¡Aquí me presento con otro capítulo!

Como prometí, aquí lo tienen, y nuevamente me gustaría agradecer a Surfysun por su apoyo, ya que él hizo posible este capítulo doble.

Otra cosa a rescatar es que estuve muy ocupado con los exámenes. De hecho, aún lo estoy, pero en poco tiempo estaré completamente libre y las actualizaciones regulares no deberían pasar más de las dos semanas de espera (con actualizaciones regulares me refiero a que todas mis historias no tengan ningún capítulo extra).

Aclarado ese punto importante, es hora de comenzar.

¡Disfruta!

"¿Qué demonios hacen los Fatui en este lugar?"

Ei, Venti y Paimon no fueron los únicos que se sorprendieron ante semejante pregunta, ya que incluso la misma Murata estaba muy confundida y asombrada.

"¿Cómo dices?" Fueron las únicas palabras que se cruzaron por su cabeza, haciendo que Diluc diera un paso hacia el frente para hablar por todos los recién llegados.

"Cuando salimos a explorar, algunos nos separamos. Yo fui por mi cuenta y me encontré a un encapuchado inspeccionando unas ruinas en el interior del bosque. Sus movimientos eran muy sospechosos, y su poca vestimenta visible daba a entender que no era un aventurero. Cuando intenté hablar con él para saber qué estaba haciendo, el sospechoso se asustó e intentó huir, pero lo neutralice de inmediato." Declaró el pelirrojo con su seriedad habitual, haciendo que Murata bajara un poco la cabeza.

"¿Y cómo sabes que es un Fatui?" Preguntó la Diosa mientras se servía una copa de vino.

"Tuve que usar métodos no muy recomendables para recaudar información." La respuesta de Diluc se vio respaldada por sus guantes cubiertos de sangre. "Aún así, el hombre no dijo mucho tampoco..." La sentencia de Diluc fue acompañada por sus ojos cerrados.

"Ya veo..." Murata giró su copa mientras pensaba con detenimiento, dejando a todos en un corto silencio. "No tengo ni idea de que hacen esos tipos aquí. Lo único que puedo decirles es que no soy la única que cuenta con la autorización de enviar invitaciones a Natlan."

"¿Estás insinuando que esto es culpa de la Dama de los Dragones?" Preguntó Ei, quien observó fijamente como Murata tomaba de la copa con sutileza.

No había respondido, pero su acción dejó las cosas más que claras.

"También está la posibilidad de que se hayan metido sin ninguna autorización."

"Lo veo muy improbable. Es cierto que traen problemas a todos lados, pero no son el tipo de organización desordenada que se infiltra en regiones sin invitación. Todos sabemos que no se arriesgan a enojar a una nación entera por algo tan ridículo pero a la vez muy serio." Diluc desmintió las palabras de Paimon, ganando un asentimiento de casi todos los presentes.

"Entonces, ¿cómo procedemos?" La pregunta que todos pensaban la realizó Ayaka, haciendo que todos quedaran en completo silencio.

Incluso Paimon decidió no hablar, algo muy raro en ella.

La razón era obvia.

Incluso alguien algo tonta y despreocupada como Paimon sabía que la siguiente idea podría significar un gran paso hacia adelante o la posibilidad de tropezar hacia el abismo.

"¿Dónde dejaste al Fatui?" Todos observaron hacia un punto en concreto tras escuchar la pregunta.

"Lo ate y amordace con muchas raíces y ramas contra un árbol. No creo que pueda escapar, y en el caso de que sus compañeros lo encuentren, creeme que él está muy bien vigilado." Respondió Diluc con su habitual seriedad.

"En ese caso..." Una sonrisa emergió en el rostro de Ei, algo que captó el interés de todos.

"Llévame hasta él."

_ CAPÍTULO 20: ¡ENEMIGOS CONOCIDOS! _

Ya había pasado un tiempo desde la última reunión. En estos momentos Aether, Venti, Diluc y Ei se estaban encaminando dentro del silencioso bosque.

Todos se mantenían en silencio, en especial Aether, quien estaba recordando la charla que había tenido con todos antes de partir.

