Nota de Autor: Sorpresa, nuevo capítulo. Es hora del arco de depresión…
Btw, obviamente nosotros no somos dueños de "Yu-Gi-Oh!".
Self-Insert
Mi forma se refleja en un cristal blanco,
Me envía una sonrisa cruel que me pone la piel de gallina.
Me convertiré en un monstruo, un proceso
peor que caer en la venganza.
El mundo en el que me inserté sin pensarlo…
¡Es un paraíso de paradojas!
- Alma Renacida.
El duelo apenas había comenzado. Sin embargo, ahora que se había quedado sola, Mindy empezó a sentir la presión que cargaba en este duelo. La expresión de Alexis le causaba temor, era una sonrisa maliciosa confiada, actitud muy alejada de su amiga.
Pero, ese no era momento para ser intimidada. Ambas tomaron sus manos iniciales y el primer turno fue tomado por la obelisco actual, observando sus primeras cartas.
– Vamos, Hamaguchi. ¿Acaso quieres darme la razón? ¿No sabes qué hacen tus propias cartas? – Escupió con veneno la Reina helada.
La mirada de la retadora se cambió hacia Alexis, tensando su rostro antes de comenzar sus jugadas. – Lex, pensaba que eras de las pocas personas de obelisco que no son arrogantes. Activaré mi campo, El Santuario en el Cielo. – Pilares blancos de mármol erosionados surgieron del suelo en el campo de duelos, acompañados de nubes que flotaban sobre ellos. – Luego invocaré a Artemis Pródiga. – En el centro del campo, frente a su dueña, un hada con capa morada, cuerpo blanco metálico con partes celestes y alas que surgían de su cabeza apareció, flotando a leves centímetros del suelo. Artemis Pródiga (1600/1700). – Y me daré un lujito colocando dos cartas en mi retaguardia.
Alexis bufó antes de negar. – No seas hipócrita. Tu misma eras muy arrogante hasta hace poco. ¿Lo olvidaste?
– Prefiero vivir en el presente. Termino mi turno. – Luego, se cruzó de brazos. – Adelante, veamos si el poder de la Reina de obelisco es tan fuerte como lo recuerdo.
– ¿Obelisco? Revisate los ojos, ese dormitorio desapareció. – Luego, le guiñó. – Pero puedo mostrarte algo mejor: ¡El poder de la verdad absoluta, la Luz de la verdad! – Y robó su primera carta.
Jorge estaba pasmado. Lo que Bastion le había mencionado debían ser patrañas. ¡Eran tonterías!
– ¡No tiene sentido! Alexis no debería siquiera haber-
Bastion estaba en silencio. Sus manos estaban cubriendo su rostro, escondiendo su pesar evidente, su frustración. – No tengo tiempo para intentar hacerte entrar en razón.
Lionheart se detuvo tras observar la actitud de Misawa, evadiendo la imagen de su compañero doloso mirando hacia la pared. Entonces, otro detalle le vino a su mente. Rápidamente, buscó entre sus pertenencias en su cama. Tras un pequeño esfuerzo, dio con el objetivo: su mazo.
Él abrió el contenedor azul con siglas "DA" dónde guardaba a sus preciados amigos y herramientas de duelo para intentar calmar su preocupación. Pero, una vieja espina se presentó ante sus ojos. La primera carta estaba en blanco. Asustado, pasó a la siguiente. Blanco. La siguiente. En blanco. Una más. Nula.
Sintió en ese momento como su poca esperanza comenzaba a desmoronarse. Los Peluchanimales eran su adoración. Sus compañeros que no lo habían abandonado desde que llegó a este otro mundo. La batalla contra Lucifer… ¿Acaso eso significaba que…?
– ¡Lyna! – Gritó dentro de su mente, pasando las cartas como si de un hermano mayor intentando encontrar a su hermanita se tratara. Sus naipes vacíos estaban quedando dispersos en el edredón, alertando al otro Ra de su desquicio.
En un punto, unas de las cartas le hizo detenerse. La Oscuridad Mágicamente Sellada Fusión. ¡Todavía la podía ver! Una sonrisa débil invadió su rostro después de seguir un poco más. Sus cartas de hechizo y trampas seguían visibles, mas, no encontraba a sus demás monstruos. Pero, si aquella roca seguía vivita y coleando, probablemente…
Un ruido gentil atrapó la atención de sus oídos. Mirando hacía atrás, se encontró con un rayo de esperanza tenue. El Amante Feliz estaba sobrevolando tras él, aunque, su mirada estaba cabizbaja, su expresión triste.
– Amiguito… – No podía encontrar las palabras en aquel momento. Todavía no procesaba lo sucedido por completo. Ahora, una pregunta si estaba en su mente. – ¿Dó-dónde está-?
El hada se esfumó antes de que pudiera acabar.
– Lyna está viva, si es a ella a la que buscas.
Bastion le miraba con desprecio mientras apuntaba hacía una esquina del cuarto. Ahí, la imagen transparente lanzadora de conjuros se encontraba sentada en el suelo y recostada contra la pared, ojos cerrados, báculo tirado en el suelo y brazos a cada lado sin fuerzas. Su respiración era errática y, a su lado, el hada desaparecida estaba vigilando a su amiga con una expresión preocupada.
Sin pensarlo, el joven que se hizo llamar su familia saltó de la cama, dirigiéndose a ella con urgencia. – Lyna… – Pero, tampoco sabía qué hacer con ella. Era obvio que estaba inconsciente, hablarle no haría nada.
– Pikeru dice que está recuperándose. Me contó que utilizó demasiado poder para salvarse a sí misma y a… tí. – Explicó Bastion, moviéndose a un lado de él.
Jorge negó mientras miraba cabizbajo. – ¿Por qué está pasando esto? Yo… – Luego, miró a Bastion expectante, con una expresión rota. – ¿Qué puedo hacer, Bastion?
El llamado tensó su rostro y apretó sus dientes por un momento, pero, logró detenerse antes de explotar ante el engendro que tenía frente a él. – No te dirijas hacía mi de esa forma, por favor. Y… – Luego negó antes de darle la espalda. – Tengo que irme. Si sigo aquí, solamente lograré enojarme más contigo. Además… – Soltó un suspiro. – Tengo que seguir consolando a Jass.
– ¡Pe-pero-!
– Deja de intentar insertarte dónde no debes. Encuentra tu propio camino por una vez, zarrapastroso. – Y con ese espeto final, el Ra se retiró de la habitación, dejando al duelista atemporal con sus demonios internos.
Jorge miró a Lyna nuevamente. Odiaba verla así. Tan solo hace un día le prometió que él sería su…
No pudo ni acabar esa oración en su mente antes de soltar dos lágrimas. – Lyna, perdóname.
Luego de posar dramáticamente y amenazar a Mindy, la Reina miró la carta robada y, saboreando ya el futuro a venir, sonrió con confianza. – Perdón, Hamaguchi. El futuro previsto ya ha entrado en efecto.
Por su parte, la mencionada se mantenía su templanza, observando simplemente a Alexis con ojos concentrados.
Rhodes levantó una ceja. – ¿Sin palabras? De acuerdo, permíteme pintarte una escena. Coloco dos cartas. – En los extremos de la retaguardia de la duelista, dos naipes boca abajo aparecieron. – Y… – Luego, cerró los ojos antes de tomar una silueta relajada, cerrando sus ojos. – Termino mi turno.
Esto logró sacar una reacción a Mindy. – ¿Es todo? ¿No vas a invocar algún monstruo o algo? – Preguntó con un tono ofendido.
La muchedumbre replicó una reacción de sorpresa, discutiendo entre ellos. – Nuestra reina es magnífica. ¡Con tan solo dos cartas la derrotará!
– ¡Si, el destino de nuestra causa es imposible de detener!
Las palabras de la audiencia comenzaron a desconcentrar a la duelista representante de la oscuridad, haciendo que mirara de lado a lado con un rostro tenso. – ¡Esperen al siguiente turno!
– Oh, por favor, deja que ellos discutan entre sí. No es que estén diciendo mentiras después de todo. – Defendió Alexis a su prole, haciendo un ademán débil hacía la obelisco.
Mindy levantó una ceja volteando a verla. – ¿Tan arrogante te has vuelto?
Alexis dio un suspiro profundo antes de responderle. – Está claro que has olvidado tu pasado. No te preocupes, te recordaré, frente a todos, que realmente eres una duelista mediocre~.
El sol revelaba todos los pasos de los habitantes de la academia, despejando la niebla espesa de días anteriores. En un intento de encontrar un objetivo o, en realidad, algo que pudiera hacer para reparar su cagada, Jorge tomó rumbo hacia el dormitorio abandonado.
Ya en la entrada, el joven se detuvo un momento, recordando la desventura que sufrió al inicio de su primer semestre.
