Q&A extenso al final del capitulo 😉

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"Sé qué estás pensando

No, no, no, no es tan fácil decirlo que hacerlo

Pero por favor déjame atestiguar

Te sientes como si estuvieras atrapado

Pero así es como reaccionasCuando no puedes ver la luz
Pero intenta ver la luz

¿Por qué?
¿Por qué nos preocupamos?

Levántate, deja de actuar como si estuvieras medio muerto
Las lágrimas solo pueden medio llenar cómo te sientes

Solo dime por qué nos preocupamos?

Cuando la preocupación nunca me ayuda, ¿por qué preocuparse?" (1)

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—¿Pero qué demonios te sucedió?

Llevaba toda la mañana recibiendo la misma pregunta, Draco se rascó la nuca y respondió:

—Nada de tu incumbencia, Zabini.

El chico no dejó a Draco irse, se mantuvo firme frente a él, con los ojos clavados en la cicatriz.

—Eres mi amigo.

—Ajá.

—Entonces si es de mi incumbencia.

—Es mi rostro.

—No seas idiota, eres mi amigo. Puedes decirme lo que quieras.

Draco suspiró y vio como Nott se acercaba. El chico parecía cansado y molesto, pero agarró a Zabini por el cuello de la camisa.

—Venga, Zabini, deja a Draco tranquilo —sentenció Nott—. ¿Acaso no ves que va a llegar tarde a su importantísima clase de adivinación?

—¿Tienes un problema con que esté tomando la asignatura más fácil de todas?

—Tengo un problema con tus mentiras, Draco. Por eso mismo quiero irme con Zabini a Runas, antes de continuar enfadándome porque no confías en nosotros.

—Está bien, váyanse.

Los chicos se fueron, con Zabini reclamándole a Nott. Entró a la sala de adivinación, donde Crabbe y Goyle lo miraron curiosos, pero no hicieron ningún comentario al respecto. Se aproximó a Pansy, con una manta azul que estiró en el suelo y los cuatro se sentaron, esperando que el recreo y la última clase finalizaran, para así ir a darse una siesta antes de comenzar con el bloque final de estudios independientes del día.

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—¿Algún voluntario?

Draco y Hermione levantaron las manos al mismo tiempo. Se miraron entre ambos furiosos y la profesora Sinistra sonrió nerviosa.

—Bueno... Las damas primero ¿no?

El chico bajó la mano con pesadez y apoyó el mentón en la mesa. Harry releía sus apuntes una y otra vez, para repetirlos con los ojos cerrados y moviendo los labios. Neville lucía como si estuviera a punto de darle un ataque de pánico, porque las manos le temblaban cuál gelatina al igual que todo el cuerpo.

Draco quería ser el primero, porque eso significaba que el resto de la clase, se la pasaría con la mente en blanco. Ahora ya no iba a ser lo mismo.

Pansy antes de acercarse al frente, se encaminó a la mesa de Draco.

—Oye, préstame tu corbata —pidió la chica—. Dejé la mía encima de la cama y evalúan presentación.

Draco se sacó la corbata verde y se la entregó a la chica quien se la anudó con prolijidad. En sí, casi nadie del colegio iba con el uniforme bien puesto; por lo menos en Slytherin, predominaba el ir con sudaderas arribas de las camisas o las faldas tan cortas que buscaban desafiar las normas puritanas, pero en sí, los profesores solo se ponían estrictos cuando se trataban de cursos menores.

Al final, esos mismos niños, cuando crecían, comenzaban a implantar en el colegio las más novedosas modas y acababan siendo los primeros en cambiar la forma de vestir.

Por eso mismo, no recordaba el aspecto que le daba a Pansy llevar el uniforme, según las normas escolares. La falda un par de centímetros arriba de la rodilla, el cabello corto planchado y un maquillaje delicado. Aunque no lo iba a admitir en voz alta; ese aspecto tan ordenado, le daba a la chica una tierna presencia.

Cada persona se contentaba con sus propias manías a la hora de disertar. Daphne jugueteaba con la tapa de un lápiz labial mientras hablaba, con los ojos siempre puestos en Nott; como si él fuera la profesora. Pansy no dejaba de balancearse de un pie a otro y Hermione... ella era perfecta: Hablaba como un libro y cada pregunta que le hizo la profesora, ella la supo responder de forma correcta.

Pansy dejó una sin saber y Daphne, respondió una de cuatro bien.

