Disclaimer: Los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es LyricalKris, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to LyricalKris. I'm only translating with her permission.


Capítulo 13

Cada vez que la campana de la puerta tintineaba, el corazón de Bella se saltaba un latido. Se preguntaba a quién enviarían. James sería el mejor de los casos, y eso no sería agradable. Probablemente podría lidiar con Peter.

Lo que más la aterraba era la posibilidad de que fuera Felix quien cruzara esa puerta. Era inevitable que uno de ellos apareciera. Su fe en sus amigos se había visto afectada. ¿A James siquiera le importaría ahora si Felix viniera por ella?

Fue James quien vino a la tienda y, afortunadamente, cuando no tenía otros clientes. Si ella no hubiera sabido qué estaba buscando, podría haberse perdido la ira en sus rasgos. Él tenía una sonrisa encantadora mientras caminaba hacia ella, pero Bella podía ver que él lo sabía.

Ella solo estuvo un poco sorprendida cuando él comenzó a charlar. Sorprendida y desconfiada. Tenía el presentimiento que él intentaba bajarle la guardia. El pensamiento retorció su estómago y disminuía su ya gravemente dañada confianza en él.

—Oye, Bella, ¿puedo usar tu baño?

Bella quería vomitar.

—No.

James, ya caminando hacia la puerta trasera, se detuvo en seco.

—¿Qué?

Bella se movió en caso que necesitara bloquear su acceso a la puerta.

—Es una zona solo para empleados.

—Eso nunca importó antes.

Aquí vamos.

—Sí, bueno, no sabía que usabas mi lugar de trabajo como... ni siquiera quiero saber. Revisé tres veces las cajas registradoras. Sé que no estabas robándome. Hice el inventario, así que no estás tomando ningún producto. Lo cual, por cierto, es la única razón por la que no llamé a la policía.

James entrecerró los ojos.

—Oh, ¿va a ser así?

—Tú dime cómo va a ser, James. Tú dime por qué tuve que usar mi propio dinero para cambiar las cerraduras de todas las puertas y arreglar las cámaras de seguridad.

—¿Por qué usaste tu dinero para eso?

—¡Porque mis estúpidos amigos están usando este lugar para Dios solo sabe qué!

Él resopló.

—¿Cómo diablos lo descubriste?

—La noche que Peter golpeó a Jasper, tú venías aquí. Lo cual fue gracioso ya que era mi día libre. —Ella sacudió la cabeza—. No soy idiota, James. Conozco a los imbéciles con los que te juntas. Lo que sea que es, es por eso que tú y ese imbécil de Felix están tan paranoicos con Edward.

El rostro de James pasó de la consternación a la furia.

—¿Crees que es una coincidencia que todo esto esté pasando ahora mismo? Ese imbécil hizo que comiences a sospechar, a desconfiar de tus amigos.

Los ojos de Bella se agrandaron con incredulidad.

—¿Realmente te estás escuchando a ti mismo? ¿Vienes o no vienes a la tienda en la que trabajo, una tienda dirigida por buenas personas que son buenas conmigo, cuando no tienes por qué estar aquí?

—Bella, mira. Estás analizando todo esto mal. —James sacudió la cabeza, pasándose una mano por el cabello—. Es por esta razón que no te lo conté. Hago esto por ti.

—Oh, tengo que escuchar esto —dijo Bella, cruzándose de brazos.

—Tú, o supongo que tu jefe, ha estado disfrutando de todas las ventajas sin tener que levantar un dedo. —James señaló a los estantes que contenían las consignaciones—. Como estos. ¿Realmente crees que esta mierda vale algo? Pero se vende, ¿verdad?

Bella dejó que esa implicación se asimilara. Se apartó.

—¿Estás usando mi trabajo para lavar dinero?

—Y reciben el pago por la consignación. Todos ganan.

—¿Todos ganan? ¿Todos ganan qué? ¿Misma pena en la cárcel? Nos has hecho a mí y a las personas con las que trabajo cómplices de un crimen, James. ¿Crees que la policía simplemente va a creer que no lo sabíamos?

James negó con la cabeza.

—No vamos a ser atrapados. Los hermanos saben lo que hacen.

—Por Dios. —Bella se pasó las manos por el rostro—. Estás delirando tanto ahora mismo que no sé qué hacer contigo. ¿Qué más?

—¿Qué más de qué?

