Diana suspiró al ver a David irse con aquellas amigas suyas, ella misma sabia que era bueno que David saliera con sus amigas, sin embargo, ella misma sabía que era algo que se debía de esperar de su hijo.
Los niños necesitaban amigos, necesitaban socializar para poder funcionar correctamente.
Al inicio eso no le importaba, porque solo tenía que ver a Frida. La niña era una persona demasiado perfeccionista, el tipo de persona que se requería una paciencia especial, cosa que su dulce hijo apenas podía.
Y era tan obvio para quien lo viera, David se aferraba a ella en busca de protección hacia los miedos que sentía y esta si bien corresponde, con mucho esfuerzo su hijo soportaba la parte más perfeccionista de su personalidad.
La propia Diana no estaba preocupada por ella, cuando Frida no cumplía la parte que su hijo necesitaba, él iba en dirección a ella como lo era esperado. Ya sea por pesadillas o los miedos que tenía normalmente.
David era el dulce niño de mamá después de todo.
O al menos lo era…
Todo era perfecto, hasta que llegó esa mocosa peliazul.
Desde que esa niña llegó, David no ha parado de hablar de lo mucho que se divierte con ellas. "Frida hizo esto, pensó en aquello, nos ayudó en esto" o "Hilda provocó esto, ayuda a esta cosa, nos llevó a quién sabe donde'".
Diana nunca había visto a su hijo con una sonrisa tan grande.
¡Se suponía que ella debía ser la causa de su felicidad, no esas mocosas que apenas lo conocían!
Diana había dado a luz a su pequeño rayo de felicidad. Tan pequeño, tan indefenso, él necesita protección del cruel mundo donde vivían y simplemente no podía dejar que su hijo estuviera desprotegido
Se suponía que David debía ser temeroso, inseguro e ir siempre con mamá cuando algo lo superaba. ¿Cuándo fue que todo se comenzó a descarrilar?
Ella sabía cuando, claro que lo sabía.
Desde el momento en que menciono el nombre "Hilda" todo fue cuesta abajo, la nueva confianza en su hijo la había confundido tanto.
'Frida hizo esto, pensó en aquello, nos ayudó en esto' o 'Hilda provocó esto, ayuda a esta cosa, nos llevó a quién sabe donde'
Solo hablando de lo mucho que se divierte con ambas, todo con una sonrisa que nunca había visto en el dulce rostro de su hijo haciéndola sentir… desplazada.
¿Cómo se atrevían aquellas mocosas a quitarle su lugar? ¿Acaso pensaban que podían simplemente reemplazarlas?
(David ya no iba a su cuarto por las pesadillas.
Desde lo ocurrido aquella noche donde ambos niños intercambiaron lugares, el castaño ya no se despertaba a gritos o buscándola a ella en medio de la noche.
Luego de esa noche se encargó de lavar bien las sabanas y cobertores de su hijo en un intento de quitar el olor de aquella niña de cabello azul. Cosa que parecía ser en vano, ya que cuando acostaba a su hijo se recostaba en la almohada que ella había usado.
¡Por todos los cielos, David incluso estaba comenzando a considerar la idea de ponerse cinturones de cuero!
-¿Todo bien, cariño?- Pregunto, su hijo estaba tarareando feliz mientras se preparaba para ir a los gorriones scouts.
-Todo está bien, mamá.- Dijo con una sonrisa mientras tarareaba una canción que estaba en sus casettes que su padre le regalo en uno de sus cumpleaños.
Ella aún pensaba que debieron darle otro regalo que el walkman que usaba cada que podía, Diana sabía que no siempre David podría escapar de sus problemas escuchando música. El más joven cerro su mochila y con eso se fue al auto con su padre para ir de camino a los scouts.
-¿David?-
-¿Eh?-
-...Ten un buen día, cariño.- Le dijo, consiguiendo una sonrisa y un.
-¡Gracias, mamá!-
Y con eso se fue, cuando el auto dejo de verse Diana frunció el ceño.
David nunca se iba sin besarle la mejilla…)
¡Se suponía que ella debía ser la causa de su felicidad, no esas mocosas que apenas lo conocían!
Diana había dado a luz a su pequeño rayo de felicidad. Tan pequeño, tan indefenso, él necesitaba protección del cruel mundo donde vivían y simplemente no podía dejar que su hijo estuviera desprotegido.