Tan pronto las chicas terminaron, con los aplausos del salón a sus espaldas, Draco puso la cartulina del grupo en la pared.

—Longbottom, parece como si hubiera un terremoto —gruñó Draco al ver al chico—. Si no paras de temblar, te voy a hacer un petrificus para que solo puedas a hablar ¿entiendes?

El chico ahogó un "si", más no pudo controlar las manos. Pansy se acercó a Draco con una sonrisa. Se arrancó la corbata del cuello y la colocó en Draco con una inmensa sonrisa.

—Si yo pude, tú también podrás hacerlo —animó Pansy, apretando la corbata—. Qué guapo te ves tan ordenado, como un verdadero prefecto.

—Tú también te ves muy linda así vestida, señorita prefecta. Además, no estoy nervioso. Ya verás como derroto a esa Granger.

Pansy sonrió y se fue a sentar. Harry comenzó a desordenarse el cabello, y a repetir su parte, moviendo los labios repetidas veces. Draco lo apuntó con la varita y, antes de que Harry pudiera alegar algo, la camisa que sobresalía por fuera del pantalón se acomodó.

—No me gusta como se ve por dentro —justificó Harry.

—Lo que sea. Pero si quieres un uno en presentación, puedes sacártela.

El chico se cruzó de brazos y volvió a desordenarse el pelo. Ese era su tic. Hundir los dedos en el cabello y comenzar a agitarlo, brindándole un aspecto como si acabara de bajar de la escoba.

En el momento en que el salón guardó completo silencio, Draco, le dio un empujón a Neville para que comenzara a hablar. El tic del chico era temblar sin control, mientras doblaba de distintas formas el papel con los apuntes.

En el momento en que Harry dejó de hablar sobre los antecedentes generales, Draco dio un paso al frente y comenzó a explicar acerca de complejos cálculos que hizo. En su cuerpo no habitaba ni una pizca de miedo, en realidad, mantuvo en todo momento una postura casi aburrida. Con una mano metida dentro del bolsillo del pantalón, al compás que agitaba la otra para acompañar el significado de las palabras que emitía.

Su seguridad, venía por el conocimiento que dominaba acerca del contenido. ¿Por qué estaría nervioso si, lo más probable era que fuera de las personas más informadas en el tema de todo el curso? El único límite era el conocimiento.

Se fijó en la mirada satisfecha de Sinistra, que se mostraba orgullosa de haber puesto a esos tres juntos.

Incluso a Draco le sorprendió lo bien que Neville presentó. Aparte de tartamudear en un par de ocasiones, dijo todo lo que debía y concluyó de forma meticulosa. El caso de Harry era más gracioso, ya que cuando el chico se olvidaba de lo que le tocaba decir, comenzaba a divagar hasta que se acordaba.

Sin embargo, las preguntas que Sinistra les hizo a Neville y Harry fueron sencillas y que los chicos no tuvieron problemas de responder. Con Draco, por otra parte, se entretuvo más, buscando aspectos muy específicos dentro de la materia.

Por la propia expresión del resto, Draco se percató que tal vez Hermione también era parte de la sintonía, que la profesora y Draco, compartían; pero en cierto punto ni la chica comprendió lo que la mujer le preguntaba al chico.

E incluso, algunas preguntas fueron tan específicas, que yo, como narradora de esta historia, no comprendí. Pero Draco si lo hizo y respondió todas esas preguntas con rapidez y sin dudar.

Tan pronto la presentación terminó, Harry se sacó la camisa de dentro de los pantalones, Draco se aflojó la corbata y Neville por fin pudo dejar de temblar.

Después de las primeras dos presentaciones, Draco estuvo seguro de que nadie podría superarlos. Ya que no hubo más voluntarios y Sinistra tuvo que llamar a los estudiantes por la lista ordenada por apellido.

—Bueno, entonces comenzaremos de abajo.

Escuchó al instante el lamento de Blaise, junto a las maldiciones de Ron y Nott. La profesora ni siquiera tuvo que pronunciar Zabini, para que los tres se levantaran de la mesa y fueran al frente arrastrando los pies.

Con solo ver la cartulina de los chicos, que comenzaba bien y terminaba de forma mediocre; A Draco no le quedó ni una sola duda acerca del trabajo realizado. Sonrió satisfecho ante la nota máxima asegurada.