Titán lo había secuestrado al igual que Alexis. Ambos siendo salvados eventualmente por Jaden y Aarón… como deseaba volver a aquellos días que sabía que le depararía el futuro y, de fallar, probablemente se solucionaría fácilmente.
– Heeeey, ¿vas a ver la entrada todo el diiiiiía?
Jorge se dio la vuelta para saludar al hablante misterioso. De frente, un encapuchado bajito se encontraba, mirándolo con ojos somnolientos y una expresión neutra.
– Amo del Mok, disculpe mi visita sin avisar pero-
Belowski se adelantó mientras comenzó a hablar, abriendo la puerta al interior del dormitorio decrépito. – No tienes nada que explicar. Sé por qué estás aquí. Por favor, pasa.
El Ra sintió como sus pelos se levantaron al oír hablar al ex-obelisco estrella. Había articulado toda la oración sin resaltar vocales, en un tono serio para rematar. Aceptó la invitación, siguiéndolo tímidamente por el pasillo empolvado y lleno de telarañas hasta eventualmente llegando a una mesa con dos sillas a los lados. El huésped le hizo un además para que se sentara y él lo obedeció.
Ya ambos frente a frente, Belowski comenzó. – He escuchado lo que sucedió. Y, seré sincero contigo, tus acciones han causado un resultado muy negativo relativo al Mok de toda la isla.
Jorge no pudo negar lo que escuchó y solo asintió sin energías.
– La regaste.
– Si…
– Lyna está herida.
Su mirada se fué al suelo. – Lo sé…
– ¿Qué vas a hacer al respecto?
Esa pregunta le causó pavor. El temor a lo desconocido era algo que él odiaba. Y él había acudido sin saber qué hacer.
– Esperaba que tú me lo dijeras.
Belowski ladeó su cabeza de lado a lado, suspirando mientras lo hacía. – Tu causaste esto, es tu deber buscar la respuesta, por ti mismo. Hasta entonces, deberías quedarte de brazos cruzados.
El cuerpo del Ra repentinamente se tensó y su cabeza se levantó para mirar a Belowski con rabia. – ¿¡Quedarme de brazos cruzados!? – Luego extendió su brazo exasperado. – ¡Ahuevo cabrón, ¿voy a seguir esperando mientras la sociedad continúa haciendo títeres de nuestros amigos uno por uno?!
El encapuchado se sobresaltó al inició, pero, su respuesta vino tranquila. – Ya has visto lo que actuar sin pensar te ha traído. NOS ha traído.
Jorge azotó un puño en la mesa luego de levantarse, casi quebrando el material decadente de este. – Al menos intenté algo…No cómo cierto "maestro del mok" que solamente observa desde las sombras como marica.
– Ya terminamos aquí.
Al no obtener respuesta, el Ra de dio la vuelta luego de gruñir y se dispusó a irse.
– Por cierto, unas palabras de precaución. Tu mok…está sumamente oscuro ahora mismo.
– Vaya sorpresa. – Y, finalmente, se fue.
Después de caminar un poco entre el bosque de la academia, el joven no pudo evitar llevarse su mano a su frente para sobarsela y sollozar por un rato.
Aunque el sol estuviera revelando a los humanos en la isla, ciertos hilos sombríos le seguían sin ser vistos, capturando cada sentimiento que desprendía el aura del chico.
– ¡¿Mediocre?! – Mindy espetó con indignación. – ¡Eso lo veremos, ahora me toca!
– Exacto Mindy, mediocre… La única forma que tienes de pelear es escondiéndote detrás de tus trampas. Irónico, sabiendo como tú misma odias no darle una oportunidad a tus oponentes… – Alexis sonrió confiada. Su oponente entró en su fase de robo. Su expresión era una de determinación. Ah, cómo disfrutaría mostrándole la verdad… – Pero no podrás hacerlo en este duelo, activo una de mis cartas boca abajo: Decreto Real, ahora todas las demás cartas trampas tienen sus efectos negados.
Mindy le mandó una mirada penetrante a Alexis. – ¿Me llamas mediocre cuando sólo puedes hacer eso para detenerme? ¡Activo Castigo Divino! Como Santuario en el Cielo está en el campo, puedo negar tu Decreto. – Rayos carmesí comenzaron a surgir de los pilares presentes en el campo, dirigiéndose al naipe de trampa continua activado.
Alexis se cruzó de brazos. – Eso es a lo que me refiero, un verdadero duelista tiene confianza en sus cartas, pero sobre todo entiende a su enemigo y se adapta a ellos, algo que nunca lograste Mindy. – Entonces Alexis apretó uno de los botones de su disco de duelos y con los ojos cerrados empezó a explicar. – Activo mi segunda carta boca abajo, Reinicio Rojo, con lo que niego tu Castigo Divino.
Hamaguchi boqueó al oír aquello y observar la trampa de contraefecto encadenarse a la suya. – ¿Qué? – Por un momento, un recuerdo que ya había logrado dejar en el pasado comenzó a formarse en su mente. De nuevo, estaba rodeada de espectadores en una arena de duelos y, de nuevo…
Los rayos se detuvieron, una serie de circuitos electrónicos rojos fue expulsada del holograma de la carta trampa de Alexis, interceptando los rayos carmesí de la suya y disolviéndose.
– Entonces puedes volver a colocarla boca abajo y, además, colocar una trampa desde tu mazo. – Una risita escapó sus labios. – Pero, algo me dice que nunca van a volver a revelarse, ¿Me equivoco?
Mindy mantuvo su valentía después de colocar una trampa de contraefecto al lado de las demás. – ¿Cómo estás tan segura?
– Se sincera conmigo. Ambas sabemos que tú mazo no tiene ninguna manera de destruir magias fuera de tus trampas. – Explicó tras encogerse de hombros. – Es una obra de pacotilla hecha por dos personas holgazanes.
Su oponente le respondió con furia. – ¡No necesito mis trampas para ganar este duelo!
– Entonces, demuéstramelo. – Reto Alexis, abriendo los brazos invitando a Mindy a atacar.
– ¡Con mucho gusto! – En su mano, tenía otra trampa de contraefecto, osea, una opción menos. Pero, Alexis estaba desprotegida. Había utilizado su turno para detener la mayor parte de su mazo. Las otras dos cartas de su mano eran monstruos: Gellenduo y Marshmallon. Ella lo pensó por un momento. Podía usar a Gellenduo para protegerse y causar daño al mismo tiempo. La otra hada haría algo similar, era más seguro, pero reduciría su daño potencial. ¿Qué haría Jorge? Esa pregunta estúpida le surgió fugazmente. Una sonrisa confiada finalmente se mostró en aquella velada. – ¡Invoco a Gellenduo! – Al lado de su primera hada, dos angelitos, uno de color verde y otro de color rojizo bajo, surgieron, dando vueltas alrededor de ellos mismos. Halos blancos rodeaban sus cinturas. Gellenduo (1700/0). – ¡Ahora uso a mis dos hadas para atacarte directo!
Las dos (tres si somos estrictos) hadas prepararon dos rayos de luz y al unísono los liberaron hacia la reina del obelisco blanco, pero Alexis no reaccionó, dejando que los hologramas la atacaran sin verse preocupada en lo más mínimo… solo estaba parada con los brazos cruzados y los ojos cerrados.
Alexis (4000 - 700)
Después de que la luz se disipara, Alexis abrió sus ojos y miró a Mindy con aburrimiento. – Esa fue tú única oportunidad, ¿Estás satisfecha?
Mindy fue intimidada por la actitud de Alexis. Su cuerpo comenzó a volverse tembloroso; mas, se logró mentalizar antes de responderle. – Claro que sí. Estoy a punto de recuperar a mi amiga. ¿Qué más podría querer?
La sonrisa de Alexis se expandió al oír eso. – Podría decirte lo mismo.
Desde lo que pasó en el dormitorio blanco Jaden se había retirado al acantilado cercano al dormitorio rojo, había pasado todo el tiempo pescando para intentar calmarse, pero las palabras de Chazz aún resonaban en su mente.
Repentinamente, el pequeño Kuriboh Alado apareció en el hombro del Slifer estrella. – Kuri Kuri…
– Estoy bien Kuriboh, solo algo hambriento por todo lo que pasó. – Entonces Jaden le mandó su característica sonrisa a su espíritu. – ¡Estoy esperando que un salmón bien gordo arregle eso!
– Kuri… – El espíritu peludo no se veía convencido, pero al ver que su compañero no hablaría decidió desaparecer.
