Franco Yuzaki. Jeje, al menos no me pediste el número de teléfono porque te hubiera lanzado el celular también jeje. Vaya que tengo esa mala suerte de que mi hermana me haya salido así, no solo ella, mira que Aios también lo es y sí, desde que me diga algo que tenga que ver con cepillos de dientes me iré de ahí. Ahora veremos lo que nos espera con nuestros pasados. Por eso te dije, Izumi tiene que ver contigo, solo míralo con Nasa, son iguales. Creo que le harás algo a Asuka con su cola ¿no?
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Yuzu Araki. La hicimos de cupido para ellas dos se juntaran, todo bonito, aparte de que le dieron su merecido a ese trio de idiotas, volaron como el equipo Rocket jeje. Las calabazas jaja. Mira que mi hermana me salió así… ok, estoy muerto y no lo sé, es que la verdad se me haría incomodo si mis hijos me salen así. Y no, mis hermanas no son así… al menos eso creo. Bueno, con la cola… sin comentarios Yuzu jeje.
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Asuka Tachibana. Lo sé Asuka, la verdad es que en nuestros países siempre habrá muchas personas así, como dice una frase que me gustó y es que "siempre serás la villana en la historia de alguien", no tenemos que dejar que esos pensamientos nos jodan, ellos son ellos y tú eres tú, lastimosamente en mi país es así la discriminación y odio, como te digo, la religión es el principal causante. Dejando eso, lo siento por el celular, pero es que era el único método para que me dejaran en paz con mi hermana jeje. Ni me lo recuerdes… Aios tiene un pequeño bebé mío, aparte de que lo de la cola la que descubrió eso fue Yuzu, no te enojes conmigo jeje. ¿De dónde vino lo de guardabosques? Y no, no te pagaré el celular, se lo merecían jeje.
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Aquí comenzamos con los capítulos especiales de nuestras vidas, comenzando con Asuka.
ADVERTENCIA. Si eres sensible a algunos temas, es mejor que te abstengas de leer, esto debido a que la historia tendrá temas que son duros, luego no me culpes, lo digo porque creo, sin temor a equivocarme, que este es el capítulo más tenso que he tenido que escribir en mis 3 años de escritor.
Sin más, comencemos…
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¿Por dónde comenzar?
Desde el principio jeje.
Verán, sé que muchos de ustedes saben cómo es que pasé muchas vidas durante milenios, sin embargo, las cosas no han sido del todo felices para mí, les contaré lo que pasé siendo niña.
Yo nací de una familia algo… conservadora por así decirlo, aunque lo peor fue cuando mi papá se casó con mi madre, no sé nada de esto porque yo no había renacido aun, pero lo que cuenta mi madre es que la familia repudió a mi padre y su esposa, todo porque era un súcubo, por lo que estuvieron muy mal todo el tiempo, de hecho, se mudaron de Buenos Aires a Mendoza, por lo que vivieron bien durante ese tiempo, al poco tiempo nacimos Aya-chan y yo, ambas súcubos, sin embargo, ambas habíamos nacido sin cuernos ni cola, esto lo digo porque he visto fotos mías y de Aya-chan de bebés.
Crecimos de forma normal, aunque salíamos más con papá a dar vueltas por el parque, cabe decir que Aya-chan y yo éramos muy unidas, aunque era obvio que yo tenía idea de todo lo que pasaba ya que esa hermana gemela no era otra que mi gemela Éaco, aunque ella parecía no tener idea de quien era yo, salvo su hermana Asuka.
No solo eso, sino que mi madre se cubría los cuernos con un gorro de lana y la cola la escondía debajo de su ropa, así que parecía otra argentina más como si nada.
Lo explicaré así de rápido, mi madre, Laura es un súcubo de nivel alto, ella vino al mundo humano ya que se había cansado de tantas cosas que se estaban viviendo en el mundo de mi raza, pero ella paseando por el mundo humano se topó con el que sería mi padre, Leo Tachibana.
- Guau, que mujer más hermosa – susurró mi padre mirando a mi madre la cual fue amor a primera vista, de hecho, mi mamá hizo lo mismo. Tal parece que a Leo no le importaba los cuernos o la cola de ella.
- Aléjate de mí… soy un monstruo para ti.
