DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer pero todo lo demás es mío.

Grupo de Facebook: Feeling the Reading: Bella Bradshaw.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

Junio dio paso a julio.

Cogía aviones cada fin de semana para ver a Edward en Ibiza. Llegaba los viernes por la tarde y me iba los domingos por la noche.

Hubo fines de semana para todo.

Algunos los pasamos recluidos en la villa de David disfrutando de la piscina y saliendo solo para ir a la playa. Cocinando todos juntos en casa y teniendo largas sobremesas contando anécdotas en el jardín.

A mediados de julio cambiamos el destino y en vez de a Ibiza nos fuimos a Bélgica para asistir a Tomorrowland.

Era la primera vez que yo iba a un festival tan grande y quedé completamente deslumbrada e impresionada por toda la decoración y organización que había detrás. Sentías que estabas en otro mundo gobernado por la música electrónica.

Edward odió quedarse en el camping dentro del recinto del festival pero a mí me encantó dormir en una de esas casetas pequeñas de madera decoradas como un cuento de hadas. O en palabras de mi novio, decoradas con la temática de Shrek. Creo que haber ido a un hotel habría provocado que el festival perdiera parte del encanto porque no es solo un festival, sino una experiencia vital, te sumerges de lleno en la temática, el ambiente… hay que vivirlo para entenderlo.

A principios de agosto mis amigas decidieron venir a verme un fin de semana a Barcelona y por primera vez sentí la contradicción de querer verlas pero al mismo tiempo desear que vinieran en otro momento para poder viajar a Ibiza. Cuando se lo conté a Edward me propuso que viajaran directamente a la isla y así podría estar con ambos. Él mismo fue el que cedió la habitación que siempre tiene reservada en el hotel Ushuaïa para que se quedaran Victoria, Rosalie y Lauren.

Salimos de fiesta como si fuéramos otra vez universitarias pero pudiéndonos permitir pagar los prohibitivos precios que tenían las copas en la isla. Estuvimos en Amnesia el viernes por la noche y en Ushuaïa el sábado en la fiesta de Ants.

Fue como volver a tener 24 años cuando terminamos la fiesta casi de día, dejé a mis amigas en el hotel y yo fui a casa con mi novio que me esperaba dormido en la cama. Tuve lo mejor de cada cosa ese fin de semana.

Entre viajes, trabajo y playas el verano se me iba escurriendo de las manos.

Era triste pero al mismo tiempo no porque en septiembre Edward y yo nos íbamos a Grecia.

Estuvimos allí una semana, recorriendo Atenas, su Acrópolis, el Partenón, los museos, sus calles llenas de historia que fascinaron a Edward y luego pasamos un día en Santorini, tan solo uno porque nos recomendaron visitar otras zonas menos enfocadas al turismo, como Milos y Naxos, donde pudimos ser testigos de la Grecia real.

Es posible que en esa semana recuperase los tres kilos que había perdido de enero a junio porque comimos todo lo que nos sugirieron. Ambos coincidimos en que probar la gastronomía local también es una forma de hacer turismo y de conocer el lugar así que intentamos probar todos los platos típicos de cada región que visitamos.

Si en Ibiza me enamoré del alioli, en Grecia me volví adicta al Tzatziki, una crema de yogur, limón, ajo y pepino refrescante y con fuerte sabor que acompañó casi todos nuestros platos. Los dolmades, que son hojas de parra rellenas de arroz, la ensalada griega con su queso feta y sus olivas de Kalamata, la famosa moussaka y el gyros, que es la versión griega del Kebab. No nos avergonzaba confesar que todos los días habíamos comido un gyros ya sea en la comida o en la cena y compré muchas especias para recrear la receta una vez volviéramos a casa.

Una foto nuestra en Santorini fue la primera foto oficial que subimos como pareja a Instagram.

