Hola a todos. Ya se, aún no termino mi último trabajo, pero creo que ya se está volviendo costumbre empezar otro proyecto cuando está a punto de terminar otro. Esta historia será de poco capítulos, se basa en el drama "La esposa sus quise" pero no es igual, hice mi propia versión de esa historia. Espero les guste y si sus comentarios son positivos pues seguiré adelante y si no, pues tambos lo agradeceré, aún así continuaré jeje, siempre me gusta terminar mis proyectos. A algunos les gustará y a otros no. Con esto quizás termine por ahora mis historias JanHoo (Siempre que no se me ocurra otra jejeje) voy a explorar otros horizontes, espero también les agraden. Un saludo a todas. Por cierto, les aviso que ya estoy trabajando en la segunda parte de "Siempew fuiste tú", que puedo hacer? Me gusta escribir. Ahora si me despido y un saludo a todas.
El esposo que soñé
Capítulo I
Al fin llegó al lugar donde sabía que lo encontraría, se asomó para estar segura y sonrió. Ahí estaba con el cabello rojizo brillando bajo la luz del sol y su chamarra de cuero que delataba su posición social. Estaba apoyado sobre la mesa que daba al cristal del mirador del autódromo, veía con detenimiento el auto que daba vueltas a toda velocidad por la pista de carreras. Su incertidumbre podía distinguirse aún estando de espaldas. JanDi caminó sigilosamente hacia él, cuidaba con recelo lo que llevaba entre sus manos, quería animarlo un poco para aliviar su carga y su nerviosismo que sabía lo agobiaba en estos momentos. Se sentó un poco separada de él para no invadir su espacio. Él se dio cuenta de su presencia pero no volteó. Ella se puso seria y se armó de valor para hacerle la pregunta que tenía dando vueltas en su cabeza desde que se enteró de su pasado y del por qué temía manejar un automóvil.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- le dijo cautelosamente. El aún sin mirarla le respondió.
-Si, por supuesto-
-¿Cómo obtuviste tu licencia?- El respiro hondo y sonrió un poco.
- ¿Ya te dijeron?- le preguntó mirándola directamente. A lo que ella respondió asintiendo con la cabeza y un poco apenada.
- Seo Hyun me ayudó- dijo como recordando. Eso le oprimió un poco el pecho, de alguna manera hubiera querido que ella no estuviera involucrada. Pero era parte de su pasado y ella no era parte de él. – Antes no podía ni subirme a un Auto- continuó diciendo JiHoo – pero me esforcé mucho y… la obtuve- finalizó sonriendo. Ella sonrió con él, más no sabía por qué, el saber cómo obtuvo su licencia, le produjo malestar. Tener en cuenta de que Seo Hyun fue fundamental en sus momentos difíciles, le causó un poco de celos. Era tonto, dado que ni siquiera sabía de su existencia, pero le hubiera encantado vivir con él ese proceso. Él percibió su cambio de humor por lo que volteó a verla y sonriendo le habló de nuevo.
-¿Me trajiste un regalo?- le preguntó señalando el paquete que ella traía. JanDi cambió su semblante y sonrió feliz de que él se hubiera dado cuenta. Lo desenvolvió y destapó los trastos, poniéndoselos enfrente para que pudiera comer. El probó una cucharada pequeña para sentir el sabor. Ella esperaba atenta su opinión.
-Está rico- dijo, y se sirvió una cucharada más grande. JanDi sonrió orgullosa. Estaba concentrada mirándolo comer, era algo que no sabía que le gustaba. Había olvidado por qué estaban ahí, él acaparaba toda su atención, ver a alguien tan hermoso y tan noble probando su comida sencilla, la tenía completamente anonadada, pues seguramente él solo comía alimentos selectos de alta cocina, sin embargo, engullía la sencilla comida que ella había llevado sin hacer ningún comentario desalentador. Era además de guapo, amable y respetuoso. La desconcentró el rechinar de llantas del único vehículo que estaba dando vueltas en ese lugar, se puso de pie de inmediato con el miedo palpable de que a JunPyo le hubiera pasado algo. Afortunadamente él estaba ileso, y eso fue un alivio. Sin embargo, recordó que él la odiaba en estos momentos, y que estaba practicando para ganar y hacer que los expulsaran de la escuela por lo sucedido en Nueva Caledonia. Se sintió decepcionada y triste.