"¿No crees que es una mala idea?" Preguntó Diluc lo que todos pensaban. "Lo más probable es que no sepan que viniste con nosotros."

"Él tiene razón." Murata apoyó el razonamiento del pelirrojo. "Nadie sabe que estás aquí. Esto podría ser una ventaja sobre ellos." Concluye la Diosa, tomando un poco de vino.

"Por eso mismo quiero hacerlo." Todos observaron a Ei con cierto asombro. "Creo que tampoco saben nada acerca de Aether, o de todos nosotros en general. No saben nada acerca de nuestra fuerza combinada." Todos se miraron entre sí tras la declaración.

"¿Entonces por qué deberíamos...?"

"Porque ese razonamiento también funciona al revés." Ei interrumpió a Venti, y el hecho de que sus ojos se hayan iluminado indicaba que había entendido las palabras de su amiga. "Cuando sepan todos los que somos, de seguro pensaran las cosas de más e intentarán ser más discretos. Eso hará que retrasen sus acciones, y por consecuencia, sus planes también lo harán. Eso nos dará más tiempo para saber lo que están planeando y así actuar según la situación lo amerite."

"No es una mala idea, pero es un arma de doble filo." En esta ocasión fue Aether quien habló. "¿No crees que si se esconden más eso haría mucho más difícil descubrir lo que están haciendo?"

"Antes Diluc dijo que ese Fatui estaba en constante vigilancia..." Ei fijó la mirada en el pelirrojo. "¿No podríamos usar a ese amigo tuyo para seguirlo a su guarida?"

"Ya veo, ¿pero cómo haremos para que no sospeche?" Preguntó Diluc con su habitual seriedad, haciendo que la sonrisa de Ei se ensanchara un poco.

"Eso se lo dejaremos a Venti."

Esa fue la última respuesta que apareció en la mente del viajero, ya que volvió al presente.

"Ya estamos cerca." Comentó Diluc, deteniéndose en seco.

"¿Y que se supone que deba hacer yo?" Preguntó Venti mientras caminaba junto a los demás, él tenía sus manos sobre su nuca.

"Ponte esto y espera a que nos vayamos." Ei le entregó un gran traje oscuro algo anticuado con una capucha. "Tú te encargas de rescatarlo." Las palabras de la Diosa hizo que Venti ensanchara un poco sus ojos.

"Oh, ya veo..." Venti adquirió una mirada extraña. "Cuando te pones seria puedes ser alguien muy aterradora, ¿lo sabías?" Ei tan solo lo miró, sin ser capaz de comprender sus palabras.

"En marcha." Diluc los llamó para que no siguieran distrayéndose, y así los tres se separaron de Venti.

El Arconte se quedó mirando a la nada mientras recordaba a Ei.

"Ya había olvidado que en el combate y estrategia no existe nadie mejor que ella. Y ahora Aether está con ella..." Esos pensamientos sacaron un corto bufido cubierto de gracia de sus labios.

Sus ojos se dirigieron al cielo, su sonrisa se suavizó un poco en el proceso.

"Con la improvisación extremadamente buena de Aether y los conocimientos y el genio de Ei sería prácticamente imposible que alguien les gane si luchan juntos..."

Había un sujeto atado contra un árbol. El distintivo abrigo rojo bordo junto con sus pantalones y botas del mismo color dejaban bien en claro que se trataba de un guerrillero con cañón, aunque el hombre que manipulaba el Pyro no contaba con su arma, ya que estaba tirada a un lado de él. Aunque eso no era lo único que le faltaba, ya que su cabello blanco estaba completamente expuesto a falta de su boina, al igual que su rostro, ya que no tenía su extenso cubrecuellos que se encargaba de tapar gran parte de su cara. De hecho, el pobre hombre tenía el rostro hecho una mierda, e incluso eso era decir poco.

La expresión del guerrillero Fatui se encontraba algo decaída y casi sin energías mientras observaba la túnica que yacía cerca de él, que se encontraba completamente destruida. Probablemente había usado esa vestimenta para pasar desapercibido, cosa que obviamente no funcionó.