—Deja de hacerte el tonto conmigo. Que estés lavando dinero al vender mierdas sin valor como piezas de colección no explica por qué estás aquí después del cierre. ¿Para qué más usas este lugar?

—Bella... tienes que ver, la protección que...

—¡Dime que está pasando!

—Mira, en verdad no es nada, ¿de acuerdo? Es un punto de entrega. Nada más. Llegan cosas, tienen que permanecer aquí por un par de días. Eso es todo.

—¿Qué tipo de cosas? —preguntó Bella.

—Hay cosas que no necesitas saber.

—No salgas con eso. Merezco saber por qué voy a ir a la cárcel.

—Dios, eres tan jodidamente dramática. ¿Quién diablos crees que soy, Bella? ¿Crees que permitiría que algo de esto cerca de ti si fuera peligroso?

Bella salió de atrás del mostrador, parándose frente a él.

Es peligroso. Siempre ha sido peligroso. —Enterró la parte baja de sus palmas en sus ojos, molesta ante las lágrimas furiosas y frustradas que se habían acumulado allí—. ¿Sabes qué? Tienes razón. No necesito saber, porque nunca más va a pasar.

Ella se alejó de él, de regreso detrás del mostrador, tratando de tranquilizar sus manos temblorosas.

—Te amo, James. Eres mi amigo. Eres mi hermano, así que no voy a llamar a la policía. Pero si regresas aquí, si te veo a ti o a alguien asociado contigo dando vueltas por aquí, juro que los llamaré.

—Bella, vamos. —James se inclinó sobre el mostrador—. ¿Sabes que no permitiría que nada malo te suceda?

—Pero por favor, James. ¿Ya te has olvidado lo que Felix hizo la primera vez que nos conocimos? ¿Realmente estás tan jodido como para pensar que esa conducta estuvo bien?

—La única razón por la que te agarró así fue porque creía que estabas metida en algo con tu maldito novio. —James la apuntó con un dedo, su ceño fruncido—. ¿Crees que terminarás en la cárcel por mi culpa? Él es un policía encubierto. Él es quien te hundirá—

—Si, si, Edward es algo encubierto, la única razón que tendría para arrestarme es porque tú convertiste mi lugar de trabajo en una especie de guarida criminal. —Las lágrimas comenzaban a arder en sus ojos—. No puedo creer que me hicieras esto, Jamie. Hubiera hecho lo que fuera para protegerte, y me metiste en esto. Haces que golpeen a mi novio. Dejaste que ese imbécil me maltratara. Eres mi familia. No entiendo cómo pudiste hacer esto.

—Te lo dije. Lo estás mirando de manera equivocada. También pienso eso, que eres mi familia. Y eres mi familia. Ellos cuidarán de ti, por mí.

Bella se rio. El sonido era exhausto para sus propios oídos.

—Lo que sea que necesites decirte a ti mismo.

—Bella... —James vaciló—. Ellos pueden ser muy buenos. No tendrías que hacer nada diferente de lo que ya estás haciendo. Solo relájate y ellos se encargarán de todo.

—Vete, por favor —dijo Bella, su tono monótono.

—Esto es una mierda.

—Esto me rompe el corazón. me rompes el corazón, y piensas que te están haciendo algo malo. —Los hombros de Bella cayeron, y bajó la mirada al mostrador, incapaz de seguir mirándolo—. Por favor, vete.

Ella lo escuchó resoplar y se sobresaltó con el sonido de un estrépito. Levantó la cabeza lo suficiente para ver que él había derribado un exhibidor.

—¿Sabes cómo estás complicando mi vida ahora mismo? Yo soy quien tendrá que explicarles esto a ellos.

El corazón de Bella se retorció en respuesta a la pizca de temor en su voz. Por un segundo, su voluntad flaqueó. Felix era el menor de los problemas de James. Si él enfurecía a los hermanos Scarpinato...

No. Él había cruzado una línea que Bella no podía seguir. Era una lección que ella había tenido que aprender una y otra vez. Había un límite en lo que ella podía hacer para ayudar a alguien que no podía ser ayudado. Su voz tembló cuando habló.

—Creí que dijiste que ellos te cuidaban. Son tu familia, ¿cierto?

Con tres pasos rápidos, James se encontraba detrás del mostrador. Tomó a Bella de los brazos no lo suficientemente fuerte para dejar moretones, pero suficiente para no poder zafarse. Sus rasgos estaban cargados de furia mientras la sacudía.

—Escucha, Bella. Solo escúchame.

