¡Saludos, queridos lectores!
A la hora en que estoy colocando esta nota, aún no es el día seis, sin embargo, estoy a menos de veinte minutos de que sean las doce en mi país, y quiero subir esto, aún si lo hago unos minutos antes para poder dejarles las historias del día.
De ahora en más, las actualizaciones que verán son de las historias que he estado subiendo o las que tengo en emisión, por lo que ya no habrá historias nuevas, pero estarán viendo varias actualizaciones.
Por ahora, sólo me queda decirles que este capítulo corresponde al Día 6: Harem calendario 1 del SasuKarin Month Junio 2024, los dejo con la lectura, la cuál espero que les guste n.n
Transcurrieron tres meses desde el día del acuerdo de la alianza, por ende, del compromiso también y Karin y Sasuke no se vieron en todo ese tiempo hasta el día de la boda.
Sí, no se vieron, porque cuando la reunión entre Orochimaru, Fugaku y Karin terminó, el Emperador de Oto ordenó a la pelirroja que volviera a su casa rápidamente para preparar los obsequios de compromiso y se preparara para partir a su misión en la frontera del sur.
Karin ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse de Sasuke cuando ella dejó la fiesta por una tontería, pero sabía de antemano que eso era parte del plan de Orochimaru, aún si no entendía qué tenía de malo cruzar algunas palabras con el chico.
—¿En serio vas a casarte con ese extranjero? —un joven albino le preguntaba a Karin que se encontraba detrás de un biombo poniéndose el vestido de novia.
—No tengo opción.
—¡Qué mentirosa eres! Podrías simplemente elegir exterminar ese pequeño país —señaló el chico— Si no te gustara lo suficiente, ni siquiera considerarías casarte con él.
—Sólo no quiero ir a la guerra. Estoy harta de la intemperie, el cansancio, días sin bañarme llena de sangre seca y sobre todo, de los insectos —respondió fastidiada mientras salía de detrás del biombo vestida con un uchikake* mientras trataba de acomodarse el wataboshi* en la cabeza— La vida matrimonial es menos caótica que la guerra porque si me canso, puedo ir a la comodidad de mi habitación personal y…
El albino la interrumpió tomándola de la cintura y pegándola a su cuerpo mientras la miraba a los ojos detenidamente. Ambos se quedaron mirando en silencio durante unos instantes.
—No, ya no soy el joven idiota de antes —la soltó dándole un empujón lo suficientemente fuerte para verse agresivo, pero con poca fuerza para no tirarla— Definitivamente tenía pésimos gustos.
—¡¿Qué me estás queriendo decir, idiota?! —gritó la pelirroja enfadada viendo que el albino caminaba a la salida.
—Apúrate, ya casi es hora de la ceremonia —respondió antes de salir de la habitación riendo.
Por otro lado, Sasuke no estaba feliz con la boda, y no sólo porque su padre lo hubiese comprometido sin siquiera consultárselo, o al menos informarle en el momento, sino que a diferencia de las costumbres de su país, su esposa no iría a vivir con él a su país, sino que él debía ir a vivir a la casa de ella en esa extraña nación.
—Hay algo más —Fugaku, que había estado callado mientras Sasuke se vestía para la boda, finalmente habló cuando la hora de la ceremonia estaba por llegar— Ella ya tiene un esposo.
—¿Qué? ¿Cómo es que…?
—Las personas de alto rango en este país, tienen permitida la poligamia. Ella ya tiene un esposo, así que serás su concubino, no su consorte —explicaba Fugaku con indignación, porque era humillante que su hijo se convirtiera en un concubino— Ella no se ha embarazado, así que si consigues preñarla antes que él, se terminará de concretar la alianza y obtendrás un mejor estatus aquí.
—No quiero…
—Eres el único de nuestro país que puede hacer esta tarea para proteger al país.
—¿Qué hay de mi hermano? Él incluso se ofreció a tomar mi lugar y tú no lo dejaste —reprochó el joven malhumorado. La idea de mudarse al extranjero lejos de su familia y casarse con una desconocida, ya era horrible, pero tener que ser degradado de esa forma, era humillante.
—A ella le gustas tú.
Fugaku sabía de antemano que haberle preguntado a la chica si le gustaba Sasuke, sólo habían sido habladurías del Emperador de Oto, pues estaba seguro que aún si la chica hubiese dicho que no, y a él le placía, la habría obligado, sin embargo, había dado esa respuesta para que su hijo menor dejara de protestar. Es decir, sí, su hijo mayor se había ofrecido a cambiar de lugar con su hermano, pero hacer eso, convertiría al menor en el próximo Rey, y Fugaku quería que su primogénito lo fuera.
