Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de Silque, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from Silque, I'm just translating with the permission of the author.
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EPOV
Apenas cruzamos el río hacia Nueva Jersey, cuando comenzaron las preguntas. Sabía que mi chica sentiría curiosidad.
Deslizó su mano en el cabello de mi nuca y acarició distraídamente mi cuello mientras hablábamos. Me sentí asombrado y agradecido de que ella se sintiera tan cómoda conmigo. Me estaba gustando mucho esto de ser amado. Sentía mi pecho tan lleno y, a veces, no podía recuperar el aliento. Especialmente cuando me miraba con el corazón en los ojos.
Mi novia. Mi compañera. Mi mujer. Mía.
Ojalá algún día pronto mi esposa.
―Háblame de tu familia. ¿Están relacionados por sangre?
―No, ninguno de nosotros somos parientes consanguíneos. Estamos relacionados por amor. ―Le sonreí―. Sí, soy cursi. ¿Qué puedo decir? Todos nos amamos, como una verdadera familia. Eso es bastante raro en el mundo de los vampiros. Carlisle fue el primero de nosotros. Nació en el siglo XVII y se negó a matar a ningún ser humano. Se resignó a morir de hambre, cuando se topó con una manada de ciervos y su sed lo obligó a actuar. Descubrió que la sangre de los animales lo fortaleció. Estudió medicina y se convirtió en médico.
―¿Un médico para humanos? ¿Tratar a humanos? ―Bella se quedó boquiabierta.
Me reí.
―Sí. Nunca ha bebido activamente sangre humana, excepto cuando cambió a la familia, por lo que dice que no siente que le falta nada. Es el hombre más increíble que conozco. Su nivel de control siempre ha sido un ejemplo para mí.
―Bueno, no me has matado, así que creo que lo estás haciendo genial, cariño. ―Sonrió y jaló un mechón de mi cabello. Me estaba empezando a gustar mucho ser su "cariño".
No pude evitar sonreírle.
―Tú, señorita, no tienes nada de qué preocuparte. Mi amor por ti bloquea cualquier sed que pueda tener por tu sangre. ―Dejé que mi sonrisa se desvaneciera―. En verdad, amor, nunca debes tenerme miedo. Preferiría morir antes que hacerte daño de cualquier manera.
Ella pareció asombrada.
―¿Tenerte miedo? Nunca te he tenido miedo. En todo caso, deberías haberme tenido miedo.
Levanté una ceja.
―¿Y por qué, por favor, dímelo?
―Porque me enamoré de ti la primera vez que te conocí y quería lanzarme hacia ti como una groupie y rogarte que me besaras. ―Ahí estaba ese hermoso rubor otra vez.
―Eso habría... Bella, eso habría sido hilarante. Increíble, maravilloso, sí, pero hilarante de todos modos ―bromeé.
―¿Ah, sí? Bueno, ríete, chico gracioso. ―Y me rodeó con sus brazos, salpicando mi cara con besos hasta que ambos nos reímos.
Algo que me había faltado muchísimo en mi vida; alegría, y ella me la daba en abundancia.
―Entonces, termina de contarme sobre tu familia. Caray, te distraes tan fácilmente ―sonrió.
―Bueno, antes de que me interrumpieras tan groseramente. ―Le devolví la sonrisa―. Nací en 1901, en Chicago. Tenía diecisiete años cuando la gripe española arrasó el país. Mi padre murió, y mi madre y yo estábamos en el hospital. Fue entonces cuando conocimos a Carlisle. Él era el médico en turno cuando mi madre murió. Creo que sospechaba lo que era Carlisle. Ella era un poco clarividente. Supongo que de ahí obtuve la capacidad de leer la mente. De todos modos, le pidió a Carlisle que me salvara " como solo él podía" y lo hizo, convirtiéndome en un vampiro. Él sabía que yo no tenía a nadie más, y luego descubrí que él se sentía muy solo y deseaba tener compañía. Yo encajaba a la perfección.
―Eso es muy triste. Estuvo solo por, cuánto... ¡más de doscientos años! ―Sus ojos se nublaron. Ella era muy compasiva.
―Bueno, fuimos solo Carlisle y yo durante tres años, y luego trajeron a Esme a la morgue. Se había arrojado por un acantilado y estaba tan destrozada que sabían que no podían salvarla. Cuando Carlisle la vio en la morgue, pudo oír que su corazón aun latía débilmente, así que se la robó y también la cambió.
