que le sucedió a su subconsciente en ese preciso instante. En aquel momento cuando vio a su enemigo, no hubo nada que se asemejara al gran Hokage sabio y tranquilo que fue en antaño, no quedó ni un jirón de humanidad con lo que se las arreglaba a diario para encubrir su verdadera identidad. Volvieron a la cabeza sus días en el ANBU en donde era un experto, calculador y letal cazador, y aquel demonio, su insignificante enemigo.
No enemigo... mas bien dicho, presa.
Ahora ya no había un lugar con demasiados testigos, y todo acabaría en menos de un pestañeo, ni siquiera ella vería quien fue quien la salvo. El misterio de lo que en realidad estaban tramando él y otros mas había quedado olvidado, porque nada importaba, inclusive si estaban hablando con anterioridad de Rias, Sona, Sirzechs, o de todas las jóvenes que habían sido sus victimas porque en realidad no respiraría en este mundo ni en ningún otro por mucho más tiempo.
Iba a asesinarlo rápidamente.
El era un poderoso Jounnin Élite, y quizás el kage más poderoso de todos los tiempos, y a cambio su presa era simplemente un ser demasiado desafortunado al tenerlo a él como su contrincante. A decir verdad, nunca en su corta vida había concebido la existencia de un sentimiento como tal, y de haberlo sabido habría empezado a buscarlo desde mucho tiempo atrás si sabia que algo así existió.
¿Cual era aquella sensación ?
Cierto. Era simplemente la euforia de volver a la carga y estirar un poco los músculos del cuerpo, ser de nueva cuenta un Shinobi de calidad mundial.
Minato casi podía imaginar lo que aquel demonio desprevenido estaba pensando.
La energía demoníaca ardió en la garganta como si fuera fuego, sentía la boca adormecida y un tanto deshidratada y el flujo masivo de "aquello" realmente no ayudaba para hacer desaparecer aquella sensación corriendo a través de sus canales de chacra. Se le contrajeron un poco los músculos, preparados para asaltar y destazar.
No paso un solo segundo, solo pudo imaginarse el sonido del kunai al cortar el viento durante su trayecto en dirección hacia su rostro, precisamente en medio de sus ojos. Justo a unos centímetros del objetivo el tiempo se detuvo, e impasible observo la sorpresa que le produjo aquella tranquilidad antes de la oscura tormenta.
Un solo parpadeo y Minato en un instante literalmente... había alcanzado la velocidad de la luz.
Minato cogió su kunai en el aire, antes de que este se incrustara en la cara del rival.
Minato pudo observar nitidamente la sorpresa que le produjo a su victima ver que el se apareció de la completa nada. Cuando fue consciente de la fría expresión de su rostro, la desesperación en su presa al percatarse que su asesino estaba aquí para ejecutarlo inundo fugazmente su cuerpo, volviendo aquella escena mas absorta que de costumbre.
La sangre inundó sus mejillas, todo aquello era como una bruma en el cerebro a través de la cual apenas Minato podía ver. Sus pensamientos se detuvieron. El demonio abrió su conjunto de alas, como si en realidad comprendiera en menos de un segundo la necesidad de huir. Los nervios lo hicieron comportarse de modo torpe, por lo que tropezó y se cayo hacia atrás. Pero no había escapatoria, el golpe ya había sido asestado, y era sumamente letal, justo al corazón.
Fue tan rápido que ni se dio cuenta, hasta ahora. Por encima de la boca del estomago, con el mismo Kunai especial que había emprendido su vuelo hacia el rostro del enemigo que ahora pudo presenciar la herida llena de sangre en su pecho. Ahora parecía débil, vulnerable, incluso más de lo que es habitual en un humano común y corriente.
Ya no podría violar ni asesinar a ninguna chica inocente.
