Aclaraciones:
Este es mi primer fanfic, realmente apreciaría paciencia y comprensión al respecto. Si hallan algo en lo que puedo mejorar, encantado leería una sugerencia.
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Soy totalmente consciente de que este ship es extraño, hasta podría llegar a desconcertar algunas personas con esto. Si te causa alguna reacción de disgusto, puedes simplemente pasar de largo e ignorar este fanfic. Hay fanfics de ships igual de raros, por lo que considero que otro no hará daño.
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Mi motivo de crear esto fue por la necesidad de saciar mi gusto culposo por este ship, el cual tiene muy poco material, y hay mucha más ausencia de este con respecto a los fanfics. Por lo que probablemente soy de los pocos que publiquen algo de esto. Con esto quiero llegar a que si tienen ideas que puedan aportar al desarrollo de la relación a estos dos, encantado los leo para ver si las agrego a lo que ya tengo en mente. Lo mismo si son ideas para otras historias relacionadas a esta pareja.
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Un ship no interfiere al canon, ni mucho menos algo similar. Así que calma fans de Shirou x Artoria o la ruta Fate, soy totalmente consciente de que ese si es canon y no tengo problema con ello.
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El flujo de la historia va ligado al suceso de eventos que van ocurriendo en Fate Unlimited Blade Works, obviamente teniendo cambios ya que Kiritsugu sustituye el lugar de Shirou como Master de Saber. Hice esto para tener una base con la que crear el fic, principalmente para no arriesgarme mucho para ser mi primer fic; ya lo hago con plantear esta pareja.
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Agradezco tu tiempo de leer esto (Si es que lo hiciste), si no tienes un inconveniente con lo ya dicho, agradeceré tu lectura al igual que tu tiempo.
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Gracias por la atención.
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Todo acabó, la cuarta guerra del santo grial finalmente había terminado. Por fin hubo un vencedor que pudo reclamar el grial, y con ello, un deseo a su antojo. Ya sea con malas o buenas intenciones, podría perfectamente cumplirse. Para la fortuna de todos, el hombre que lo ganó tenía una genuina buena intención, una que buscaba acabar con todo el mal de mundo y brindar paz a la humanidad.
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Que deseo tan más ridículo.
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Actualmente ese mismo hombre se mofaría de tal idea, al punto de despreciar aquella añoranza. Como en aquel tiempo dónde percibía disgusto ante la idea de tapar la muerte con honores o parafernalias de ese tipo que manejaban caballeros y guerreros de épocas pasadas, específicamente teniendo esa idea de que tales ideologías eran estúpidas. Ahora, lo que una vez fueron sentimientos de desagrado, ahora era lo que parecía ser una clase de indiferencia, yendo hacia ambas partes. Así como sus ideales y el de los Servants de la cuarta guerra. Solo que por parte de lo que fueron sus ideales, sabe que trata de esconder todo lo posible su sentimiento de decepción e impotencia, Kiritsugu puede describírselo a si mismo de otras formas, y realmente negativas, pero debe ser lo mejor solo dejarlo así, principalmente por su bien mental.
De todos modos, solo le queda presenciar como aquellos ideales junto a sus ganas de salvar a la humanidad ahora le castigan; como si no fuera suficiente, el destino le escupe con el hecho de que el grial estaba corrupto y ahora debe presenciar como ese objeto maldito destruye todo, significando que su deseo se diluyo al punto de traer desgracia a lo que tanto luchó por proteger. Y se mostraba como lo mismo que quiso proteger ahora se encontraba sumido en aquel líquido negro de corrupción, y todo por su culpa. Tal vez tantas atrocidades finalmente se le regresaban a manera de castigo; tantas jugadas sucias, asesinatos, traiciones, y falta de consideración hacia las personas, especialmente a esa mujer que fue su esposa, lo que fue su ayudante… Y Especialmente a lo que fue su Servant.
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Ahora camina entre el sendero de lo que tanto anhelaba preservar, con el gran detalle de que lo estaba perdiendo.
