Hola, finalmente he actualizado esto. (Si es que claro, todavía a alguien le importa)
Solo eso, pido una gran disculpa si alguien que seguía esta historia tuvo que esperar una actualización, distintas cosas (mayormente mi pereza) entorpecieron mi escritura, aparte de pensar y meditar que rumbo tomar con esta historia.

Este capítulo en realidad es la mitad de lo que tenía pensado escribir. Opté por dividirlo en dos partes, por eso quizás lo sientan algo corto en comparación a los anteriores.
El motivo es simple, estaría aplazando aún más la actualización, porque quizás lo sobrante podría tomar tiempo redactarlo.

Otra cosa que debo comentar es que no he releído esto que escribí, principalmente porque ya quería publicar algo y no quería esmerarme en darle una segunda lectura. Aparte de que no tengo Beta Reader. Así que, pido una disculpa si llegan a encontrar fallos o errores en la ortografía.


Parece ser que la noche sigue predominando en Fuyuki, la luna era tan luminosa que su brillo era suficiente para dar visión a lugares abiertos; no solo eso, estaba el hecho de obviar algo tan evidente como la belleza de la misma. Era lo poco disfrutable de ver cuando se trataba de lidiar con una guerra encima, más si debía manejarse desde el anonimato, con la noche siendo un periodo factible para algo así.

Tal vez esto era de lo poco que puede disfrutar Artoria ahora, supone que con el periodo de "paz" viene ese curioso gusto por algo así.

Pero parece que la que más disfruta de esto es su acompañante, la cual por algunos momentos las acciones de ella pasaron desapercibidas por la misma Saber, la cual hace minutos se dedicaba a observar la luna. Ahora que bajaba su mirada para ver a su acompañante, inmediatamente dándose cuenta que estaba disfrutando del mar, la cual con mucho ánimo caminaba sobre este con los pies descubiertos, disfrutando de la sensación de como el mar pasaba por sus pies hasta sus rodillas.

Artoria de primera instancia dejó escapar una tenue sonrisa, estando un poco conmovida por la escena, ella realmente estaba disfrutando con tan poco. Fue así hasta que algunas cosas pasaron por su mente en cuestión de segundos, lo que le hace bajar la mirada y perder el poco brillo que su rostro hace instantes emanó, pasando a simplemente estar así, dejando que la contraria mejor disfrutase sin fuese interrumpida.

En algún punto los constantes sonidos de salpicadura se detenían, indicando que aquella mujer se había detenido en sus actividades; algo que Artoria no nota, como si ignorase algo así pues podría ser considerado banal. Aun así, su fijación ahora mismo es repasar algunos recuerdos.

⸻ Saber, ¿te gusta el mar?

Alguien hablaba, y no era proveniente de Artoria, sino de su acompañante.

A pesar de su anterior flujo de pensamiento, pudo oír perfectamente aquella pregunta, aunque se siente con falta de respuesta a ella. Justo tuvo que mencionar algo así cuando su mente hace momentos divagaba sobre eso.

⸻ Supongo que no lo sé. — Responde sintiéndose algo perdida, no teniendo la certeza de que decir; esto era demostrado con su actuar, manteniendo sus ojos enfocados al propio mar. A ella le parece curioso sentirse así, más cuando estaba acostumbrada a la franqueza, supone que su evasión radicaba en que esto involucraba su pasado.

⸻ En mi época y país el mar estaba dónde mis enemigos llegaron. — Y ahora que tenía una idea del porque su anterior cometido, pues decide desechar tal sentimiento para decir la verdad, revelando ese indicio de su pasado como rey, uno del cual sigue lamentándose. Y del cual también estaba rebobinando en su mente antes de la pregunta cuando veía el mar. ⸻ Desde entonces lo he odiado, pero nunca me tomé la molestia de admirarlo. — Daba una explicación del por qué difiere del gusto de su acompañante, radicando en el amargo recuerdo del mencionado pasado. De todas formas, comprende el agrado de la contraria, no menospreciando su gusto por el mar.

⸻ Lo siento por eso. — Con cierta pena la otra parte responde a las palabras de Saber, entendiendo el pesar que debe estar pasando ahora mismo, o por lo menos, una cierta incomodidad. Aun así, en su actuar no hay un cambio; simplemente dejando que el mar siga pasando y golpeando sus pies, siempre observando a la dirección del mismo y dándole la espalda a lo que sería Saber. ⸻ Eres una mujer como yo. — Comparte el mismo sentimiento que el rey, uno que, por ciertos eventos de la vida de cada una, odiaron o tuvieron que apartar cosas de su vida para cumplir un propósito.

⸻ Sin embargo, supongo que cuando fuiste el Rey Arturo no podías permitirte el lujo de disfrutar cosas como esta. — Lo decía de forma más directa, compartiendo aún más ese sentimiento empático por ella, dándolo a notar en su tono suave y benevolente.

Ante esto dicho, Artoria no supo que responder. No quiere admitirlo, pero tal vez dio en el clavo con respecto a todo esto. Estuvo tan limitada en sus sentimientos, siempre habiendo tenido que enfocarse únicamente en su reinado y traer lo mejor para lo que una vez fue su reino. Dejando de lado muchas cosas… hasta su humanidad.

No se siente capaz de responderle de alguna forma a Irisviel, por lo que prefiere simplemente evadir el tema. ¿Miedo a expresar lo que siente por saber eso? No lo sabe, solo quiere evitarlo.

Niega con la cabeza varias veces, alejando esas ideas de su mente para orientarse a otro tema, exactamente relacionado con la que es su acompañante, queriendo preguntarle algo. Aunque cualquier cosa es mejor para evitar esto.

