La mañana se sentía particularmente calurosa ese día. Estaban las tres chicas reunidas en la gran puerta de la aldea esperando a que su maestro llegase, eso de que deberían de estar allí temprano al parecer no aplicaba para el que declaró dicha orden.
Aún así estas tres se sentían algo distanciadas de cualquier modo, desde que estaban allí no habían abierto la boca más que para preguntar por el Shimatsu.
Una hora más tarde,luego de que ya habían creído que su sensei no llegaría a ir, apareció de repente, aunque cosas como estas ya eran normales en él.
—Muy bien, lamento la tardanza—Explicó—Partiremos justo ahora no podemos permitirnos una pérdida de tiempo aún mayor.
Él no era tonto, sabía que algo había ocurrido entre esas tres, el haber llegado y no escuchado alguna pelea sin sentido o un parloteo constante se lo habían demostrado. Siquiera fue el blanco de variadas quejas por su retraso.
Aprovechando esta situación solo hizo una señal para que iniciaran su camino, ganando así, un asentimiento completamente normal por parte de las menores. Eso ya no podía dejarlo muy de lado, normalmente Jirume se quejaba por alguna estúpida razón, Shizuka le seguía el hilo hasta cierto punto y Keiko hacía ademanes de molestia ante el diálogo de las anteriores, iniciando de este modo que una pelea verbal se desatara por los tres lados del triángulo.
El camino hacia la aldea de las flores, ya recorrido hasta el momento un tercio de este,había estado silencioso, sin bromas, sin discusiones constantes y careciendo de algún diálogo extraño. Aunque lo que más le sorprendió, fue no haber sentido aún algunos bandidos.
La misión de por sí había sido orientada con ese propósito, ver qué tanto control podían tomar las Gennin en un ataque sorpresa. El problema, era que no sabía a donde rayos se habían esfumado estos, según varios reportes, algunos bandidos estaban amenazando el camino, pero nada que fuera un problema hasta para unos niños aún en la academia.
No sabía cómo, pero unos cuantos se les atravesaron en el camino sin siquiera sentirlos.Era de completo conocimiento que hasta los más simples aldeanos tenían conducto de chakra, era algo básico, por ende cualquier ninja capacitado podía sentir esta energía vital a unos cuantos metros, kilómetros si fue lo suficientemente entrenado.
A pesar de esto, seis de ellos se pusieron enfrente obstruyendo su camino, no sintió en ningún momento el chakra de estos. Tomó un kunai y lo empuño,esto era muy extraño. Las Gennin en frente de él notaron su movimiento y lo imitaron.
—Keiko—La nombrada dirigió una mirada algo shokeada a su maestro—¿Qué ves con tu Byakugan?
—Yo... No veo nada en ellos—Respondió luego de activar su dōjutsu con una voz un tanto aterrada—Ellos no tienen red de chakra.
El mayor tragó en seco dirigiendo nuevamente su mirada hacia el frente.
—Sepárense y tengan cuidado.
Fue lo único que pudo decir antes de que un bandido se les acercara a una velocidad sobrehumana intentando atacar con una katana sobre todo a él, tomó con fuerza el kunai en su mano y bloqueó el ataque con este. Acto seguido vio a otro acercarse hasta Shizuka, esta tomó el kunai en su mano combatiendo contra la katana del enemigo.
A Jirume le intentó atacar desarmado, algo a favor de la chica, pero aún así parecía tener un buen uso de taijutsu,por ende, la mediana fuerza de esta servía sí tenía un punto débil en esa rapidez. Por otro lado Keiko ya no sabía cuantas shuriken había invocado y lanzado, el largo del pergamino lo decía por sí solo.
—¡Sensei! —La voz provenía de la castaña—¡Veo algo, tengan cuidado, están siendo controlados por hilos!—Decía regulando su respiración atacando con una katana previamente invocada, intentando cortar dichos hilos.
—Demonios—Masculló Akemi cortando los hilos que sobresalían de sus brazos y torso.
—¡Shizuka! ¡Jirume! —Gritó—¡Corten los hilos que sobresalen de cuerpo!