Antes que Bella pudiera darle una patada en las pelotas, como deseaba tanto hacer, la campana sobre la puerta tintineó. Al instante que levantó la mirada, se quedó sin aliento. James, también, dejó de hacer lo que hacía, y lo escuchó jadear.

Edward se encontraba de pie en la entrada. No era la simple vista lo que la dejó muda y petrificada. No, había algo diferente en él. Había algo grande e intimidante sobre su presencia. Había algo poderoso en la manera que miraba furiosamente a James, algo que haría temblar las rodillas de Bella si fuera dirigida a ella. Era una escena sacada de las películas; incluso su piel parecía resplandecer.

Él se veía como un ángel vengador, peligroso y fantástico.

Bella apartó ese pensamiento extraño cuando él se acercó, con la mirada fija en James.

—Quita tus manos de ella —dijo él. Su tono era absoluto.

James la soltó al instante y dio un paso atrás. Aún así, resopló.

—¿Qué diablos vas a hacer al respecto? —dijo con desprecio—. Me contaron cómo lloraste y rogaste. No te tengo miedo.

Para sorpresa de Bella, Edward solo sonrió. Era una sonrisa engreída sin siquiera un poco de miedo.

—Oh, espero que me pongas a prueba. Pero para ser justos, debes saber que no me sucede nada que yo no deje que suceda.

Bella dio un paso hacia el costado de Edward, perpleja con su comentario. ¿Él decía que había permitido ser golpeado por los amigos de James? Pero eso era ridículo. Lo decía por decir.

James resopló.

—Eres un jodido psicópata, ¿no es verdad? —Dio un paso hacia adelante.

—Ni siquiera lo intentes, James —dijo Bella—. No necesito que él patee tu trasero de todos modos. Podría hacerlo yo misma, y lo sabes. Sal de aquí.

Él miró a Bella.

—Estás eligiendo a este imbécil por encima de tu familia. Espero que estés feliz.

Se fue entonces, azotando la puerta tan fuerte que Bella temía que el cristal se rompiera. Sus manos estaban cerradas en puños a sus costados, y tenía la incontenible urgencia de destruir todos los exhibidores que James no había destruido.

—¿Bella? —La voz de Edward era gentil. Cuando volteó, toda la amenaza se había borrado de los rasgos de él, dejando atrás a su Edward; el hombre dulce e inocente que la miraba con cariñosa preocupación, y su ira se esfumó.

Sin el refugio y la contención de la ira, Bella podía sentir el alcance de su angustia. Amaba a James, y una parte de ella no podía afrontar el hecho de que el amor no era suficiente. ¿Cómo podía confiar en un grupo de criminales violentos más que en ella? No solo eso, sino que ¿ponerla en peligro? ¿Amenazarla? ¿Lastimarla?

Ella había sabido por un largo tiempo que no podía ayudar a James, pero la idea de perderlo por completo era algo diferente. Se dio la vuelta y dejó que Edward la jalara hacia sus brazos. No lloró. Había sabido que esto pasaría por un largo tiempo como para llorar, pero tembló y gritó por dentro.

~FAH~

Edward a menudo había escuchado la frase humana «ten cuidado con lo que deseas».

James creía que era culpa de Edward que todo esto estuviera sucediendo. Él técnicamente no estaba equivocado. Aunque no había sido parte de su plan, la sola presencia de Edward había desencadenado muchos eventos dentro de la red de los hermanos Scarpinato. Eventualmente los había llevado a ascender a Peter, por ende haciendo reaccionar a Jasper, lo que llevó a la evidencia que llevó a Bella a entender en lo que sus amigos la habían involucrado.

Qué irónico. Si él hubiera sabido que podía lograr el resultado que quería sin tener que lastimar a Bella, hubiera...

Edward miró a la humana en sus brazos. Ella había venido a la casa de Rosalie después de su turno, supuestamente para ver Supernatural. Así como antes, Edward estaba seguro que ella no estaba mirando en verdad. Estaba acostada con la cabeza apoyada sobre su hombro, jugando perezosamente con los dedos de él. Cada cierto tiempo, ella hacía un comentario desanimado sobre el episodio que estaban mirando, pero esto, él reconocía, era todo por memoria. Ella conocía todos los momentos favoritos de los fanáticos y escenas importantes. Podía recordarlos incluso dormida.

