Después del festival en Bizel, dejando que la hermana de Elizabeth se fuera junto a Griamor, en el castillo de los Caballeros Sacros se enteraron de la noticia de un gigante de hierro, sospechando que era Gowther, la cabra, mandando a los Rugidos del Alba.
- maldición, ¿por qué tenemos que quedarnos aquí? - dijo Jericho mientras caminaba por el pasillo del castillo.
- jerico, ¿podrías hacer algo con tu vocabulario? Porta la ropa de una dama y compórtate como tal - respondió guila.
- mi ropa no tiene nada malo - replicó jerico mirando a su amiga enojada.
- los rugidos del alba fue algo inesperado, pero el señor Hellgram debe tener sus razones. No olvides que nos superaron los siete pecados capitales, especialmente ese tipo llamado Adán.
Un día después, volviendo con los pecados capitales, todos seguían su camino para buscar a los tres miembros restantes. Llegaron a un pueblo, y meliodas le pidió a Adán que repartiera los volantes de la taberna por el lugar, mientras que Hawk le pidió que animara a Elizabeth.
- De acuerdo, capitán, pero ¿elizabeth estará bien? - preguntó hawk.
- soy capaz de ir de compras. - dijo elizabeth en un tono elevado.
- Sí, pero recuerda que los Caballeros Sacros te buscan. Sería mejor que te quedaras - insistió el cerdo.
- Por eso mandaré a Adán para que cuide de ambas. Bastante ingenioso, ¿verdad? - agregó meliodas.
Después de esto, Meliodas, King y Ban se fueron al bosque, cazando cualquier animal que encontraran, mientras que Adán y Elizabeth pegaban los volantes por el pueblo.
- dime, hawk, ¿el señor Meliodas ha usado alguna vez un arma normal? - preguntó elizabeth.
- No tengo idea, no desde que lo conozco. - respondió Hawk, volteando para ver a adán, quien pegaba uno de los volantes en ella, lo cual la hizo enojar.
- señor Adán, ¿por qué no lleva algún tipo de arma? - preguntó la peliblanca.
Adán se volteó mirando a Elizabeth. - me llevo mejor usando mis puños, por eso tengo esto. - mostró sus nudilleras.
- pero no tienen nada de especial, además tienen grietas. - comentó Hawk.
- lo sé, si tan solo tuviera...
Al ver que pasaban Caballeros Sacros, se escondieron rápidamente.
- vaya, esos caballeros sacros tienen un gran olfato. - dijo una cuarta persona.
- sí, pero no tan bueno como el mío... —respondió Hawk.
Al escuchar una cuarta voz, se dieron la vuelta y vieron a un chico con lentes y cabello verde detrás de ellos. Se presentó a Elizabeth y Adán, lo que enfureció al cerdo por hacer sonidos de puerco.
- ¿Te estás burlando de mí? - exclamó hawk.
- vaya, es un cerdo que habla. - dijo el chico.
- Sí, es bastante sorprendente al principio. - admitió elizabeth.
- ¿A ti también te están buscando los caballeros sacros? - preguntó hawk.
- ¿A mí? - pregunta señalándose. - ¿Entonces los están buscando a ustedes tres? Me llamo Alan, por cierto.
Elizabeth estaba a punto de decirle su nombre, pero el cerdo la interrumpió. Finalmente, dijeron sus nombres a Alan, dándose cuenta de lo que hicieron, mientras Adán no tuvo otra opción que presentarse también.
- es cortesía compartir el nombre en una conversación - dijo Alan, tomando una hoja de "se busca" que estaba tirada.
- por favor, llévame a mí y déjala a ella - pidió hawk con los ojos llorosos.
- tranquilo, no haré nada. Solo estoy buscando pegamento para una armadura, pero creo que eso no ayudará mucho. No sé cómo ayudar a un amigo. - explicó Alan.
- lo entiendo, esa persona es alguien especial para ti, ¿verdad? - preguntó elizabeth.
- ¿Especial? - repitió Alan.
Mientras tanto, Meliodas y los otros habían ido a ver qué era ese ruido. Vieron a varios heridos y uno estaba consciente.
- ¿Qué ha pasado aquí? - preguntó Meliodas acercándose al Caballero Sacro.
- Los Rugidos del Alba, responden al ataque del gigante armado... - dijo con dificultad el caballero.
- Seguramente es él. - dijo Meliodas.