Lo que pasó al día siguiente fue una serie de eventos desafortunados que cambiaron el rumbo en la vida de cada involucrado. La carrera se llevó a cabo, sin embargo, en la última vuelta, JiHoo tuvo un episodio de pánico, por lo que giró mal provocando un aparatoso accidente, en donde su vehículo dió varias vueltas estrellándose contra el muro de contención. Lo sacaron en camilla directo al hospital, JanDi lo acompañó durante todo el trayecto, y también estuvo con él día y noche debido a que estaba inconsciente y en estado grave. Despertó a los tres días solo para enterarse que se había fracturado un hueso del brazo. El médico le dijo que se recuperaría de sus lesiones, pero que la fractura tardaría en sellar, y además, su brazo quedaría sensible, por lo que no podría volver a tocar el violín. Esto destrozó a JiHoo, que se sumió en una profunda depresión, además de que por obvias razones, había perdido en la competencia con JunPyo, así que irremediablemente, JanDi y él, fueron expulsados del colegio Shinwa, y él a su vez, también fue borrado del F4. Su vida se vió arruinada, pero lo que más le dolió es que no pudo proteger a JanDi, y su sueño de ser nadadora se vería frustrado. A JanDi esto no le importó, pues se solidarizó con él y no lo abandonó, de algún modo, se sentía responsable de la desdicha de su amigo. Comenzaron a estudiar en el colegio público al que asistía JanDi antes de entrar a Shinwa, para así poder terminar con sus estudios. Él decidió ayudarla en la tienda de gachas, aún no podía ir al centro SuAm, le resultaba doloroso saber que no volvería a tocar su instrumento favorito, y que nunca llegaría a ser un gran concertista. Además, decidió pagarle a JanDi clases particulares de Natación para que pudiera lograr su sueño, ella se había negado al principio, pero el le replicó que por lo menos, uno de ellos debía lograr ser lo que deseaba, y él se sentiría satisfecho si ella lograba ser una gran nadadora. Sería una recompensa por todo lo que ella había hecho por él. Durante ese lapso, se reencontró con su abuelo, algo que al principio le causó incertidumbre, pues lo hizo remover su triste pasado. Mientras tanto, JunPyo había buscado de nuevo a JanDi, y le pidió que volvieran a salir. A lo que ella se negó recelosa, pues no le pareció justo que a pesar de que JiHoo fue el que más sufrió debido a esa competencia estúpida, él no haya sido capaz de darla por cancelada o anulada, y en cambio, lo desterró del F4 y le negó su amistad. Más él la convenció de que la amaba e insistió para que regresaran, al final JanDi accedió, pues después de todo, aún le gustaba. Sin embargo, una de las condiciones fue que seguiría siendo amiga de JiHoo y que no se separaría de él, algo que JunPyo aceptó a regañadientes, pues aún se sentía inseguro y celoso de quien fuera su mejor amigo. JanDi ayudó a JiHoo a reconciliarse con su abuelo, lo que fue muy beneficioso para él, pues ya no estaba solo, además de que, al ayudar a su abuelo en la clínica, le hacía olvidar sus problemas al mantenerse ocupado. Eso provocó que JiHoo deseara ayudar a los necesitados, por lo que decidió convertirse en Médico, y de este modo, su sueño de ser violinista lo cambió por el de Ser el Más brillante protector de la salud. Esto alegró mucho a JanDi, pues ella avanzaba más en su carrera de natación y ver que por fin él estaba dejando atrás su frustración, la ayudaba a dejar de sentir remordimientos. Sus vidas estaban por fin en su caudal y todos eran felices, aunque era bien sabido que JiHoo estaba enamorado de JanDi y Ella seguía sin querer estar fuera de su vida. Así que en una ocasión donde JiHoo enfermó debido a un virus que le contagiaron en la clínica, JanDi se dedicó a cuidarlo hasta que se pusiera bien, era siempre una necesidad de estar junto a él y la gente veía esto muy extraño, incluso JunPyo, aún no le gustaba la cercanía que tenían ambos. Ese día, en su delirio, JiHoo confesó que la amaba. Lo que sorprendió a JanDi, pero era algo que quizás había esperado escuchar por mucho tiempo. Su corazón se aceleró, y sabiendo que él no estaba del todo consciente, se acercó para besarlo. Sus labios cálidos le provocaron un hormigueo en el estómago y deseó probarlos una vez más. Cuando la fiebre cedió, JiHoo la miraba de una manera distinta, y entonces dijo algo que le removió los sentimientos.
