Hola mis amores a qui les dejo otro capi.

Y ahora a responder reviews.

Cbt1996: hola linda, ¿Cómo crees que iba a lastimar a Kikyo? jajaj Solo en pensar eso me da miedo, imagínate una Kikis tirada en el piso ensangrentada, ahí si que Inuyasha es perro muerto. Pero más miedo me da sango con Naraku ya que a ellos les gusta arreglar las cosas a los puños jajajja pero por suerte no fue así por ahora jiji saludos linda

Kayla Lynnet: hola linda. Ay no, de tantos sartenazos me lo vas a dejar más tarado de lo que es jajaja. Ojo, por suerte estas en contra de la venganza jajajaj ¿que seria si te gustara? No lo quiero ni imaginar jajaja. Pero x kami dale el beneficio de la duda al pobre jajaja.

Ahora hay que ver que pasa con esa venganza de nuestra Kag ¿la llevará acabo o tal vez toda salga mal? mmm no se jaja. Tengámosle fe a Naraku que el pueda sanar ese corazoncito de nuestra Kikis. Saludos linda.

Karri taisho: hola linda. No te mentiré cuando escribí el capítulo 5 me dolió mucho como quedó Kikyo, pero es parte de la historia. Por estas reacciones que tienen los personajes se verán afectadas más adelante, porque nadie se salva de la decepción, de la tristeza y de la pasión. Up creo que hable de más jijiji.

Inuyasha va recibir una cucharada de su propio chocolate pero ¿a que precio? ¿Cómo quedará después? eso lo sabremos más adelante jiji. Saludos linda

Guest: hola linda. Muchas gracias leer, me alegra que te guste el fics. Saludos linda


Capítulo 6

Perspectiva de Kagome

Habían pasado unos días desde que había visto a Kikyo en ese estado. Me quedé con ella en su departamento. Le mentimos a mamá, diciendo que la jefa que tiene la mantiene muy ocupada.

Mientras estuve con ella, Kikyo me contó todo de principio a fin, incluso del regalo que le llevó al bastardo. Una de mis rosas favoritas. Más coraje me dio con el maldito, pero eso ya no importaba, tenía cientos de rosas en el templo. En esos días también pude pensar bien en mi venganza contra ese idiota.

- Kag.

Por un segundo salí de mis pensamientos para mirarla. Estaba en la puerta de la cocina, aún llevaba su pijama.

- Buenos días, Kikis.

- Buenos días, Kag. ¿Qué haces?

- ¿Cómo que hago? El desayuno.

- No tenías que levantarte tan temprano.

- Claro que sí. Hoy vas a ir al trabajo.

- Kag, yo no...

- No, Kikyo. - la paré en seco. - Tú no te vas a echar a morir por un maldito hombre. ¡Carajo, eres Kikyo Tama, la que camina y deja un río de baba de los hombres atrás tuyo!

- Tú también dejas un río de baba, Kag.

- Lo sé, por eso somos las mikos sexys del templo.

Vi reír a Kikyo y yo sonreí. Aún recordaba cuando nos pusimos ese apodo. Teníamos 14 años. Como yo vivía en el templo, Kikyo siempre pasaba tiempo ahí. Nos vestíamos con ropa de sacerdotisa para las fechas especiales y nos llamábamos mikos. Hasta que yo le dije a Kikyo que, de ahí en adelante, éramos las mikos sexys.

- ¿En qué piensas, Kag?

¿Hee? otra vez fui presa de mis pensamientos.

- ¿En qué piensas?

- En cuando nos convertimos en las mikos sexys.

- Esa fue tu idea, Kag.

- Sí, aún lo recuerdo. Ven, vamos a la mesa, el desayuno está listo. - mientras, servía los huevos fritos, las tostadas, el café y la leche.

- Kag, sobre el trabajo...

- Kikyo.

- Kag, tienes razón. Iré.

- Sí.

- Sí, tienes razón. No puedo echarme a morir por él.

- Ni por él ni por nadie, Kikyo. Prométemelo.

- Te lo prometo.

- Bien.

- Kag, ¿Qué harás con él?

- Le haré lo mismo que él te hizo.

- Kag, tú...

- Tranquila. Voy a hacer que el maldito coma de mi mano y cuando eso pase, lo invitaré a un lugar público y me iré con otro, dejándolo solo frente a todos. Voy a repetir cada palabra que él te dijo. Lo voy a humillar para que nunca se olvide de nosotras.

- Kag, ¿estás segura?

- Sí, muy segura.

- Kag, sé que tendría que odiar a Inuyasha, pero aún lo quiero y eso me duele más aún, pero...

- Pero, Kikyo...

Tomó mis manos, mirándome a la cara.

- Kag, prométeme que no caerás en sus redes, que tú no te acostarás con él. Por favor, Kag, eso no lo soportaría, mucho menos si te enamoras de él.

- Kikyo. - apreté sus manos con cariño. - No te preocupes. Jamás me acostaría con ese bastardo. Ni más faltaba, tú y yo separadas por un hombre, ¡eso jamás!

- Sí, tienes razón, Kag, eso jamás.

Le di un abrazo a mi mejor amiga para después terminar de desayunar y llevarla a su trabajo.

Al llegar nos despedimos con la intención de vernos más tarde.

- Cuídate mucho, Kikis.

- Tu igual, Kag. Nos vemos.

- Nos vemos.

La vi bajarse y entrar en su trabajo. Tomé mi teléfono y marqué su número. Luego de unos tres toques, por fin obtuve respuesta.

- Hola, Kag, ¿Cómo estas?.

- Hola, Sango, bien ¿y tú ya llegaste a Tokio?

- Si, hoy en la mañana.

- Perfecto, necesito tu ayuda.