Bajando la cabeza, Edward presionó un beso en el cabello de Bella. Él odiaba que ella estuviera sufriendo, y era por su culpa. Odiaba la idea de que pronto tendría que dejarla. Él sabía que era tonto pensar que ella no lloraría. Lo dejaba en una posición imposible, ¿cuánta pérdida ella debía soportar en un período tan corto?

Aún así, considerando todo, era bastante egoísta para estar agradecido de no haberse dado cuenta de que podía llevar a cabo su plan sin conocerla. Todo lo que había necesitado era permitirse ser visto por suficiente gente de los hermanos Scarpinato para levantar sospecha. Pero renunciar a ella. Renunciar a esto. No. Él no renunciaría a esto ni por todos los universos en los que había estado.

Ahora que su plan fue completado...

No. Su plan no estaba completado. Aún no. Todo el punto era asegurarse a sí mismo que Bella estaba a salvo. Al menos, que ella no estuviera tan profundamente involucrada en una situación que podría fácilmente matarla. Ahora que le habían quitado la venda de los ojos, debería ser más fácil. No se metería en problemas accidentalmente, pero aún estaba la cuestión de la retribución.

Una persona como James solo tenía una reacción ante la traición percibida: venganza. James, así como la mayoría de las personas que habían caído en una mentalidad criminal, se consideraba un privilegiado. No toleraba ningún desaire. Nadie debía faltarle el respeto o enojarlo.

Él amaba a Bella de verdad, y en este caso, empeoraba todo. Porque su amor por ella hacía que sus emociones fueran mucho más potentes. Bella no estaba fuera de peligro ni por asomo, y hasta que él estuviera seguro que ella estaba libre de la ira de los Scarpinato, él no podía pensar en abandonarla. No lo haría.

Dejando a un lado esa pequeña disputa moral, Edward comenzó la tarea de alegrarla. Por mucho que quisiera, él no creía que era una buena idea distraerla con sexo como lo había hecho antes.

—¿Edward?

—¿Hmm?

Bella se enderezó y se movió, levantando la cabeza así estaban frente a frente.

—¿Quieres una vida normal?

En la pantalla del televisor, Dean, uno de los hermanos Winchester en el mundo Supernatural, estaba atrapado en una realidad alterna donde su madre estaba vivo, su hermano era feliz, y él era solo alguien normal. Era un pensamiento profundo para un personaje que había vivido toda su vida en cuartos de moteles, cazando seres sobrenaturales.

Edward conocía suficiente sobre la psicología humana para suponer la conexión. Bella se sentía otra. Ella había crecido sin ningún tipo de estabilidad. Si el hogar era donde se encontraba el corazón, entonces su hogar una vez más se había desmoronado. Ella debía soñar sobre el hogar, el amor y la familia ideal. Debía sentirse fuera de su alcance para ella justo entonces.

Deslizó la yema de su pulgar a lo largo de la mandíbula de ella.

—Normal es algo subjetivo.

Una pequeña sonrisa apareció en la esquina de sus labios.

—Sabes a lo que me refiero. —Señaló al televisor—. Cercas blancas. Trabajo estable. Alguien con quién envejecer. Quizás un par de niños.

Edward tarareó y trazó la forma de sus labios.

—Creo que la vida de nadie es así de simple. ¿Qué tan normal puede ser algo si no es algo que todos tenemos automáticamente?

De nuevo, ella sonrió como si lo encontrara divertido o adorable.

—No pedí debatir sobre la definición de normal. Pregunté si querías eso. —Señaló al televisor—. Una vida con un propósito, o, si no puedes responder a eso, ¿qué quieres de la vida?

Edward consideró sus palabras antes de hablar.

—Hablando con absoluta honestidad, no estoy seguro de cómo responder eso. —Tomó un mechón de su cabello y lo giraba alrededor de su dedo mientras hablaba—. Una vez, creí saber lo que quería, pero entonces mi vida, todo para lo que había trabajado y cada verdad que sabía, fue destruida.

Ella pensaría que hablaba sobre el incendio, el incendio ficticio que había derrumbado su vida ficticia en Chicago; llevándolo en busca de la seguridad de los brazos de Rosalie.

—Ahora, estoy viviendo el momento hasta que los restos de esa vieja vida se aclaren. —Se movió, empujándola así se encontraba sujetada debajo de él en el sofá. La besó, un beso largo, lento y profundo, capturando sus gemidos ahogados con su boca.

—¿Ahora mismo, Bella? —dijo cuando tuvieron que romper el beso así ella podía respirar—. Lo único que sé con seguridad, lo único que quiero, es a ti.