Capitulo 4

El camino a casa, seguro estuvo muy tranquilo, ya que la pareja ideal se detuvo al observar la gran conmoción que se estaba formando en el parque.

Minato pudo verlo desde todos los ángulos disponibles.

Issei y Asia estaban completamente ajenos a lo que estaba sucediendo a su alrededor, con Minato como escolta invisible, observándolos desde su lugar en el escenario, teniendo otro de sus tantos mágicos momentos juntos, mirando dentro de sus ojos con infinita curiosidad, sonriendo con cada gesto y caricia, mientras caminaban por el parque. Quizás era una cita.

Era simplemente ser caballeroso, aunque la indecisión de Issei no lo fuera.

Observó como el de cabello castaño se abrió paso entre el público, se llevó las manos a los bolsillos, y arrojó una moneda al bombín. Para Minato no había necesidad de hiperventilar, ya que ni siquiera hubo indicios que apuntaran a que lo hubiese reconocido. Y esto se debía en parte porque era virtualmente imposible. Su disfraz era excelente, a prueba de fallos.

Genjutsu

O tal vez era porque algunos días eran más difíciles de vivir que otros cuando hay tanto amor perfectamente correspondido en el aire, y él estaba completamente solo como para que los demás se dieran cuenta de su condición. Pero todo estaba bien, ya que no había necesidad de estar merodeando tan cerca, al menos para que su mente tan vieja les molestara. Era simplemente inevitable no presenciar esa clase de momentos, porque a veces en este negocio tan cruel y despiadado, era más fácil matar que hacerse el completo disimulado.

Issei acarició con los labios su cuello completamente desnudo, como si fueran una pareja normal observando un simple y burdo espectáculo , y ella por lo normal arqueo su espalda tratando de disfrutar al máximo el simple y efímero contacto.

Minato escupió una llamarada de fuego por la boca, tan alta y tan crepitante que enalteció los ensordecedores ruidos del público que lo estaba acechando al disfrutar del espectáculo de luces y sombras.

-!Puff!-

Por supuesto que un buen sombrero, una varita mágica y una paloma emerger de la palma de sus manos ayudó a disfrazar un poco el hecho que no era un mago del todo completo, y que a veces tuvo la tendencia a exagerar un poco con el nivel de dificultad para ejecutar sus juegos icarianos, o lo peligroso que fue para el público observar la frialdad con la cual su clon de sombras dirigió la veloz lluvia de flechas envueltas en llamas hacia su cabeza.

La multitud rugió en gritos y aplausos, y Minato brindó una de sus características muecas llenas de determinación, mientras se quito el sombrero, se inclinó un poco y su zorro "bien entrenado" salto a su regazo.

Tal vez pudo entender por que a veces sus conocidos demonios estaban tan aburridos por esa extraña fijación de la raza humana, seguro que fue incomprensible para ellos como un simple y terrenal humano les había ganado totalmente la partida en su propio juego, y podía mantenerlos tan interesados y seducidos por mucho más tiempo que ellos, con algo tan simple como una gran bocanada de fuego que provino desde las profundidades de su pecho.

Pero nada de eso importaba, porque al final del día, cuando emergen las rosas de sus manos, y las mujeres suspiran... los aplausos ayudaban a mitigar todas las dudas en su cabeza...

...

-Disculpe- Asia se acercó lentamente hasta entrar en el rango de su vista, tanto así que por vez primera fue capaz de atisbar muy de cerca sus ojos color esmeralda al estar estos enfocados en su rostro duro sin expresiones, y sus manos delicadas estaban firmemente apretando las suyas. El instinto de Minato era el de querer soltarse de su agarre, pero no lo hizo.

-Esto es para usted- Minato observó su rebosante sonrisa, mientras atrás Issei tenía una igual en el rostro. Pero el rubio no se sorprendió de aquello, dado que muchos espectadores al finalizar su rutina se acercaban y tomaban igualmente de sus manos para mencionarle el gran mago que fue, y que si seguía así, posiblemente también podrían verlo por televisión.

Ella le ofreció un billete de 10 000 yenes, y después dio completamente la vuelta, dejándose envolver por los brazos de Issei. Minato por supuesto que lo había previsto, porque aquello estaba en la lista de lo que había aprendido de su cálida y generosa personalidad, porque ella era como un diminuto sol en la tenebrosa penumbra.

Seguro que nunca notaron que todo ese tiempo él había estado parado ahí, observándonos.

¿Qué harían si ellos supieran su verdadera identidad? ¿Sería posible que dejaran de temer por su propia seguridad?

Y de nuevo ahí estaba la curiosidad, quemando en la garganta, como si tuviera que saber que es lo que estaban pensando las noblezas de Rias y Sona, como si nada más importara.