―¿Tienes que estar muriendo para convertirte en vampiro?
―No. Ese es solo Carlisle. Él nunca le haría esto a alguien que tuviera otra opción. Así que después de que Esme fue cambiada, se enamoraron y yo fui la tercera rueda. En 1933, Rosalie fue atacada y dada por muerta, y Carlisle la cambió, pensando que sería una buena compañera para mí. No... hicimos clic. ―Sonreí―. Lo entenderás cuando la conozcas. Ella no es la persona más cálida del mundo, si me entiendes.
―Es bueno saberlo. ¿Entonces no tengo motivos para estar celosa?
Se mordía el labio sin piedad. Me acerqué y tiré de él para que se detuviera.
―Ninguno en absoluto, amor. Dos años más tarde, Rosalie encontró a Emmett siendo atacado por un oso, casi muerto. Ella mató al oso y luego corrió más de cien millas, llevándolo de regreso a Carlisle. Ella todavía era una vampira muy joven, y no confiaba en sí misma para cambiarlo, pero lo reconoció como su compañero, incluso destrozado y cubierto de sangre, y contuvo la respiración durante todo el camino a casa.
―¿Qué quieres decir con que no confiaba en sí misma?
―Cuando un vampiro se convierte por primera vez, pasa aproximadamente el primer año controlando su sed de sangre. Son salvajes y descontrolados, como animales. Ella no hubiese podido morderlo y simplemente detenerse. Lo habría dejado seco.
―Ah. Está bien, continúa.
―En el momento en que Emmett despertó, vio a Rose, y fue como nosotros; inmediatamente se unieron. Alice fue cambiada en otro lugar. Ella no tiene ningún recuerdo de su vida humana en absoluto. Pero cuando despertó en esta vida , tuvo una visión de Jasper, por lo que deambuló durante más de veinticinco años, hasta que lo encontró. Jasper fue transformado durante la Guerra Civil y pasó muchos años con un aquelarre en el sur. Dos años después de que se encontraron, Alice nos encontró. Hemos sido una familia desde entonces.
―Vaya. Tanta historia. Genial, ahora estoy nerviosa ―resopló.
―¿Qué? ¿Por qué estarías nerviosa?
―¡Tu papá tiene más de trescientos cincuenta años! ¡Jasper estuvo vivo durante la Guerra Civil! ¿Qué pensarán de una pequeña humana medio sorda?
―¿Entonces… estás preocupada, no porque estarás en una casa llena de vampiros, sino porque crees que no te aprobarán? ―No pude evitar reírme.
―Me alegro de divertirte. ―Se cruzó de brazos y miró por la ventana.
La había molestado. Me sentí como una mierda. Estaba pensando en hacer un viaje para comprarle más flores cuando de repente giró la cabeza y me miró de nuevo.
―Edward... ¿Cómo supo Alice lo que pasó anoche? No la llamaste, ¿verdad? Nunca te vi llamarla. Y ella dijo que vio lo que pasó... cómo… ―se detuvo.
―Alice puede ver el futuro. Tiene talento, como yo. Vio lo que pasó, pero estaban en un club al otro lado de la ciudad y no tuvieron tiempo de venir a ayudar. Jasper es empático. Puede sentir y manipular las emociones de quienes lo rodean. ¿Cuando estabas a punto de salir furiosa y de repente te sentiste letárgica?
―Ah.
De repente me puse nervioso.
―Bella, ¿esto es demasiado para ti? Aún podemos dar la vuelta... no me enojaría...
―¿Qué? ¡No! ¿Darte la vuelta? No seas ridículo. Sólo necesito... digerir las cosas. ¿Qué tal esto? Déjame hacerte preguntas y tú las respondes, y tal vez un poco de música estaría bien. ―Buscó en la radio hasta que encontró una estación de música clásica.
―Pregunta, cariño. ―Ella era completamente asombrosa. Tenía mucha suerte.
―Está bien. Entonces, no duermen, ni en ataúdes ni de otra manera, no se convierten en murciélagos, el ajo no les afecta... ¿pueden verse en el espejo?
―Sí, tenemos reflejo. Maldigo a ese tipo Stoker. ¡Mira con lo que tengo que lidiar, y con mi propia compañera! ―bromeé.
