Kisspril

Día 5: Beso francés o apasionado

Definitivamente toda la tarde había sido un dolor de cabeza para Gwendal, por lo menos había bastado con un par de miradas amenazadoras al Maou para que se comportara y regresara a sus cinco sentidos para poder trabajar. No tenía idea de qué era exactamente lo que había hecho con su hermanito durante esa hora de ausencia y realmente no tenía intención de saberlo, era mejor así que imaginar a su hermanito hacer cosas que no creía que fueran aptas para un niño de 82 años como él, pero por la emoción que el Maou desbordaba, debió ser algo de este tipo.

Necesitaba tejer para olvidar…

Yuuri suspiró. Gwendal era bastante aterrador cuando se lo proponía, después de todo le había dado permiso de irse con Wolfram un tiempo, pero al llegar treinta minutos tarde, había enfurecido al mazoku, tampoco ayudó que por los recuerdos de lo sucedido por los pasillos del Castillo, no lograra concentrarse para reanudar su trabajo, pero realmente había valido la pena.

Logró en una hora, todo lo que pensó que se tardaría semanas o meses en avanzar con Wolfram, después de todo, su prometido era muy apasionado y una vez que cruzaron esa delgada línea que aún los separaba, no hubo poder para detenerlos, lo cual lo emocionaba y a la vez le daba un poco de miedo, iban un poco rápido, aunque llevaban muchos meses comprometidos y sin hacer nada, por lo que suponía estaba bien.

Caminó por los pasillos para llegar a su baño, pero no podía evitar recordar todo lo ocurrido hacía algunas pocas horas.

Sonrojado y emocionado, terminó por correr hasta entrar y encerrarse en su baño.

Cuando llegó a su habitación ya limpio y fresco, se encontró con Wolfram quien leía un libro sentado en la cama.

Se miraron y sonrieron.

Una vez que se secó bien el cabello y se cambió de ropa, le hizo compañía en la cama.

Wolfram dejó su libro para conversar con él como ya era su costumbre.

—¿Cómo te fue con Gwendal?

—Estaba enojado, pero no dijo nada.

—Perdón por haberte hecho llegar tarde.

—Yo tampoco me di cuenta del tiempo.

Y como si fuera un nuevo acuerdo silencioso desde esa tarde, sus bocas se buscaron una vez más.

Los labios de Wolfram sabían mejor y estaban más suaves de lo que Yuuri había imaginado, incluso ya presentía que su prometido sería muy apasionado, pero resultó serlo mucho más y estaba muy satisfecho con eso.

Tenía cero experiencia besando y era obvio que Wolfram también, así que fueron aprendiendo mutuamente con la marcha, lo cual fue dulce y a la vez divertido. Más de una vez, sus narices y dientes chocaron entre sí, pero la practica hace al maestro y se sacrificaría para ser un buen besador.

Apenas habían empezado esa misma tarde con sus rondas de besos y ya era adicto a ellos, pero al sentir la lengua de Wolfram en sus labios, no pudo evitar saltar en sorpresa.

No era algo malo, solo lo asustó un poco. Wolfram insistió y con miedo aún, lo dejó entrar.

Parecía que Wolfram sabía lo que hacía, lo cual le molestaba un poco, pero por más que intentaba seguirle el ritmo no podía.

Wolfram enredaba su lengua con la suya y sentía que incluso la chupaba por lo que pronto se quedó sin aire. ¿Cómo le hacían para respirar?

—Tranquilo, despacio, solo sígueme.

La lengua de Wolfram volvió a invadir su boca con un poco menos de fuerza, Yuuri hizo lo que le dijo, solo imitó sus movimientos. Comenzaron a jugar con sus lenguas y a chuparlas entre sí.

Yuuri se aferró a la espalda de su prometido, si estuviera de pie, ya se hubiera caído, pero aún así sintió la necesidad de entrelazar sus piernas con las suyas, mientras esas conocidas mariposas en el estómago hacían acto de presencia, pero no sabía si era normal que comenzaran a viajar más al sur.

Wolfram retiró su boca, pero no se alejó.

—Respira.

Yuuri lo hizo, pero se sentía vacío.

—Otra vez—pidió.

Wolfram rio.

—Aprendes rápido.

—Ya no estoy tan seguro de que no tengas experiencia.

—¿Celoso? No te preocupes, es la primera vez que lo pongo en práctica, pero hay libros muy gráficos que explican todo, ¿quieres leer uno?

—Prefiero que tú me enseñes.

Wolfram sonrió, antes de volver a unir sus labios con los de su prometido.