"Estoy buscando un escape, me perdí encontrando mi camino
Sé que estamos mejor, sé que estaremos mejor
Así qué tírame a las olas, no quiero que me salves.
Sé que estamos mejor, sé que estaremos mejor perdidos." ¹
• ── ◦ ◦ ── •
Desde el segundo día Draco se enteró de que, Harry Potter lo estaba vigilando. No podía decirse que se sentía atemorizado por esto, pero si bastante incómodo. Lo peor era que Harry no tenía ni la más remota idea de que, ya había sido descubierto por Draco.
En realidad, Harry sabía lo que hacía. Solo que Draco tenía ciertas ventajas como: a) Siempre que Harry aparecía, alguno de sus amigos se metía con él. Aunque Draco evitara el roce, b) Harry no sabía mantener la boca cerrada y siempre contestaba las provocaciones y, c) Harry tenía un olor muy particular, que todavía no identificaba del todo.
Aparte de esto, Draco comenzó su exhaustiva búsqueda de una solución para sus problemas "peludos", sin ser descubierto. Aprovechando las horas de las comidas pasándolas en la biblioteca, buscando información con la excusa de estar haciendo tarea o estudiando para las MHB. Al menos, antes de volver a Hogwarts, había traído un bolso repleto de comida envasada que, durante ese tiempo se redujo en gran cantidad. Todo porque todavía no podía ir y sentarse en la mesa mientras otros cientos de alumnos también se alimentaban.
Las horas de dormir se volvieron un gran problema, Crabbe y Goyle no eran especialmente las personas más pulcras del mundo. Decidió respirar por la boca hasta que todos se durmieran y después dormir en el sillón de la sala común, despertándose siempre al escuchar los primeros pasos de los estudiantes.
En resumen; estaban siendo los peores días de su vida escolar.
Se alegraba de ser igual de listo que cualquier Ravenclaw, porque en un par de días de comer a base de barritas de cereal y chocolate, descubrió un maleficio que le serviría.
—Sine nidore²—Comenzó a pronunciar cada mañana al levantarse, después de la última clase del mediodía, cuando terminaba de patrullar minutos previos a la cena y antes de dormir.
Era una solución momentánea hasta que aprendiera a controlar más sus nuevos sentidos subdesarrollados, pero el maleficio resultaba tan efectivo que durante la hora que duraban sus efectos, era casi como estar congestionado. No olía nada y aquello se había convertido en un sueño.
Con esto, Draco comprendió la veracidad de la creencia sobre, una persona con el estómago lleno tenía mucho mejor humor que alguien hambriento. Solo esperaba subir algo de peso antes de que sus costillas se notaran más de lo que actualmente se veían.
Después de solucionar esos problemas, se dio de frente con otros peores. Recordando que seguía siendo un estudiante con deberes acumulados y que la luna llena se aproximaba a pasos agigantados. 9 de septiembre ³, se recordaba a todas horas a pesar de que lo único que quería era dejar de pensar en ello.
El día antes de la transformación, caminó a la torre de astronomía con Pansy agarrada de su mano. Era una sensación extraña, casi como si tuviera una nueva necesidad que atender.
Fases lunares. Draco maldijo por lo bajo al leer el título de la clase. Se acomodó detrás de uno de los telescopios y comenzó a escrutar el cielo estrellado. Hasta que quedó con el lente fijo en esa luna casi llena. Su interior dio un salto y como si fuera adicto a ello, le era imposible dejar de verla. Nunca había sentido una emoción como aquella.
Porque cuando veía la luna llena, un dolor intenso perforaba su cuerpo. Le temía. Pero ahora, cuando aquel astro llamaba su total atención, Draco juró que advirtió la sonrisa más hermosa que alguna vez conoció.
Terminó el trabajo de clase (nombra y describe cada una de las fases lunares) con rapidez y excelencia. Fue el primero en acabar y se lo entregó a la profesora Sinistra quien lo examinaba complacida. Era una mujer de tez oscura y maquillaje en tonos dorados. Le sonrió al leer su tarea y se limitó a decir:
—Sorprendente, eres uno de los primeros que no confunde esta luna con la llena. Cinco puntos para Slytherin. —Draco asintió. La forma más rápida de poder diferenciarla era simple. Ser un hombre lobo, porque de ser llena él ni siquiera estaría en aquella clase—. Quédate al final de la clase, Draco. Me gustaría proponerte algo.