Dios del cielo, me encantaba ver reír a mi chica.
En ese momento mi teléfono vibró con un mensaje. Lo saqué de mi bolsillo para ver un mensaje de texto de Alice.
Sol en 3 min. -Alice
Bien.
―Bella, sobre la luz del sol. Te dije que no nos quemamos con el sol, pero tenemos que evitarlo, ¿recuerdas?
―Sí.
―Bueno, en palabras de The Beatles, aquí viene el sol, cariño. No te asustes.
Entonces salimos de la capa de nubes y el coche se llenó de luz refractada de mis manos en el volante. La boca de Bella se abrió.
Bajé mis manos, fuera de la luz del sol, pero ella agarró mi mano derecha y la arrastró de regreso al tablero. La giró de un lado a otro, observando los diminutos puntos de luz que rebotaban en el techo del coche. Ella finalmente se recostó y la miré con preocupación. ¿Por qué no hablaba, por el amor de Dios? ¿Era demasiado? La guinda final del jodido pastel que era... ¿yo?
Cuando finalmente habló, fue mi turno de sentarme con la boca abierta.
―Mi novio es una bola de discoteca. Quién iba a saberlo. ―Ella miró mi expresión y se rio a carcajadas―. Oh, relájate, cariño. Creo que es bonito. ―Ella continuó riéndose.
―¿Bonito? ―Fingí indignación―. Un hombre no es bonito. Yo soy guapo. ―Rodé los ojos y resoplé.
―Lo siento, cariño, pero eres el hombre más bonito que he visto en mi vida, sin excepción.
―Guapo.
―Bonito.
―No me obligues a detener este auto.
―No te atreverías.
Detuve el coche en el arcén en un tiempo récord y le desabroché el cinturón de seguridad un segundo después. Al segundo siguiente, su asiento estaba completamente reclinado, mi cinturón de seguridad removido y la estaba besando sin sentido.
Cuando levanté la cabeza, sus ojos estaban ligeramente desenfocados y sonreí.
―Eso te enseñará ―gruñí juguetonamente.
Ella sacudió levemente la cabeza mientras recuperaba el aliento.
―Sí, lección aprendida. Espera… me vendría bien otra lección, muy rápido ―sonrió y bajó mi cabeza para darme otro beso. Esta vez fui yo quien se quedó sin aliento.
―Si no estuviera ya muerto, Isabella, serías mi muerte, lo juro. ―Volví a colocar su asiento en posición vertical y volví a abrocharnos los cinturones de seguridad.
Ella simplemente sonrió y volvió a jugar con el pelo de mi cuello mientras volvíamos a la carretera.
―Edward, cuéntame sobre la transformación.
Me moví incómodamente. Debería haber sabido que ella preguntaría sobre eso. Solo deseaba que hubiera sido más tarde. Mucho más tarde.
―¿Que quieres saber?
―Bueno, ¿cómo funciona? ¿Y cómo se siente? ¿Te acuerdas?
Fruncí el ceño.
―Oh, lo recuerdo. Es la cosa más dolorosa que he experimentado jamás. Tres días quemándome de adentro hacia afuera y gritando pidiendo la muerte. ―Eso debería desanimarla.
―Hm. ¿Hay algún orden en el que deben seguir las cosas, como si yo bebiera tu sangre primero?
Mis cejas se alzaron ante eso.
―Has estado viendo The Vampire Diaries, ¿no?
―Bueno, supongo que tú también ―sonrió.
―No. A Emmett le encanta ese programa, el bicho raro. Él es del Equipo Stefan, para referencia futura. Si realmente quieres irritarlo, únete al Equipo Damon. Pero no, no bebas mi sangre. No tengo sangre. Es una cosa simple, realmente. Tendría que morderte, sin beberte hasta secarte, y mi veneno comenzaría a actuar en tu organismo. El ardor es agonizante y comienza de inmediato. ―¡Maldita sea, cambia de tema!
―¿Veneno? ¿Como una serpiente?
―Sí ―respondí secamente.
―Ah.
―¿Podemos hablar de algo más?
―Claro. Um... ¡oh, ya sé! Entonces, mataste a esos matones que iban a robarnos y matarnos. ¿Has matado a mucha gente?
Maldita sea.
