TW: Homofobia internalizada, cuestionamiento de ideales y sentimientos. Agresión. En sí, se mantiene un ambiente tenso durante lo que dura el capítulo. Tomar esto en cuenta.

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"Por favor, no me hagas esconderme

He estado luchando

¿De qué sirve ahora?

Cuando me derriban de todos modos

He estado escondiendo mi expresión,

No puedes culpar a los reflejos

y las ondas en el suelo,

A lo mejor podría haberme ahogado.

Así que me mantengo ocupada

Trabajo el doble que tú

Quiero hacer que me creas

que puedo separar y elegir." 1

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Ron bostezó, cerró los puños sobre la mesa y vio la larga figura que se le acercaba. Pronto serían las diez, una hora razonable para continuar durmiendo un domingo.

Sin embargo, ahí estaba, en una mesa escondida en tres escobas, mientras aguardaba la inminente llegada de Draco Malfoy, que parecía tan aburrido (o somnoliento) como él.

Malfoy.

Weasley.

Ron dirigió la mirada a las agujas del reloj.

—Te cité a las veinte para las diez.

Draco se sentó frente, con las piernas cruzadas, el rostro sobre las manos llenas de anillos y una sonrisa que vaticinó un usual comentario sarcástico.

—¿Qué eres ahora? ¿Un libro de asistencia? Lamento haberte hecho perder veinte valiosos minutos de no hacer nada.

Ron alzó una ceja y le dio un sorbo a la cerveza de mantequilla que ordenó tan pronto llegó al bar.

—¿Le harías lo mismo a Harry?

Draco, que había agarrado la carta para ver que pedirse, la volvió a depositar en la superficie al compás en que alzaba una ceja confundido.

—¿Qué tiene que ver Potter en esto?

—Insolente e impuntual. No vas bien, Malfoy.

El chico no comprendió nada, así que ignoró el comentario de Ron para pedirse un café.

—Indiferente y también debes saber que tienes puntos menos de base solo por ser Malfoy.

—Mira, Weasley, no sé a qué estás jugando, pero deja tu actitud delirante para cuando estés solo.

—¿Mione no te lo dijo? Te voy a evaluar.

Draco soltó una carcajada y recordó la manera en la que Hermione le dijo todo ese asunto de la reunión con Ron. Ahora comprendía por qué la chica había hecho tanto énfasis en que se comportara bien durante esa hora.

—Esto es absurdo…

—Se cree superior al resto y se ríe solo.

—¡Cállate de una vez!

Impertinente.

—¿Acaso te crees la casamentera de Potter o una mierda así?

—Solo quiero asegurarme de que mi mejor amigo no se mezcle con un absoluto imbécil —finiquitó Ron—. Y en caso de que así suceda, cosa que es demasiado probable, yo mismo me encargaré de hacer que recapacite sobre su decisión.

—Si, seguro; Potter no te haría ni puto caso.

—Bueno, pues si estás tan seguro, no tengo nada más que decirte.

Draco lo vio levantarse, pero pronto descubrió en la boca de Ron una sonrisa inédita. La cara del diablo en persona. Por alguna razón que no entendió, sintió que debía hacer que Ron no se fuera, a menos que no deseara tener más trabas en la relación.

Agh… mierda, ya, hablemos.

Ron se sentó y recuperó ese gesto suspicaz que lo caracterizaba cuando se encontraba con Draco. Esperó sumergido en un silencio incómodo, hasta que el pedido le fue servido. Draco se bebió de un trago el expreso, mientras Ron se notaba que llevaba tiempo maquinando la siguiente interacción.

—Voy a ir al grano, ¿eres gay?

—No.

—¿Entonces que mierda eres? Porque con mis propios ojos te vi dándote el lote con veinte mujeres, antes de que miraras a Harry de otra manera.

Draco se rascó la cabeza, y miró por la ventana. Niños de años menores que contaban con más ánimo a esas alturas del año, ya comenzaban a bajar a Hogsmeade para pasar todo el día con sus amigos; mientras los estudiantes de años superiores les tocaba pasarse esos valiosos días libres hincando codo con la cabeza metida en los libros.

Al devolverle la mirada a Ron, se fijó en que este había comenzado a doblar una servilleta de todas las maneras posibles.

—Soy lo mismo que Potter. Él estuvo con Cho y esa otra niña de tu casa antes que conmigo.

