Q&A Al final 😀


Vivir
Enamorarse.
La vida es lastimada por quienes la rodean y el viento la hace sentir solitaria.
Queremos tener razón, pero siempre nos equivocamos.

¿Acaso nacimos para equivocarnos? ¿Es la vida algo como eso?

Tratamos de ser brillantes, pero siempre seremos oscuros.

No hay forma de saber si hemos vivido lo suficiente.¹


El verano concluyó sin pena ni gloria. Draco, en realidad, se sintió bastante complacido al percibir, la mañana del día siguiente a la luna llena, que poseía menos heridas que la última vez. Aun así, todavía no se recuperaba del todo y se encontraba seguro que lo primero que haría tan pronto regresara al colegio, sería ir a por un chequeo de madame Pomfrey.

Lo segundo que notó y, acorde a lo que temía, era que el lazo de Jessica no se hallaba por ningún lado. Draco lloró tanto que Narcisa pensó que era por dolor y tal vez esa era la verdad.

En ocasiones un dolor emocional era más intenso que el físico.

La niña fue lo único en lo que Draco pensó. De vez en cuando, recibió una llamada de Harry. Eran conversaciones breves, en donde le comentaba lo ocurrido y cortaba.

De alguna manera, quería disfrutar lo que quedaba de verano para sentirse mal. Previo a volver a colocarse la máscara de cada año. Ese rostro engreído, que cada vez le era más complicado de mantener.

Con todo, la última tarde de agosto se encontró con Adrien, ya que sintió cierta obligación el explicarle la razón por la que no contestaría ni una sola llamada hasta, en el mejor de los casos, navidad.

—Son estrictos en ese asunto, el de los teléfonos.

—O sea que vas a tu mundo de cuentos de hadas, y a mí me dejas aquí abandonado como un perro. ¡Vaya mierda! ¿Dónde queda tu escuela? Quizás pueda pasarme ¿no crees?

—No puedes ir, queda lejos. Muy, muy lejos.

—¿Cómo se llamaba? Voy a buscarlo en internet... ¡De seguro deben hacer visitas guidas, todos los colegios tienen uno.

Draco lo miró cansado, recordaba haberle dicho que se iba a un internado para gente mágica; eso era todo.

—No sigas molestando, no puedes ir y yo no podré hablar contigo durante, ¿quién sabe cuándo? —concluyó Draco que intentó adoptar una actitud indiferente—, ¿Por qué me miras así?

—Al final nunca me mostraste si puedes sacar un conejo de un sombrero.

Draco se acercó a la oreja de Adrien y al saber que escondía un galeón en el bolsillo del pantalón, lo hizo aparecer en su mano. No era magia complicada, en realidad, ese truco lo aprendió en la infancia.

—Bah... eso es sencillo ¿Qué tal si replicas esa moneda y nos hacemos millonarios? Así no tendrías que ir al colegio ¿no?

Draco ni se molestó en explicarle las mil razones por la que eso era ilegal y continuó calle abajo.

Se trataba de la última tarde. Sin remordimientos, Draco fue a la casa de Adrien (que como siempre se hallaba vacía) y tan pronto entró a la habitación del chico, se le abalanzó encima.

—Pensaba que no querías hacerlo conmigo —mencionó Adrien entretenido, mientras abría el cajón de la mesa de noche para sacar una tira de condones y una crema corporal; Draco se les subió a horcajadas encima—. No me obligaste a prometer que guardaría tu secreto a cambio de sexo.

Draco separó la boca hambrienta de la piel salada del otro chico y se desabotonó la camisa con habilidad practicada. Era la primera vez con alguien del mismo sexo, por lo que los movimientos que realizaba resultaban ansiosos; cosa que no pasó desapercibida por Adrien, que no quitaba esa mueca altiva que Draco deseaba borrarle del rostro.

—Porque con promesa o no, lo íbamos a hacer, grandísimo estúpido —gruñó Draco con fiereza. Adrien se rio de la sinceridad de Draco y le mordió el cuello—. Agh...

Lo que le ocasionó un excesivo pudor, fue la manera en la que la mirada de Adrien dejó de estar hipnotizada en los ojos fervientes de Draco y se enfocó en las intensas heridas, moretones y cicatrices que le cubrían toda la parte del frente.

Como si el tiempo se ralentizara, Draco sintió como Adrien se inclinaba y le daba un beso sobre una de las tantas cicatrices. Continuó esta vez con la lengua, que logró hacer que Draco gruñera insultos dirigidos a nadie en particular.

—¿No puedes hacer sonidos más eróticos? —cuestionó Adrien, a lo que recibió una de las miradas frías de Draco. Las manos del otro chico trazaron una de las cicatrices cercana al pecho de Draco, lo que generó cierta expectación— Entonces te voy a tener que arrastrar a hacerlos... Vaya... tus ojos están brillando, Draco.

Draco vio como Adrien se quitó la ropa, para dejar a la vista el cuerpo bronceado y marcado por el Lacrosse. A duras penas Draco se desprendió del pantalón y de la nada sintió un calor desorbitante, así que abrió la ventana de un golpe fiero, pero eso no lo tranquilizó ni un poco.

—Si, a veces hacen eso... ahora, cállate y hagamos esta mierda.

—No lo digas como si te estuviera obligando —dijo burlón, contorneando el delgado y largo cuerpo de Draco—. Ahora mismo te demostraré porque vas a desear venir conmigo en navidad.

Draco se dio una palmada mental, para espabilarse por las memorias inolvidables del ayer y el leve dolor que provenía desde su espalda baja. Metió las maletas al coche de Tonks y se despidió de sus tíos con un fuerte abrazo. Narcisa quería ir desesperada a despedirlo a la estación, pero era demasiado peligroso, así que a regañadientes le dijo adiós a Draco durante veinte minutos, en los que le repitió una centésima de veces lo importante que era el que le enviara muestras de vida, mínimo día por medio.