Después de su cumpleaños ya no nos escondíamos pero subir una publicación a Instagram era como un pequeño gran paso porque él tenía cerca de dos millones de seguidores y entre ellos muchos medios de comunicación. Yo subí una foto parecida a mi Instagram que se llenó de comentarios de mis amigas y algún otro conocido con el que llevaba tiempo sin hablar pero que comentó al reconocer a Edward. No mentiré si confieso que antes de subir nada bloqueé a aquellas personas que pertenecían a mi vida pasada como la hermana de Leo, la novia de ésta, amigos suyos…

Lo que sí noté fue que si él subió la foto un jueves por la tarde, el viernes por la mañana tenía cientos de notificaciones sobre personas que querían seguirme, ya que mi cuenta es privada. Decidí ignorarlos así como también ignoré las solicitudes de mensajes privados de gente que no conocía.

Cuando nuestras vacaciones en Grecia acabaron empezaron nuestras vacaciones en Ibiza.

Durante una semana estuvimos juntos todos los días salvo de domingo a lunes que Edward viajó a Las Vegas.

Paseamos por Dalt Vila, fuimos a esas calas del norte de la isla a las que nunca había ido, también volvimos a ver la puesta del sol en Es Vedrá pero esta vez desde la Torre des Savinar y sí, me enamoré del islote, de su magia y del momento que compartí con Edward.

También pude por fin asistir a su set completo en Ushuaïa ya que al ser los jueves me había resultado imposible venir antes.

La villa de David estaba llena de personas, no solo había gente nueva cada semana si no que cada día. De hecho yo empezaba a dudar que él mismo conociese a todas las personas que entraban a su casa.

Habíamos tenido algunas situaciones curiosas.

Una tarde volvimos de cala Saladeta dispuestos a ducharnos antes de salir a cenar y había un hombre dormido en nuestra cama, cuando se despertó no sabía donde estaba y parecía borracho, drogado o ambas. Edward se enfadó muchísimo y desde entonces nuestra habitación tiene cerradura con llave. Sobra decir que esas sábanas fueron a la basura incluso aunque yo intenté decirle que lavándolas a altas temperaturas sobraba pero lo cierto es que la imagen de ese hombre en calzoncillos me producía mucho rechazo.

Otra mañana estábamos desayunando en el jardín junto a Martin Garrix, su novia, David y sus managers cuando una chica salió desnuda de la piscina y cruzó por todo el jardín sin pizca de vergüenza mirándonos. Lo curioso es que ninguno de nosotros sabía quién era.

Cada vez entendía más por qué Edward quería haber alquilado una villa solo este verano.

Un día muy temprano apareció Garret, al que llevaba sin ver desde Tomorrowland, pero no vino solo. Venía con una rubia despampanante, alta, ojos azules, cuerpo de modelo. Sí, me picó la envidia al verla.

No tenía título, tan solo era Giselle.

No hacía falta ser muy listo para ver que estaban liados porque no paraban de meterse mano. Era casi incómodo mirarlos. De hecho esa primera noche que durmió en la villa con nosotros nos despertaron los gemidos de ambos, era casi animal los ruidos que emitían.

-Creo que están follando contra esta pared- me dice Edward poniendo la mano en la pared donde está el cabecero de nuestra cama.

-¿Follando? La está matando- susurro riendo- menos mal que no son novios.

-Tú y yo tampoco lo éramos y hacíamos lo mismo.

-Tú y yo somos mucho mejor que ellos- discuto.

-También somos ruidosos.

-No como ellos. Nosotros somos más… ¿elegantes?

-Enseñémosles- me dice poniéndose sobre mí riendo.

Suelto una carcajada pero al mismo tiempo separo mis piernas para que él se encaje en mi cadera.

Y sí, somos ruidosos, de forma distinta a ellos pero tampoco contribuimos al silencio de la noche.

A la mañana siguiente David se queja de ser el único que no tuvo compañía en su cama.

Todos nos reímos pero Edward le recuerda el desfile de mujeres que hemos visto salir de su habitación en lo que llevamos de verano.

Digamos que de Jessica ya no queda ningún recuerdo en esa cama.

El último fin de semana de mis vacaciones Edward me sorprendió llevándome a Túnez por mi cumpleaños. Fue todo un contraste cultural que disfruté hasta el último minuto. Además fue el primer cumpleaños que celebraba junto a él, lo que lo hizo mucho más especial.