Volviendo a estar solo, Jaden suspiro mirando el anzuelo flotar en el mar, empezando a perderse en sus pensamientos. – No es cierto… yo no quise que nada de eso pasara. – Piensa Jaden apretando con más fuerza su caña de pescar, recordando los eventos de los Jinetes de las Sombras… Aarón peleando contra Velo Nocturno para rescatar a Syrus y Chumley, el profesor Crowler siendo herido en su duelo contra Camula, Jorge enfrentándose a la vampiro, ambos intentando hacerse el mayor daño posible… y al final su duelo contra Kagemaru donde él…
– Lo estaba disfrutando… – Dice en voz baja. – Viendo a las Bestias Sagradas por un momento… solo estaba pensando en lo emocionante que era pelear contra ellas. – Jaden cerró con más fuerza sus ojos, intentando que esos pensamientos se fueran.
Entonces los pensamientos de Jaden pasaron a otra de las palabras de Chazz. – Tu no tienes una razón para tener duelos.
– Una razón… – El duelista rojo se encontró nuevamente sin respuestas. – Siempre pensé que tenía duelos para divertirme y convertirme en alguien digno de enfrentarme a Koyo… Pero ahora… Necesito proteger a mis amigos. – La expresión de Jaden se volvió dura al pensar en esto, repentinamente, varios fragmentos empezaron a aparecer en su mente… duelos contra personas sin rostro, cayendo una por una a sus pies, tres ojos viéndolo… – ¡Me convertiré en alguien que pueda protegerlos! – Los ojos de Jaden tomaron un tono dorado, pero entonces… como si hubieran apretado un switch, tan rápidamente como estos pensamientos llegaron, desaparecieron dejando a Jaden con una expresión vacía. – ¿Qué… fue eso?
Jaden se masajeó la cabeza, intentando recordar lo que estaba pensando hace solo unos segundo, mas, se veía incapaz de hacerlo. Por suerte para el Slifer estrella, su tiempo de soledad fue interrumpido por la aparición de uno de sus amigos en el puerto de la academia. – ¿Jorge?
Por más baja de vida que estuviera su Reina, sus súbditos no dudaron ni un segundo de que ella se alzaría con la victoria, mentalizando con alabanzas. Mindy trataba de ignorar esto, pero, en el fondo le afectaba a su psique, causando que incluso más dudas sobre su propia capacidad surgieran. Estaba en una posición muy buena, solamente necesitaba un ataque directo más…pero, su oponente era Alexis.
– ¡Es mi turno, robo! – Tras tomar con fuerza excesiva la siguiente carta de su mazo, Rhodes la observó por un momento antes de parpadear lentamente y mirar con ojos sedientos de sangre a la penúltima obelisco. – Finalmente, te revelaré tus defectos. Empezaré invocando a Cíber Tutubon de manera especial sacrificando a Cíber Ángel Benten de mi mano. – La carta sacrifica brilló amarillo antes de ser enviada al cementerio, dando paso a la aparición de la guerrera bailarina de vestido verde lima, pelo corto aguamarino y adornos esféricos rojos en su cabello, dando una pirueta en el aire antes de posar enérgicamente. Cíber Tutubon (1800/1600)– Y, dado a que sacrifiqué a Benten, puedo usar su efecto para añadir un monstruo hada de mi mazo a mi mano. – La rubia hizo justo eso, añadiendo a Cíber Ángel Dakini. – Dime, ¿No encuentras bella la amistad incluso entre mis monstruos? Las amigas deberían estar unidas, ¿no crees?
Los ojos de su oponente comenzaron a debilitarse, liberando algunas lágrimas. – ¿Por qué eres así, Lex…? No ves que tú fuiste la que…la que-
Esto, sin embargo, pareció ineficaz en derrumbar la determinación de romperla de Alexis. – Ahora, dilo sin llorar. – Ordenó con un tono agresivo antes de negar sin esperar una réplica. – Pero, sé que aún te aferras a esa idea anticuada de mí. Continuaré, invoco a Cíber Querubín. – Sin mucho teatro, el hada mecánica rosada similar al Amante Feliz surgió en medio del campo. Cíber Querubín (300/200) – Su efecto igual me permite añadir a otro Cíber Angel a mi mano. – La carta añadida fué Cíber Ángel Idaten. Alexis levantó una ceja antes de seguir. – ¿No vas a activar una carta trampa? Oh, oops, perdón~ se me olvida que-
– Sigue… – Dijo Mindy escondiendo su rostro y secando sus lágrimas.
– De acuerdo. Activo Ritual Absoluto del Ángel Mecánico, ¡permitiendo sacrificar a Cíber Querubín y a Cíber Ángel Idaten de mi mano para invocar a Cíber Ángel Dakini! – La ángel cibernética desciendió del techo del escenario, extendiendo con gracia sus cuatro brazos mientras prepara sus espadas para el combate que se aproximaba. Cíber Ángel Dakini (2700/2400).
Aunque sus sentimientos se tambalearan ante la frustración, Mindy todavía no se daba por derrotada. – Jugadas geniales Lex, pero ¡No puedes hacerme daño aún con un monstruo tan fuerte gracias a mi santuario!
Alexis sonrió confiada y negó con un dedo índice. – La confianza ciega de aquel payaso oscuro de hace un rato se te está pegando. Se activan los efectos de Idaten y Dakini, cuando Idaten es sacrificada, todos mis monstruos de ritual ganan 1000 puntos de ataque y defensa. Ciber Angel Dakini (3700/3400). – Un aura brillante rodeó a la carta ritual, incrementando el grosor de sus músculos. – Y cuando Dakini es invocada, eres forzada a seleccionar a uno de tus monstruos para ser mandado al cementerio. – Luego, extrañamente, Alexis calmó su expresión agresiva, cambiando a una neutra. – Vamos, Mindy, sé que te he presionado mucho esta noche. Pero, quiero que me demuestres que esa determinación de la que tanto te jactas es verídica. Toma la decisión correcta, detén mi jugada.
Esas palabras las había dicho con la voz amigable y sabia que recordaba de su amiga. La misma que escuchaba antes de todo el caos en el que se había convertido su vida en la academia. Mas… la chica miró molesta a Alexis. – ¿¡Crees que no puedo tomar una decisión tan simple!? ¡Obvio que mandaré a Artemis Pródiga! – El efecto se cumplió, enviando fuera del campo al hada extraña. Luego, Mindy mantuvo su postura firme. – Un buen intento, ¡Pero ahora no puedes derribar a mi Gellenduo!
Alexis sonrió…¿orgullosa? – Perdona mi soberbia, pero no era mi intención cuestionar tu inteligencia. Tienes razón, sé que no puedo derrotar por batalla a esa hada gracias a que no tomarás daño por el santuario. Es una jugada simple, pero poderosa para protegerte. Bravo, Mindy. – Entonces, le aplaudió. No le habló con malicia en esos momentos. Sonaba como la Lex de siempre.
Mindy no lo podía creer. – Espera, ¿De verdad no tienes más-?
– Déjame acabar. Claro, a estas alturas, no decepcionaré a mi gente ni a… Aarón. Lo siento, pero le prometí que ganaría. Activo Flecha Rompedora de Hechizos. Su efecto hace que todas las cartas de magia de mi adversario sean destruidas y… que mi oponente tome 500 puntos de daño por cada una.
Mindy sabía qué significaba eso. Su expresión reflejó un terror ante el destino que venía por ella.
La flecha mencionada se generó fuera del naipe verde holográfico, siendo enviada directamente a cada una de las columnas del campo santuario, derrumbándolo. Los escombros cayeron sobre la dueña del hechizo.
Mindy (4000 - 3500)
– Y, cómo tomaste daño…el efecto de Gellenduo se activa~
Sin explicación aparente, el par de ángeles se esfumó tras ver a su dueña ser dañada, dejando a la obelisco desprotegida.
– Y con esto, se acabó Mindy… ¿A menos que tengas una respuesta?
Una vez más… una vez más se quedó corta.
Dakini se deslizó con gracia hasta su objetivo, colocando sus cuatro brazos armados en forma de cruz. Al llegar a ella, sus filos acabaron con su resistencia, enviándola directo al suelo del shock emocional, además de convertir sus alrededores en un vacío blanco infinito.
Mindy (3500 - 0)
Ganador Alexis
Mindy se encontraba sentada, mirando el suelo del lugar bizarro. Su mente estaba en piloto automático.
– Buen intento, pero aun estas muy lejos de poder pararte al mismo nivel que yo. – Alexis "felicitó" mientras apagaba su disco de duelo.
– Lex, esta no eres tú. – Comenzó Mindy, mirándola ahora con desprecio. – ¡¿Por qué te esfuerzas tanto en ser una perra?!
Alexis se mostró un tanto sorprendida por el arrebato, retrocediendo un tanto; mas, su expresión volvió a ser neutra casi de inmediato.
– Yo solamente quería que volvieras con nosotras…quiero que sea así. Tú, Jass y yo, como hace unos meses… – Continuó ahora mirando al suelo derrotada nuevamente, llorando.
