DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.
Grupo de Facebook con imágenes del capítulo: Feeling the Reading: Bella Bradshaw.
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Cocinamos juntos y por la tarde me lleva al muelle de Santa Mónica como prometió.
Subimos a la noria para ver las vistas de la playa, paseamos por el muelle y me enseña la famosa caseta que salía en la serie de Los Vigilantes de la Playa.
Decepciono a Edward cuando le digo que no he visto la serie jamás así como tampoco he visto la versión clásica de Sensación de Vivir, solo la versión de 2009.
Pruebo a meter los pies en el agua aunque mi novio me intenta quitar la idea de la cabeza pero no aprendo hasta que el agua cubre mis tobillos y salto porque está jodidamente fría.
-Esto no es el Mediterráneo nena- me dice riéndose de mí.
-En Ibiza el agua está caliente todo el año.
-¿Quieres ir y lo comprobamos?- me tienta.
-Claro cojamos el coche, estaremos de vuelta para la cena- le sigo la corriente.
-Podemos ir a Ibiza un fin de semana- propone en serio.
-Por favor no hagas eso- le pido terminando de ponerme las zapatillas.
-¿Hacer qué?
-Proponer planes que sabes que me encantarían como si fuera sencillo para nosotros. Aún no me he parado a pensar en que en tres días me voy y que cuando llegue a mi piso de Barcelona va a ser durísimo.
-Precisamente por eso Bella, para mí es menos duro separarnos cuando sé que hay próxima fecha para vernos- confiesa agarrándome las manos.
-¿La hay?- pregunto levantando la cabeza-
-Claro que la hay- dice él frunciendo el ceño- de hecho…
-¿Qué?
-He hecho una cosa que no va a gustarte pero si aceptas significaría mucho para mí- dice sacando el teléfono y escribiendo algo en él- saca tu móvil- me pide.
Cuando lo hago veo la notificación de un email que acaba de llegarme.
Pincho y abro la app para ver que el email es de Edward y lleva un archivo adjunto: un billete de avión para Miami.
-¿Qué es esto?
-La última semana de marzo es el Ultra de Miami. Es de las actuaciones más importantes y quiero y necesito que estés ahí conmigo. Sé que te estoy forzando de alguna manera porque no sabes si vas a poder viajar o no, si tendrás que trabajar o no, pero ojalá puedas venir. Iba a dártelo más adelante pero ha salido esta conversación y no he visto sentido a aplazarlo.
-Aún queda mucho Edward- suspiro.
-Lo sé pero ya es una fecha que tenemos. Tienes que confirmarla tú.
Asiento.
-No tengo vacaciones hasta pascua- le digo.
-Yo iré. Ya no tengo que trabajar en el estudio de grabación, puedo viajar.
-Vente conmigo. Nuestra habitación puede ser tu estudio, dormiremos en el sofá- propongo besándole.
Edward se ríe y se separa de mí.
-No hará falta nena. Con el portátil me vale. Vámonos a casa allí tengo el calendario- propone.
Caminamos hasta el coche cogidos de la mano y volvemos a casa haciendo una parada en el camino para comprar las famosas hamburguesas de In-N-Out para cenar.
Después de cenar montamos una reunión de negocios para conocer la disponibilidad de cada uno en los próximos meses.
Yo no tengo vacaciones hasta la primera semana de abril y él tiene varios shows. A finales de enero lanzará una de las canciones de su nuevo disco en Nueva York, a principios de febrero tiene dos actuaciones en Dubai coincidiendo con el lanzamiento de su disco, a mediados participará en Tomorrowland Winter en los Alpes franceses. Ya en marzo tiene actuaciones en Canadá y en Estados Unidos para terminar el mes con el gran Ultra Music Festival de Miami.
-Yo puedo viajar el miércoles por la tarde a Miami y quedarme hasta el domingo por la mañana. Tengo que estar en Barcelona por lo menos el domingo por la noche para ir a trabajar el lunes.
-¿Vas a poder venir entonces?- pregunta emocionado.
-Sí- sonrío- son vacaciones de pascua. Los organizadores del festival lo pensaron bien poniendo esa fecha.
-Estoy seguro de que pensaban en nosotros- se ríe- cambiaré tu vuelo al miércoles- me dice.
Asiento.
-Y como en febrero vas a actuar en Francia podemos ir un fin de semana a Londres. Te presentaré a mis padres y a mis amigas- le propongo feliz.
-Uff. ¿Conocer a tus padres?- pregunta serio.
-Yo he conocido a tu madre- rebato.
-Lo sé- se ríe- sí, podemos hacer eso.
-Genial- digo contenta por poder vernos al menos una vez al mes.
-Yo puedo estar estas semanas en Barcelona- señala las tres primeras semanas de febrero.