⸻ ¿Y tú, Irisviel? — Mencionaba el nombre de su acompañante, queriendo llamar la atención esta vez por algo que ella quiere preguntar ahora. Finalmente le miraba luego de rato, esbozando una tenue sonrisa como parte de su amabilidad, la cual considera que esa mujer realmente merece. ⸻ ¿No prefieres pasear con Kiritsugu por la ciudad en mi lugar? — Ciertamente si estaba curiosa por eso, manifestándolo ahora mismo; puede que Kiritsugu haya sido alguien que rotundamente se negaba a interactuar con ella, pero sabe que con Irisviel es otro asunto distinto. Lo ha visto con su hija, no sería la excepción con su esposa.

Pronto se dio cuenta que su curiosidad no salió del todo bien. Posteriormente de haber dicho esa pregunta pudo ver como el humor de Irisviel tomó un bajón, notando inmediatamente que fue algo que no debió preguntar. Iba a pedir disculpas, pero ella habló antes.

⸻ No puedo hacer eso. — Fue lo que respondió la mujer de pelo blanco y piel pálida, resbalándose un ligero dolor en aquellas palabras, y por la naturaleza calmada de la mujer, la tonalidad baja de esas palabras fue por eso mismo. ⸻ Sólo sería herir sus sentimientos. — Así como Artoria le observaba, Irisviel hizo lo mismo, dirigiéndose con un tono más característico de ella, cambiando aquel semblante a algo más animado; solo que para Artoria aún puede ver la melancolía asomándose en la mujer de piel pálida.

Parpadeó con incredulidad, no entendía las palabras de Irisviel. El rostro de Artoria reflejaba enteramente ese sentimiento. Ahora quiere saciar esa duda que le dejó aquella mujer.

⸻ ¿Kiritsugu no disfruta pasar el tiempo contigo? — Cuestionaba directamente, consciente o inconsciente podría generar una situación doliente para ella, pero la necesidad de Artoria para tener las cosas más claras predomina más.

⸻ Él es alguien que encuentra a la felicidad dolorosa. — Y lo que buscaba se le es dado, una respuesta sin aparentes vacilaciones, una que ni siquiera se tomó una pausa para digerirla y darla. Así como fue de fugaz, pudo notarse como la aflicción se asoma aún más.

Para este entonces, Irisviel vuelve a orientar a su cuerpo con el mar, dándole la espalda a Saber. Puede que esta no pueda notarlo, pero es fácil deducir que ahora mismo está pasando cierto duelo con respecto a ese tema. No solo eso, asegura que hay otros temas que giran en torno a la situación de ahora.

Sin embargo, no es que quiera detenerse a analizar eso.

Si no, otra cosa que le parece que más resalta. Pero no de buena manera.

"Encuentra a la felicidad dolorosa"

No entiende nada de eso. ¿Sufre por voluntad propia? ¿Qué tipo de cosa vaga es esa? No lo dice por las palabras de Irisviel; si no que encuentra realmente tonta tal forma de pensar. Si es que claro, la albina dijera lo correcto. Pero no pone en duda su palabra, realmente cree eso. Aunque desentona del propio pensamiento de Artoria con respecto a Kiritsugu, sigue entrando en como lo cataloga; un idiota desconsiderado. ¿Hasta ese punto llega su comportamiento? Sí, lo veía normal, dentro de lo que cabe. Tal afirmación viniendo al recordar nuevamente como jugaba con su hija.

Y aun así, sigue sin evitar creer que esas palabras no tienen sentido. ¿Acaso le gusta sufrir?

Prefiere optar por desechar sus ideas y pensamientos. Tiene la impresión de que no va a importar lo que crea, haga o prevenga, las cosas estarían complicadas con su Master. En aquel momento podía tener una ligera esperanza de poder revindicar las cosas con él, pero poner esfuerzo para concretar eso no valdría la pena, seguramente.

[ … ]

No se equivocó al final, todo salió increíblemente mal.

Por eso se siente harta a la hora de seguir pensando en esto. Repasando lo que fue mal; no solo con ese hombre, si no con todo lo demás. Fue una guerra desastrosa, eso está claro.

Aunque, no entiende porque sigue repasando todo esto de forma tan activa, probablemente sea el castigo autoimpuesto por su mente que quiere recordarle sus fallas, y el motivo de estas. Parte de esto, dirigido a aquel hombre que es su Master.

Otro factor que influye en su divagación, es que ahora está prácticamente sola, se tiene a sí misma en este momento y nada más. Lo que le hace estar encerrada en sus pensamientos.

Sobre ella.

Sobre lo que hizo.

Sobre ese hombre. Maldita sea, todavía sigue impactada con Kiritsugu por el hecho de que sea su Master.

Sus divagaciones son interrumpidas. Siente como su cara se está calentando en ciertas zonas de su rostro. Algo que le hace abrir inmediatamente sus ojos, abriendo paso a una vista algo borrosa, más cuando algunos rayos de luz impactan directamente a sus ojos. Eso le hace parpadear algunas veces y bajar su mirada, viendo hacia el gran barranco hacia las calles, viendo muy pocos coches transitando, lo mismo con las personas; recordándole que todavía sigue en la orilla de lo más alto de un edifico.

Inmediatamente, al notar la presencia de gente, da algunos pasos hacia atrás mientras sigue mirando bajo. Sabe cómo son las cosas, los transeúntes no deben de verla con esta apariencia, mucho menos en un lugar tan inusual como el techo de un edificio de considerables pisos.

Se detiene cuando creé que es suficiente, levantando su cabeza para observar directamente al frente; por la altura en la que se encontraba, tiene libre vista desde la lejanía al mar, notando como el sol se había asomado de forma considerable, asimilando que lo que le "despertó" fueron los fuertes rayos del sol.

Cae en cuenta que el tiempo pasó mucho más rápido de lo que creía, al final lo que ocurrió fue revivir aquel recuerdo que tuvo con Irisviel antes de que se diera cuenta de lo monstruoso que fue el esposo. El contraste entre ellos fue muy remarcable, siempre tuvo esa idea.

Y nuevamente recae en él. Suspira al darse cuenta de eso, cerrando sus ojos con cierta presión, notándose como se tensan sus parpados.