Asintió y volvió a su telescopio, sin prestar atención a los comentarios de sus amigos. Lo único que quería era continuar apreciando la luna. Su garganta se sintió seca. Era extraño. A pesar de ser el día antes de la transformación no sentía esa ansiedad que siempre lo albergaba.
Todos concluyeron y Draco tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para alejarse del telescopio. Sus compañeros regresaron a los dormitorios mientras él se quedaba esperando que la profesora Sinistra le dijera algo.
—Ayúdame a guardar el equipamiento, querido —Pidió calmada. Draco se limitó a hacer lo que le pedía—. Dime ¿Ya tienes una idea de lo que deseas hacer cuando termine tu educación en Hogwarts?
—No, en realidad tampoco me lo he planteado seriamente.
La sombra de ojos de la mujer lo debilitó. Sinistra era el tipo de dama que, tienes que mirarla más de una vez para hallar su belleza. Ahí estaba, en su vestido blanco y el cabello con rastras.
—Hay muy pocos estudiantes que deciden tomar los ÉXTASIS de Astronomía ¿Sabes? Es una rama de la magia más lógica que otra cosa. Pero brujo que sabe dominar la energía del cielo, es equivalente a un poder sin igual. —Draco desarmó el penúltimo telescopio y cuando iba a por el siguiente, decidió darle un último vistazo a la luna—. Pero tú tienes el potencial de un gran astrónomo. Siempre has sido un alumno excelente en mi asignatura.
Miró a un costado. En realidad, se desenvolvía igual de bien en todas las materias, su madre solo le pedía eso. Pero siempre le había gustado observar el cielo. Recordaba cuando era pequeño, de vez en cuando, con esa infantil curiosidad, señalaba el cielo y le mostraba a su madre la constelación que llevaba su nombre. ¡Mira mamá, ahí está! ¿La puedes ver? Y ella siempre respondía lo mismo: Cuando naciste, vi el cielo por la ventana y supe al instante cuál sería tu nombre, Draco.
—¿Por qué no te pasas los martes por la noche a mis clases extras?
La mujer cubrió el lente con la mano y Draco observó sus uñas pintadas de dorado (quizás fuera su color favorito), antes de que todo se volviera negro. Olió el aire y notó su magia. Era única, Draco estaba seguro de que el olor de las estrellas sería similar. Almendra y azúcar. Concluyó que su magia era elegante.
—Veré si puedo venir, profesora —Aceptó Draco desmontando el telescopio. Sinistra sacó su varita y el escritorio, pizarra, sillas, y equipamiento se metieron a su minúscula cartera—. Pero como soy prefecto, no prometo nada.
Ambos bajaron de la torre de astronomía. Sumido en un silencio respetuoso que, de vez en cuando era interrumpido por el tintineo de las joyas de Sinistra.
—Buenas noches, Draco. Espero poder verte el martes.
Caminó hasta las mazmorras de Slytherin. Era casi media noche y los estudiantes ya debían estar sumidos en un profundo sueño. El tono verdoso de la sala común le daba cierto aire terrorífico ahora que solo era alumbrado por un par de lámparas. Escuchó un leve murmullo y sin pensarlo comenzó a buscar entre los cojines del sofá, el origen del sonido. Había sido un ruido mágico, pensó un segundo y luego dirigió su vista al reloj (12:01), para bajarlos al tablero de anuncios. Un rastro de brillo materializaba un nuevo anuncio, justo encima del aquel papel con los horarios para visitar Hogsmeade.
A paso lento se acercó, enfocando los ojos en las palabras del papel tratando de leer algo a pesar de la poca iluminación.
"Decreto de enseñanza n.º 23: Se nombra a Dolores Jane Umbridge como primera suma inquisidora del colegio Hogwarts de magia y Hechicería"
Suspiró y se metió las manos en los bolsillos. Con un nudo que apretaba su garganta. ¿Aquello que significaba? Y ¿Por qué un nombre tan pretencioso como ese? Sabía que ninguna de esas preguntas podría responderlas todavía y, de todos modos, se sentía demasiado cansado para tan siquiera pensarlo.
Murmuró su hechizo que le arrebataba el olfato, subió hasta su dormitorio y notó a sus compañeros de habitación que estaban dormidos. Se cambió, sin quiera tratar no hacer ruido. De todos modos, Crabbe y Goyle dormían como dos piedras y Zabini, aunque se despertara, tampoco le regañaría. Metió su cuerpo entre las sábanas y corrió las cortinas de su cama.
