"La felicidad la golpeó como un tren en una via.

DIrigiéndose hacia ella, quieta, aún sin retroceder.

Ella se escoondió en las esquinas

y se escondió bajo las camas.

Lo mató con besos y de ello huyó.

Con cada burbuja ella se hundió con la bebida

y lo lavó en el fregadero de la cocina.

Los dias de perros han terminado." (1)

• ── ◦ ◦ ── •

Harry no recordaba la sensación de acostarse con el estómago lleno, dormir más de ocho de horas de corrido, y soñar una cosa tan bueno que deseaba continuar durmiendo.

No obstante, fue despertado por Ron que traía el cabello mojado y se aburrió de vestirse sumergido en silencio

—Ron... ¿Por qué? Justo en la mejor parte.

—¡Vamos Harry! Si no te levantas, te vas a quedar sin desayuno.

Tanteó las sábanas en busca de los lentes. Definió la larguirucha figura de Ron que se ponía un buzo gris y se volteaba hacia él, para aventarle el par de pantalones que Harry llevaba usando desde hace tres días.

—¿Te vas a duchar? Creo que George estaba en el baño, vas a tener que esperar.

Harry alcanzó a ponerse de pie, sorprendido por la puerta que se abrió de un golpe ensordecedor. Hermione, con el pelo tomado en un rodete húmedo y Ginny, que vestía un bañador fucsia que se traslucía debajo de la blusa blanca, entraron al cuarto.

Ron se dio media vuelta, rojo como un tomate, al ver que Hermione paseaba los ojos desde sus pies hasta el fofo torso pecoso con una sonrisa burlona. Al menos, Hermione se sintió satisfecha al saber que Ron no podía ver como ella se cubría la boca nerviosa.

—El desayuno ya está servido —avisó Ginny—, creo que deberías cambiarte, Harry. Flegggrrr está abajo con Bill.

—Claro, ya bajamos.

Ginny se dio media vuelta y se fue, mientras agitaba la melena pelirroja con soltura. Hermione se soltó el rodete y se secó el cabello con un chorro de aire caliente que invocó desde la varita. Harry se puso el pantalón y siguió a su amiga, para darle el tiempo suficiente a Ron que continuaba bajándose los humos de la cabeza.

—Creía que no estaba permitido hacer magia fuera de Hogwarts.

—Creo que el ministerio está ocupado con otras cosas más... trascendentales... Mira, salió esta mañana. El señor Weasley ni siquiera tuvo tiempo de desayunar, antes de salir pitando.

Recibió el periódico que Hermione le entregó y leyó el titular.

"Fuga Masiva en Azkaban"

Harry pasó a lo interesante, sin preocuparse de que decían los periodistas acerca del incidente. La lista de fugitivos abarcaba toda una página, entre los que figuraba Lucius y los padres de Crabbe y Goyle.

—Sin los dementores en Azkaban... el lugar quedó en pañales —suspiró Harry, al devolverle el periódico a Hermione—. ¿Hay algún plan para hoy? Necesito llamar a alguien, por medios muggles.

Hermione frunció el cejo, pero no preguntó, porque se distrajo al ver a Ron salir del cuarto.

—Ginny iba a ir con Neville, obviamente Dean, las gemelas Patil y... Lavender a la playa; pero si te apetece podemos ir a algún otro lado por polvos Flu.

Harry ladeó la cabeza sin comprender del todo por qué era tan obvio que Ginny fuera con Dean. Hermione, al notar eso aclaró:

—Dean y Ginny están saliendo ¿acaso no lo sabías? —Harry negó con la cabeza—. Se lo pidió justo antes de que Ginny volviera a la madriguera... ¡Ginny, al menos, está super enganchada a Dean!

Ugh... odio esto ¿podemos dejar de hablar del imbécil de Dean y mi hermana? —se quejó Ron, apenas se unió a la conversación—. Ese idiota fue tan repentino que me dio escalofríos.

Harry se quedó sin palabras, aunque admitió, que al igual que Ron, no quería escuchar nada acerca de Dean y Ginny. La simple idea de ese par juntos le puso los pelos de punta. No entendía la química entre los dos, es decir, Dean jugaba bien al quidditch, pero no lo suficiente como para ser parte del equipo titular.

No le llegaba ni a los talones de Ginny en el deporte. Seguía sin comprenderlo. A Dean le gustaba dibujar y hablar con Seamus; ese era su panorama del chico y hubiese preferido que este se quedara inamovible hasta que se graduaran.

Hermione puso los ojos en blanco y se colocó las manos en jarras, como si le molestara que Ron demostrara tanto asco ante el tema del romance.

—Lo que sea ¿A dónde vamos? La tienda de Fred y George no abre hasta la próxima semana.