Pudo ver como Harry dejó de escuchar en medio de la presentación, para que Ron presentara sin ninguna presión añadida.

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Durante toda la semana, los gemelos estaban causando estragos por todo el colegio, el único problema era, que solo los de Gryffindor, Peeves y algunos selectos profesores conocían la identidad de estos bromistas.

El resto, con suerte lograban dibujar una borrosa idea, pero como ambos chicos eran tan pulcros en las escenas del crimen; no dejaban nada que los incriminara.

Mientras más días pasaban, las bromas se hacían peores. Los chicos se empeñaban en que todas las clases de defensa contra las artes oscuras se suspendieran debido a algunos percances curiosos.

Como que un cuarto (si no era la mitad) de los estudiantes, estuvieran enfermos de forma misteriosa. O que el salón de clases, de un día a otro, tuviera la silla del profesor lleno de super pegamento.

Una vez, de no haber sido por el buen corazón del grupo de Hufflepuff, Umbridge hubiese terminado en la enfermería inconsciente, debido a un candelabro que cayó muy cerca de su cabeza.

Aunque los gemelos no buscaban matar a Umbridge, tampoco se lamentaban si la dejaban fuera del aula de clase durante un par de semanas.

Sus planes comenzaban la noche anterior. Esa era la ventaja de tener un gemelo, a quien le apasionaban las mismas cosas. No eran como los hermanos que trataban de separarse lo más del otro, ellos se sentaban en clase juntos, planeando entre los apuntes de clases, la próxima broma.

Ni debían esperar a estar solos para terminar de refinar los detalles. Lee Jordan, era una buena compañía y como el mejor amigo de ambos, los chicos siempre recibían las sugerencias de Lee con emoción.

Esa noche no iba a ser diferente. O eso creían.

Al término de la clase de encantamientos y de escuchar por quinta vez el sermón del profesor Flitwick acerca de los EXTASIS; en el pasillo, se encontraron a un grupo de niños que deseaban comprar algunos dulces vomitivos.

George deslizó el bolso escolar, que traía siempre consigo y sacó un puñado de caramelos. Los niños pagaron con los pocos sickles que disponían guardados en los bolsillos, pero antes de poder entregarles la mercancía, una mano gigante les quitó uno de los dulces.

Tan alto como un poste y ancho como una vaca, Urquhart, el capitán de Slytherin. En séptimo igual que los gemelos y creyéndose ser todo un genio, solía encapricharse con los estudiantes para poder molestarlos.

El único problema era que Urquhart, deseaba ser escogido como parte de la brigada de Umbridge, pero su solicitud siempre era rechazada.

Los niños al ver a Urquhart, que se veía como un adulto en los treinta, salieron corriendo a esconderse, dejando los gemelos y Urquhart solos; en medio del séptimo piso.

—¡Pero mira al par de idiotas con los que me encontré! —exclamó el chico, sosteniendo a George como si fueran amigos—. He escuchado que hay unos bromistas que están haciéndole la vida imposible a Umbridge. ¡Bonitos dulces! Estos son los que te enferman ¿no?

George lo apartó de un empujón y cerró la mochila apresurado, Sin embargo, Urquhart, que era el doble de pesado que ambos chicos juntos, se la arrebató con facilidad.

—Déjame ver... Umbridge estará encantada cuando sepa que los encontré con las manos en la masa —dijo el chico—. Tal vez incluso me deje entrar en la brigada.

Los gemelos se miraron entre sí, y quisieron quitarle la mochila, sin lograrlo.

—Mira, Urquhart, si nos das la mochila, no tendremos que hacerte daño —suspiró Fred, apuntándolo con la varita.

—¿Tú crees que me dan miedo? ¡Ja! Desde primero que son igual de ingenuos que unas niñitas —gruñó Urquhart—. Con la diferencia que al menos las niñas son bonitas.

—Eres un imbécil —insultó George—. ¡Ahora Fred!

—¡Impedimenta!

El chico abrió la boca con lentitud y George le quitó la mochila sin demorar. Entre los dos, lo apresaron contra el suelo pensando en qué hacer con Urquhart.

Sonrieron con astucia y haciendo el mayor esfuerzo que pudieron se llevaron arrastrando al chico que los maldecía por sílabas, separadas por largos segundos.

Frente a la puerta de la sala de menesteres, George y Fred pensaron en aquel sitio lleno de objetos, que en cuarto encontraron por mera casualidad y luego se dieron cuenta de que se trataba de la sala de la ED.

