Prologo
10 de Octubre del año 833Hi no Kuni, Konoha
Alegres voces se escuchaban en las calles de la ciudad, con tiendas abiertas y personas dentro de las mismas, adquiriendo víveres y baratijas en general. Se apreciaban niños riendo y corriendo con cometas y sus equipos infantiles de ninjas, jugando a ser buenos y malos. La inocencia de todas esas personas, nunca llegó a pensar que algo malo sucedería.
Esa noche que parecía tranquila para todos, se tornó en una terrible pesadilla, cuándo un titánico zorro mejor conocido como el Kyubi, uno de los nueve Bijuus que han permanecido sellados en el mundo, fue liberado, provocando gran destrucción en aquella aldea. Pronto se escucho un fuerte rugir que helaba a cualquiera que estuviese cerca y alborotó a toda una ciudad que jamás esperó una situación así. Muchos empezaron a correr por sus vidas mientras aquellos ninjas de bajo rango y la policía militar se encargaban de poner a salvo a los civiles.
No pasó mucho tiempo para que un gran escuadrón de ninjas fuera desplegado para intentar contener a aquel Bijuu que destruía toda la ciudad. Muchos de estos ninjas, por no decir todos, sabían que se dirigían a una irremediable muerte. El Kyubi tenía más de 200 metros de altura y debía pesar cuando menos mil toneladas, el solo ondear de sus colas era capaz de provocar temblores en toda Konoha. Sus garras destruían múltiples edificios enteros con cada ataque, sus titánicas colas incluso destruían montañas. El gigantesco Kyubi intimidaba a cualquiera que intentase acercarse y en sus ojos se notaba una gran ira desatada. A pesar de ello, todos tenían en mente que había que defender su hogar y sin importar qué, arriesgarían sus vidas para salvar a su gente, después de todo, morir en batalla era parte de la vida de un ninja.
—¡Que la voluntad de fuego prevalezca! —expresó un anciano.
Este anciano fue el primer ninja importante en llegar a la escena. Él era el anterior Hokage de la aldea, Hiruzen Sarutobi, y en su intento de proteger a todos, empezó a dar órdenes a aquellos ninjas de bajo rango que estaban rodeándolo esperando instrucciones.
—Debemos contener al nueve colas hasta que Minato llegue, todos a sus posiciones, hagan crecer grandes paredes, y barreras de agua y fuego que lo mantengan al margen —gritó Hiruzen, en su intento de dirigir a todos— Los Chunin y Genin colaboren para poner a salvo a todos en los refugios, hay que minimizar los daños y salvar a todos.
Se pudo escuchar al unísono la respuesta de todas estas personas que rodeaban al veterano Shinobi, haciendo ver que entendían sus órdenes y se encargarían de hacerlas cumplir aunque eso les costase la vida.
—Entendido —fue la respuesta de estos ninjas que se llenaban de valor y gallardía para proteger a todos, a pesar del temor de tener que enfrentar a la gran bestia.
Aquellos ninjas de bajo rango, comenzaron a poner a salvo a todos los niños, mujeres y ancianos que corrían peligro con tal bestia desatada y totalmente fuera de sus cabales, asegurándose de que nada les sucediese a éstos
Aquel que hizo por tantos años de la posición de tercer Hokage fue quien dirigió a los valientes Ninjas que intentaron contener a la bestia, con cadenas e invocaciones que ordenó presentar a la fatídica escena, todos empezaron a ejercer sus posiciones de manos, dando lo mejor de sí mismos.
-[Ninpo: Kusari]
Del suelo brotaron increíbles cadenas en un intento de contener al zorro para evitar que diese más avances y así destruyese más edificios y acabase con más vidas.
-[Kuchiyose: Sun Wukong]
Una gran nube de humo se hizo presente y aquel anciano de la aldea, hizo presente a su gran compañero. Un enorme mono con atuendo de color rojo, quién con un Bo de Titanio en manos atacó al gran zorro que seguía desatado.