Edificios pereciendo, haciéndose escombros mientras que varios se hunden en ese líquido negro, uno por encima del otro. Calles derrumbándose, a medida los caminos se acortan y dejan de ser opciones para escapar. Y lo que es más importante para él, gente, gente inocente muriendo por algo que no les era relacionado, y no debía de hacerlo. Por esto, nuevamente Kiritsugu se atribuye la culpa a si mismo.
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⸻ ¡No, por favor no!
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Y con todo ese panorama, le era inevitable lamentarse. Gritar, junto a sus lloros, también acompañados de sollozos. Especialmente la desesperación, es impotente ver como todo cae sin poder hacer nada.
Trata de rescatar a la gente, mover los escombros, correr hacia ellos, pero al tomarlos se desmoronan, como si la vida que tanto busco proteger ahora se le resbalaba. Se convertían en ese asqueroso líquido negro que tanto llegó a repudiar.
Eso era todo, realmente no podía hacer nada, se daba cuenta de eso. Solo le quedaba ver sus manos, horrorizado por tal evento anteriormente descrito, llorando y gritando, continuando con su lamento, no hallando forma de como pararlo.
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⸻ ¡Kiritsugu!
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Y entre todo ello, a la distancia, una voz llamo.
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Así, sus ojos se abrieron.
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Y de una forma bastante precipitada, llegaron hasta irritarse sus retinas por esa acción, la luz de un sol amaneciente que entraba por la ventana no le ayudaba mucho, y era el colmo que justamente diese en su cara.
Arregló esa molestia con un simple movimiento de su cabeza, hacer que esta quede volteando hacia arriba. Pero, ese problema era mínimo comparado con los otros factores que envolvían esta situación.
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Sus parpados siguen bien abiertos, con la mirada pegada al techo. No solo eso, dejaba escapar algo similar a jadeos; su respiración era profunda, pero de ritmo lento. Era su forma de calmarse y lidiar con la ansiedad que le generó esa pesadilla.
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Exactamente, todo fue una pesadilla.
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Era costumbre que las tuviera, realmente como no hacerlo luego de eventos tan chocantes para su vida. Aunque eso no significa que todavía pudiera asimilar todo esto, sigue sufriendo por ello. Hace años se alteraba mucho, al punto de despertar muy exaltado, llorando o gritando, todo esto como un signo de estrés postraumático.
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⸻ (Demonios, otra vez… )
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Odiaba tener estas pesadillas, era otro recordatorio de sus pecados, representando como seguirá cargando con los mismos hasta su deceso seguramente. Como si no fuera suficiente con su mente consciente, que constantemente se taladraba a si misma con la culpa, su lado inconsciente le muestran estás imágenes como si no tuviese lapso para descansar de todo ello.
Lograba calmarse, sus parpados se cerraban hasta tener su mirada normal, una mirada distante, lo mismo pasaba con su boca, concluyendo con dar una suave exhalación por la nariz. Por fortuna con el paso de los años fue perdiendo el impacto de esas pesadillas de forma significativa. Sin embargo, como se observó, siguen teniendo efectos considerables.
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No perdiendo más el tiempo, levanto el torso, en medio del movimiento sujetaba ligeramente su hombro. Le dolía, algo que también era común. Estaba familiarizado con que varios dolores llegasen a su cuerpo abruptamente, cosa que era soportable, no entorpecía en su vida. Y a la vez era una señal preocupante, aquellos dolores con el paso del tiempo se fueron haciendo más comunes y duraderos, una señal de que la maldición del grial lo ha estado consumiendo, y no va a parar de hacerlo.
