Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 128. La Tormenta Soplará (1)
—Me disculpo por mi venir a estas horas, Su Majestad.
El Marqués Emmett me saludó, y agité la mano para indicarle a todos los demás que salieran de la habitación. La Condesa Angela se dio cuenta, y se llevó a las otras dos sirvientas con ella para que yo pudiera hablar en privado.
—¿Qué sucede?
Tan pronto como estuvimos a solas, el Marqués Emmett se sentó en una silla y me contó urgentemente la noticia: el hecho de que Irina era una esclava fugitiva, que había dado a luz a un bebé antes de conocer a Jasper…
—¿Bebé? ¿El bebé de Irina?
—Si. No sé quién es el padre, pero el Vizconde Vulturi está cuidando al bebé porque Irina se escapó y lo dejó atrás.
—El bebé de Irina...
Había escuchado rumores de que el Vizconde Vulturi tenía un bebé y, aunque nunca lo mencioné abiertamente, sospechaba que podría ser de Irina.
—Nadie sabe quién es el padre. ¿Estás seguro?
—Bueno, según lo que escuché. De todos modos, si son criados y vendidos como esclavos, no importa quién sea el padre.
El Marqués Emmett respondió con frío sarcasmo y agitó la mano antes de continuar.
Su siguiente noticia no fue sobre Irina, sino sobre mi hermano y Jasper. Jake había arremetido violentamente contra el Vizconde Vulturi para obtener la información, y en respuesta, Jasper envió a su guardia para confinar a mi hermano en su casa. Quizás sospechaba que Jake podría intentar difundir evidencia de que Irina era una esclava.
—Estábamos un paso por detrás.
Traté de advertirle a mi hermano sobre su comportamiento temerario, pero ahora la situación había cambiado. Suspiré, pero el Marqués Emmett sonrió y sacudió la cabeza.
—Estábamos un paso por delante.
—¿?
—Debido a que el Vizconde Vulturi está aliado con 'esa mujer', no revelará sus secretos a Su Majestad. Y debido a que Su Majestad no confía en Jake en absoluto y lo odia, Jake probablemente no le dirá nada.
—¿Con eso quieres decir... que debería contarle a Su Majestad el secreto de Irina?
—Si.
—...
—Sé que no te gusta aprovecharte de los débiles. —El Marqués Emmett me miró con una expresión feroz en sus ojos. —Pero, Su Majestad, ¿no sería mejor que se comiera la carne del ganado en lugar de la carne de un noble y elegante cisne? Uno solo necesita limpiar la sangre y los residuos.
Una vez que el Marqués Emmett se fue, la Condesa Angela me trajo en silencio una taza de café caliente. Me senté junto a la ventana del salón y miré la luna, perdida en mis pensamientos.
Irina tenía un pasado asombroso, ella no estaba dispuesta a contárselo a Jasper. En los días en que se volvió la mujer amada por el Emperador, había atacado a mi hermano con mentiras y me imitaba, todo con el pretexto de ser la más débil y vulnerable de la casa. Pasar por alto las acciones de Irina en esos días fue la compasión que Jasper me exigió. Era una cuestión de mi orgullo.
Además, no se podía confiar en el Vizconde Vulturi. Le dijo a Jake que Irina abandonó a su bebé. ¿Lo abandonó o lo perdió sin querer?
Escuché de Sir Harry que el Vizconde Vulturi mantiene al bebé escondido. Si Irina abandonó al bebé, ¿por qué razón lo hacía? Ahora que el Vizconde y Irina estaban cooperando, el vizconde tenía motivos para ocultar el pasado. Un amo y un esclavo normales no tendrían una relación así.
...
Sin embargo... el Marqués Emmett también tenía razón. Tratar a Irina como una extraña o pasar por alto su pasado solo era posible cuando podíamos ignorarnos mutuamente. Ahora con mi hermano bajo arresto domiciliario, aferrarse a las apariencias era una tontería.
Primero, hablaré con Jasper sobre mi hermano.
Isabella no era la única alma envuelta en pensamientos inquietantes. En un carruaje que se dirigía hacia la capital, Jasper trató de enfocarse en el tema de la disminución del número de magos, pero su mente seguía volviendo hacia Irina.
Irina ya tuvo un bebé. Este hecho fue obviamente impactante, así como el hecho de que tuviera antes un enamorado, pero ese no era el problema principal para él. Para Jasper, el problema es que Irina le había mentido.
Sin embargo, Jasper no pudo encontrar en su corazón el culpar a Irina incondicionalmente. Todavía recordaba su forma patética y lamentable cuando la rescató por primera vez, y no quería juzgarla todavía sin saber si su bebé fue robado, abandonado o cualquier otra cosa.
Jasper llegó al palacio temprano a la mañana siguiente sin aclarar sus pensamientos. Primero, fue a visitar a Irina.
—La Señorita Irina aún no se ha despertado, pero la llamaré.
La sirvienta iba a despertar a Irina, pero Jasper le indicó que se retirara y personalmente entró en la habitación de Irina.
Estaba durmiendo tranquilamente en la cama. Jasper suspiró y se inclinó en la puerta para mirarla, cuando su mirada cayó sobre algo inusual en la mesa. Se acercó y vio un mechón de hermoso cabello plateado.
Furtivamente lo tocó con los dedos.
¿Se cortó el cabello?
Pensó que era el cabello de Irina, pero después de un momento, le pareció que tenía el aspecto y la textura del cabello de un bebé.
—¿Su Majestad?
Irina se sentó y lo llamó con una voz de sueño. Se levantó de la cama y le preguntó por qué estaba aquí, pero su rostro se puso pálido cuando notó lo que estaba mirando.
—¿Su Majestad?
Su voz temblaba de terror.
—Ah, yo... me corté el cabello un poco. Creo que lo dejé por error.
Antes de que Jasper pudiera responder, corrió, agarró rápidamente el cabello y luego regresó a la cama. Su comportamiento incómodo decía mucho. Estaba seguro de ello… el cabello era de su primer bebé.
¿Ella abandonó al bebé?
Chasqueó la lengua. Quizás Irina no tuvo más remedio que decirle adiós al bebé, y guardó en secreto el cabello porque extrañaba a su hijo. La situación de Irina de repente se volvió más comprensible, y el pensamiento final jugó un papel decisivo en el cambio de opinión de Jasper. Sin embargo, la cuestión de la mentira aún no se había resuelto...
Ella no me lo dijo por miedo a que la dejara.
Él fingió no saber nada.