Esa fue una teoría. Aunque quizás también harían demasiadas preguntas. Minato respiro profundamente, llenando sus pulmones de inusitada confianza, esto es por si algún cambio a la variante ocurría.

Sonrió y dijo junto a una pequeña inclinación, un "gracias" en silencio. Como un gran mago debía hacer frente a la ovación de su fiel público.

Ambos desaparecieron entre las arboledas del parque.

El rubio cogió su viejo reproductor de audio, agarró a su zorro por el tórax y su bombín repleto de dinero, para emprender el camino a casa.

-¡!-

Minato volteo para ver en dirección de donde provino aquel grito desgarrador. Al instante escaneo el lugar con la yema de sus dedos, pensando que posiblemente había tomado una mala decisión al no ir tras ellos sigilosamente y que había ocurrido algo horrible.

La silueta de Minato parpadeo por todo el lugar, sin detenerse por un instante a pensar si había alguien lo suficientemente atento para ver que su velocidad no era fruto de sus más locos delirios. Porque la visión llegó un poco antes que la realidad, atisbo tanto a Asia como a Issei en clara desventaja, frente a dos extrañas presencias.

Presuntamente malignas.

Seguro que aquello no tendría nada que ver con él en otras circunstancias, pero ahora claro que tenía todo que ver, porque al llegar al claro en el bosque, pudo observar como aquella amable y dulce chica, ahora estaba tendida en el suelo, mientras Issei trataba de calmarse a sí mismo y también detener el incesante flujo sanguíneo que salía a borbotones de su estómago. Las cadenas del destino golpearon en el peor ángulo posible, ya que aquellas extrañas presencias habían puesto de manifiesto la fragilidad de la inevitable razón de todo su mundo.

Minato actuó velozmente en consecuencia.

Incluso sin tener que voltear, era realmente sencillo adivinar la trayectoria de su haz de luz, volando por el aire fuera de control. Issei, parado exactamente en el lugar equivocado, en la clara reacción de actuar de escudo frente a ella, miró a Minato aproximarse, un poco desconcertado por lo irreal de la escena, un tanto después su expresión seria, y luego volvió la vista para mirar su muerte aproximarse lentamente.

Minato disparó su Kunai, casi como si intuyera cual fuese su destino final, mientras se enfocó en mirar a Issei y la forma en la cual borraría sus recuerdos cuando todo terminara.

El Kunai se introdujo entre el camino rectilíneo de la hoja de luz, lanzando a Minato a una velocidad insondable para cualquiera, se movió tan rápido que todo era borroso para la vista. Issei no lo vio, tampoco ella, y muy probablemente era lo mismo para el que se andaba escondiendo entre los arbustos. Ni siquiera se molestó en pensar en ello, porque estaba fijamente observando el proyectil que estaba a punto de perforar el tórax del chico pervertido y la forma más correcta para desviarlo.

Minato tomó del brazo izquierdo de Issei, moviéndose con urgencia como lo hubiese necesitado que fuera, mandándolo a volar lo suficientemente lejos como para que alguien más pudiese reaccionar en su contra. Fue en ese momento en el que sacó a Issei de la escena y el tiempo de sincronización perfecto entre el choque totalmente metálico de su espada recientemente desenvainada y el haz de luz contrastar con el sonido de dos rocas chocando, donde se pudo percatar de la fragilidad e inexperiencia del cuerpo de Issei al ser estampado contra el duro suelo de concreto.

Minato suspiró, sin saber si era realmente coherente hacerlo, y en vez, tratar de averiguar si su cabeza realmente estaba en una sola parte. Se percató de la total sorpresa del enemigo.

-Me parece que deberíamos relajarnos un poco ¿no lo creen? Espero que sepan que lo que están tratando de hacer es una mala decisión-

Pero Minato ni siquiera tuvo un segundo completo para asistir su condición. Escuchó la presencia enemiga detrás, casi galopante que no tuvo que hacer demasiado para quitarse de su robusta trayectoria. Minato cambió el curso de su afilada espada, y la entrepuso detrás de su espalda, dejando que el enemigo chocara con ella, como si fuese un imán, atrayéndolo hacia él para mirarlo de frente y examinarlo con el rabillo del ojo izquierdo.

-¿Y tu quien eres?-Aquella mujer siseo.

-Mi nombre es Minato, un gusto conocerlos- Minato estaba forcejeando -Aun en estas circunstancias tan desfavorables. Uno nunca espera estar al filo del peligro tan súbitamente-

Issei parpadeo y después frotó sus ojos, tratando de discernir el momento en el cual aquel tipo llegó a su lado, y lo apartó del camino de la muerte. Su primer instinto fue el de correr hacia Asia, quien no se estaba moviendo. Al parecer su nerviosismo había vuelto.