Finalmente dejaba el futon, al hacerlo tallaría sus ojos con suavidad, quitando cualquier basura o algo de ese estilo, con el motivo de aclarar su visión, siguió con unos pequeños estiramientos, centrados en la zona de sus hombros. Finalmente, luego de todo ese procedimiento acomodaría su montsuki, metiendo más sus brazos en las mangas de este. Mientras hacía todas estas acciones, repasaba todo lo que había visto en su sueño; era lo acostumbrado, revivir los flashbacks de todo lo que hizo mal, o de lo que se arrepentía. La cosa que llamo más su atención fue cuando escucho una voz aparte de gritos y lamentos, una que llamaba por su nombre, era la primera vez que le pasaba algo así luego de tener ese tipo de sueños por tanto tiempo.
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Abrió la puerta corrediza de su habitación, saliendo de esta a una velocidad algo lenta, cerrando la misma detrás suya. Pronto recorrió por un breve periodo los pasillos de la residencia Emiya, hasta llegar a la sala que conectaba con la cocina.
Estaba bastante tranquilo y silencioso, normalmente cuando llegaba acá alrededor de la mesa central se encontraban sentados Shirou, Taiga y una chica. Si no mal recuerda, se llamaba Sakura.
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⸻ Por fin despiertas. — Una voz le llamo, una que era de un tono animado y melodioso.
Kiritsugu lentamente dirigió su atención hacia donde venía la voz, encontrándose con Taiga en la cocina, ella fue la que le habló.
⸻ Buenos días, Taiga. — Diría Kiritsugu con un tono tranquilo, en sus labios se formaba una pequeña sonrisa mientras le miraba.
⸻ Mmm, te estás haciendo más flojo, cada vez te despiertas más tarde. — Se notaba el cambio de humor a un puchero sobre la cara de la chica, como si esa voz chillona que hizo no hubiese sido suficiente indicio para dejar ver su cometido.
⸻ Me está gustando dormir, solo eso. Por cierto, ¿Shirou ya fue a la escuela? — De primera instancia alzó los hombros, restándole importancia a la queja de Taiga. Cada vez requiere más descanso, no es buen indicio del estado de su salud ciertamente.
Así como le restó importancia a aquello, cambia de tema para preguntar por lo que es su hijo.
⸻ Aja, me asegure de que fuera temprano. — Lo que fue un puchero se convirtió en una sonrisa, dando un guiño hacia el hombre. Claramente lo de su puchero fue una broma de Taiga, Kiritsugu ya lo sabía.
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Cuando Kiritsugu perdió total esperanza y ganas de vivir por un periodo de años, tuvo ese pensamiento egoísta en donde le daba igual morir y dejar a su suerte al par de chicos que acogió en su hogar. Sacó la conclusión de que era injusto primero darles un lugar donde ir para luego simplemente irse, mucho menos podía hacerle eso a Shirou. Es por ello que con estos mismos chicos decidió sacar sus fuerzas y ganas de vivir, con deseo de brindarles una mejor vida y futuro, todo fuera de los peligros de ser mago, él sabe de primera mano los riesgos de ser uno.
Kiritsugu se encargó estrictamente de acercarlos lo mínimo posible a la magia, daba igual las insistencias de Shirou, el nunca cedió, quiso darle algo mejor que eso. Por eso le daba orgullo ver en lo que se convirtieron ahora; Shirou en un estudiante normal, y Taiga en una profesora que da sus clases en la misma escuela que él.
Aunque para lograr eso, tuvo que imponerse otra preocupación, quitarle la vaina Avalon que le dio a Shirou antes para salvarle la vida para ponérselo a sí mismo, ya que tuvo esa visión de que ese niño se la quedase como medio de protección en el caso de que Kiritsugu se fuera. Ahora por el cambio de opinión, las cosas son distintas.
Fue consciente de que la maldición le quitaría ese nuevo deseo de seguir viviendo, por lo que no tuvo de otra más que extraer la vaina a su hijo para ponérsela a sí mismo, no veía otra opción más que eso si quería preservar su vida, con el objetivo de darse más tiempo de vida ante la maldición. Teniendo la incertidumbre sobre seguridad de su hijo adoptivo, pero queriendo confiar en que no le pasará algo, más si se meticulosamente se encargó de apartarlo de todo peligro de la magia.