- No eres un monstruo, eres una mujer muy bella – exclamó mi padre, mi madre se sonrojó por eso.
- Soy un súcubo, de una raza superior a ustedes los humanos, no siento que esto…
- Eres la mujer más bella que he conocido en mi vida… ¡por favor, dime cómo te llamas!
- Humano…
- ¡Dime cómo te llamas!
- Soy Laura, ese es mi nombre.
- Laura… soy Leo Tachibana, por favor, quiero saber más de ti, no me importa la raza que seas, lo que importa es que una mujer como tú la quiero como esposa, por favor, quiero conocerte más Laura – mi papá hizo algo que pocos humanos hacen y es juntarse con un súcubo, pero mi madre se enamoró profundamente de él.
Los súcubos tenemos algo que pocas razas tienen, es cierto que somos conocidos por lo del sexo y esas cosas, pero créanme, cuando nos enamoramos, pasamos un fenómeno que se llama Atracción Sinérgica, o sea, nos enamoramos de esa persona y la queremos mucho y le damos mucho amor, pero cuando esta persona nos abandona de cualquier manera, el poder nuestro cae hasta el suelo, incluso puede llegar al punto en que se suicidan.
Bueno, dejando eso, mis padres terminaron casándose, aunque como dije, mi familia de parte de padre no estaba nada a favor de este matrimonio y lo peor fue que cuando nacimos… fuimos tratadas como el producto de algo peor… era como si de una abominación se tratase, hijas de diablo, producto de una violación de la religión, ya saben, esas cosas horribles.
Avance varios años, a los 5 años ya tenía mis memorias de mis vidas pasadas en el cerebro, por lo que sabía quién era yo, a esa edad ya iba a jardín de infantes y no es por nada, pero era la mejor de la clase jeje.
Un día, mientras veía por la tele los Thundercats, una de las series de mi infancia, cuando mi gemela llegó a donde estaba yo.
- ¿Sui… kyo-chan?
- ¿Eh? – a mis 5 años, saber eso me dejó callada – ¿Qué has dicho Aya-chan?
- Eres Suikyo-chan ¿verdad?
- Ese es mi nombre de demonio, ¿Cómo lo supiste?
- Yo soy… Éaco – mi gemela sonrió con ojos llorosos abrazándome, no podía creerlo, en mi hermana gemela Aios Tachibana había renacido mi gemela original Éaco-chan, sin embargo, no estaba del todo feliz ya que se me vino a la mente los momentos en que ella me traicionó, pero esta era otra vida, pero no podía culparla tampoco.
- No me toques mucho Aya-chan.
- Suikyo-chan… ya podemos estar juntas… como prometí esa vez.
- Lo sé, pero la verdad es que no me importa ya que aún no estoy feliz por lo de esa vez.
- Lo siento Suikyo-chan… pensé que podríamos estar felices de nuevo, pero no he olvidado eso que te hice.
- Bien – desde ese entonces, la unión que teníamos Aya-chan y yo fue haciéndose más distante, aunque no piensen mal, no la odio ni nada, quiero a mi hermanita, a la que no he perdonado es a Éaco-chan… es confuso, lo sé, pero ya no éramos tan unidas, Aya-chan entendió eso y no hizo nada al respecto por eso.
Me arrepiento mucho de esa estupidez que hice.
Las cosas fueron a mal, fue cuando tenía 12 años, fue donde todo tuvo sentido de nuevo, mi gusto por las mujeres se manifestó de vuelta, lo digo porque a lo largo de los siglos que he vivido reencarnando una y otra vez, siempre he tenido esa preferencia por las mujeres, aunque como dije otras veces, ha habido escasos casos en donde me han gustado más los hombres.
Pero ese día, fue peor, aun lo recuerdo.
- ¿Qué haces aquí mamá? – dijo mi padre el cual estaba mirando a la abuela, con ella habíamos tenido poco contacto, pero las pocas veces que lo habíamos hecho fue tenso, aunque siempre habíamos ido solo con mi padre ya que como había dicho, mi familia paterna no aceptaba a mi madre como parte de la familia, según ellos, ella era una asquerosa demonio y que traía el mal, aunque esto lo supe tiempo después, ni que decir de cuando sabían que tanto Aya-chan como yo éramos producto de esa unión.
