Luces de Neón

Capítulo VIII

Mocca

Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-

M por Mature Content – (Lime / Soft Lemmon)

Ooc (Un poco, por el bien de la trama xD)

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AVISO: -Leer con precaución, este capítulo contiene lenguaje explícito-

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Finales de noviembre y la nostalgia decembrina calaba la piel, cubierta por una afelpada manta rosa podía distinguirse la figura de una joven pelirosa de ojos jade en el balcón de su habitación, como siempre que salía a ese espacio, disfrutando de un libro con una expresión pacífica y concentrada pintada en su rostro angelical, la nieve caía con gracia y delicadeza en el exterior filtrando algunos copos en el balcón sumado a los tonos dorados, naranjas y violetas en el ambiente producto del sol que ya brillaba débilmente dejándose caer en el horizonte, la combinación le daba un toque mágico al casi silencioso ambiente en donde se escuchaba el ligero movimiento de las pocas hojas que quedaban en los árboles aún dejándose caer al pasto seco, una que otra ave preparándose para descansar y el relinchar de los caballos a lo lejos en el rancho. Mientras pasaba de página, los recuerdos del día anterior llegaron a su mente distrayéndola internamente de su lectura.

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Las luces nocturnas de Tokio la recibieron sobrevolando el país del sol naciente, a través de la ventana redondeada del avión brillaban como estrellas en el cielo brindándole una suave sensación de calidez en su pecho, a veces no sabes cuanto extrañaste un lugar como cuando estás a punto de volver a poner los pies sobre su tierra.

Con ese sentimiento albergado en el corazón Sakura volteó emocionada hacia Naruto que aún dormía como un tronco a su lado ignorando la voz del piloto anunciando el aterrizaje y las advertencias de abrochar los cinturones de seguridad, viendo a las azafatas acercarse asiento por asiento a verificar que cada pasajero tuviera su cinturón abrochado y despertando a aquellos que yacían perdidos en sus sueños se dispuso a remover a su rubio amigo para despertarlo.

-Despierta Naruto, ya estamos por aterrizar- Sakura lo removió de la forma más discreta y cuidadosa que pudo, pero Naruto solo se removió en su lugar reacomodándose entre sueños y balbuceando cosas inentendibles.

Sakura se desinfló en su lugar exasperada por el sueño tan pesado de su amigo así que de un empujón y un coscorrón consiguió un mejor resultado.

-¡Que dem…!- exclamó asustado el rubio mirando a todos lados intentando recuperarse de la impresión.

- ¡Que te abroches el cinturón idiota, ya estamos por aterrizar! - exclamó enfadada provocando una mirada nerviosa por parte de la azafata que se había acercado a dar las respectivas indicaciones.

- ¿E-está todo bien señorita? - la joven azafata se dirigió respetuosamente hacia ambos verificando con disimulo el bienestar del chico rubio.

-Todo perfectamente, no se preocupe- Naruto le dedicó a la azafata una sonrisa traviesa acompañada de un ligero sonrojo en sus mejillas mientras se abrochaba el cinturón y le lanzaba una mirada nerviosa a Sakura que se acomodaba tranquilamente en su sitio volteando hacia la ventana nuevamente para perderse en sus pensamientos.

Llegarían a Tokio un día más tarde de lo esperado por una falla mecánica en el avión que tenían que tomar en su escala en Helsinki provocando un atraso de catorce horas en el segundo vuelo que por lo menos les permitió dar un inesperado paseo por la capital Finlandesa para quemar tiempo en lo que la aerolínea resolvía el problema, un paseo bien recibido por todo el grupo que aprovechó para hacer una infinidad de fotos para sus redes y pasárselo bien, la oportunidad perfecta para Sai que ansiaba probar su nueva cámara profesional que había conseguido a buen precio en una subasta de una página web de ventas en Londres.