-¿Tres semanas?- pregunto asombrada.
Él asiente.
-Si me das alojamiento claro- bromea.
-No seas bobo, obvio que sí- le respondo besándole.
-Aprovecharé estas semanas de enero para rematar todo lo del disco y así en febrero poder estar más tranquilo con el trabajo ya hecho.
Al día siguiente vuelvo a levantarme sola en la cama y tal y como hizo ayer, Edward me ha escrito un whatsapp avisándome de que está en el estudio reunido con Garret y otros compañeros así que me ducho, me visto y bajo a la cocina a desayunar.
Cuando he acabado salgo a la terraza aprovechando el sol y me tumbo en una de las hamacas junto a la piscina mientras respondo whatsapps atrasados.
Estoy terminando de mandar un mensaje de audio a mi grupo de amigas cuando la puerta del jardín se abre.
-Hola Bella- me dice Garret llegando hasta mí.
-Hola Garret- saludo poniéndome de pie.
-He salido un momento al baño y te he visto aquí. Quería saludarte y preguntarte qué tal en Los Ángeles.
Me río y le contesto que bien, que la ciudad me gusta y que tomarme un descanso del invierno de Barcelona es siempre bienvenido.
-No te quitaremos a Edward mucho más tiempo. Intentó limpiar su agenda todo lo que pudo cuando supo que ibas a venir pero esto no lo pudo mover.
-¿Quién más está ahí?
-El dueño del sello discográfico. Él tiene que dar el visto bueno al disco antes de lanzarlo.
-Edward ha trabajado mucho en este disco- le defiendo.
-Sí, lo sé- sonríe- pero eso no depende de nosotros. A los sellos discográficos les interesa que haya diferentes estilos y ritmos, entonces si consideran que el disco de Edward no es lo suficientemente diferente del resto que vayan a publicar este año pues le pedirán que cambien algo. Así se garantizan que vendan más.
Frunzo el ceño preocupada.
-A Edward nunca le han hecho rehacer un disco, tranquila, no creo que esta sea la ocasión- me tranquiliza riendo.
-Eso espero- suspiro.
No sé cómo continuar la conversación así que nos sumimos en un silencio incómodo y Garrett no se va.
-¿Puedo preguntarte una cosa?- dice después de un minuto o más en silencio- sé que no me incumbe pero sí me afecta.
-¿El qué?
-Tú y Edward. ¿Vas en serio con él? Porque en el cierre de las discotecas os vi muy guay, muy juntos, muy Edward y Bella hace cuatro años metiéndose mano por todos los rincones de la isla pero luego Edward cambió un vuelo a la India para ir a verte porque no le respondías el teléfono y comprometió su trabajo. Por favor, no te enfades, yo soy el primero que disfruta de ver a Edward feliz y que está encantado de que estéis juntos pero por favor Bella, cuídale porque tú le afectas mucho y cuando las cosas contigo no están bien no tiene la cabeza en su sitio, hace cosas impulsivas que nos afectan a todos. Lo que pasó en octubre no puede volver a pasar.
Frunzo el ceño.
Por un lado entiendo lo que me dice Garrett y me siento culpable pero por otro siento amenazada mi intimidad y me siento expuesta ante él.
-Tienes razón, no es de tu incumbencia- comienzo- pero Edward y yo vamos muy en serio. En Ibiza estábamos tanteando el terreno pero precisamente fue antes del viaje a la India cuando decidimos estar juntos. Desde entonces las cosas han cambiado, para ambos.
-Me alegra escuchar eso, de verdad. Y por supuesto que no es de mi incumbencia pero quiero que estéis bien, ambos.
-Lo estamos- respondo seria.
-Gracias- me sonríe poniéndose de pie y volviendo al interior de la casa.
Me quedo pensando en la conversación que acabamos de tener un buen rato.
Todo lo que me ha dicho Garrett ya lo hablé con Edward que es con quien tengo que aclarar las cosas. No puedo cambiar los errores del pasado pero puedo evitar no repetirlos en el futuro. No quiero volver a esos meses de contigo ni sin ti, ahora estamos juntos, estamos bien y quiero ir hacia delante con él, es todo lo que importa.
Así que meto en una cajita la conversación con Garrett y cuando la reunión acaba volvemos a ser solo él y yo.
Salimos a cenar para celebrar el visto bueno de su disco y volvemos muy tarde a casa.
Los dos días restantes a penas salimos a la calle.
Se nos ha activado el piloto automático de estar juntos porque en breves cojo un avión a Barcelona y vamos a estar separados otras tres semanas así que es todo sobre nosotros.
La noche de antes de mi vuelo estamos insaciables.
