Separadores que encontrarás en esta historia:

FFFFF - Cuando se narra un flashback o algo relacionado con el pasado de un personaje.

PPPPP - Cambio de escena. Ya sea que los mismos personajes estén en un ambiente diferente o que se relate una situación distinta, con otros personajes y en otro lugar.

SSSSS - Un personaje está soñando.


FFFFF

-¡Vete de aquí!

-Así que te crees muy rudo por meterte con un inocente...

-¡Recibe mis garras de hielo!

FFFFF

Al abrir los ojos, lo primero que Sasuke Uchiha hizo, fue inclinarse hacia adelante, sintiendo de repente un insoportable dolor en su cabeza.

-¡Por favor, quédate en la cama! - le pidió una mujer de corto cabello y ojos negros, tomándolo de la espalda para ayudarlo a recostarse.

-¿Doctora Shizune? - la llamó con dudas.

Ella asintió.

-¿Q-Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí? - cuestionó, paseando su vista por las paredes y los muebles de la enfermería.

-Alguien te golpeó en la sala de música. - contestó una voz ajena, captando su atención.

HanaYasha se encontraba parada detrás de la doctora, cruzada de brazos.

-Cuando te vi tirado, les pedí ayuda a unos chicos que pasaban por ahí y ellos te trajeron aquí.

Sasuke entrecerró los ojos. Sus recuerdos eran vagos, pero podía jurar que había visto a una enorme lombriz.

Y a una chica de largo cabello plateado, haciéndole frente para protegerlo.

-Ahora que te veo bien... - dijo Shizune de pronto. - ...tienes una herida en tu mejilla izquierda.

-¡¿E-En serio?! - preguntó la joven asustada, palpándose el lugar donde tenía la cortada. - ¡AY!

Al ver su reacción, Sasuke recordó que la lombriz había sido pateada con fuerza en la cabeza, rompiendo el cristal de la ventana y consiguiendo que algunos pedazos saltaran descuidadamente en los alrededores.

-Traeré lo necesario para curarte. - dijo la mujer, apartándose de la cama. - Quédate aquí y no te vuelvas a tocar.

HanaYasha asintió, viendo como caminaba al otro lado del espacio y sacaba agua oxigenada de la repisa de un mueble.

-Oye.

En eso, Sasuke la llamó, haciéndola voltear. No se veía nada contento. Y no lo culpaba. En su lugar, también estaría molesta. No todos los días llegaban monstruos a la escuela queriendo lastimarlo solo por existir.

-¿Cómo era la persona que me golpeó?

-La verdad... - contestó seriamente. - ¡L-La verdad es que no lo vi! - exclamó, agregando una sonrisa al final que, por poco, lo hace caerse de nuevo.

Sasuke puso una mueca. Por su comportamiento, no creyó que le mentiría. Pero ahora que el asunto se había vuelto personal, no descansaría hasta que le explicara detalladamente lo sucedido.

PPPPP

En clase de química; impartida por el profesor Orochimaru, HanaYasha y Sakura formaron equipo para resolver los ejercicios de su libro.

Mientras estaban distraídas con las fórmulas que querían aplicar, Sasuke pasó por delante de su estación de trabajo, agregando un químico a las sustancias que tenían en frente y haciéndolas burbujear de más.

-¡H-Hará explosión! - gritó Ino, asustando a los demás, mientras la joven de ojos dorados; con unos guantes en sus manos, tomaba las burbujas y las trataba de devolver al recipiente de cristal.

Afortunadamente, Sakura sabía qué componente utilizar. Echando unas tres gotas, consiguió que la sustancia detuviera su alboroto, ganándose la gratitud completa de HanaYasha y varios elogios de sus compañeros y su profesor.

Sasuke chasqueó la lengua. Tenía mucha suerte, debía admitirlo. Aun así, no tiraría la toalla.

Ese solo era el comienzo.

PPPPP

2 horas después; entre las que transcurrieron las clases de cocina y de inglés, Sasuke estaba más que harto. Sin importar cuantas trampas pequeñas; y algo tontas, le pusiera a HanaYasha... ¡Ella simplemente se salvaba porque sí!

Por ejemplo, en la clase de cocina, Ino se percató de que el merengue había quedado muy dulce, por lo que alcanzó a modificarlo, antes de que la profesora Chiyo lo revisara.

Y en la clase de inglés, impartida por un profesor del que no recordaba su nombre; porque era difícil de pronunciar, Sakura la salvó de nuevo, respondiendo por ella todas sus preguntas.