Más aun así nada de esto era suficiente. Comenzaron a llegar clanes enteros en la ayuda del retirado Hokage, había que parar este desastre. El conocido clan espadachín de la aldea, los Samakichi, con sus increíbles habilidades del elemento hierro, hicieron lo posible por ayudar a enjaular a ésta gran bestia.
Haciendo una línea defensiva, se escuchó al unísono como varios miembros de este reconocido clan, invocaban una gran técnica.
-[Doton: Sando no jutsu]
Del suelo ésta vez emergieron gigantescas paredes semejantes a montañas que colisionaban entre sí. Dicho esfuerzo consumía por completo el chakra de estos valerosos ninjas, pero, dichas paredes eran lo suficientemente enormes como para retener a ésta gran bestia que se encontraba siendo golpeada por el gran Mono y ralentizada por las cadenas que otros ninjas en la escena habían invocado recientemente.
Pero justo cuando la línea de ataque estaba preparada para acometer con todo lo que tenían, otro gran estruendo se escuchó y todas las técnicas fueron destruidas como papel, y con un gran giro el mono fue atacado y mandado a volar.
Cuándo creían que tenían control sobre ésta bestia, la misma demostró su gran poderío y le heló la sangre a todos éstos ninjas. El clan Samakichi fue el primero en armarse de valor y con sus espadas desenvainadas rugieron como guerreros dispuestos a morir por su causa. La gran batalla continuó pero los intentos solo quedaron en eso… El intento de detener a una gran bestia con un poder casi ilimitado que estaba arrasando con todo a su paso.
Justo cuando se veían vencidos por una gran esfera de energía lanzada hacía ellos por parte del Kyubi, la sombra del Shinobi más querido y poderoso en la aldea, aquel protector y líder principal, con una capa que en su espalda decía: "Cuarto", realizó la gran hazaña que los salvó a todos. Haciendo desaparecer aquella técnica masiva hacia las montañas tras Konoha. Mientras en la aldea se escuchaba un gran estruendo debido a la explosión ocasionada la cual asustó a todos pero qué a su vez fue un gran alivio.
Este suceso, armó de valor nuevamente a los valientes ninjas que no permitirían que ésta bestia avanzase más y fue entonces cuando escucharon las palabras de éste héroe.
—Disculpen la demora —dijo aquel hombre con el símbolo de "Cuarto" a sus espaldas.
—Creí que nunca vendrías Minato, ya me estaba preocupando—dijo Hiruzen hacia el cuarto y actual Hokage de la aldea de Konoha mientras detallaba que no se veía intacto del todo, parecía venir de una pelea anterior— Minato ¿Por qué estas herido?
—Lo siento tercero, pero no podré quedarme en este campo. Este Bijuu no está aquí por casualidad, fue liberado y está siendo controlado. Debo detener a este invasor— respondió Minato Namikaze, ahora conocido como el cuarto Hokage mientras haciendo uso de su técnica de teletransportación, desaparecía nuevamente.
Un poco más alejado del centro de la aldea
Una gran batalla se estaba dando entre los ninjas de la Aldea y la gran bestia, dejando a su paso un gran terror y una numerosa cantidad de muertes y heridos. Muchos se preguntaban: ¿Acaso este será el fin de Konoha?
Pero mientras todo esto sucedía, el cuarto Hokage ahora ejercía una gran batalla contra aquellos villanos que desataron tal maldad sobre la aldea. Un hombre enmascarado, con tal poder para controlar a la gran bestia y un Jonin de Iwagakure, conocido como Ro Kazan, el cual reconocía Minato de la guerra anterior.
El Hokage debía proteger a su esposa que estaba lastimada luego de haber dado a luz recientemente y qué además al ella haber sido la Jinchuriki del Kyubi, al liberarse el monstruo, ella sufrió un gran daño, probablemente mortal y todo por culpa de estos dos individuos.
Sin embargo, no fue una difícil misión el derrotar primero a Kazan con un simple movimiento, y es que Minato era conocido por ser la persona más rápida del mundo y quizás de la historia, además él era un genio en batalla por ende, nadie superaba su extrema velocidad ejercida mediante su gran técnica espacio-tiempo.