Cuando mis vacaciones acabaron dejé a Edward en Ibiza y volví a Barcelona con un síndrome post vacacional bastante duro.

Tercera semana de septiembre tras quince días ausente y tenía mil pendientes en la oficina.

De hecho habíamos quedado en que yo volvería a volar a Ibiza ese fin de semana como veníamos haciendo durante todo el verano pero tuve que cancelar los vuelos. Edward se ofreció a venir a Barcelona pero siendo sincera era muy probable que trabajase todo el sábado desde casa para ponerme al día y así poder afrontar la siguiente semana con más calma, así que le dije que se quedase allí y nos veríamos la última semana de septiembre.

El último fin de semana de septiembre David organizó una fiesta de fin de temporada a la por supuesto fui.

Ya había discotecas cerradas así como muchos restaurantes y en las calles se notaba menos afluencia de gente.

Las horas de luz también se habían reducido.

Me recuerda mucho a la fiesta a la que fui con Ellie Goulding hace dos años donde me reencontré con Edward.

Me estoy arreglando cuando mi novio entra en nuestra habitación y pone una caja delante de mis ojos.

-¿Qué es?- pregunto curiosa mirándole.

-Es para ti. Es un recuerdo de este verano- explica animándome a abrir la caja.

Dentro hay un colgante dorado con una pequeña medalla y una piedra verde turquesa.

-Es precioso.

-Está hecho completamente en Ibiza. La piedra proviene de aquí, la diseñadora, el proceso de creación… todo es local.

-Muchas gracias mi amor- le digo poniéndome en pie y besándole- ¿me lo colocas?

Edward se pone a mi espalda, me coloca el colgante y me roza el cuello con sus labios.

Nos sonreímos a través del espejo y volvemos a besarnos.

-La semana que viene…- comienzo.

-¿Qué?

-Hará un año que estamos juntos- le recuerdo.

-Lo sé- sonríe él.

-Sé que abandonar a Garret en el aeropuerto de Abu Dabi fue una locura pero cuánto me alegro de que lo hicieras.

Ambos nos reímos recordando ese episodio. Ahora lo vemos con alegría y cariño pero en ese momento todo fue muy angustiante.

-Ha sido uno de los mejores años de mi vida y es gracias a ti- me dice.

-Ha sido igual para mí- le respondo besándole.

Tenemos que irnos.

La fiesta es en una villa en San José y tenemos media hora de trayecto pero me apetece más estar con él que ir a despedir el verano con amigos.

-Podríamos quedarnos- le tiento.

-Suena fantástico pero mañana lidias tú con un David enfadado.

Hago un puchero como una niña pequeña y paso mis brazos por detrás de su cuello.

Edward me besa con suavidad y yo pego mi cuerpo al suyo.

-Bella…- me advierte.

-Podemos llegar tarde- sugiero.

-Podemos llegar tarde- afirma poniendo sus manos en mi cintura y apretándome contra él.

-Diez minutos- le digo quitándole el cinturón- uno rápido- río contra su boca- pero esta noche quiero mucho más sexo.

-Lo que tú quieras- me pide desabrochándome el sujetador.

Es un polvo rápido.

De hecho ni si quiera le quito toda la ropa pero nos vale para saciar nuestras ganas por ahora.

Lo que odio de los polvos rápidos es que no podemos quedarnos abrazados y acariciándonos después del orgasmo, es mi momento favorito.

Nos vestimos y yo termino de maquillarme para salir a la fiesta.

Una vez allí nuevamente soy testigo de que el concepto que David tiene de fiesta pequeña y el que tengo yo difiere mucho.

-No tiene pinta de ser una reunión de amigos.

-No, tiene pinta de que ha invitado a todos los artistas, empresarios y amigos que tiene en la isla.

Nos bajamos del coche y entramos a la villa de la mano.

Entiendo por qué ha celebrado la fiesta aquí.

Tiene un gran espacio diáfano, techos altos y el jardín está cubierto de baldosas. Perfecto para un evento social. Desde luego dudo si quiera que tenga habitaciones.