Dejó el celular apagado dentro de la mesa de noche y se subió al auto aburrido. Durante todo el viaje tuvo que entretenerse con la música del gusto de Tonks, mientras se mentalizaba de que era hora de volver a asumir esa vida mágica de nuevo.

No lo admitiría, pero Draco acabó por agarrar determinado cariño a esa mundanidad. A poder levantarse a las diez, no escuchar noticias devastadoras del mundo mágico, comer tarta casera y perderse durante horas en las calles, acompañado de las bromas vulgares de Adrien.

Junto a Tonks entró al andén 9 ¾, donde el Hogwarts express, esperaba a los estudiantes. Por más que buscó la presencia de algún conocido fue imposible, los olores siempre interferían en esa labor.

Tonks tomó el brazo de Draco y comenzaron a caminar por el andén recibiendo las miradas de casi todo alrededor. Draco no descifraba la razón: si era porque no estaba muerto, iba del brazo con Tonks, la ropa muggle o el pelo largo que traía agarrado en un rodete desenfadado. Trató de no lucir perturbado—, ya que era consciente que con esa actitud, molestaba más a la chismosa audiencia— y continuó hasta que llegaron a una de las entradas al tren, donde se despidió de Tonks (con un "hasta pronto"), dejó las maletas más pesadas junto a las del resto y se metió al tren aferrado al equipaje de mano, que se trataba del uniforme escolar.

Rebuscó dentro del bolsillo del pantalón y se colocó el pin de prefecto, además de sacar el micropuff, que le lamió el dedo juguetón. Dejó a la criatura encima del hombro, dio media vuelta e ignoró la mirada impresionada de Cho Chang, que llegó al tren al mismo tiempo que él. Avanzó hasta el vagón de prefectos, dejó el equipaje de mano en la parte donde identificó una cabellera oscura oculta detrás de una revista; Pansy, ya se localizaba ahí. Leía "corazón de bruja" tan concentrada que ni se inmutó al escuchar como la puerta se cerraba.

—Hola.

Los ojos de Pansy lo enfocaron por encima de las fotografías de modelos delgadísimas.

—¿Quién eres y que hiciste con Draco Malfoy? —preguntó, con una sonrisa desde encima de la revista—. Jeans rotos, chaqueta de cuero ¡¿Esas son unas Dr. Martens!? —Draco se encogió de hombros, y se observó las botas de cuero negras—. No quiero ni mencionar tu pelo ¡Estás muy guapo, Draco! Y eso... ¿¡Es un micropuff!? ¡Qué monada! ¿Por qué todos tienen uno? ¡Yo también quiero uno!

Murmuró un gracias y se sentó en el espacio vacío que Pansy le dejó. La chica lo primero que hizo, fue desanudar el rodete, y desenredó el cabello de Draco con los dedos.

—¿Puedo hacerte una trenza, porfavooor?

—Me da igual.

—¡Genial! Tienes el pelo tan suave~.

Era consciente de que se sonrojó, pero ya ni le interesaba ocultarlo. Se quedó con la vista en la entrada, consciente de que en el momento en que Hermione y Ron llegaran, significaba que Harry se encontraba en el tren.

Draco puso el micropuff sobre la mesa y comenzó a juguetear con la criatura, mientras los dedos de Pansy separaron las capas de cabello y comenzó a trenzar la parte superior de su cabeza. Al mismo tiempo en que Pansy terminaba el trabajo, la puerta se abrió, y se encontró de frente con Ron Weasley, que cambiaba la expresión divertida ante un comentario de Hermione, a una de completa estupefacción.

Hermione lo empujó para que no entorpeciera la entrada, ignoró el asombro de Ron, se acercó a Draco y Pansy para saludar a ambos.

—¡Hola! ¡Qué bonito tu pelo, Draco! Harry me contó que te lo dejaste largo —dijo Hermione y bajó la mirada a la mesa para notar el micropuff que rodaba divertido—. ¡Qué ternura! ¿Cómo lo llamaste?

—No tiene nombre —contestó Draco, con la vista aún puesta sobre Weasley—. ¿Por qué mejor no vas a espabilar a tu novio? Pareciera que está a punto de desmayarse...

—¡No soy su novio! —exclamó Ron, al despertar de la ensoñación, para adoptar el acostumbrado gesto enfadado con Draco—. Agh... deja de hablar con ese imbécil, Mione, ven, sentémonos aquí.

Hermione quiso replicar, pero se limitó a poner los ojos en blanco y seguir a Ron un par de asientos atrás. Draco sonrió divertido y apretó con el índice al micropuff que acabó por agarrarse del dedo del chico y le recorrió brazo hasta acomodarse de nuevo encima del hombro.

Draco le dedicó una sonrisa a Pansy junto a una mirada curiosa. No lo notó porque su amiga siempre estuvo sentada, pero Pansy tenía un piercing nuevo en el ombligo. Lo tocó divertido a lo que la chica le dio un suave codazo.

—Los prefectos de Hufflepuff son siempre los primeros... entonces, Pans, acerca de ese alguien...

—¡Claro! Y tú tendrás que decirme de quien es este chupetón—respondió Pansy, en un susurro. Le apuntó a la marca roja un poco debajo de la mandíbula, que Draco lograba ocultar un poco por el pelo y la sombra del rostro—, tal parece que no fui la única que se divirtió este verano.


Decidió anticiparse a lo obvio y en lugar de sentarse en el sitio habitual— además de preferido— cerca de la ventana, Harry se acomodó al lado de la puerta.

En aquel compartimiento se sentaron Harry, Luna y Neville. Con Harry recostado contra la pared y las piernas extendidas en los asientos. Neville se apegó tanto fue prudente al lado de Luna, que no dejaba de comentarles acerca del viaje que hizo junto a su padre en busca de Snorkack de cuernos arrugados.