Un quejido intentó brotar de sus labios, pero la palabra intentar era clave, ya que la mordaza de raíces y ramas estaba ajustada con tanta fuerza sobre su boca que se escuchó un sonido casi inaudible.

Desafortunadamente para él, ese momento de silencio fue interrumpido por una rama rompiéndose. Su expresión sin energía cambió a una muy aterrada al ver quienes se acercaban, la mordaza se encargó de neutralizar todos sus gritos.

"Por los Dioses, ¿qué le hiciste a este tipo?" Preguntó Aether con los ojos en blanco.

"Como dije, tuve que usar métodos poco convencionales." Respondió Diluc como si no fuera la gran cosa.

Ajena a su pequeña discusión, Ei se acercó y le sacó la mordaza, haciendo que el hombre respirara con fuerza mientras daba pequeños quejidos cubiertos de dolor.

"¡No me maten!" Esas fueron las primeras palabras que salieron del hombre aterrado.

"Descuida, nadie vino a matarte..." Respondió Ei con una sonrisa, haciendo que el color volviera al rostro del Fatui. "Siempre y cuando respondas las preguntas." Un aura sombría rodeó a Ei y su tono dulce habitual cambió a uno mucho más áspero, haciendo que el tipo casi se muriera del susto.

"¡Ya-ya le dije todo lo que sabía a ese hombre!" Exclamó el Fatui muy asustado.

"¿Quién los invitó? ¿Vienen por la Gnosis? Probablemente sí, ¿pero también buscan cumplir otro objetivo? ¿Cuantos son? ¿En cuantos lugares se están ocultando?" Las preguntas de Ei cayeron sobre el hombre como un gran bombardeo, por lo que solo pudo cerrar los ojos con fuerza.

"¡Soy un simple soldado! ¡No se nada, lo juro! ¡Solo Capitano sabe los detalles exactos de la misión!" Los ojos de Ei se entrecerraron tras escuchar semejante declaración.

"¿Conque Capitano, eh? Ves que si tienes cosas para decir."

"¿Qué...? Oh, mierda..." El Fatui volvió a abrir los ojos, su expresión dejaba bien en claro que había dicho algo que no debía.

"Capitano es uno de los Heraldos de los Fatui. No me extraña que alguno de ellos esté aquí para supervisar la misión." Declaró Diluc con su típica seriedad.

"¿Lo conoces?" Preguntó Aether con curiosidad.

"A diferencia de los demás, Capitano se especializa demasiado en la fuerza física. Quizás no sea tan fuerte en aspectos generales, pero es un monstruo cuando se habla de la fuerza bruta. Nadie lo ha visto usar su Visión antes." Diluc compartió toda la información con la que disponía.

"De acuerdo." Ei asintió, para luego volver su mirada al Fatui, quien se asustó ante el acto. "¿Puedes decirme en donde se encuentra tu jefe?"

"¡No sé nada más!" El Fatui cerró los ojos con fuerza al notar que el aspecto tenebroso de Ei se profundiza aún más. "¡Ca-Capitano es alguien que siempre hace las cosas por su cuenta! ¡Nadie sabe a donde va, solo desaparece y aparece cuando le apetece! ¡Juro que no sé nada, lo juro, por favor...!" Exclamó el hombre con mucho miedo.

Ei lo continuó mirando. Esa simple mirada se sentía como unas cientas de toneladas sobre todo el cuerpo del Fatui, quien no paraba de temblar.

"¡No sé, no sé...!" El Fatui susurró por lo bajo, estando al punto del llanto.

Al final, Ei dio un suspiro y volvió a ponerse de pie, haciendo que esa presión sofocante desapareciera.

"Por lo visto, él dice la verdad." La Diosa se dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia ellos.

"Por lo menos ya sabemos con quién estamos tratando." Comentó Aether, alejándose junto con sus dos compañeros.

"¡Oi-oigan!" Gritó el Fatui, quien había sido dejado atado bajo su propia suerte. "¿De verdad van a dejarme aquí? Mis compañeros no vendrán en un par de días, no creo que pueda..." El hombre dejó sus pensamientos tristes a un lado al ver como la silueta de un hombre se movía no muy lejos de su posición.