El corazón bombardeaba sangre como loco. Susurró un sencillo encantamiento ensordecedor alrededor de su cama y por una razón que no comprendió comenzó a llorar sin control. De repente Se sentía tan solo, como si una parte de su cuerpo se le hubiese sido arrancada. Furioso por esos cambios que lo cansaban más de la cuenta. Es la luna. Es la luna. Luna, luna. Pensaba una y otra vez.
Descubrió, la noche antes de la luna llena que, si lloraba en la cama, dormir era involuntario.
• ── ◦ ◦ ── •
Draco fue con Madame Pomfrey. Sus piernas pesaban y tuvo que esperar unos minutos sentados antes de que un alumno de tercero se fuera debido a unos "extraños dolores estomacales".
—Hola, querido —Saludó Madame Pomfrey— ¿Listo para irnos?
Paseó los ojos por la enfermería, los brebajes en las repisas y las camillas vacías. Se alegraba de que no hubiera ninguna persona internada y luego cayó en cuanta de que, tal vez, él iba a ser el primero.
—Sí.
Los dos se fueron. La sangre de Draco hervía y su cabeza dolía. Siempre le molestaba antes de la transformación. Durante todo el día perdía la concentración e incluso su magia se debilitaba.
Observó los movimientos de la enfermera. Se pusieron frente al sauce boxeador y Pomfrey se aclaró la garganta antes de pronunciar un hechizo inmovilizador especial. Luego le pediría la información más detallada de cómo realizarlo, si es que se acordaba de preguntar, porque ahora mismo, lo que menos podía hacer era tratar de aprender algo.
Pasaron por el pasadizo secreto que llevaba a la casa de los gritos. Draco nunca se imaginó verse ahí dentro, pero lo estaba. El lugar parecía estar a punto de caerse en cualquier momento, lucia tan aterrador como lo recordaba. Pomfrey lo encaminó a una de las habitaciones superiores.
Aunque eras la primera vez que veía un sitio como aquel. Las paredes llenas de rasguños violentos, el viejo colchón de la cama estaba roto y con algodón a sus alrededores, y una de las cortinas estaba hecha añicos en el suelo, mientras la otra se sostenía a penas del palo.
—Antes de ti, hubo otro hombre lobo —Contó, con una sonrisa sutil—. Era un chico listo y tranquilo.
Draco miró a la ventana. La luna era cubierta por nubes que en pocos minutos iban a desplazarse.
—Recuerda... cómo reaccionaba ante una luna llena.
—Este lugar no tiene el nombre que tiene, por nada. —Pomfrey se volteó y sostuvo el rostro del chico entre sus manos frías—. Siempre le dolía, pero con el paso de los años su cuerpo dejó de sufrir.
Draco se apartó.
—Bueno ya es hora. Vendré a revisar por la mañana.
—Está bien.
Madame Pomfrey salió de la habitación y escuchó como cerraba la puerta. Draco se sentó en el suelo, con los latidos de su corazón aumentando de velocidad y su alrededor dando vueltas.
En un par de minutos de sufrir, el lobo se apoderó de Él y este quería ser libre.
A la mañana siguiente, la comidilla de todo Hogwarts fue como los habitantes de Hogsmeade, habían escuchado atemorizantes ruidos en la casa de los gritos.
El único problema era que Draco no estuvo presente para oír, por cuenta propia, ninguno de esos rumores.
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Harry revisó la segunda cajetilla de cigarros, donde quedaban solo tres. Se estaba convirtiendo en un problema. Cuando Ron descubrió que fumaba su mejor amigo, también había querido fumar y aquel día, en el dormitorio de los chicos, quedó pasado nicotina. La cual tuvieron que disipar minutos antes de que Neville llegara, con una planta del mismo tamaño que su cabeza.
Después de eso. Ron jamás volvió a fumar, pero Harry sí. Le gustaba ponerse en aquel espacio de la ventana. Abrirla y quedar mirando el paisaje del patio mientras fumaba. Eso le relajaba. Aquellos días, Harry necesitaba tranquilizarse en especial, después de las clases con Umbridge y de haberse mordido la lengua para tratar de no responder sus provocaciones.
Esa tarde se duchó tras el entrenamiento de quidditch y entró al dormitorio, con la única intención de fumar, pero se encontró con Seamus y Dean charlando, mientras escuchaban música muggle. Se divertían repitiendo el estribillo de Wonderwall⁴ y casi ni se percataron cuando él abrió la puerta de la habitación. Seamus lo ignoró, como llevaba siendo desde la primera clase de D.C.A.O, pero Dean, en cambio, saludó por los dos. Harry los miró un segundo, viendo como sus planes eran frustrados.