—Me pasé la última semana pegada a las tareas y redactando el artículo que va a salir el próximo viernes en la revista —comentó Luna, tranquila mientras rebuscaba en la mochila varios papeles emborronados con tinta— ¡Neville toma! Son mis deberes de botánica... tengo una duda con la pregunta seis.

Harry observó la ilusión y el leve sonrojo que se plasmó en el rostro de Neville, al saber que Luna lo consideraba como alguien inteligente en la materia. Harry obviaba el hecho de que él mismo, en unas cuantas ocasiones, se aprovechaba de la habilidad (y extrema amabilidad) de Neville, para los trabajos.

Trevor saltó de las piernas de Neville y cayó sobre las manos de Harry, que miró a la criatura con algo de asco.

En más de una ocasión, Harry se encontró con curiosas cabezas que se asomaban sin ningún tipo de pena en la ventana del compartimiento. Solo para ver a Harry como si se tratara de un animal de zoológico.

Lamentaba haber accedido a cortarse el cabello, ya que la cicatriz quedaba por completo expuesta. Fleur gozaba de cierta razón al decirle que el corte de estilo francés le acentuaba de maravilla y Harry, hechizado por el encanto de Fleur, no tuvo la suficiente fuerza de voluntad para negarse.

Ahora, con la cicatriz al descubierto, en ropas de lo más muggles del mundo, contra la ventana del pasillo, se hallaba en una espera constante.

Al transcurrir una hora de viaje con relativa normalidad, Harry escuchó un leve golpeteo a espaldas. Se trataba de Ginny, que lo hizo espabilar un poco de la introspección. Se arregló el cabello y abrió la puerta, para dejar que Ginny entrara agarrada de la mano de Dean Thomas.

—Harry, el profesor Slughorn me pidió que fuéramos los dos con él —dijo Ginny, esbozando una sonrisa afable—. Se supone que nos esperaba en el vagón de los prefectos.

Harry se puso de pie y alisó un par de arrugas de la camisa a cuadros que llevaba encima de la sudadera. Ginny, puertas afuera, se despidió de Dean con un adorable beso y el chico salió apresurado con dirección al vagón de Gryffindor, al mismo tiempo en que Ginny se acercó a Harry, que no dejaba de fruncir el cejo.

Dean Thomas la había caído tan bien hasta ese año.

Varios grupos de estudiantes, al verlo merodear por el pasillo, salían con descaro de los compartimientos y lo seguían con la mirada. Las únicas personas que evitaron hacer lo mismo fue Cho Chang y su amiga Marrieta, quienes se entraron tan rápido como percibieron la conmoción general.

Al cruzar el vagón de Hufflepuff, en donde a pesar de buscarla con ansias, no vio por ninguna parte a Jessica, aunque recibió una cariñosa bienvenida por el resto de las estudiantes. En Ravenclaw saludó a Eddie, que hacía de las suyas tratando de vender cigarros muggles, y recibió algunas miradas curiosas por parte del resto de la casa.

En Gryffindor se detuvieron un largo rato. Todos felicitaban a Harry por el mero hecho de existir, otros lo agitaban por haber sido escogido capitán del equipo de Quidditch, mientras aseguraban que ese año ganaban a la copa sin importar qué.

Quienes ignoraron la euforia general fueron Dean y Seamus, que parecían enfrascados en una conversación que no lucia agradable, en especial por la postura sarcástica de Seamus y los gestos faciales que lucían molestos.

Antes de entrar al vagón de Slytherin, se mentalizó para cruzar lo más rápido posible; dijo que no se detendría ni por diez segundos, para llegar pronto al de los prefectos.

Ginny entró y recibió esas miradas cargadas de resentimiento. Para sorpresa propia, Zabini no se notaba por ningún sitio, ya que Harry estuvo seguro de que de haberlo estado, hubiese sido el primero en encararlo. Harry esquivó un par de zancadillas y siguió a Ginny, quien era la única que recibía una que otra mirada más agradable.

La única persona que saludó a Harry, lo hizo para irritar a sus amigos. Daphne, tan hermosa como la recordaba, agarró a Harry de la muñeca, le dio un beso en la mejilla y le deseó un "año no tan desastroso"; Harry clavó los ojos en Nott, que levantó la mirada de un libro, alzó una ceja y le apartó el cabello a Daphne sin decir ni una sola palabra. Harry se percató antes de salir, que Nott mordió de forma juguetona el hombro de la chica quien se limitó a reír.

Dentro del vagón de los prefectos, los ojos se dirigieron al instante a Draco, quien le guiñó un ojo en un irónico gesto. Harry vio el cabello trenzado y las ropas muggles sin poder contener una boba sonrisa. Luego noto que los prefectos de Ravenclaw se alistaban para dar sus rondas, y finalizó sobre Ron y Hermione, que conversaban tan cerca el uno del otro que ni advirtieron de la llegada de Harry y Ginny.

El profesor Slughorn aguardaba por ellos al final del pasillo; Harry le dio un golpe en broma a Ron en la cabeza y se detuvo al lado de Ginny.

—¿Nos llamaba, profesor?

—¡Harry! ¡Qué bueno que estás aquí! —exclamó Slughorn, que le dio un par de palmadas a Harry en el hombro—. Ahora si estamos listos; síganme al siguiente vagón por favor.

Harry siempre creyó que el vagón de los prefectos era el primero; en parte, porque siempre bajaba del tren por la puerta más cercana, nunca por la principal, por lo que no evitó asombrase al ver un gran espacio de aspecto elegante. Ahí se encontró a varios estudiantes. Ciertos rostros se le hicieron conocidos, al ser miembros de la misma casa, otros en los pasillos; pero sin dudarlo, aquel le ocasionó mayor curiosidad fue Zabini.