Razón por la que no se arrepentía de lo que estaba a punto de hacer.
David tenía 13 años, su hijo ya estaba en plena adolescencia. Su hijo estaba transformándose en un hombre, uno que, iba a dejarla a favor de esas dos zorras.
David estaba recostado en el tronco de un árbol mientras veía las hojas otoñales comenzar a caer, Hilda y Frida estaban cada una a cada lado de él lo que lo ponía más cómodo de lo que se permitiría. La mano de Hilda estaba tomando la suya mientras que la cabeza de Frida, se recostaba en su hombro al mismo tiempo que, leía su libro.
"-Paraíso…-" Pensó perezoso el castaño quien, sonrió al sentir la calidez que lo rodeaba.
Podría haberse quedado dormido de no ser porque su teléfono comenzó a vibrar, irritado vio quién era y al ver el Mamá en el identificador de llamadas supo que, su tiempo con sus amigas se terminó.
-Es mi mamá.- Anuncio, lo que provoco que ambas se movieran quejándose en el proceso, para que pudiera hablar.
-¿Hola?-
-David, la cena ya esta lista.- Diana se escuchaba un poco seria, el castaño estaba seguro de que estaba frunciendo el ceño.
-¿Tan pronto?- Viendo el cielo vio que estaba naranja, pudo ver a Hilda bufar y a Frida fruncir el ceño, el mismo comenzaba a molestarse.
-Sí, ahora ven a casa, cariño.-
David solo pudo apretar su teléfono y colgar antes de decir algo que lo metiera en problemas, suspirando con fastidio se recostó en el tronco esta vez con una mirada molesta.
-¿Ya te tienes que ir, David?- La pregunta de Frida solo lo hizo asentir con la cabeza, sin ver a ninguna las escucho suspirar.
-...-
Nadie dijo nada, hacerlo significaría simplemente quejarse sin ningún sentido, la cabeza de Twig fue a su regazo y al verlo este lo vio con simpatía. Acariciando sus orejas solo volvió a ver a sus amigas.
Aunque llamarlas así ya era dudoso hoy en día.
Sabía que estaban creciendo, el mismo era más alto y su voz estaba cambiado, aunque los cambios externos eran eclipsados por los internos. Todo había llegado a un punto de ebullición cuando en una de sus excursiones con los gorriones volvieron a quedarse ellos tres acampando solos.
Su ruta era siempre la menos convencional lo que siempre ocasionaba aventuras inesperadas y peligrosas.
Estaban acampando cuando en el frío de la madrugada, se juntaron para mantener el calor. Todavía podía recordarlo vívidamente.
(David se había despertado temblando y siseando, viendo la hora en su reloj vio que eran las 2:18 de la mañana. Intento envolverse más en su cobertor; sin embargo, eso hizo poco ante la frialdad de la madrugada.
Escucho crujidos y vio que no era el único que se despertaba, pudo escuchar un siseo y cabello azul buscando por la tienda algo con que cubrirse.
-F~Frío…- Dijo Hilda mientras intentaba calentarse en su saco de dormir.
-¡Había escuchado que… el frente de frío era en… dos semanas!- Frida se quejó, podía escuchar el castañar de los dientes de su amiga de piel oscura.
-¡Frida estás helada!-
-Cállate y abrázame, Hilda.- Se río un poco al escuchar las quejas de Hilda.
-Ven aquí David, la panza de Hilda está caliente.-
-¡Porque tus manos están heladas!-
-Deja de quejarte.-
Decidiendo acercarse, y llevando sus sabanas con él pudo cubrir a sus amigas. Metiendo las manos donde estaban las de Frida pudo confirmar que en efecto, el estómago de Hilda estaba caliente.
-Qué frío…- Se quejó la peliazul, siendo ignorada por ambos.
-Te lo compensaré, Hilda.-
-Hmp…-
En el trascurso de la madrugada estuvieron intercambiando lugares donde calentarse entre ellos, David decidió quedar en medio para que sus amigas pudieran abrazarlo y así también abrazarlas, pudiendo ahora mantener el calor.
-Mmm…- Pudo escuchar a Hilda, las manos de Frida estaban justo en su cadera acercando a la aventurera a él, lo que dejaba a Hilda abrazando a la morena de igual manera para así preservar el calor.
David bien pudo quedarse dormido en esos momentos, estaba tan cálido y abrazar a sus amigas era más cómodo de lo que realmente pudo imaginar.