—Tiene que ser un lugar que tenga cabina telefónica; Harry quiere llamar a alguien por medios muggles.

—¡En serio! ¿Quién es? ¡De seguro es alguna chica que vive cerca de la casa de tus tíos!

Harry bajó las escaleras y se apresuró a llegar a la cocina. La Señora Weasley le dio un gran beso de buenos días, dos por parte extra de Fleur y un firme apretón de manos de Bill.

—¡Vamos Harry! ¡Dinos!

Rodó los ojos y sacó una rebanada de pan de la cesta. Ron no dejó de incordiarlo hasta el punto en que los propios gemelos Weasley, cuando bajaron a desayunar, se les unieron a irritantes gritos.

—No pienso decir nada al respecto, solo necesito un teléfono y punto.

Hermione escudriñó a Harry por un instante para acabar por percatarse de la verdad. Sonrió detrás de la taza a rebosar de café e hizo acallar a Ron, con cierta facilidad.

—¿Necesitas un teléfono, Harry? —preguntó Bill, tan pronto acabó de desayunar—, creo que papá hace un tiempo mencionó un artefacto con ese nombre. Lo tiene en el garaje, deberías preguntarle.

—¿¡En serio?! Eso sería asombroso Bill. ¡Muchas gracias!

Bill sonrió como respuesta y se levantó de la mesa—. ¿Nos vamos, cariño?

—Vegdad, se nos hace tagde.

—¿Trabajas Fleur? —cuestionó Harry, recibiendo la mirada acusadora de las otras tres mujeres presentes. Bajó los ojos a la mesa, arrepentido por hacer una pregunta cordial.

—¡Sí, Hagy! Tgabajo de medio tiempo en Ginggots paga mejogag mi inglés. Gegeso a casa después del almuegzo; como a las tges.

Escuchó a Ginny suspirar un "por lástima", pero la voz que empleó fue tan suave, que estuvo seguro de que Fleur no lo escuchó.

—Eso es fantástico, Fleur. Veo que tu esfuerzo está dando resultados. ¡Has mejorado muchísimo!

—¡Muchas Gacias, Hagy! Bueno, vamonos amog, si no Giphook se pondga fugioso.

Fleur agarró a Bill por el brazo de forma amorosa, le depositó un suave beso y se despidió de todos con un movimiento de mano. En el momento en que ambos se fueron, la Señora Weasley se removió contenta en el asiento y Ginny, no pudo evitar hacer unos movimientos despectivos, al imitar a Fleur.

—¡Bill es un suertudo! Ojalá yo también consiga a una veela como novia —gruñó George, que se cruzó de brazos.

—¡No! Más te vale no traer a la casa a nadie como Flegggrrr, George. ¡Me voy a enfadar muchísimo contigo!

—¿Y qué vas a hacer, Ginny? Además, de seguro que Fred piensa lo mismo, pero no dice nada por Angelina.

Fred esbozó una media sonrisa y se encogió de hombros—. Una veela es una veela, no hay nada que se pueda hacer al respecto.

—¡Es un cuarto veela! Así que no es una excusa —defendió Hermione que apuntó a los gemelos y entrecerró los ojos hacia Ron y Harry.

—Sigo sin comprender la razón del desagrado por Fleur —dijo Harry, al mirar a la señora Weasley, que pareció sonrojarse—, no es su culpa ser lo que es y se ve muy enamorada de Bill.

—Mamá no la soporta y yo tampoco —contestó Ginny sin vacilar—, es una creída total.

—¡Ginny, no digas eso!... solo creo que ellos dos se apuraron con el compromiso. Bill tiene esto... ¿Veinticinco?

—Veintiséis —corrigió Fred—. ¿Tú no te casaste el mes siguiente de salir de Hogwarts con papá?

—Fred, era distinto, nosotros estábamos hechos el uno para el otro ¡Ellos se conocieron por el torneo! Llevaban juntos un año, es demasiado pronto como para comprometerse. ¡Ahora por la guerra es todo tan rápido! Lo comprendo, pero es una decisión de toda la vida.

—Yo creo que Bill tomó una opción de amor o algo así —concluyó Ginny—, esta embobado con ella. No sé qué le ve de maravilloso a Flegggrrr..., si Tonks viene casi todos los días a cenar —Ginny se apoyó en la mesa y susurró a Harry—. Mamá aún guarda esperanzas en que se enamore de Tonks.

—¿Quién se interesaría en Tonks, si esta Fleur al lado? Es bonita cuando no se cambia el color de pelo, o hace cosas raras con el rostro —añadió Ron, tomando el plato de huevos.