No negó que Zabini, en ese corto periodo de tiempo, cambió lo suficiente como para lucir casi como un modelo de revista. Tal vez eran las facciones más marcadas o que la ropa que le quedaba como anillo al dedo; sin embargo, fuera el hechizo que se hubiera puesto encima surgió el efecto adecuado. Harry se le quedó viendo más de lo esperado y para cuando se dio cuenta del acto, Zabini le contestó con la lengua afuera y le enseñó, en bajo perfil, el dedo del medio.

Continuaba siendo un idiota, eso estuvo claro.

—¡Bueno, qué grupo más interesante tenemos aquí! ¡Un poco de cada casa! Vamos a las presentaciones; ustedes ya saben quién soy, Horace Slughorn a su servicio. —El regordete profesor dio dos pomposos pasos y se dejó caer en uno de los asientos—. Aquí a mi derecha, Marcus Belby, Ravenclaw ¿no es así?

Un chico gordo, con el uniforme ya puesto, asintió animoso.

—Deben conocerlo, su tío es Damocles Belby; un genio si me dejas decirte, Marcus. Le hice clases desde que llegó a Hogwarts y ya en ese tiempo me pareció un joven con un talento innato para las pociones —continuó Slughorn, que reparó en el rostro del resto de los presentes, quienes no podían estar menos en sintonía con el tío de Marcus—. ¡Chicos! ¡¿Pero cómo no van a saber quién es Damocles Belby!? Orden de Merlín por crear la poción matalobos; un avance sin igual en el ámbito de las pociones.

Harry al escuchar matalobos pensó de inmediato en Draco y una conversación que mantuvo hacía tiempo con el chico. No le tomó mucho peso e incluso creyó que se le olvidó.

»—Es asquerosa, de verdad; como masticar un puñado de malas grageas —se quejó Draco, tan descontento, que el rostro se le puso de un tono verde al recordar el sabor—. Lo peor es que no puedes endulzarla porque perdería los efectos y siempre que la tomo me siento débil, igual que una jeringa que drena toda tu energía de golpe. Debe ser por el acónito ¿sabes los efectos del acónito en hombre lobos?

»—Vi en una película que da cierta debilidad. En otras hasta puede matarlo...

»—Creo que eso es un poco exagerado, puedo manipular un rato el acónito para ingredientes de pociones (no tanto porque pronto se me hinchan las manos); pero estoy seguro de que ni loco podría meterme a un campo con acónito.

Marcus continuó hablando hasta que Harry tuvo que sentarse porque las piernas se le cansaron, en ese momento Horace interrogó a Cormac Mclaggen, de Gryffindor; un chico bien parecido y atlético, del cual conservaba cierta noción que jugaba quidditch. Cormac le habló acerca de su tío con aburrimiento; como si en realidad, ni él mismo, tuviera noción del prestigioso legado familiar que le seguía tras suyo.

—Ah... bueno, cuando tengas novedades de Tiberius me la haces saber Mclaggen. —Cormac se encogió de hombros, mientras Slughorn, examinó de pies a cabeza a Zabini, quien se preparó para ser el siguiente foco de atención—. ¡Veo que has sacado el buen parecer de tu madre, joven Zabini!

Blaise sonrió engreído y se arregló el cuello de la camisa—. Tal parece que la historia de mi madre es bien conocida ¿no?

—¡Y como no saberla! Una hermosa bruja, poderosa, que se ha casado siete veces y, por lástima, sus maridos han fallecido en extrañas circunstancias, lo que llenó las bóvedas de Gringotts con oro. Siempre me ha surgido curiosidad por saber si es cierto...

—Es verdad —aseguró Zabini, sentándose en la mesa—. Soy el hijo del último marido de mi madre; con quien vive casada desde hace dos décadas.

—¡Oh muchacho! Qué buena noticia, también conocí a tu madre cuando estudiaba; fue escogida como la alumna más hermosa del año, a tu padre me suena que posee un cargo importante en el ministerio de magia ¿Fazio Zabini? Actual jefe del departamento de confederación internacional ¿no es así?

Zabini asintió con tranquilidad y le dirigió una mirada a Harry, que denotaba por completo un sentimiento profundo de altivez.

—Si, lamentablemente viaja mucho por el trabajo, por ejemplo: el año pasado fue siete veces a Brasil, dos a México y de vuelta aprovechó de hacer un par de labores en Suiza. ¿Sabe algo? Tenemos una casa en Sicilia.

Slughorn a escuchar eso se le iluminó el rostro y comenzó a arreglar las vacaciones de su vida con Zabini, quien no dejaba de mencionar lo hermoso que era Italia.

Tan pronto Slughorn determinó que tuvo suficiente de la exquisita cultura italiana, alagó a Ginny por un excelente maleficio moco murciélago con el cual atacó a un par de estudiantes de Slytherin que se encontraban hostigando a un par de chicos menores.

—¿Cómo voy a castigar a una joven tan talentosa? ¡Fue magnífico! Debieron haber visto el espectáculos de mocos que hubo; en palabras sencillas, mágico.

Ginny se cruzó de brazos orgullosa e ignoró con gracia el despectivo gesto de Zabini. Luego de aquellas alabanzas, Slughorn se volteó a Harry, con una brillante sonrisa.

Fue una hora de alagar las largas hazañas de Harry, que a decir verdad, tampoco le resultaban para tanto— aunque no negaba que su favorita era la de haber matado un basilisco en segundo— Slughorn se entretuvo contando las conocidas aventuras de Harry y en el instante en que, por fin, cayó en cuenta del gesto cansado del grupo; decidió concluir esa, según el parecer de Slughorn, breve charla.

—¡Volver al colegio me hace sentir renovado! El club de las eminencias va a volver muchachos, ¡eso se los aseguro! Tan pronto convenza a Dumbledore de hacerlo —exclamó Slughorn, sin notar que los chicos no asumían a lo que se refería con eso de montar un club—. ¡Pero ya deberían ir a sus asientos! Para que disfruten lo que les queda de viaje y se pongan las túnicas.