Alexis negó con la cabeza. – Mucho puede cambiar en unos meses, yo encontré mi lugar aquí en la luz, y tú… has mejorado Mindy.
Hamaguchi negó. – No es verdad, acabas de demostrarme que eso es solo una ilusión estúpida que yo hice de mí misma… – Sollozaba. – Pensé que sería suficiente…solamente soy una holgazana, siempre lo he sido.
– Es triste ¿No es así? – Alexis se arrodilló frente a Mindy, tomando sus mejillas entre sus manos. – La realidad a la que te enfrentas.
– ¿Qué se supone que responda? Es humillante… estar en el frente del escenario, dar tu mejor esfuerzo, y fallar aún así.
– Es una de las verdades más duras del mundo, que a veces, no importa cuánto lo intentes, cuanto te esfuerces por algo… el destino simplemente tiene otros planes. – Ahora, Rhodes le estaba mirando con ojos cálidos, se podría decir incluso maternales.
Mindy ya no podía más. En su mente, repasaba una y otra vez la escena. Ahora recordaba por qué nunca quiso volverse una profesional. Mientras más grande el escenario, más dolorosa sería la caída. – Yo…no sé qué hacer.
Alexis usó su pulgar para limpiarle las lágrimas a Mindy. – Nadie lo sabe, al final del día todos somos víctimas del destino… pero eso no significa que debes afrontarlo sola. – Terminó Alexis con una sonrisa, una sonrisa que Mindy recordaba de sus primeros días en la academia.
Los ojos de la estudiante sin dormitorio se llenaron de esperanza al oír las palabras de su amiga, al mismo tiempo que sus iris perdían intensidad en su color. – Lex… – Y, finalmente, colapsó en llanto sobre ella. – ¡Ya no quiero seguir esforzándome, quiero volver a aquellos días cuando recién llegamos a la academia!
Alexis, en lugar de alejarse, la tomó entre sus brazos apapachando a la chica. – No digas eso Mindy, tienes potencial… solo te falta alguien que pueda tomar esas semillas y hacer que florezcan en lo que sé que puedes convertirte.
– ¿Me- me aceptarías? ¿Todavía somos amigas?
– Siempre Mindy… y estoy segura que mi señora siente lo mismo. – Entonces Alexis se levantó y le extendió su mano a la chica. – Toma mi mano Mindy, olvida el pasado y juntas veremos un futuro deslumbrante.
Y, como prometió, ella recuperó a su amiga.
Jorge se había dirigido al puerto de la academia para aclarar su mente. Había sido un completo estúpido. Se encontraba recostado contra un árbol, mirando las olas del mar moverse calmadamente, chocando con poca fuerza contra la tierra.
Se llevó una se sus manos a su frente. Estaba caliente. Y no de la manera cerda que preferiría. No debí haberle gritado a Belowski. Los arrebatos emocionales le caracterizaban, pero el ex-obelisco solamente quería ayudar, aunque, en su opinión, la recomendación era una burla a su honor.
Respiró profundamente intentando calmarse, algo que casi nunca hacía.
…
…
La brisa marina era cálida aquel día, para su sorpresa. Podría-
Repentinamente, él detectó una perturbación en su vista periférica. Una estudiante de uniforme blanco estaba caminando cerca del muelle del puerto. Su cabello era negro y estaba atado como cola de caballo. Tan aburrido estaba que no pudo evitar seguirla con la mirada mientras caminaba, intentando espantar su pensamientos autodestructivos. La chica era un 8/10 si se ponía a analizarla más. No tenía el frente que caracterizaba a la mayoría de las estudiantes de la academia, pero, esos muslos…si, definitivamente estaba distrayendo su mente de su oscuridad y no estaba siendo un completo pelahustan pervertido.
Aunque, pelo oscuro y mus-No.
No podía ser ella. Ella nunca se ataría el cabello de esa forma. ¡Siempre lo traía como un púlpito con una liga roja! Aunque, como pensaba, esas caderas no mentían.
– ¿Qué demonios estoy pensando? – Dijo en voz alta, llevando una palma para esconder su estúpido rostro. Vamos, no puede ser ella. Simplemente tienes que acercarte, hacer el ridículo y disculparte por confundirla por alguien más. Si es que no te llevas una patada en la entrepierna, como es de costumbre.
Y, como dice el dicho, al mal paso le dio prisa, comenzando a acercarse para interceptar a la misteriosa estudiante. Con cada paso, mas detalles de ella se le hacían claros. Poco a poco, se acercaba más al camino pavimentado del puerto, como hace semanas que había tenido su paseo nocturno con Mindy. Ese había sido un día bastante extraño.
– Deberías ir con ella para "Enchularle la noche"~
Lyna…
Un crujido le detuvo.
Él levantó su pie y lo apartó para identificar que había pisado. Aplastado bajo su suela, una planta pequeña de pitaya se encontraba. Mirándola cuidadosamente, se dio cuenta que había logrado recuperar sus fuerzas tras sufrir un accidente similar en el pasado cercano, pero, ahora, definitivamente no volvería a enderezarse, ni retoñar.
– ¿Hmm? ¿Jorge?
No. No podía ser. Esa voz… Él había escuchado esa voz. Un corte filoso se sintió cerca de su corazón, como si la voz de un ángel hubiera cantado una canción a su lado. Su respiración se aceleró. ¿Por qué su voz es tan bella y distractora?
Su atención fue llevada a los ojos de la estudiante de uniforme blanco que ahora estaba frente a él, sonriendo radiante. Sus irises cafés se habían vuelto tenues.
– ¡Si eres tú, holi Jorge! – Continuó con su saludo.
La expresión de Jorge se volvió una muerta, como si hubiera visto un fantasma.
– ¡Estaba tan preocupada desde ayer! – Aún mantuvo esa sonrisa, era antinatural. – Te veo muy exhausto…
– Mindy, yo-
Su dedo índice le calló.
– Sé que vas a decir. No tienes que darme excusas. – Luego, ella se carcajeó antes de darse la vuelta y alejarse un poco de él. – Nunca dejé de confiar en tí. Sé que hiciste lo que hiciste para ayudarme.
– Mindy esta…¿De qué hablas?
Eso hizo que le volviera a mirar de frente. – ¿No lo entiendes? – Luego, su tono se volvió más suave, a la vez que entrecerró los ojos. – Tenía miedo. Es-estaba tan sola cuando me enfrenté a Lex, Jorge… – Entonces, ella lo tomó por sorpresa, abrazandolo.
La situación le tenía paralizado. No combatió el gesto, pero sus pelos estaban parados de punta. Tras un buen minuto de silencio, ella se separó.
– Tú me dejaste en esa situación. Los demás te tomaron y simplemente…me dejaron a mi suerte. – Y, nuevamente, esa carcajada que ahora le aterraba se repitió. – ¡Pero no los culpo! Yo también hubiera dejado a esa tonta chica que jugó a ser una obelisco de verdad.
– No, Mindy, tú no eres solame-
– No, no lo soy. Lex me lo mostró claramente. La verdad. La luz cegadora. – Su tono se volvió monótono. – Si, tú me mostraste que podía ser mucho más. Pero, como un ángel sin visión, volé muy cerca del sol. Mis alas se quemaron.
Esas palabras…
– Nunca la superaré. Nunca te superaré. ¿Para qué intentarlo tanto? Sé que puedo mejorar, pero, no tiene caso. – Explicó, apartándose un poco más nuevamente. – Alexis me ayudará a florecer en mi verdadera forma, moldeada por el destino invariable.
– Perdoname. F-Fui- un idiota.
– No, al contrario. Gracias a tí, ya no viviré una mentira. Gracias a ti, como prometiste, me ayudaste a regresar con ella. Claro, ahora, no puedo dejar que me vean hablando con un engendro oscuro como tú…
Él ya no quería oír más de ello. Así que, tras mirar una vez más a la flor que hizo marchitar, él dio una despedida torpe y dolosa antes de caminar hacia el dormitorio rojo.
Su mirada estaba fija en el suelo, sus manos escondidas en los bolsillos de su pantalón.
Jaden vio algo de la escena y, preocupado por Jorge, dejó su caña de pescar abandonada para correr hacia su amigo.
Seguía sumido en sus pensamientos, como los primeros días en la academia, ideas erráticas e invasivas le empezaron a aparecer. Debiste mantenerte al margen.
El protagonista llegó por la espalda de Jorge, poniéndole una mano en su hombro para detenerlo. – Jorge ¿Qué pasó, te encuentras bien?