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⸻ Perfecto, gracias. — Su sonrisa se extendía más mientras asentía suavemente hacia ella, teniendo como objetivo reanudar su caminata, pero deteniéndose abruptamente. ⸻ Oye, ¿No se supone que tú también tienes que estar allá? —
Ante la pregunta, la chica se quedó totalmente estática, segundo después bajando la cabeza mientras daba un gemido de exagerada tristeza. ⸻ Es que Shirou no quiso prepararme mi bento porque me levante tarde, así que aquí estoy haciéndome uno. —
El hombre quiso reírse un poco, le pareció gracioso que le dijera eso cuando Taiga le ¨regañó¨ por levantarse tarde. ⸻ Ve, trata de no llegar tan tarde por lo menos. — Con una voz calmada, le indica eso a la chica, no queriendo darle la impresión de que la regañaba.
⸻ ¡Ya me iba de todos modos! ~ — Alzando un poco la voz en modo de cántico le dice eso, sonriendo mientras volteaba con él y daba una gran sonrisa. ⸻ Y si quieres que me apresure, te pediré de favor que lleves esa caja de herramientas al almacén para ya irme ahora. — Mencionaba mientras apuntaba con su dedo en dirección a la gran mesa donde todos comían.
⸻ No hay problema, yo me encargo de eso. — Daba el visto bueno a su petición, mirando brevemente por el rabillo del ojo en dirección a donde ella apunto.
⸻ ¡Ay gracias!, siempre tan amable, fufu. — Con una actitud más entusiasta, junto a esa pequeña risa juguetona, procede a tomar rápidamente un bento envuelto y acercarse a Kiritsugu, apoyando su mano en el hombro de este y dándole un beso en la mejilla.
⸻ ¡Cuídate mucho!, te veré en un rato. — Empezó a caminar rápidamente mientras alzaba la mano en señal de despedida en dirección a Kiritsugu. En cuestión de segundos Taiga abandonaría la residencia.
⸻ También cuídate, ten suerte allá. — Ella estaba ya en la puerta de la residencia cuando también se despidió, por lo que no estaba seguro si realmente escucho. Aun así, se mantuvo volteando hacia la mujer hasta cuando se fue mientras le sonreía.
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Tocaba cumplirle el favor a Taiga, no le molestaba hacerlo, realmente no tenía mucho que hacer aquí. En ocasiones limpiaba zonas de este lugar, medita pequeños ratos, se queda en el patio viendo hacia el cielo, y cuando se siente realmente con ganas, sale a caminar para despejarse. Lo más exigente que ha hecho cuando recuperó sus ganas de seguir adelante por quienes consideraba sus hijos, fue ejercitarse y mantener una forma, con la intención de por lo menos mantener la condición y forma que tuvo en sus épocas de asesino, no dejando que su sedentarismo lo consuma por completo. Lo ha logrado, pero recientemente le ha estado costando mantenerlo.
Un motivo de hacer eso es que lo mantiene bastante distraído, y realmente necesita eso en su momento más frágil, ya que siente como su mente llega a calmarse con ese cometido. Es hasta terapéutico.
Tiene un recuerdo gracioso relacionado a ello. Acostumbraba a hacer eso a escondidas en la sala del Dojo que solo usaba Taiga en su momento, pero hubo una ocasión donde Shirou lo atrapo haciéndolo, desde ese momento el joven se volvió entusiasta en repetir esa acción, con ese objetivo de imitar a su padre. Y Kiritsugu encantado lo oriento como ayuda. Al final con el paso de los años se volvió parte del estilo de vida del joven, solo que no es está tan centrado en eso como antes.
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Tomó la caja de herramientas que ella le mencionó, se encontraba posada en el borde de la mesa principal que fue mencionada con anterioridad. Era común verla en ocasiones allí, Taiga reparaba su moto muchas veces.