- Vine a ver a mis nietas ¿no puedo hacerlo?
- Lo haces, así como si nada ¿eh? – reclamó mi progenitor – ni siquiera me animo a llevarlas porque sé muy bien como las tratas y a mi esposa también.
- Tu esposa… mejor ni me digas nada.
- No empieces mamá que Asuka y Aios te pueden escuchar.
- Esas niñas, menos mal que no salieron con los cuernos y cola de… tu esposa, si de por si son engendros de esa demonio, no me quiero imaginarlas con esas cosas.
- No hagas eso, ¡haces eso y te vas de aquí!
- ¿Por qué pelean? – pregunté de forma inocente, apenas tenía 12 años en aquel entonces.
- No es nada hija, no te preocupes – en ese momento, saludé a mi abuela, Aya-chan se unió al rato para pasarla con ella, aunque cuando mi madre llegó.
- Hola amor, llegué de comprar unas cuantas cosas en el mercado, podemos hacer… - el ambiente se puso feo cuando mi abuela y mi mamá se miraron a los ojos, lo siguiente que recuerdo es que ambas se estaban diciendo de cosas, aunque llegado a un momento, mi abuela le dio una cachetada a mi madre, algo que no creí ver, mi madre era fuerte, pero no quería hacerle daño a su suegra.
- ¡Aun no me creo como es que alguien como tu sigue casada con mi hijo! ¡Y no solo eso, algo que repudio es que seas lesbiana a la vez!
- ¿Qué tiene de malo eso? – exclamé.
- ¡Que es cosa del diablo! – reclamó mi abuela – Dios hizo al hombre para juntarlo con la mujer al igual que la mujer, solo puede amar al hombre, ¡¿Cómo puede ser algo normal que una mujer ame a una mujer?! Eso es pecado, las lesbianas y los gays no pueden ir al cielo y lo único que les espera es el infierno.
- No es así…
- ¡Claro que lo es Asuka, Aios! Ustedes deberían saberlo que deberían alejarse de esta mala influencia que tienen…
- ¡YA BASTA! – grité muy molesta por eso, mi cosmos volvió a manifestarse, mis cuernos se hicieron presentes, mi cola también, algo que impresionó a todos, pero no fui la única, Aya-chan también hizo lo mismo, mi despertar demoniaco lo hizo al igual que ella, de hecho, la onda cósmica que desprendí fue tan fuerte que estrelló a mi abuela en una de las paredes.
Me preocupé y terminamos llevándola a un hospital en donde los demás familiares de parte paterna llegaron a ver a la abuela, bueno, cabe decir que las cosas se pusieron feas y más cuando se enteraron que poseíamos cuernos y cola, aparte de que se enteraron de mi orientación sexual, lo que les causó más repudio hacia mí y que me consideraron la causante del golpe de la abuela, en cierta parte así fue, pero para ellos… era peor que la mierda.
- No puedo creer que mi nieta Asuka… me haya salido así – decía la madre de mi padre, estaba escondida escuchando a mis demás familiares decir eso – no… ¡ni se merece que la llame por el nombre ni decir que es mi nieta! ¡Es horrible!
- Por favor mamá, dime que no es cierto que a ella le gustan las mujeres.
- Sí… lamento decirles que la influencia de esa mujer ha corrompido a… esa muchacha, no solo eso, su hermana también.
- Que asqueroso, yo decía que Asuka y Aya eran unos monstruos… pero no creí que tanto.
- Se supone que son mujeres, ¿Cómo pueden amar a otras mujeres? Joder, eso sí es de asco.
- ¿Por qué hay gente que cree que eso es normal? – todo me llegó claro a la mente, la distancia de mis padres con ellos era por algo y lo supe de la peor manera, ahora me tenían más repulsión al igual que a Aya-chan y eso que ella quiso ser más cercana a ellos, pero ahora, ya vimos por completo la cara de estos desgraciados.
No la visité luego de eso, mandé unas flores como un modo de disculpa, solo para un día después encontrar ese regalo en la basura, eso me partió el corazón, a pesar de todas las habladurías… la quería en el fondo, es raro si me lo preguntan.
