Aventuras en París
Un indio en ParísParís, Francia – 16:35 CEST (Hora Standard del Centro de Europa)
Era un día soleado en la capital francesa, con su típico revuelo de coches, obras y demás sonidos típicos de una de las capitales más pobladas de Europa. Como monje eremita que era, Mu estaba poco acostumbrado al ruido aunque la temperatura era bastante agradable comparada con Grecia.
Había venido a la gran ciudad debido a un sorteo en el que le había tocado un viaje a la Ciudad de la Luz para dos personas pero su buen amigo Aldebarán se había tenido que quedar en Atenas porque, yendo cara el aeropuerto, le robaron el DNI y sin él no podía embarcar. Él iba a quedarse también en tierra pero Alde, con su característico buen humor y carácter generoso, le animó a no renunciar al viaje y embarcar, que él ya buscaría una manera de ir a París en cuanto hubiera resuelto el problema de su DNI. Estuvo todo el viaje agobiado por la situación de su amigo pero enseguida tuvo que dejar a un lado la preocupación. En el aeropuerto Charles De Gaulle, fue recibido por Antoine Gobelin, un hombre bajito y medio calvo con un dominio medio del inglés y un fuerte acento francés que llevaba un cartel en letras grandes con su nombre y el de Aldebarán. Se excusó por la ausencia de su compañero de viaje y, a su vez, Antoine se excusó en nombre de la agencia y prometió hablar con sus homólogos en Atenas antes de ayudarle con la maleta. El coche que había alquilado para llevarlo al hotel era un Renault Clio rojo bastante grande que apestaba, más que olía, a ambientador. De camino al hotel, Antoine lo fusiló a explicaciones acerca de la ciudad, sus calles y algunos datos curiosos de la ciudad. Mu no necesitaba ver su aura para notar que algo le pasaba.
Al día siguiente, le habían cambiado de guía. Esta vez, era una chica de origen japonés de cabello liso negro como el carbón llamada Yumi Ishiyama, la cual poseía un dominio mucho mayor del inglés y, además, se notaba mucho más desenvuelta que su compañero, lo que contribuyó a que la visita al Musée d'Orsay, la primera parada en el itinerario elaborado con ayuda de Camus, fuera mucho más amena. Además, para qué negarlo, era bastante guapa y agradable. Iban hacia la Torre Eiffel en un barco-bus por el Sena que, para su agrado, hacía que no tuviera que sufrir el barullo citadino. Iba bebiendo de una botella de agua con gas mientras el barco se deslizaba a través del ancho río cuando, de pronto, su Séptimo Sentido lo alertó de una inminente amenaza. Sin embargo, al mirar en dirección a la supuesta amenaza cruzó miradas con una chica de cabello rosa fucsia (que parecía extrañamente natural), a quién Yumi saludó como Aelita con un abrazo unos besos que delataba que eran amigas antes de comenzar a preguntarse por sus respectivas vidas.
Apenas un segundo después, la poca distancia de allí, hubo un relámpago de luz seguido de un inhumano rugido fuerte como un trueno. La fuente, un extraño y colosal monstruo humanoide hecho de lo que parecía piedra negra con hendiduras que dejaban ver su interior de lava. De su cabeza con forma de bolla de pan sobresalían una especie de radios torcidos a medio caballo entre cabellos tiesos y los rayos de sol que suenen verse en los dibujos infantiles. La misma estaba cubierta en su mayoría por una enorme máscara blanca con un símbolo negro que recordaba a un ojo. Un símbolo similar se apreciaba en su brazo derecho, finalizado por un extremo largo y afilado que recordaba vagamente a la hoja de una espada. Su súbita aparición, cosa de encantamiento o materialización por medio de un haz de luz proveniente del espacio dependiendo de la fuente consultada, así como su gran tamaño (comparable al de los edificios circundantes) hicieron que el pánico no tardará en extenderse como la pólvora. Los parisinos corrían como hormigas desbocadas frente al coloso, que comenzó a avanzar – torpemente debido a su tamaño – por las calles de la ciudad pisando coches y chocando con los edificios, a los que arrancaba pedazos de cemento y otros materiales que caían de las fachadas sobre los aterrados viandantes, causando grandes daños.
"¿Un Leviatán?¿Aquí? No puedo creer que esté pasando justo hoy que estoy de vacaciones." dijo para sí Mu tras ver al monstruo antes de responderse "Pero si me apresuro, seguro que puedo pararlo antes de que ellos se den cuenta."