Al final, es inevitable. Quiere dejar todo lo que sucedió en el pasado, o por lo menos fingir que así lo hizo, pero se siente incapaz de hacerlo. La frustración y enojo le sigue empujando a seguir recordando, como si le tentara a que por primera vez en su vida sintiese odio. Un odio que no fuese dirigido a sí misma, si no a otra persona.

Ni Lancelot, ni Mordred, o todos aquellos que le dieron la espalda en las últimas. No, solo siente ese sentimiento tan ardiente iba dirigido hacia Kiritsugu. A pesar de que ese odio es distinto, a la vez lo siente tan familiar.

Similar al odio que siente por sí misma. Aquel que se encargaría de recordarle lo impotente que se siente, el fracaso que ella misma ve, y la decepción que sus allegados cree que sentirían.

Como si fuera un recordatorio. Un reflejo de ella.

Vio en él lo que tanto le atormenta, ese camino que recorrió alguna vez y se sigue arrepintiendo. Guerra y muerte, eso es todo lo que envuelve a ese hombre; no solo eso, con sus propios ojos presenció la destrucción y daño que puede causar. Hacer lo que sea necesario para cumplir sus objetivos, o llevar la decisión "más realista".

Lo mismo que ella hizo en su periodo de reinado, velando por lo mejor para su reino. Pero a pesar de todo eso, fracasó. Se envolvió precisamente de esa guerra y muerte para traer lo mejor para los suyos, y resultó en lo que conoce la historia.

Y con eso, quiere convencerse de que es mejor que él… ¿acaso quiere creer que así es?

¿Ese odio proyectado no significa lo contrario a eso?

Si a final de cuentas, él fue quien le quitó la fachada que quería mostrar en la cuarta guerra, que sus visiones en aquel entonces estaban equivocadas. Quería fingir pureza y honor, que los esfuerzos de los caballeros en la batalla significaban algo, que había un código para seguir. Quiso imponerse un placebo que la condicionase a pensar que siempre hay una buena causa para pelear, que el infierno de la batalla no era así; cuando irónicamente, es lo que le perturba.

Vaya tontería. Ahora que lo recuerda, lo considera estúpido. Precisamente Kiritsugu le hizo ver eso, ¿de qué quería convencerse exactamente? ¿qué no fue del todo mala?, si abordó el pragmatismo de modo similar a su Master, buscaba la victoria y lo mejor para los suyos; todo con el objetivo de aplazar el tiempo de vida de Bretaña, cumpliendo la expectativa de los que la seguían. Consideraba que era lo mejor; al final, fue criada para ese motivo.

Por eso, la llama se hizo mucho más intensa. Fue un recordatorio de su patético intento por blanquear sus acciones. Y con ello, aumentando más ese odio distribuido sobre él y ella misma.

Hasta este punto, no siente más que desesperación. Lo único que le queda es su deseo, quiere borrar su huella, limpiar la historia. Ante esto, su desesperación es aún más palpable cuando Kiritsugu fue quien le arrebató esa posibilidad una vez. Allí se repite a si misma otra razón para tenerle asco.

Aunque, esto le ayuda a comprender el cómo sus acciones de la actualidad reflejan el cómo desechó esa mentalidad que creía tonta. Precisamente por eso no tuvo objeciones cuando su Master intervino en su combate contra Lancer, o cuando buscaba cazar al Master de este. Irónicamente, lo único que le molestó fue cuando la detuvo de querer ir directamente por el Servant para derrotarlo y dejarlo fuera del combate, un trato muy diferente a su actitud en el combate que tuvo con Diarmuid, al igual que lo distintiva que es su verdadera visión a comparación de aquel entonces.

Odia admitirlo, pero aquel hombre demostró un buen desempeño en lo que una guerra del santo grial se refiere, lo que le hace un buen compañero para luchar. Si no fuera por eso, seguramente le rebanaría la cabeza en este momento, solo que la desesperación por obtener el grial le limita; si tiene que hacer alianza para ser compañeros de armas en esta guerra, tendrá que hacerlo. Claro, su paciencia ha llegado a su límite; por lo que cualquier impertinencia o sospecha de traición como en la anterior guerra, no dudará en despedazarlo. Si ella no puede obtener el grial esta vez, mucho menos él, se encargaría de que ambos cayesen. Esto demuestra otro signo de que cuan desconfiada está después de lo sucedido.

Para cuando se da cuenta, no estaba atenta a sus alrededores; con el sol estando más arriba del océano por el rato transcurrido, no sintiendo los rayos del sol esta vez, ya que su cara estaba orientada hacia abajo, lidiando con todo este cumulo de cosas. No le hacía falta verse a la cara para identificar su desdén, rozando al enojo en su totalidad.

Se siente totalmente sofocada, no solo por los sentimientos ya explicados, si no por lo que puede depararle. No solo debe estar muy atenta a la guerra en si, sino que también a su propio Master, no va a dejarlo impune de todo. Quiere saber todo. El motivo de su traición, acciones, y echarle en cara todo lo que se guardó en ese choque que tuvieron después de la caída de Diarmuid, que fue lo más cercano a una plática.

Teniéndolo claro, decide tomarse un rato para meditar lo que hará y relajarse. Puede bajar ahora mismo y poner en práctica lo que busca, pero también hay que tener en cuenta que tienen que avanzar en esta guerra, así que cuando encuentre el momento, lo hará. Tiene que demostrar porque fue rey, dando a relucir su capacidad de manejar estas situaciones.

Por otro lado, Kiritsugu no lo está pasando mejor que ella.

A pesar de que su enfoque quiera dirigirse a la planificación de su próximo movimiento, no pudo evitar simplemente quedarse sentado luego de lo sucedido de anoche, esto no solo centrado en su tensión con Artoria, también había otras cuestiones invaden su mente. Su moralidad, principalmente; no tiene muy claro cómo actuará en esta guerra. La brutalidad siempre le caracterizaba, pero hay aspectos que le hacen rechazar esa posibilidad.