—Escondámoslo en algún cajón —mencionó Fred, examinando cada cómoda—. Tiene que ser lo suficiente grande como para que este gigante entre.

—¡Mira ese!

Se encontraron con un armario enorme, asintieron y tan pronto le aplicaron un petrificus a Urquhart, lo metieron dentro. Antes de que George cerrara la puerta los gemelos se despidieron diciendo.

—Vendremos mañana a ver que tal, por el momento, disfruta tu estancia aquí.

Urquhart quiso hablar, pero no pudo. Vio como la oscuridad lo engullía y una extraña sensación como de aparición lo llevaba a un sitio desconocido.

Fred, para ser amable, abrió el armario para darle una barrita a Urquhart, empero cuando abrió la puerta, se percató de que el chico ya no estaba.

—George... Creo que acabamos de perder a un tipo de dos metros y más de cien kilos.

—Oh... agrega ese logro a nuestra biografía —respondió su hermano, encogiéndose de hombros—. Déjale la barrita, de seguro que en algún momento regresa.

Fred acotó la orden y cerró la puerta de nuevo. Esta vez para no volver a abrirla. Salieron de la sala de menesteres, con una inmensa sonrisa en el rostro y el objetivo de poder cerrar el trato definitivo con los pobres chicos intimidados por Urquhart; que ahora se discutía entre el limbo de la nada y el armario evanescente, sin poder moverse, ni gritar, todo junto a un hambre tardío que lo hizo poco a poco lamentarse de intentar detener a los gemelos.

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Pronto todo el colegio estuvo enterado de la desaparición de aquel chico de Slytherin. La única razón impactante de la noticia era lo sorprendente que resultaba que un tipo tan grande pudiera perderse.

No obstante, Umbridge, que se negaba a aceptar que un alumno durante su primer mes como directora del colegio desapareciera, comenzó a movilizar a la brigada lo antes posible para poder encontrar a Urquhart. El muchacho era la prioridad número uno, y aquel lunes, tan pronto las clases terminaron, Draco se dispuso a buscar junto al resto de estudiantes.

No fue hasta que escuchó un grito venir desde el baño de hombres del segundo piso, que pudieron dar con Urquhart. Atrapado dentro de uno de los inodoros, totalmente petrificado, llorando y muy mareado.

El muchacho que lo encontró se hallaba igual de asombrado que Draco, el chico ni alcanzó a bajarse los pantalones antes de encontrar a Urquhart dentro del inodoro.

—Agh... qué asco... —murmuró Draco, tragando en seco—. Ve a buscar a otro miembro de la brigada, mientras yo voy a traer al profesor Snape.

Draco salió corriendo hasta las mazmorras, entró al salón de pociones encontrándola vacía y luego se decantó por el despacho del profesor. Llegó apresurado al lugar; descubriendo a Harry que se estremecía en dolorosos espasmos, sentado en una pequeña silla y el profesor apuntándolo con la varita.

Draco los miró a ambos, para recibir la atención de Snape.

—¿Draco? ¿Acaso no te enseñaron a tocar la puerta? —cuestionó el profesor, hastiado—. Ahora mismo estoy ocupado. ¿Qué quieres?

—Esto... yo, bueno...

Harry levantó la mirada y Draco sintió como una pequeña oleada de furia repentina lo atacó. Los ojos de Harry sufrían, mostraba una profunda dolencia en el gesto y las manos se apretaban con fuerza en torno a los brazos de la silla.

Sin pensarlo demasiado, Draco ingresó a la sala y se puso entre medio de Harry y el profesor; acusando con la mirada a Snape.

—Encontraron a Urquhart dentro del baño de chicos del segundo piso. Debería ir a ver...

El profesor soltó un bufido molesto, seguido de una orden.

—Potter, espera aquí, voy a ver el asunto de ese idiota y ya vuelvo. —Snape guardó la varita dentro de su túnica negra y se dirigió a la puerta, para percatarse de que Draco no lo seguía—. ¿Por qué no vienes?

—Me quedaré vigilando a Potter. De seguro que se encuentra con más miembros de la brigada allá.

—No es necesario.

—Profesor ¿acaso no confía en mí? —siseó Draco, fingiendo inocencia en la voz—. Usted mejor que nadie sabe que Potter posee auténtico desdén por las normas. Yo me aseguraré de que no haga nada indebido.