Acto seguido, acabó la botella de un largo trago, la lanzó al contenedor de basura más cercano y saltó al río. La velocidad que que se movió fue tal que nadie dentro de la tripulación, distraída por el monstruo, notó su marcha. Ni siquiera Aelita, que lo estaba mirando, o Yumi, que había sentado a su lado y sintió el viento provocado por sus movimientos en la nuca, supieron que había saltado del barco. Si alguno más dentro del barco o en la orilla lo hubiera visto, no sabría decir que había pasado porque para ellos su movimiento no fue más que un borrón. Tras cruzar el Sena corriendo como un rayo, subió al alto de un edificio próximo y, una vez fuera de la vista, sacó una figura que recordaba a un carnero que llevaba colgado alrededor del cuello sujeta por un cordón y la puso en el suelo. Una vez en el suelo, la figura brilló y comenzó a crecer hasta ser casi tan alto como Mu revelando su forma de tótem conformado por varias piezas de armadura color oro que, una vez del tamaño correcto, se separaron y se colocaron solas sobre su cuerpo.
Una vez armado, salió al encuentro del coloso que, por alguna extraña razón, parecía dirigirse en su dirección. Concentrando parte de su energía cósmica en la mano, disparó un pequeño haz de la misma contra el Leviatán, que giró la cabeza hacia él.
"Alto ahí, Leviatán. No des un paso más o, aunque me cuesta la vida, acabaré contigo." declaró con su larga cola de caballo del color del oro batido ondeando detrás de él como una capa y sus ojos almendrados fijos en él con la determinación que sólo puede nacer de haber sido entrenado para luchar hasta el amargo final.
Por un momento, el Leviatán le miró como si considerara su nivel de amenaza. Pero toda posibilidad de una titánica batalla se esfumó cuando la colosal criatura giró de nuevo la cabeza y pasó de largo directo al río. En el barco, Aelita palideció al tiempo que sacaba su móvil color fucsia y se apresuraba a enviar un rápido mensaje de texto mientras Yumi salía corriendo directa a la cabina del capitán.
"Capitán, ¡dé la vuelta!¡El monstruo viene hacia aquí!"
"Señorita, no me hable así en mi barco. ¿No ve que, si nos movemos, llamaremos su atención y será peor?" contestó el capitán Haddock, un hombre calvo de barba negra con una notable barriga que trataba de disimular con una camisa a rayas negras y azules. En sus brazos, antaño más fuertes y gruesos, destacaban varios tatuajes de antiguo marino. En su mente, si aquel bicho era grande como un Polifemo de antaño, él era el engañoso y valiente Odiseo que, a falta de un mejor plan, esperaba a que pasara de largo.
"Capitán, ¿no ve que ya tiene la vista puesta en el barco? Lo quiera o no, nos hemos convertido en su objetivo." dijo de pronto la voz de Mu, haciendo que tanto Yumi como el capitán Haddock dieran un brinco de sorpresa.
"¿Mû?¿Cómo has…?¿Qué llevas puesto…?"
"Ahora no, Yumi. Ahora hay que correr." replicó el rubio antes de dirigirse con voz fuerte y segura a los demás pasajeros "Señores, señoras, niños y niñas, debemos evacuar rápida y ordenadamente la nave. No se preocupen por dejar atrás móviles y efectos personales. Ese monstruo no tiene interés en ellos y pueden estropearse con el agua. Salgan todos, rápido pero con orden. Primero los de abajo y después los de arriba. Los niños con sus padres y los ancianos acompañados en todo momento. ¡Vamos! Allez! Allez!"
Los pasajeros no se hicieron de rogar. En cuanto Mu termino de dar instrucciones, los solteros y matrimonios de la parte baja del barco saltaron al agua mientras las familias se reunían antes de facer otro tanto. Cualquiera que fuera la queja que tenía pensada el capitán en vista de aquel flagrante desafío y menoscabo de su autoridad, no llegó a expresarla pues Mu no perdió tiempo antes de dejarlo inconsciente con un disimulado golpe seco en la nuca. Pese al movimiento a su alrededor, Aelita no quitaba ojo del monstruo con claros signos de conmoción sin hacer siquiera el amago de saltar. Solamente cando Yumi la agarró por el brazo dio un respingo y, mientras los de arriba saltaban al agua, la llevó con Mu, que la miró extrañado.
"Mû, esta no es la primera vez que nos topamos con ese monstruo. Viene por Aelita."