—¡Es distinto! Harry siempre fue más precavido… tú, mierda, no jodas, ¿estuviste con más chicos antes que con Harry? —le preguntó Ron, escandalizado. Draco estaba curioso del tipo de película que se estaba montando en la cabeza— Harry es demasiado… inocente como para que vengas tú y lo contamines con tus problemas de mierda. Ya ha sufrido demasiado y eres consciente de eso.

—Potter… es el único —mintió Draco, aunque tampoco iba a dar más información de la conveniente para sí mismo—. Y siempre será el único.

—¿Es decir que te volviste gay por él?

—Supongo, aunque eso también significaría que Harry se "volvió" gay por mí.

—Harry no es gay.

—Weasley, de verdad que no sirves para las analogías —bufó Draco, que ya no sabía qué decir, para que el otro no soltara alguna estupidez—. Además, aquí no importa ese tema, ¿no? Estoy seguro de que si uno de los dos hubiese sido mujer, habría un problema.

Dio en el clavo, porque Ron cerró la boca y se bebió todo lo que le quedaba de cerveza. Llamó después a Madame Rosberta y se pidió unos panqueques con helado de vainilla.

En ese minuto de silencio, Draco analizó un poco los alrededores. El cómo algunas personas del bar se percataba poco a poco de la presencia de ambos, mientras que otros iban a su rollo. Para ser un domingo, tres escobas se encontraba bastante vacío, pero al menos eso les proporcionaba el ambiente ideal para mantener una conversación trascendental como aquella.

—Es verdad… Malfoy, Harry no es como tú. No es sangre pura, por lo que no entiende el peligro al que se expone. No lo comprende como tú sí lo haces; como yo sí lo hago.

Draco guardó silencio. Ni siquiera Pansy se atrevió a tocar ese tema, quizás por pudor o más bien porque estaba segura de que Draco no sería tan tonto como para que el mundo al primer día se enterara de todo.

—Además, Harry es el niño que vivió. Es "El elegido", mientras que tu familia se codea con el enemigo. Eres el sobrino de los Lestrange, tu padre es uno de los mortifagos más buscados del país y…

Draco golpeó la mesa, haciendo que los servicios saltaran. Madame Rosberta se detuvo un par de segundos cerca de la mesa de los chicos, antes de dejar las cosas que Ron ordenó encima y darles una advertencia para que cuidaran la compostura dentro de su taberna.

—Pero no estoy del lado del Innombrable —le interrumpió Draco, en voz baja pero amenazante.

—Y no digo que lo seas, pero aparte eres un hombre lobo ¿y quién me asegura que por un error pudieras infectar a Harry? O, peor: matarlo.

Desvió la mirada.

Era un maldito. Ron Weasley era un maldito, porque era el primero que le daba a probar una cucharada de la dolorosa realidad. Odiaba admitir que tenía razón; que lo arisco que se mostraba ante esa relación, era cuerda.

Era la reacción que tendría cualquier persona que no estuviera relacionada de manera amistosa con Draco.

—Si el mundo se llega a enterar de esto último, Draco, te harán mierda en todos lados. Lo viste con Lupin ¿no? O dime, ¿acaso no te acuerdas de que fuiste el encargado principal de arrestarlo a la renuncia?

Draco apretó las manos en una servilleta, con las mejillas sonrojadas y los recuerdos de tercero acumulados en la cabeza. Era cierto.

—No sé cómo lo hiciste, Malfoy… Nunca había visto a Harry tan ilusionado por estar con alguien. No sé qué cuento le contaste, pero felicitaciones, lograste convencerlo para formar una relación demasiado problemática. —Draco volvió a ver la taza vacía con la nariz arrugada— Ponte en el peor de los casos, ¿Qué sucederá con Harry si el mundo se entera de todo? De tu licantropía y de la relación que mantienes con él. ¿Acaso crees que todo el mundo los aceptará y podrán vivir felices como si nada? No eres tan incrédulo como para pensar que eso, tan siquiera, tiene un mínimo de posibilidad de suceder.

—No lo sabrán… nunca.

—¡No puedes estar seguro de eso, Malfoy! ¡Compréndelo! —le gritó Ron—. Te harán añicos, de eso debes estar seguro, pero ¿y Harry? ¿Cómo crees que reaccionaría? ¿Tan siquiera te has puesto a pensar en eso antes de abalanzarte sobre él?

Ron dejó de comer y lo apuntó con el dedo. Las mesas cercanas se voltearon; sin embargo, solo bastó una mirada asesina de Draco, para que lo dejaran de observar.