Tan pronto entró al vagón de los prefectos, notó que Draco y Pansy eran los que venían devuelta. Fue junto con Ginny al vagón de Gryffindor, donde estuvo un par de minutos hasta que Dean y Ginny comenzaron a besuquearse y lograron poner a medio mundo incómodos.

Harry, por eso mismo, no distinguió de los pasos que daba. Chocó con Pansy, que vigilaba con mueca burlona a los Ravenclaw que ya tenían la nariz metida en los libros.

—¡Serás idiota, Potter! —gruñó la chica, al caer al suelo junto a Harry— ¡Ugh! Si pudiera ya te hubiera quitado puntos, imbécil.

—Maniática.

—¡¿Cómo me dijiste, Potter?!

—¿Prefieres que te diga loca?

Pansy puso el índice cerca de la punta de la nariz de Harry, con el cejo fruncido y la mirada de los Ravenclaw, fijos en ambos chicos que no eran de aquella casa, pero que montaron un espectáculo de primera en su vagón.

—¡Y tienes el descaro de insultarme cuando tú me hiciste caer! ¡Mira mis rodillas! Van a quedarme machucones —se quejó Pansy, que se puso de pie por cuenta propia—, pero bueno, ¿Qué se puede esperar de alguien que dejaron caer de chiquito?

Harry se puso de pie; era solo cinco centímetros más alto que Pansy, por lo que la chica no se intimidó ni un poco ante este movimiento.

—Quiero pasar.

—Discúlpate, Potter.

Harry soltó una risotada, antes de que la puerta de atrás se abriera, y revelara a Draco que vio la escena divertido.

—Vamos, ponte de rodillas y discúlpate, Potter —agregó Draco a la discusión, mientras se acercaba a Pansy, la agarraba por la cintura—. Lástima que no pueda grabar esto.

—Los dos son una pesadilla —contestó Harry, para mirar a Pansy—. Lo lamento, no volverá a suceder, ¡Oh grandiosa Pansy Parkinson, diosa de la arrogancia y maniática de primera!

Pansy dio un paso al frente y tomó a Harry por el cuello de la sudadera, pero Draco hizo que lo soltara sin dejar de reír. Draco pronto agarró a Harry desde el gorro y le dio un amigable beso a Pansy en la cabeza.

—Voy a disciplinar a Potter de forma personal, Pans —dijo Draco, que tiró de Harry. Pansy se hizo a un lado con los ojos en blanco— Aprovecharé de traerte esas gomitas ácidas que tanto te gustan.

—¡Que sean de piña!

Draco asintió y arrastró a Harry hasta que en la puerta este se soltó. Los Ravenclaw, quienes fueron los testigos principales de la curiosa escena, no evitaron alegrarse al ver que Draco mediaba entre ambos individuos tan ruidosos.

Los dos avanzaron a una velocidad moderada, y obviaron la incredulidad de los alumnos, al ver a Harry y Draco, caminando en silencio por el pasillo.

Llegaron al fondo del todo, donde Draco cerró la puerta, y sacó del bolsillo de la chaqueta de cuero una de cajetilla de cigarros. El micropuff despertó de un placentero sueño tan pronto Draco le lanzó un paquete de cigarrillos a Harry.

—Eres una influenza horrible ¿sabes?

Draco alzó una ceja, y abrió la cajetilla—. Tú fuiste quien decidió que sigamos adelante con esta dinámica; así que ahora no te quejes.

Harry puso los ojos en blanco, sacó un cigarro de la cajetilla de Draco, el cual pronto lo posó en los labios y encendió.

Harry tiró la cabeza hacia atrás, al mismo tiempo en que Draco se desplazaba por el pequeño compartimiento para abrir las ventanas.

—Son los de Eddie ¿no? —cuestionó Harry, tan pronto logró despertar de esa efímera nube de relajación—, pero me saben distinto...

—El imbécil me dijo que ya no me los iba a dar gratis.

—¿¡Por qué te los daba gratis?!

—¿Nunca te lo dije? —Harry negó la cabeza con euforia—. Bueno, puede ser que hayamos tenido algún roce en el pasado.

—En resumidas cuentas, lo obligaste a que te los dé gratis. —Draco desvió la mirada, con la mano izquierda metida dentro del bolsillo del pantalón—... ¿Por qué siento que tiene algo que ver con la brigada?

Draco ni pretendió hacer el amago de querer ocultar la sonrisa. En lugar de eso, se quitó el cigarro de la boca para modular mejor y apoyó el cuerpo contra la pared

—El tema, Potter, es que todo tiene que ver con mi privilegiado cargo del año pasado —contestó Draco—. Aun así, te saben diferente porque son de chocolate; ahora trae de sabores y se les da rebajado a los prefectos, para que no lo acusemos con los profesores.

Harry alargó un susurro a lo que Draco abrió los ojos curioso.

—¿Crees que me los dé también rebajados...? Es decir, según el profeta soy el Elegido...

—Qué bajo has caído, Potter —señaló Draco, hundiendo la mano en los risos descontrolados de Harry— En un par de meses estarás reclamando que te mereces el sobresaliente por ser "El Elegido".

—¡No pongas palabras en mi boca! Solo decía que...

—Sí, sí, intenta arreglarlo ahora.

Draco se rio de él y el patético sonrojo que le subió por las mejillas, más por tener a Draco que le desordenaba el cabello que la situación en sí misma. Harry hizo un puchero involuntario con los labios, mientras se apartaba de Draco con fingida molestia.

—Bueno, al menos ten por seguro que este año vas a recibir atención como nunca; creo incluso que más que en primero.

—Eso es arriesgado, es difícil superar primero.