Pero no era nada personal. Solo que en este territorio no esta permitida la caza indiscriminada de humanos, y él, había violado las reglas al pretender seguir haciéndolo, aún cuando en el bajo mundo se sabe que Minato esta aquí desde las sombras para hacer que las reglas se sigan a pie de la letra. La victima intento decir algo, pero la sangre salio a borbotones por su boca, dispersando sus pensamientos homicidas e impulsándolos fuera de su mente. Minato volvió al modo Stand By de nueva cuenta.
El demonio cayo muerto.
El trabajo para Sirzechs estaba hecho. Ahora solo restaba silenciar a la chica que ni siquiera podía procesar palabra alguna de lo que había visto, se le formo un nudo en la garganta cuando vio caer a aquel hombre y una gran mancha roja ensucio el piso. Un circulo rojo resplandeciente apareció justo debajo de él, y le engullo hasta que desapareció frente a sus ojos. Ella rompió el silencio con un grito desgarrador, pero el cubrió su boca para que nadie la oyera.
Minato hizo lo propio tambien.
Le borro la memoria; y después volvió al colegio tan rápido como pudo.
...
No cabe duda que las primeras veces siempre serán las más difíciles, no obstante ese era un sentimiento radicalmente distinto. Matar a un ser que luce casi igual a un humano pero que en definitiva no lo es despierta una sensación misteriosa difícil de describir. Minato se encogió de hombros cuando entró al salón y se sentó en el mismo pupitre de siempre pensando seriamente en las acciones de hace un momento.
El colegio en sí mismo se había convertido en el mismo infierno. Ahora, estaba haciendo todo correctamente para que nadie se quejara de que no afrontaba sus responsabilidades con la seriedad que deberia de tener, aunque no podía engañar a nadie, ni siquiera a si mismo, ya que complacer a Sirzechs Lucifer a cambio de algunas píldoras hechas a base de energía demoníaca se había convertido en el punto focal de su existencia.
Simplemente odiaba admitir que estaba empezando a volverse adicto a aquella sensación demasiado fugaz pero tan destructiva.
Cada día Minato iba a clases e interpretaba el papel de ser un tipo ordinario, cada día escuchaba cuidadosamente por alguna noticia nueva de los asesinatos de demonios y ángeles caídos -y daba caza a los criminales-, trataba siempre de sacar del juego sucio y en extremo peligroso a Rias y a Sona, sin que ellas dejaran de tener roce en batallas que realmente eran capaces de ganar, como si no pasara nada.
La chica pelirroja no había sospechado nada desde que llego al colegio como un simple estudiante de intercambio de Tokio. Solo repetía la misma escena con Hyoudou Issei una y otra vez -la típica novela de dos enamorados que se ven incapaces de retirar la vista uno del otro- No existió peligro alguno, ya que su manera de actuar tan eficaz no había causado problemas a nadie.
A excepción de si mismo.
Quizás había dicho en alguna ocasión que estaba determinado a cambiar su futuro, pero probablemente se debió a que estaba severamente intoxicado con los efectos retardantes de la medicina de Sirzechs. No era una tarea fácil para una sola persona cuidar de tantas, pero no existía otra opción con la cual vivir, más cuando no era lo suficientemente fuerte para dejar de pensar en su hijo y Kushina.
No lo era, y posiblemente jamás lo seria.
Sin chacra no había forma de regresar. Y Sirzechs podía aliviar aquella deficiencia en su cuerpo dañado. Con él entre las sombras, era posible experimentar.
Minato gruño instintivamente y observo como los demás alumnos retrocedieron involuntariamente... inclusive aquella chica Rias que le pareció a veces tan molesta.
Paradojicamente ella tambien tenia miedo de él... tenía miedo de su propio guardaespaldas secreto.
Gracioso.
Fue entonces cuando la vio en la mesa.