Un manotazo en la mesa hizo que el plato de huevos casi se volteara de las manos de Ron. El chico alcanzó a agarrarlo de nuevo en el último minuto y se encogió en la silla, aterrorizado por las expresiones de Hermione y Ginny.

—¡Tonks es super agradable y divertida! —exclamó Ginny.

—¡Y extremadamente inteligente! —agregó Hermione con los ojos puestos en Harry—. ¡Es aurora!

Ginny golpeó por segunda vez la mesa. La Señora Weasley la hizo tranquilizar. Harry por su lado recordó a Tonks; era linda, tal como Ron decía, pero tampoco estuvo seguro de que el aspecto que le mostraba era el real (al final de cuentas, él no era metamorfomago como para saber el alcance del poder), pero al lado de Fleur, hasta la mismísima Winona Ryder—actriz con la que Harry se embelesaba siempre que la veía—quedaba corta.

—No te olvides que Fleur fue la seleccionada para el torneo, Mione. Yo mismo lo comprobé, es muy inteligente y poderosa.

Ambas jóvenes fruncieron el cejo, pero no pudieron debatir las palabras de Harry. Ellas, con sus propios ojos, habían visto como derrotaba un dragón y hacía hechizos impensables para alguien de la edad.

—¡Dices eso porque adoras como pronuncia tu nombre! ¡Haggyyy! —sentenció Ginny, tan furiosa que soltó un bufido y se limitó a permanecer con los brazos cruzados el resto del desayuno.

Para el término del tenso desayuno, Harry estiró los brazos y les hizo un gesto a Ron y Hermione, con una mirada que gritaba "Debo decirles una cosa importante". Fueron los primeros en ponerse en pie y los tres se encerraron en el cuarto de Ron, para charlar en soledad.

—Vamos, escúpelo, Harry —dijo Ron, recostado encima de la cama—. ¿Qué ocurrió?

—Creo saber hacia dónde va la conversación... ¿Por qué quieres llamar a Draco?

Ron se enderezó de golpe encima de la cama y señaló a Harry con el dedo.

—¿¡Cómo?! ¡No! ¡No puedes llamar a ese desgraciado! Por otra parte, Malfoy es un sangre pura ¡No debe tener celular! ¡Yo no tengo celular!

—Tu papá tiene uno —contestó Harry.

—¡Eso es porque mi papá es fanático de los muggles! ¡No, Harry! Reconozco que lo que hizo Malfoy en el ministerio fue... interesante, pero ¡Su padre es un mortifago! En pocas palabras ¡te quiere aniquilar! En especial con lo de la sala de profecías...

Harry puso los ojos en blanco tan fuerte que llegó a dolerle la cabeza. Miró a Hermione que se reía de la desgracia, quizás era una venganza por todo el tema de Fleur ocurrido en el desayuno.

—Ron, ya te dije que si no te agrada Malfoy, está bien. No voy a obligarte a que hables con él ni nada. Aparte... él no es un mortifago, en los periódicos salió la noticia ¿verdad, Mione? ¿Qué tanto Draco como su madre están desaparecidos?

Vio la nariz pecosa de Ron arrugarse. Hermione le dio la razón, con una sencilla afirmación.

—Odio estos días. Los días de Malfoy ¿¡Y tú qué mierda sabes de ese idiota!?

—¿Por qué estás tan interesado si no te agrada? ¿No sería mejor para ti que siguiera desaparecido el resto de tu vida?

Ron hizo un ruido molesto con la boca, se cruzó de brazos y se acostó en la cama. Todo apuntaba a que, en los genes Weasley (aparte del pelirrojo intenso), venía ese ademán para demostrar molestia y no tenían nada para rebatir.

Mione, no iba a hablarles de eso, era acerca de ayer —aclaró Harry, que recibió un para nada arrepentido "lo siento" de su amiga—. Dumbledore me fue a buscar a la casa de mis tíos y luego me llevó a un pueblo de nombre rarísimo para visitar a un profesor que comenzará a dar clases el próximo semestre.

Hermione dejó de lado toda pizca de indiferencia y se acercó a los chicos.

—¿Cómo se llama?

—Horace Slughorn.

—Slughorn... Slughorn... ¡Lo tengo! Es un mago super famoso. Creo que conoce a mucha gente en el mundo mágico. He leído ese nombre en varias ocasiones.

—Qué raro, es la primera vez que oigo ese nombre —dijo Ron—, bueno... lo que sea ¿Cómo es?

Harry se quedó pensativo. Aquel pequeño hombre, barrigón y que quería aparentar ser más amigable de lo que de verdad era, el cual no le cayó demasiado bien, pero comparado a Umbridge, era un santo.

—Se nota que sabe bastante. Según Dumbledore y él mismo, los mortifagos lo están buscando para que se una a su causa, eso significa que debe ser fuerte.