- No me digas que... - empezó King.
- sí, gowther, la cabra. - afirmó Meliodas, asintiendo con la cabeza. Rápidamente se dirigieron hacia donde sentían la presencia mágica. - He escuchado rumores de que los Rugidos del Alba son el grupo más temible. - dijo Meliodas, mirando una cosa grande acorralada por los Rugidos.
- Se acercaron. Nuestro objetivo es matar a nuestro blanco, hay que erradicar lo. - dijo Slayer.
En eso, Alan llegó al lugar.
- no encontré pegamento para tu armadura. - dijo Alan, mirando a los demás. - ¿Qué pasa?
- ¿Y quién es este raro? - preguntó Ban.
Gowther empezó a temblar. - miedo...
-Uy, ¿este está horate o qué? - dijo Ban, mirando que gowther levantaba su puño y golpeaba el suelo, separándolos a todos y empezando a atacar unos a otros.
Adán llegó al lugar, mirando lo que estaban haciendo.
- ¿Qué pasa aquí? - preguntó.
- ¿Otro más? ¡Vayan tras él! - ordenó Slayer.
Un chico de cabello gris y armadura roja, Simón, atacó a Adán con su katana larga, pero Adán esquivó con facilidad. Simón lanzaba estocadas, pero eran esquivadas fácilmente por Adán. Mientras tanto, un arquero preparaba una flecha, pero Ban lo atacó por la espalda. Sin embargo, el arquero desapareció y reapareció cerca del gigante armado, disparando una flecha de luz hacia él, que fue detenida por el chico de cabello verde.
- Esto no es adecuado. Deben tener su lugar, no romperán el sello. - dijo gowther.
- no puede ser, él es... - empezó meliodas.
- Así es, soy gowther, la cabra, el Pecado de la Lujuria. - dijo gowther, cambiando su apariencia.
Todos miraban a gowther, quien había revelado su apariencia, dejando a todos asombrados, especialmente a los Rugidos del Alba que no podían creer que él era uno de los Siete Pecados Capitales, el Pecado de la Lujuria. Mientras tanto, el arquero dudaba que alguien normal atrapara esa flecha.
- así es, yo soy el verdadero gowther.
- entonces que es lo que contiene esa armadura. - decía ban acercandonse a él. - siempre creí que era un viejo raro.
- a juzgar por tu forma de moverte, hablar, tú actitud y tú cicatriz, eres ban el no-muerto.
Ban sonríe mirándolo. - si eres gowther.
En eso pasaba lo mismo que el pecado de la gula empezaba a mirar sus viejos compañeros reconociendo los hasta fijarse en Adán.
- ¿y quién es el? - pregunta la cabra de la lujuria.
- es el Adán un amigo, larga historia. - respondió meliodas
Adan levantaba su mano como gesto de saludo.
Slayer sonríe debajo de la máscara empezando a aplaudir. - muy bien, no solo encontramos a gowther si no con 3 más pecados, incluyendo a Adán quien estaba en la lista. Y nos encantaría peliar contra ustedes pero nuestra misión es la cabeza de ese.
Meliodas se acercaba a gowther. - dime, ¿Quién está debajo de la armadura?
- no estoy seguro de eso.
- bien, es hora de trabajar. - decía slayer empuñando su espada.
- disculpa, ¿Te molestaría dejarlo en paz? Por favor. - dijo gowther.
- oye, ¿por qué no les das lo que quieren? - cuestiona ban.
- solo intentábamos protegerlo por qué creíamos que eras tú. - dijo King.
En eso el gigante empezaba a gritar destruyendo la parte del cuerpo de la armadura.
- aún después sentir su poder demoníaco, ¿Aún crees que pueden detenerlo?
- por su puesto, pienso que dos o quizás más morirán pero es un hecho que nos llevaremos la cabeza.
- bien... En ese caso no hay opción. - en solo un instante gowther cortó la cabeza del gigante dejando a todos sorprendidos. - aquí la tienes
- ¿Que estás haciendo? - cuestiona slayer.
- es el modo más pacífico de resolver esto, si una batalla agresiva se desata, la estala acabara con los ciudadanos de ordan.
- jeje acepto tu oferta.
- ¿estás seguro de esto Slayer!? - pregunta Simón
- cállate Simón. - ordenó mientras tomaba la cabeza. - me agradas gowther, la cabra, por respeto a tu fuerza y tú leyenda, nos retiramos. Pero un día nos pedirán ir tras sus cabezas mientras... Olvídalo, bye bye.