No había remedio. Jamás sabría lo que le pasó en el salón de música. Y lo peor de todo, es que no podía contarle a nadie porque lo tacharían de loco. Lo meterían al manicomio y lo recordarían como "el estudiante ejemplar de 1-C de Konoha que perdió la cabeza".

-¡Sasuke! - le gritó Kiba, despertándolo de sus pensamientos y pasándole la pelota de Volleyball.

Saltando a tiempo, consiguió golpearla con fuerza, tirándola al piso y obteniendo fácilmente un punto para su equipo.

-¡Buena jugada, Sasuke! - lo felicitó Chouji desde atrás.

El silbato del profesor Asuma sonó, cambiando al equipo contrario. Ahora quienes se encontraban frente a los cuatro muchachos, eran Sakura, Hinata, Ino y HanaYasha. Parada desde atrás, no se veía segura. Parecía que en cualquier momento iba a vomitar. El joven de ojos negros frunció el ceño. Tal vez se rindió demasiado pronto.

Entonces, el silbato del profesor sonó de nuevo, dando comienzo al juego. Primero, Chouji sacó, arrojando la pelota directo a donde estaba Hinata. Preparada, juntó las manos y la golpeó, pasándosela a Kiba, quien, al aventarla hacia arriba, se la otorgó a Sasuke. ¡Esa era su oportunidad! Dio un gran salto y la golpeó con la palma de su mano derecha, logrando que cayera a gran velocidad hacia la cara de Ino.

No obstante, para la gran sorpresa de los presentes, la joven no recibió herida alguna, ya que HanaYasha se había interpuesto en el camino de la pelota, bloqueándola a tiempo con sus manos... y haciéndola explotar. Con ello, toda la clase se quedó en silencio sepulcral.

-Maldición... - pensó la joven, viendo nerviosa sus garras clavadas en los restos de la pelota. - ¡Por eso dije que no quería jugar!

-¡La clase se cancela! - anunció el profesor Asuma, decepcionando a los alumnos de los salones 1-C y 1-D.

HanaYasha, al escuchar aquello, no dudó en correr de inmediato a la puerta del gimnasio para salir.

-¿Cómo habrá hecho eso? - preguntó Shikamaru.

-¡No lo sé, pero fue espectacular! - exclamó Kiba.

Sasuke, anonadado y callado, la siguió.

PPPPP

-¡Me lleva el demonio! - se quejó HanaYasha, mordiendo el pedazo de la pelota que se había quedado atorado en sus garras.

Aprovechado la salida temprana y que nadie se encontraba en las escaleras del primer/segundo piso, podía lidiar tranquilamente con lo que tenía en su mano.

-¡Quítate, quítate...!

Sin embargo...

-Así no vas a poder zafártelo nunca.

...no esperó que Sasuke corriera tras ella, subiendo unos escalones para ver lo que hacía.

Al encontrarse con su rostro, reflejando soberbia y demasiada confianza, frunció el ceño.

-¿Ya estás feliz? - le preguntó enojada. - ¡Por tu culpa hice el ridículo frente a toda la clase!

Él bufó.

-¿De verdad es mi culpa? - cuestionó, aproximándose a ella mientras lo miraba confundida.

Al quedar tan cortos de distancia, colocó su mano derecha en la pared; a un lado de su cabeza, haciéndola saltar por la impresión.

-Si me hubieras dicho la verdad en la enfermería, te habrías ahorrado todas esas molestias. Incluyendo lo de la pelota.

Parpadeó atónita.

-¿Cómo? ¿Tú causaste todos los desastres de las clases anteriores?

Él asintió.

-¡¿Y lo admites tan fácil?! - preguntó con una mueca.

-Solo quiero saber la verdad. - dijo seriamente, poniéndola nerviosa. - ¿Tú eres la chica de cabello plateado?

PPPPP

-¡Oye, Chouji! ¡Dijiste que eran papas especiales! - gritó Kiba, tratando de quitarle una bolsa de frituras que llevaba, mientras caminaban por el pasillo del primer piso. - ¡Al menos, invítame una!

-¡Justo por eso me las tengo que comer todas! - replicó, mordiendo una papa y esquivando las manos de su amigo castaño.

-¡Vamos, no seas así!

-Oigan...

De pronto, Shikamaru llamó su atención, deteniendo su pelea y haciéndolos voltear hacia las escaleras de ida y vuelta.

En medio de estas y entre los ventanales de la pared, Sasuke conversaba con HanaYasha. Parecía algo serio, ya que incluso le obstruía el paso.