Jorge miró a Jaden seriamente por unos momentos antes de empezar a hablar en un tono cansado. – Ven… ven aquí un momento, solo… solo, baja a mi nivel un momento. – Respiró profundamente. – Mira… pensé… pensé que Mindy y yo teníamos algo especial, ¿sabes? estaba empezando a ser feliz porque tenía una amiga de verdad. – Entonces el tono de Jorge aumentó, haciéndose más histérico. – Pero bueno… Claramente Aarón y su tonta sociedad pensaron que podía solo venir y robarmelo, supongo… Y sabes ¿Quién lo puede culpar? ¡Puede tener lo que quiera, es el protagonista, puede hacer lo que quiera! Osea es mi amigo pero… ¡¿Cómo es que puede salirse con la suya con todo lo que hace?! Mientras tanto yo no puedo hacer ni un pequeño comentario pervertido sin que me pateen en la entrepierna… ¡DOS VECES! ¡POR DISTINTAS CHICAS ADEMÁS! A veces es la misma, y ya sé que, en ese caso, técnicamente no serían dos sino cuatro, pero, escucha, lo que no me cuadra aún es el por qué- – Su tangente fue detenida por la poca cordura que le quedaba. – No, ¿sabes, Jaden? Perdón por robarte tu tiempo. Debes de estar molesto conmigo también. Es entendible, ten un buen día. – Y, sin más, siguió su camino.
Jaden observó al duelista empeluchado seguir su camino. – Jorge… – Exclamó con un tono triste, nada de lo que dijera le llegaría en este momento.
El Ra se encontraba de nuevo en su habitación, mirando desconsoladamente a su amiga hechicera aún inconsciente, acompañada de su compañero hada que estaba durmiendo sobre sus piernas.
En otro rincón del cuarto, un ser morado con forma de huevo y tentáculos rojizos igualmente estaba observando la situación con su único ojo, inmóvil.
Esto no le parecía extraño a Jorge, claro, había visto, después de hacer recuento de daños y reformar su mazo con cartas aleatorias para defenderse, que una de sus cartas de monstruo supervivientes era precisamente La Oscuridad Mágicamente Sellada Fusión. Él le dirigió su mirada por un momento, siendo respondida de inmediato. Incluso la roca oscura sin facciones distinguibles pareció mirarlo con pena. La carta no era una de las que más le llamaba atención de sus mazos anteriores, de no ser por su duelo más reciente, probablemente se hubiera olvidado de su existencia. Pero, ahí estaba, acompañándolo en ese infierno que él mismo creó.
– Has estado aquí desde el inicio. ¿Por qué sigues conmigo?
Su voz era monótona, cansada. La roca oscura no le podía responder, carecía de cuerdas vocales o poderes psíquicos, claramente. Aunque, sus tentáculos se movieron rápidamente por un momento.
– Si, lo sé…
Después, se recostó contra la pared, aún sentado sobre su cama antes de tomar un respiro profundo.
– ¿Ahora lo ves?
Una voz familiar le tomó por sorpresa. Mirando hacia el monitor de su computador personal en el escritorio de la habitación, el rostro de Sarina se encontraba en él.
El chico evadió su mirada de inmediato. – Veo que no era chiste eso de meterse al cyberespacio. ¿Vienes a echar sal a mis heridas? ¿Hacerle bm a un pobre diablo?
– Intenté advertirte.
– Intentaste matarme.
– Sabes que hubiera sido mejor así.
Jorge le miró con odio al escuchar aquello. – Cómo matar a un estudiante es lo más épico y heróico del mundo.
Esto pareció lograr que la expresión oprimente de la sacerdotisa internauta cambiará. Se volvió… uno más complaciente. – Mira, no me presenté ante tí solamente para tener una plática intrascendente. Vine para ofrecerte una mano.
El Ra levantó una ceja relajando sus facciones. – ¿Una mano? ¿Siendo bits en un ordenador?
– No necesito mi cuerpo para hacerte recapacitar correctamente. Y, aunque odie admitirlo, parece ser que tú tienes la capacidad de cambiar el destino.
Quedó cabizbajo al oír aquello. – Y que lo digas. – Luego negó. Su vista se encontró de nuevo con Lyna. Apretó sus ojos al verla así. No solo eso, sus peluches… – Dale, ¿Qué más podría perder?
– Tu persona. Te tendrás que enfrentar a-
– ¿Mi mismo?
Ella asintió, un tanto sorprendida por su rápida comprensión. – Si. Así es.
Una breve sonrisa entretenida invadió sus labios y bufó. – Predecible. Adelante. – Aceptó, extendiendo sus brazos.
– Cierra los ojos e-
La experiencia no era nueva para Lionheart. Después de todo, sus viajes oníricos eran muy comunes. Cuando reaccionó, ya se encontraba en el vacío infinito oscuro que era su mente, sentado en el centro en pose de meditación. Sus ojos se abrieron.
Por un segundo, no vió nada, pero, al siguiente, la voz de Sarina se volvió a escuchar, sonando como un trueno ensordecedor. – ¡Déjame abrir esta cicatriz a la vez que los virus se mezclan con tu sangre!
Acto seguido, una luz blanca cegadora cayó del cielo oscuro, revelando y causándole un ardor similar al que sentiría si se pusiera bajo el sol de un día caluroso en su tierra natal. Intentó abrir sus ojos de nuevo, pero, al hacerlo, se encontró con fugaces imágenes de sus fracasos.
– Tú no eres más que un error mío. – Le respondió una chica de pelo morado, dándole la espalda.
La voz de él mismo resonó. – ¡Ella no es un reemplazo, es mi amiga!
– ¡Yo te lo diré: nada! YO fui el que obtuvo la información de la guerra gracias a la Reina. – Aarón lo empujó esa noche. – YO fui el que les devolvió su energía y tuvo el plan con Tania para que esto se acabara rápido. – Otro empujón. – YO fui el que intentó darle sentido a la situación… Tú… tú… ¡Parece que querías quedarte aquí desde el comienzo!
– ¡No sabes nada de mí, estúpido! – Le respondió con igual odio.
– ¡Bien, no necesito de un baboso egoísta que no ha hecho nada con su vida! – Esa fue la última vez que vio a su mejor amigo.
Jaden le lanzó una pregunta. – ¿Cuál es tu objetivo de vida, Jorge?
Entonces, se levantó. Estaba sudando. Seguía en su mente, seguía vacío todo a su alrededor. Su cabeza le dolía, así que se llevó sus manos para intentar sobrellevar el dolor, sin éxito.
Y, la última vez que la vió… – ¿Una baraja completa? Lastima. Yo necesitaba un compañero.
Mindy asintió antes de mirar hacia el cielo estrellado. – Gracias, Jorge…
No lo pudo soportar más y gritó hacía el haz de luz del techo oscuro, extendiendo sus brazos en frustración. – ¡¿En serio soy un desgraciado, un egoísta, un usurpador?! Yo…¿soy un villano?
Tras templarse, la luz se volvió tenue, dejando el ambiente onírico como si de una puesta de sol se tratara. Su mirada se centró en una de sus palmas. No sabía qué pensar realmente. ¿Qué podría hacer ahora?
No lo pensaría mucho más, ya que, tras dar una vuelta en búsqueda de más alucinaciones, se percató de una silueta parada a lo lejos, dándole la espalda.
Tenía el atuendo tradicional de una encantadora, pelo corto blanco y una cadena de prisionero atada a su muñeca izquierda, esta se extendía hasta él mismo, revelando que la otra esposa estaba en su muñeca derecha. Pronto, lazos lumínico similares a tubos mecánicos aparecieron alrededor de ella, amenazando con abalanzarse sobre la hechizera y aplastarla.
Jorge no dudó y saltó a la acción, corriendo desesperado en un intento de protegerla. Casi se tropezó cuando empezó su carrera, pero iba a un ritmo superior al de los invasores invisibles. A mitad del camino, Lyna se dio la vuelta, mirándolo con sorpresa. Pronto, esa expresión se volvió una tierna sonrisa antes de que le ofreciera su mano, al mismo tiempo que los lazos casi la atrapaban. Sus manos se enlazaron y…
Ella se esfumó junto con los lazos, dejándolo solo nuevamente en el vacío oscuro.
Otro rugido de frustración escapó de su boca.
– Vaya, no pensaba que fueras del tipo emotivo, "Jorge".
Ese era el momento. Se dio la vuelta lentamente, ya harto de los giros de la trama. Al inicio, boqueó, pero, pronto su expresión se convirtió en una neutra antes de responderle. – Tú deberías saberlo mejor que nadie.
Si, en efecto, ese era el momento. Frente a él, un espejo estaba colocado, reflejando su forma en un cristal blanco bello, enviándole una sonrisa cruel. Eran prácticamente iguales, ignorando el uniforme azul de obelisco que portaba y el disco de duelos con adornos de tela cafés. El diseño principal parecía tener cómo material un barro carmesí.
– No, realmente no. – Le respondió, caminando fuera del aparato reflejante y poniéndose frente a él. – Por algo yo soy el que hace las preguntas.
– No, yo las haré.
– No y, además, suenas como el hijo de puta más esperpento que jamás he escuchado.