—La única diferencia es que ya no eres el niño-que-sobrevivió, Potter.

Harry sin comprender del todo, se cruzó de brazos. Harry prefería quedarse con los buenos momentos de primero, que los malos; en donde se hallaban las miradas descaradas o los comentarios a espaldas. Prefería quedarse con la reciente amistad con Ron y Hermione; la piedra filosofal...

—Ahora eres el "adolescente-de-dieciséis-y-metro-setenta-y-siete-de-sesenta-y-pocos-kilos-que-sobrevivió".

—No me jodas.

—Ya he contado a más de veinte chicas que no dejan de mencionar lo "Lindo" y "maravilloso" que es Harry Potter, tratan de incluso adivinar tu tipo de sangre ¿no es extraño?

—Soy sangre mestiza... Pensaba que eso ya lo conocían todos.

—No seas imbécil, tipo de sangre; positiva, negativa, A o B... Se refieren a ese tipo de sangre —explicó Draco, dándole un pequeño empujón a Harry—. Todos en el tren saben que eres impuro.

—Mira quien lo dice...

—La diferencia recae en que unos pocos saben mi situación; lo tuyo se repite a diario y cuando digo eso, es que en la radio mágica, no dejan de pronunciar tu nombre.

—Ya cállate, no me gusta tanta atención.

Draco no pudo soltar una risotada más en alto porque después pasaría a ser un grito; aun así Harry lo miró con verdadero odio.

—Sí, claro, si no quisieras atención tratarías de pasar desapercibido; tú ni lo intentas, Potter.

No negaba que Draco conservaba razón en lo que dijo. Quizás era un efecto del trauma de su niñez o quien-sabe-que, pero resultaba una obviedad que Harry en cierto punto, ya no quería ser una sombra de alguien que destacaba por tener un gran tamaño o un mejor estatus. El problema es que le hubiese gustado destacar de algún otro proceder, no con un mago tenebroso que le pisaba los talones y, que durante el año pasado, su pasatiempo favorito era leerle los pensamientos.

Mientras más lo pensaba, a Harry le disgustaba más y más Voldemort que venía de la mano con la fama que conservaba.

—¿Dije algo malo? —pregunto Draco, tras darse cuenta de que Harry, en lugar de mostrase divertido, se quedó ensimismado.

—No, nada... Solo pensaba en Vol...

—Quien-ya-tú-sabes —interrumpió Draco—. La verdad me sorprende que no pienses en él todo el tiempo.

—Llega un punto en que te acostumbras a que quieran asesinarte.

—Eso no es gracioso, Potter, es preocupante.

Harry se encogió de hombros y apagó el cigarro en la cornisa de la ventana, antes de posar la cabeza en el frío ventanal.

—No he tenido visiones desde hace meses.

—¡Eso es grandioso!

—Sí, aunque también significa que él reconoce que nuestra conexión es más una traba que una ayuda.

—¿Por qué lo haces sonar como si fuera malo? ¡Ya no tienes pesadillas! ¿No?

—Tienes razón, ya no sueño esas mierdas, pero no saber qué hace se siente como si tratara de luchar contra algo invisible —reconoció Harry, con la mirada hacia el extenso pasillo de fuera del compartimiento—. Ahora no puedo dejar de pensar en la impotencia de saber que el estará por ahí, merodeando, reuniendo gente; asesinando masas, y yo no puedo hacer nada para impedirlo.

Draco apagó el cigarro y se paró frente a Harry decidido a darle un golpe lo suficiente fuerte como para que le doliera, pero no tanto como para que resultara abusivo.

—Tú y tu maldito complejo de héroe, imbécil ¿no lo recuerdas? Adolescente-de-dieciséis-años-y-no-se-que-más-que-sobrevivió. Por ahora, preocúpate de no sacar malas notas y estudiar como un enfermo; en cuanto tengamos diecisiete y acabemos nuestros Éxtasis, podremos reconsiderar eso de querer enfrentar al mago más tenebroso de todos los tiempos.

Hizo un puchero con los labios y asintió sin poder decir que se mostraba de acuerdo con Draco. En lugar, Harry decidió estirar la mano para agarrar al micropuff y hablarle a la criatura.

—Zabini esta distinto...

Draco levantó una ceja y trató de que Harry lo mirara, pero el chico estaba más enfocado en ver los gestos somnolientos del Puff.

—Supongo que el verano le hizo bien. De todos modos, es un imbécil; continúa sin hablarme.

—Culparlo no puedes. Está clarísimo que adora ser un sangre pura. ¿Su madre no es una...?

—No sé si es mortifaga, solo la he visto una vez, aunque es hermosa por cierto ¿sabes lo que se dice de ella?

—¿Qué se ha casado como siete veces?

—Exacto, recuerdo mi papá me dijo que ella mató a cada uno con un estilo muy distintivo; uno creo que fue por una sobredosis de poción de amor —dijo Draco bastante impresionado—, imagínate: morir por estar enamorado hasta los huesos, creo que se suicidó o algo así. Aunque ella siempre usa mangas largas.

—Debe de tener la marca entonces... y ¿Cómo es el padre de Zabini?

—Lo vi en esa misma ocasión, no es demasiado agraciado; los mismos ojos inclinados que Blaise, pero el tipo creo que es hasta más alto que Dumbledore.

—Pero el año pasado Zabini no se veía como ahora.

—Tienes razón— Draco se mostró de acuerdo—, aunque Blaise nunca fue feo, lo único era que utilizaba el uniforme de la peor forma posible, el corte de pelo no le favorecía y tenía una postura de mierda. Además de seguro que su madre debió haberle ayudado. Ella tiene cincuenta, sin ninguna arruga ni cana. Eso ya no se trata de genética; pero dejemos de hablar de ese idiota ¿para qué los llamó ese viejo?