-Chicos... - en eso, Sakura e Ino llegaron con ellos. - hay que cambiarnos y volver al salón...

Los ojos verde jade de la chica pelirrosa se giraron hacia las escaleras.

-Uy... - susurró Ino con picardía, parada junto a un desinteresado Shikamaru. - ¿Qué está pasando ahí?

-¿Por qué quieres saberlo?

Escucharon hablar a HanaYasha, por lo que se escondieron detrás de la pared. Las chicas debajo y los chicos, arriba.

-No ganarías nada y tampoco te conviene escucharlo.

Sasuke arqueó una ceja. ¡No había llegado tan lejos solo para que le contestara eso! Por ello, subió su mano izquierda a su cabeza.

-¡¿Q-Qué hace?! - pensó alarmada.

Lo que sus dedos sintieron por debajo de su pañuelo, comprobaron sus sospechas y lo dejaron pasmado.

¿Qué era ella exactamente?

Anhelaba preguntárselo en ese segundo... pero la joven le quitó las intenciones, al darle una patada en el costado izquierdo que lo tiró, dejando en shock a sus compañeros.

-Oye, vuelve aquí! - exclamó Sasuke enojado, observando como corría velozmente escaleras abajo, para luego levantarse y seguirla.

-¡ALÉJATE DE MÍ, PERVERTIDOOOO! - gritó escandalizada, ignorando por completo las muecas de los jóvenes y enviando a volar el pedazo de la pelota que se le quedó en sus garras.

-¡Rayos! - se quejó, apretando la mandíbula mientras corría. - ¡Además de tener fuerza sobrehumana también es rápida!

Buscando con sus ojos negros una forma de detenerla, se topó con una ventana abierta, por lo que la usó para saltar al exterior, siguiendo a la joven hasta el lado izquierdo del pasillo, donde había otra ventana abierta cerca del final.

Aprovechando que había volteado atrás para comprobar si lo estaba siguiendo, se colocó donde menos esperaba, bloqueándole el paso con una sonrisa confiada.

¡Maldijo su suerte! Y como si la situación no pudiera volverse más extraña, las suelas de sus tennis blancos resbalaron por un charco de jugo que apareció de la nada, haciéndola aletear como un ave y dar vueltas de un lado a otro.

Sasuke, viendo que se acercaba a él a toda velocidad, fue incapaz de moverse, chocando y cayendo con ella, en unos casilleros a su lado izquierdo.

-¡UY! - exclamaron Shikamaru, Kiba, Ino y Chouji, poniendo muecas de dolor. - ¡Qué buen golpe!

-¡Oigan, vuelvan al salón! - les gritó Sakura.

-¡AY, AY, AY...! - se quejó HanaYasha, inclinándose hacia adelante y sobándose la cabeza.

Cuando volteó hacia Sasuke, enmudeció al ver su expresión. La miraba completamente embelesado. Y el motivo, para su desgracia, eran sus orejas de perro, las cuales, quedaron expuestas al haber perdido su pañuelo azul por la caída.

-¿Son...? - preguntó, sentándose y tocando sus orejas un par de veces. - ¿...son reales?

-¡N-No hagas eso! ¡Déjame! - gritó enojada, quitándose sus manos de encima y sonrojándose a más no poder.

-¡Higurashi! ¡Uchiha!

En eso, se presentó ante ellos la máxima autoridad de la preparatoria Konoha. Tsunade Haruno, también conocida como "la mujer de acero". Cruzada de brazos y de un pésimo humor, les dedicaba una mirada de pocos amigos.

-¡¿Qué están haciendo ahí?!

HanaYasha tragó saliva, grueso. Estaba acabada, perdida... ¡Lo que le seguía! ¡Ahora se convertiría en la burla de la preparatoria Konoha y sería acosada para siempre por ser una abominación! Al menos, eso pensaba antes de ver como Sasuke se colocaba delante de ella, protegiéndola de la mirada fulminante de Tsunade.

-Huele a shampoo y a sudor. - pensó, aspirando el aroma de su cuello.

En eso, vio como colocaba su mano izquierda detrás de su espalda, mostrándole en la palma su pañuelo azul. Sin dudarlo, lo tomó y se lo ató de nuevo alrededor de la cabeza.

-¡¿Y bien?! - volvió a preguntar la mujer, haciendo saltar a la joven. - ¡¿Van a decirme lo que pasó o prefieren hacerlo de camino a la dirección?! ¡Elijan!