-Ep!- Frida chillo al sentir algo caminar por su espalda, tuvieron que ver que era y se trataba de un escarabajo. Y uno muy grande, luego de reírse un poco volvieron a la posición, al mismo tiempo que tanto la media hada como el castaño consolaban a la morena.
-No fue divertido.-
-Si lo fue, Frida. Vamos, el escarabajo no iba a hacerte algo.- A pesar de todo, el chico ya llego a una especie de trato con los insectos que siempre parecían querer seguirlo, así que mientras estos no lo picaran, los dejaría ser.
La tenue luz de una linterna les hizo ver la mueca molesta de la aprendiz de bruja, la media hada solo se comenzó a reír ante eso.
-¿Quieres un beso de buenas noches? Así los bichos no van a comerte.- Bromeo David, un golpe en su pecho lo hizo reír más.
Besando la frente de Frida solo consiguió un puchero.
-¿Qué hay de mí?-
-Claro, cariño. Aquí tienes.- Y con eso, beso la frente de Hilda.
-Son unos idiotas.-
-Mamá y papá también te aman, Frida.-
-Tal vez un beso de mamá lo arregle, ¿no lo crees David?- Hilda le seguía el juego ambos veían que la morena se le oscurecía la cara de la furia.
-Hilda, te juro por Hecate que si lo haces…-
-Ven aquí, cariño~
Y con eso empezaron a besar a Frida en toda la cara solo consiguiendo quejas de ella y mucha de su ira. En algún punto la acorralaron entre ambos y tanto David como Hilda le besaban las mejillas sintiendo lo cálidas que estaban.
Frida en represalia hizo su cabeza hacia atrás provocando que, ahora la peliazul y el castaño se dieran un beso en los labios.
-¡Ja! ¡Eso les pasa por…!- No termino porque Hilda le dio su propio beso en los labios seguido de David.
-Estamos a mano, cariño.- Y con eso Hilda pudo ver como el rostro de Frida se quedaba en aquella nueva tonalidad, si no tenían cuidado le daría fiebre.
-Buenas noches, Frida. Mamá y Papá te aman.- Y con eso se acurrucaron para dormir.
Lo cual no pudieron porque Frida comenzó a darles besos en la cara que correspondieron, en aquellos momentos los besos se salieron un poco de control y David admitía que el mismo disfrutaba de ellos cuando eran en sus labios más que en su rostro.)
Luego de ese incidente, el trío decidió simplemente continuar como si nada. A la mañana siguiente del incidente todos siguieron su excursión solo que ahora sintiéndose en una nueva cercanía.
La propia Frida admitía que no se sentía disgustada de eso y Hilda menciono mucho sobre que estaba bien con eso, dejándolo a él con lo que sentía.
Amaba a sus amigas, imaginarse sin al menos una de ellas se sentía ser incompleto. Por lo que, los tres estaban llevando sobre la marcha su nueva relación.
-Tengo que irme.- Menciono molesto, Twig solo movió sus orejas y saliendo de su regazo comenzó a levantarse.
Los tres tomaron sus bicicletas e hicieron camino a la ciudad, antes de entrar a ella, Frida le dio un beso en los labios a David para que después Hilda hiciera lo mismo. Eso lo hizo sonreír, pedaleando al llegar a su calle se despidió y con eso fue a su hogar.
Su sonrisa empezó a caer cuanto más se acercaba a su casa. Desde hacía meses que su mamá estaba cada vez más irritable y apenas podía comprender por qué. Incluso su papá, se mostraba confundido por ello.
Dejando su bicicleta en el porche, noto que el auto de su papá no estaba, frunciendo el ceño confundido el preadolescente entro a su hogar. Lo primero que noto fue el olor a la comida recién hecha y, que todo estaba en silencio.
Cerrando la puerta decidió anunciarse.
-¡Estoy en casa!-
-¡Aquí cariño!- Dirigiéndose a la mesa vio que estaba a oscuras a excepción de unas velas con aroma a canela.
La cena era pastel de carne con puré de papas y garbanzos, una cena normal realmente. Lo que no era normal, sin embargo, fue el ambiente en la mesa.
David tomó el vaso de agua y bebiendo un poco, se concentró en los cubiertos que tenía, el pastel de carne estaba a medio comer y apenas toco el puré.