Extrañaría su libertad en Londres, la independencia, trabajar para darse cuantos gustos quisiera, pero pensándolo bien ya quería estar en casa, sentir el viento frío con aroma a tierra, pinos y el bambú del jardín de su madre en invierno temprano por la mañana mientras disfrutaba de un té, cerró los ojos evocando el momento en sus pensamientos mientras sentía el descender del avión entre las nubes acercándose cada vez más a su destino.

Veinte minutos después por fin estaban recogiendo sus maletas y buscando algunos carritos para transportarlas, en especial por las cuatro maletas grandes que su exagerada mejor amiga traía llena de regalos para la familia y los amigos, regalos incluso para ellos quienes estuvieron esos meses compartiendo juntos.

-Ahhhh… por fin en casa- suspiró Ino con ojos brillantes mientras acomodaba su coleta ya habiendo asegurado tres de sus cuatro maletas gigantes en el carrito y comenzando a arrastrar la otra por el aeropuerto.

-Creo que está todo- dijo Sai colocando su maleta sobre las de Ino y comenzando a empujar el carro sin demasiada dificultad a pesar de lo pesado que estaba.

En otro carrito, Sakura, Temari y Naruto acomodaban sus cosas, Sakura y Temari con dos maletas llenas y Naruto con una, pusieron cada uno una maleta en el carro arrastrando la sobrante, como habían hecho sus amigos.

Distraída en sus pensamientos mientras todos avanzaban poco a poco Sakura fue quedándose un poco atrás, viendo a Sai e Ino ir tomados de la mano mientras compartían una agradable charla, una sonrisa dulce cruzó su rostro con genuina felicidad por ver ese brillo especial rodear a su mejor amiga de toda la vida, Temari volteó a darle una mirada de complicidad y extendiendo su mano libre hacia ella para no dejarla atrás.

-Vamos Sak, nos esperan en la salida- sonrió ampliamente Temari con ilusión por volver a ver a sus hermanos menores- además ya sabes que quiero presentarte a mis hermanos, sabes que son menores que yo pero uno tiene tu edad y el otro es solo un año menor que tu así que creo que serías una excelente cuñada- sonrió pícaramente con aprobación.

A Sakura le salió una gota detrás de su cabeza ante la idea de su ya no tan nueva amiga, ahora que sabían que iban a la misma universidad al menos ya podrían quedar a tomar algo en los periodos libres que coincidieran.

Aunque Ino y ella estuvieran en la facultad de medicina, la facultad de ciencias políticas y leyes en la que cursaba sus clases Temari no les quedaba muy lejos, siempre bromeaban con lo bueno que sería tener una amiga abogada, sobre todo porque sería refrescante comentar los chismes de otra facultad.

-Tem, sabes que no es un buen momento- suspiró- pero me encantará conocerlos y volvernos todos amigos, a ver si así salimos en grupo.

-Si es que conseguimos hacer salir a ese par- rodó los ojos con exasperación- ya te dije que ni siquiera quisieron acompañarme en este viaje y por eso vine sola, Kankuro es un nerd y Gaara no ha superado su etapa emo- torció el gesto en una mueca de desaprobación.

Sakura rio de forma cristalina por su gesto mientras a lo lejos las siluetas de sus padres dando saltitos emocionados llamándole mientras agitaban sus manos al aire en un saludo emocionado, esto incrementó un poco su alegría y la hizo sentir ligeramente avergonzada apresurando el paso siendo seguida por Temari.

Dos borrones rubios pasaron a su lado como un huracán.

-¡Mamá! ¡Papá!- exclamó Naruto emocionado soltando la maleta y lanzándose a los brazos de su madre que la esperaba emocionada dando brincos de felicidad al recibir por fin a su retoño entre sus brazos después de tanto tiempo separados.

Kushina apretó a su hijo entre sus brazos con lágrimas de emoción y agradecimiento porque su despistado hijo hubiera regresado sano y salvo a casa, Minato con igual alegría, pero un poco más de discreción se unió al abrazo familiar cariñosamente acariciando los cabellos de su esposa e hijo.