-¡L-Lo lamento, abuelita! - gritó Sakura, parándose repentinamente frente a ella. - ¡Algunos de mis compañeros se descontrolaron un poco porque el profesor Asuma nos dejó salir temprano! - explicó, agregando una risa.

La mujer de ojos color miel, frunció el ceño.

-Bueno, en ese caso, ya pueden retirarse.

-¡A la orden! - exclamó, saludándola como si fuera la comandante de un ejército.

Después de ver como se giraba para volver a su oficina, sacó todo el aire de sus pulmones.

-Y ahora...

Sin embargo, cuando se volteó para interrogar a sus compañeros, se dio cuenta por las malas que ya se habían ido, dejándola sola... ¡...con bastantes dudas sobre lo que estaban haciendo!

PPPPP

¿En qué demonios se había metido?

Al haber tomado su brazo derecho, para escapar por la ventana abierta del pasillo, jamás esperó que HanaYasha lo llevara por detrás de la bodega de la preparatoria y lo arrinconara en la pared, aplicándole; exactamente, lo que le había hecho recién en las escaleras.

Le fruncía el ceño y lo observaba con extrema frialdad. ¿Tanto le había afectado que viera sus adorables orejas de perro? Pareciera que sí, porque estaba a punto de liquidarlo con la mirada.

De pronto, ella suspiró.

-Tú ganas... - dijo seriamente. - Te contaré todo, con la única condición de que no le digas a nadie lo que viste en la sala de música.

Sasuke bufó.

-Cómo si pudiera hacerlo. - habló molesto. - Aunque sea yo quien lo cuente, nadie creería una historia tan fantasiosa.

Ella parpadeó atónita. Sin más, tomó asiento tranquilamente sobre la hierba del jardin y lo invitó a hacer lo mismo con un ademan.

-Soy una Hanyou. Una chica mitad bestia. - comenzó, con el sonido de una ave rondando por la zona. - Hace 8 años, un extraño portal apareció en el lugar de donde vengo, absorbiéndonos a mí y a mi hermano menor. Desde entonces, y con ayuda de un hombre que se está haciendo pasar por nuestro tutor, tuvimos que adaptarnos a vivir aquí, buscando también un método para volver a nuestro hogar. Al menos, hasta que hace apenas un año, se abrió una grieta que conecta esta época con la era feudal, dándole paso a varios Youkai para aparecerse aquí, en Tokio.

Del interior de la camisa de su uniforme, sacó lo que llevaba en el cuello.

-Por ese motivo, alguien importante me entregó este rosario y una espada. Y me contó que, para poder cerrar la grieta y volver al lugar de donde mi hermano y yo provenimos, tengo que capturar a 50 Youkai.

La cantidad no era tan abrumadora. Pero de solo pensar, en qué otra criatura; como la lombriz gigante, podría aparecer en cualquier momento, Sasuke sentía que sus extremidades se congelaban por el miedo.

-Sin embargo, hay un problema. - agregó, sorprendiéndolo más. - Me advirtieron que al tener 40 cuencas blancas en el rosario, los Youkai que aparecerán después, serán más fuertes. Por ello, debo buscar nuevos aliados. Personas con habilidades diferentes a las mías que me ayuden a vencerlos. - lo miró decidida. - Y no es por asustarte, pero creo que tú eres uno de ellos.

-¿Por qué piensas eso? - cuestionó, frunciendo el ceño.

-Puedo sentir un gran poder espiritual dentro de ti, lo que explica porque pudiste escuchar y ver a la lombriz Youkai.

Al joven le divirtieron sus palabras. De un segundo a otro, había dejado de tomarla en serio, algo que no le gustó para nada a HanaYasha.

-Crees que estoy loca, ¿Verdad? - le preguntó, mirándolo enojada y con un tic en su ojo izquierdo.

-No es eso. - se sinceró. - Simplemente, no me imagino haciendo algo tan aventurero como perseguir y exterminar demonios.

-Si lo intentaras tal vez te sorprenderías. - replicó, poniéndose de pie. - Pero no pienso suplicarte para que seas mi compañero de batalla. - agregó, sonriendo con arrogancia. - A fin de cuentas, llevo haciendo esto desde hace mucho, así que no necesito ayuda. - le sacó la lengua y se marchó de vuelta al gimnasio.

Sasuke la vio confundido. ¿Quería su ayuda sí o no? Su comportamiento sí que era extraño. Tal vez... hasta infantil.

Mientras se ponía de pie y corría para alcanzarla, el escalofriante ojo de una máscara los vigilaba detrás de un árbol.

Fin del capítulo.