El olor a canela en vez de relajarlo lo puso más nervioso, la mirada de su madre lo puso muy ansioso y solo quería irse as u cuarto.
-Entonces…-
David dio un respingo al escuchar a su madre hablar, dejando el tenedor en su plato le presto atención. Su madre tenía su cabello fuera de su habitual cola de caballo, estaba suelto y parecía que se lo ha estado cuidando mejor, el color canela se miraba brillante y rico contra la luz de la mesa.
También cambio su vestimenta usual, su camisa roja fue reemplazada por una púrpura oscuro de manga larga que, mostraba algo de su escote y algo de piel de su torso, lo que lo incomodaba bastante. Incluso tenía un poco de maquillaje puesto, el labial rojo destacaba más que toda su vestimenta, aunque estaba seguro de que también cambio el resto de su vestimenta, pero cuando llego a la mesa, su madre ya estaba sentada esperándolo.
-...¿Cómo va la escuela?-
-Bien… no ha sido la gran cosa.- Ante eso, continuo comiendo, esperaba poder terminar para irse. Esto era incómodo.
-Escuche que, la escuela hará un viaje de fin de curso, ¿Quieres ir?-
Ah sí, el viaje. Era un viaje de 2 días donde estarían en un parque acuático, la escuela gano el premio gracias a la competencia de mate-atletas que se hizo entre otras 3 escuelas de otros lugares.
-Sí, si quiero ir. Frida y Hilda están muy emocionadas de ir, de hecho tenemos planes y…- Dejo de hablar al ver la mirada de molestia en el rostro de su mamá.
Tragando saliva volvió a tomar agua, era esa la razón de porque tomaba distancia de su madre hoy en día.
-Frida y Hilda.- Diana dijo sus nombres casi con veneno, dejando sus propios cubiertos en la mesa con un ruido sordo suspiro.
-¿No crees que pasas demasiado tiempo con esas dos?- David frunció el ceño levemente, la forma en la que dijo eso no le gusto en lo más mínimo.
-No, no lo creo, mamá.-
-Lo digo porque, pienso que necesitas más amigos.-
-Ya tengo amigos.- Respondió un poco a la defensiva, eso era una pequeña mentira, ahora mismo estaban siendo muy íntimos entre sí, no es que su madre deba saber eso.
-Amigos varones.- Rectifico la mujer. -Es demasiado raro que seas amigo de esas niñas, a menos que estés saliendo con alguna de ellas, no veo porque siempre están juntos.-
David tragó saliva cuando escucho eso, se sentía como si la mujer frente a él lo hiciera a propósito, pero ¿Con qué fin?.
-No le veo el problema, mamá.- A este punto ya estaba frunciendo el ceño de forma más evidente, al mismo tiempo que sus manos apretaban los cubiertos, la comida había sido olvidada llegados a este punto.
La mujer se miraba molesta ante sus respuestas, parecía que no le gustaba lo que escuchaba o no era lo que quería oír.
-Con esa actitud, ninguna chica querrá casarse contigo en un futuro.-
Por supuesto, si eso pasaba, ella misma le demostraría a su hijo que siempre necesito solo de su madre.
-Tengo a Hilda y a Frida, así que no creo que casarme sea tan necesario.-
Ese mocoso…
-Y si las quieres tanto, ¡¿Por qué no te casas con ellas?!-
-Ya que tanto dices que paso tiempo con mis amigas, no creo que a ellas les moleste que, me case con ellas, ¿no mamá?-
Eso hizo que Diana se tensara en su asiento, su corazón latía como loco, la sangre corría por sus oídos y podía sentir como su rostro se calentaba.
Levantándose de la silla bruscamente, esta se fue hacia atrás lo que provoco un ruido seco, siendo ignorado la mujer fue directamente a arremeter contra su hijo.
-¿Ah si? ¿De verdad crees que esas mocosas te verán de esa forma?-
David apenas se inmutó de lo que dijo, dejo sus cubiertos en la mesa también y siguió teniendo contacto visual con su madre.
-¿Y si lo son? ¡No veo que eso sea algo malo, mamá!- El castaño ya estaba harto, desde hacía meses que su madre estaba irritante y cada vez más inflexible.
¡Por todos los cielos, una vez la vio revisando sus cajones de ropa interior!
Smack!
El ardor en su mejilla paso a segundo plano cuando su cuerpo fue a parar al suelo, unos labios ajenos lo besaban con insistencia al mismo tiempo que, unas manos intentaban quitarle la camisa.