El enmascarado en cambio, llevaba una túnica negra y en lo único que dejaba a la vista del enemigo, era que por un orificio de su mascará, mostraba el Sharingan, habilidad ocular conocida del clan Uchiha y qué suponía grandes incógnitas para Minato. ¿Estaban siendo traicionados? ¿Alguien había hurtado el Sharingan y logrado dominar? O ¿Era algo más?
—¿Quién eres? —pregunto de lleno Minato.
—Eso no tiene relevancia actualmente, Hokage. Pero, si tanto deseas saciarte con cosas como un nombre, puedes llamarme: Saki—respondió el hombre misterioso.
—¿Saki? ¿Te haces llamar como el Dios del destino?
—No, no me hago llamar… Yo soy el destino.
Poco contento con la respuesta a su pregunta, Minato se lanzó al ataque de este terrorista.
—No sé quién eres, pero sufrirás por todo el daño que le has causado a mi hogar—decía el cuarto mientras batallaba con el enmascarado que poseía grandes habilidades y destrezas cuerpo a cuerpo.
—Ya veremos quién es el que más sufre— replicaba el villano mientras continuaba el intercambio de golpes.
Grandes golpes se escuchaban en las cercanías de dónde estaba ocurriendo ésta batalla, y los gruñidos de ambos, en un intento de resistir los golpes del otro. Luego ejercieron el uso de técnicas de Ninjutsu con lo que la batalla se hizo más destructiva alrededor de ellos.
-[Katon: Gokakkyu no Jutsu]
Exclamaba el enmascarado mientras una gran ráfaga de fuego se hacía presente.
-[Rasengan]
Exclamaba el héroe de la aldea, mientras esquivaba la técnica del enmascarado y se dirigía hacia él para atacarle.
Sin embargo, cuando Minato pensaba que ya había acabado con él, su técnica simplemente atravesó el cuerpo de Saki, como si fuera un espejismo. Y es que para su mala suerte se dio cuenta que este enmascarado poseía habilidades que lo hacían intangible por lo que una pelea dónde un oponente siempre pudiese esquivar fácilmente los movimientos, se haría difícil mientras más tiempo pasase.
Pero no por ello sería imposible. Minato no era llamado "el destello dorado", o "el ninja que aparece una vez por época", ni era el "cuarto Hokage" por nada. Él tenía genialidades fuera de la imaginación de cualquier Shinobi y este rival merecía que se las demostraran.
—Hokage, deberías simplemente rendirte. No eres capaz ni de proteger a tu ciudad, ¿Cómo pretendes proteger a toda Hi no Kuni? ¿Cómo ayudaras al mundo en esta nueva guerra que todos ignoran, pero que tarde o temprano llegara? —preguntaba Saki con voz lúgubre.
—Aunque creas que eres invencible debo decepcionarte, ya que jamás me rendiría ante alguien que ha causado gran dolor a mi gente y a mi familia directa—decía Minato con rabia pura viendo rápida y casi imperceptiblemente a su malherida esposa, antes de lanzarse a toda velocidad con un kunai en mano hacía su rival.
El enmascarado no hizo de menos este desafío. Ya sabía que había ganado. El Hokage estaba en estado de furia y de seguro ya no estaba pensando con claridad. Así que con cadenas atadas a sus manos se lanzó al ataque contra Minato para darle fin a la pelea.
El tiempo pareció ralentizarse con la rapidez que se movieron estos combatientes, era inhumana la velocidad que alcanzaban. Minato a solo tres metros de estar cara a cara lanzo velozmente su kunai a la cabeza del enmascarado, lo que se mostró como un buen movimiento debió admitir Saki, pero eso no bastaría, así que activando nuevamente su intangibilidad, logro esquivar, para luego atacar.
—He ganado—dijo Saki.
¡Fiuz!
Y en un destello de velocidad imperceptible Minato había desaparecido.
-[Rasengan]
El cuarto Hokage estrello una de sus mejores técnicas en la espalda de su rival destruyendo todo el campo alrededor y creando un gran cráter.