"¿Es eso verdad, Aelita?" preguntó Mu examinando de arriba a abajo a la joven con una mirada que la hizo sentir un tanto violenta como si su interlocutor pudiera verla con rayos X antes de añadir "¿De qué conoces tú a ese Leviatán?"
"Nosotros lo conocemos como el Coloso. Es un monstruo creado por una Inteligencia Artificial chamada XANA con la finalidad de darle caza."
"¿A ti en concreto?¿Con qué motivo?" inquirió el caballero antes de que, con un sonoro sonido de salpicadura, el Coloso saltara al agua tras su presa provocando una gran ola que hizo tambalearse el barco.
"Quizás deberíamos concentrarnos en marcharnos antes de seguir." intervino Yumi mientras el barco era zarandeado por las olas provocadas por el movimiento del titánico ser que, poco a poco, se acercaba a la embarcación "El Coloso está casi aquí y tenemos que reunirnos con nuestros compañeros en la orilla del río."
"¿Compañeros?" contestó el rubio antes de añadir "Estupendo, toda ayuda es buena. Pero me pregunto qué pueden hacer contra este monstruo."
"Pronto lo sabrás. Están en camino." contestó Aelita antes de que un nuevo y más poderoso bandazo del barco la empujara junto a Yumi por la borda. Sin embargo, una misteriosa fuerza detuvo su caída a unos centímetros del agua.
Suspendidas en el aire en posición contra picada, pudieron ver con horror como el Coloso levantaba la embarcación con la mano antes de retomar su descenso. De pronto, apenas unos centímetros después, hubo un destello de luz detrás de ellas e cada una notó como un brazo duro de metal las sujetaba. No tuvieron tiempo siquiera de asustarse antes de verse engullidas por un nuevo relámpago de luz y aterrizar sobre algo duro.
"¿Estáis bien?" preguntó una voz de hombre que ellas reconocieron como la de Mu, su salvador, que había amortiguado la caída usando su cuerpo forrado de metal.
"Sí, ¿dónde estamos?/¿Cómo hemos llegado aquí?" preguntaron Yumi y Aelita respectivamente mientras se incorporaban.
"En lo alto de un edificio a la orilla del río. Os traje con mi ubicuidad instantánea." explicó Mu incorporándose a su vez de un salto.
"¿Ubicuidad instantánea?" preguntó curiosa Aelita.
"Sí, poseo una serie de habilidades poco comunes entre las que se incluye la de cambiar de lugar de forma instantánea. ¿Dónde están vuestros amigos?"
"Deberían estar llegando ya." respondió Aelita mientras consultaba su teléfono.
"Kalí. Mientras no llegan, será mejor que os baje y esperéis por ellos mientras yo me ocupo de ese bicho." dijo mientras, a lo lejos, podían ver al Coloso avanzando hacia ellos a través del río levantando enormes olas y oír como los últimos transeúntes que quedaban en la orilla salían huyendo del monstruo.
"¿Vas enfrentarte a ese monstruo tú solo?" inquirió con preocupación Yumi.
"Sí, pero no os preocupéis. Sé cuidarme sólo. Ahora lo importante es que os pongáis a salvo hasta que lleguen vuestros amigos." respondió Mu antes de poner las manos en los hombros de ambas rapazas y, con un destello de luz dorada, los tres aparecieron tras unas macetas al pie del edificio.
"Corred y no miréis atrás." dijo el rubio antes de saltar por encima de las macetas con una agilidad felina que, debido al aparatoso diseño de la armadura, dejó atónitas a las muchachas. Ignorando las advertencias de los pocos transeúntes que aún quedaban entre él y su objetivo, Mu no tardó en encontrarse frente a frente con el Coloso, cuyas manos ya tocaban la orilla del río Sena. Como antes, el monstruo no pareció darle más importancia mientras se aupaba para salir del agua.
"Veo que tendré que enseñarte a temerme con mis acciones más que con mis palabras, mastodonte. ¡Prepárate!" dijo mientras su armadura y ojos azules comenzaban a relucir debido a la energía cósmica que desprendía listo para el inminente embate.
"Tiene que estar bastante loco para pensar que puede derrotar al Coloso él sólo."
"No creo que esté loco, Yumi. Especialmente cuando puede hacer ese truco de la teleportación y parece que tiene más trucos bajo la manga."
"Ya, pero puedo notar como mi empleo está en peligro. ¿Cómo voy a explicar esta situación en la agencia?" replicó Yumi antes de oír a Aelita gritar "¡CUIDADO!"