-¡Mocoso maleducado!- Grito la mujer al sentir los dientes de su hijo hacerle sangrar el labio, el líquido carmesí salía de su labio inferior y ahora la castaña se miraba muy enojada.
-¿¡Qué mierda te pasa!?-
-¡¿Qué que mierda me pasa?! ¡Eso debería preguntárselo a ti, mocoso desagradecido!- Jalándole el cabello lo hizo verla, estaba fúrica por decir lo menos.
-¡Siempre con esas dos pequeñas zorras!-
Smack!
La bofetada dejó al chico aturdido, veía doble estaba seguro.
Smack!
-¡Siempre con ellas!-
GRAAZZ!
Su camisa fue desgarrada con fuerza, al sentir el aire en su piel recobro algo de conciencia e intento quitarse a la mujer de encima.
-¡Ah no! ¡No lo harás!- Diana tomo los brazos de su hijo donde los amarro con el cinturón que había estado previamente en los pantalones de su hijo. Dejándolo sin poder soltarse siguió forcejeando esta vez con las piernas donde ya harta, bajo los pantalones que usaba para así tomar su entrepierna aún cubierta de ropa interior, y apretar el lugar con fuerza logrando que sacara un grito.
-¡AAHHhhh!-
-¡Quédate quieto de una vez!- Al decir eso apretó con más fuerza, logrando que el castaño aun quejándose dejara de moverse.
Bajándole la ropa interior vio que el lugar estaba de un tono rosa y se mostraba magullado, quitándose la camisa le mostró a su hijo que no estaba usando sostén, por lo que vio los pezones rosados de su madre.
Volteando la vista, David se permitió intentar recuperar el aliento luego del maltrato previo a su zona genital. Dio un gemido al aire al sentir una lengua ahora en su miembro, volteando a ver alarmado vio a Diana lamiendo mientras que, con sus manos mantenía las piernas de su hijo abiertas dándole más acceso a la mujer.
-¡No! ¡Basta! ¡Aaahhh! ¡Mamá!- Forcejeando intento deshacer el amarre de sus manos, lo que fue imposible, ya que el cinturón fue bien amarrado.
-¡No quiero esto!- La mujer frunció el ceño, apretando los muslos de su hijo continuo lamiendo, su lengua iba desde la base hasta la punta donde se concentraba en darle su propio tratamiento circular con su lengua.
A pesar de las negativas de David, pudo ver que, lentamente su miembro comenzaba a responder positivamente ante sus atenciones, ocasionando más gritos y quejas de su parte.
-Si fuera una de esas zorras no estarías quejándote, ¿no es verdad?- Separando su lengua por un momento, coloco ambos senos en el miembro del castaño donde comenzó a moverlos de arriba y abajo, la saliva hacía que la acción fuera mucho más sencilla.
El sonido de bofetadas húmedas y los gemidos ahogados era lo único que se escuchaba, David se mordía el labio con fuerza en un intento desesperado por no gemir.
-¿No se siente bien acaso?- Su lengua fue a la punta donde había pre-semen, lamiéndola vio como su hijo arqueaba su espalda.
-Esas niñas… esas mocosas no tienen lo necesario para complacerte realmente, no como yo.- Chupando esta vez la punta se aseguró de comenzar a mover su cabeza.
El oral pronto se volvía cada vez más fuerte y apasionado, dejando de lado sus pechos uso enteramente su boca. La boca estaba tomando el pene de David con maestría, lo que hacía que el chico se revolviera al mismo tiempo que jadeaba en busca de aire.
Apenas podía soportar un trato tan intenso.
-¡Mamá! ¡Por favor!-
La mujer al escuchar eso, esta vez se aseguró de meter tanto como pueda el miembro en su garganta, podía sentirlo palpitar lentamente contra su lengua. Cuando el orgasmo llego, David dio un grito tan fuerte que se escucho por toda la casa, al mismo tiempo Diana tragaba cuanto podia.
El semen era tanto que, se le escapaba de la boca y de su nariz, por lo estaba tragando mientras el miembro continuaba teniendo espasmos en su boca.
Cuando termino la mujer tenia la boca con las mejillas llenas, tapandose la boca con las manos vio que su hijo estaba respirando aguitado, a la vez que, intentaba enfocar la vista. Tomandolo del rostro le hizo tener contacto visual con ella donde abrio un poco la boca mostrando que, tenia todo su orgasmo en su cara.