—Pero ¿cómo? — Pregunto con dolor en su voz el terrorista a su rival, el cual le había derrotado para su gran sorpresa.
—Con esto— respondió simplemente Minato mostrándole su kunai en mano. Kunai el cual había lanzado hace solo un instante para luego mostrarle, un sello en la palma de su mano. Entonces Saki lo comprendió todo.
El enmascarado sabía a la perfección cómo funcionaba la técnica espacio-tiempo del Hokage, ya que se había hecho famoso con ella. Esta técnica había sido creada y desarrollada por el segundo Hokage ya hace varias décadas. Debía ser un lugar meticulosamente marcado y preparado para su teletransportación inmediata. (1)
Sin embargo, lo que nunca se le había ocurrido, es que Minato había logrado evolucionar por mucho dicho Jutsu. Minato era capaz de teletransportarse a todo aquello que tocara con su mano, siendo así el punto de aparición, el kunai que había lanzado a su rostro, sabiendo que él fácilmente lo esquivaría. Todo había sido planeado y pensado rápidamente en el fragor de la batalla. Sin duda alguna, lo había subestimado.
—Suerte… Protegiendo a… Tu hijo— fue lo último que pudo decir el villano malherido mientras se desvanecía en el aire de manera muy extraña.
Pero antes de que el héroe fuese capaz de ir tras este, se percató de que su hijo recién nacido estaba a punto de ser atacado por el gran zorro que ya había sido controlado por múltiples cadenas e intentaba zafarse dando zarpazos a todas partes. Tanto Minato como su esposa Kushina saltaron al socorro de su hijo, en busca de protegerlo del ataque del Kyubi. Ellos fueron atravesados por esta bestia y al borde de su muerte dijeron sus últimas palabras.
—Hijo, crece siendo… Un buen hombre… Come, báñate y sé alguien… —Hablaba la madre del recién nacido, apenas manteniéndose en pié, haciendo notable cómo se desvanecía la vida en su cuerpo— Enamórate de una buena mujer… No dejes que nadie te diga que no puedes hacer nada— dijo la pelirroja en sus últimos alientos con una sonrisa y lágrimas alrededor de sus ojos pensando en lo qué sería de su pobre niño.
—Hijo, mis sentimientos y deseos hacia ti son los mismos que los de tu madre, hazle caso, no querrás verla enojada —riendo apenado hablaba Minato—Kushina, sellaré al Kyubi… Comparte algo de tu chakra para que podamos juntos contenerlo— completó su oración Minato quién no pudo evitar sentirse mal por no poder detener toda ésta situación justo a tiempo.
Fue entonces cuando sobre Minato se posó un fantasma de aspecto infernal. Esta figura era la Parca, quién era conocida por sellar almas a cambio de la vida de quién lo invoque.
—Por favor… No nos olvides. Hiruzen, cuida de él— dijo Kushina en su última bocanada de aire mientras moría.
—Yo me encargo— respondió asintiendo el anciano que se encontraba triste debido a lo sucedido.
En la aldea se pudo sentir la calma debido a que ya todo había terminado, pero… ¿A qué costo? Perdiendo a su líder, perdiendo clanes enteros y dejando miles de heridos y muertos… Y sin el responsable de todo esto detenido.
A pesar de contener al Kyubi y repeler al enemigo, si le preguntasen a cada uno de estos ninjas cual fue el resultado de esta batalla, la respuesta sería unánime. Una derrota.
Sala del Consejo de Konoha
Todo parecía estar en caos dentro de la torre Hokage, la aldea acababa de sufrir una grave tragedia. El cuarto Hokage había sacrificado su vida defendiendo Konoha, su esposa había muerto y junto a ellos, miles de personas inocentes y cientos de ninjas valerosos.
La sala estaba en conmoción y todos discutían sobre lo que sucedería ahora, todos dando su punto de vista y discutiendo.
—¡Silencio! —gritó Hiruzen Sarutobi, al tomar asiento dentro de la sala del consejo. Todos parecían estar a punto de un colapso nervioso y atacarse entre sí, no solo necesitaban un nuevo líder, debían contener la fuga de información acerca de lo ocurrido.