Snape frunció el entrecejo y Draco se regodeó al ver cómo se aguantaba las ganas de insultar en voz alta (porque no era una actitud apropiada para un profesor).

—No quiero ni una palabra entre los dos, si lo hacen, lo sabré.

Snape se fue dando un fuerte portazo y Draco se sentó encima del escritorio, con los ojos puestos en Harry y as piernas cruzadas. Harry se puso de pie y circuló por el despacho con total libertad.

Draco se fijó en el pensadero de Snape, casi todos los despachos de profesores disponía uno, al igual que una vitrina con recuerdos. Draco encontraba esos objetos, en extremo, útiles, pero al mismo tiempo sentía cierto rechazo por revivir su pasado.

Prefería dejarlo morir y comenzar desde cero.

Harry se acercó al pensadero, para notar que un recuerdo nadaba dentro de las aguas del objeto. Se quedó mirándolo los hilos de memorias, para acabar levantando la mirada a Draco.

—¿No vas a decirme nada al respecto?

Draco se encogió de hombros y con la varita escribió la palabra.

"No puedo decirte nada"

Draco le guiñó un ojo divertido.

Harry asintió y miró su reflejo en el agua. Era incorrecto y se trataba de invasión del espacio personal de Snape, pero tener acceso a uno de los recuerdos de uno de los profesores que más detestaba en todo el colegio; siempre era una oferta atractiva.

"Auténtico desdén por las normas" esa era la definición de su vida completa. Al final de cuentas, cuando se arriesgaba siempre la pasaba mejor.

Cerró los ojos y metió la cabeza dentro del agua, al mismo tiempo en que Draco se mordía el labio; con un nerviosismo impropio de él.

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En el gran comedor. Harry se paseó entre los estudiantes, reparó en las sutiles diferencias de los uniformes de esa época con el suyo, al igual que las caras más jóvenes de los profesores y otras que desconocía; como el hombre atractivo que tomaba vino y una joven profesora Sinistra que miraba a la mesa de Slytherin, sonriendo.

Llegó a la parte del comedor donde solía sentarse con Hermione y Ron, para encontrarse con que un grupo de cuatro chicos, que llegaba tarde a la cena (o almuerzo. No lo tenía muy claro).

Los identificó con facilidad. El más alto y flaco, era Lupin joven. Mostraba facciones alargadas, pero al no poseer las cicatrices del futuro, Harry lo reconoció como un chico tímido que no era consciente de su propio atractivo.

El más pequeño y rechoncho, era Peter. Que de joven no demostraba ni una pizca de la traición de los años posteriores, sus ojos eran inmensos, y se sentó al lado de una muchacha con grandes lentes de Ravenclaw, que le entregó un gran plato con pastelitos decorados con corazones.

Sirius, era, sin ninguna duda, de los cuatro el más atractivo. El cabello negro le gozaba de cierta elegancia propia del linaje milenario de los Black. Alto (mas no tanto como Lupin) y atlético. El uniforme le asentaba de maravilla y al par de segundos de burlarse del cursi gesto de la novia de Peter, se sentó al lado de Remus; entrelazando las manos bajo la mesa. «Qué irónico» pensó Harry, con cierta ternura que no pudo ocultar.

El que se sentó entre Sirius y Peter, era su padre. Harry lo identificó al instante, porque era como verse en un espejo. Se diferenciaban por los ojos, ya que James, en ese entonces, no necesitaba usar lentes.

Pudo ver como James sacaba de dentro de una bolsa cuatro sobres sellados. Los chicos se acercaron expectantes a ver de qué se trataba.

—Bien, llegó la hora caballeros. Vamos a revisar quien es el más idiota de los cuatro —anunció James, dejando los sobres encima—, saquen el suyo.

Harry se paseó por las espaldas de los cuatro comprobando los resultados.

El único de los cuatro que recibió un mínimo de supera las expectativas en todo, fue Remus, quien tras verificar sus resultados los volvió a meter en el sobre.

—¿Qué demonios? ¿Cómo que "aceptable" en pociones? —exclamó Sirius—. Muéstrame tus resultados, James.

Sirius le arrebató la hoja a James. Las notas de ambos eran idénticas. Con la única diferencia de que Sirius poseía una nota mejor que James en Historia de la magia. Remus, vio la hoja de los chicos y apuntó directo a una asignatura en específico.