-Aahh…- Dijo la mujer mientras le mostraba todo el semen en su boca.
David trago saliva y abrio los ojos sorprendido al ver como, su madre se tragaba todo su semen sin problemas, algo que ella le confirmo ya que, volvio a abrir la boca.
-Aahhh~- Podia ver vapor salir de su boca ahora vacia, su lengua rosada estaba a la vista y la saliva se miraba reluciente a la luz de las velas.
-Oh mierda…- Observo asustado al ver como la mujer se quitaba sus pantalones cortos mostrando que, usaba una tanga especial que tenia un corte en la entrepierna dejandola expuesta.
Un pequeño rastro de humedad comenzo a bajar, pequeños hilos viscosos bajaban por sus piernas y David pudo ver algo de bello café en el area.
-Dejame demostrarte que, solo necesitas a mamá para sentirte bien, David~
Ante eso la mujer se subio justamente en las caderas del chico, lo que hizo que el castaño intentara zafarse nuevamente en vano.
-Volveras de donde saliste~
Y con eso la mujer, abrio sus labios vaginales mostrandole a su hijo con mejor detalle, como alineaba su miembro todavia con rastros de semen y saliva a su humeda vulva.
-¡Mamá por favor! ¡No!- No quería que su primera vez fuera así, él ya tenia planes con eso. Planes con Hilda y Frida que, todos quedaron de acuerdo.
(El beso era húmedo y caliente, dos lenguas estaban enredandose con la suya en una danza erotica que, lo dejaba sentir un placer demasiado fuerte.
Unos dientes mordieron su labio inferior lo que provoco un jadeo de su parte, viendo que era Frida se tomo un momento para terminar el beso, para así acercarse a ella y darle uno en solitario, los labios de Hilda fueron a su cuello donde comenzo a lamer y mordisquear dandole placenteros escalofrios.
Tenia a la morena del rostro metiendole la lengua donde pudo sentir como ella misma, intentaba imponer su dominio. Chupando un poco su labio inferior le dio una buena mordida sacandole un gemido, separandose con un hilo de saliva vio que la de piel oscura tenia el rostro el rubor hacía su aparición.
La piel de su rostro se sentía calido bajo sus dedos, y los ojos cafés de Frida, estaba vidriosos.
Pronto Hilda atrajo a la morena a un beso propio donde fue testigo como la mitad hada, atreviada con su usual pasión ante todo lo que hacia, sacaba gemidos de la prospecta a bruja.
David podia sentir como tenia una erección ante la escena, no era ajeno a ellas. Por el contrario, hoy en día eran tan frecuentes que, llegaban a aparecer en los momentos menos oportunos.
Hilda dejo los labios y fue pronto al cuello, sabía que no dejaria marcas, ya Frida tuvo un buen regaño de su madre ante una mordida que Hilda le dejo una vez. Así que el hada, debia de aprender a controlarse si no querían ser descubiertos.
-David~- El gemido de la morena lo hizo moverse, sabia lo que queria.
Tragando saliva se acerco a ella y aun temeroso, sus manos fueron a los senos aun en desarrollo de Frida. Besandola continuo con sus manos moviendose en sus pechos o al menos hubiera seguido así sino fuera porque escucharon un auto acercarse donde estaban.
Separandose de pronto se vieron entre ellos, levantandose el trio comenzo a fingir que estaban buscando plantas.
Cabe recalcar que, los tres estaban usando el uniforme de Gorrión Scouts y estaban en una expedición para recolectar ciertas plantas medicinales.
Cuando vieron al auto pasar por la carretera suspiraron de alivio, sintiendo que fue demasiado riesgo decidieron adentrarse al bosque a hacer la tarea asignada.
-Eso estuvo cerca…- Murmuro la morena quien, recogia algunas hojas de un arbusto.
-Demasiado.- Concordo Hilda.)
Luego de ese incidente, acordaron a que, si llegara el momento de poder oficializar su relación, seria a terminos seguros.
Algo que, ya no importaba.
-¡Nooo!-
Diana bajo y con eso, el miembro de su hijo entro en su vagina.
David dio un jadeo de dolor y comenzo a intentar respirar, siseando de dolor intento moverse solo para sentir el ardor en su miembro.