El grito de Hiruzen fue para mantener a todos a raya mientras pensaba en una solución para todo lo que estaba sucediendo, algo que nadie dentro de la aldea esperaba. Ahora más que nunca requerían un líder que guiase la reconstrucción y mantuviese protegida a la aldea. Una demora en esta toma de decisiones y los rumores corriendo como pólvora, podrían ocasionar que las naciones enemigas tomaran esta oportunidad para una invasión. Sin embargo, antes de poder exclamar sus inquietudes y sus propuestas, el anciano fue interrumpido por una nueva presencia en la sala.
—Hokage-sama —entró a la sala el capitán ANBU, el cual usaba una máscara que se asemejaba al rostro de un perro. Iba acompañado por su pelotón y lo que a simple vista parecía un prisionero— Hemos traído a uno de los intrusos. El individuo denominado como Saki ha desaparecido luego de enfrentarse al Cuarto Hokage y no se ha podido encontrar— dijo el hombre con máscara de perro.
Pensaba Hiruzen.
—Que dé un paso al frente— dijo en anciano en un estado de emoción muy serio haciendo notable la ira y el pesar que albergaba su mente y que a pesar de todo eso, se siguiera discutiendo.
El prisionero se adelantó tembloroso, sudaba copiosamente, debía haber dado una batalla muy reñida ya que tenía heridas visibles y cansancio severo, pero a pesar de todo, se le veía con una sonrisa burlona en el rostro.
—¿Requería mi presencia, Hokage-sama? — Escupió las palabras con altanería y sarcasmo al pronunciar el título del máximo mandatario de la aldea.
—Yo que usted tendría cuidado al hablar Iwa-Shinobi —Respondió fríamente el anciano— ya que se le ha capturado conspirando y atacando la paz de nuestra comunidad, por lo cual me gustaría su cooperación en este interrogatorio. Tenga en cuenta que de igual manera obtendremos dicha información, ya que, he de suponer, que ha escuchado de las técnicas secretas del clan Yamanaka, el cual su líder aquí presente —Señala a Inoichi Yamanaka, capitán de I — podría adquirir dicha información para nosotros— Acabó con un tono de burla y dominante para el prisionero que se jactaba hasta hace un momento
¿Es un reto anciano? Pues ven con lo mejor que tengas…Se decía a sí mismo el ninja terrorista en su mente mientras procesaba las palabras del anciano.
—Tch… Entonces, ¿por qué debería colaborar si mi destino es igual a la tortura y sentencia a muerte? —Respondió el prisionero—Además, ¿Confías plenamente en sus técnicas como para romper mis sellos mentales? — dijo el hombre retando nuevamente al líder interino de la aldea, que no parecía inmutarse ante las amenazas de las técnicas
—No tengo la menor duda en sus capacidades, sin embargo, respondiendo a tu pregunta, podríamos hacer un trato, ya que esto nos ahorraría demasiado tiempo— dijo el viejo colocando las cartas sobre la mesa, esperando que el prisionero aceptase la rendición, pero antes de que éste pudiera responder alguien más habló.
—Dime que de verdad no estás considerando un trato con la persona que causó tal desastre, Hiruzen —Interrumpió Danzo Shimura, mano derecha y mejor amigo del ex Hokage— Un trato ante esta gente solo nos hará ver débiles y no solo frente a ellos, sino, frente a nuestro propio pueblo. No nos queda otra opción que responder a nuestros enemigos de Iwagakure con la guerra— Exclamó este anciano que era miembro del consejo, el cual llevaba unas vendas cubriendo la mitad de su rostro y un kimono. Danzo emitía un aura lleno de sabiduría pero a su vez, inspiraba algo de desconfianza en todos.
¿En qué demonios está pensando? Hiruzen analizaba la información y rebuscaba las palabras para responder de la mejor manera posible pero la ira por las palabras dichas por Danzo, hicieron que éste se exaltara aún más que antes.