-Bésame de nuevo. Sé que lo hiciste cuando tenía fiebre, quizás fue por lástima. Pues estoy consciente de que no me amas, pero quiero sentir tus labios para recordarlos siempre-
- No lo hice por lástima- le dijo ella.
- ¿Por qué más sería?- le preguntó.
- Porque quise hacerlo, le respondió- y volvió a besarlo. Las cosas se calentaron y el beso se tornó apasionado. Hicieron el amor ese día y ambos decidieron guardar ese bello secreto para siempre. Sin embargo, no pudieron hacerlo, porque semanas después, JanDi habló con él para decirle que tenía un retraso. JiHoo le dijo que por él no habría problema en tener a ese bebé, pero que respetaba su decisión si ella optaba por no tenerlo, pues eso destruiría su relación con JunPyo, y además, arruinaría su carrera de nadadora, puesto que había sido seleccionada para el equipo nacional de Corea en las próximas Olimpiadas, el sueño que tanto había anhelado por años. JanDi lloró amargamente puesto que todos sus sueños se vendrían abajo, pero no tenía corazón para matar a ese bebé, y que además, era de la persona que más quería, ella no le haría eso a JiHoo. No lo merecía. Decidieron tener al bebé y JiHoo se hizo responsable. Una vez más, su amistad con JunPyo se arruinó y ella se ganó el odio de todo el F4 y de JunPyo. Se casaron en una boda privada y tuvieron al bebé. Debido a lo sucedido, JiHoo perdió credibilidad ante los inversionistas, por lo que su empresa se empezó a desmoronar, además de que ya no contaba con el apoyo de Shinwa. Decidió dedicarse a la medicina y hacerse cargo de la Clínica una vez que su abuelo hubiera fallecido. JanDi dejó su carrera para dedicarse a sus responsabilidades de esposa y Madre. Se cambiaron de casa para no tener problemas con el heredero de Shinwa y sus amigos. Unos años después, tuvieron a su segundo hijo y las responsabilidades fueron más demandantes. El estrés y la frustración, los empezó a envolver, por lo que tenían peleas con más frecuencia. A veces dormían en cuartos separados, o JiHoo dormía afuera en el desván junto a la casa de "Bruno", el perro que les habían regalado el día de su boda y que ya formaba parte de la familia. Los problemas se hacían cada vez mayores debido a que la empresa de JiHoo estaba casi en bancarrota, lo que originó que empezaran a tener problemas económicos. JanDi pensaba que la relación se deterioraba cada vez más y llegaría un momento en que se volvería insostenible. Decidió buscar trabajo, y para su buena suerte, iban a inaugurar un nuevo centro deportivo en donde abrirían una alberca olímpica y estaban solicitando entrenadores. Esta era su oportunidad. Rebuscó en su clóset algo que se viera decente y de acuerdo al evento, y le dijo a JiHoo que él cuidaría a los niños ese día. Con grandes expectativas llegó al lugar. Estaba maravillada por los acabados de mármol y las estatuas de grandes deportistas que adornaban la recepción. Sin esperar más tiempo se encaminó directo a la piscina, fue una sensación indescriptible ver el vaivén del agua transparente, deseaba tanto nadar. Se agachó para tocar el agua y eso le produjo un enorme placer. Se sobresaltó cuando alguien habló a sus espaldas.
-Sabía que te encontraría aquí- Ella se levantó de inmediato y se giró para ver de frente al dueño de esa voz. De pie delante de ella, se encontraba quien había sido su novio, aún tenía ese porte elegante y el cabello rizado. Le sonreía ampliamente sin un atisbo de rencor en su rostro.
-¡Hola! – le dijo acomodándose el cabello con nerviosismo y alisándose la ropa. Se sentía pequeña delante de él. Él la recorrió de pies a cabeza con la mirada y siguió mostrándole su sonrisa perfecta.
- Aún conservas tu belleza- lo que la hizo sonrojar.
- Eres muy amable. ¿No ves las fachas en las que estoy?- le dijo riendo.
- JiHoo no ha sabido sacar provecho para que muestres todo tu esplendor, pero aún así, estás hermosa-
-A él no le preocupan mucho las apariencias- dijo
- Pues.. debería- le contestó con molestia. –
- y… ¿Cómo es que estás aquí?- le preguntó ella para cambiar de tema. No quería dejar en evidencia que eso era algo que le gustaba de su esposo. Nunca la obligó a vestir de forma sofisticada, prefería que ella eligiera lo que le agradara para sentirse cómoda. Y cuando quería que se vistiera elegante, le gustaba que el vestuario no fuera ostentoso sino sobrio, porque él decía que quien le daba belleza al atuendo era ella y no al revés. JunPyo metió una de sus manos al bolsillo de su pantalón, lo que lo hacía ver realmente sofisticado y elegante.