- ¡Naruto, estoy tan feliz de que estés vivo! ¡Gracias Sakura-chan! - exclamó Kushina lanzándole una mirada de absoluta devoción y agradecimiento.

Sakura que estaba siendo asfixiada por el abrazo de sus padres como cuando era una niña aun así respondió con dificultad.

-Me alegra escuchar eso Kushina-san, estoy feliz de verlos otra vez- forcejeó retorciéndose entre los brazos de sus captores que no parecían tener intención de soltar a su única hija para dejar que respire.

Por otra parte, Ino abrazaba cariñosamente a sus padres comenzando a parlotear sobre lo divertido que había sido compartir ese tiempo en Londres y cuando quería mostrarles las fotos que había hecho y las que había hecho Sai que estaban increíbles.

El pelinegro por otro lado charlaba amenamente con su hermano mayor, Shin, al tiempo que se unía a los saludos con los Yamanaka.

Pronto todos se juntaron en un solo grupo a charlar mientras se daban la bienvenida entre algunas presentaciones y abrazos dirigiéndose hacia la salida, invitación abierta para el sábado a la fiesta de bienvenida en el rancho Haruno.

-Parece que Kankuro y Gaara se quedaron en casa con la abuela, así que me aseguraré de llevarlos el sábado a la fiesta ¿Ok? - Temari sonrió ampliamente.

Sakura asintió con una sonrisa, sin poner verdadera atención ya que tenía su vista recorriendo el lugar queriendo avistar a cierto pelinegro sin éxito.

Una pizca de decepción se instaló en su corazón, le había avisado el imprevisto del avión así que no fue a recogerla al aeropuerto el día de ayer, pero esperaba encontrárselo hoy.

- ¿Mamá, Sasuke no quiso acompañarlos? - preguntó con una mirada indescifrable y aparentemente calmada.

- Fugaku, lo llevó a atender algunos asuntos de la compañía hoy, pero Mikoto está en casa preparando la cena con Izumi-san e Itachi-kun, era una sorpresa pero estoy muy emocionada, deberías ver a Sasuke, ya es todo un hombre ¡Y muy apuesto!- exclamó su madre con una mirada emocionada y nostálgica- me parece que fue ayer que corrían por todo el rancho persiguiendo libélulas en verano con Naruto- una sonrisa anhelante se asomó en las comisuras de su madre y Sakura no pudo más que suspirar con una mezcla de resignación y alegría.

-Han crecido tanto- comenzó Kizashi robando la atención de Sakura- nuestra Sakura se ha vuelto una mujer hermosa, creo que ya es momento de contarle sobre el matrimonio arreglado con los Uchiha- bromeó su padre robando las risas de su madre y sus amigos que escuchaban la conversación de cerca.

Sakura suspiró resignada al humor pesado de su padre sin atreverse a refutar.

Estaba muy ansiosa por volver a ver a Sasuke.

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De camino a casa todo fue tranquilo, contempló con emoción las luces de Tokio a lo lejos, siempre había admirado lo imponente de la ciudad, el mar de gente en Shibuya visto desde lo alto del mirador del restaurante de la familia de Naruto, aunque disfrutaba mucho viajando, no había nada como estar en casa.

Cuando por fin su espalda tocó la suavidad del colchón de su cama y dio una respiración profunda inundando sus pulmones con el familiar aroma a flores impregnado en el aire aun habiendo pasado meses se permitió sentirse completamente a salvo.

La aventura había terminado.

Estaba en casa.

Todo quedaba atrás.

No pudo evitar que el recuerdo de cierto pelirrojo cruzara por su mente ¿Estaría bien? ¿Había llegado ya a Sapporo? ¿Iría a visitar a sus padres? Resistió la tentación de preguntarle, Sasori había dejado las cosas claras, no quería volver a lanzarse al vacío y resultar herida solo por insistir en algo que nunca existió.

Suspiró desde lo profundo de sus pulmones, dejando escapar en el aire sus ideas. Sacudió suavemente su cabeza para despejar su mente y se levantó decidida a tomar un baño.