—Hasta Lockhart era mejor profesor de DCAO que Umbridge, así que él no debe estar mal —aseguró Ron—. ¿Crees que enseñe tan bien como Lupin? Hermano, esas sí que fueron clases de primera.

—Harry ni siquiera ha dicho que será el profesor de defensa contra las artes oscuras, Ron.

—Pero si ese es el único puesto libre que hay todos los años. Si no es él nuestro nuevo profesor ¿Quién será, Mione? ¿Snape? Dumbledore se lo ha negado durante años... por la maldición de seguro. No quiere perderlo.

Harry se encogió de hombros, en realidad, si cabía la posibilidad de que Snape tomara el puesto de profesor de defensa contra las artes oscuras y en consecuencia, por esa supuesta maldición, tuviera que irse, Harry no creía que fuera a ponerse triste.

Hermione siguió con una mueca poco convencida en el rostro. Harry sospechó que mientras hablaba con ellos Hermione se encontraba recordando los innumerables textos donde el nombre de "Slughorn" salía escrito y que se moría de ganas de revisar, pero al mismo tiempo, no quería irse de la conversación.

—Dumbledore me dijo que les dijera toda la verdad... acerca de la profecía.

Sus amigos cerraron la boca sin dudarlo y se voltearon a Harry. Ron, se cambió de cama y en menos de dos segundos Harry estaba sentado entre medio de Hermione y Ron, que se inclinaban hacia él intrigados por completo.

—En "El profeta" no paran de llamarte "El elegido" ... ¿Es verdad lo que dicen?

Harry se quedó con las manos atrapadas de manera fraternal entre las de Hermione. Escucharon la puerta entreabrirse un poco, Crookshanks, entró para ser partícipe de esa conversación; subió a la cama de un salto y se acostó sobre las piernas de Harry.

—Sí, Mione, es verdad. Soy el único que tiene el poder para derrotar a Voldemort; La profecía dice que uno de los dos deberá morir a manos del otro, ya que ninguno de los dos podrá vivir mientras el otro siga con vida.

Ron tembló y se mantuvo con las manos entre las piernas, en un vago intento de asentar las palabras de Harry en la cabeza. Hermione abrazó a Harry al instante, quien se dejó ser.

—Harry... no, tú no puedes... morir —dijo Hermione a duras penas—. Lo lograras, no sé cómo, pero lo harás. Tú puedes hacerlo... haremos todo... ¡No puedes!... no...

Mione, hablamos de quien-ya-sabes-quien; el mago oscuro más fuerte de todos los tiempos... Harry, él ha matado a miles de personas.

Harry bajó la cabeza y comenzó a acariciar a Crookshanks, que ronroneaba complacido.

—Lo sé, Ron... todas las veces a las que me he enfrentado a él; fue pura suerte. Es un nivel distinto.

Hermione frunció el cejo, se puso de pie y quedó frente a ambos chicos que los miraban asustados. Les propinó a ambos un golpe sonoro y se cruzó de brazos.

Harry James Potter ¿Quieres que te recuerde lo fuerte que eres? ¡Derrotaste, tu solito, un basilisco en segundo! Invocas un Patronus corpóreo perfecto desde tercero. Ganaste el torneo de los tres magos, sin necesitar del todo nuestra ayuda —señaló Hermione, con el rostro rojo, haciendo un esfuerzo por no rechinar los dientes—. Ronald, ¡Harry es tu mejor amigo! Es nuestro mejor amigo y yo creo en él. En su fuerza. ¡Ten por seguro Harry que no pienso dejar que pierdas! ¡Si es necesario vamos a estudiar encantamientos todos los días a partir de hoy! Con el suficiente esfuerzo podrás...

—No hace falta, Mione. Dumbledore va a comenzar a darme clase a partir del próximo semestre.

—¡Ves, Ron! ¡Si Dumbledore confía en Harry, es porque cree que tiene la fuerza para derrotar a Vol... Vold... ¡Voldemort!

El nombre resonó por toda la habitación y Harry sonrió ante la mención del mismo. El rostro de Ron era una mezcla entre incredulidad y horror. Harry se puso de pie de un salto, lo que provocó que Crookshanks se bajara molesto y le dio un fuerte abrazo a su amiga que lo aceptó, la cual continuaba asimilaba que acababa de llamar, al que no debe ser nombrado, de la misma forma en la que Harry y Dumbledore lo hacían.

Era, en pocas palabras, liberador.

No obstante, el júbilo no duró demasiado, ya que Ginny entró un tanto dudosa al cuarto. Arrugaba la frente y terminaba de atarse el cabello en una larga trenza.