Para empeorar las cosas, mi época escolar fue horrible, tenía que ocultar mi aspecto y aparte de que por culpa de mi abuela se difundió de que era lesbiana y me jodían mucho y cuando digo mucho ¡era mucho! Bien pude haber usado mis poderes, pero no lo hice y aguanté todo eso, ya no me quejo de los humanos porque soy mitad humana por parte de mi padre, me dijeron de cosas que solo recordaba de mi primera vida.
Snif… de solo recordar eso me duele el corazón.
Golpes.
Calumnias.
Amenazas.
Lo peor llegó luego al tener más edad, como a los 17 años viví el peor momento de mi vida.
- ¡Muere Hades! – me lancé hacia el Dios del Inframundo el cual estaba con su verdadero cuerpo en los Elíseos, logré llegar antes de que los de Bronce llegaran, fui la primera humana en llegar allá, pero no me esperé que este me superara en todo, es más, me lanzó su ataque hacia mi destruyéndome la armadura, pero lo peor estaba por venir, me tenía en el suelo a su merced – m-maldito.
- Asoúka de Ofiuco… recuerdo tu nombre y cuantos problemas me diste junto con Pegaso en la Era Mitológica, no los perdonaré por haber dañado mi cuerpo en aquel entonces… así que ahora yo dañaré el tuyo.
- ¿D-De que hablas? – hizo algo que me dejó marcada, me quitó la ropa y… ya se imaginarán lo que me hizo.
Sí, ese acto innombrable… me lo hizo el mero dios del Inframundo y fue horrible, mis suplicas fueron ignoradas y solo sentía dolor y repulsión, no fue hasta que llegó Perséfone que me dejó en paz, pero fue peor para mí cuando Hades me hirió por la espalda dejándome malherida.
¡Es horrible contarlo para mí! Y lo peor es que no fue la única vez que alguien me hizo algo parecido, Hera me obligó a abortar en la era mitológica… pero eso es harina de otro costal. Nadie merece ese trato tan inhumano… por eso odio a muchos de los Dioses Olímpicos, no a todos, pero… no quiero acordarme de eso porque me dan ganas de llorar.
Y si creen que esto no puede ir peor, va a peor.
- ¡Huyan chicas! – exclamó mi padre haciendo que mi madre se fuera conmigo y Aya-chan, nos llevaba lejos de ahí, de suerte mi padre me encontró junto con Aya-chan la cual estaba herida al igual que mi madre y yo, lo último que recuerdo fue a mi padre siendo rodeado de espectros.
- P-Papá…
- Las quiero chicas… recuérdenlo – fueron sus últimas palabras antes de que todo se pusiera negro, las heridas me consumieron. Cuando me desperté, estaba vendada gracias a mi madre que, aunque estaba igual de herida que yo, me curó al igual que a Aya-chan.
- Hija.
- Me voy a… buscar a papá.
- No hija… a él ya lo están enterrando – susurró con dolor mi madre y lo comprendo, era su compañero de vida muchos años. Al final no hice caso y me fui, aunque estaba en recuperación. La Guerra finalizó, los guerreros atenienses ganaron.
El cadáver de mi padre fue encontrado destripado y todo, los espectros lo mataron sin piedad y todo por defender a mi mamá y a nosotras. Los demás miembros de mi familia le dieron cristiana sepultura, aunque yo miré todo desde lejos y eso me dolió, no poder estar con la persona ahí con el que me ayudó a salvar mi vida.
Mi madre y Aya-chan decidieron quedarse en el mundo súcubo para seguir con sus vidas ahora que ya no teníamos más familia que solo nosotras, aun así, nuestro apellido siempre estuvo ahí, lo llevo con orgullo para recordar a mi padre. Las casas que compró quedaron a nuestro nombre, por lo que las tomé y decidí tenerlas ahí, aunque me quedé con la más grande jeje.
Pero de ahí, mi vida fue basura… ¿Qué iba a hacer un demonio como yo en este mundo? Solo me quedaba vagar por ahí comiendo algunas cosas que dejaban, ¿Quién querría a alguien como yo? Alguien sucia, que le han quitado lo más valioso y que no hace más que querer morir, solo iba por ahí a acostarme con cuanta chica se me pusiera en frente, iba sin rumbo.