—¿Cómo demonios sacaron un desastroso en adivinación?

Escuchó una risotada de fondo, proveniente de una chica rubia de Gryffindor, con varias perforaciones en la oreja y un labial rojo que contrastaba en la blanquecina piel.

—¡Cállate, Mackinnon! A nadie le interesa que hayas sacado un extraordinario en la asignatura más inútil de todas.

—Ignóralo, Marls...—aseguró Remus, poniéndose frente a Sirius, recibiendo un gesto divertido por parte de la chica—. Está celoso, pero no le digas, que se enfada.

—Eres un idiota, Lunático. ¿Y a ti, cómo fue?

El chico sonrió y se limitó a responder.

—Bien. Nada del otro mundo.

Sin embargo, mientras trataban de arrebatarle las notas a Lupin; Harry se fijó en el chico de pelo negro grasiento que apuntó a Peter con su varita para quitarle los resultados de las manos. Snape, leyó la hoja con una sonrisa, con su grupo de amigos de Slytherin, para decir en voz alta:

—¡Pero mira qué novedad! Y yo pensaba que eso de sacar una T era un mito. —Varios estudiantes se voltearon curiosos de saber quién era tan idiota como para recibir tal resultado. Peter se puso rojo de vergüenza—. ¡Parece que tendrás que estudiar más para pociones, Pettigrew!

Sus amigos lo miraron interrogante, pero Harry se percató por los resultados de Peter, que Snape mentía. En la hoja se leía un único suspenso. En sí, el chico, en el resto de las asignaturas, aprobaba todo.

—¡Debes estar mintiendo! Devuélvele a Peter los resultados, Quejicus.

—¿O qué, Potter? ¿Acaso vas a predecirme una muerte prematura?

James se levantó de la mesa seguido por Sirius.

Snape arrugó la hoja y se la tiró a Peter.

Al acabar eso, la escena cambió de repente. Snape, leía tranquilo a la sombra de un árbol y Harry pudo distinguir al resto de los merodeadores en la otra punta del patio, descansando.

James escribía con afán en un cuaderno y levantó la mirada al mismo tiempo que Snape lo hacía. Sus ojos se encontraron y Severus se puso de pie de golpe.

Esta vez Snape se hallaba solo. Harry no pudo definir, si era antes de la escena en el comedor, pero se percató que, en esta ocasión, quienes iban a iniciar la discusión eran los merodeadores.

—¿Cómo estás Quejicus? Ya me aburría sin ti —mencionó James—. ¿Qué lees?

—¿Y eso que importa, James? De cualquier modo, después de que lo lea, ya nadie más podrá hacerlo —agregó Sirius—, sus manos deben estar tan grasientas, que cada vez que cambia de página las letras se borran.

—Cierra la boca, maricón —insultó Snape, mirando con furia a Sirius, que afiló la mirada. James pareció algo confundido ante la elección de palabra que Snape utilizó—. Oh... ¡Ja, Ja! ¿Me estás diciendo que Potter no lo sabe?

James frunció el cejo y miró a Sirius, ladeando un poco la cabeza.

—¿No sabes que tus amigos se besuquean mientras tú duermes, Potter?... Bueno no los juzgo, considerando que uno es un traidor a la sangre y el otro un puto hombre lobo, tienen que conformarse con lo que tienen al alcance ¿no?

Sirius dio un paso al frente y sacó la varita de dentro de la túnica.

—Una palabra más, Quejicus y te juro que no la cuentas.

James miró a Lupin, que se mostraba rojo como un tomate, antes de ponerse al frente y apuntar a Snape con la varita—. Ni te atrevas a meterte con nuestro Lunático —gruñó—. Yo creo que de seguro estás celoso, porque el profesor Slughorn hoy le dijo que era brillante ¿no? Una lástima por ti, Quejicus.

—¿Qué tal si revisamos que fue lo que hoy te hizo fallar?

Sirius, agarró el bolso de Snape, mientras James lo retenía con un petrificus. Sacaron un par de pociones de la bolsa del chico y las verificaron.

Sirius, entonces sonrió satisfecho—. Pero mira quien es un niñito malo ¿Por qué Quejicus tiene aquí una poción Multijugos?