Las muchachas acertaron a separarse justo cuanto la gigantesca mano que se precipitaba sobre ellas se detenía a varios metros de ellas. Mu acababa de salvarlas otra vez, interponiéndose en el camino de la mano para detenerla con su psicoquinésis.
"No miréis atrás y seguid corriendo" ordenó Mu mientras el monstruo echaba hacia atrás la man para cerrarla en un puño que pensaba descargar sobre sus presas.
"Espera, Mu. Tienes que destruir su espada y su máscara para vencerlo." alcanzó a decir Yumi mientras Mu bufaba debido al esfuerzo "Y debes ser rápido."
"Entendido" respondió Mu levantando un pedazo bastante grande del suelo (fragmentado por los sucesivos choques de poder entre él y el Coloso) que no tardó en arrojar contra el monstruo concentrando en él su energía.
El impacto entre el proyectil y el punto de unión del brazo y el puño hizo un sonido como el de un trueno levantando una densa nube de polvo pero logró su objetivo. El puño cayó a plomo haciéndose pedazos contra el suelo y arrancando un rugido de dolor al monstruo. Un momento de dolor que el ariano aprovechó para concentrar una nueva carga de energía cósmica. De esta vez, el polvo ambiental comenzó a deslizarse hacia su mano, levantada por encima de su cabeza, mezclándose con la energía formando un gran número de pequeñas motas brillantes como pequeñas estrellas.
"STARDUSTREVOLUTION!" gritó Mu mientras que, con un movimiento del brazo, enviaba las pequeñas estrellas en contra del monstruo logrando perforar la máscara del Coloso. El monstruo non tardó en responder con un golpe de espada que Mu detuvo con su psicoquinésis que empleó para hacerla estallar.
"Listo. Eso debería poner fin al ataque." dijo el psíquico mientras el monstruo lanzaba un ensordecedor rugido de dolor antes de estallar en un millón de partículas que, para sorpresa de Mu, comenzaron a brillar y, en un segundo, se desvanecieron completamente sin llegar a dañar nada. Fue como si el Coloso nunca hubiera estado allí.
"Parece que gané. Pero tendré que hablar con las chicas acerca del número de desaparición por parte del monstruo." se dijo el ariano, desapareciendo velozmente por un callejón. Una vez fuera de miradas indiscretas, 'ordenó' a las partes de su armadura que se desprendieran de su cuerpo para volver a su forma primigenia de tótem-colgante.
Una vez la armadura estuvo de nuevo colgando de su cuello, volvió al lugar de la batalla donde, para su sorpresa, Yumi y Aelita estaban siendo interrogadas por la policía francesa, atraída por todo el caos provocado por el Coloso.
"Toi là, qu'est-ce que tu fais ? Identifie-toi !" dijo uno de los agentes de policía saliendo al paso del ariano.
"Pardon ?" dijo Mu con su mejor cara de 'no entiendo bien el francés'.
"¡Mû!¡Gracias a Dios que estás bien!" dijo de pronto Yumi yendo hacia él y agradeciendo mentalmente su buena salud (que le evitaría los múltiples problemas en el trabajo y la posible demanda) "Temía que te hubiera pasado algo."
"Madame, est-que vous connaissez a cette homme ?" preguntó el agente Clavier, que así se llamaba el hombre que interrogaba a Mu.
"Je suis son guide." explicó Yumi mostrando su acreditación como guía turístico. Tras comprobar la acreditación, pidió la identificación de Mu, que Yumi facilitó. La inspección fue acompañada de una mirada de extrañeza y lo que sonó como un comentario un tanto despectivo por parte del agente.
"¿Qué acaba de decir?"
"El agente Clavier se pregunta cómo es posible que existan indios rubios. Creo que duda de tu nacionalidad."
"Dile que mi identidad étnica no es de su incumbencia pero que, si le interesa, el Hindostán es un subcontinente con una historia que abarca más de 6.000 anos y alberga un centenar de pueblos o etnias, entre las cuales está la mía, descendiente de los mismos macedonios de Alejandro Magno y los colonos ingleses. De ahí mi particular color de piel y cabello. Añadir más sería anticonstitucional y tampoco es el motivo por el cual estoy aquí."
La respuesta de Yumi debió satisfacer ampliamente la curiosidad del policía, que non volvió a insistir con el tema de la etnia y comenzó con las preguntas de rigor, las cuales Yumi continuó traduciendo en calidad de intérprete.
"Estábamos en el barco-mosca camino de la Torre Eiffel. Ella estaba hablando muy animada con esa amiga del… liceo, creo que lo llamáis, de nombre Aelita cuando, de repente, apareció el monstruo. Sino fuera por la valentía y el arrojo de nuestro capitán, que coordinó la pronta evacuación del barco, ese monstruo nos habría arrollado o algo peor."