Un sobre de color rosa. En primera instancia supuso que la chica quien escribió aquella carta se había equivocado de pupitre, ya que es lógico pensar que a nadie en esa escuela le simpatizaba la compañía del tan temido Namikaze Minato, por lo que había pensado que fue solo un tonto error. El hecho de creer que le agrado a alguien hizo pensar que su trabajo de encubierto estaba teniendo serias grietas.
Minato se tenso en su lugar, como si no hubiese visto el sobre, solo dio un pequeño vistazo. Pero no había duda.
"Para Namikaze Minato kun"
No podría haber equivocación alguna, por supuesto que aquella era una carta dirigida hacia él. Y tenia un corazón rojo sellando el sobre. Lentamente acerco su mano y podía sentir a flor de piel no solo su propia tensión, tambien la de los demás, miro de reojo a Rias Gremory, aunque no entendió en un principio la razón por la cual sus mejillas se habían tornado de un tono mas rosado que el de costumbre.
Minato frunció el ceño y abrió el sobre con sumo cuidado. Cuando lo hizo, realmente no podía creer lo que había escrito en su interior.
"Hola soy Koneko chan, confio en que estés bien"
"Me he tomado la libertad de escribir esta carta ya que debo informarte de primera mano que has subido de categoría, es necesario que sepas que desde ahora ya no eres mas un simple conocido al que le tuve lastima, por lo que seria apropiado desde ahora empezar a llamarte Minato, y es prioritario tengamos cuanto antes una cita en el parque para llegar a conocernos mucho mejor. Me alegra que hayas revisado mi mensaje"
Atentamente:
Toujou Koneko
Ahora pudo entender perfectamente por que Rias Gremory no podía mirarlo directamente a los ojos. De seguro vio como Koneko se "avergonzó" a si misma al depositar sus sentimientos en él. Minato aplasto el sobre en sus manos, sin importar como los demás empezaban a decir en voz baja que era un patán que no tenia consideración por los sentimientos de las mujeres. Salio tranquilamente en búsqueda de ella.
...
-Oye Koneko chan ¿Me podrías explicar que significa esto?
Minato observo atentamente a la chica de cabello blanco que estaba sentada impasiblemente en una banca de madera, quizás sin ser plenamente consiente de que Minato estaba presumiblemente alterado.
-Pues es justamente lo que dice, ¿Hay algún problema?-
Al parecer ella no entendió bien el punto al cual deseaba llegar. Minato suspiro
-¿A caso has perdido el juicio?-
-No en realidad- Ella le respondió inmediatamente con entusiasmo -Pensé que seria divertido ver o al menos en mi caso imaginar como los demás te miran y juzgan con esos ojos acusadores e inquisitivos-
La mirada del rubio le causo gracia.
-¿Eso te parece divertido?-
-Si, porque tu tambien lo adoras, hablo de ser el chico malo que tiene plasmada esa mirada tan seria en la cara, pero que en realidad es todo lo contrario- contestó ella.
-A simple vista suena como si quisieras domarme, pero no soy tu mascota ¿Entiendes eso? Yo no lo soy, no soy quien buscas, no soy alguien con quien puedas divertirte- Minato refunfuño, pero a ella no pareció importarle el tono rudo de sus palabras. Se llevo un dulce a la boca y después sonrió socarronamente.
Minato estaba estupefacto. No sabia que ella era capaz de sonreír tan jovialmente.
-Te estaré esperando mañana a las 13:30 horas, no llegues tarde-
Koneko puso a fuerza el dulce que previamente ella había probado en la boca de Minato y salio caminando tranquilamente de la escena. El se congeló en su asiento, saboreando un poco la sensación ácida en la boca. Ella... realmente estaba jugando con él, y sentía impotencia de ser ella la única quien estaba divirtiéndose.
Un maldito y poderoso Hokage cediendo ante una chica que no rebasaba el metro y medio de altura...
-¿Eh? ¡espera!- Pero era demasiado tarde, incluso para pensar que aquel contacto fue indirectamente un beso de ella. ¿Por qué estaba haciendo todo eso?