Una vez allí Edward no me deja irme de su lado incluso aunque esté tratando negocios.

Solo nos separamos cuando llegan Garret y Giselle y esta última me ruega que salga con ella al jardín a tomar el aire.

Cuando estamos fuera se nos unen Yann Piserman y su mujer, Aneka. Los cuatro conversamos sobre el verano y sobre los planes para la próxima temporada.

-Hay un hombre ahí que no deja de mirarte- me susurra Giselle.

-¿Quién?- pregunto girándome.

No conozco a todo el mundo pero sí a algo así como a la mitad así que posiblemente sea algún amigo o compañero de Edward.

-Se ha dado cuenta de que le miraba y se ha ido- me dice señalando el lugar donde estaba.

Me encojo de hombros y busco a Edward con la mirada.

Vuelvo al interior y llego a su lado pasando un brazo por su espalda al mismo tiempo que él posa su mano en la zona baja de mi espalda rozando mi culo.

Me presenta a los dos hombres con los que habla, dueños de un restaurante en Dalt Vila y luego es él el que me pide salir fuera.

Nos alejamos de la gente caminando hasta la zona de la piscina que está iluminada bañándonos de un tono azulado a ambos.

-Tengo frío- le digo mirando el agua.

-Ven aquí- me pide poniendo mi espalda contra su pecho y pasando sus brazos por encima del mío.

Siento como me da un beso en el cuello y me pone la piel de gallina.

Nuestro momento se ve interrumpido por una garganta aclarándose.

Nos giramos sonrientes esperando ver a David o a Garret pero es Leo.

En mi cabeza nunca he planteado un escenario donde Leo este en Ibiza al mismo tiempo que Edward y yo.

¿Qué hace aquí?

Siento a Edward tensarse contra mí y sus brazos apretarme más a él casi haciéndome daño.

-No sabía si eras tú- comenta riendo- y ahora todo encaja- dice mirándonos alternativamente a ambos.

-¿Qué encaja?- pregunto con voz más firme de lo que realmente me siento por dentro.

-Que te liaras con el dj que contrate para el Lynx. Él lo dejó y a las pocas semanas me dejaste tú. Me engañaste.

-Eso no fue así- dice Edward.

-No estoy hablando contigo- le responde burlón Leo sin siquiera mirarle.

-¿Ah no? Yo creo que sí. Si vienes aquí a interrumpirnos cuando estamos juntos has de saber que vienes a hablar con los dos, no solo con ella.

-Muy bien, ¿Bella quieres hablar conmigo a solas? Sin tu querido por favor- dice riéndose.

Edward se tensa aún más y sus brazos me hacen daño.

-No-

Mis manos se posan sobre los brazos de Edward y dan un par de toques para que afloje su agarre.

Lo hace pero no me suelta.

-Todo lo que quieras hablar conmigo puedes hacerlo delante de mi pareja- le digo.

-¿Tu pareja? ¿Cuánto lleváis? ¿Dos años? Disfrútala porque en cuanto pasen tres perderá el interés en ti- le dice a Edward como consejo.

-No tienes ni idea- le responde él.

-Tú no la conoces, yo sí.

-Tú eres el que no la conoce- discute.

Leo se ríe y niega incrédulo.

-Edward fue antes que tú- le confieso por fin- estuvimos juntos hace años precisamente aquí en Ibiza. No nos conocimos por ti en el Lynx, ya nos conocíamos de antes.

-Y os reencontrastéis en mi oficina- responde en tono de broma.

Oírle hablar a él de nuestra relación se siente mal, se siente como si la infravalorase, como si no fuera seria.

Quiero abofetearle.

-Nunca estuvimos juntos mientras estuvisteis casados- le confiesa Edward.

-No me creo el cuento de que os conocíais de antes.