Pero todo cambió cuando la conocí a ella.
A mis 18 años conocí a mi primera esposa y a la más importante, podemos decir que es la que me condujo a un mejor camino de donde estaba.
Un día, mientras estaba por una playa en Mar de Plata, un brillo extremo cayó del sol, no les miento, parecía un meteorito el cual cayó estrellándose en el suelo, cuando fui a ver qué demonios era eso, me di cuenta de que era una chica la cual poseía el cabello rosa junto con orejas como de zorro, esta parecía estar algo golpeada, pero antes de que dijera algo, alguien apareció.
- ¡La encontré! ¡Ahora es mía! – era un tipo vestido como ángel la cual estaba por darle un golpe critico a la chica zorra, pero yo lo detuve sin problemas – ¿Qué mierda?
- Es suficiente, si tú eres la que le está haciendo eso a ella, más vale que te prepares a morir, porque yo… te eliminaré – mi cosmos era superior al de él, no pudo hacer nada cuando le di un fuerte golpe desintegrándolo, me dirigí hacia la chica la cual se desmayó, sin más, la tomé y me regresé a mi casa en donde la curé en lo que pude, ventajas de ser Ofiuco jaja.
Esta chica se levantó varias horas después, aunque se notaba adolorida y
- M-Mi cabeza…
- Oye, ¿estás bien?
- ¿Quién eres? ¿No me fui a los Campos Elíseos?
- No, estás a salvo, te salvé de ese tipo que te buscaba.
- Lo lamento… la verdad es que estaba batallando con ese ángel y me derrotó… me expulsó de mi hogar y ya no tengo donde quedarme… pero miro que lo venciste sin problema.
- Sí, no fue rival para la poderosa Suikyo jeje, un gusto, soy Asuka Tachibana.
- Tamamo… Tamamo no Mae – ese fue el inicio de nuestra relación la cual comenzó como amigas para luego convertirse en algo más.
Mi matrimonio llegó con ella al año en que nos conocimos y no se imaginan como ha sido la vida, ella adoptó el apellido mío por lo que seguimos siendo felices al día de hoy. Si les interesa saber, mi matrimonio con Tama-chan fue un 15 de mayo.
Luego de eso vino Rosia-chan la cual la conocí siendo una rockera que fue muy querida y respetada, aunque ella era bien egoísta, pero eso no impidió que mostrara su verdadera personalidad, alguien genial y que se preocupa por los demás, la conocí en la plaza… ayer por la mañana, yo vendo recuerditos para las parejas que por allí van… lo siento, canciones de las viejas jaja. Y con el tiempo la hice mi esposa, exactamente un 13 de julio, curiosamente ese día es el Día Mundial del Rock jeje.
Con las demás Friends, pues la verdad… es tan largo que me tomaría una eternidad contarles eso, pero para resumirlo, me había llamado la atención investigar el misterio del Parque Japari y vaya que lo encontré jeje. La primera de las que se convirtió en mi esposa fue Yaya-chan, por eso es que le tengo un gran cariño a ella ya que fue la primera que aceptó mis sentimientos, de ahí, las demás se unieron que a medida las encontraba y las enamoraba, jeje, soy una cosa, pero bárbara. Me casé con todas el mismo día, un 1 de diciembre, aunque Yaya-chan fue la primera.
Y bueno, podemos decir que muchas cosas me han pasado, luego de eso conocí a los que serían mis compañeros de aventuras y mejores amigos, el tipo más pasivo de la historia, Franco-chan; el ninja que se casó con mi pequeña Asuka-chan y que considero mi hermanito menor, Ranita-chan y la gatita mágica más sexy de este mundo y si no se hubiera casado con su esposo la habría hecho mi mujer, Blair-chan.
Veamos, si mal no recuerdo conocí a Franco-chan cuando estaba con su mujer trabajando en el karaoke, a Ranita-chan lo conocí gracias junto a mi hija y los ayudé a que se enamoraran y a Blair-chan la conocí en el Santuario de Athena entrenando con Sacchan jeje.