Fingió buscar un polerón y lo vistió encima del buzo que tenía puesto. Al salir solo pudo escuchar como Seamus le reclamaba a Dean sobre su relajada actitud. Harry se convenció de que esa reacción era, solamente, por miedo y no había sido su culpa haber dicho la verdad. Pero siempre que veía a Seamus tenía que reprimir el deseo de disculparse con él.
Eran poco más de la siete y media, pero el sol hace una hora se había puesto. Habían tenido que jugar con las luces del campo encendidas. Harry pensó en algún lugar donde poder saciar su ansiedad y sin siquiera notarlo sus piernas ya subían el tramo de escaleras haca la torre de astronomía.
Unos pocos estudiantes de distintos cursos bajaban las escaleras y le dedicaban una expresión confundida al verlo subir. No le prestó demasiada atención. Pocos escalones, antes de llegar a la cima escuchó el final de una conversación.
—Me alegra que nos hayas acompañado hoy. —La voz de la profesora Sinistra, hablaba tranquila.
—Pienso quedarme un rato más aquí arriba. —Era la voz de Draco, la reconocería en cualquier situación incluso sin verlo a los ojos. Era la única que conocía con ese acento británico tan marcado—. Prometo devolverle el telescopio.
—Buenas noches, Draco. No te quedes hasta tan tarde.
La mujer bajó las escaleras y Harry por mero instinto se escondió detrás de un pilar. Esperó un par de minutos hasta que no la escuchó, para continuar su trayecto. Siguió subiendo las escaleras en silencio.
Cuando llegó se encontró con Draco mirando el cielo sin luna. Como si la estuviera buscando. Tenía un cuaderno en el suelo, con dibujos de constelaciones e impresiones de otras cosas que, Harry no alcanzó a ver. Se metió las manos en los bolsillos, pero no pudo avanzar ni un poco, antes de que Draco lo interrumpiera.
—¿Qué haces aquí, Potter? —Draco ni siquiera apartó la vista de lo que sea que estuviera viendo. Harry se preguntó cómo era que sabía que fuera él y no alguno de los estudiantes de antes—. Sabes que la torre Gryffindor, está al otro lado ¿No?
—Ja, Ja muy gracioso, Malfoy —Respondió Harry decidido a seguir con su propósito—. No tenía ni idea de que para fumarme un cigarro tenía que pedirte permiso.
Las manos de Draco se aferraron al telescopio, pero quitó la vista y le dirigió una mirada, que nunca había visto. Harry estuvo seguro de que sus ojos brillaban, pero cuando pestañeó, ese destello se había desvanecido.
—Pensé que te había dicho que no sería permisivo si te veía fumar, Potter —Murmuró Draco—. Acaso ¿quieres que te mande con Umbridge para un castigo personalizado? —Harry aún no comprendía las limitaciones de los prefectos de otras casas—. Seguro que quiere estrenar su nuevo gran título con un "rebelde" como tú.
Harry se apoyó en la barandilla a por lo menos cinco metros de Él. De espaldas al paisaje. Examinó de pies a cabeza a Draco, quien al notar como era analizado, sus mejillas se sonrojaron. Pero recuperó la compostura, casi como si nunca hubiese perdido los estribos.
—Te ves terrible —Aseguró Harry. Con un cigarro entre los dedos, rebuscando en sus bolsillos el encendedor—. Mucho peor que en otras veces... ¿Dónde lo dejé?
Era cierto, Draco estaba teniendo las peores noches de su vida, con fiebre y pesadillas crueles. Cada fibra de su cuerpo gritaba para que bajara el ritmo de su vida; necesitaba un descanso. Y ahí se encontraba, añorando las estrellas.
Estiró su mano hacia Harry. Deseaba un cigarro cuanto antes. Harry sonrió y respondió:
—¿Qué gano yo, a cambio?
Draco levantó una ceja y luego puso los ojos en blanco.
—Pensé que habías comprendido la primera vez, Potter —Contestó hastiado—. Supongo que es normal para la gente como tú que, te tengan que explicar las cosas con manzanitas. —Le mostró sus manos como si tuviera algo en las manos—. Dame un cigarro, y no voy donde Umbridge para acusar a un estudiante que está fumando.
Harry frunció el cejo y le entregó derrotado un cigarro. Llevaba una racha de buen comportamiento que no podía romper solo por su enemistad con Draco.