"Yo salté junto al resto del pasaje y, en cuanto toqué tierra corrí a esconderme en ese callejón. Tenga en cuenta que era un monstruo bastante grande."
"¿Que luchó contra un Súper Saiyan? Increíble, no puedo creer que…"
"Bueno, si vuela a gran velocidad, lucha contra monstruos y además brilla solamente puede tratarse de un Súper Saiyan."
"Pues claro que conozco Dragon Ball Z. Es probablemente el anime más famoso del mundo y la India non está muy lejos del Japón."
"Como ya le dije, estuve escondido todo el tiempo y no pude verlo. Y créame que es una autentica lástima. Le habría pedido un autógrafo."
"Este viaje fue un regalo de mis jefes. Inicialmente, venía con mi amigo Aldebarán pero… le mangaron el DNI y no le dejaron embarcar."
"Quiero decir que se lo robaron."
"No es tan raro que nos regalen viajes si tiene en cuenta que trabajamos para las Industrias Kido, una de las corporaciones más importantes y lucrativas del Oriente."
"Industrias Kido es un conglomerado dedicado, principalmente, a la investigación tecnológica y médica además de proveer de equipo militar y sanitario a un gran número de países incluido el suyo."
"Dice que nunca ha oído hablar de esa corporación. Creo que intenta insinuar que estás mintiendo."
"Dile que cualquier duda que pueda tener sobre mi identidad o condición laboral, que hable con mi jefe Shion. Él podrá corroborar lo que le digo." contestó Mu sacando una tarjeta con el membrete de Industrias Kido que le tendió a Yumi para que se la pasara al policía, que la tomó con aire inquisitivo. Fue tras examinar detenidamente la tarjeta (de plástico duro color marfil con letras doradas en relieve) que el aire de suficiencia del agente flaqueó ligeramente. Conseguir ese color, aparte de la textura, el olor y la calidad del material no era algo al alcance de una imprenta de barrio. Muy al contrario, requería de un equipo profesional, especializado y muy caro. Estaba claro que su interlocutor no era un simple estafador sino que, por el contrario, era un tipo con recursos y mucha experiencia (o quizá cara) para llegar a semejantes extremos sin que le temblara el pulso. Iba a llamar, claro que iba llamar sólo para ver hasta dónde llegaba la impostura.
El teléfono alcanzó a sonar tres veces antes de que el tal Shion contestara.
«¿Diga?»
«Buenas tardes. Soy el agente Christian Clavier de la Policía Metropolitana de París, ¿hablo con Shion?»
«En efecto, agente. ¿Qué se le ofrece?»
«Pues verá, estoy interrogando a un hombre indio, pelo rubio, metro ochenta y dos de altura y ojos verdes que asegura ser su subordinado.»
«¿Se refiere a Mu? Sí, es uno de mis mejores hombres ¿le ha pasado algo?¿ha cometido alguna clase de delito?»
«No estamos seguros, señor. Los testimonios son bastante difíciles de contrastar pero parece ser que hubo un ataque por parte de una especie de gigante a orillas del río Sena, muy cerca de donde él fue encontrado después de que el monstruo se desvaneciera.»
«Ya veo.¿Y está seguro de esos testimonios?»
«No tengo permitido discutir esa clase de detalles con civiles pero, en lo que respecta a su subordinado, está bien. De hecho, parece más entusiasmado que asustado por el ataque."
«Le suele ocurrir. Y, a todo esto, ¿cómo ha conseguido este número?»
«Cando lo interrogaba, el señor Mu dijo que era trabajador de Industrias Kido y me dio este número para que certificara su estatus de empleado.»
«Entiendo. Aunque temo que, desde un punto de vista técnico, mi subordinado no fue muy exacto. No somos empleados ni trabajadores de las Industrias. Somos parte del equipo de seguridad personal dela señora Kido.»
«¿Guardia de seguridad?¿Este tirillas? Me cuesta imaginarlo.»
«No es un guardia de seguridad, es guardaespaldas personal de la señora Kido.» aclaro su interlocutor antes de añadir «Por su tono, deduzco que es usted un hombreorgulloso de su fuerza física. No hay duda que dedica muchas horas a mazarse en el gimnasio. Empero, debo advertirle que he entrenado personalmente a Mu en las artes del combate desde niño y nunca ha decepcionado en ese aspecto. Pero, volviendo al tema que nos ocupa, sinecesitauna confirmación por escrito de su afiliación a la corporación, puede solicitarla a través de la dirección de correo electrónico que encontrará en la sección de contacto del sitio web de la empresa. En el apartado "Santos"»
«¿"Santos"?»