—¿Guerra? ¿Esa es tu solución a todos los problemas? ¿Crees que estamos en condiciones para enfrentarnos a otra nación en un conflicto abierto? —Cada palabra sonaba más dura y fuerte en boca de Hiruzen y la intención asesina era tan grande que parecía que estuvieran el mismísimo campo de batalla— Por esa manera de pensar, nunca tendrás el cargo de Hokage, si es que pensabas que ahora era tu oportunidad dada la muerte de Minato. Yo volveré a tomar el puesto de Hokage, hasta que exista alguien apropiado una vez más. Claro, si quieres puedes ir a denegar mi mandato ante el Daimyo, pero dudo que logres algo.
¿Cómo se atreve a menospreciarme frente a todos? Danzo veía con molestia a Hiruzen quién decía las cosas en un tono completamente furioso.
—¿Crees que no soy digno solo porque no soy tan indulgente como tú? ¿Estás despreciando todos los esfuerzos que he hecho por el bien de esta ciudad? Ya te lo he dicho… Iwagakure debe pagar por esta acción.
Era de esperarse de Danzo, sólo él iría a la guerra después de tal situación dónde perdimos a tantas personas y dónde la aldea está sumida en el dolor de la pérdida y el arrebatoEra el pensamiento triste de Hiruzen a ver la poca claridad de pensamiento de su viejo amigo y actual miembro del consejo.
—Estoy arrepintiéndome de hacer la vista gorda en todas tus actuaciones, incluso esta... —la cara de sorpresa de Danzo fue visible por unos instantes y luego volvió a su pose estoica común, pero fue suficiente para confirmar las sospechas de Hiruzen— Así es, tu interés en la muerte de este prisionero no puede ser otro que la intromisión de tu organización Root. Sospecho que de una u otra manera, estás envuelto con todo esto, Danzo— Dijo el ex Hokage cada vez más molesto.
—Esas son serias acusaciones, mi amigo. Espero puedas respaldarlas con la palabra de un terrorista— respondió Danzo sin nada que temer y en completa tranquilidad.
Dentro de la habitación se notaba la cara incrédula de los líderes de los clanes, mientras se miraban entre sí, pensando en lo que deberían decir, sí es que alguien debía de decir algo. Sin embargo, nadie se entrometía en la conversación, para no resultar obteniendo la peor parte de éstos dos miembros respetados de la aldea, lo que mantuvo a todos en silencio escuchando su discusión.
—Capitán, por favor llévese al cautivo a las instalaciones de I junto a Inoichi Yamanaka, me gustaría hablar otros temas importantes, —Dirigió su mirada al Capitán de Interrogación- estaré con ustedes luego de esta reunión Inoichi-San—dijo Hiruzen con una expresión seria en su cara mientras apartaba la mirada de Danzo quién ya había colmado su paciencia y por lo cual no cambiaría su decisión.
—Con su permiso, Hokage-sama—Inoichi se inclinó y salió de la sala para empezar su trabajo.
La sala quedó en silencio y a la expectativa de lo que se podría comunicar a continuación. Además de la ida de Inoichi, quedaba otra silla vacía. Estaban presentes, el representante de la comunidad civil, el líder mercader, el comandante Jonin, los líderes de los clanes más importantes de Konoha: Hyuuga, Uchiha, Akimichi, Nara -el cual también es el comandante Jonin-, Sarutobi, Aburame, Inuzuka, Senju y Shimura.
Cuándo ya por fin la tensión en el aire parecía haberse calmado, alguien por fin fue capaz de hablar, sin embargo, el pesar en su voz fue demasiado notable para darse cuenta que estaba completamente triste.
—Entonces es cierto… Lei ha muerto... — Exclamó Tsume Inuzuka mirando al asiento vacío en voz baja, mientras en ella se notaba una increíble pesadez y tristeza.
Se decía a sí mismo un hombre con cola y aretes mirando seriamente a Tsume quién parecía tener una expresión de derrota.
—No solo él, Tsume-san. Todo el clan Samakichi fue víctima del caos creado por el Kyubi— Respondió con el mismo tono triste Shikaku Nara, gran estratega conocido en la aldea, quién estaba apenado por dar éstas noticias.