Minato relajó su postura y fue al lado suyo, sin importar mucho la presencia del adversario a sus espaldas, y esta vez solo lo empujó hacia el suelo para que se apartara de ella.

Las manos del rubio se bañaron de un aura color verde, que fluyó desde sus brazos hasta la herida punzante de Asia. Issei estuvo a punto de protestar, pero desistió inmediatamente cuando en su mente comprendió que aquel poder extraño estaba de su lado y su herida mortal sorprendentemente se estaba cerrando frente a sus ojos.

-¿Estás bien chico?-inquirió Minato sin quitarle la vista de encima a Asia.

-S...si, creo que estoy bien. Gracias-

-No hay de que-

Issei también noto como una mala palabra se escapó de los dientes de aquel tipo.

Al parecer no fue el único que estaba perplejo en su lugar. Issei noto como Raynare y Donnassek tuvieron delineada la misma expresión en su rostro.

El ángel caído dio un paso al frente.

-No me digas que ellos son tus amigos y piensas salvarlos- Minato no contestó -Pues déjame que te diga que lo que estás haciendo es en vano, porque esta vez no se salvarán-

Minato frunció el ceño, y no por lo que ella dijo, si no por lo que él ya había hecho. Cuando casi voló a través del aire para sacarlo del camino, estaba absolutamente consciente del error que estaba cometiendo. Pero el observar la herida de Asia le hizo saber que era un error que posiblemente no le detendría, porque estaba en su interior obedecer su voluntad, la de fuego... ignorando un poco el riesgo que estaba tomando al quizás no ser capaz de borrar completamente la memoria de Issei, porque su condición como "Sekiryuutei" no se lo permitiría. Era un riesgo total que estaba tomando, no solo por él, sino por Naruto y Kushina.

-Curioso que hablas en tiempo pretérito- Minato módulo el tono de su voz para que sonara lo más normal posible -Sigo pensando que no deberían pelear, así no tendría que intervenir-

Y por supuesto que aquello ciertamente no iba a ayudar demasiado si quería que su cuota de píldoras creciera, pero tampoco podría permitir que ellos dos le quitaran la vida a Issei y Asia, porque de no hacerlo, también se vería irremediablemente afectada.

-No deberías interferir en esto, este asunto es entre ese pequeño demonio y yo- Aquella mujer marcó su presencia más de cerca, como si tratara de encerrarlo junto a su compañero. Minato no se movió de su sitio, como si aquella secuencia de actos la hubiese contemplado hasta el aburrimiento como mortal Shinobi de Konoha.

-¿Demonio dices?- volvió la vista hacia Issei, quien solo tuvo ojos para Asia -A mi no me parece que sea lo que tu dices, se ve muy normal para mi. Los demonios suelen tener un aspecto mucho más horripilante... -Hizo un mohín gracioso, tanto ella como Donnassek, se voltearon a ver -En cambio... ¿Ven el punto a donde quiero llegar?-

Al parecer Raynare no comprendió la gracia en sus palabras, el semblante de su rostro se endureció. Volvió a generar otra de esas hojas de luz.

-Esto se supone era algo privado entre Issei y yo, pero si decides interferir no hay vuelta atrás-

Minato no abandonó nunca el tono divertido de su voz. Sus manos aun estaban encima del cuerpo inerte de Asia, sanando.

-Pues al principio pensé también que esto era parte de una discusión de pareja, un trío donde la ex-novia está resentida con su ex al verlo con otra nueva adquisición, pero al ver más de cerca me di cuenta que esa no son la clase de conductas que se hacen en pareja, generalmente la ex no trata de matar al novio-

-¡¿Cosas de pareja?!-

-Bueno hubiera sido un poco bizarro, ver cómo le arrancaban la cabeza frente a mis ojos-

Minato sintió un poco de alivio cuando por fin la gran apertura en su pecho se cerró por completo, y el semblante de Asia volvió a tener un color sano.

Sin embargo, el alivio se tornó amargo, y el humor se desvaneció. Ella volvió a arrojar otra de esas lanzas brillantes, para abrirlo de nuevo.

Posiblemente era irremediable que Issei no notara demasiado. Suspiro cansinamente.

Impasible, miró de nueva cuenta aquella mortecina luz. Solo sonrió. Una centésima de segundo después, Issei advirtió como ahora estaba mucho más lejos del lugar donde habían estado hace apenas un parpadeo, y posteriormente aquel bondadoso desconocido, estaba de pie, cara a cara con el enemigo.