«Es como nos conocen popularmente en Japón. Ahora, si no tiene más preguntas…»
«Eso será todo, señor Chinon.»
«Shion. Que tenga buenas tardes.»
«Igualmente.» contestó o agente antes de oír como el señor Shion colgaba el teléfono. Inmediatamente, aprovechó para buscar el sitio web de la corporación y, tras seleccionar como idioma de la pagina el francés (sorprendentemente, no había opción en inglés), pinchó en la sección de contacto encontrando el correo electrónico, que no tardó en enviar al equipo de seguridad informática de la comisaria para que lo verificaran. Tras ello, volvió con los detenidos.
Tenía que reconocer que comenzaba a dudar de que ese hombre fuera alguna clase de estafador. Una cosa era falsificar una tarjeta o inventar una empresa ficticia para salir del paso pero las palabras del tal Shion no dejaban lugar a dudas. Y la existencia de una página web aún cerraba más el caso… eran demasiados medios para encubrir a un mindundi coma el. Pero aún así, su instinto policial le dictaba que el rubio estaba mintiendo u ocultando información. Su historia podía ser verídica pero la manera de hablar y su lenguaje corporal simplemente non coincidían con los de los demás turistas aterrorizados y eso le indicaba que ahí había gato encerrado. Una vez en comisaría debía informar a sus jefes y comprobar que el correo estaba verificado.
"Entonces, ¿ha terminado el interrogatorio?¿Somos libres de irnos?" dijo Yumi sacándolo de sus cavilaciones.
"Si, pero procuren estar localizables durante esta semana. ¿Esta claro, señorita Ishiyama?"
"Por supuesto, agente."
Tras eso, los dos salieron escoltados por un agente del cordón policial. Una vez fuera, Yumi aprovechó para llamar a Aelita, que había logrado escabullirse antes de que llegaran las autoridades y ya se había reunido con el misterioso contacto que las iba a recoger, e indicarle donde se encontraban. Por su parte, Mu buscó con la mirada donde sentarse a descansar. La batalla había sido bastante intensa, el interrogatorio mas largo del esperado y luego, después de la llamada, había estado hablando telepáticamente con Shion, que quería conocer los detalles del enfrentamiento y el alcance de los daños ocasionados por su lucha además de recordarle que tenía que tener cuidado a la hora de usar sus poderes.
«Recuerda que hace siglos que los Santos juramos no inmiscuirnos en los problemas de los mortales ni llamar su atención. Tienen nuestra protección pero no respondemos ante sus autoridades. No pueden ni deben saber jamás de nuestra existencia. Especialmente desde que hay tanta desconfianza, satélites espía y armas nucleares que las grandes potencias podrían usar contra nosotros.» fueron las últimas palabras emitidas por el pensamiento de su maestro.
«Sí, maestro.» acertó a murmurar Mu antes de que Yumi se girara hacia él después de colgar el teléfono.
"¿Decías algo?"
"No. Pensaba en alto." respondió el ariano antes de añadir con un bufido "Estoy agotado."
"Normal después de todo lo que has hecho ahí atrás para salvarnos." respondió Yumi con una sonrisa "Lo que me recuerda,…"
"Tienes un millón de preguntas, ¿no es así?" inquirió Mu, que no precisaba telepatía para saber cuales podían ser algunas de ellas.
"Sí, pero pienso que voy a esperar la que descanses."
"Gracias." contestó Mu. Eso le daría tiempo para ir pensando algunas respuestas. "Hay algún sitio por aquí en el que podamos sentarnos?"
"Eso no será necesario. Aquí llega nuestro transporte." replicó Yumi al tiempo que una furgoneta de vivos colores rosa y amarillo verdoso con un logo de lo que parecía una empresa de entretenimiento y payasos a domicilio aparcaba en la acera a pocos metros de ellos y pitaba una pasable imitación de "La Cucaracha" con la bocina.
En la cabina del conductor pudieron distinguir a Aelita sentada en el asiento del copiloto. Frente el volante estaba un joven algo más alto que ella pero aproximadamente de la misma edad que salió y rodeó la furgoneta para abrir una puerta en la parte trasera. Tenía el largo cabello rubio cortado en un falso mohawk con las puntas teñidas de morado y vestía lo que parecía un disfraz de cuerpo entero de perro. Por el aspecto sucio del traje y el sudor que le caía por la frente, era obvio que debía de ser un payaso a lo que acababan de sacar de una fiesta infantil.