"Hacer lo que sea necesario" dejó de ser una opción de primera instancia. Es cuestión de voltear atrás y ver todo el mal que ha dejado por esa visión. Afectándose a él mismo, al igual que lastimar a gente que no lo merecía. No solo eso, las consecuencias de esto mismo le hicieron darse cuenta que sacrificaría más de lo que puede ganar, un sin sentido que le condenaría de nuevo.

Gruñía con frustración, colocando su mano sobre su frente mientras cierra los ojos, trataba de controlarse. Estancarse en esto no le hará avanzar, y lo sabe. Asimilando este hecho, se pone de pie al creer que tomó una decisión. Miró con el ventanal por una brevedad, percatándose de que el sol había superado el alba desde hace rato, sintiendo que le pisan los talones para darse prisa y dictaminar algo.

Y ya teniéndolo claro, dirige su mano a uno de los bolsillos de su pantalón, sacando un teléfono plegable el cual abre, presionando sus teclas al apenas hacerlo. Fue tan fugaz que parecía dejar claro que el número que marcó lo tenía bien grabado en la cabeza. Cuando acabó este proceso tan pequeño, dirige el aparato a su oreja. No hubo lapso de enviar una señal de llamada al otro lado, ya que fue contestado rápidamente.

⸻ ¿Mmm? — Se oyó un tono desinteresado desde el otro lado de la llamada, bastante marcado por una simple expresión que indicaba prestar atención, siendo esa persona "iniciando la conversación" de primeras.

⸻ Soy yo, Emiya. — Él dice con algo de cautela, pero siendo más remarcable su tono característico. Su lenguaje corporal no indicaba nada cuando hablaba, incluso pareciendo que su mirada estaba perdida en un punto fijo.

⸻ Para ser sincero, pensé que habías muerto. — Responde el otro lado de la llamada, soltando aquel comentario sin tapujo alguno, incluso todavía arrastrando el desinterés de la anterior ocasión. Dejando en claro que no era la conversación de gente felizmente "reencontrándose". ⸻ Desapareciste por diez años- —

⸻ Necesito gente que haga misiones de reconocimiento en Fuyuki, especialmente que investiguen los remanentes de los Tohsaka y Matou. — Kiritsugu interrumpe al hombre del otro lado de la llamada, siendo contundente con lo que buscaba, llamándolo por esa simple razón. No estaba aquí para platicar alegremente de cómo le fue. ⸻ También busco modelos específicos de armas que busco, pero eso quiero hablarlo con tu promotor. — Prosigue con las solicitudes, enfocadas en la aportación que se le puede dar en esta lucha. Estaba acudiendo a la misma gente que le ayudó en el espionaje y obtención de armas en la cuarta guerra, incluso requiriendo su influencia desde antes que comenzara.

⸻ Y como no hemos hablado en todo este tiempo, supongo que no sabes cómo cambiaron las cosas por acá. — Una contestación que provoca que Kiritsugu desvíe la mirada hacia un lado, con el teléfono posicionado en su oreja; siendo signo de la confusión que estaba surgiendo. ⸻ Dejamos nuestro trabajo por esos lares desde hace tiempo. La seguridad ha cambiado drásticamente luego de varios incidentes, siendo difícil que pudiésemos negociar. No solo era la seguridad de Fuyuki, si no que varios magos incluso llegaron a meterse. —

Siguió un silencio por parte de ambos con esa explicación, causado por Kiritsugu por no responder nada. Analizaba sus palabras meticulosamente, hallando que no mentía al respecto; tenía sentido, luego de todo, era inevitable que algo así sucediera. Se sintió tonto no contemplar esa posibilidad, subestimó todo por distanciarse de aquella vida desde hace mucho, no teniendo en cuenta las carencias de lo que buscaba.

⸻ No me digas que tienes pensado volver a las andadas.

Apenas escuchó eso, Kiritsugu directamente cuelga, cerrando el teléfono para dirigirlo de nueva cuenta a su bolsillo. Esto no le aporta en nada, así que decide dejarlo de lado. Parece ser que ahora si está solo en esta guerra. Ya no se trata de tener compañeros, sino de ayuda externa, ahora tendrá que luchar sin eso.

⸻ (Maldita sea) — Fue su pensamiento más sincero, maldiciendo la situación que está cruzando. Tendrá que depender de únicamente sus capacidades… y las de Saber especialmente, que ella es lo más clave aquí. Kiritsugu todavía con su mirada hacia un lado, exhala profundamente desde su nariz, buscando mantener el ánimo de un modo controlable.

Busca otras alternativas que le puedan ayudar, pero son simplemente desechadas por uno u otro motivo. Ahora contemplando la posibilidad del haber pasado tanto tiempo, cualquier opción queda desechada, no generando un sentimiento positivo en Kiritsugu. El hecho de valerse por si mismo cae como yunque, su especialidad era valerse de lo externo, aprovechando cualquier ínfimo detalle.

Su conclusión es simple, tiene que ingeniárselas en esto. Aprovechar al máximo sus propias características, al igual que su vínculo con Saber. Apreciar esa última posibilidad lo pone especialmente tenso, sintiéndose todavía más orillado a eso por cómo están yendo las cosas.

Pensar todo esto le hace variar en su lenguaje corporal. Teniendo una mano suya sobre su boca, tapando la agría mueca que mostraba sus labios. Y su mirada totalmente orientada hacia abajo, como si estuviese siendo derrotado hasta por sus propias ideas, considerándolas pesimistas.

Pronto un pesado suspiro inundó la habitación, afrontando desde ahora lo que le puede deparar. Simplemente tiene que recordar el por qué se quedó acá para luchar, dignándose a presentarse en esta guerra por las personas más importantes de su vida; Shirou y Taiga.

Gradualmente su mirada se alza, mirando hacia el ventanal que tiene al frente, teniendo más determinación luego de rememorar esos dos. Agravando tenuemente su mirada, esto provocado por un pensamiento fugaz que cruzó su mente; queriendo también conmemorar a los que cayeron por su culpa. No sabiendo que era otro intento de su mente para tratar de aliviar el pesar que le persigue.