Harry alzó los ojos para encontrarse con el semblante curioso de Draco. Le devolvió el micropuff mientras hablaba sobre la jornada superficial que acaba de vivir.

—Una lata, en realidad, pero el profesor Slughorn no es mala persona, el tema es lo interesado que es.

—No me sorprende si es Slytherin. —Harry le dio la razón, a lo que Draco adoptó una postura de: "Lo sabía"—. Nos enseñan a ser así, Potter; siempre nuestra pregunta introductoria será: ¿Cuál es tu apellido? El nombre es irrelevante.

Harry puso un gesto que, claramente mostraba lo poco que le importaba todo el asunto de las familias y, al mismo tiempo, el cómo era consciente de que, no importaba con quien se relacionara o no, él sería famoso siempre; sin interesar si llegaba o no a derrotar a Voldemort.

Se quedaron un rato en silencio, segundo que Draco aprovechó para encender otro cigarrillo y comenzar a fumarlo con los ojos puestos en el rostro aburrido de Harry.

En un pestañeo, Draco estiró el cuello con el humo que se le escapaba de los delgados labios. Harry examinó los gestos, hasta abrir mucho los ojos y ruborizarse un poco.

—Veo que la pasaste bien en donde tus tíos...

Draco, sin comprender al principio, frunció el cejo y le preguntó a qué se refería.

—Tu marca de guerra... en el cuello.

Dejó que se le notara una media sonrisa, que combinaba de maravilla con la calada del cigarrillo que dio y ese olor a cigarro que le quedó impregnado en la ropa muggle. Harry pronto sintió como se le acercaba burlesco, con los dedos sobre el chupetón.

—Fue una experiencia interesante y novedosa.

Harry bajó la mirada al suelo, con una suave opresión en el pecho.

—¿Era bonita?

Al enfrentar los ojos de Draco, se encontró un atisbo de duda y mentira.

—Mucho.

—Ah... —murmuró Harry e introdujo la mano dentro del bolsillo de Draco y sacar otro cigarro— Eso es bueno.

Sin dejar que Harry alcanzara a posar el cigarro en los labios, Draco se lo arrebató y acercó la cabeza hacia el pelo del chico, como una sutil inclinación.

—Deberías darte una ducha en cuanto lleguemos, Potter, aún apestas a Weasley.

—¿Y qué? ¿Acaso eso es malo?

Draco le devolvió el cigarro y se fue a la otra esquina, frente a Harry. Sin responder la pregunta, aunque la molestia quedó implícita en la siguiente calada.

El tren dio una sacudida y por un instante se sumergió en una oscuridad total al cruzar el último túnel a Hogwarts. Momento que inició el repentino cambio de tema de conversación.

—No vi a Jessica por ningún lado —dijo Draco, mientras soltaba todo el humo.

—¿Crees que se habrá quedado en casa?

—Creo que es algo más, vi a su hermano.

—Espera, ¿tiene hermano? No... ¿Cómo conoces a su hermano?

—Huele parecido a ella, y comparten los mismos ojos enormes verdes. Va en primero, tengo curiosidad por saber en qué casa va a quedar, este año valdrá la pena ver la tediosa ceremonia de selección.

—Pero Jessica no está, ¿Qué crees que le habrá ocurrido?

—Nada bueno, eso está claro; pero va a regresar.

Harry se apoyó contra la pared, para ver el castillo que se notaba como una tenue sombra a la que se acercaban sin retorno.

—¿Cómo lo sabes?

—Todos regresan a Hogwarts, siempre, aunque no quieras hacerlo —contestó, apagando el cigarro contra la cornisa de la ventana—. Vámonos, tenemos que ponernos las túnicas.


Harry identificó a Tonks que conversaba con Hagrid en la estación. Se acercó a la mujer con una enorme sonrisa.

—¿Por qué estás aquí?

Tonks le respondió con un tierno beso en la mejilla, y se llevó a Harry a un lado para conversar sin ser vistos ni escuchados.

—El ministerio necesitaba ojos en Hogsmeade y Dumbledore también —contestó Tonks—; aunque es rotatorio. No le digas a Draco, todavía no se entera. Aún cree que me fui a casa en cuanto lo dejé en la estación.

Harry asintió con una risa, quería ver la cara de Draco tan pronto descubriera que su prima le seguía las pisadas.

—Cierto me olvidaba. ¡Gracias por la camiseta! ¡Es una locura! ¿Cómo lograste que la firmara?

—Ah... el tipo me debía un favor, pero no puedo decirte que—dijo la mujer con gesto sospechoso—. Se trata de algo bastante ilegal... Aun así, me alegro de que te haya gustado, en especial si consideramos que Lupin iba a regalarte otra cosa de lo más aburrida —sentenció Tonks, que pronto agregó con rapidez—: ¡Pero tampoco le digas que me parece que tiene un gusto horrible para los regalos!

—Sí, claro —aseguró Harry, al escuchar un par de llamados a espaldas—. ¡Mis amigos! Ya me voy. ¡Nos vemos!

La mujer se despidió con otro fraternal beso y Harry no pudo sentirse más en casa.


Se llamaba Frank Spooner y quedó en Slytherin tras pasar un par de minutos bajo el sombrero. Salió con las mejillas enfundadas en lágrimas de alivio, que se limpió tan pronto se acercó a la mesa.

Draco lo agarró por la manga, antes de que se escapara de su alcance; Frank lo miró con miedo puro, en especial al ser sentado en aquel sitio de forma tan repentina.

Pansy le dedicó una amenaza silenciosa a todos los entrometidos y Draco se acercó al oído del niño, mientras llamaban al siguiente chico de la generación.

—¿Dónde está Jessica?

Frank se mordió el labio y apretó las manos en torno a sus huesudas rodillas.

—No sé.

—¿Cómo que no sabes? ¿Qué ocurrió con ella?