"Este es el superhéroe que os salvó del Coloso? Esperaba alguien más… alto y fuerte. Tipo Superman, no sé si me entiendes." dijo en francés el conductor tras echar un corto vistazo a Mu.
"Sí, fue increíble, Odd. Con la excepción de XANA, nunca había interactuado con alguien tan poderoso." respondió Yumi también en francés.
"Si tú lo dices, Yumi, tendré que tomarlo en serio." contestó Odd con una media sonrisa antes de abrir la puerta, revelando varias perchas con diversos disfraces colgados en la parte contraria, y añadir "Ahora tengo que cambiarme y, dado que no sabemos si el rubio conduce, me temo que vas a tener que hacerte cargo del transporte mientras yo me cambio en la parte trasera de la furgoneta e interrogo a tu nuevo 'amiguito'."
"No es mi 'amigo'. Solo es un cliente al que, aprovechando que vamos hacia la Fábrica, voy a dejar en el hotel para que descanse." contestó Yumi mientras su amigo rubio entraba.
"Lo que tú digas, Yumi-chan." replicó Odd echándole una rápida y significativa mirada de recochineo antes de comenzar a desabotonar la prenda de una pieza revelando una camiseta interior de tiras que, en algún tiempo, había sido completamente blanca.
"Venga. Mu. Sube." dijo Yumi en inglés dando por finalizada la conversación, haciendo nota mental de tener unas palabras con Odd acerca de meterse con ella y su vida amorosa.
Con la misma, Mu subió en la parte trasera de la furgoneta y cerró la puerta mientras Yumi se sentaba delante y arrancaba. Pero no arrancó despacio y suave sino que lo hizo de golpe, consiguiendo que Odd se tambaleara y cayera con el disfraz por debajo de las rodillas.
"Con cuidado, Yumi, que casi me matas."
"Ay, ¿no lo conseguimos? ¡Qué pena!" respondió la voz de Aelita desde la cabina al tiempo que el vehículo tomaba una curva.
"Espera, ¿está conduciendo Aelita?" inquirió Odd mientras rodaba por el suelo debido a la corva.
"No, pero estoy muy indignada. Esperaba más confianza por tu parte dados los esfuerzos que hiciste para ayudarme con el carné"
"Precisamente. Conduces como yo." replicó el rubio al tiempo que intentaba erguirse apoyándose en su asiento, enfrentado al de Mu, que parecía dormido en el sitio.
"No sé si será tan poderoso como dicen pero, ¡como duerme el chorbo este! Seguro que tuvo que ser la lucha del siglo." dijo para sí Odd mientras se quitaba de todo el disfraz y procedía a ponerse unos pantalones morados y una camiseta amarilla que guardaba en un compartimento metálico de la furgoneta.
"Así que te llamas Odd." dijo de pronto lo ariano haciendo que Odd, que se encontraba de espaldas a él poniendose una sudadera morada, dio un salto de sorpresa "¿Te lo puso tu padre o es alguna clase de apodo?"
"Me lo pusieron mis padres."
"Dada tu personalidad, debían de ser videntes."
"Vaya, si tienes una lengua muy afilada"
"No, solo tengo una precisión inigualable. Ahora, ¿hay algún motivo por lo que vienes conmigo aquí atrás?"
"¿Te incomoda mi presencia, guapito?"
"No, pero no alcanzo a comprender porque Yumi pensaba que podías ser de ayuda contra el Coloso."
"Porque estás viendo mi forma física. Si me vieras con mi aspecto virtual apuesto que no te cabría duda."
"¿Aspecto virtual? ¿Que te crees que es esto? ¿Un juego de vídeo?"
"Vaya, apuesto a que eres todo un gamer. A todo esto, ¿no estabas durmiendo?"
"Algo así. En realidad estaba meditando."
"¿Meditando? Pues a mí me parecías bastante dormido. A todo esto, ¿es verdad que eres indio?"
"Nací en la India, si es a lo que te refieres. Pero en realidad soy griego-nepalí."
"¿Griego-nepalí? ¿Como se come eso?"
"Tengo la doble nacionalidad. Soy nepalí de nacimiento pero mi padre y ancestros son griegos. ¿Y tú? ¿Eres italiano o eres francés?"
"Francés. No tengo la nacionalidad italiana. ¿Pero tú como supiste que … ?"