Algo que tiene claro, es que esperará el anochecer, si busca hacer un movimiento, es bastante claro que el momento óptimo es a horas tardías.

Más cuando se trata de pasar desapercibido.

[ … ]

Pasaron las horas, el día se transformó en tarde, y esta le abrió paso a la noche que tanto se esperaba. Kiritsugu no era el único que esperaba la noche aparentemente, desconocía que hasta la propia Artoria preferiría que llegase la luna para también ejercer su acción como Servant, también pareciendo que quería evitar a su Master el máximo tiempo posible hasta que llegase esa hora. Era fácil asumir eso, porque en todo el rato anterior, ni siquiera bajó del techo, especialmente porque no recibió un llamado por parte de Kiritsugu.

Pero la hora había llegado, la luna estaba lo suficientemente alzada en el cielo como para querer intentar algo. Kiritsugu buscando efectuar lo poco que pudo mapearse en su mente, y Artoria teniendo que forzarse a seguir el camino que este llegue a trazar; claro, si algo parece descarrilarse, no dudará en usar mano de hierro.

La Servant, donde posteriormente se mencionó que todavía seguía sobre el techo, comenzaba a caminar lentamente, dando ligeros sonidos de pasos sobre el ambiente. Simbolizando lo pesada que se estaba volviendo su presencia ahora, volver a ver a ese hombre no le entusiasma para nada, y eso se sabe.

Pero que no quiera volverlo a ver no significa que deba dudar ahora, demostrándolo al apenas alcanzar la orilla del tejado, se dejó caer, sintiendo como el viento la empujaba con violencia, signo de recorrer una buena cantidad de distancia de aquí a donde quería aterrizar, y ese lugar era precisamente era el balcón que daba a la habitación en donde estaba su Master. Tardó poco en hacerlo, dejando un agudo sonido de metal chirriando y chocando por el impacto contra el suelo. Era raro, fue bastante suave y silencioso, solo que recibió la presión de eso ella, sirviendo como un anunciante de su llegada.

Después de caer, gira su cabeza para encontrar con la figura de Kiritsugu. Si se hubiese dejado llevar por sus sentimientos, agudizaría la mirada de manera evidente, pero mantiene su temple como ella cree que debe. Da un par de pasos al frente, entrando de manera definitiva a la habitación; llega a notar que estaba frente a la cama donde dejó ese monto de bolsas, teniendo a la mano un de sus armas, viéndola por algunos segundos. Asumía que se estaba preparando, y lo hizo de manera correcta.

Bajo el punto de vista Kiritsugu, este tiró la palanca del Calico que tiene en sus manos, teniéndolo cargado, posteriormente poniendo el seguro del arma. Desde antes supo que Saber vendría, y lo vio óptimo. Le pareció perfecto el cómo cuando estaba preparado para irse, ella justo llegó sin necesidad de llamarla. Y a pesar de notar su presencia, le prestó más atención a su arma por un breve periodo de tiempo.

Cuando terminó, guardó el arma cerca de su cintura, siendo dentro de la gabardina. Irguiéndose al acabar, gira su cabeza para mirar con Saber, teniendo otro contacto visual entre los dos; mutuamente se mostraban distancia con solo un vistazo, como si fuese un muro que ahora Artoria también impondría.

Ella quiere reprimirse para no explotar. Él quiere mantenerse alejado de las consecuencias de que ella explote.

Y con ello, ambos al final hallaron un equilibrio sin saberlo.

Pero lo que tampoco saben, es que es uno demasiado débil e inestable.

⸻ Vámonos. — Dictaminaba de forma clara, una orden simple y fácil de entender. Es obvio quién la dio, más si se maneja como algo tan plano. Así como lo dijo, fue que inmediatamente le dio la espalda, comenzando a movilizarse, siendo unos pasos realmente lentos, yendo hacia la puerta.

Aunque pudo percatarse de algo de manera rápida, no escuchaba los pasos de ella cuando estaba a poca distancia de la puerta.

⸻ Me niego. — Y para complementarlo, una voz profunda procede a sus espaldas; como si quisiese tomar la autoridad ahora. Así como él fue claro, ella también lo imitó. Y se le facilitaba; siendo sinceros, ella estaría muy por encima de él en términos realistas.

Kiritsugu se detuvo al apenas escuchar eso. Hubo un lapso donde no hizo nada más fuera de eso, como si estuviese procesando lo que acaba de escuchar. No es algo que le moleste o le cause pudor, sino que, es la sorpresa de presenciar algo así.

Aunado a eso, una terrible presión comienza a golpear contra su espalda. Como si ella estuviese de alguna forma empujando contra su espalda esa rabia contenida… hay que dejar algo en claro, y es que se siente intimidado.

Aun así, todavía bien erguido, miraba por encima del hombro para concretar contacto visual con su Servant, que todavía sigue alejada a una remarcada distancia. Ahora lo que él veía era una mirada sombría, que irradiaba el juicio que estaba siendo ejercido en él, inclinándose a desfavorecerlo completamente. A pesar de esto, Kiritsugu se mantiene inamovible y en silencio, no apartando su mirada en ningún momento.

Justo diría sus palabras, las cuáles tratarían de preguntar el por qué de su negación, pero ella se le adelanta.

⸻ Suficiente irrespeto me has hecho desde que me invocaste. — Sigue hablando, con su tono de voz ejerciendo presión de manera titánica, tensando todavía más la burbuja que está tendiendo a romperse alrededor de ellos. Era sorprendente como puede transmitir sin romper cada una de sus facciones, perfectamente pudo demostrar el desagrado de siquiera hablar. ⸻ ¿Siquiera conoces a quién te diriges? — Prosigue con una pregunta que resbala veneno, insinuando como pasa desapercibido tal factor. Ella tiene visión de que todavía desprecia los de su tipo, pero algo tan banal no lo hace estar sobre ella.