—Escapó de casa a principios del verano; no hemos sabido nada de ella desde ese día—respondió Frank, viendo con esos grandes ojos como una niña se sentaba en el banquillo y era escondida por el sombrero—. Podría estar muerta, o se haya perdido. No lo sé... y... no me... No nos importa.

El niño hacía un gran esfuerzo por no llorar, pero no daba frutos, Draco lo ocultó con el cuerpo y Frank se limpió las lágrimas.

—¿Por qué escapó de casa?

—No tengo por qué decirte eso, ni siquiera sé quién eres.

Draco le enseñó el anillo, a lo que el otro soltó una risotada.

—¿El traidor de los Malfoy? ¡Déjame en paz! —exclamó, dándole un empujón a Draco, antes de levantarse del puesto—. Lo que suceda con mi familia no te incumbe y si Jessica no te lo dijo, significa que comparte la misma opinión.

Frank avanzó por los puestos y se sentó entre varios chicos que se aglomeraron para llenarlo de preguntas. Draco se dio cuenta de que lo convirtió en el niño más popular de su generación.

Vio los platos que aparecieron al frente, mientras el comenzaba a planear el cómo sacarle toda la información a Frank, sin que resultara en abuso de poder.

—Draco deja de apretar tanto el tenedor, vas a terminar doblándolo —llamó la atención Pansy, a lo que Draco dejó el servicio a un lado—. Es solo un niño insolente, olvídalo.


Notas:

1)Life: RM (alias el amor de mi vida.-💗💗💗💗)

Hola!
Se que lo de Draco generará algún tipo de confusión; así que lo aclararé. En mis fics slash, siempre hago que mis personajes sean versátiles. Draco adopta el papel de bottom con Adrien, pero con Harry es Top.
Odio la dinámica tradicional hetero normalizada de los Boys love, al final de cuentas, los dos, tanto Harry como Draco, son chicos, y, por lo tanto, me resulta estúpido pensar en uno como el hombre y la mujer. O, en su defecto, solo como "el que da" y "el que recibe", como si no pudieran existir otras formas de expresarse en la cama. Espero haberme expresado lo mejor posible.

Voy a responder algunos de sus comentarios. 💖

De: Giulianacontesso. May 24, 23.

"hola espero que estés mejor de verdad y siempre estaré pendiente de cualquier actualización tuya, está historia es demasiado buena aunque tengo miedo de lo que vaya a pasar de ahora en adelante, tengo miedo de lo que pase con Jessica , en verdad amo su personaje aunque sea un OC es uno de mis personajes favoritos y estare pendiente de cada actualización"

Respuesta: Hola! Muchas gracias por el constante apoyo. Ya estoy mejor, poco a poco la herida irá sanando 3

Me alegro mucho de que la historia te mantenga tan intrigada. Jessica, es un personaje al que le tengo mucho cariño, por lo que saber que a la gente le gusta tanto mi OC me hace infinitamente feliz.

De:Guest. Mayo 25, 23

"Hola! Lamento la noticia… espero que este tiempo pase volando para q lleguen las vacas
He de asumir q rems no quiso acariciar la cabeza de harry por el olor d draco?
Q jess no haya sufrido es por q acepto al lobo."

Respuesta: Sí, yo tambien ya deseo que pase el tiempo volando, para que sean las vacaciones. ¡Que emoción! Lamentablemente primero tengo que asumir la semana de finales y hacer tooodos los trabajos pendientes que tengo

Oh… ese es solo uno de los factores que hicieron que Remus se retractara de sus acciones. Hay otros detalles, que iré destapando poco a poco, que desvelaran estos momentos de duda en Remus.

Sí! Ese uno de los tantos porques, pero como me acostumbro a decir… en unos cuantos capítulos se aclarará la razón de porque la luna de Jessi fue tan amena.

De: Murtilla. May 25, 23.

"No. Es porque alfa y omega están juntos! Por eso nos duele la transformación."

Respuesta: Quizas… Quizas… ya veremos. Muajajaja.

De: Murtilla. May 11.23

"Holi
Es su alfa…. Pero en la manada es gamma? Explote
Volverá al colegio? Y draco como se sentirá al reconocer q alguien de su manada ya no es de la manada pero si de su especie? Ooo como se complica todo. Me encanta
Amo como giran harry y draco entre ellos
Ron ron ron. Ya queda más que entendido tu ceniza de estratega… que caga harás?!
Saludos"

Respuesta: Jessi es Omega, por lo que es un tipo de Gamma que tiene ciertas particularidades, dentro de una manada. Las cuales ya enseñaré a futuro.

Todo se complica desde este punto. JAJAJ, los dolores de cabeza que sufrí para poder hacer que todos los fatores hilaran los unos con los otros fueron reales. AJAJA, al meno ya tengo todo planteado y me falta poco para terminar de escribir el borrador de la segunda parte.

Ron… lo amo💓. Es un personaje tan desaprovechado

De: AnataYume. May 8,23.

"definitivamente Harry y Draco ya están colados entre si, solo que no se han enterado. por otro lado me preocupa el "amiguito" de Draco seguro que no es un espía? todo se lo tomó demasiado en calma, y miro demasiado a Harry... Remus sabrá algo? por cierto me dejó con ganar el encuentro del Google muggle ... dijo ballena primo de Harry"

Respuesta: Para que vaya a mentir, los dos ya están loquitos por el otro, solo que se encuentran en la fase de idiotez mezclado con negación. ¡Aviso que falta poco para el romance! ¡La espera habrá valido la pena! Lo prometo 💓

Adrien… tantos planes englobados en un solo personaje…

No creo que haya muchos actos nuevos con Dudley. Pero hay un par de situaciones (al menos a mí y mi humor roto Lol) graciosas que se desarrollan en el mundo muggle.

Muchas gracias a todos por comentar💓💓💓 Cuando acumule más preguntas o comentarios interesantes. Los responderé encantada 😊

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