Lo necesitaba con urgencia.

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Media hora después se encontraba en el gran salón de su casa siendo estrujada por los brazos de Izumi que le daba la bienvenida con felicidad escapando de cada uno de sus poros, a su lado Itachi le revolvía los rosados cabellos con una sonrisa fraternal.

-Al fin regresas ¿Sabes cuánto te eché de menos Sakura-chan? Sasuke es un ogro como siempre- se quejó Izumi haciendo un tierno puchero sin dejar de abrazarla.

-Yo también te extrañé Izumi-neechan- Sakura se dejó hacer entre los brazos de la joven mayor como cuando eran niñas sabiendo que no podría luchar contra esa fuerza arrebatadora hasta que ella misma decidiera soltarla.

-Está bien cariño, deja que Sakura respire- la separó suavemente Itachi- Debes estar cansada Sakura- afirmó con un tono condescendiente- es bueno tenerte de vuelta- le sonrió con su eterno aire de hermano mayor.

Y es que es lo que habían sido Itachi e Izumi para ella de cierta forma, hermanos mayores, se criaron todos en el mismo vecindario desde que tenían memoria, exceptuando por la familia de Izumi, sus padres habían sido amigos desde sus días de secundaria y sus familias tenían un larguísimo historial de colaboración, era casi como ser una enorme familia, Sakura supo que Itachi e Izumi eran el uno para el otro desde el día en que Izumi se cayó del tobogán mientras jugaban y la vieron embobarse hasta olvidarse de llorar cuando Uchiha Itachi se acercó a ayudarla soplando su rodilla herida delicadamente. Sakura había nacido con una fuerte intuición cuando se trataba de los sentimientos (y a veces también los pensamientos) ajenos, e Izumi siempre había sido una persona muy transparente, demasiado para su propia seguridad, que sus ojos pedían a gritos que Itachi se diera cuenta de sus sentimientos desde muy temprana edad, le parecía muy romántico que para ambos no haya existido nadie más, a veces le gustaría poder contar una historia tan bonita siendo ella la protagonista.

Pero siempre se sentía una espectadora en la vida de los demás.

Hasta que por fin Itachi se dio cuenta- pensó perdida en las anécdotas que le revelaba su memoria.

Sin embargo, la única persona que siempre había sido un enigma para ella aun siendo una constante en su vida era…- el sonido de la voz de Mikoto regañando a alguien desde la entrada mientras una voz profunda cargada de cansancio se hacía más presente en la sala pidiendo calmarse a la mujer mayor porque le haría estallar la cabeza con sus reclamos la sacó de sus pensamientos- Sasuke…- murmuró y se puso de pie de un salto caminando apresuradamente hacia el lugar sintiendo su corazón a punto de salirse de su pecho por su boca, se acercó prácticamente trotando al lugar del que provenían las voces siendo seguida de cerca por la mirada divertida de Izumi y de su madre.

- Los dos son unos desconsiderados- regañó la pelinegra a su esposo e hijo menor con una mirada seria cargada de reprobación.

- ¡Oh, Sasuke gran idiota! - exclamó la pelirosa inflando los mofletes furiosa y el peso de sus pasos casi hacía temblar el suelo de madera con un aura peligrosa brillando a su alrededor y provocando a los presentes dar un paso al costado para evitar lesiones y daños colaterales.

- ¿Es lo primero que me dirás después de años de no vernos Sa-ku-ra? - la picó caminando con aburrimiento hacia la pelirosa, observándola con su mirada oscura siempre indescifrable.

Repentinamente los mofletes de Sakura se deshicieron en un suspiro y el aire cambió tan rápido como la expresión de la pelirosa que pasó del enfadado a la nostálgica y finalmente a llenarse de lágrimas de alegría.