Fue entonces cuando alguien se acercó a la discusión y expresó lo que todos deseaban oír, buenas noticias… Sí es que pueden llamarse buenas.
—Eso no es del todo cierto, Shikaku— Interrumpió Tsunade Senju, discípula del tercer Hokage y una gran y respetada Ninja en todo el mundo.
—¿Eso qué significa, Lady Tsunade? — Preguntó Shikaku con una mirada de incertidumbre sobre lo próximo que ésta mujer podría decir.
Se decía a si misma mientras sonreía la hermosa mujer de cabellera rubia y enormes pechos con una belleza inconfundible y algo muy característico como su símbolo sobre la frente que demostraba el excepcional nivel de manejo de chakra que ésta poseía.
—Significa, que sus hijos gemelos, sobrevivieron. Están al cuidado de mis enfermeras. Hoy la esposa de Lei, Hana, dio a luz a dos gemelos, ella no sobrevivió al parto... Los niños sin embargo están sanos y salvos. Sus nombres son Rida y Saiko.
La sala quedó atónita por unos instantes, dicha sorpresa no se esperaba, pero, esos instantes duraron muy poco
—Hiruzen, me gustaría pedir a ambos niños para que estén bajo mi tutela, conmigo a cargo de su entrenamiento podría convertirlos en excelentes Shinobis leales a Konoha, explotando al máximo sus Kekkei Genkais— Dijo su petición de inmediato Danzo Shimura, con intenciones tras todo lo dicho, para su propio beneficio en principio.
—No puedes creer que de verdad permitiré eso, Danzo -Respondió Hiruzen en un tono serio que mantuvo a raya a todos los demás—No solo no permitiré eso... Sino que independientemente de la información obtenida de nuestro prisionero, tu organización Root, quedará disuelta—terminó sus palabras diciendo la máxima figura de autoridad actualmente en la aldea, lo que dejó sorprendido a todos en el lugar.
maldecía Danzo en su mente de forma iracunda mientras su expresión se tornaba de la misma manera y de su cuerpo desprendía un aura violenta.
—No puedes hablar en serio, Hiruzen. Root se encarga de todo lo que tú no tienes la fuerza para solventar en nuestra aldea. Son soldados de verdad, la raíz y fortaleza de Konoha, los ninjas que de verdad necesitamos... En este momento deberíamos estar debatiendo nuestro movimiento de ataque hacia Iwagakure en lugar de estar hablando de huérfanos—Se levantó discutiendo Danzo con un tono altanero pero comprensible mientras veía su preciada organización desmoronarse frente a sus ojos.
—¿Estás diciendo que no acatarás una orden directa? Eso es considerado alta traición, Danzo— Dijo Hiruzen mientras fulminaba con la mirada al anciano que alguna vez fue su mejor amigo.
Resignado, Danzo caminó hacia la puerta para salir de la sala, ya que su opinión no estaría tomada en cuenta después de esto
fueron las palabras que Danzo quería decir, pero qué por obvias razones no podía decir…
—Espero no te arrepientas de esta decisión, Hokage-sama—fueron las últimas palabras de Danzo Shimura antes de abandonar la habitación con una aparente calma.
—¿Está seguro de esta decisión, Hokage-Sama? —Pregunto un hombre cuyos ojos parecían ser totalmente blancos, y con una cabellera larga de color negro opaco. Este era Hiashi Hyuuga, líder del Clan Hyuuga.
Hiruzen miro al hombre con cierta sorpresa. No creía que además de Danzo alguien considerará la guerra como la solución.
—No malentienda estas palabras Hokage-Sama -se inmiscuyo en la conversación Fugaku Uchiha, líder del clan más famoso de toda la aldea- pero para mí y todo mi clan, seguro sería reconfortante poder obtener venganza de estos sucesos. Pienso que no demostrar una respuesta a este ataque nos haría ver débiles.