Apartando el telescopio, Draco puso el cigarro entre sus labios y lo encendió con un toque de dedos. —. ¿Cómo haces eso? —Preguntó Harry, pero al instante quiso haber dicho nada.
—¿Encenderlo? —Harry asintió. Draco se acercó a Él, le puso el puro en los labios y tocó el extremo. Con ese gesto el cigarro se prendió—. Pregúntale a la sangre sucia. De seguro ella lo sabe.
Con inspirar la nicotina, Draco se sintió mejor, se alejó de Harry y volvió a su espacio de la baranda. Mirando las estrellas esperando no empañar el cristal.
Dándose la vuelta, Harry intentó admirar las estrellas, pero los dos miraban dos perspectivas distintas del mismo cielo. Ya que, al par de segundos, Harry dejó de fijarse en la oscuridad y en su lugar se limitó a sentir la brisa de la noche revolver su cabello y los apuntes en el suelo. Las cuales Draco revisaba con atención.
—¿Te gusta la astronomía? —Harry indagó, olvidándose por un instante que le hablaba a Draco, pero cuando lo recordó comentó—. Pensaba que tu afición favorita era ser una molestia.
—Y yo pensaba que tu pasatiempo favorito era buscar las mil y una maneras de morir —Contraatacó Draco, quien siempre tenía una respuesta en su mente. Luego intentó responder la primera pregunta—. No sabes muchas cosas de mí, Potter. Pero lo que sí sabemos es que mi cerebro es mucho más privilegiado que el tuyo. —Harry gruñó un "¡Hey!" , que ignoró—. Y que necesito usar de alguna u otra forma.
Sin darle muchas vueltas al asunto, Harry suspiró y los dos dejaron de hablar. Por más que odiara admitirlo, Draco era inteligente y suponía que una persona como él debía estar constantemente aprendiendo para no aburrirse. Nerd. Supuso que, en un mundo alternativo, tanto Él y Hermione podrían llegar a ser grandes amigos.
Aun cuando terminó su cigarro, Harry se quedó plantado ahí. Sin saber exactamente por qué. Supuso que las vistas desde tan alto hacían pasar el tiempo con más rapidez de lo habitual. Volvió a mirar a Draco, quien por un segundo esbozó la sonrisa más inmensa que alguna vez le había visto, o al menos, la más sincera. Parecía querer comentar algo, pero se mordió la lengua e hizo unos apuntes en el cuaderno y luego de unos minutos, comenzó a desmantelar el equipo.
—Potter.
Con las manos metidas en el bolsillo de su sudadera, jugueteaba con la cajetilla casi vacía. No recordaba el nombre del chico que le había vendido los cigarros. Solo que era de Ravenclaw.
—¿Sí?
—Deja de seguirme como un perrito, de por sí verte el rostro es molesto.
El chico río entre dientes.
—Entonces no deberías hacer acciones sospechosas.
Draco dobló el cuello y apoyó la cabeza en su hombro. Dio una calada. Guardo un tornillo dentro del bolsillo de su pantalón ¿Acciones sospechosas? Acaso Harry sabia algo sobre su problema "peludo". O era una suposición, no se arriesgó y respondió.
—¿Te molesta que me dé lote ⁵con mi novia? —El rostro de Harry se coloreó de color rojo y negó con la cabeza. Draco solo había dicho eso para ponerlo nervioso y lo consiguió. No sabe nada—. Mira, Potter si te molesta tanto, consíguete una novia o... ¿Prefieres un novio? —Harry quiso hablar, pero Draco dio un paso hacia Él tirando todo el aire con nicotina que inspiro sobre Él. Harry tosió con fuerza—. Lo que hagas no es mi problema y lo que yo hago, no es tu problema—. Dio una última calada y apagó el cigarro en la baranda de al lado del brazo de Harry. —Para gustos... culos⁶, o algo así ¿No?
Terminó de guardar el telescopio y con el hechizo que le enseñó la profesora Sinistra, metió el artefacto dentro de la mochila que trajo, al igual que los cuadernos y la pluma de tinta normal. Se puso la mochila en el hombro, preparado para irse a dormir.
—Estás ocultando algo, y lo voy a averiguar, Malfoy. —Dijo Harry reteniéndolo al sostenerlo por el brazo.
—Entonces atrévete, Potter. Busca en la sopa, los misterios del universo. Cuando dejes de ser un grano en el culo vienes y me lo dices ¿Ya? Ahora sabes que soy "super fan" de la ciencia —Apartó el brazo del agarre de Harry, antes de bajar las escalares gritó—. Nos vemos en el partido, Potter, prepárate para perder.