Diana suspiro al sentir como el miembro de su hijo penetraba sus entrañas, bajando la vista vio como su rostro se ponía rojo y comenzaba a jadear del dolor. Le recordaba a su esposo cuando tuvieron su primera vez, la forma en la que gimoteaba del dolor mientras intentaba no moverse.
(-Duele… duele, Diana…-)
La diferencia es que, el oculto su rostro en su cuello mientras estaba sobre ella, ahora mismo, ella tenia la privilegiada vista de ver las reacciones de su hijo ante su primera vez. Su rostro estaba rojo, pequeñas lagrimas bajaban de la comisura de sus ojos y algunos mocos salian de su nariz por intentar respirar.
Era un imagen que ella atesoraria por siempre, ella provocaba esa reacción. No aquel par de zorras que intentaban quitarle a su hijo.
-Bienvenido de vuelta a casa, David~
Y con eso comenzo a moverse.
Humedo, estrecho y más importante, calido eran las sensaciones predominantes en David; La forma en la que aquella vagina lo abrazaba era de cierta manera, dolorosa.
Su miembro estaba palpitando al ritmo de su corazón, se sentia mojado, mareado y sucio. Jadeando sintio como un placer involuntario lo hizo mover sus caderas hacia arriba, ganadose un gemido femenino.
El sudor lo hacía entrecerrar los ojos, los dedos de sus manos se sentían helados, la idea de quitarse aquella atadura había sido abandonada no hace mucho. Un ardor en el ojo lo hizo cerrarlo, el sudor entro a uno de sus ojos lo que hizo que su visión se volviera menos confiable.
Los gemidos comenzaron a llenar el espacio donde estaba, el placer involuntario le provocaron que algunos sonidos salieran de lo más profundo de su garganta. Su ojo libre pudo ver los grandes senos balancearse ante los movimientos, bajando la vista vio la vagina subir y bajar sobre su miembro.
Arqueandose solo pudo lanzar un grito antes de correrse, incluso mientras su semen salia de él, la mujer que estaba sobre él no se detenia. Su rostro estaba rojo, sudaba tanto como él e incluso pudo ver que estaba babeando por el placer recorriendo su cuerpo maduro.
Sabía que los chicos de su edad fantaseaban esto, los escuchaba todo el tiempo e incluso se vio envuelto en contrabando de revistas playboy una vez, sin embargo, su atención no radicaba en aquellos cuerpos maduros.
Su excitación iba siempre a dos cuerpos.
Una piel palida que hacia contraste con su rostro bronceado por el sol, pezones rosados y un vientre con pequeños relieves de grasa que, en lo personal lo volvian loco. Cabello cian largo que olia a lavanda y ojos verdes brillantes que le devolvian la mirada.
Una piel oscura que le recordaba al color del chocolate que tanto le encantaba comer a escondidas de sus padres, pezones marrones y un vientre algo regordete que se miraba atractivo a sus ojos. Cabello negro rizado que mantenia atraviado en un gorro para cuando tenia que dormir y unos ojos café que al verlo brillaban.
Su primera vez había sido reservado para ambos cuerpos, y ellas se estaban reservando para él.
Esto? Esto era una traición…
Molesto ante el pensamiento, el castaño solo pudo apretar los dientes, a la vez que, volvia a intentar zafarse las manos de su prisión.
Se romperia las manos o algo, pero no iba a dejar que esto siguiera así.
Diana lanzo un grito de sorpresa al sentir como su hijo se removia debajo de ella, su mirada se volvio enojada algo que, la hizo sonreir. Era su hijo después de todo, y ella ya se esperaba esa reacción.
-Te sientes tan duro, David~ Me alegro que lo disfrutes como yo~- Se burlo la mujer, ante eso su hijo comenzo a gruñir mientras aun luchaba por soltarse, su miembro solo parecia palpitar y volverse más duro ante eso.
Claro que su hijo no disfrutaba nada de esto, era obvio, a pesar de eso su ira no la desanimo, al contrario. Su hijo era un adolescente, voluble, moldeable y más importante, impresionable.
Solo sería cuestión de tiempo para hacer que, vuelva a ser el niño de mamá que siempre debio ser.
Contaba con eso.
Me tarde más de lo que me hubiera gustado, pero cumpli Lobo!
Soy mujer de palabra, y aunque falta una segunda parte a este y al otro, cumpli!
Espero te guste :3