_ SALTO DE LÍNEA _

Diluc, Ei y Aether iban caminando en silencio. El viajero era quien estaba más concentrado en sus pensamientos, algo que los otros dos no pasaron por alto.

"¿Qué sucede?" Preguntó Ei con ligero interés.

"No es nada. Solo me he dado cuenta de algo muy importante..."

"¿También te diste cuenta?" Diluc lo interrumpió, ganando su atención. "Después de repasar el plan de la Shogun Raiden con cuidado, me he dado cuenta que los Fatui no se movieron con cuidado. Como dijo ella, ellos definitivamente no sabían que estábamos aquí..." El pelirrojo hizo una pequeña pausa.

"Y si Murata hubiera sido quien los llamó, entonces ellos hubieran estado alertas desde un principio, ya que ella también nos invitó." Aether cerró la idea de Diluc, recibiendo un asentimiento por parte de éste.

"¿Irás a hablar con la Dama de los Dragones?" Preguntó Ei, haciendo que el rubio la mirara.

"Aún no. Prefiero hacer las cosas de manera organizada para tener las ideas en orden." Respondió el viajero mientras se tomaba el mentón.

"Creo que es una buena idea." Respondió la Diosa, volviendo su mirada al frente sin darse cuenta que Aether aún la seguía mirando.

"Aún así, me parece una locura que hayas podido deducir tantas cosas en tan poco tiempo..." Comentó el rubio con cierto asombro.

"He vivido muchas situaciones parecidas, es difícil que las cosas se me pasen por alto. Pero no olvides que ellas son las Diosas de la Guerra, así que nunca deberíamos dar por sentado los hechos." Respondió la Diosa, recordando sus viejos tiempos como Kagemusha.

"Aún así, das miedo." Declaró Aether con una sonrisa burlona, haciendo que un signo de interrogación apareciera sobre la cabeza de su amada.

La charla fue interrumpida cuando todos escucharon un ruido detrás de ellos, pero ni siquiera se voltearon para saber qué o quién era.

"¿Sospechó algo?" Preguntó Aether al ver como Venti se unía a la caminata.

"Salió a la perfección." Respondió Venti con su típica sonrisa dentuda mientras juntaba su dedo índice y pulgar.

_ SALTO DE LÍNEA _

Una hora más tarde...

"¡Cuánta hambre tengo! ¡Quiero tomar algo de vino!" Exclamó el bardo mientras atravesaba el campo de entrenamiento corriendo.

"¿Qué tiene en común tener hambre con querer emborracharse?" Se preguntó Ei, para luego dar un suspiro.

"También iré a comer algo. Nos vemos más tarde." Diluc se despidió de Aether y Ei, dejándolos solos.

La Diosa observó al viajero, quien se veía algo impresionado por el lugar.

"¿Hay algo que te llame la atención?" Preguntó la Arconte, acercándose a su amado.

"Es la primera vez que veo el campo de entrenamiento tan de cerca. Definitivamente es mucho más grande de lo que parecía..." Comentó Aether mientras observaba el lugar con detenimiento.

El prado era realmente extenso. El verde césped ya había desaparecido hace tiempo. Había galerías de arco, cuarteles, y todas esas construcciones estaban rodeadas de diferentes campos de batallas pequeños que funcionaban como simulacros. La cantidad de marionetas destruidas o inutilizadas también hacían renombre, ya que había muchas de ellas en varios sectores del prado.

"Es fácil confundir las dimensiones cuando lo ves desde allá arriba." Comentó Ei, fijando la mirada en el imponente volcán que se alzaba muy cerca de su posición.

"Es un poco raro no ver a nadie." Comentó Aether mientras daba algunos pasos. "Supongo que todos deben estar en su tiempo de descanso para comer." El rubio volteó su mirada, observando como la Diosa también estaba estudiando el lugar con algo de curiosidad.

Al ver que estaba algo distraída, el viajero aprovechó el momento y se acercó a ella. La mujer no pudo evitar sonrojarse cuando sintió como su mano era rodeada por la calidez característica que siempre le otorgaba esa persona que amaba tanto.