—No puedes correr eternamente.
Draco le dedicó una sonrisa con desdén antes de marcharse. Era cierto. Draco lo sabía. Bajó las escaleras tarareando una melodía que había escuchado de algún lado. Minutos después se fue Harry apagando las luces de la torre.
Draco comenzó a correr hacia las mazmorras. Iba a Correr hasta la muerte, de ser necesario.
• ── ◦ ◦ ── •
"Querido Draco.
Estuve todo el día de ayer pensando en ti. ¿Cómo fue con Madame Pomfrey? ¿Te dolió mucho? Aunque sea solo una palabra, respóndeme.
Te extrañamos mucho, Draco.
Estudia mucho, aliméntate bien y recuerda dormir ocho horas, que continúas creciendo. Espero que te gusten los dulces que preparé para ti. Tuve que escabullirme en la cocina ayer, es un secreto entre los dos ¿Sí?
Te quiere tu madre"
Los pastelillos habían estado deliciosos.
• ── ◦ ◦ ── •
—Duele...
Madame Pomfrey dejó uno de los algodones llenos de sangre a un lado y agarró uno nuevo con otras pinzas. Por más que aplicara hechizos y limpiara. Sangre aún brotaba de las largas heridas en el cuerpo de Draco.
Su mano apretó el colchón con fuerza, sintiendo el escozor del alcohol sobre su carne. Suprimió un insulto, y las lágrimas que querían saltar de sus ojos.
—Lo sé, cariño. Solo resiste un poco más ¿Vale?
La mayor herida ya estaba cicatrizando, pero el resto no. Eran muchos más cortes que la primera transformación, además que en esta ocasión habían llegado con hematomas del tamaño de piñas. Parecía que el Lobo había intentado romper la puerta utilizando el impacto de su propio cuerpo.
Cuando la sangre dejo de brotar, Pomfrey aplicó el encantamiento para que las cicatrices fueran las mínimas y se llevó la bandeja llena de suministros ensangrentados. Luego vendó a Draco y lo dejó recostado en la cama, siendo apoyado por almohadas.
—Bebe toda la pócima y te quedarás aquí hasta que considere que estás mejor. —Avisó la enfermera, extendiéndole un vaso con una sustancia morada—. Nada de visitas.
Bebió toda la pócima para dormir sin sueños y miró a Pomfrey que se lavaba frenética las manos.
—¿Dejará de doler, algún día?
El sueño se posó sobre sus ojos y no logró escuchar la respuesta de la mujer hasta caer rendido. La enfermera se mordió el labio, contrariada.
Recordaba cuando sus propias manos, pero algo más jóvenes. Había atendido a Remus Lupin. Desde el primer curso hasta el último. Muchos daños. Y a partir de tercer o cuarto año, las transformaciones eran tan amenas como si se tratara de un paseo. Nunca descubrió porque sucedió aquel cambio repentino. Pero no era estúpida y supuso que sus inseparables amigos tuvieron algo que ver.
Pero el caso de Draco era increíblemente horrible y distinto. Esas heridas eran casi como si el lobo disfrutara haciéndose daño. Largas, perfectas y profundas. Era el peor caso de hombre lobo que había tratado. Siendo solo su segundo y tampoco tenía las ganas de atender a un tercero.
—Rezo por que eso suceda, Draco —Susurró la mujer a la habitación. El sol estaba resplandeciente y pronto sería la hora del desayuno—. Algún día ya no dolerá.
Salió de la enfermería, cerrando la puerta con llave y en busca de la única persona que podía solucionar algo como eso.
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Off_ 7 minutes in Heaven
2. Traducción literal del latín: Sin olor. No soy demasiado original en el aspecto hechizos.
3. Fue sábado. Digamos que Draco no la pasó demasiado bien y estuvo internado hasta el mediodía del lunes.
4. Wonderwall-OASIS: Desde 1995.
5. Darse el lote: Besar y acariciar a la pareja sin llegar al final. You know. Aquí en chile se dice "comerse"
6. Lo siento, he estado viendo demasiado Alexelcapo.
¡HOLA!
Ame escribir a Draco, apreciando las estrellas
Si te ha gustado este capítulo, me lo puedes hacer saber con un voto, comentario o compartiendo este fic con tus conocidos. Te lo agradecería un montón ᕙ(^▿^-ᕙ)
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