- Bueno, me ofrecieron invertir en este Centro Deportivo, no iba a hacerlo, pero me dijeron que incluirían una Alberca Olímpica. Así que… no lo pensé dos veces, y pues, aquí estoy- dijo abriendo sus brazos.
- ¡Vaya! Osea que, ¿tú eres dueño de todo esto?- dijo totalmente maravillada.
- Pues.. digamos que si, pero sinceramente, no lo hice por dinero-
-¿Ah no?- El sonrió de medio lado y respiró hondo.
- JanDi… ¿me aceptarías un café? Por los viejos tiempos- se apresuró a decir cuando vio duda en sus ojos.
-Está bien-
-Perdón- dijo mirando alrededor. ¿Estás sola? ¿JiHoo No vino contigo?-
- Ehh no. El se quedó en casa, con los niños- dijo un poco avergonzada.
- ¡Vaya! ¿Quién lo diría de ese Ermitaño? ¡Nunca lo hubiera imaginado siendo todo un hombre de hogar!- le dijo riendo, algo que no le gustó mucho a JanDi, sentía como si estuviera burlándose de él.
-Si, a veces solemos turnar nuestros deberes domésticos –
-Perfecto, entonces tenemos libertad de hablar-
- Si, así es- dijo ella titubeando ligeramente. Llegaron a un restaurante de Café muy elegante, JunPyo fue muy atento con ella, le dijo que pidiera lo que quisiera, y estuvieron charlando amenamente. JanDi se sentía cada vez más cómoda, su plática era muy divertida y entretenida, recordaron viejos tiempos, lo que cada vez la hacía sentir más en confianza. Así mismo, ella no podía dejar de admirar al hombre que tenía enfrente. Era guapo, elegante, divertido, atento, con dinero, en una palabra, era el sueño de cualquier mujer.
- Entonces… dejaste tu carrera de natación y quieres retomarla siendo entrenadora aquí- le decía.
-Así es. Nadar es mi pasión y pues… ya pasó mi tiempo, pero me entusiasma la idea de ayudar a otros-
- Con tu experiencia serás de gran ayuda para las nuevas promesas-
-Eso espero-
-Así será- ambos se quedaron en silencio y JunPyo la miró directamente de forma descarada. Ella se puso nerviosa y bebió un sorbo de su café.
-Está muy rico- dijo, pero él ignoró su comentario.
-JanDi… ¿Eres feliz? ¿Tu matrimonio va bien?- Ella hizo un repaso de su situación matrimonial. Al principio se llevaban tan bien. Eran muy felices, se apoyaban el uno al otro. Si discutían por algo, buscaban la solución entre ambos y siempre terminaban encerrados amándose en la habitación. JiHoo era muy servicial ayudando en la casa y con los niños. Pero todo empezó a complicarse cuando murió el abuelo, y JiHoo aumentó sus horas de trabajo, aunado a que los niños enfermaban y los gastos médicos se disparaban, al igual que los gastos del colegio. Y estaba el hecho de que él estaba pagando su especialidad, además de que para sostener el centro SuAm y la clínica, tuvo que vender varias propiedades, incluyendo su Casa que había pertenecido a su familia, así como los equipos de fútbol y béisbol. JanDi le había dicho que se deshiciera de ambas cosas para poder vivir de forma desahogada, pero él decía que era lo único que le quedaba de la herencia de su familia, y que no lo vendería. Y eso les causó muchos problemas. Las cosas en lugar de mejorar, empeoraban, definitivamente su matrimonio no iba nada bien.
-A veces es complicado, pero.. estamos bien- le contestó para no profundizar en el tema, sin embargo él volvió a abordarla.
- JanDi… tú sabes que a mí no me gustan los rodeos y siempre digo lo que pienso. Además, siempre logro lo que me propongo, así que seré directo contigo – ella se sorprendió un poco, pero era verdad, si algo caracterizaba a Gu JunPyo, es que nunca se iba por las ramas.