—No me importa lo que te suceda, Malfoy —sentenció Ron inclinado en la mesa, los ojos fijos en Draco, con una dureza inaudita—. Me importa Harry y tengo miedo de que por tu culpa se le ocurra hacer alguna locura.

—¿Acaso tú crees que no me siento igual?

—¡Pues no lo demuestras! Actúas precipitadamente, te crees el dueño del mundo solo porque tu familia tiene dinero, pero eso no lo es todo —le expresó Ron—. Si lo fuera no tendríamos esta conversación.

Guardaron silencio por un largo minuto. En donde Ron decidió comerse sus panqueques, mientras Draco pensaba. Estaba pálido como un fantasma, las manos le temblaban y se mordía el labio.

¿Qué más podía hacer? Sabía todas las contras de pe aúna y le dolía tanto el tener conocimiento de esto, que prefería ignorarlas cuanto más pudiese. Solía pensar en la pequeña felicidad que Harry lo hacía sentir cuando se escabullían por el pasillo y por fin podían estar solos. Para él, eso era suficiente, aunque al resto del mundo no opinara lo mismo.

—Lo quiero…

—¿Qué?

—Harry es la primera persona a la que he querido tanto —asumió Draco. El corazón se le apretó y dejó de temblar. Ron abrió mucho los ojos al identificar un brillo en los ojos de Draco. Un destello de sinceridad—. Lo quiero tanto, que hubiese deseado que las cosas nunca se hubieran tornado de esta forma.

Eso fue la gota que derramó el vaso. Ron se levantó del asiento y le asestó un puñetazo a Draco. Sin saber cómo responder, Draco vio como la sangre le brotaba de la nariz y manchaba el mantel, al mismo tiempo en que Madame Rosberta se acercaba apresurada a la mesa.

—¡Imbécil!

Sin decir nada más, Ron tomó sus cosas y salió de la taberna. Draco se disculpó con Madame Rosberta y pagó por la comida de ambos. Rápidamente, se fue para alcanzar a Ron que llegó a trote al puente que encaminaba a Hogwarts.

—¡Espera!

—¡No quiero escucharte más! ¡Ya oí suficiente!

Draco lo agarró del brazo y lo observó, con la nariz que aun goteaba sangre. Ron, no se inmutó, respiró hondo y se separó de una empujón de Draco.

Ahora que asimilaba la situación se daba cuenta del error de la afirmación dicha con antelación. Se relamió los labios y, mientras apoyaba una servilleta que se trajo de tres escobas en la nariz, volvió a hablar.

¡NO ES CIERTO! —exclamó—. ¡Lo quiero tanto que soy capaz de tragarme toda esa mierda por él! Mataría por Harry, renunciaría a todo por Harry.

Ron lo vio. Primero indiferente, ahora un poco impresionado. Era la primera vez que Draco se desmoronaba frente a él y, por eso mismo se sentía avergonzado hasta los huesos; pero estaba seguro de una cosa, que ese puñetazo había valido por completo la pena.

—Si tan siquiera lo haces sufrir, Malfoy…

—Lo sé.

—Harry es para mí un hermano. Moriría por él y por Hermione —le aseguró—. Y en caso de tener que elegir entre él o tú, no dudaré ni un segundo en elegirlo.

—Lo sé.

—Más te vale cumplir lo que me acabas de decir. Esta es la única oportunidad que te doy, Malfoy.

Draco asintió—. Bien.

Ron le dio la espalda y se dirigió de vuelta al castillo. Draco se quedó ahí, en medio del pueblo, con la servilleta llena de sangre y el viento que golpeaba en contra, no obstante, el ensordecedor sentimiento que ahora le apretaba el corazón y lo envolvía todo de pies a cabeza, le dejó claro una cosa.

Que ese amor solo tenía dos posibilidades.

O lo destruía todo o reparaba los problemáticos cimientos en los que Draco aprendió a vivir.

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Notas:

1) Ripples: Beabadoobee.

Hola!

¡Feliz San Valentín!

Bam! GOLPE! Amo a Ron, hice que adopte esa postura de hermano sobreprotector con Harry, y me gustó mucho que a través de tremendo puñetazo hiciera recapacitar a Draco.

También, me gusto hacerlo decir unos cuantos problemas a los que los chicos se expondrían si son descubiertos por el resto del mundo mágico.

Lamento el capítulo más corto de lo habitual, pero agregar contenido me parecía algo incoherente. ¡El próximo capitulo será más largo! ¡Lo prometo!

The Machine

Pdt:¡Muchas gracias por las más de 15k (en wattpad)!