El rubio dio un chasquido con la yema de sus dedos.

El fuerte sonido reventó sus oídos, ya que había sido inusualmente más atronador que de costumbre. Issei se encogió con Asia en sus brazos aun inconsciente, pero aún pudo ver con asombro la onda de choque propagándose a través del aire, estupefacto Issei pudo discernir el claro propósito de aquello, la distracción, porque contemplo como su salvador se había esfumado completamente y reapareció detrás de Donnassek con una pequeña daga de tres puntas apuntando a su cuello.

Observó como la sangre fluía en una delgada línea.

"¿Cómo lo hizo?"

-!¿Cómo?!- Raynare no lo podía creer. Ni siquiera puedo tener registros en su memoria que atestiguaran que él se hubiese movido.

-¿Qué cómo lo hice? Pues como has visto, tan simple y sencillo. No hay truco- Minato sonrió, pero la alegría no le llegó a los ojos. Porque ahora que estaba seguro de que Issei estaba perfectamente bien y Asia estaba por despertar..

"¿Como pudo hacer eso? No he sido nunca capaz de conocer a alguien tan rápido, ni siquiera vi cuando iba a moverse"

Raynare no quería pensar demasiado en ello, pero era inevitable. Volvió a invocar una lanza de luz, y apuntó de nuevo a Asia.

La mujer de cabello oscuro quedó atónita, cuando sintió un ligero pinchazo en la espalda.

-¿Qué les parece si lo hacemos al mismo tiempo?-

Pero era prácticamente imposible aquello, porque todavía podía verlo detrás de Donnassek, empuñando con una infinita seguridad su arma, rozando peligrosamente su yugular.

¿Sería posible que hubiese alguien ayudando desde las sombras... alguien que no vio? Eso era imposible, ya que el olor y la sensación de su energía natural eran exactamente las mismas que la de aquel rubio que estaba cruzando su vista. Ella volteo para confirmar sus sospechas. La presión sanguínea descendió en sus venas cuando observó al mismo hombre.

"¡¿Qué demonios está ocurriendo aquí?! ahora hay dos"

-¿como...-

Minato le guiñó el ojo.

-Nunca dejan de preguntarme lo mismo ¿Que cómo lo he hecho? Pues con muchos años de práctica, las cosas no se aprenden de la noche a la mañana, tiene que haber un largo camino antes de llegar a la cúspide, pues sin talento no puedes aspirar a la grandeza-

Ella quería moverse, pero él la tomó por la cintura mientras con la mano libre señaló su espada en el cuello, justo como había hecho prisionero a Donnassek. La mano no le estaba temblando. Si hacían otro movimiento, era posible que su cabeza estuviera rodando a sus pies.

-Tranquila- Ella se tenso, sintiendo el suave roce de su voz -No dejes que mis palabras te quiten tu concentración, pues los accidentes suelen ocurrir si no tienes cuidado-

Minato se carcajeó en voz baja, mientras le indicó con la mirada a Issei alejarse rápidamente. Este tomó en sus brazos a Asia y obedeció sin objetar.

El rubio alcanzó a realizar las señales pertinentes para el sello de borrado de memoria, aun con una mano ocupada. Sirzechs tuvo razón al decir que no había perdido el toque. Solo bastaba esperar y que el tiempo diera su veredicto.

-Me pregunto si es usted bastante consciente de su situación actual señorita- el trazo sus dedos por el contorno de su rostro, y para su consternación, observó estupefacta como él la había liberado de su cautividad. Cuando observó su rostro más de cerca, recordó quién era aquel extraño y donde fue que lo había visto. Sintió por las mejillas el frió de su espada, trago saliva.

-Ni esta cara tan linda me habría hecho dudar de asesinar en el pasado, pero por ahora hay que darnos el beneficio de la duda, aunque en mi oficio es bien dicho que: "cuando dudas, ¡Mata!"-

Ella se sacudió, y Minato la dejó en paz. Se ve que necesitaba respirar para actuar su papel correctamente. Necesitaba espacio entre su calor sanguíneo y Minato, lo más lejos posible en el pequeño espacio entre ambos, le dio una señal de retirada a Donnassek cuando comprendió que no les daría caza.

El mirar a sus ojos, fue un error que sólo una mentirosa incompetente hubiera cometido, y no era una mentirosa incompetente. Su expresión, estaba llena de innumerables preguntas. La mirada que le brindó aquel sujeto al final pareció confundirla.

Podía matarla, pero no lo hizo. Eso no estaba bien, pues ¿cuál era el truco?

Al parecer no hubo truco... simplemente le perdonó la vida.

Eso nunca había ocurrido, nunca nadie había tenido tanta consideración por ella.