Luces de Neón

Capítulo II

Ciudad

Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-


Como cada estresante día la alarma sonó a las 7:00 AM. Abrió los ojos con pesadez y un bostezo escapó de su boca, miró con aburrimiento y cansancio su teléfono móvil apagando la molesta alarma.

Se levantó sin mayor reproche, ahogado en la rutina de todos los días, desde hace dos años que administraba dos hoteles pertenecientes a su familia en Seúl, era lo que su padre había destinado para él a su retiro, nunca tuvo una idea clara de qué hacer con su vida, no se había considerado un soñador, a sus veinticinco años su vida era tan aburrida y cansina como la de un anciano solterón.

Cerró la llave de la regadera sin prisas sintiendo las gotas aún tibias rodar por su cuerpo tonificado, envolvió una toalla blanca en su cintura y se miró al espejo, unas pequeñas ojeras adornaban sus ojos negros inexpresivos y su cabello azabache le caía rebelde sobre el rostro.

De vez en cuando le gustaba ir a nadar, también tenía uno que otro pasatiempo como todos los mortales.

Del armario obtuvo uno de sus tantos trajes negros, todos idénticos, ajustaba los botones de su camisa blanca perfectamente planchada, él mismo se encargaba de hacerlo todo, la comida, los trastes, lavandería, planchado, tan solo dos veces a la semana tenía a alguien que le ayudaba con el aseo de su departamento, lo cual era casi innecesario dado que casi nunca movía nada de su lugar.

Era la casa de un fantasma.

Tomó las llaves del coche y se dirigió al estacionamiento subterráneo usando el ascensor, saludando a su anciana vecina con un seco "buen día" y un asentimiento de cabeza.

Los fines de semana hacía las compras, no necesitaba tanto, vivía solo en un modesto departamento ni grande ni pequeño, en una zona residencial tranquila, perfecto para un soltero desinteresado como él, raras veces cocinaba, no era malo en ello, pero siempre llegaba tarde a casa y lo único que quería era tumbarse a dormir. Tenía un par de amigos que lo visitaban en alguna ocasión y no tenia una mala relación con sus compañeros de trabajo a pesar de la cara de pocos amigos con la que cargaba desde su nacimiento, ni siquiera tenía nada interesante en lo cual gastar su dinero más que una que otra consola y uno que otro videojuego, lo único que de vez en cuando animaba sus días era…

Su teléfono comenzó a sonar mientras estacionaba el coche en su café favorito para comprar un americano cargado y un rollo de canela, como todos los días, aún era temprano así que se colocó el auricular y respondió.

-¡Buenos días gruñón!- le saludó una alegre voz femenina del otro lado del teléfono.

- ¿Qué haces despierta? Vete a la cama- respondió secamente entrando al establecimiento y caminando con dirección a la caja.

- Buen día, un americano cargado y un rollo de canela, por favor.

- "Buen día, un americano cargado y un rollo de canela, por favor." – hablaba la voz femenina del otro lado de la línea imitando su tono de voz a la par que el mencionaba la frase ya conociéndola de memoria- ¿Por qué no varías de vez en cuando y te pides unas tostadas francesas o algo así? - rió suavemente.

-Deberías de entrar a la casa, seguramente hace frío y te vas a enfermar no seas tan poco prudente- la regañó frunciendo el ceño conociendo muy bien la obsesión que tenía ella con los balcones.

- Estoy en la habitación, se han ido todas de fiesta al departamento de abajo hoy- dijo en medio de un bostezo y un sonido seco de algo dándose contra el suelo le indicó que ella había dejado caer su móvil- mierda.

Una mueca similar a una sonrisa afloró en su rostro normalmente inexpresivo mientras tomaba la bolsa con su pedido entre sus manos y recogía sus pasos hasta el coche.

- ¿Cómo es que no estás con ellas hoy? - preguntó divertido.

-Porque prefiero escuchar tu amargada voz, por supuesto- respondió con su voz decorada por una risilla.

- Estoy por llegar al trabajo, y tengo una reunión dentro de nada- revisó su agenda- te llamaré luego ¿vale? Vete a dormir, tienes trabajo en unas horas – volvió a su habitual tono de regaño.

- Vale, que tengas lindo día, te quiero. – Se despidió como siempre haciendo sonar dos pequeños besos en el auricular.

Se detuvo en el semáforo ante la luz roja con su expresión suavizada y un intento de sonrisa en sus labios.