Yo empecé yendo a buscarle a su estudio pero él ha sido quien ha subido el ritmo y ahora estamos desnudos, sudados y cansados en nuestra cama uno frente al otro.
-Múdate- me propone acariciándome el brazo.
Me río y cierro los ojos disfrutando de su toque.
-Ojalá- susurro.
-¿Te mudarías? En el futuro me refiero- pregunta.
Abro los ojos para mirarle y veo que me lo está preguntando en serio.
-¿Ya vamos a tener esta conversación?- sonrío.
Él se encoge de hombros.
-Si yo tengo claro que quiero estar contigo y tú tienes claro que quieres estar conmigo esta conversación habrá que tenerla en algún momento.
Suspiro y me tumbo mirando al techo.
-Tendría que pensarlo mucho. Venir aquí sería estar muy lejos de mi familia y amigas y créeme que por ti lo haría pero hay más cosas que valorar.
-¿Cuáles?
-Por ejemplo yo aquí no tengo un permiso de trabajo. No podría trabajar de primeras y por mucho que te quiera yo nunca seré solo tu fan.
-Explícate-
Me giro para volver a mirarle y paso una pierna por encima de su cadera.
-Yo nunca seré la chica que viaja contigo como una maleta. No quiero ser solo la pareja de alguien, quiero ser yo misma con mis propios éxitos y mis propios sueños. Quiero compartirlos contigo claro pero no quiero que mi vida se reduzca a ti, no saldría bien a largo plazo. Si no tengo mi trabajo, mi independencia, yo no sería feliz.
-Sé cuán importante es el trabajo para ti. Es una de las cosas que me gustaron de ti cuando nos encontramos en Barcelona. Y es uno de los aspectos por los que nuestra relación funciona.
-Sí. Así que el problema es más grande que únicamente mudarme. ¿Y tú?, ¿te mudarías?
-¿A dónde? ¿Dónde te ves viviendo el resto de tu vida? Ahora estás en Barcelona pero no sabes si seguirás ahí al año que viene. O en Londres- añade.
-La verdad es que hace tiempo que dejé de imaginarme el futuro- me río- vivo el presente.
-Yo me mudaría, mi trabajo no es como el tuyo. Mi trabajo es por todo el mundo así que no me importaría vivir en otra ciudad.
-No me importaría vivir en Los Ángeles si tuviera un trabajo pero al mismo tiempo no estarías aquí la mitad del año así que no sé, es complicado- resumo- pero algún día.
-Algún día- concuerda él besándome suavemente.
El despertador suena demasiado temprano para lo tarde que nos dormimos ayer.
Edward está completamente desarropado a mi lado y puedo observar su cuerpo desnudo sin problema.
Al apagar la alarma del móvil veo el gel estimulante de orgasmos que usamos anoche y que provocó que Edward se corriera dos veces seguidas sin parar.
Lo que ocurre es que los recuerdos de anoche ya no son divertidos ni eróticos a la luz del día porque junto a la chimenea también veo mi maleta y con pesar me levanto para meterme en la ducha.
Estoy un poco triste y también un poco irascible por tener que volver a Barcelona en contra de mis deseos. Sería tan fácil renunciar y quedarme aquí con él…. Pero en unos meses me sentiría vacía y comenzaría a pensar que estoy tirando mi vida a la basura.
Contrario a la rutina que hemos implantado desde que llegué aquí hoy soy yo la que prepara el desayuno.
-Buenos días- me dice Edward desde la puerta de la cocina.
Le miro y veo que solo va vestido en calzoncillos, se está frotando un ojo con la mano y su voz es rasposa.
Sonrío ante la imagen.
-No son buenos- le respondo riendo.
-Todavía lo son porque aun estás aquí- contesta acercándose a mí para darme un beso- ¡Dios estoy hambriento!- comenta riendo viendo la comida.
Me río con él mientras termino de preparar las tortillas francesas y luego desayunamos juntos.
-Necesito pedirte algo- le comento acabándome el café.
-Lo que quieras- me responde.
-Tengo que pasar por alguna tienda donde vendan algo para dormir durante el vuelo.
-¿Lo que hicimos ayer no te valió para estar lo suficientemente cansada como para dormir?- comenta riendo.
Me río recordando la noche de ayer.
-No quiero pasarme 14 horas en un avión siendo consciente de que me estoy alejando de ti. No se me ocurre una tortura peor que esa.
-Nena- dice obligándome a levantarme de mi taburete y sentándome encima de él con su pecho en mi espalda.
-¿Tres semanas?- pregunto girando mi cuello para besarle.
-Tres semanas- promete.
-No quiero irme- me quejo como una niña pequeña.
-Quédate- propone metiendo su mano por debajo de mi camiseta.