Y bueno, esa es mi historia, aunque si preguntan qué fue del resto de mi "familia" … pues la verdad no volví a hablar con ellos, esas personas solo me dijeron de cosas, como mencioné, por eso fue que me hicieron a un lado, por ser diferentes, hay personas en este mundo que nunca cambiarán. Mi abuela murió hace unos buenos años, aunque lamenté su pérdida porque la quería en el fondo a pesar de las cosas que me dijo.
Mi madre y mi hermana son mis únicos familiares de sangre, solo con ellas convivo, nada de primos, tíos, entre otros, para ellos yo no existo como una persona normal, de suerte, tengo personas que me quieren por lo que soy.
Aparte tengo a mi hija Asuka-chan, puede que ella no sea mi hija de sangre, pero para ella soy su madre que la ayudó cuando más lo necesitaba, algo de lo que me enorgullezco ya que se casó con alguien de mi confianza y que nunca le hará algún daño.
Y me alegra mucho que Hades, aquel ser repugnante y odioso haya desaparecido de la faz de la existencia, nunca me tendré que preocupar por eso y aunque ese secreto solo lo saben Tamamo-chan y Ranita-chan, no quiero que los demás sepan lo que pasé.
Soy alguien que se enorgullece de lo que es, ahora tengo a mis pequeños… mejor dicho, a mi gran camada de que ya perdí la cuenta jaja, pero, aunque mi pasado no pueda borrarse, lo importante es el presente y que cuento con personas que me quieren y me respetan.
Aun así, muchas personas en mi pasado me hicieron daño y de ellas me han quedado muchas cosas, he guardado mucho mis sentimientos, solo mis amigos saben lo que escondo y la verdad es que los quiero un montón, ellos supieron aceptarme como soy.
Al diablo todos los que piensen que por ser un súcubo soy anormal, soy más humana que muchos.
Al diablo todos los que piensen que solo por el hecho de gustarme las mujeres soy alguien asquerosa o inmoral.
Y que, si estoy casada con muchas personas, ¡así soy yo y así seré! No es un problema para mí, mis esposas son felices y es lo que me importa, criamos a nuestros bebés felices de la vida.
Y lo más importante, al diablo mi origen, lo importante es lo que soy ahora y es todo lo que me importa, la última conversación que tuve con Ranita-chan cuando le conté todo me dejó marcada de buena manera.
- No digas eso Asuka… ¡tú no eres inútil!
- No dije que lo sea, solo que cuando recuerdo muchas cosas de mi pasado me hace sentir que lo soy…
- ¡Deja de decir eso! – exclamó él tomándome de los hombros – ¿alguien inútil estaría aquí con nosotros? ¡¿alguien como tú que ha decidido seguir con vida hasta el día de hoy es inútil?! Tu origen y lo que has vivido no te hacen lo que eres, sino lo que quieres ser, puede que no hayas tenido la mejor infancia, pero a pesar de eso has salido adelante, tus esposas, amigos e hijos que estamos aquí para ti y sabes que puedes confiar en nosotros, estaremos ahí para ti… no importa que tengas problemas, estamos para escucharte y echarte ánimos de salir adelante.
- … - no dije nada, mi amigo hondureño me dio un abrazo fuerte, en eso, Tama-chan también me abrazó, ella apareció y escuchó todo.
- Darling, sé lo que has pasado, conozco cada uno de tus secretos y sé que duele mucho todo lo que pasaste, pero mírate, has llegado a nuestras vidas y las has cambiado para bien, ¿acaso eso te hace alguien inútil? No, no eres nadie inútil, alguien que nos hace reír a todos con sus cosas no es alguien inútil. Tal y como dice Ramón-kun, puede que la vida no te ha dado un buen trato, pero estás conmigo, con todos, si te hubieras ido de este mundo, nadie estaría feliz y estaríamos en malas condiciones y por eso es que te amor Darling, por ser una mujer muy fuerte y que ha sabido salir adelante a pesar de todo.
- Todo está bien ahora… ya no tienes que sufrir más por todo lo que te ha pasado – finalmente me derrumbé y solo solté todo mi dolor convertido en llanto, ahora podía decir que tenía una mejor vida, tengo personas que están a mi lado.
Aquí se despide la súcubo más fuerte, Suikyo de Ofiuco, o para ustedes… Asuka Ángel Gabriel Tachibana, mi nombre completo jeje.
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Continuará…