Sin importarle tener los ojos de sus familias encima no pudo reprimir el impulso de saltar gritando y lanzarse a sus brazos llorando e inhalar profundamente el aroma masculino de su colonia mientras el correspondía su abrazo tenuemente rodeando sus hombros con el brazo derecho mientras en su otra mano aún llevaba una bolsa de regalo.

-A mí también me alegra verte, molestia- murmuró para ellos suavizando su expresión.

-Tonto- Se separó sorbiendo su nariz con sus ojos llenos de lágrimas en una imagen tan graciosa como tierna que Sasuke guardaría por siempre en su memoria.

Le extendió la bolsa con el regalo, que ella aceptó feliz apegando el objeto a su pecho mientras el soltaba un suspiro resignado limpiándole la cara con un pañuelo que guardaba en su chaqueta.

Y de repente tuvo una sensación de dejavú recordando a una pequeña Sakura con las mejillas llenas de lágrimas y tierra que él limpió con un pañuelo luego de que se cayera jugando a la traes durante las vacaciones de verano.

El pensamiento compartido de que habían cosas que nunca cambiarían incluso con el pasar de los años se instaló en la sala.

A su alrededor algunas miradas de agrado y regocijo se hicieron notar, otras cargadas de una mezcla de tristeza, arrepentimiento y redención mientras observaban la escena.

-Me siento mal por interrumpir el reencuentro de estos tórtolos, pero ¿ya va siendo hora de cenar no? – rio el padre de Sakura rompiendo con el ambiente y arrancando unas cuentas risillas mientras se dirigían al comedor.

Sakura se separó dando un paso atrás con un ligero sonrojo pintado en sus mejillas y ahora si se permitió mirar a Sasuke a los ojos detallando en persona lo mucho que había cambiado, ahora era todo un hombre, alto y apuesto no quedaba nada de ese chico que se despidió con indiferencia de ella una noche antes de irse casi para siempre a una nueva vida en otro país.

-Estás más guapo en persona- le sonrió mirándole tiernamente acomodando un mechón de cabello del pelinegro que se había descarriado de su sitio mientras deslizaba su mano en una suave caricia por su mejilla.

-Hn- asintió metiendo las manos a los bolsillos de su pantalón y comenzando a caminar.

Sakura rodó los ojos antes este gesto indiferente.

-A ver que me has traído como regalo de bienvenida- canturreó emocionada- yo también te compré algunas cosas cuando supe que volverías- comenzó a parlotear sin parar sobre su viaje por Londres.

Algunas cosas definitivamente no cambiaban nunca.

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El tintineo de una campanilla se escuchó en la cafetería desierta, era muy temprano en la mañana y apenas estaban abriendo el local.

En seguida levantó la mirada con curiosidad para encontrarse con la mirada ónix dubitativa de su acompañante y sonrió cuando sus miradas se encontraron y de repente el frío aire de la puerta entreabierta de la cafetería calentó su corazón.

Él se sentó justo frente a ella, era la primera vez que saldrían a solas, se sentía nerviosa y excitada, ¿Qué debería de decir? Aunque era su mejor amigo de toda la vida y estaban en constante comunicación en línea, era diferente cambiar esa dinámica y ahora verse en persona.

¿Sería todo muy diferente ahora?

El miedo al cambio que empezaba a surgir en su interior le hizo sentir insegura.

Por el contrario, él se acercó a paso seguro con una pequeña sonrisa en el rostro y los ojos con un brillo de incertidumbre asomándose en el fondo de su oscuridad, sin querer sintió sus ojos aguarse y de pronto volvía a ser la niña que escribía las cartas, la que tomaba el teléfono ilusionada y esperaba pacientemente escuchar su voz y sus respuestas tan cerradas, y luego era la adolescente sentada frente al ordenador, se levantó de repente y no pudo resistir la tentación de abrazarle tan fuerte como la noche anterior.

Era inevitable.

Sakura Haruno era la persona más sentimental del universo.

Él correspondió su abrazo con ligereza y dando pequeños golpecitos en su cabeza, ella rio bajito y se separaron lentamente, bajó la mirada avergonzada porque la poca gente a su al rededor los veía.