- Claro, dime, para eso están las amigas.

Perspectiva de Inuyasha

- Sí, señor Kensa, mañana es la reunión a primera hora. Sí, nos vemos. Adiós. - colgué el teléfono para recostarme en mi silla.

Toc, toc, toc.

- Pase.

- Hola, amigo. ¿Cómo va tu día?

- Agotador, Miroku. ¿Y el tuyo?

- Mm, no me quejo. - me dijo mientras se sentaba.

- Mañana tenemos una reunión temprano con el señor Kensa.

- Sí, anoche hablé con él. Ahí estaré. - me respondió.

- Perfecto.

- Oye, Inuyasha, ¿y si hoy vamos a beber algo al bar?

- Sí, ¿por qué no?

- Oye...

- Mm, dime.

- ¿Has sabido algo de esa señorita?

Levanté una ceja para mirarlo.

- ¿Cuál señorita?

- La mujer con la que estuviste saliendo casi dos meses.

- Ah, Kikyo.

- Sí, ella. El guardia me contó que se fue muy mal de aquí. ¿Qué le hiciste?

Me encogí de hombros.

- Nada. Ella pensó que éramos novios o algo así.

- ¿Y tú no se lo explicaste?

- No, ¿por qué tenía que hacerlo?

- ¿Para aclarar las cosas, tal vez?

- Mira, Miroku, ella se acostó conmigo porque quiso. Yo jamás le juré amor eterno ni nada. Además, todas las mujeres son iguales, te ponen carita de "yo no rompo un plato" y lo que son en verdad son unas lobas.

- Inuyasha, estás echando a todas las mujeres en el mismo saco por la culpa de una.

- Cállate.

- No, no me callo. Esa mujer del pasado te humilló en público y rompió tu ego de hombre, pero, por Dios, ya son seis años de eso, Inuyasha. No puedes seguir vengándote de todas las mujeres que ponen sus ojos en ti.

- Miroku, esta charla ya me tiene harto. Mejor sigamos trabajando para salir de aquí lo más rápido posible.

- ¡Chaa, contigo no se puede hablar! - se levantó para salir de mi oficina, pero se dio la vuelta para mirarme y apuntarme con el dedo acusador.

- Sabes, Inuyasha, cuando llegue la mujer que te haga ver la realidad y te enamores de ella, tendrás que empezar a buscar la peluca de payaso, ¿de acuerdo?

- ¡Ya lárgate de una vez! - le lancé un libro mientras él lo esquiva y cierra la puerta.

Suelto una maldición para hablarme a mí mismo.

- ¿Yo, Inuyasha Taisho, enamorado de una mujer? Sí, claro, eso es igual que me dijeran que en el pasado yo nací con orejas de perro. - solté una risa burlona para responderle a la nada. - O sea, nunca. Ay, Miroku, sigue soñando.

Perspectiva de Kagome

Me estaba arreglando en mi espejo cuando le eché un vistazo al reloj de la pared. Eran las nueve de la noche. Volví mi vista al espejo para terminar de arreglarme cuando escuché que Sango me hablaba.

- Bien, ya está todo listo, Kag. Kikyo se quedó en su departamento, ¿verdad?

- Así es, Sango. Cuando lleguemos al bar, voy a mandar a las chicas al departamento de Kikyo para que la acompañen.

- Sí, es lo mejor. ¡Uff, qué coraje!

- ¿Qué pasa, Sango? - me voltee para verla.

- ¿Cómo fue capaz ese maldito de jugar con ella de esa manera? ¿Acaso está ciego? ¿No ve la mujer que es Kikyo?

- Lo mismo pensé yo, Sango. Pero descuida, que yo le daré una cucharada de su propio chocolate.

Me regresé al espejo para mirarme por última vez. Llevaba un vestido rojo muy ajustado que llegaba hasta mis muslos, con un escote que deja ver una buena porción de mis senos. No era vulgar, pero sí muy sexy, con tiras finas en los hombros. Llevaba el cabello suelto y un maquillaje no muy cargado, ya que no necesitaba de tanto maquillaje.

Regrese mi vista a Sango y le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa.

- ¿Lista? ¿Nos vamos?

- Nos vamos. - me respondió.

*30 minutos después*

- Listo, llegamos. - me dice Koshó.

- ¿Este es el bar? - preguntó Sango.

- Sí, es este.

- Parece bar de ricos - respondió mi amiga.

- Lo mismo lo dijo Kikyo. - se pronunció Kosho.

- Bien, chicas, entremos y roguemos que él esté ahí.

Cuando entramos, Koshó y Asuka revisaron el lugar.

- Mira, es él. - me dice Koshó. Puse mi vista en un hombre que está de espaldas a nosotras.

- ¿El que tiene el pelo platinado? - pregunté.

- Sí, es ese, Kag.

- Bien. - puse mis ojos en Koshó y Asuka. - chicas, ahora ustedes vayan con Kikyo. De ahora en adelante, Sango y yo nos encargamos del idiota.

- Kag, ¿estás segura?

- Sí, vayan con Kikyo.

- De acuerdo.

Observé a las chicas que se iban, pero Asuka se detuvo para mirarme.

- Kag.

- Dime.

- Por favor, no caigas en sus redes.

Sonreí.

- Asuka, en la preparatoria y la universidad, la mitad de los chicos andaban babeando por mí y la otra mitad por Kikyo. ¿Crees que un idiota como este me hará perder la cabeza?

- No, claro que no, Kag. - me sonrió, yéndose.

Cuando ya no las vi, miré a Sango.

- Bien, Sango, es hora de actuar.

- Bien, vamos.

Continuará...


Crédito de la ortografía a la bella autora, Cbt1996, ¡gracias linda!