⸻ El gran rey de los caballeros, Artoria Pendragon. — Ostenta su título como no lo hizo antes, queriendo ejercer una autoridad tan abrumante que hasta su yo de aquella época donde Bretaña cayó se cuestionaría. Pero con él, con la situación que le consume, y la frustración; todo eso ya no importa ni un poco. ⸻ No sabes cuan inmensa es tu suerte, como para que no te rebanase la cabeza al apenas verte. Deberías estar agradecido por la indulgencia del rey. — Poco a poco su cuerpo comienza a brillar, disipándose en los trazos de esta luz para abrir paso a la armadura que está formando. ¿Le está amenazando? Porque se siente así, los acontecimientos giran de forma peligrosa.

⸻ Para ti, no soy ninguna Saber. No soy una simple marioneta que usarás para tus infames propósitos. — Su armadura por fin llegaba a formarse en su totalidad, solo faltaba su espada, la cual parecía querer manifestarse, pero no lo ejercía todavía. Mientras tanto, con sus palabras dejaba en claro como quería que fuesen las cosas; es cierto que Artoria se desprecia al punto percibirse como una mera herramienta, que lo que fue en el pasado ya no importa, como si su espada y habilidades únicamente servirían para el Master que le invocara. Pero con Kiritsugu, la cosa es bastante distinta, él se encargó de distorsionar su visión de cómo serían las cosas únicamente con su persona, un "trato especial" que se ganó a pulso.

⸻ Yo soy Artoria Pendragon, Rey de los caballeros. — Vuelve a jactarse de su título, alzando su cabeza para demostrar la seguridad con sus palabras. Su rostro llega a desquebrajarse un poco, notándose cierta mueca en su labio, acompañado de una mirada tajante, que lo mataría si tuviese la capacidad de hacerlo. ⸻ De entre esos dos, es así como te dirigirás a mí. Escoge el que se te dé tu maldita gana. — Abre paso al desdén con eso último dicho, mostrándose apática esta vez, cerrando el puño que se supone que sostendría su espada. Pronto aparta su mirada, quiere mantenerse a raya, así que opta por no mirarlo en medio de todo esto.

Qué situación tan más tensa, si otro hubiese estado presente, sería infernal la sensación que sentiría después de lo ocurrido, ni sabría que decir.

Pero lo más importante ahora es, ¿qué reacción tendría Kiritsugu? Vio una pizca de la furia del Rey de los caballeros, y fue realmente aterrador. Es uno de los Servants más fuertes y capaces, la cual aguantó tres hechizos de comando cuando la obligo a destruir el grial en aquel entonces, así, ¿qué tan poco le costaría revelarse para cumplir lo que tanto busca? La posibilidad dejaría a Kiritsugu totalmente aterrado.

Sin embargo, se las ingenió para mantenerse firme ante algo tan difícil de digerir. Era su especialidad, al fin y al cabo, el hacer algo tan compulsivo como reprimir emociones como la misma felicidad. Pero eso era en el pasado, es por eso que es impactante ver que pudo soportarlo, como si no perdiese de todo el toque.

El silencio invadía la habitación otra vez, como si hubiese minas regadas por todos lados. Las cuales podrían activarse con cualquier desliz que sus palabras llegasen a tener, donde todas estarían depositadas en un solo lugar, sobre Artoria.

⸻ Comencemos a movilizarnos entonces, Artoria. — Y esa era su respuesta, directa, pero no tan fría y distante; como si lo hiciese a regañadientes, pero llegó a taponarlo lo suficiente como para que la contraria no pudiese percatarse. Él también trata de dejar algo claro, y es que el muro que pone entre los dos seguirá allí. Fuera de todo esto, la cosa se vuelve simple, pareciendo que escogió el seudónimo con el que se dirigiría, su nombre.

El rey al apenas escuchar las palabras de su Master, empieza a disipar su armadura de forma gradual, indicando que esto ya se terminó. El Kiritsugu que conoce realmente respondería así, por lo que no perdería el tiempo en tratar de sacar algo más. Dejó en claro su perspectiva y el cómo quiere que se maneje todo esto, así que está algo satisfecha.

⸻ Puedes ahorrártelo cuando crucemos con el enemigo. — Su demanda fue clara, pero no es tonta. Obviamente no quiere que se refiera con su nombre todo el tiempo; lo que menos quiere es que los demás Masters y Servants sepan su verdadera identidad, todo con un fin táctico para que el anonimato le ayude en la pelea.

Ahora con las cosas bien claras, entonces Kiritsugu vuelve a girar con el frente, reanudando su caminata, abriendo la puerta y deteniéndose afuera para sostenerla, esperando a que saliera para asegurarla después. Esperaba a que su Servant saliese, pareciendo como si ignorase lo que sucedió antes, solo quería enfocarse en hacer la misión de esta noche.

Para el alivio de él, ella comenzaba a moverse, caminando con cierta velocidad para salir de la habitación. Después, como es evidente, ambos comenzaron a movilizarse cuando Kiritsugu aseguró la puerta.

Por fin, pudieron dejar el lugar sin que una le arrancase la cabeza al otro.

Quizás fueron una buena cantidad de minutos, o llegaron hasta el par de horas. Pero su recorrido luego de salir del hotel fue pronunciado, abarcando una distancia lo suficientemente larga como para alejarse considerablemente del lugar que dejaron. Y se remarca el tiempo especialmente por el método en el que lo hicieron, todo a pie.

Según Kiritsugu, era el método más óptimo. Si iba en un vehículo, probablemente pasaría un incidente parecido al de ayer con Lancer, y puede que no tendrían tanta suerte si llegase a repetirse. Si va a pie, quiere estar en todas sus facultades motrices para tratar de repeler cualquier peligro, lo mismo con su Servant.