De hecho, la razón por la que había llevado a su hijo menor en la comitiva, había sido pensando en que si se sugería un matrimonio político, sólo aceptarían la boda con alguno de sus hijos, y no quería abrir la oportunidad a que fuera con aquel a quien le heredaría todo.
Por su parte, Sasuke estaba más enojado que al principio, porque ahora sentía desagrado por aquella chica, quién, por mero capricho y fortuna de ella, lo estaba eligiendo como concubino sólo porque le parecía guapo, lo que, a su parecer, la hacía ver muy superficial y berrinchuda.
—¿Cómo se supone que será mi vida en este país como concubino de una mujer? —preguntó Sasuke quién, aunque enojado, estaba dispuesto a seguir con ese estúpido matrimonio por su país.
—Cuando alguien en este país se casa con alguien de mayor rango, mayoritariamente renuncia a su trabajo para llevar una vida en casa para atender a su consorte y criar a los hijos —informó descontento con la vida que su hijo iba a llevar.
—¡Soy un Príncipe y ella sólo…!
—Eres el Segundo Príncipe de un país pequeño que podría ser destruido por una nación grande en cualquier momento con mucha facilidad —Fugaku lo interrumpió sabiendo lo que su hijo argumentaría— Ella es la funcionaria de más alto rango de un imperio, y por tanto, es la persona con más poder aquí después de la familia real.
—Pero…
—El Príncipe que hemos conocido es el único heredero al trono. Debido a la edad del Emperador, es difícil que conciba a otro y el Príncipe heredero no se ha casado ni una sola vez y hay rumores de que le gustan los hombres —el hombre volvió a interrumpirlo. Quería dejarle las cosas claras para que entendiera la importancia de esa boda— Si por algún motivo el Emperador muriera, es posible que esa chica se convierta en Emperatriz. Hay personas que se pondrían en contra del Príncipe, tan sólo por los rumores, pues no podría garantizar un heredero al trono.
—Eso también la hace un blanco para el Príncipe heredero. ¿No nos perjudicaría a nosotros el matrimonio? —comentó Sasuke para luego darse cuenta de algo extraño— ¿No debería el Príncipe heredero casarse con ella para mantener el poder, aún si es solo una fachada?
—Fue el propio Emperador quién solicitó que te casaras con ella. Si él quisiera casarla con su hijo, lo habría hecho hace mucho tiempo —respondió Fugaku muy serio— Dada la situación, creo que el Emperador pretende quitarle poder al casarla contigo. Algo debe haber en sus costumbres para elegir ese camino.
—Si a ella la quitan del poder, la alianza ya no tendrá sentido —replicó Sasuke y con esperanza de evitar esa boda.
—Esta es la única forma en que el Emperador aceptó la alianza con nuestro país. Aún si ella pierde poder, a nosotros nos daría tiempo de fortalecernos —explicó Fugaku con seriedad— Estando aquí, en lo único que debes preocuparte es en tener un heredero y cuando eso suceda, debes convencerla a ella de retrasar la noticia.
—Pero…
—Deberás avisarnos a nosotros tan pronto como sepas que ella está embarazada y buscaremos la forma de sacarte de aquí para evitar que algo perjudicial ocurra. Tú puedes decidir si traer a esa mujer contigo o dejarla aquí. Está de más decir que esa decisión debes tomarla con base en el beneficio de nuestra gente.
—¿Qué caso tiene casarme si la alianza se romperá con esto? Si lo que quiere es ganar tiempo, podemos conseguir un trato con…
—Un matrimonio político nos da más tiempo que un trato comercial con otro país. Además, si logras enamorar a esa chica, podrías conseguirnos más financiamiento —interrumpió Fugaku— Los regalos de compromiso que envió serán de mucha utilidad a las finanzas de nuestro país, pero aún no es suficiente para mantener las defensas de las fronteras.
Sasuke frunció el ceño. Ya era bastante humillante convertirse en el concubino de una extranjera astuta para ayudar a su país, y ahora debía rebajarse a ser complaciente con ella. El único motivo por el que no seguía alegando, era porque sabía que si a su padre no le apremiara, tampoco habría permitido tal situación.
—Ella ya tiene un marido. No creo que me considere sobre él cuando apenas cruzamos algunas palabras.
—Por eso tu trabajo es ganarte su favor y darle un hijo. Es un trabajo sencillo porque las mujeres se ablandan cuando se convierten en madres. Le será inevitable sentir cariño por el padre de su hijo.
El Uchiha menor no estaba de acuerdo con la afirmación de su padre, pero no se molestó en contradecirlo porque sin importar quien tuviese la razón, él iba a tener que casarse y hacer lo que su padre le ordenaba, al menos como intento, para cumplir su papel como Príncipe y ayudar a mantener a salvo a su nación, aún si sólo era temporalmente.