Se sentaron frente a frente notándose felices, como dos niños que habían vuelto en el tiempo.

Es un gusto verte. - dijo él serenamente.

Es un gusto conocerte- respondió ella con un toque de sarcasmo en su voz juguetona.

El ensanchó su sonrisa y una camarera se acercó a tomar la orden, sonrojándose y mostrándose un poco nerviosa por interrumpir ese ambiente.

- Dos rollos de canela y dos americanos cargados, por favor- pidió Sakura por ambos dibujando una sonrisa cómplice en su rostro que fue correspondida por Sasuke discretamente.

-La próxima vez serán tostadas francesas y mocca- prometió el pelinegro recordando el favorito de su amiga.

Sakura rio con su corazón lleno y sintiendo una felicidad que hace mucho no sentía.

Comenzaron charlando del pasado como si se conocieran de toda la vida, y es que lo hacían.

Eran amigos de toda la vida.

Mentiría si dijera que no le sorprendió cuando Sasuke propuso ir por un café esa mañana antes de ir al trabajo, era muy temprano pero le conmovió sentir que aunque su amigo era una persona tan ocupada había pensado en hacerle un hueco lo antes posible.

Sasuke siempre había sido un hombre de pocas palabras, por lo cual la conversación fluyó como siempre, Sakura parloteando de todo un poco y él respondiendo con monosílabos y uno que otro comentario en tono neutral, como si no viniera al caso.

- ¿Podemos considerar a esto nuestra primera cita oficial? - jugó Sakura con un brillo de diversión bailando en sus ojos verdes.

- Vaya Sakura, no sabía que eras tan fácil de conquistar, ahora veo por qué fuiste el único ligue del pelirrojo ese- la burló Sasuke sonriendo de medio lado con altanería recordándole por un momento los acontecimientos vividos con Sasori.

La expresión de Sakura cambió drásticamente a una de hostigamiento y resignación mientras pronunciaba.

- Si que sabes cómo arruinar un bonito momento- suspiró.

- Tu empezaste- la picó.

Al terminar de desayunar salieron a dar un paseo por un parque cercano a la cafetería aprovechando el buen día, aunque era un día de invierno el sol había decidido brillar esa mañana, su elegante chaleco rojo y medias largas le daban un toque angelical mientras el viento mecía sus cabellos rosas al caminar por el mirador, él llevaba un largo abrigo negro formal y las manos en los bolsillos como siempre con el cabello negro ligeramente alborotado por el viento que no favorecía a su elegante aspecto.

En el fondo no podía evitar mirarla y compararla con aquella niña que había conocido en su infancia, los segundos de avistamiento en la boda de su hermano no le habían permitido detallar los cambios en su imagen como lo hacía en este momento que en silencio la observaba caminar perdida en sus pensamientos por el borde del mirador con un aire de inocencia.

Era un hombre de actitud indiferente pero no era ciego, ni tonto, desde hace tiempo había reconocido a Sakura como una mujer hermosa, pero viéndola en persona era todo muy distinto, casi sobrenatural. La danza de sus largos cabellos al pasar se movían al compás de la helada brisa, el sol parecía besar su piel de porcelana y la rodeaba un aura de luz y misterio.

Tal y como solía molestarlo Izumi de vez en cuando, Sakura parecía ser todo lo que podía esperar de un amor capaz de sanar sus heridas, pero no quería reconocer que estaba aterrado ante la idea de arriesgarlo todo y terminar tan vacío y hastiado y como siempre, cegado por la falsa calma de la estabilidad de una relación, y de las tentaciones de lo pasajero, pero así era él, un agujero negro y ella parecía una estrella, inalcanzable.

Aunque le costara admitirlo, Sakura en su vida era la calma y la tormenta en su vida, por un lado, era su estabilidad, su amistad perpetua y lealtad inquebrantable a los años la habían convertido en una presencial estable e inamovible, y por otra parte su personalidad explosiva y alegre lo arrancaba de su rutina con sus comentarios irreverentes, y pensamientos ocurrentes.