—¿Será efectiva? ¿Qué tal si lo comprobamos? —preguntó James. Harry pudo ver en la expresión de Snape: el miedo total—. ¡Vamos no te pongas pálido, Quejicus! ¿No dicen que nunca debes poner pelo de animal en él?

James sonrió de forma altiva, antes de levantarse el cuello de la camisa, llamándole la atención a una chica que sostenía a un gato negro con cariño. El chico se acercó, pidiéndole un par de pelos del felino y para cuando regresó; los puso dentro de la poción, que agitó con fiereza.

Lupin y Peter se miraron entre ambos, pero ninguno de los dos dijo nada, cuando Sirius se arrodilló al lado de Snape, y ponía la poción en la boca del chico obligándolo a beber.

—Di "Aah", Quejicus...

Harry no comprendía por qué se comportaban así. Claro que fue desagradable con ellos durante la hora de la comida e insultó de forma vil a Sirius y Lupin, pero incluso él era consciente de que no le haría eso nunca a nadie.

Finite.

Snape fue liberado del petrificus al mismo tiempo que la poción comenzaba a surtir efecto; Empujó a Sirius, justo en el momento en que una capa de espeso pelo oscuro empezaba a cubrirle cada centímetro de piel. Pronto todos los estudiantes del patio se percataron de la situación y, en lugar de intentar ayudar, se unieron a las sonoras burlas.

Harry no pudo saber si Snape, fue curado de la poción ese día o tuvo que esperar un largo tiempo, porque Draco lo sacó del pensadero al mismo tiempo que el verdadero profesor entraba al despacho. Encontrándolos a ambos en ese incriminatorio acto.

—Profesor...

—¿Se divierten muchachos? —preguntó el hombre, acercándose al pensadero y fijándose en las gotas de aguas que caían del pelo de Harry—. Qué bueno... como puedes ver, Potter, tu padre era una persona de lo más noble y agradable; digno de la casa Gryffindor.

Los ojos de Snape se clavaron en Draco; lo agarró desde el cuello del uniforme y lo apartó con brutalidad de Harry.

—¡No te quiero volver a ver en mi despacho, Potter!

—Pero... mis clases.

—¡Me da igual!

Draco observó como Harry tomaba sus cosas antes de irse. El profesor se quedó con Draco, con los brazos en jarras y mordiéndose los finos labios inferiores con furia.

—¿Qué se supone que fue eso? ¿Por qué no lo detuviste?

—Me dijo que no hablara con él.

Snape lo agarró por el cuello del uniforme, antes de arrastrarlo hasta la puerta. Buscó dentro de una de las estanterías unas dosis misteriosas que metió en una bolsa, antes de dársela a Draco.

—Enhorabuena, Draco. Ahora me da igual lo que hagas con Potter, o si el Innombrable descubre tu secreto, si eso te hace formar una "bonita" amistad con Potter. ¡Toma estas dosis y lárgate! ¡No te quiero volver a ver!

—Profesor...

—¡Que te marches!

Vio la traición en los ojos de Snape. Draco tomó la bolsa, antes de salir. Harry esperaba afuera del despacho, mirándose los pies, a lo que Draco soltó un suspiro.

Potter lo volvía un idiota inconsciente de sus acciones sin sentido.

—Esta vez sí que la cagamos en grande.

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1) Why Worry: Set It Off.

¡Hola!

Toda la escena final la inventé yo, ya que siento que en los libros (y películas) nos dejaron esa enemistad de James v/s Snape. Muy unilateral. Cuando en realidad era una dinámica de "tú me haces yo te hago".

Aun así, quería recalcar, como James, solía pasarse con los gestos al poseer el apoyo constante de sus amigos.

Q&A.

Hago recuerdo que cualquier pregunta me la pueden hacer llegar y yo encantada la respondo!

Pregunta AnataYume: La volví a encontrar después de un tiempo desaparecida, pero Harry cada día hace que Draco lo quiera más, definitivamente hay que hacer algo para evitar que Harry delate al lobo ... me intriga Jess ... tendrá sangre licana? o solo será una versión diferente de Neville (por eso de tener una varita heredada y todo)
bueno pues Fenir está empezando a sonar más cuerdo ... tal vez él sea el héroe que mate al Voldy al final
me entristece un poco que Draco aleje a los que quiere en su manada (zabini y nott)
y finalmente:
muerte a la cabezota! digo. A umbrille y su adicción al rosa

Respuesta: ¡Agradecida estoy con el destino que te ha hecho reencontrarte con mi historia! Espero de la manera mas sincera, que la estes disfrutando.