—Lo siento, es normal que me diera curiosidad con tanto griterío —dijo Ginny, dejando salir a Crookshanks—. ¿Por qué gritan el nombre de quien-ya-saben? ¿Es acaso una especie de terapia?... asustaron a mamá.

—Lo lamento, Ginny, no fue mi intención —se disculpó Hermione separándose de Harry y se aproximó a la chica—. Tú... ¿Ya te vas?

—Ah, sí... Si quieren me pueden acompañar, estoy segura de que a Neville le va a agradar verlos.

Harry hizo contacto visual con sus amigos, quienes se encogieron de hombros.

—Bueno, está bien; vamos.

—Oh ¡Eso es genial! ¡Los espero abajo!

Ginny se fue con una brillante sonrisa del cuarto y Hermione se quedó un rato estática, para acabar cayendo en cuenta de que debía ponerse el traje de baño. Ron miró a Harry, con un suspiro alargado.

—A veces me sorprende el miedo que puede llegar a dar. ¡De locos!... De cualquier modo, no me queda nada más que unirme a la causa de Mione, ¡También cuentas con mi apoyo para derrotar al Innombrable!

Harry se acercó a Ron y estiró la mano. Ron lo miró dudoso, pero pronto la tomó para acercar a Harry y abrazarlo con fuerza.

—Si quiere matarte, primero deberá intentar matarnos a nosotros—susurró Ron en el oído de Harry—. Como sea, tienes traje de baño ¿no? Yo tengo dos, te puedo prestar uno.

Harry negó con la cabeza y fue a paso lento al baúl.

—No te preocupes, tengo... ahora que lo dices, Hermione es increíble ¿no? No solo es fuerte, sino que de seguro ahora irá a buscar quien es Slughorn.

Ah... Y tiene una piel muy bonita... claro si nos ponemos a hablar de pieles.

Harry alzó una ceja y se quitó la polera de pijama.

—Si, supongo. La verdad es que nunca me había dado cuenta de eso, pero Hermione es muy bonita.

—¡Sí! En especial...

—Voy a cambiarme al baño, Ron. Después me continúas contando.

—Sí, claro... lo que sea. Te llevo una toalla. ¡Ja, ja!

Harry esbozó una mueca divertida al ver a Ron avergonzado de sus propias palabras. Salió del cuarto, se metió al baño y por un momento se observó en el espejo.

Una ola vigorizante lo inundó.

• ── ◦ ◦ ── •

Escuchó el teléfono vibrar, justo el segundo anterior a que Adrien metiera la mano dentro de su camiseta. Draco se levantó de la cama del chico y leyó el número desconocido.

De alguna manera acabó en la casa de Adrien, casi obligado por Tonks, que no dejaba de quejarse esa mañana a causa de un chico idiota, que preguntaba por él y lo esperaba apoyado con la puerta del auto.

—No debe ser importante si no lo tienes registrado.

Sin embargo, Draco llevaba esperando una llamada de un número desconocido desde hace días, así que ignoró al chico y contestó.

—¿Hola? ¿Con quién...?

—¿Malfoy? ¿Eres Draco Malfoy?

—¡Si, soy yo, imbécil!

Adrien tiró de la polera de Draco y logró que se volviera a sentar en el borde la cama. Ya no le prestaba atención a Adrien. De por sí, siempre que usaba el teléfono, el entorno que rodeaba a Draco desaparecía; así que para molestar, Adrien rodeó a Draco con los brazos, siendo consciente de que no iba a obtener ese tipo de contacto de otro modo.

—Bien, seré rápido, Draco —dijo Harry a través de la línea—, es decir, solo tengo un par de monedas y creo que eso me da para cinco minutos de llamada. Ni idea.

—Resume.

—Ah si... ¿Todo bien con tus tíos?

—Si, es decir, nada del otro mundo, Harry —contestó Draco, sintiendo como los brazos de Adrien se apretaban con más fuerza. Sonrió divertido—. En realidad, debería estar haciéndote una prueba para comprobar que no eres un... —miró a Adrien, y se encogió de hombros—. Mago tenebroso.

Adrien chasqueó la legua y apoyó la cabeza sobre su hombro.

A Draco le gustaban los muggles porque podía decirles que era un mago-hombre lobo y seguirían sin creerle; al menos así no conservaba la culpa de la mentira encima.

—Vale, a ver... ¿Quién te entregó el espejo?

—Dobby. Me toca ¿Sabor de mis bombones favoritos?

—Chocolate rellenos de mantequilla de maní.

—¿Algo más que quieras preguntarme?

Se escuchó unos pocos ruidos de fondo. Draco afiló el oído, para lograr percibir el grave tono de voz de Ron y las risas de Hermione. El estómago se le retorció con levedad y luego posó la mano sobre la de Adrien que enredaba los dedos en su cabello.