¿Qué pasaría con su amistad entonces?

Aunque una parte muy oculta por el hielo de su duro corazón amaba a Sakura, no sabía si podía llegar a ser ese "tipo" de amor desconocido para él, no quería arriesgarse a crear falsas ilusiones en ella y volver a romperle el corazón solo basándose en un experimento, no quería revivir en Sakura sentimientos que tal vez ella ya había superado para luego darse cuenta de que solo la ama como un miembro más de su familia.

Porque viéndola en persona su calidez y su luz le hicieron dudar por un momento de algo de lo que llevaba toda la vida convencido.

Se mentiría a si mismo si dijera que en el fondo su temor por arruinar esa preciada amistad era lo que le había detenido de posar sus ojos en Sakura como una mujer más que como una hermana todos esos años, pero en este momento ella le mira tan intensamente con esos ojos verdes a los que estaba tan acostumbrado ver en fotos y a través de una pantalla sin reparar en ellos ni darles demasiada atención.

Sus ojos le miraban con un brillo que jamás había tenido en cuenta, como si pudieran ver directamente a su alma, porque verla a través de una pantalla y pasar de sus fotos en la redes que casi nunca tenía tiempo de revisar y las que le enviaba de vez en cuando y en las que no reparaba realmente, no le hacían justicia a la gran belleza y tranquilidad que transmitía con su sola presencia.

- ¿El frío te congeló el cerebro Uchiha? - inquirió juguetona y tomó con sus pequeñas manos cálidas las suyas heladas abrigando con esta acción más de él que sus manos.

Le dio un suave apretón a sus manos reafirmando el agarre, tomando por completo desprevenida a Sakura con su respuesta.

- Solo estaba pensando en que voy a llegar tarde al trabajo por tu culpa- la picó.

- Quería ver a los patos, aunque no hay ninguno ahora- su boca formó un mohín.

- Volvamos en primavera- propuso en tono ausente mirando hacia el lago- en fin, tengo que ir a la oficina, mi padre me espera para presentarme a algunos ancianos estirados, pero inversionistas- comentó brevemente.

Sakura rio internamente por el comentario y soltó sus manos para acomodarle el mechón de cabello rebelde que siempre caía de su sitio cuando bajaba el rostro para observarla, a fin de cuentas, ahora le sacaba más de veinte centímetros de estatura, siempre fue más alto al ser Sakura menor a él en edad, pero no había reparado en la pronunciada diferencia actual, ni en como sus manos ahora envolvían por completo las suyas con facilidad.

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Condujo con aburrimiento con dirección a la universidad aparcando el auto cerca de la biblioteca, decidida a caminar un poco aprovechando el relativo buen clima, cinco minutos de caminata después se encontraba cruzando las puertas de su edificio favorito en búsqueda de algo con qué entretenerse, una vez localizada una copia del camino del artista de Julia Cameron se dirigió sin prisas a la sala del club de lectura de la biblioteca del cual por supuesto era miembro con honores.

Sus pensamientos le sacaron una risilla.

-Tenía la corazonada de que nos volveríamos a encontrar, pero no tenía idea de que sería tan pronto- escuchó una voz masculina más que familiar.

- ¿Sasori? – Volteó sorprendida al escuchar la voz a su espalda y sonrió amigablemente - ¿Qué estas haciendo aquí? Me da gusto verte, creí que volverías a Sapporo- le saludó.

-El día del vuelo de regreso me enteré de que mi madre está internada en el hospital central por un accidente cardiaco, supongo que no maneja bien el estrés, es una suerte que haya vivido para contarlo, así que me pidieron venir porque quería verme- el tono anticlimático del pelirrojo no combinaba con lo trágico de la situación, sin embargo, le dedicó una sonrisa comprensiva.