—Señores, ya es hora —un sirviente había anunciado desde afuera con mucho respeto.
—Ahora vamos a la ceremonia. No podemos llegar tarde —Fugaku le indicó a su hijo acomodándole el haori— Recuerda, concéntrate en enamorarla y embarazarla.
El rostro del chico reflejó por completo su disgusto con la situación, pero siguió a su padre a la sala de audiencias donde se celebraría la unión frente a todos los ministros importantes de cada país para atestiguar la unión que significaría una alianza.
Por primera vez, después de la audiencia donde se concertó el matrimonio, Sasuke y Karin se encontraron frente a todo el mundo.
—Adelante —indicó el oficiante para que los novios se colocaran en sus sitios frente al altar.
Mientras la joven pelirroja se mostraba tímida, a diferencia del primer encuentro, él se había enfadado más, pues le parecía hipócrita que se comportara de esa forma cuando ella se había aprovechado de la situación para obligarlo a casarse.
Karin, por otro lado, pensaba que él sólo se mostraba serio porque debía estar nervioso como ella, después de todo, estaban siendo casados por conveniencia y a él debían cruzarle los mismos pensamientos sobre cómo vivirían su matrimonio. Además, ella se sentía avergonzada porque le había gustado él desde el primer momento en que lo vio, y una parte de ella tenía miedo de que las cosas no fueran bien.
El oficiante celebró la ceremonia religiosa con algunas oraciones para la ocasión, bendijo de buena fortuna el matrimonio y pidió por varios minutos que ayudaran a dar felicidad al matrimonio, al mismo tiempo que fortaleciera la alianza entre ambos países.
Tras las oraciones, los novios se dedicaron algunas palabras que les habían sido escritas, pues al no conocerse ni tener un vínculo, sabían que sería difícil que pudieran hacer votos adecuados; eso sin mencionar el hecho de que podría haber algún malentendido si no se cuidaban las palabras por el desconocimiento de las costumbres del otro grupo.
—Beban —indicó el oficiante cuando los votos terminaron de pronunciarse, y los novios comenzaron a beber sake de una copa que les habían puesto al frente como parte de la ceremonia.
Según la tradición en Sora-ku, debían beber el sake en tres trago y debían ser tres copas las que bebieran, pero en Oto, y pese a que en el país extranjero el uno fuera de mala suerte, sólo se bebió de una copa en tres tragos.
Concluída aquella ceremonia, los invitados brindaron y festejaron, pero aún había una ceremonia más privada que había que celebrar únicamente con la familia y posteriormente, ya por la noche, la última ceremonia era la que llevarían a cabo en privado para consumar el matrimonio.
Mientras los invitados seguían festejando la unión en el palacio, pero con evidentes reservas de los extranjeros, los novios se retiraron a la casa que compartirían. Ahí, cada uno entró a una habitación diferente donde se bañaron para purificar el cuerpo y posteriormente, con sólo una bata, entraron a la habitación nupcial.
La pelirroja estaba bastante nerviosa, que no supo qué decir al entrar a la habitación, pues él ya estaba sentado en la cama con los ojos cerrados. Es decir, él era su concubino, así que ella ya había pasado por una boda y su noche de bodas, pero las circunstancias en que había ocurrido su primer matrimonio y este, eran muy diferentes, y conocía tan poco a ese chico que no sabía qué esperar.
Sasuke, por otro lado, estaba muy enojado, pero sabía que debía cumplir con la encomienda de su padre, aún si, en su inexperiencia con las mujeres, sabía sólo lo que éste le había contado de forma muy breve sobre lo que debía hacer la noche de bodas.
—¿No estás cansado? —ella preguntó parada a un lado de la cama— El viaje hasta aquí debió ser pesado, así que…
—Estoy bien —respondió el varón irritado. Cada gesto amable o atento lo enfadaba porque no le parecía sincero, sino más bien una forma vana de tratar de simpatizar con él.
—De acuerdo —dijo ella sentándose en la orilla de la cama y trató de sonreírle, pero se sentía nerviosa.
La joven permaneció sentada sin moverse, por lo menos hasta que el varón hizo un rápido movimiento y la tumbó en el lecho para quedar encima de ella. Sin embargo, no había nada erótico ni romántico en ello.
Sasuke notó que las mejillas de la joven estaban coloradas, lo que lo enojó aún más sin poder ocultarlo en su expresión.
—¿Qué ocurre? —preguntó ella notando el evidente malestar del joven.
—Nada —respondió irritado, tomó la cinta que ataba la bata de la pelirroja y tiró de ella para abrirla.