"Por el acento. Está bastante suavizado pero aún se nota."
"¿Conoces muchos italianos?"
"Trabajo con dos italianos."
"¿De que parte?"
"Un romano y una siciliana."
"Vaya, debe ser todo un espectáculo verlos trabajar."
"No especialmente. Carecen de gracia y, además, son bastante violentos."
"¿Y no se pelean constantemente?"
"No, apenas coinciden en el mismo sitio."
"¿Y son buenos trabajadores?"
"Ella sí pero él… oye, ¿por qué te interesan tanto?"
"He entendido que los italianos del sur no se llevan con los del norte básicamente porque piensan que son unos clasistas y unos estirados, mismo un poco snobs. Y, a la inversa, los del norte piensan que los del sur son bien unos catetos o bien miembros de la mafia. Supongo que soy solo estereotipos ofensivos."
"Ciertamente. Angelo es de todo menos trabajador o educado. Y Tisífone... no encaja en ninguno de los dos aunque es bastante reservada y tiene un genio... complicado, más bien volcánico."
"Tisífone." repitió Odd como saboreándolo "Es un nombre sensual además de misterioso, digno de una donna fattale siciliana o napolitana."
"No estoy yo muy seguro de que sea lo que se dice muy sexual. Los hombres que no la temen son normalmente a los que menos les conviene ser vistos con ella. Renunció a la feminidad hace mucho tiempo y cualquier intento por recordársela suele terminar con gente en el hospital. Y eso que hoy las cosas están más restringidas en el referente a la violencia contra los soldados que hace veinte años."
"Ahí tengo que darte la razón, la donna fattale suele ser un tipo de viuda negra de las que matan suave y discretamente."
"Y Angello..."
"Por lo que he entendido, salvo trabajar, hace de todo siempre que implique litros de alcohol y/o diseñar maneras atroces de matar a otros. Y el sexo tiene un poco de ambas así que..."
"¡He, machitos! Si ya acabasteis de medíroslas, acabamos de llegar al hotel de Mû." dijo Yumi desde la cabina del conductor marcando el fin de la conversación.
"En fin. Fue un placer conocerte, misterioso guerrero griego-nepalí. ¿Cuando vuelves a Grecia?"
"En cinco días, franco italiano."
"Estupendo, supongo que nos volveremos a ver en algún momento de la semana. Aún quiero escuchar todo sobre tu batalla con el Coloso."
"Cuando quieras, cumpā."
"Lo haré, pengyou."
"Eso es mandarín." replicó Mu
"Pero me entendiste, no?"
"Sí."
"Pues entonces, hasta más ver." contestó al rubio antes de ocupar de nuevo el sitio del conductor y ponerse a ajustar el asiento, que Yumi había echado para delante para poder llegar a los pedales y al volante.
"Antes no tuve oportunidad de agradecerte por salvarnos. Mil gracias. Fue un placer conocerte." dijo Aelita antes de tenderle la mano y añadir "Supongo que no nos vamos a volver ver pero, si no es el caso, tengo un montón de preguntas para ti. Pero no te preocupes, trataré de ser un poco más agradable que la policía."
"Será un placer, madame." contestó Mu sonriendo de lado y estrechando la mano que le ofrecía la chica de pelo rosa.
"Solamente quedas tú, Yumi. ¿Te volveré a ver mañana para visitar más museos y monumentos?"
"Eso espero." contestó la japonesa mientras en su fuero interno ponderaba las explicaciones que iba tener que darle a su jefe, el señor Minet. Seguro que la policía ya habría contactado con él para contarle que había pasado e interrogarlo acerca de Mu (cosa que ella también tenía pensado hacer).
"¿Estás preocupada por lo del barco? No temas. Tú no sabías nada, no pasó nada digno de lamentar y tampoco creo que nos vaya a pasar nada."
"Yo también lo espero, Mu."
¿Cómo podía Mu estar tan pancho después del ataque del Coloso, uno de los monstruos más poderosos de XANA? Si no había sido porque lo había visto descansar después, casi parecía como si vencer al Coloso había sido un juego para él. ¿Quien era él realmente? ¿Alguna clase de súper guerrero de los dibujos animados? ¿Y para que necesitaba una empresa japonesa de semejante protector? Aparte, dijo que había más. ¿Cuántos más? Estas eran solo las mayores de las preguntas que zumbaban en la mente de Yumi esperando respuestas. Con todo, estos pensamientos tendrían que esperar a mañana, después de la reunión de los Guerreros de Lyoko, a los que debía informar del incidente con el Coloso.