-Ven, si no te apetece conversar siempre podemos pasar el rato leyendo algo, a esta hora no hay nadie en el club de lectura y soy la presidenta, no pasa nada por tomarme atribuciones una vez- comentó divertida guiñando un ojo a su acompañante.

Sasori le dedicó una sonrisa pícara muy suya.

-Ya veo, quieres meterme a un cuarto de lectura privado para estar a solas, eres muy astuta Sakura Haruno- le dijo comenzando a seguirla.

Sakura rio ante la respuesta negando con diversión.

- Sasori siempre será Sasori- pensó para ella misma.

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-Qué bueno que llegas Sasuke, me alegra tener un hijo puntual- comentó su padre sin levantar la vista de los papeles que revisaba sobre el escritorio.

- ¿Itachi no lo es? - preguntó con desinterés en su voz.

-Siempre lo es- se limitó a responder Fugaku Uchiha levantando brevemente la vista de los papeles para observar a su hijo menor, y procedió a firmar los papeles leídos.

-Padre- comenzó- ¿No debería ser yo quien esté poniendo su firma en esos documentos? – continuó sin variar su expresión ni tono.

Fugaku rio animado ante la osada pregunta del pelinegro menor.

-Lo sé- respondió- hace mucho que no me sentaba en esta oficina comenzó levantándose y volteando hacia gigantesco ventanal que mostraba una magnífica vista de la ciudad de Tokio desde lo alto- cuando decidí retirarme para dejar las cosas en manos de Itachi, en parte lo hice porque una parte de mi no se rindió nunca con recuperar a tu madre, pero debes saber que aceptarlo fue un reto más duro que levantar esta empresa, Sasuke- volteó para mirar al joven que escuchaba sus palabras con atención.

Su padre raras veces hablaba con él y su relación padre-hijo era prácticamente nula, inexistente, así que lo tomaba un poco por sorpresa que el estuviera abriéndose a contarle algo tan… personal.

- No seas como tu viejo padre, no dejes que tu orgullo nuble tus sentimientos, o acabarás perdiendo algo que jamás podrás recuperar- aconsejó- tiempo y recuerdos con la persona que amas.

- ¿A qué viene tanto romanticismo? - preguntó Sasuke afiladamente sin piedad hacia el claro mensaje de arrepentimiento de su padre.

- ¿Fuiste a ver a Sakura temprano esta mañana? - respondió con otra pregunta.

-Aa- se limitó a "responder" el menor como una afirmación sin intención de ahondar más en el tema.

-Ya veo- su padre parecía querer mencionar algo más, pero si quiso entonces decidió guardarlo para si porque en seguida comenzó a hablar de negocios, balances y documentos legales.

Ya saben, lo que le incumbía.

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NOTAS DE LA AUTORA:

Ufff POR FIN Sasuke y Sakura tienen su encuentro en persona, este fue un capi un poquito más largo que los anteriores y la historia comienza a tomar forma, según como tengo organizada la historia los capítulos siguientes también serán un poco largos, una de mis metas para este año es no actualizar (tan) tarde, y ser más organizada con mis responsabilidades, equilibrar la vida entre ser fan de los fanfics de Naruto y Diseñadora es un poco lioso xD me gustaría interactuar más con ustedes así que pasen dejando un review para responderlos en el siguiente capítulo, por lo pronto quiero agradecer a:

DULCECITO311 y Guest 1234

Por sus comentarios, es agradable sentir su atención y me alegra muchísimo su interés en esta historia, ¡espero seguir leyendo sus opiniones! :D TwT

Así mismo a mis queridos lectores que han agregado esta historia en favoritos y la siguen, muchas gracias por su apoyo, aprovecho para desearles un muy feliz año nuevo a todos, que todos su deseos se cumplan y tengan la motivación y el ánimo para cumplir sus promesas de bienestar y sus planes, nunca dejen de esforzarse por alcanzar sus sueños, recuerden que basta una pequeña chispa para iniciar un incendio y así mismo un pequeño paso es el inicio del camino para grandes cosas.

¡Gracias por leer!

Con cariño, Azulen.