- bye bye.
Al estar solos empezaban a tener la misma conversación que en el anime descubriendo que el gigante era un humano antes siendo también un caballero sacro y el cuerpo se empieza a levantar mirando con asombro aquel mounstro.
- ¿la sombra de un caballero sacro?
— tú también lo sientes, ¿verdad? Residuos de humanidad flotando en un torrente de poder maligno. Le di mi armadura para contener su poder maligno y así controlar esa magia, pero debido al daño, ese sello se rompió. - explicaba gowther.
- así que eso pasó. Al menos es un enemigo que podemos vencer entre cinco. - comentaba meliodas.
En eso, el monstruo golpea el piso haciendo que los cinco se separen. Meliodas, Adán y Ban iban hacia él, golpeándolo en sus múltiples caras, pero este lanzaba un puñetazo que los empujaba, siendo atrapados por Chastiefol modo dos: guardián. Mientras tanto, el primer humano lo esquivaba, haciéndose aún lado y saltando para ponerse al lado de ellos. King mandaba a su tesoro sagrado en forma de oso hacia el monstruo, pero era congelado y luego destruido.
- pero no es inmune al hielo. - observaba meliodas.
- ¡No! - exclamaba King.
- gowther, es tu turno —decía Meliodas, mirando al peli magenta que tenía algo de hielo en su cara.
- mis anteojos se empañaron, mantenganlo un momento. - decía gowther mientras se iba del lugar.
- bueno, creo que debemos encargarnos nosotros tres. - decía Adán, preparándose para pelear.
- capitán, ¿atacarás con mano limpia? - preguntaba ban.
- creo que no es el momento. Tomaré esto. - decía meliodas, levantándose y tomando espada y escudo.
Ban tomaba un látigo, y Adán apretaba su puño donde tenía las nudilleras, usando su técnica "Puños Meteóricos", golpeando las múltiples caras del monstruo, mientras Meliodas usaba "Tormenta Infernal", cortando una parte de él. Antes de seguir atacando, meliodas escuchaba la voz del caballero sacro deteniendo el ataque. El gigante atrapaba a Meliodas, pero en ese momento era atravesado por una especie de flecha de luz, el poder de gowther, "Invasión", la cual detenía al monstruo y ban salvaba a meliodas. Mientras tanto, en el sombrero de jabalí, elizabeth conocía la historia de liz de old fart y le daba una espada.
- je, nadie en este mundo nace como hubiese deseado. Quítate, yo acabaré con él. - decía ban.
- dije que no. Aún queda algo de él. - intervenía meliodas, deteniendo a Ban tomándolo de la muñeca.
- king, si ellos dos discuten, ¿significa que son muy unidos? - preguntaba gowther.
- no parece una discusión. - respondía King.
- ser unidos es hermoso, ¿no es cierto? - comentaba gowther.
- ¿Qué? - cuestiona King.
- Ya deja de darme órdenes. - decía ban, usando su látigo para quitarle el corazón.
Pero eso no funcionó empezando a cambiar su aspecto descubriendo que era deil empezando atacarlos teniendo un poco de problemas, en eso elizabeth llegaba al lugar dándole la espada a meliodas y derrotaba al demonio cortando en barrios pedazos mientras ban le quitaba lo que parecía ser un parásito.
- pero transformado en demonio, ¿Eso es posible? - pregunta el oso de la pereza.
- una maldición o un experimento o quizás hechizo. - dijo meliodas.
- entonces, ¿es un demonio echo por el hombre?
Adan miraba al parásito mientras también escuchaba lo que hablaban ambos.
- no solo eso están usando caballeros sacros de limones.
- pero no hay manera que actúan a espaldas de los dos grandes maestros... ¿No me digas que?..
- si, alguno de los grandes maestros está involucrado.
- Dreyfus o quién?..
Gowther atravesaba con su flecha al parásito. - hendrikson, es casi seguro que el involucrado sea el gran maestro hendrikson.
Ban solo aplastaba al parásito y se va del lugar. ya tengo hambre.
- si, diana debe estar preocupada. - comento King.
- pero por el capitán.
- ¡tarado!
Meliodas se acercaba a elizabeth. - gracias a ti, ahora ha llegado la hora de luchar.
- si. - dijo la peliblanca sonriendo.