Ahora, lo más importante era conocer que quería hacer. Es algo que ni a la propia Saber le ha contado en todo este transcurso, principalmente porque no se han hablado fuera de lo que sucedió en el hotel. Habría otro gran silencio entre ellos si no fuese por los sonidos del ambiente, mayormente el viento golpeando por todas partes, o el motor de los autos muy a la lejanía, porque fuera de eso, han recorrido paramos solitarios.

Pero lo que buscaba era simple, hacer reconocimiento y recabar datos en distintas localizaciones. A la primera que iría es en donde está una mansión Tohsaka, la cual conoce el camino porque antes de que sucediera esta guerra, su residencia no quedaba muy lejos. No le preocupó en su momento porque había "paz" y nunca se acercó a ella, pero quién diría que el sería el que sentaría las bases para un próximo conflicto.

Desde la muerte de Tokiomi Tohsaka, no supo nada de ellos después de la catástrofe, más que la muerte de Aoi Tohsaka, perdiéndose los pilares de esa familia, solo quedando el retoño de esta; Rin Tohsaka. Conocía la existencia de ella, más sabía poco de esa persona, lo único que conoce es lo poco que le contaba su hijo Shirou acerca de ella, mostrándose tímido de hacerlo en muchas ocasiones, haciendo que Kiritsugu no insistiese en cuestionarle más. Creía que ojalá lo hubiese hecho, serviría bastante en esta situación.

Quiere descubrir si el descendiente de los Tohsaka está relacionada a esta guerra, o saber si es un potencial mago a convertirse en un Servant. Aprecia cualquier posibilidad, y quiere repeler cada una de ellas. Optando por la manera menos fatalista posible.

En todo su recorrido tomaba precauciones, teniendo sus sentidos en alto, especialmente mirar en distintas partes en cada paso que daba, con Artoria al respaldo; ambos comenzaban a acostumbrarse de que ella siempre iba a la espalda, teniendo cierta distancia.

Cuando llegaron a más de medio camino, las alertas y sentidos de ambos aumentan para tratar de percibir cualquier rareza que se les cruce, más cuando comienzan a sentir como los rastros de magia son más plausibles al alrededor. Llegando a lograr una clase de sinapsis entre ambos a pesar de no estar hablándose. Cada vez que llegaban a cruzar un camino, o tomar un cambio de dirección plausible, Kiritsugu alzaba su mano para indicar que su acompañante se detuviera, asomándose de manera discreta para verificar el perímetro; no lo hacía siempre, lo veía optimo cuando percibía algo raro, cuando acababan, bajaba su mano para seguir. Por el lado de Artoria, gracias a tener su sentido de percepción mucho más desarrollado, efectuaba su parte de manera menos recurrente; cuando notaba algo extraño, arrastraba la suela de su bota para indicar a su acompañante que se detenga, luego cerraba sus ojos para concentrarse, cerciorándose si era algo peligroso o a tomar en cuenta, cuando no es así, ella simplemente abre los ojos y hace contacto visual con Kiritsugu, el cual siempre volteaba con ella cada vez que ocurría esto. Independientemente de ambas partes, al no percibir nada, seguían caminando.

Era sorprendente la sinergia que tienen a pesar de no hablarse.

En algún punto, posteriormente de que Kiritsugu diese el visto bueno para salir de un callejón, el dúo empieza a recorrer una calle bastante ancha, perfectamente iluminada con unas farolas que irradiaban un cómodo color blanco, iluminando correctamente cada ancho de este tramo. Como era un lugar abierto, por inercia estaba más precavido, viéndose como ocasionalmente hasta su cabeza giraba para ver a sus laterales.

Estaba bastante concentrado en eso, hasta que oye aquella voz hablándole desde atrás.

⸻ Kiritsugu. — Era Saber, buscaba llamar su atención. Con esto, por fin rasgaba todo este tramo de silencio que vienen tejiendo. Lo dijo de forma clara y con una entonación suficiente para que lo escuchase, para que no lo deje pasar.

Sin embargo, eso es lo que precisamente ocurre, pareciendo que estaba ignorándole de nueva cuenta. Todavía recorriendo la gran calle, y era más evidente cuando dejaba de mover su cabeza, centrándose en orientarla al frente.

Artoria de inmediato se percata que lo hace a propósito, luego del sermón que le dio, toma el atrevimiento de buscar esquivarle. No iba a permitir esto, pero optará por otro método para llamar su atención. No busca ser escandalosa, mucho menos en este lugar.

Raspaba la bota de la misma manera en como Kiritsugu estaba acostumbrado a escucharla, siendo el código que ambos adoptaron en este rato. Funcionó lo que quería efectuar, ya que inmediatamente Kiritsugu se detiene, girando de a poco su torso para observarla. Todo para únicamente cruzarse a una Artoria que le mira directamente, no mostrando signos de hacer lo acostumbrado.

Al obtener lo que quería, ella no dejaría que se escaparía así nomás, da algunos pasos hacia él, nunca apartando esa mirada fría que parecía aprender de su propio Master.

⸻ No te atrevas a voltear, te lo advierto. — Sabía que para él sería bastante fácil dar media vuelta y seguir, volviéndola a ignorar. Pero no iba a permitir eso, ya no más. Y ese tono amenazante lo dejaba muy claro. Se tragaba la impotencia para buscar hablar con él, y por supuesto que no dejaría que deseche su esfuerzo.

Parece ser que sus palabras tuvieron efecto. Kiritsugu se quedó quieto sin voltear o eludirle, bajando su cabeza un poco cuando ella se acercó, pero no demasiado. Eso sí, ninguna palabra salía de su boca, esperando saber que buscaba.

⸻ Debemos hablar. — Eso era lo que quería, hablar; especialmente ahora cuando se están acercando a probable territorio enemigo, sintiendo que está haciendo un esfuerzo por algo así, siendo palpable por como su entrecejo se tensa. ¿Y que buscaba hablar específicamente? Bueno, era cierto que a pesar de sus pocas palabras, han funcionado de forma efectiva hasta ahora, pero a Artoria esto no le convence ni un poco. Es muy diferente esto que una lucha contra otro Master y su respectivo Servant. Su visión indicaba que la comunicación para lograr un buen trabajo en equipo, a pesar de que uno escupiría al otro.