Ambas chicas localizaron estos con algo de dificultad, pero al ubicarlos los cortaron, una más fácil que la otra, debido a que el de la albina tenía muchos más hilos justo en las piernas. Con esto, creando automáticamente que cayeran como moscas. Luego de esto, derribaron a los demás.
Las niñas tenían una respiración muy agitada, esto no era lo que habían previsto para un viaje de una aldea a otra, pues para ellas esto había sido algo complicado y un poco extraño. Por ende, ni hablar del Shimatsu,este aún no tenía ni la más mínima idea de que había ocurrido, algo de preocupación lo estaba carcomiendo, si el Hokage hubiese hecho algún cambio en los obstáculos de la misión se le habría informado antes... ¿Verdad?
—Sensei, ¿Qué fue todo esto?
—Tranquila Shizuka—Intentó mantener la calma frente a los ojos-ónix frente a él—Es normal que cosas así pasen durante las misiones.
—Pero sensei. ¿Acaso no se supone que notifiquen antes de la misión posible ataques como este?
—Todo debe de descubrirse por primera vez ¿Cierto?—Su cara se veía en general, pasiva, pero estaba ardiendo de ansiedad internamente.
Nada de esto era normal, se suponía que solo habían bandidos más fáciles de matar que una mosca y en cambio se les cruzaron unos muertos vivientes contra todo sentido, cuerpos sin un alma manipulados por hilos de chakra, vaya problema.
—Mejor continuamos, se supone que deberíamos haber llegado a la aldea de las flores para la tarde, ahora nos atrasaremos si seguimos perdiendo el tiempo.
Las menores asintieron en afirmación y continuaron su camino.
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Habían llegado a dicha aldea hacía unos 20 minutos, una posada fue su primera y única parada. Akemi en una habitación y las menores en otra.
—Chicas... —La Senju llamó temerosa—¿Podemos hablar?
Las otras dos se acercaron con algo de desconfianza y un tanto de intimidación. Ya sentadas en un círculo al centro del tatami sin siquiera dirigirse la mirada buscaban algo para evitar una conversación inevitable.
—Es una bonita noche ¿Verdad? —Shizuka intentó desviar el tema.
—Sí—Las demás concordaron.
Un minuto, dos minutos, diez minutos veinte minutos, todo en silencio.
—¡Ya basta estoy harta de esto! —La de ojos lila alzó su voz—¡¿Qué demonios nos está pasando?!
Las otras bajaron su cabeza en comprensión.
—¡Nosotras tres solo abrimos la boca para discutir! —Afirmó—¡Ya basta, esto es demasiado, llevamos ya casi una semana en esta tontería!
—Keiko... Por favor.
—¡Calla Jirume! —Silenció—Parecemos tres tontas peleando por cosas completamente estúpidas y distanciándonos cada vez más.
—Tienes razón.
—¡Claro que tengo razón Shizuka! —Indicó—¡¿Qué acaso no habíamos decidido ser más serias con los temas que lo requieren, o al menos intentar vernos como un quipo?!
Luego de esto las tres callaron nuevamente.
—Ya no lo aguanto—La misma murmuró sentándose nuevamente.
—Deberíamos de mantenernos más enfocadas.
—Estás en lo cierto Jirume.—Agregó la de cabellos negros.
—Akemi-sensei tenía razón cuando dijo que éramos un grupo de mocosas mimadas.
Las otras asintieron en conjunto.
—Somo un desastre, deberíamos mejorar como personas.
—¿Cuántas veces hemos dicho lo mismo Shizuka? —La albina cuestionó—Esa promesa está perdiendo fuerza.
Nuevamente el silencio reinó.
—Será mejor irnos a dormir de una vez —La Hyūga rompió el silencio mientras se recostaba en su futón soltando su cabello—Buenas noches.
Las demás imitaron su movimiento y la habitación quedó sumida en un silencio lleno de tensión capaz de ser cortada con un cuchillo.
Mañana intentarían cumplir lo prometido, otra vez.
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