Aún así, no lucía muy contenta.

"¡Es-espera, alguien puede vernos!" Exclamó Ei con un leve tartamudeo.

"No te preocupes, no hay nadie aquí." Aether esbozó una sonrisa burlona al ver lo nerviosa que se puso su amante con un gesto tan simple como ese. "¿Disfrutaste el día de hoy?" La pregunta hizo que el nerviosismo de Ei se disipara.

"Si..." Los ojos de la Diosa no pudieron enfrentar a los de Aether, algo que no pasó por alto.

"¿Te molesta algo?" Preguntó Aether con ojos entrecerrados.

"¿Eh? Claro que no." Respondió la mujer, el nerviosismo volviendo a ella.

"Vamos, te conozco muy bien, y lo sabes." Declaró Aether con una sonrisa, apretando su mano con un poco más de fuerza para reconfortarla.

Esa fue una acción que pareció funcionar, ya que la Diosa se relajó un poco.

"Bueno, es un poco complicado..." Comentó Ei, separando su mano con la de Aether para cruzarse de brazos.

Su mirada se enfocó al cielo mientras el viento agitaba su cabello trenzado con armonía ante los ojos de Aether. Ella podría verse muy hermosa, si no fuera por esa mirada melancólica que desprendían sus ojos.

"Hoy es mi cumpleaños." Las palabras de Ei sin duda alguna sorprendieron a Aether, quien no se molestó en ocultarlo.

"¿Cómo puedes decir eso como si no fuera nada? ¿Por qué no me lo dijiste antes?" Preguntó el viajero un tanto exaltado.

"Porque..." Ei cerró sus ojos, pensando sus siguientes palabras con detenimiento. "Porque los cumpleaños están cargados de connotaciones morales muy hermosas y que es de recibo hacer algo ese día. Pero cada vez que pienso en esta fecha, el sentimiento de arrepentimiento del pasado invade mi mente y me nubla el corazón." Aether tan solo pudo guardar silencio al ver como el rostro triste de Ei se profundizaba. "Ese sentimiento me dificulta disfrutar del ambiente de celebración, por eso siempre decido ignorarlo." Ei dibujó una sonrisa un tanto forzada y tomó la mano de Aether con delicadeza a medida que los recuerdos del pasado inundaban su mente. "Pero desde que estoy contigo y por todo lo que me apoyaste, ahora solo siento que estos momentos de arrepentimiento no son solo más que un mal sueño."

"No digas eso." Aether soltó su mano, algo que sin duda sorprendió a Ei.

"¿Eh?"

"No es solo un mal sueño." La respuesta de Aether la sorprendió aún más.

"Pe-pero..."

"Mira esa marioneta." Aether señaló a un punto en concreto en donde se veía a una marioneta tirada sobre el suelo, como si estuviera arrastrándose. "Esa eras tú en el Plano de la Eutimia. Esa eras tú bajo la desesperación, desquiciandote como una maldita loca intentando seguir el ritmo y atrapar tus recuerdos que una vez fueron tan preciados, pero no sabías como hacerlo." Aether volvió la mirada a Ei, quien lucía visiblemente golpeada después de escuchar todo lo que había dicho. "Lo siento, creo que he dicho demasiado, aunque todavía no lo he dicho todo..." Comentó el rubio mientras se frotaba el cabello con algo de pena.

"Por eso es que quiero que solo sea un mal sueño..." Comentó la mujer con una apariencia muy decaída, incluso parecía estar a punto de llorar.

Pero su llanto nunca llegó, ya que Aether la tomó de los brazos con mucha fuerza.

"Pero en estos días creí haberte oído reír. Creí haberte oído cantar." Aether apretó sus hombros con más fuerza y la obligó a estar cara a cara con él. "¡Pensé que creí verte intentándolo!" El rubio gritó con sentimiento, haciendo que los ojos de Ei se ensancharan de sobremanera. "No es un mal sueño." Aether se acercó aún más a su rostro, hasta el punto de que solo les separaba unos pocos centímetros.

"Intentar, caerse, llorar, volver a levantarse, reír..."

"Esto no es solo un mal sueño, es la realidad. Es NUESTRA realidad."