¿Por qué sentía celos si él, de igual forma, pasaba el verano con alguien?

—Leí lo de tu padre, o sea, la fuga masiva de anoche ¿aún no...?

—Nada, Harry. Mis tíos me recibieron bien, mamá luce tranquila. Lo de mi papá... es complicado y la verdad es que no siento que sea un tema que quiera tratar por teléfono.

—Entiendo, fue tonto...

—¿Quieres venir un día a mi casa? —Draco interrumpió la disculpa de Harry. Si les quedaba tan poco tiempo, no debían gastar los minutos en nimiedades.

Escuchó el gruñido de Adrien a espaldas.

—¿Puedo pasarme? ¿No seré una molestia? No lo sé... no creo que a tu mamá le haga demasiada gracia verme —dijo Harry, con el sonido de la anunciadora de la línea que avisó que quedaba un minuto—¡Mierda!

—¿Si o no? Tonks siempre está los martes por la noche. Creo que le agradaría ver a Lupin ¿Está contigo? Si es así llévalo. No estaría mal ver como se encuentra.

—Espera, no he dicho que...

—¡El martes! ¡a las siete! —sentenció Draco.

—¡Draco!... Está bien.

Eso fue lo ultimó que escuchó antes de que la llamada se cortara. Guardó el celular en el bolsillo, aunque Adrien acabó por agarrar el dispositivo y lo dejó encima de la mesa de noche.

Harry... ¿Ese es el otro Harry?

—Ajá... está bien, solo es un... —¿Qué eran? Harry dijo magia, y la palabra amigo le sonaba algo amarga— un amigo.

—Lo dices como si te molestara que lo fuera: es obvio que te mueres por él.

—No soy gay, ya te lo dije.

Adrien gruñó con fuerza, se estiró a Draco y le mordió los labios con fuerza. Draco se dejó ser. Con las manos del chico en la espalda, mientras lo empujaba con delicadeza contra los almohadones de la cama.

—Y aun así dejas que te haga esto y esto—señaló Adrien divertido—, no eres hetero, eso es un hecho.

Draco frunció el cejo y desvió la mirada pensativo por la habitación de Adrien. Era pequeña, en donde cabían una cama, el escritorio y el armario empotrado en la pared. Adrien guardaba las cosas sin desempacar de la mudanza encima del escritorio y lo único pegado en la pared era el calendario, con la fotografía de una modelo, bastante pechugona, en un bikini rojo.

Adrien igual lo confundía muchísimo a Draco, pero no lo admitiría en voz alta.

—Lo que sea, me da igual. —Era cierto, en realidad el rechazo inicial ante la idea de besar a otro chico se disipó en cuanto besó a Adrien—. ¿Qué quieres que te diga? Pensaba que era heterosexual hasta que te conocí. Eso es todo.

Adrien volvió a presionare contra él varias veces. Besaba bien. Draco poseía la suficiente experiencia como para darse cuenta de lo que era besar bien.

«Pero todas eran mujeres y brujas» Pensó para corregirse «Pero solo una de ellas importaba y acabó mal» Extrañaba a Pansy más de lo que el mismo creyó poder extrañar a alguien.

—Lo invitaste a la casa de tus tíos. ¡Yo te dejé venir a la casa de los míos!

Draco alzó una ceja y volvió a besarlo—. No pienso invitarte a la casa de mis tíos, ni aunque esperes todo el bendito día en el patio delantero.

—¿Por qué? Esa chica que me atendió hoy, la de pelo azul. ¿Quién era? Un familiar. Se veía como el tipo de persona que me caería de maravilla ¿Puedo ir?

—Es mi prima, y no pienso dejarte entrar a la casa porque todos somos magos y hay cosas que no le puedo mostrar a un sin magia como tú.

—Otra vez con el mismo asunto. Primero que eres hombre lobo, más tarde, que hay un mago tenebroso super maligno y ahora que eres un brujo o mago o lo que sea. ¡No sé por qué me esfuerzo contigo! —se quejó Adrien, que se separó un instante de Draco, lapso que este aprovechó para lamerse los labios y poner las manos en los muslos de Adrien—. Sería más creíble si me dices que eres un vampiro. Siempre con esos kilos de bloqueador, ropa oscura demasiado elegante y mal humor.

Draco volvió a fijarse en el cuarto de Adrien, porque no soportaba tenerlo tan cerca. Trató de ignorar la mirada de la modelo del calendario que parecía estar juzgándolos a ambos, por no estar pendientes de sus exuberantes curvas femeninas.

—Entonces, soy lo que quieras que sea.

Adrien tomó el rostro de Draco con una mano y lo apretó con ternura.