- Yo… no he querido casarme, porque con la única mujer que lo haré, será contigo-
- ¿Qué dices?-
- Aunque no me lo digas, sé que tu matrimonio no está bien. Yo sé que no va a durar mucho. Y cuando estés libre, yo estaré esperándote- JanDi se sorprendió de su tenacidad. ¿Cómo podía guardar esperanzas con ella, cuando ya estaba casada y con hijos?
-JunPyo…- quiso rebatirle ella, pero El la volvió a interrumpir.
- Se que te casaste obligada por las circunstancias, y que no lo amas, solo te sientes culpable y con una deuda moral, pero a quien amas verdaderamente, es a Mi. Así que, ya sabes dónde encontrarme- finalizó sonriendo. JanDi no sabía qué decir, la sorprendió su honestidad y la seguridad de sus palabras. Decidió no responder, no estaba lista. Terminaron su café y JunPyo se ofreció a llevarla a su casa.
-¿Aquí vives ahora?- le preguntó con cierta aversión al lugar.
-Si, ya tenemos varios años viviendo aquí-
- Es decir que te convirtió en una Ermitaña como él, ¿Por qué están en esta granja?- JanDi sonrió apenada, y le respondió.
-Ahhh eso, jejeje, es que JiHoo y yo queríamos un lugar tranquilo, apartado de la ciudad, con amplios jardines para que fuera más cómodo para los niños, queríamos algo más… hogareño- La verdad era, que JiHoo le dió a escoger entre varias residencias cuando supo que estaba nuevamente embarazada, y ella se enamoró de esa casa por su extensa vegetación y su cercanía al río, además de ser una casa modesta y muy cálida. Se imaginaba a JiHoo y ella llegando a viejos, sentados en los sillones del desván viendo jugar a sus nietos y a sus hijos, preparando la merienda en el enorme jardín.
- Aún así, podría haber conseguido algo mejor- ella solo sonrió.
-JanDi… -la llamó. – no olvides lo que platicamos – le recordó
-¡Gracias! No lo olvidaré- se despidieron y JunPyo le dio un beso en la mejilla muy cerca de su boca. Seguía siendo un gran seductor. JanDi entró a su casa contrariada, sentía que había hecho algo malo, pero no había sido así. Ella solo se reencontró con un viejo amigo, eso no tenía nada de malo, ¿cierto? Entro sigilosa quitándose los zapatos para no hacer ruido. Tropezó con un mueble de la sala.
-¡auch!- dijo sobándose el pie. Fue hacia la cocina y se sirvió un vaso con agua. Moría de sed, casi se atraganta cuando escuchó la voz de su marido.
-No sabía que el evento se prolongaría hasta esta hora- ella se llevó la mano al pecho antes de contestar.
-¿Estas loco? ¡Me asustaste! ¿Qué haces en la oscuridad?-
-¿Eso importa? Es mi casa, puedo andar como yo quiera-
-Si, pero no puedes andar por ahí asustando a las personas- El resopló y se cruzó de brazos.
- Y dime… ¿te encontraste con alguien conocido o importante?- Ella volvió a beber de su agua y le dió la espalda.
-No realmente- Quería evitar una nueva discusión si le decía que se había encontrado con JunPyo y que además había cenado con él. Otra vez le Invadía ese sentimiento de traición. Sin que ella la viera, él asintió no muy convencido-
- Que curioso porque… me pareció ver el auto de JunPyo saliendo de aquí cuando llegaste- Ella tragó saliva y se giró molesta.
-¿Me estabas espiando?-
-¿Entonces si era él? ¿No pensabas decírmelo?- le dijo bajando los brazos y con un tono molesto.
-¿Para qué? ¿Para que me reclamarás por algo sin importancia como lo estás haciendo ahora?!Pues si! ¡Nos vimos, y no solo eso, cenamos juntos, y la pasamos muy divertidos, algo que obviamente tú ya no sabes lo que eso significa!- JiHoo estaba furioso.
- ¿Se acostaron?-
-¿Qué?- preguntó ella totalmente contrariada. ¿Cómo podía pensar eso de ella?
- ¿Qué si te acostaste con él? ¡Dime! – le dijo levantando la voz. Ella estaba enojada por la forma en que la estaba cuestionando.
- ¿Y que si lo hicimos? Hace meses que tú ya no me tocas. Ya no parecemos un matrimonio.
