Capítulo I:


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3 DE ABRIL

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I

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El día que Naruto Uzumaki se enamoró de Sakura Haruno.

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La primera vez que Naruto Uzumaki vio a Sakura Haruno fue un tres de abril en el jardín de infantes y no lo podía llamar amor porque apenas tenían cinco años de edad pero para Naruto Uzumaki, Sakura Haruno era la niña más hermosa que había visto en su corta vida.

―Me llamo Sakura― Y tenia la voz más dulce que él había oído, bueno después de la de su mamá ―Haruno―

―Uzumaki―

Shikamaru y Chouji lo miraron confundidos desde el otro extremo de aquella mesita infantil color roja. Naruto sonrió dejando a la vista aquellos dos dientes que se le habían caído hacia tres días. Algún día ella ya no sería Haruno, sería Uzumaki. Para su desgracia la primera vez que hablaron no salió muy bien.

―Hola, Sakura― La llamo evitando que avanzara a la entrada del salón, ella acomodo sus cortos cabellos y clavo esos ojitos claros en él, a Naruto casi se le detiene el corazón cuando ella le sonrió ―Mi nombre es Naruto―

―Hola, Naruto― Su nombre se oía tan bien cuando ella lo decía, Sakura alzó una ceja ante el silencio de aquel niño que ya comenzaba a incomodarla ―¿Me dejas pasar? ― Preguntó a la vista que ese mocoso no se movería de la entrada del salón escolar.

Naruto quedo aún más rojo de vergüenza.

―Si, si. Lo siento― Se disculpo algo avergonzado moviéndose de la puerta que daba entrada al salón de clases.

El timbre escolar había sonado hacía unos dos o tres minutos anunciando el final del receso y el nuevo comienzo de clases.

―¡Cuidado!―

Pero Sakura no alcanzo a moverse, quedo paralizada cuando vio aquella pelota de fútbol color blanca y negra venir volando en su dirección, alcanzó a alzar los brazos para cubrir su rostro pero fue Naruto quien la empujó levemente a un costado para salvarla, quiso detener el balón con sus manos pero venía con tanta fuerza qué acabo golpeando su estómago, Naruto se arrolló de dolor.

―Ay, Naruto― Chillo la pelirrosa preocupada y varias de sus amigas corrieron a ellos parta saber que estaban bien ―¿Estás bien? ―

Un sentimiento muy cálido se instalo en su pecho cuando ella apoyo su mano en su espalda y lo ayudo a erguirse. Se estaba preocupando por él y Naruto no podía estar más feliz por ello. Sakura le sonrió con ternura.

―Me salvaste―

Y entonces ocurrió el desastre, el estomago se le revolvió, sintió el ácido gástrico subir por su garganta y acabo vomitando a la pobre niña frente a él, Sakura lo miro asqueada y escucho las risita burlonas a su alrededor.

―Que asco― Chillo al borde del llanto y Naruto retrocedió avergonzado con el rostro entre rojo y verde.

Kurenai se aproximó de prisa al ver el barullo de aquellos niños, camino esquivando aquellas pequeñas cabecitas curiosas hasta llegar a al entrada del salón de clases donde se encontraban aquellos dos pequeños todos sucios de restos de comida, plastilina y bilis.

―¿Qué paso?― Preguntó preocupada.

―Naruto me vomito― Chillo Sakura enojada haciendo arcadas y escucho las carcajadas burlonas de sus compañeros de clase.

Kurenai suspiro cansada tomándolos de las manos y los encaminó al baño, el resto de los niños ingresaron al salón de clases. Kurenai les quito las túnicas escolares llenas de vomito y paso una toalla húmeda por ambos para limpiar los restos de comida y bilis. Le cambio la remera a Naruto y sentó a Sakura en el lavamanos para poder limpiar sus cortos cabellos color rosa todos sucios y enmarañados. Sakura comenzó a llorar al verse al espejo. Aquel hermoso peinado que le había hecho su mamá esa mañana había sido destruido por ese niño insoportable.

―No llores, linda― Dijo con ternura el adulto presente y se dio cuenta que la pelirrosa no traía otro cambio de ropa ―Te vas a tener que poner la sudadera de Naruto―

El rubiecito la miro embelesado cuando Kurenai la bajo del lavamanos y la dejo a su lado. Su sudadera le quedaba hermosa.

―Que linda estas Sakura― Murmuro aun algo avergonzado del suceso.

Sakura frunció el ceño enojada pero no pudo evitar largar la carcajada cuando el rubiecito sonrió enseñando aquel pequeño agujero que se forman entre sus inexistentes paletas.

―Gracias por haberme salvado, Naruto― Susurro y se aproximo a él dejándolo mareada con ese aroma a cerezas.

Lo siguiente fue como un sueño, Sakura beso su mejilla a modo de agradecimiento. Naruto jamás se había sentido tan feliz en su corta vida bueno era muy feliz hasta que Sasuke Uchiha llegó al Colegio y Sakura cayo enamorada a sus pies como el ochenta porciento de las niñas de la clase.

―Ese idiota―

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