Tú es à moi, Draco. C'est tout —susurró Adrien, al inclinarse encima—. Ahora cierra la boca y bésame, que aún nos queda tiempo solos.

Tú eres mío. Solo eso.

Draco repetía esas palabras en la cabeza, aturdido, porque continuaba sin saber qué responder.

• ── ◦ ◦ ── •

Harry se quedó un rato con el envase de ungüento curativo, pero fue interrumpido por el llamado de atención de Ron.

—¡Vamos Harry! ¡Apúrate! ¡No sabes cómo me duele esta mierda!

La espalda de Ron se encontraba de un color rojo muy similar a su cabello. De seguro que por esa quemadura, las pecas en aquel sitio se duplicarían. Escuchó a Ron soltar un suspiro aliviado en cuanto la refrescante crema cayó sobre la espalda y Harry comenzó a esparcirla de mala gana.

—No debí haberme quedado dormido, ahora va a quedarme el traje de baño marcado y la espalda más bronceada que el pecho. ¡Maldita sea!

Harry se río de la mala suerte de Ron, y regresó al bucle de preocupaciones en el cual llevaba sumergido durante interminables horas.

Debía ponerse en contacto con Lupin, para extenderle la invitación. El problema es que no sabía cómo hacerle llegar el mensaje por un medio que no sean las cartas (tenían prohibido hacerlo, ya que el correo era registrado y eso era peligroso) y tampoco quería mandar un Patronus. Sería... demasiado dramático.

Harry no negaba, que en realidad, buscaba una excusa para poder hablar con Lupin— hablar de verdad con el hombre— y esa era la oportunidad perfecta.

Al acabar de untar la crema, Harry se levantó de la cama, dejó el envase encima de la mesa y dejó a Ron tendido boca abajo con un humor de perros. Bajó las escaleras, sin saber qué hacer para matar el tiempo antes de la cena.

Del mismo modo, no dejaba de pensar en el excesivo besuqueo de Ginny y Dean, como si no pudieran estar separados ni un minuto. Asimismo, Lavender Brown ya ni se molestaba en ocultar el obvio enamoramiento por Ron; la voz melosa de la chica no dejaba de zumbarle en los oídos, las risas excesivas ante las pésimas bromas de Ron, como si fueran lo más inteligente del mundo; a veces incluso ni Ron se reía, pero ella sí. No la culpaba, se notaba a leguas que amaba Ron con locura.

Hermione tampoco lo pasó muy bien, ya que ella fue quien, como venganza, apartó el quita sol lo suficiente como para que los rayos cayeran sobre Ron. Mientras se refrescaba a la sombra con un libro que lucía más interesante que el romance de alrededor.

Al menos, Neville y las gemelas Patil, le habían hecho pasar mejor la tarde; y los bocadillos preparados por Molly. Harry estuvo seguro de que se comió más de la mitad de una sentada.

El señor Weasley se encontraba con un aspecto de papá completo, sentado en medio de la sala; Polera blanca, pantalones cortos, sandalias y un vaso de agua al que le daba sorbos de tanto en tanto. Saludó a Harry con una sonrisa y dejó el periódico de lado.

—Me dijeron que tuvo mucho trabajo en el ministerio.

—¡Ah, Harry! Sí, en especial ahora que me ascendieron. —Harry se sorprendió y tal parece que demostró su impresión con total claridad en el rostro, ya que hasta el señor Weasley se río—. Estos niños ¿No lo sabías? Me ascendieron a Jefe de la . Por eso mismo estos días me las he pasado en el ministerio. Todo es una locura, cada día desaparecen más personas.

Harry no supo qué decir, así que agachó con la cabeza y dejó que Arthur moviera la varita para que un vaso de agua bien helada llegara de la cocina a la mano de Harry.

—Y ahora con lo de la fuga. ¡Puff! Ni hablar. Los tiempos que corren ahí afuera son demasiado peligrosos Harry. ¡Hay que ser precavidos! En fin... ¿Cómo lo pasaron hoy en la playa?

—Bien, es decir, estuvo divertido, aunque Ron se quemó la espalda—contó Harry.

Ay... este muchacho. ¿En qué estará pensando?

—Pero ya está mejor —se apresuró a decir Harry—, para serle sincero, tengo otra pregunta.

—Dime.

—¿Sabe dónde vive el señor Lupin?

—¡Qué concreto, Harry! Para serte sincero, Lupin no lo ha pasado demasiado bien ¿no crees? Creo que se está quedando en su antigua residencia muggle. Aunque no estoy seguro. Ya sabes, es terreno puntiagudo. —Harry asintió y el Señor Weasley se llevó la mano a la cabeza—. Cambiando de tema, Bill me dijo que querías saber si guardaba un teléfono.