—Ni hablar –dijo con tono autoritario el Hokage- ¿Acaso solo piensan en batallas, gloria, poder y venganza hoy en día? Esta ciudad ha sufrido grandes pérdidas hoy, debemos reponernos. Ir ciegamente a una lucha contra otra nación sería nuestro fin. Además, debemos conocer primero los motivos que podría tener un Shinobi de Iwagakure para aliarse a este misterioso 'Saki'. Por lo que sabemos, podía haber sido utilizado o Iwagakure no podría tener ni idea de esto— concluyo exponiendo sus dudas Hiruzen hacía los líderes de los clanes.
Los líderes del clan Hyuuga y el clan Uchiha no tuvieron más que aceptar estas palabras, que aunque no fueran ciertas aún, eran una probabilidad, así que no hicieron hincapié en el tema.
—¿Sabemos algo sobre ese tal Saki? — pregunto Choza Akimichi.
—Tengo entendido que es una deidad venerada por un culto religioso llamado 'Kehanet' —aclaro Shikaku—no tengo más información que esa. De igual forma, dudo realmente que algo como un Dios exista y dicte el destino sin más preámbulos.
—Estoy de acuerdo con Shikaku –hablo Hiruzen- estamos frente a un impostor simplemente. Quizás un fanático de esa secta. De igual manera, cualquier información que se pueda obtener sería valiosa. Hay que suponer que Saki volverá.
Todos los presentes asintieron en silencio. Habían grandes dudas e incógnitas alrededor de esta figura, pero realmente, ninguno podía dar por concedido que Saki en realidad fuese una deidad. Así que no se hablo más del tema, de igual forma, no conseguirían nada aún con lo poco que sabían.
—Sarutobi-Sensei, ¿Qué sucederá con el nuevo Jinchuriki? — Habló Tsunade Senju intentando cambiar el ambiente tenso en la sala.
—Hay que matar a ese niño. No pueden pretender que nuestros hijos crezcan al lado de tal criatura, nos pone en riesgo a todos de volver a pasar por ésta situación tan desdichada que acabamos de vivir— interrumpió el representante civil con miedo y odio en sus palabras.
—Heimdall entiendo tu preocupación, pero espero no volver a escuchar sugerencias como esas. El chico estará bajo protección por ley clasificación S, no se podrá decir nada acerca de su situación y cualquier infracción a esta ley, será castigada con pena de muerte como corresponde a su confidencialidad— Habló Sarutobi mientras la intención asesina del Hokage se disparó a tal altura que Heimdall no podía siquiera respirar.
El representante civil tomó su asiento, temblorosamente, quería debatir, pero sabía que estaba en una posición delicada y su palabra no tendría peso en esta discusión. Luego de este pequeño encuentro de palabras, la reunión se dio por culminada, tomando como última palabra que los herederos Samakichi vivirían en uno de los orfanatos de Konoha, al igual que el Jinchuriki del Kyubi.
Mientras todos se retiraban, Lady Tsunade se quedó para hacer una última pregunta, algo sin relevancia pero qué para ella era importante. Quería saber sobre quién recayó tal carga.
—Sensei, ¿Puedo saber cuál es el nombre del niño Jinchuriki? — Dijo Tsunade dirigiéndose al Tercer Hokage y antiguo Sensei.
Notas del Autor:
(1): Esto es algo propio de mi historia, ya que lo que vimos en la serie, nos dicen que el cuarto Hokage evoluciono la técnica del segundo Hokage. Sin embargo nunca nos explican de que manera. Así que solo hice enfoque a los combates de flashback que se vieron del segundo Hokage en la guerra de clanes donde solo vemos que usa este jutsu de teletransporte a través de su espada, me tome la libertad de transformar este hecho, así que en esta historia él solo podía hacer este jutsu en sitios u objetos previamente elaborados con su sello, mientras que Minato al igual que en la serie, usa esta habilidad a través de todo lo que toque y deje marcado con el sello que lleva en su palma. Esto con el fin de dar una marcada y notoria evolución al jutsu desarrollado por el segundo Hokage.
Capítulo escrito por: Chacín Barajas y Diego A. Perdomo