Tranquilidad, Harry nunca delataría a Draco como hombre lobo, en especial en este momento, con la relación que están formando a paso de tortuga e incluso llevan mas de un semestre conviviendo con la verdad por delante.

Jess no tiene sangre lobuna, pero tengo planes que a mi parecer son algo arriesgados con la chica. Supongo que quedará esperar. Srry not Sryy. Lo de la varita tambien tiene mucha influencia, ya que esta escoge al mago/bruja. Obviamente que si Jess tuviera una varita propia haría magia de mayor calidad.

Neville me gusta como personaje, pero mis planes con Jess difieren bastante con el futuro de Neville. Aunque su concepto inicial es similar.

Greyback tiene una razón por la cual suena cuerdo, la cual esta relacionado con la magia lunar y su pasado. ¡Que ganas de que ya sepan el pasado de Greyback! El solo hecho de pensarlo me hace querer escribir mas y más.

Esto es algo relacionado con el asunto de que Draco se aleje de los que quiere que no puse de forma explicita en el texto. Tambien está relacionado con la forma en la que la licantropía a modificado su forma de relacionarse con el resto de las personas. De alguna forma, Nott y Zabini deberán "ganarse la confianza" de Draco, para que este les cuente la verdad. Algo que Pansy hizo, al ser incondicional con él, Hermione ayudándolo con la investigación y Harry apoyándolo. Cada personaje, de una forma u otra se ganó la confianza de Draco de nuevo.

¡Aquí odiamos a Umbridge aunque reconozco que su presencia es trascendental!

¡Muchas gracias por comentar! Espero haber resuelto algunas dudas.

Pregunta Murtilla: Felicidades por la gran cantidad de lectores!
Personalmente me gusta más ffnet y wttp donde tengo cuentas de lectora en ambas siendo la primera muchísimo más antigua…. Al punto que perdí la contraseña… misma cuenta para ay pero esa es otra historia
Resolvieron un misterio y aparecen como tres más. Encantadora historia.

Por qué no te dio risa me comentario anterior? O creo que entendí mal.
Bueno Grey si sabe todo lo de magia lunar…. Al igual que su camada…. Recuerda abrazar a tu lobo interior, no fue eso lo que le recomendó Remus?
Omega solo se considera a un were-wolf? Entonces Harry sería la pareja de Draco? De ahí que no lo huela?
Cont porfa!

Respuesta: ¡Muchas gracias por los buenos ánimos! Sin duda alguna la mejor parte de publicar fanfic es la gran cantidad de personas que leen mis historias y las disfrutan tanto como yo. ¡El próximo año se viene con mucho contenido y, sobre todo unas revelaciones que espero los dejen con los pelos de punta!

Lo bueno es que tengo cuenta en varias plataformas, Wattpad, y AO3, donde público al día mis fics (Link directo a todas mis redes sociales en mi perfil).

Jaja, esa era la intención principal; el simple hecho de implementar el libro de magia licántropa hace que varios misterios surjan. Solo diré que hemos visto la punta del iceberg de todo el planteamiento que tengo pensado implementar.

Aprovecho tu comentario para decir que tengo pensado la publicación de tres OS, relacionados con el fic que verán la luz una vez que el libro (este) haya terminado.

Me dio un montón de risa tu comentario anterior, ¡sobre todo la parte de Draco!, lo siento, es que en realidad no comprendí si la pregunta era en serio o broma, así que la tomé de la primera manera. Si Draco es una fiera o no en la cama, lo descubriremos con Harry AJAJJA, que el nos diga despues sus percepciones.

Exacto, eso de abrazar al lobo interior tiene mucho que ver. Greyback tiene un gran dominio de la magia lunar, pero en un futuro veremos como cierto personaje podría llegar a convertirse en un verdadero problemilla. Solo diré que nada en exceso es bueno.

Omega puede ser tanto un humano, como un licántropo, como cualquier criatura mágica semihumana. El tema es que para que haya omega, debe haber primero un alfa; porque un beta no tiene omega. Solo los alfas, tiene omegas.

Lo de Harry es predecible (lo hice predecible, porque quiero centrarme en otros aspectos); 2+2 =4, aun así mis chicos son medio tarados jajaja.

¡Muchas gracias por siempre comentar, ya que yo encantada respondo!

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