—¡Sí! Pero ya hice mi llamada en una cabina.

—¡Comprendo! ¿Y me podrías contar más acerca del funcionamiento de una llamada telefónica? Logré arreglar el teléfono que tengo en el garaje, pero no pude llamar a nadie; solo se oía un pitido.

Harry no sabía cómo explicarle al señor Weasley que para que el teléfono funcionara, primero debía estar conectado a un línea telefónica. Conexión que, en la madriguera, era trabajo imposible, ya que en todo el tiempo que Harry llevaba ahí, nunca había visto postes y eso que en más de una ocasión jugó al quidditch con Ron y, por más alto que volara; nada se veía.

Se alegró de que los gemelos justo aparecieran por polvos flu. Llegaban cargados, cada uno, con dos cajas llenas de artículos inusuales, que dejaron al lado de la chimenea.

—¡Hola Harry! —saludaron ambos al mismo tiempo—. ¿Pudiste hablar con tu novia?

Escuchó al señor Weasley emocionarse ante el comentario. Harry se lamentó al tener que cortarle las ilusiones. Los gemelos pasaron de los reclamos de Harry, le dieron un suave beso a Molly y subieron las escaleras de la casa, riéndose entre ellos.

—Quería avisarle que el martes, no voy a venir a cenar —dijo Harry, al acabarse el vaso de agua—... no sé muy bien como seguir explicando la situación.

La señora Weasley cerró las puertas de la sala y se acercó. Dejó que la escoba comenzara a barrer por cuenta propia cerca de la chimenea para recoger los polvos flu que quedaron atrapados en la alfombra.

—Dumbledore y Tonks ya nos confirmaron que eres amigo del hijo de Malfoy —dijo la Señora Weasley—. Él te invitó ¿verdad?

—Si... aún no me da la dirección, pero quiere que vaya un día a la casa de sus tíos.

—Tanto Andrómeda como Ted Tonks son buena gente, unos magos excepcionales, aunque no son miembros de la orden —agregó Arthur con una sonrisa sincera, que borró al adoptar una postura más seria—. Escúchame, Harry, y hablo por los dos. La relación que mantienes con Malfoy es arriesgada.

—Dumbledore ya me lo dijo.

Harry asintió en movimientos tristes y acabó por percibir a la Señora Weasley que le acariciaba la cabeza en un gesto maternal.

—¡Vamos, Harry! ¡Anímate! Esto no significa que no puedas ir a la casa de Tonks, pero debes ser muy cuidadoso con todo lo que salga de tu bonita boquita ¿comprendes, querido?

Harry asintió, y agradeció a los señores Weasley por el permiso otorgado. Molly, abrió la puerta tranquila y siguió preparando la cena, mientras Arthur observaba a Harry con una sonrisa.

—Malfoy me dijo que podía llevar a Lupin si quería —declaró Harry, que desvió la mirada nervioso—, pero no sé cómo ponerme en contacto con él.

—¿Quieres que lo vayamos a ver? ¡Encantado le aviso a Lupin y un día te llevo con él! —exclamó el señor Weasley, como si hubiera esperado ese momento toda su vida (quizás así fuera) —. ¡Bien! ¡Por fin voy a poder usar la línea de buses muggles!

—¿No será irrespetuoso de nuestra par...?

La señora Weasley asomó la cabeza por la cocina y los interrumpió.

—¡A Lupin le hará bien pasar el día contigo! Tal vez así recuerda que aún hay gente que lo ama... Si Harry, podremos estar algo viejos, pero no somos ciegos. ¡Recuerda que conocimos a ese par cuando tenían catorce! Desde entonces Sirius y Remus se la pasaban pegados.

Harry se paró del sofá y no pudo contenerse. Le dio un beso en la mejilla tanto a Arthur como a Molly. Ambos adultos le revolvieron el cabello y, Molly, en especial depositó un beso sobre la cicatriz de Harry.

—¡Si sigues así te vas a robar a mis papás, Harry! —replicó Ginny, que recién bajaba las escaleras—. ¿De qué me perdí?

—De nada, hija. Pero, si no quieres que Harry te robe tu puesto como hija querida, podrías ayudarme a poner la mesa.

La chica hizo un mohín con los labios, pero asintió. Con los ojos puestos en Harry, en una expresión que lucía gritar; "¡Ellos son míos!". Sin embargo, Harry no pudo evitar pensar que Ginny, incluso enfadada, se veía, en exceso, preciosa.

• ── ◦ ◦ ── •

1) Dog days are Over: Florence + The Machine.

Hola!

El próximo capítulo se viene cargado de emociones fuertes; Yo misma he llorado editándolo. ANTICIPO.

THE_MACHINE