Tensó su rostro al oír ese eco. – No y, además, suenas como la manifestación de los demonios internos de algún imbécil.
– ¿Ah sí? ¡Pues tú suenas como alguien que carece la capacidad de confrontar la realidad de sus acciones pasadas!
– Sabes, si tuviera la oportunidad, te partiría la cara antes de que activaras tu disco de duelos.
– Mira, yo seré el hombre más maduro aquí y activaré primero el mi-
El Jorge soñador le quitó esa oportunidad, activando su disco de duelos genérico. – Me enfrentaré a mi mismo.
– ¡Maldición! – Y, el reflejo de luz le hizo eco a su acción. – Tomando la ruta agresiva primero como siempre, ya veo,
– Todavía puedes irte, no es necesario que desaparezcas.
– Pues, yo no me arrodillo ante tropos de afrontamiento baratos, ni siquiera los míos. Así que, ¿Por qué no te separas de ello?
– Parece que ya lo he hecho. – Dijo apuntando a sí mismo. – Eres un figmento triste del dividendo de mi psique oscura. Eres el "no yo", así que largo, copión.
– ¡Ja! Te encantaría ser como yo, ¿no, "yo"? Pero, me temo que ya es muy tarde. Te dormiste y perdiste.
– Te duermes y te pierdes.
– Tomas una siesta y te pierdes la fiesta.
– Te adormeces a fin de meses.
– Por favor, no hagamos esto ahora mismo.
– Puedes aceptar tu derrota ahora mismo. – Propuso el original. – Ya te mencioné que no hay necesidad de luchar, no quiero alimentar mi ego.
– Na, necesitas esto. Además, ya estoy lleno, como pussys como tú para el desayuno. Lo curioso es que…no necesitas seguirme el juego, puedo ver que eres miserable.
Jorge ya no pudo aguantar más su propio yo y quitó su falso bravado. – Sabes, realmente no quiero esto. Solamente quiero…quiero…
– No tienes que decirmelo. Quieres hacer lo que se te pegue la regalada gana, sin pensar en las consecuencias. Te has insertado a ti mismo en la vida de personas que ya tenían su destino predispuesto, cambiando para mal. – Explicó el reflejo, encogiéndose de hombros al final.
– Puede que sí sea así, ¿Tú quién eres entonces?
La sonrisa macabra del otro Jorge volvió. – Yo soy lo que pudo haber sido. Te podría contar a detalle de manera aburrida que pudiste hacer, pero… – Entonces, mostró su disco de duelos. – Dicen que un buen duelo cuenta una historia…
Jorge asintió antes de mirar débilmente su puño y…
– Duelo.
Jorge vs George Lionheart
– Conociendo adoración por la iniciativa, te daré el primer turno~ – Le obligó George.
Su peor temor se hizo realidad al ver su mano inicial. Tenía dos cartas de hechizo en su mano, una trampa con la imagen de un espantoso ser humanoide hecho de lodo y dos naipes vacíos…
– Déjame adivinar, ¿tus errores te persiguen?
– ¿Siempre soy así de sassy? – Se preguntó Jorge antes de colocar su trampa, el naipe colocado apareciendo frente a él.
– La mayoría del tiempo me imagino. Yo en lo personal solamente me pongo así con personas que se lo merecen. – Se explicó. – Aunque a Blair no le agrada que lo haga.
La curiosidad le invadió al oír aquello. ¿De qué demonios estaba hablando? – Explícate.
Él levantó un dedo índice y negó. – Con calma, deja que tome mi turno. ¿Ya tas?
– Vas.
– Con placer… – El reflejo tomó su carta de turno, sonriendo satisfecho. – Como te dije, yo soy lo que pudo haber sido. En el examen de admisión, ¿Recuerdas cómo trataste al inspector? Pues, yo simplemente lo derroté sin mucho festejo. No fue necesario ser un idiota y faltarle al respeto. – Luego, jaló una manga de su uniforme con orgullo. – Es por eso que siempre he portado este lindo atuendo azul desde que entré a la academia.
– Entiendo. – Respondió sin mucho ánimo, recordando sus primeros días.
Luego, azotó un naipe contra su disco de duelos. – Y aquí está otra de tus espinas, invocaré a Caballero-Gema Lapis. – De frente a su dueño, una humanoide hecha de roca café, ojos azul oscuro y gema del mismo color incrustada en el centro de su pecho apareció, posando gracílmente. Caballero-Gema Lapis (1200/100)
Jorge sintió pavor. Era un monstruo normal claro, no había mucho que pudiera hacer su oponente ya que desperdició su invocación normal en ella. Pero, la armadura de ese naipe… y el alrededor de su cintura para abajo, tenía dos placas de metal que imitaban a una falda. Era extrañamente familiar, haciéndole sentir un desgarro en su pecho nuevamente. – Hmph, ya no me afecta eso.
– Sabes a lo que me refiero, títere. – Le espetó su clon. – ¡Pero esa no será mi única jugada, aparece, circuito que enlaza al futuro! – Al declarar ese cántico, un cuadrado con apariencia cibernética y flechas aparece en el techo de la caverna, la guerrera de roca flotó hasta ser absorbida por la flecha que apuntaba hacía arriba, iluminándola de rojo. – ¡Flecha confirmada! ¡La condición es un monstruo normal! ¡Surge, Imduk el Dragón del Cáliz Mundial! – Apareciendo desde dentro del cuadro de enlace, el dragón turquesa adolescente rugió al oponente de George, mirándolo con desprecio. Imduk el Dragón del Cáliz Mundial (800/LINK-1).
Jorge no se sorprendió. Ya se esperaba algo así. – Entonces tú lo lograste, ¿No es así?
– Entiendes rápido. Si no hubieras ignorado a los llamados por el Cáliz, tal vez no estarías en tu situación. – Le dijo con aires de grandeza.
– Solamente tengo una pregunta: ¿Cómo demonios lo ocultas?
Una risa escapó de su reflejo. – Es simple: "Fusión de contacto".
El soñador se llevó una palma a su frente estupefacto. – OMG, eres un maldito genio.
– Lo sé. Ahora, sacrificaré a mi monstruo de enlace gracias a su efecto para invocar a Legado Mundial - "Cáliz Mundial". – Imduk desapareció en estelas brillantes amarillas y, cuando ya no estaba, el aparato mecánico apareció, simplemente estando parado ahí, amenazante. Legado Mundial - "Cáliz Mundial" (0/0). – Y luego, activo el efecto de Imduk, si es enviado al cementerio, puedo invocar a un monstruo Cáliz Mundial desde mi mano. ¿Listo para el combate? Aparece, Elegido del Cáliz Mundial. – Al lado del aparato, un joven guerrero rubio y de armadura dorada apareció con sable en mano. Elegido del Cáliz Mundial (1600/0).
Extrañamente, a diferencia del dragón, su forma estaba mirando hacía el frente, perdido, como si no tuviera alma. – Ok, gran jugada, todavía-
– ¿Olvidas contra quién te enfrentas? ¡Usaré al elegido para invocar otra copia de Imduk para después usarlo a él y al cáliz para confirmar otras flechas! – La secuencia ocurrió rápidamente, desorientando al duelista de combos oscuros. El cuadro cibernético apareció de nuevo, esta vez absorbiendo a los dos monstruos mencionados a sus flechas en diagonal hacia abajo, tras acabar, el resultado fue Auram el Maestro de Espadas del Cáliz Mundial, siendo similar al guerrero psíquico que estuvo hace unos momento, con la diferencia de que este traía mejor equipamiento, mejorado por el Cáliz. Oh, y desprendió fuego al aparecer. Ni idea de que onda con eso. Auram el Maestro de Espadas del Cáliz Mundial (2300/LINK-2). – ¡Y esto activa los efectos de ambos materiales que usé, permitiéndome invocar hasta 3 monstruos del Cáliz Mundial!
– Oye, ¿sigue siendo tu turno?
– ¿Hmm? ¿El jugador de combos se está aburriendo? – Le devolvió. – Por favor, siente esto por una vez en tu vida. No siempre es divertido estar del otro lado, ¿no crees? Además, todavía no he acabado. – Tres seres aparecieron a espaldas de Auram, el primero era un dragón más pequeño que Imduk, aunque parecían ser de la misma especie. A su lado, un hada cristalina que, curiosamente, tenía una sonrisa que no se reflejaba en sus ojos. Finalmente, el último naipe era un monstruo normal. Una chica de pelo morado con un báculo azul oscuro, portando un filo similar al de una llave en un extremo de este. Guardragón del Cáliz Mundial (400/400). Lee el Hada del Cáliz Mundial (100/2000). Coronada por el Cáliz Mundial (0/2100).