Aún estaba enojado, pero quedó paralizado porque aquella era la primera vez que veía a una mujer desnuda.
—Me pone nerviosa que me mires tan fijamente —comentó Karin avergonzada, y aquello reavivó el enfado del muchacho, aunque también se avergonzó.
—No estoy mirando —bufó, porque aún si su trabajo era enamorarla y embarazarla, no quería admirarla en ningún sentido, especialmente si se trataba de su belleza.
—¿No te gusto? —preguntó ella con timidez, pues no sabía qué esperar de las acciones del joven.
—No… —respondió el azabache sonrojado y arrepintiéndose de decirlo, porque se desviaba del objetivo.
La respuesta congeló a la pelirroja y después de unos instantes de estupefacción, la joven lo empujó, se cerró la bata y salió de la cama tan rápido como pudo sin mirar atrás.
—¿Sabes? Yo si estoy cansada —dijo acercándose a la puerta— Lo intentaremos otro día.
Cuando Sasuke dió su respuesta, lo había hecho con firmeza lleno de molestia por ser obligado, pero justo a la mitad, aún si era una palabra corta, se arrepintió a sabiendas de que ello no le ayudaría con su objetivo. Sin embargo, al verla levantarse de la cama, lo sorprendió tanto que no pudo reaccionar sino hasta que oyó la puerta mientras ella se retiraba.
Le habría sido fácil detenerla con unas palabras, evitándole levantarse o pescarla del brazo, pero es que la chica que había conocido en aquella reunión, aquella mujer segura de sí misma y tan osada para pedirlo como esposo como condición de apoyar la alianza, pareció muy afectada con la respuesta que le dio.
¡No! No debía dejarse engañar. Ella debía ser buena actuando y manipulando, después de todo, llegar a altos mandos no era cosa fácil y no creía que su respuesta pudiera afectarle tanto cuando aun podían considerarse desconocidos.
Debía ser algún tipo de movimiento o manipulación para que él se sintiera mal y ella poder ganarse su afecto, pero era ridícula si pensaba que algo como eso iba a ser posible.
Por desgracia, la situación tampoco le beneficiaba a él, porque haría más difícil su trabajo y aún si no quería "caer" en la trampa, al menos debía fingir que sí para enamorarla y embarazarla…
¡Agh! Odiaba esa situación, pero si con ello ayudaba a su gente, iba a tener que fingir.
Karin, por su parte, había salido corriendo de la habitación hasta llegar a los jardines, y Suigetsu, que estaba haciendo un rondín en los alrededores, la vio y la siguió hasta allí preocupado.
—¿Qué ocurre? ¿Ese imbécil te hizo algo? —preguntó agitado y al verla a punto de llorar, se mostró muy enfadado y con intención de pelear— Voy a ponerlo en su lugar ahora…
—No me hizo nada. Sólo… no le gusto —Karin lo detuvo.
—¡¿Qué?! ¡¿Estás a punto de las lágrimas porque un cabrón al que apenas conoces no le gustas?! —exclamó Suigetsu en un escándalo— Admito que es un poco guapo, no más que yo obviamente, pero no puedo creer que te pongas así por…
—Es que me hizo recordar algo de mi pasado —respondió con la mirada agachada.
—¿Qué te hizo recordar? —preguntó curioso y confundido, pues a pesar del tiempo que llevaban de conocerse, el albino no sabía todo el pasado de la chica. De hecho, lo único que sabía de ella antes de conocerse, es que no conoció a su padre y su madre murió cuando ella era aún muy joven.
—No importa. Estoy muy cansada. Este asunto de casarse después de regresar de una misión fue más agotador de lo que pensé —dijo secándose las lágrimas y fingiendo que nada pasaba— Iré a mi habitación. Tu regresa a tu puesto o te reduciré el sueldo del mes. No me sirve personal perezoso.
—¡¿Qué?! Estaba tratando de… ¡Vete a la mierda! —exclamó Suigetsu enfadado cuando Karin se fue sin importarle lo que le decía.
¿Sasuke tendrá problemas para cumplir con su misión a causa del esposo oficial de Karin? ¿Tendrá otros obstáculos? ¿Suigetsu es parte del harem de Karin? ¿La respuesta que Sasuke le dio a Karin sobre gustarle, afectará su relación con ella? ¿Por qué Karin reaccionó así a la respuesta de Sasuke? ¿Karin realmente es tan caprichosa como piensa Sasuke? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?
Me encantará leer sus dudas, teorías y respuestas en los comentarios n.n
Las imágenes que les he prometido, las estaré subiendo hasta el fin de semana. Espero que realmente les gusten n.n
Sin más por el momento, me despido n.n
¡Hasta la próxima actualización!