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Dos pequeñas lagrimas corrieron por sus mejillas, escuchar su voz la calmaba cuando se sentía ansiosa y sin saber a donde ir, comenzaba a extrañar su hogar, con todo y la tranquilidad del dormitorio de estudiantes que limitaba con una bonita zona forestal en la parte de atrás, estaba sentada en el balcón.

Sintió una pizca de culpa por haberle mentido, si bien esa noche no le apetecía ir a celebrar la vida cual adolescente, si tenía ganas de sentir la helada brisa otoñal chocar con su rostro allí parada en el balcón contemplando la extensión de la arboleda en su delante.

Se limpió las pequeñas lagrimas con la manga de su sudadera.

-Hey, ¿qué haces aquí a estas horas? – una voz masculina acompañada de un pesado aroma a tabaco resonó a su espalda por lo cual volteó para saludar a su no invitado.

- Buenas noches, Sasori, ¿verdad? – preguntó con un tono indiferente, había visto antes a ese chico pelirrojo rondando el edificio con algunos amigos, y en las fiestas, también le había visto conversar con Deidara en un par de ocasiones, eran compañeros de piso, según tenía entendido.

Levantó la guardia.

…Por si acaso.

- El mismo- sonrió de lado- y dime, ¿qué haces aquí congelándote, no trabajas mañana? – preguntó antes de darle una calada a su cigarrillo y apoyarse en el barandal junto a ella.

- Hablaba por teléfono con un viejo amigo que está lejos- se limitó a decir- y tenía un breve momento de introspección- soltó en tono de broma con una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios.

El chico a su lado rió ante la respuesta.

- Entonces interrumpo un momento importante- respondió en el mismo tono de broma- ¿gustas? - le ofreció un cigarrillo.

- No en este momento, gracias, ¿no estabas en la fiesta de abajo? - preguntó al verlo vestido solo con un pantalón de pijama azul oscuro, una sudadera gris y unas graciosas pantuflas de Bob Esponja.

- Hoy no me apetecía, digamos que mi motivación para acudir a esos eventos no apareció hoy- le lanzó una mirada significativa acompañada de una sonrisa socarrona.

Captó la indirecta, removiéndose incómoda en su lugar.

- Es solo una broma, mujer, no te espantes- rio suavemente por lo bajo mientras daba un trago al vaso de whisky que tenía en su otra mano y que hasta ahora notaba- No soy un ligón ni un ave de paso… o de presa- levantó una ceja tratando de generar misterio.

De cierta manera su sentido del humor le resultaba… interesante.

No iba a negar que era atractivo, ni alto ni bajo, delgado, unos grandes ojos avellana que parecían desnudar su alma, y su cabello rojo despeinado le daba un aire sexy, un buen chico para pasar buenos ratos, pero contrario a sus palabras, se notaba que era un ligón.

Rio discretamente por sus propios pensamientos, pero él lo notó.

- ¿Qué es tan gracioso? - le preguntó frunciendo el ceño graciosamente fingiendo molestia.

-Cosas mías- se limitó a decir devolviendo su mirada a la arboleda bañada preciosamente por la luna.

- Es hermoso ¿verdad? Vengo aquí a fumar y pensar seguido, me relaja mucho, en mi departamento todos los días están ebrios y ruidosos peleándose entre ellos o armando un griterío por cualquier tontería, actúan como simios- comentó captando su atención y un brillo especial apareció en sus ojos avellana mientras la miraba con una sonrisa iluminadora- claro, no estoy diciendo que yo no sea un triste ebrio como todos los demás, pero al menos me gusta ser un alcohólico pacifista.

Parecía un buen muchacho.

Así que bajó un poco la guardia, no parecía ser uno de los trucos de Deidara para joderla.

- Las chicas y yo nos llevamos genial- respondió- todas nos hemos vuelto muy buenas amigas así que no tenemos problemas realmente.

Después de todo lo que había vivido, era normal para ella permanecer distante e introvertida con los hombres, a fin de cuentas era consciente de lo que la mayoría de ellos buscaba en este tipo de viajes de universitarios "por estudios".

Sexo fácil.

Lo cual era muy fácil de conseguir, y no tenía nada en contra de ello, vamos, que era completamente normal y natural, en un ambiente donde nadie iba a juzgarte por lo que hagas o dejes de hacer, era muy similar a esa historia de "Sodoma y Gomorra" que la mojigata sociedad de hoy tanto comparaba con la moda de tener sexo casual, todos con todos, ligues, besos, sexo de una noche, alcohol, drogas y otros dramas pasionales que surgían en este tipo de historias.