-Descarada-
-No te atrevas a llamarme así. ¿Crees que no sé de tus amiguitas que se pasean en el centro SuAm? ¿Con qué derecho me reclamas? Si tú eres peor-
- Yo no tengo a nadie. Sabes que, ya estoy harto de que siempre me juzgues, ya no soporto esto-
-¡Eso!, ¡huye! ¡como el cobarde que eres! Siempre has huido de los problemas, por eso cada vez estamos más sumidos en la miseria, y a ti no te importa nada-
-¡Cállate! ¡Tu no sabes nada!-
-¡Así es! ¡no sé nada! Y ya me cansé, me cansé de ti, de tus silencios, de tu apatía, de que siempre me ignores! ¡Te odio por la mujer en que me he convertido por tu culpa!-
- ¿Te arrepientes de haberte casado conmigo?-
-¡Si! ¡Si me arrepiento! Ojalá no hubiéramos hecho el amor ese día, ojalá no te hubieras accidentado, ¡ojalá no te hubiera conocido! Sería la esposa de JunPyo en estos momentos, no tu esposa- dijo llorando de amargura y frustración. Él la miraba con enojo y decepción.
- Hoy hay lluvia de estrellas, pide tu deseo, tal vez se te cumpla- se dió la vuelta para irse.
-JiHoo…- lo llamó con dificultad por el llanto. Él se giró nuevamente para verla de frente. Cuando obtuvo su atención, le habló de nuevo.
-Quiero el divorcio- El respiró hondo antes de contestar.
-Como quieras- dijo, y se fue. JanDi se sentó en el suelo derrotada, dejando fluir libremente su llanto. El dolor era insoportable. En ese momento varias estrellas fugaces iluminaron el cielo nocturno, pero ella estaba tan sumida en su miseria que no pudo apreciarlas.
-¿Por qué no eres diferente?, si pudiera volver en el tiempo, no cometería los mismos errores… así, no me hubiera casado contigo, y no sería tan desdichada. Me equivoqué, desearía haber tomado la decisión correcta- dijo en voz alta, mientras el sueño la invadía debido al cansancio por el llanto. Una estrella fugaz brilló más intensa esa noche, un deseo, había sido escuchado.
Se despertó con el brillo del sol. Apenas si podía abrir los ojos, sentía mucho cansancio debido a los acontecimientos del día anterior. Se envolvió de nuevo en las cobijas, estaba tan cómoda. Cerró nuevamente los ojos, tal vez podría dormir cinco minutos más antes de que Yuna y Hyeon vinieran a despertarla como lo hacían todas las mañanas, y a veces, con "Bruno incluido". Pasado un rato, abrió un ojo confundida, había mucho silencio, un brazo le rodeó la cintura. En ese momento recordó todo lo que había pasado, ¿en qué momento había llegado a la habitación? ¿Cómo es que JiHoo estaba acostado junto a ella si habían peleado al grado de que ella le pidió el divorcio? Buscó el reloj del buró de noche, 7:30 am, ¿Por qué JiHoo seguía dormido? Y ¿Qué pasaba con los niños? Sintió que le besaban la espalda e instintivamente cerró los ojos, un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. ¿Será que él había recapacitado y ahora estaba más amoroso? Sonrió como boba y algo dentro de ella se sintió bien.
-Buenos días amor- escuchó en su oído, lo que hizo que abriera los ojos de par en par. Esa no era la voz de su esposo. Se giró de golpe y se encontró cara a cara con nada más y nada menos que con su novio de la secundaria.
-¿Ju…JunPyo?- dijo tartamudeando.
-¿Qué pasa cariño? ¿Tuviste pesadillas?- Miró su cuerpo y se fijó que llevaba una pijamada muy reveladora, por instinto se cubrió con las cobijas hasta el cuello.
-¿Qué… que haces tú…, por qué tú y yo… estamos…?-
- jajajajaja- se rió JunPyo. - ¿Qué te sucede hoy cariño? Ahhhh ya se… estás confundida por qué no te he dado tu regalo, está bien, iba a hacerlo después pero, lo haré ahora- de un salto bajó de la cama y fue hacia el armario. JanDi miró a su alrededor y se dió cuenta que no se parecía en nada a la habitación modesta de su casa, todo era lujoso y costoso. JunPyo solo estaba en calzoncillos por lo que ella se tapó los ojos. Él regresó con un paquete entre sus manos lo puso frente a ella y le destapó los ojos, luego le dió un beso apasionado en los labios.
-¿Creíste que lo olvidaría? ¡Feliz Aniversario mi Amor!- le dijo con gran entusiasmo.
-¿A… Aniversario?- respondió JanDi, y al segundo siguiente, perdió la conciencia.