Caminaba nuevamente entre los pasillos de la residencia Emiya, saliendo al patio esta vez, era allí donde se encontraba el almacén. Apenas llegando observó rápidamente hacia una zona en específica, una realmente oscura donde no llegaba la luz natural, además de tener en esa zona muchos objetos apilados. Así se quedó por un minuto, solo observando, su rostro cambio a esa indiferencia que le caracterizaba, pero tal cara duro pocos segundos, retomó su objetivo de dejar la caja.
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Si alguien hubiera estado en la residencia aparte de Kiritsugu, seguramente hubiesen escuchado el estruendoso sonido que se originó en el almacén de forma abrupta, rompiendo todo el silencio que reinaba en ese lugar.
Metales cayendo, muchos objetos impactándose contra el suelo. Se escuchaba como se formaba un pequeño desastre. Entre ese desastre la caja de herramientas fue una de las causantes de ese estruendoso ruido. Todo cometido por el mismo sujeto que entró momentos antes.
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⸻ No no, esto no… — El hombre murmuraba, su voz temblaba, no solo eso pasaba, sentía como su cuerpo empezaba a hacer lo mismo, a tal punto de comenzar a inclinarse hacia adelante por el repentino desequilibrio que sintió.
⸻ Se supone que ocurre cada 60 años… — Los murmuros paulatinamente van aumentando su grado de sonido. Comienza a notarse el miedo y la alteración en su ser.
⸻ ¡No tiene ningún maldito sentido! — Ahora eran gritos, el miedo se va transformando en enojo. Esto parecía una broma de muy mal gusto. Otra que quiere jugarle el destino.
⸻ ¡¿Por qué yo?!, ¡Maldita sea!, ¡¿Por qué me tuviste que elegir a mí de nuevo?!
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Qué bueno que no había nadie allí, si ese fuese el caso, hubiesen presenciado una faceta que nunca vieron de Kiritsugu. Una de enojo, miedo, una en la que se mostraba realmente alterado, combinada con la ansiedad y un gran sentimiento de preocupación.
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¿Qué lo altero tanto?
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Entre sus arrebatos, el hombre solo se limitaba a tener la cabeza abajo, viendo en una dirección en específico, una parte en particular. Su mano, el dorso de la mano; esta tenía un entintado rojo, la forma de una cruz. No era nada más ni nada menos que una marca de Master, la misma que tuvo en la cuarta guerra por el santo grial. Kiritsugu no lo sabía, pero desde que se despertó ya tenía la marca, solo que por su somnolencia no se dio cuenta de que la portaba, solo hizo falta un movimiento extenso de su brazo a la hora de acomodar la caja de herramientas para que su mano se asomase por la gran manga de su prenda, fue en ese mismo momento donde pudo observar la marca.
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Así como se levantó en la mañana, tenía unos ojos muy abiertos, solo que con unos aires totalmente distintos, tenía su boca tratando de imitar lo mismo, pero apenas y se abría, no le podían salir más palabras ahora. Le estaba inundando el shock.
Esto no es más que el horror para Kiritsugu, era un claro indicio de otra guerra por el santo grial. Y Como si no fuera suficiente, una que es mucho más pronto de lo esperado. No estando conforme ese grial aparentemente, tomó la decisión de escogerlo como Master. Nuevamente se plantea la idea de que esto parece una broma muy desagradable. Solo que lamentablemente… No lo es.
Claramente, lo percibe como una amenaza, un peligro total. Luego de lo que sucedió en la cuarta, temía que pasara lo mismo. Sabe la naturaleza del grial, uno corrupto que no da el deseo que quieres. Podría creer lo contrario, pero que inicie otra guerra en un corto periodo de tiempo no le da ninguna impresión de que ese sea el caso.
Se avecina un probable peligro para Fuyuki, uno muy grande como inminente por el corto lapso de tiempo que hubo entre guerras. Los catastróficos acontecimientos de hace diez años pueden repetirse, tal idea realmente abruma la tranquilidad que le quedaba a Kiritsugu…
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Pero si él quiere evitarlo, tendrá que afrontarlo, no importando si esto le afecta de una forma u otra.