Se inclinó con aburrimiento apoyando sus codos en el barandal y su mentón sobre las palmas de sus manos dándole un aspecto tierno, sus mechones rosas eran mecidos ligeramente por la brisa.

Sasori la observó con la mirada casi perdida y un suave sonrojo en sus mejillas sea el alcohol o su corazón luchando por escaparse de su pecho, de repente se sintió afortunado por haber tenido ganas de fumar a esas horas de la madrugada y estar ahora contemplando una escena digna de inspiración para un artista y agradeció el cómodo silencio que se instaló entre los dos.

Pero la mente de Sakura estaba muy lejos de allí en ese momento, realmente muy lejos de allí.

Tras unos minutos de silencio con solo el sonido de los árboles mecidos por el viento de fondo ambientando la escena fue él quien ansioso por seguir su conversación decidió romper el hielo aprovechando que había terminado su cigarro.

- ¿Te gustaría ver una película uno de estos días para pasar el rato? De vez en cuando sienta bien variar las compañías ¿no crees? - preguntó imitando su postura, refiriéndose a como la veía seguido acompañada solo de sus amigas y de otros dos tipos que la acompañaban de vez en cuando.

Había algo especial en ella, no sabía bien si lo distante que parecía estar o el brillo de tristeza en sus ojos que resplandecía en la tenue luz del balcón o de la luna iluminando su rostro pálido, o que ya estaba ebrio y delirando tras este, su quinto vaso de whisky, pero quería verla otra vez, quería descubrir cual era la magia que creaba tal encanto en él.

Era diferente.

Un bostezo de su acompañante lo sacó de su ensoñación.

- Disculpa, estaba en las nubes, no es mala idea podemos ver algo en la sala cuando quieras- respondió cordialmente.

- Sabes, estaba pensando, si tu prefieres- agregó- ir al autocine del estacionamiento de la facultad de artes, transmiten películas clásicas ahí todos los viernes por la noche, suelo pedirle el coche prestado al chico del 314, nos llevamos bien porque estamos en el mismo equipo de trabajo.

- Me parece bien- sonrió- justamente tenía curiosidad por ir a una de esas transmisiones, pero no tenía coche ni acompañante- respondió educadamente- creo que será mejor que ya me vaya a la cama- finalizó.

- Si, entonces… pasaré por tu departamento el viernes a las ocho- reafirmó con algo de timidez rascando la parte de atras de su cabeza, su fachada de ligón lleno de seguridad en si mismo cayendo de repente.

Ella rió suavemente despidiéndose con un gesto de mano y un suave "Que descanses".

Sasori se quedó mirando con una pequeña sonrisa de satisfacción la puerta de madera y cristal por la cual había desaparecido la pelirosa hace apenas unos segundos mientras sacaba de su bolsillo la cajetilla de cigarrillos y encendía uno.

Había movido una ficha.

A fin de cuentas, la gente viene aquí a conocer nuevas personas ¿no?

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-Uno, dos, tres… ¡Cheese!

Las tres chicas sonrieron ampliamente para la fotografía que estaban haciéndose en el puente de Londres, eran las 7 de la tarde y acababan de terminar un seminario en la universidad por lo cual decidieron salir a dar un paseo por la encantadora ciudad de Londres.

-Me encantan estas tardes de chicas- dijo Ino revisando la foto en su móvil y cargándola a sus redes sociales.

- Es muy divertido cuando estamos juntas, pasear por aquí sola en una de esas tardes lluviosas es realmente deprimente- agregó Temari- Sak, ¿Cómo está tu mano? - preguntó viendo a la muñeca de su amiga cubierta por el abrigo.

- Ah… todo muy bien, ya casi no se nota el moretón- respondió restándole importancia.

- Sigo pensando que fuiste demasiado indulgente con ese tarado…- acotó la rubia Yamanaka mientras empezaba a caminar con dirección a una pequeña cafetería cercana al puente en donde vendían unos pastelillos que ella adoraba.

- Siempre lamentaré no haber estado presente- mencionó Temari con una mueca de disgusto en su rostro.

Sakura rió abiertamente al ver la preocupación de sus amigas.

-Chicas, ya pasó, dejen de lamentarse, lo importante es que estoy bien ¿no creen? Total, tiene prohibido acercarse a mí, no creo que se atreva a hacer otra tontería sabiendo que puede costarle su estadía aquí- Lo de ese día… ya pasó, solo fue un mal trago.