Ella quiere llegar al grial, así que puede aguantarse las ganas de hacerlo.

⸻ Desde la anterior guerra, las cosas han sido a tu modo. Esta vez, solo pediré una cosa, y más te vale que aceptes. — A medida que las palabras salen de su boca, se vuelve más severa, especialmente en esa parte, llegando a fruncir el ceño un poco, recordando el enojo e impotencia que le causó el desenlace de la cuarta guerra. Es directa, quiere que lo que diga después quede bien insertado en su cabeza.

Kiritsugu sigue sin decir palabra alguna, deja que sus expresiones hablen por él, sintiéndose entre la espada y la pared, resignándose a escuchar lo que su Servant demanda, ya que también busca ganar. Aparte de eso, parece ser que tocó una fibra sensible al mencionar la anterior guerra y sus actos; aunque no fue específica, algo así es suficiente para ponerlo tenso. Mostrándolo con una variabilidad en su rostro, frunciendo el ceño gradualmente de forma tenue, pero lo suficiente para ser notado.

Esperando que le quedase claro, Saber iba a seguir hablando…

Pero algo les interrumpe.

Algo de una magnitud gigantesca.

No era ningún ataque, o un evento fugaz. Fue una presión tan abismal que desconcertó a ambos, y de una forma terrible. Kiritsugu lo sentía a su espalda, con mucha más razón sería preocupante.

Lo que eran expresiones de disgusto por el otro, pronto se transformaron en una sorpresa muy palpable. Kiritsugu no dudó en dirigir su mano dentro de la gabardina mientras giraba con velocidad, dispuesto a encarar lo que sea que apareció. Apenas cuando sacó el arma, quitó el seguro de esta apuntó hacia esa dirección. Mientras que Saber de un salto se coloca a la par de Kiritsugu, manifestando su armadura sin seguir una progresión, desatar eso dejó cierto viento que recorrió todas direcciones. Lo mismo ocurría con su espada, ocultada por su magia de viento.

Kiritsugu se concentró, buscando divisar eso que surgió de la nada, enfocándose al final de la calle, donde no daban la luz de las farolas. Pero no por eso lo haría difícil, de eso fue evidente ver una figura demasiado grande, fácilmente superando los dos metros. Los ojos de Kiritsugu y Artoria caen inmediatamente en esa figura, una preparándose para arremeter, el otro quería buscar con la mirada por si había otros presentes, pero la presión ejercida por esa entidad era demasiada como para quitarle el ojo. Sabía que era extremadamente peligrosa.

Sin darles tiempo a procesar, la tensión aumenta con un ruido similar a los pasos. Es fácil atribuir eso a unas zapatillas impactando al suelo, pero de un modo muy activo, para pronto bajar el ritmo, allí se percatan de que se acerca. Y no tarda en revelarse alguien que se posa de a poco frente a la bestia "oculta", observándose como era una pequeña, la cual tenía sus brazos detrás; uno sosteniendo al otro, mientras que sus ojos estaban cerrados.

Kiritsugu escanea con su vista, no cayendo en cuenta de quien se trataba. Pero fue cuestión de segundos, apenas cuando lo hace, sus parpados se abren todo lo que puede, involuntariamente dejando caer su mandíbula. No solo eso, el arma que antes apuntaba, bajaba gradualmente, ahora con el cañón del arma redireccionado hacia abajo. Es como si todo ese impulso para luchar lo abandonara de un momento a otro.

Algo similar ocurría con Artoria, al apenas verle, el mismo sentimiento de sorpresa le golpea duramente, puede que hasta su cara llegase al mero shock. No era tan expresiva como Kiritsugu, pero a comparación de los dos, su reacción es mucho más evidente. Pero a pesar de eso, contrasta con todavía tener su espada bien alta, sabiendo que no debe bajar la guardia, más con esa cosa detrás.

La pequeña pronto se detiene, abriendo de a poco sus ojos, revelando sus penetrantes iris rojos. No solo eso, gradualmente comienza a mostrar una sonrisa amistosa, todavía manteniendo sus brazos en su espalda baja. Ella mira por algunos segundos a la rubia, pero no tarda dejar caer su mirada sobre el acompañante de ella, Kiritsugu.

⸻ ¿Ella no es...? — Artoria trataba de vocalizar algo, viendo de igual forma a la pequeña, sintiendo una gran confusión formándose en su cabeza. Identifica fácilmente de quién se trata, mucho más cuando su parecido es demasiado con alguien que congenió muy bien.

⸻ Illya. — Kiritsugu concluye la pregunta de Artoria sin saberlo, porque ni siquiera la escuchó, el shock le está privando gran parte de sus sentidos, no apartando la mirada de aquella pequeña en ningún momento. Artoria al apenas escuchar eso voltea a verle, siéndole confirmado lo que creía; es la hija de Kiritsugu. Tiene tantas preguntas que podría dejarla en el mismo estado que su Master.

⸻ Bueno verte de nuevo, Kiritsugu. — De entre los presentes, finalmente hablaba la que parecía ser un infante, un tono tan agudo que unos lo considerarían tierno, incluso podría considerarse amigable. Pero lo arrastró tanto que en el momento que nombró al hombre de traje, sale a relucir otro lado completamente distinto; sorprendiendo ese cambio tan brusco. La sonrisa se estiró al punto de mostrar los dientes, abandonando cualquier rastro de amabilidad.

Algo que está certero, es saber qué sensación le dejó pronunciar el nombre de su padre. Y no es una para nada grata.

Viendo el panorama, es claro que esto indica un peligro inminente.

Parece ser que la conversación que Artoria buscaba con Kiritsugu será para después.


Apreciara sus comentarios al respecto. Si son constructivos, mucho mejor.

De nueva cuenta, agradezco tu lectura; y esta vez, tu tiempo.