George sonrió al ver a su campo lleno. – Recuerdo la primera vez que logré desbloquear su verdadero poder… – Él duelista obelisco se acercó a Ib, mirándola con aprecio.
Jorge no sabía que hacer de la escena. Por una parte, los recuerdos de aquella noche le estaban carcomiendo su ser; mas, el hecho de que los monstruos de su oponente tuvieran la mirada perdida y estuvieran estáticos le parecía muy tétrico. ¿Qué eran estas apariciones exactamente?
– Esta hada honrada les ofreció el poder de seguir su destino. NUESTRO destino. Juntos, pudimos apoyar a Jaden y los demás para vencer los horrores que cada semestre nos trajo. Claro, no tuve mucha gloria, pero la satisfacción de haber vivido junto a ellos fue suficiente. Sobretodo con una amiga tan buena como Ib. – Dio su monólogo antes de volver a su posición de duelo.
– ¿No te parece un tanto aburrido? ¿Seguir un rumbo fijo que muchas veces se ha visto? ¿Ser una sombra de alguien más?
– No lo entiendes. Ser un aliado de la luz implica ser olvidado. A cambio, no hiero a los que están a mi lado. Como a Aarón o a esa tonta personaje terciaria…¿Cómo se llamaba? ¿Momoe Hamaguchi? Eh, que ¿importa?
– ¡No te atrevas a decir su nombre!
George colocó sus manos en son de paz al oír la reacción de sí mismo. – Ah, mala mía. Se me olvida que por alguna razón intentaste convertirla en algo que nunca debió ser. Dime, ¿te crees original por haberlo hecho?
– Silencio, solo acaba tu turno.
Se encogió de hombros de nuevo. – Ok, voy.
Para no hacer el cuento largo, George continúo haciendo sus shenanigans de Cáliz Mundial, primeramente invocando a Ib la Sacerdotisa del Cáliz Mundial (1800/LINK-2).
– Cierto, ¿No te duele haberla reemplazado? Digo, yo aunque sea hubiera intentado encontrar a alguien más útil que un monstruo de volteo con efecto mediocre. Tal vez una chica guapa incluso.
– Ella…no es un reemplazo, ¡ella es-!
– Si, si. "Tu amiga". Tu familia. Aunque, que yo sepa, prometerle a tu familia algo implica llevar a cabo dicho trato. Yo no la veo por aquí…
Jorge miró el suelo cabizbajo por enésima vez ese día, encontrándose oscuridad solamente.
– Un ser muy sabio una vez dijo esto: "No le hagas una promesa a una chica si sabes que no puedes cumplirla."
Luego continúo su combo. Al final, se llevó un buen de tiempo, acabando con las versiones mejoradas de los tres miembros llamados por el Cáliz, Ningirsu incluido. Ningirsu el Guerrero del Cáliz Mundial (2500/LINK-3). – Podría usar el efecto de Ningirsu para acabar con tu trampa, pero eso implicaría enviar a uno de los demás al cementerio, así que…supongo que tu historia se acaba aquí…
El Ra miró confundido a su oponente. – ¿Qué dices? ¿Qué pasa si pierdo?
– Cosas buenas, para tus amigos, digo. Tú te volverás un cuerpo sin alma y corazón, listo para ser llenado por otro ser. Listo para volverse alguien.
Su campo estaba vacío. La trampa que tenía colocada solamente extendería su sufrimiento. Volvió a perder. Esta vez contra sí mismo.
– ¡Auram, usa tu sable ígneo!
Siguiendo la orden, el guerrero Ciberso se deslizó para dar un tajo ardiente contra el duelista oscuro, causando que temblara y sintiera la quemadura del filo. Era un duelo de las sombras obviamente.
Jorge (4000 - 1700)
– Déjate caer, Jorge. Yo acepté mi rol como George Lionheart. Lo mejor que puedes hacer es perderte en este océano oscuro infinito y nunca volver. Ib, se amable y acabalo.
Y, sin emociones visibles en su rostro, la lanzadora de conjuros disparó una esfera de agua mágica, envolviendo al humano, obligándolo a respirar el líquido lentamente.
Jorge (1700 - 0)
Sus manos se fueron instintivamente a su cuello. Una vez en su vida, ya se había sentido así. Era un niño de 8 años, aprendiendo a nadar. Un pequeño error le llevó a hundirse en el mar. Era bajito en aquel entonces.
Él siempre se preguntó cómo se sentía ahogarse. Era una sensación paradójica. Hay paz en el agua que te está estrangulando. Susurrándole en tonos suaves que le deje pasar. Y, de hacerlo, todos los problemas de él desaparecerían. Nada de sociedad de la luz, nada de volver a su mundo, nada de peleas contra demonios. Pero, entonces, dio su primer respiro. Imágenes furiosas pasaron por su cabeza, despertando todos sus nervios con locura para luchar. ¿Qué pasaría con Lyna? ¿Con Aarón? Mindy y los demás… Sus nervios se despertaron con locura para sobrevivir. Y siguió luchando. La pregunta estaba en su mente. ¿Ya has tenido suficiente?
– ¡Cálmate! ¡Aférrate al deseo de sobrevivir! O, si lo deseas, ¡Algo que odies de verdad!
Y él se rehusó.
Jorge (5700 - 3900)
La burbuja de líquido que le mantenía atrapado lo liberó. Jorge tosió lo que aspiró de inmediato antes de incorporarse y mirar apático a George. – Tendrás que intentarlo un poco más.
Su reflejo retrocedió al ver el giro de los eventos. – ¡¿Cuál es el significado de esto, es algún tipo de chiste retorcido?! ¡Tramposo!
Ahora, él le devolvió la sonrisa monstruosa. – De dónde vengo, jugamos con 8000 puntos de vida. Pero, eso ya lo sabías, reflejo mal hecho.
– ¡No importa! ¡Ningirsu, acábalo!
El guerrero de tierra se abalanzó sobre él, clavándole su naginata. El dolor seguía ahí, pero, no superaba al que ya había sufrido.
Jorge (3900 - 1400)
– Ouch. ¿Ya acabaste? ¿Vas a mandar mi trampa al cementerio o te seguirás aferrando a tus amiguitos link tontos?
George apretó sus dientes antes de asentir. – ¡Aunque sea yo tengo algunos amigos!
– Cierto, yo soy el oscuro en esta historia. – Se encogió de hombros antes de robar su carta de turno. – Creo que puedo ser el monstruo que tanto quieren que sea~
De inmediato, tras acabar de decir esas palabras, hilos gruesos de oscuridad surgieron del cielo de la dimensión, moviéndose lentamente hacía Jorge. Dos de estos llegaron a cada lado del duelista, esperando pacientemente la acción de este.
El humano les miró extrañado por su aparición. Le recordaban a aquella sombra extraña, la primera desviación que hizo en la academia, el duelo contra Blair. Sonrió al darse cuenta de que eran exactamente. Estos parecieron darse cuenta de ello y, sin pedir permiso, intentaron encajar en la espalda de Jorge, de no ser porque… él los atrapó con una mano cada uno. Tomándolos, de alguna forma, un aura oscura comenzó a ser desprendida de él, aumentando cada vez más hasta que, por fin los liberó, causando que estos retrocedieran, como si de perros regañados se trataran.
Y, finalmente, las cartas vacías en su mano se llenaron. Bestias diversas lanzadoras de conjuros con hilos sombríos aparecieron reemplazando los naipes vacíos. Su carta de turno, Codicia.
– Parece que la dama de la fortuna me sonríe, "George". Activaré Olla de la Codicia. – 2. – Y seguiré activando mi carta de campo, Maldición de la Prisión de Sombras. – El cielo de la dimensión de iluminó de un amarillo antinatural, como cuando un día los vientos del Sahára viajaran a otro lugar. El suelo del lugar se mantuvo oscuro, negro, con el único hecho de que ahora estaba habitado por dos ojos amarillos brillantes, vijilando el campo del oponente de su dueño. – Ahora, activaré Entierro Insensato, enviando un monstruo de mi mazo al cementerio. – Una sonrisa sombría apareció en sus labios. – Enviaré a Lagarto Sombrañeca.
George comenzó a temblar al oír el nombre del monstruo. – ¿¡T-tú te aliaste con ellos!? ¡Eso es un suicidio!
Jorge ladeó su cabeza. – Uno de ellos me ha mostrado solamente apoyo. No veo el porque no aceptarlo ahora. – Explicó. – Se activa el efecto de mi campo, puedo colocarle un contador cada vez que un monstruo Sombrañeca es enviado a mi cementerio. Además, se activa el efecto del Lagarto, puedo enviar otro Sombrañeca a mi cementerio. Elijo a Halcón Sombrañeca. – Otro contador se añadió a su campo, a la vez que el monstruo enviado se invocó boca a abajo en un extremo del campo de Jorge. – Y, ahora colocaré un monstruo en posición de defensa.