Sus amigas se lanzaron una significativa mirada entre ellas, pero se engancharon cada una de un brazo de Sakura cariñosamente.

-Tienes razón, además, incluso si se le ocurre si quiera respirar cerca de ti vamos a arrancarle la cabeza- afirmó con decisión Ino.

Sakura rió ante las promesas de su amiga que seguía describiendo su plan "malévolo" para defenderla de su ex novio abusivo.

Se dejó llevar por la plática y ya cerca de la cafetería por el delicado aroma a café que inundó sus pulmones y que tanto le gustaba.

Adoraba esos momentos, y sabía que los malos ratos no tenían por qué opacar momentos como ese, cuando pasaba el rato con sus amigas solo caminando y conversando por la gran ciudad, Londres era un lugar tan hermoso, en cada pared había algo de historia y algo de arte, a veces mientras estaba sola, como Temari decía, en uno de esos "deprimentes" días lluviosos de Londres parada contemplando el agua que corría bajo el puente solía preguntarse ¿Cuántos amores y cuántas tristezas habrán atestiguado esas torres?

Llevaba mucho tiempo sintiendo que no era ella misma, que ya no sentía de la manera en que solía hacerlo, temía tanto que los traumas del pasado bloquearan su capacidad para sentir, soñaba con el momento en que dejara de llorar, en que dejara de extrañar en que dejara de usar una máscara cuando en realidad su corazón aún dolía.

Pero dolía por ella.

Sakura sabía que no merecía todo por lo que había pasado, sabía que no tenía sentido dedicarle más lagrimas y más días nublados, ni más noches de insomnio, que tal vez tendría que ir a terapia y dejar de tratar de convencerse a ella misma que todo estaba bien, que tenía que disfrutar del momento, del presente.

Porque tal vez algún día se arrepentiría de recordar sus días en el viaje de su vida, reviviendo los momentos de diversión con sus amigos a través de fotos y videos con su sonrisa y las sonrisas de las personas que la querían y la suya opacada por la tristeza de un amor que no funcionó.

Definitivamente tenía que mejorar, porque, aunque el luto estaba bien, estaba totalmente segura de que no merecía la pena, no merecía su ansiedad, no merecía su dolor, no merecía seguir influyendo en ella.

Se sentaron en su mesa favorita con vistas a la calle y pidieron "lo de siempre" con la cabeza perdida en el ventanal viendo los coches pasar solo pudo ponerse a pensar en todo y en nada ignorando por completo la conversación sobre moda que tenían sus amigas a su lado.

Y pensó en su mejor amigo… en que eran igual de rutinarios.

Suficiente motivo para sonreír.

Con el invierno haciendo su entrada comenzó a anochecer y se dejó deslumbrar por las luces de la ciudad combinadas por la ligera llovizna que empezó a caer, se sentía bien ahí, con ellas, perdidas entre panecillos, café y conversaciones de mujeres.

-Creo que comenzaré a arreglarme más- habló con un tono socarrón y una sonrisa divertida por primera vez en todo ese tiempo en la cafetería.

Sus amigas la miraron con una mezcla de sorpresa y felicidad y es que Sakura era preciosa pero raras veces se dedicaba alguna sesión de belleza y ni hablar de maquillaje como hacía Ino, por ejemplo, en viejos tiempos tal vez, cuando Sakura era más… Sakura.

- ¡Decidido! - exclamó Ino- Día de spa en nuestro próximo día libre, que para esto hemos estado ahorrando.

Temari la secundó con un "Wohoo" y un gesto de celebración con las manos, a los cual Sakura solo pudo reír y unirse a la celebración.

Era momento de pensar en su propia felicidad ahora.

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NOTAS DE AUTOR:

¡Hola! Aquí Azulen con un nuevo capítulo, cómo habrá notado a partir de este punto los capítulos serán un poco más extensos, también iré subiendo poco a poco el tono de la historia, de una vez voy advirtiendo que en esta historia habrá lime, tal vez un poco de lemon, por eso he estado considerando cambiar el rate de la historia a M, pueden hacerme saber su opinión en un comentario, para saber que pide el público *risas* en fin, espero hayan disfrutado mucho este capítulo, intentaré actualizar semanalmente, así que estén pendientes la historia se pondrá mucho más intensa en los siguientes capítulos y también pronto descubriremos que fue lo que pasó entre Sakura y Deidara realmente.