"Así como existen malos momentos, también están los buenos. Lo importante es que nunca te rindas. Porque si lo haces, entonces realmente desearas que todo solo sea un mal sueño, uno en el cual nunca despertarás."

"Yo-yo..." Decir que Ei estaba conmocionada en este momento era poco.

"Prometelo." Aether la tomó de los hombros con aún más firmeza. "Prométeme que nunca más volverás a dudar de tu voluntad." Ei sintió como sus ojos se cubrieron de lágrimas, pero ninguna logró caer.

"¡Lo prometo!" Gritó la Diosa con seguridad, sacando una sonrisa a Aether.

"Eso era todo lo que quería escuchar." Respondió, aunque no tardó mucho tiempo en ponerse nervioso. "No sé me ocurre ningún regalo, ¿podrías darme una pista?" Una sonrisa hermosa y delicada rodeó el rostro de la Diosa tras escuchar la pregunta.

"Solo quiero una cosa." Ei rozó sus labios con los de Aether a medida que cerraba sus ojos con mucha pasión.

"¿Uh?"

Aether no llegó a decir nada más, ya que la Diosa le plantó un profundo beso. Las manos de la mujer rodearon su cuello con delicadeza, al mismo tiempo que la fuerza que el rubio estaba ejerciendo sobre los hombros de su amada se transformaba lentamente en un abrazo.

Estuvieron enfrascados en un beso realmente largo, pero al final se vieron obligados a separarse por falta de aire.

"¿Antes no estabas nerviosa por si nos veía alguien?" Preguntó Aether con una sonrisita picara.

"Es como lo dijiste, lo estaba antes." Respondió Ei, y ni siquiera le dio tiempo a responderle, ya que lo había atrapado en otro lindo beso, aunque en esta ocasión duró mucho menos que el anterior.

Aether la tomó de la cintura y la inclinó hacia atrás como si fuera una princesa para besarla por tercera vez.

"¿Cómo te volviste tan bueno en esto?" Preguntó Ei, sus ojos algo nublados por el sentimiento y el amor daban a entender que estaba pasando uno de los mejores cumpleaños de su vida.

"Lo mismo pregunto." Respondió Aether, entregandole una suave sonrisa.

_ SALTO DE LÍNEA _

Natlan

En otro lugar...

"¿Estás seguro que no te siguieron?" Un guardia con un cañón fatui con vestimenta celeste y algo gordinflón le volvió a preguntar a su compañero guerrillero. "Sabes muy bien que nuestro jefe prefiere ser precavido, y no le gustará descubrir que el viajero y la Arconte Electro saben sobre nuestras guaridas."

"No te preocupes. Ese hombre solo pasaba por el lugar, incluso pensó que me habían robado." Volvió a insistir el hombre mientras se ajustaba la mandíbula, ya que esa parte aún le dolía bastante.

Ambos soldados se encontraban charlando en la entrada de una pequeña cueva que estaba rodeada por el bosque, haciendo muy difícil encontrar su entrada.

"Si tu lo dices..." El gordinflón se dio la media vuelta y alzó el cañón cryo sobre sus hombros. "Vas a tener que hacer un informe. Aunque hayas sobrevivido de milagro, eso no significa que vayas a ahorrarte el trabajo." Concluye, encaminandose hacia la entrada de la cueva.

"¡¿Es en serio?! ¡¿Ni siquiera van a tratar mis heridas primero?!" Exclamó el hombre con molestia e incredulidad mientras seguía a su compañero.

Ninguno de los dos se dio cuenta de que un halcón los estaba vigilando en las alturas.

_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _

¡Espero que lo hayan disfrutado!

Quise agregar ese pequeño cameo del cumpleaños de Ei, ya que, cómo todos sabrán, cuando estoy publicando esto es 26 de Junio, el día de su cumpleaños. Quería hacer algo aprovechando que la actualización justo coincidía con este día, y creo que quedó perfecto.

Seguramente habrá lemon en el siguiente capítulo. Continuaré llevando un poco más de romance a medida que avanza la trama para los siguientes capítulos.

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¡Muchas gracias por leer!