George respiró aliviado antes de recuperar su sonrisa confiada. – Ja, sabía que la oscuridad no podía vencer a la justicia.
– Pendejo, deja que acabe mi jugada.
– ¿Qué-?
– Debiste haber enviado mi trampa al cementerio. Activo mi carta colocada, Espejador del Pantano. Puedo invocarlo como un monstruo normal con cualquier atributo y tipo que desee, elijo oscuridad y bestia-divina. Nada más por mame, claro~. – Apareciendo en el centro de su campo, primero se vio al monstruo de lodo y forma humana antes de que este se retorciera hasta formar una especie de esfera de color negro, similar a un huevo como los que suaba Jorge para los desayunos. Espejador del Pantano (1800/1000). – Activo Polimerización, ¿respuesta?
Su oponente se limitó a negar.
– Usaré al Espejador y a mi Sabueso Sombrañeca en mano para invocar por fusión a… – No sabía cómo, pero el nombre le vino a su mente de manera fugaz. – ¡El Sombrañeca Winda!
Un pequeño temblor se sintió en la dimensión antes que, apareciendo igualmente del cielo y atados con hilos oscuros iguales a los que rodeaban a Jorge, una lanzadora de conjuros de pelo verde acompañada de un dragón con ojos espirales rojos furiosos se plantaron frente a su oponente. El Sombrañeca Winda (2200/800). Otro contador se puso en el campo. – Mientras ellos estén en el campo, solamente podemos invocar de manera especial una vez por turno. Pero, como envié a mi Sabueso al cementerio, su efecto se activa, permitiendo cambiar la posición de batalla de uno de mis monstruos. Elijo al que acabo de colocar.
Un hilo oscuro descendió del cielo, dándole la vuelta al monstruo colocado elegido, revelando a un dragón (que en realidad es un lanzador de conjuros) similar al que acompañaba a la chica de pelo verde, solamente que con bigotes y rostro más firme. Dragón Sombrañeca (1900/0). – Se activa su efecto de volteo, puedo regresar una de tus cartas a la mano. Haría un chiste sobre levantar faldas aquí, pero no puedo seleccionar a Ib como objetivo, así que… a casa, Auram.
El dragón rugió con todas sus fuerzas, enviando al monstruo LINK con un viento muy fuerte de vuelta al mazo extra.
– No es suficiente para derrotarme aún así. Ningirsu tiene más ataque que tus muñecas oscuras. ¡Ya has perdido! ¡Ríndete! ¡Abandona tus sueños egoístas!
Jorge negó, una breve imágen de Lyna brillando en su mente. – ¿Cómo puedo abandonar algo tan importante? Usaré mi última carta en mi mano. Una segunda copia de Polimerización. Tienes suerte de no tener monstruos Luz en tu campo…
– ¿Qué quieres decir?
– Utilizaré el efecto de mi campo, puedo quitarle tres contadores cuando fuera a fusionar a un monstruo Sombrañeca para poder utilizar uno de tus monstruos en el campo como material. – Explicó, sonriendo como un desgraciado.
– Espera… no me digas que-
– Lo siento, pero, espero que me puedas decir que se siente perder a alguien que tanto amas. ¡Utilizaré a Ib y a mi Halcón colocado para invocar a El Sombrañeca Anoyatyllis! ¡Aparece, monstruo que controla los mares con sus hilos de oscuridad!
Ib, aún con su mirada perdida, es atrapada por hilos oscuros que surgieron del suelo cercano a los ojos brillantes que le vigilaban, siendo engullida por la oscuridad infinita. George intentó saltar por ella, en vano. Él comenzó a sollozar desesperado. – ¡¿Cómo te atreves a quitármela?!
– Madura. – Un vórtice similar al de polimerización surge en medio del campo, revolviendo en un aquelarre de gemas corrompidas por la oscuridad al Halcón y la Coronada. Al final, el vórtice oscuro colapsó y reveló el resultado: El Sombrañeca Anoyatyllis, un ser que parecería ser un constructo gigante de metal con forma de una doncella con aletas, hilos de oscuridad siendo expulsados constantemente por varias partes de su cuerpo. El Sombrañeca Anoyatyllis (2700/2000). – Anoyatyllis, acaba con Ningirsu.
Aunque fuera curioso, el guerrero de enlace parecía estar casi al mismo nivel de poder que el inmenso constructo; mas, bloquear hilos congelados casi infinitos con una sola lanza no es un plan a la larga. Eventualmente, algunos lograron colocarse tras suyo, atrapándolo en una prisión de hielo de la que no pudo escapar antes de ser aplastado por uno de los puños del monstruo de fusión. Los fragmentos congelados se clavaron en su dueño.
George Lionheart (4000 - 3800)
– No, por favor… no lo hagas… – Rogó su reflejo, ya tirado en el suelo indefenso.
Jorge se cruzó de brazos antes de acercarse lentamente a él, seguido por sus hilos par. Él le miró con desdén. – Ya he tomado mi decisión, no me rendiré ante mi propia Luz. No lo haré ante la luz de nadie. Si tengo que tomar este poder para ayu- – Casi se le escapaba. Aún mantuvo su sonrisa oscura. – Para darle su merecido a los papanatas de la Sociedad de la Luz, que así sea. Sabrán que se siente mi pesar.
– ¡Suenas como lo que tú mismo odias! ¡Suenas como un villano cliché!
– Que así sea. – Finalmente, se dio la vuelta y comenzó a caminar lejos. – Winda, Dragón, borren esta faceta mía.
George Lionheart (3800 - 0)
Antes de salir de su trance, miró su palma derecha una vez más. La esposa seguía ahí. – Lyna, dime. ¿Me perdonarías si cedo ante mi oscuridad?
Nota de autor: Como podrán ver, no fueron dos meses de espera esta vez. UnU. Como siempre, gracias por leer este fic. Esperamos que hayan disfrutado este capítulo. Y sí, este vato ya va por su tercer mazo, a ver si este es el final.
Como nota adicional, el co-escritor de esta historia quiere intentar hacer una sección adicional al final de cada capítulo de vez en cuando, a modo de parodia adicional que puede o no ser canon (¿Esto va en contra de los términos del sitio? No sabemos realmente). Y, para no romper el hilo, irá al final de cada capítulo después de esta nota. Sin más que decir, nos vemos.
(Also, que se vaya a la mierda Lee. Fucking hada desgraciada.)
OwO
We all have demons
UwU
And sometimes…
◕w◕
THEY WIN
Omake
En algún momento, en el dormitorio de las chicas durante la mañana. Aarón se encontraba paseando por la academia, pero se detuvo al ver a Mindy cargando varias bolsas fuera del dormitorio.
– ¿Qué onda morros? Ay compermiso ya llegue. – Dijo Mindy con un acento norteño mientras entraba al dormitorio. – Traje unas Sabritas especias, unos sabritones.
– ¡¿Qué pedo contigo?! – Wisteria preguntó alarmada.
– ¿Tas bien, we? – Kami demandó.
Wisteria continuó, ahora con una expresión molesta. – Pura cosa rancia, miada.
– ¡Usted cállese vieja piruja! – Mindy espetó.
– A ver cállame. – Retó la pelimorada.
Kami se llevó la mano a la frente. – Siempre es lo mismo contigo…
– ¡Wey! No tiene nada de malo, respeta ¿si?
Alexis en esos momentos decidió ser la voz de la razón. – Miren, no pasa nada. Vamos al OXXO y compramos otras-.
– ¡Ya callate el osico, we! – Mindy la interrumpió.
– Ya vas a empezar… otra vez.
– Nadie te pela ya callate un rato por favor. – Le demandó Wisteria a Mindy,
– ¿Van a seguir así de mamonas? – Alexis preguntó ya molesta con la actitud de sus "cuates".
– ¡Tu jefa we!
– ¡¿Qué?!
– ¡¿Qué dijiste de mi jefa?! – Wisteria exclamó mientras se abalanzó contra Mindy, haciendo que ambas se juntaran en una pelea. – ¡Suéltame a la verga, voy a explotar hijos de su chingada ma-!
– Ahm… ¿Qué está pasando aquí? – Aarón interrumpió la pelea, haciendo que todas lo miraran.
– ¡Aarón! – Alexis exclamó.
– Los sabritones están buenos, a mi me gustan… – Y con esta sabiduría, su trabajo aquí estaba hecho, retirándose del dormitorio.
Ya fuera del peligro, Aarón llamó a Luci. – Luci… ¿Por qué Alexis y las demás empezaron a hablar como mis primas?
– O pues, vi tus memorias y pensé que tal vez te sentirías más como en casa… wey. – Esto último lo dijo sonriendo, mientras le sacaba la lengua y le guiñaba el ojo.
– No lo hagas, por favor… – Los ojos de Aarón se apagaron y siguió caminando.