-¿Serías mi sugar daddy?- sugiero riendo mientras siento su mano en mi pecho derecho.
-Mhm- afirma mordiéndome la oreja.
Disfruto de las sensaciones que su cuerpo provoca en el mío y me giro completamente para besarle.
-Una última vez más, por favor- le pido quitándome la camiseta.
Edward se ríe y me besa.
-No será suficiente- me dice subiéndome a la encimera de la cocina.
-Nunca lo es- le respondo bajando sus calzoncillos con mis manos y luego con mis pies.
La despedida es ahí, en medio de la cocina.
-Se hace tarde- me dice él cuando nos recuperamos.
-Da igual- respondo abrazándome a él con brazos y piernas impidiendo que salga de mí.
Nos reímos y me levanta de la encimera con sus brazos.
-Voy a echarte mucho de menos- me dice dándome pequeños picos.
-Dios y yo a ti- suspiro- ¡qué putada estar enamorada!- me río.
-Te quiero- me dice apretándome entre sus brazos.
-Gracias- digo besándole de vuelta.
-¿Me das las gracias por quererte?- ríe.
-Sí- digo recordando la conversación que tuve con Garrett el otro día.
Nos separamos y subimos a la habitación a vestirnos.
-¿Vas de incógnito?- le pregunto cuando veo que se pone gafas de sol y capucha de nuevo.
-En el aeropuerto siempre hay fotógrafos.
-Cariño, así llamas más la atención que si vas a cara descubierta- le indico riendo.
-¿Tú crees?
Asiento con la cabeza.
-Quítate la capucha y ponte una gorra- le propongo.
Me hace caso y se pone la misma gorra con la que me recogió cuando aterricé en LAX.
-¿Mejor?
-Tú siempre estás bien te pongas lo que te pongas- le digo riendo metiéndome en el vestidor para cerrar la maleta.
Antes de cerrarla del todo camino hasta la zona donde Edward tiene su ropa guardada y le robo una camiseta de manga corta negra que meto rápidamente en mi maleta.
Tengo ropa suya en mi casa pero ya no huelen a él.
Conducimos en silencio hasta el aeropuerto.
Edward me acompaña hasta la zona de facturación de equipajes y luego hasta el control de líquidos donde ya no puede pasar.
Nos abrazamos y nos besamos sin importar estar dando una imagen digna de una película romántica y me seca una lágrima con el pulgar antes de despedirnos definitivamente.
Hablamos por teléfono mientras él conduce de vuelta a casa y yo espero para embarcar.
Me tomo la pastilla para dormir que Edward me ha dado en cuanto me siento en el avión y cierro los ojos.
No había vuelos directos Los Ángeles – Barcelona así que tengo que hacer escala en Nueva York.
Cuando aterrizo en Barcelona es la una del mediodía aunque yo siento un terrible jet lag y mi cuerpo no está de acuerdo con la hora que me marca el reloj.
Tomo un taxi hasta mi casa y cuando abro la puerta el olor a cerrado me recibe.
Por primera vez desde que vivo aquí no siento que es mi hogar al atravesar el umbral.
No me invade la calma ni la felicidad, si no la nostalgia y las ganas de salir de vuelta a Los Ángeles, a Edward.
Es un sentimiento que ya padecí hace años, cuando volví de Ibiza a Nantes.
Solo que ahora es más complicado porque no puedo regresar, tengo unas obligaciones que me retienen aquí.
Lo que sí me puedo permitir es no ser una adulta funcional por lo que resta de día.
Puedo permitirme poner la calefacción, pedir comida a domicilio muy calórica, ponerme la camiseta de mi chico y tirarme en el sofá a ver una peli mala en la tele mientras pienso en qué estará haciendo él en Los Ángeles.
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Se acabaron las vacaciones
Como me habéis pedido muchas, he adelantado la actualización a hoy y aquí está el nuevo capítulo ¿qué os ha parecido?
Garrett preocupado por cómo reacciona Edward cada vez que las cosas con Bella no van bien, Bella queriendo mantener las ilusiones a raya para sobrellevar la separación y ellos dos hablando sobre el futuro. ¿Cómo os imagináis el futuro de ambos? ¿Bella en Los Ángeles? ¿Edward en Barcelona? ¿Los dos de vuelta a Londres? ¿En Ibiza recolectando sal en invierno? Jajajaja Decidme cómo creéis que se solventará el problema de la distancia.
¡Mil gracias por leer y por comentar en cada capítulo! La mayoría lleváis conmigo desde el principio pero…. ¿hay alguien nuevo por aquí?
Ya sabéis review = adelanto.
Revisad de vez en cuando la historia porque FF no avisa de las actualizaciones, aunque salvo contratiempos yo suelo actualizar los jueves.
¡Nos leemos!