-Así es- respondo yo soltándome de los brazos de Edward- Nos conocíamos de antes y no nos reencontramos en tu oficina, lo hicimos aquí- expreso señalando la isla- cuando vine antes de casarme contigo. Y estuve con él y me sentí tan libre y tan yo misma y el error fue mío de querer convencerme de que contigo iba a ser igual cuando no eras él. Tú no me querías a mí, tú querías la idea de mí. Mi error fue no ser valiente y ceder a tus deseos, a los de mis padres y a los de otras personas que no era yo, te quise, en algún momento te quise, pero no como se debe querer a tu pareja y ahora lo sé porque le quiero así a él. Contigo no funcionó no por un límite de tiempo de dos años si no porque yo no estaba enamorada de ti- le digo furiosa pero liberada al fin.

La cara de Leo cambia y se enfurece.

-¿Te le follaste y luego te casaste conmigo? ¡Te reíste en mi cara!- grita lanzando el vaso a la piscina.

Edward tira de mi brazo poniéndome detrás de él.

-Déjala en paz. Tampoco vengas a hacer como si hubieras sido un marido ejemplar. Ya lo sabes todo vete.

-¿Y tú qué coño sabes?- pregunta empujándole en el pecho.

Edward camina hacia atrás empujándome a su paso y haciendo que trastabillé hasta caer al suelo.

-Estoy bien- digo antes de nada.

Pero ya es demasiado tarde porque Leo se está riendo a carcajada limpia y Edward que se ha agachado a darme la mano le mira con furia.

En un movimiento que no vi venir la mano que Edward me ofrece se gira en forma de puño y le golpea en la cara lanzándole a la piscina.

-¡Edward!- grito poniéndome en pie y agarrándole del brazo.

-Te lo mereces. Por gilipollas y cuando se lo cuentes a tu socio, al que le tenías como perro guardián detrás de ella, también le cuentas que la mitad de su discoteca, el Lynx, es un negocio fraudulento con el que intentas blanquear dinero.

-¡Que te jodan!- le grita desde el agua.

-Ella lo hará esta noche- le responde señalándome con la cabeza.

-¡Vámonos!- le grito tirando de su brazo.

Tiro de Edward alejándole de la piscina y al girarnos veo que todo el mundo nos mira. Sin duda hemos dado una escena vergonzosa.

David nos para llegando a la puerta de la villa y Edward suelta mi brazo continuando andando solo, enfadado.

-Después David, en casa hablamos- le digo sin si quiera mirarle.

-Bella igual es mejor que le dejes que se calme…- me aconseja David.

Niego y corro detrás de Edward.

-Edward- digo llegando hasta él- ¡mírame!

Continua con su cabeza agachada buscando las llaves en su bolsillo.

-¡Edward!- le grito.

Cuando por fin me mira sus ojos están llenos de furia.

-Dime que estamos bien.

-Vamos a casa- me responde muy serio abriendo el coche.

-Yo conduzco- le quito las llaves de la mano y le empujo para sentarme tras el volante.

.

🌊 ❤️ 🌊

.

¿Quién había pedido drama? Alguna lleva deseando que Leo se entere desde hace diez capítulos jajaja pues ya lo sabe, lo ha visto por sus propios ojos.

¿Qué efecto tendrá este encuentro en la relación de Bella y Edward? ¿Se resentirá de alguna manera? ¿Pondrá más difícil el divorcio?

Un aspecto del que quizás no os habéis dado cuenta es que nadie del entorno de Edward sabe que Bella está casada, ni David, ni Garret, ni nadie.

Hemos sufrido un avance rápido temporal, me hubiera gustado mucho dedicar varios capítulos a las vacaciones en Grecia, al cumple de Bella en Túnez, a ellos de nuevo en Ibiza… pero es que si no la historia se nos alarga demasiado y aún nos faltan cosas muy importantes que contar.

El próximo capítulo se va a retrasar un poquito porque la semana que viene es muy complicada para mí pero intentaré mandar adelantos a todas aquellas que os tomáis un momento para dejar un review y subir capítulo la primera semana de julio.

¡Gracias por leer!

Por cierto, capítulo con fotos preciosas también de Grecia y de Ibiza que actualizaré mañana en el grupo de FB. Recomiendo que os paséis por ahí mañana.