¡Saludos, queridos lectores!

¡Hoy da inicio al SasuKarin Month del 2024!

Este año aún no he podido completar el calendario completo, pero espero poder conseguirlo en lo que transcurre el mes. Eso sí, la primera semana la tengo cubierta y por mis ocupaciones, no estoy segura si estaré subiendo las historias en un sólo día por semana o diario.

Sinceramente, quisiera hacerlo diario, y haré el intento de que así sea.

Para iniciar con el evento, les traigo esta nueva historia, la cual, debo admitir que no tendrá su fin dentro del mes. Esto lo comento como advertencia, ya que, aunque durante el calendario subiré varios capítulos de esta historia, una vez que termine el evento, es posible que lo ponga en pausa o sólo suba actualizaciones mensuales. Esto con el fin de darle prioridad a las demás historias que aún no concluyo. Eso sí, una vez que concluya aquellas, retomaré esta y cualquier otra historia nueva que esté abriendo en este mes.

Inicialmente no quería abrir nuevas historias porque soy consciente de lo que les debo, pero sinceramente, los temas de este año me causaban un poco de conflicto para encajarlos en las historias que ya tenía, así que decidí darme esta libertad. Eso sí, como ya tengo la mayor parte del calendario hecho, seguiré escribiendo las historias que tengo en emisión, así que aún habrá actualizaciones, aunque pocas, de esas historias.

Comunicándoles que esta historia (no el capítulo), corresponden al Día 1: Tregua del calendario 1 del SasuKarin Month Junio 2024, los dejo con la lectura, la cuál espero que les guste n.n


Sasuke llevaba casado con Sakura alrededor de ocho años. Se habían casado a sus veintidós cuando la chica había quedado embarazada y los padres de ambos lo presionaron para que casarse antes de que el embarazo se notara. Sin embargo, después de la boda civil, cuando le hicieron una ecografía para revisar el estado del embrión, se descubrió que el saco gestacional estaba vacío.

Fue un golpe muy duro para Sakura descubrir que no tendría un bebé después de haberse ilusionado tanto, pues de entre todos, ella había sido la más feliz con la noticia, especialmente porque tras casarse, ella esperaba poder tener una hermosa familia con el hombre que había amado desde la infancia y que después de tantos años, había tenido una cita con ella en los años de universidad.

Cuando Sasuke se enteró de las noticias, tuvo dos emociones bastantes contradictorias, pues por un lado, estaba comenzando a hacerse a la idea de que sería padre y el que le dieran la noticia negativa, resultó triste. Sin embargo, al mismo tiempo sintió alivio, pues la forma en que sus padres y los de Sakura lo habían presionado a tomar acciones que en realidad no deseaba, lo habían llevado a un grado de asfixia al que terminó cediendo.

Dicho lo anterior, el azabache quiso sugerirle a Sakura la anulación del matrimonio y dejar que las cosas siguieran su curso. Es decir, ellos ni siquiera eran novios cuando ella quedó embarazada y ahora que no tendrían la responsabilidad de un bebé en manos, podrían ser libres para averiguar si querían seguir saliendo, tener una relación o simplemente quedar como amigos. Empero, ella no se tomó bien la propuesta.

No era que Sakura se hubiese puesto violenta, intentara suicidarse o algo por el estilo, sino más bien, que a ella realmente le había afectado psicológica y emocionalmente la noticia sobre el bebé, haciéndola sentir inútil por no haber podido llevar acabo un embarazo con la naturalidad que muchas mujeres lo hacían, así que cuando Sasuke le sugirió la anulación, se soltó a llorar amargamente y una vez más, tanto los padres del azabache como los de la pelirrosa, intervinieron para evitar que el chico procediera con su idea.

Sasuke fue muy reprendido cuando quiso anular el matrimonio, pues le repitieron una y otra vez lo insensible que estaba siendo al abandonar a Sakura cuando estaba deprimida por "el aborto" que había sufrido, por lo que él decidió esperar antes de volver a plantear el tema de la anulación o un divorcio. Sin embargo, cada vez que lo intentaba, aún cuando fueron pasando los meses hasta cumplirse tres años, de nueva cuenta era señalado y reprendido por sus padres y los de Sakura.

Poco antes de graduarse de la universidad, Sasuke había hecho un nuevo intento por deshacer ese matrimonio sin éxito, por lo que optó no mencionar nada de nuevo, por lo menos hasta que comenzara a trabajar, él viviera por su cuenta y tuviera algunos ahorros. De esa manera, podría volver a plantearle las cosas a Sakura y mantenerse alejado de las presiones de los padres. Sin embargo, para cuando el momento llegó, las cosas no salieron como esperó.

Tenían veinticinco años cuando Sasuke consideró que era el momento apropiado de romper el matrimonio, pues por fortuna y, aunque no le gustara, por contactos de su padre, había podido obtener un gran avance y ganancias en el ámbito laboral a tan pocos años de empezar a trabajar, pero poco antes de sentarse a hablar con Sakura, recibió la llamada que le anunciaría la muerte de sus padres.

Sakura, sin duda, estuvo ahí para él durante aquella pérdida y debido a que él se había sumergido en su propia tristeza, ni siquiera mencionó el divorcio por largo tiempo. Empero, ese consuelo que la pelirrosa le ofreció, tampoco sirvió para que las cosas fueran mejor en su matrimonio.

Por el duelo, Sasuke se limitaba a seguir con su vida mecánicamente y de hecho, usaba el trabajo para ayudarse a mantener la mente ocupada. Era muy poco lo que estaba en casa con Sakura y conforme se sentía mejor, iba a viajes de negocios más seguido porque le ayudaba a no regresar a los recuerdos de sus padres y cuando pudo aprender a vivir con la pérdida, no disminuyó ni su trabajo ni sus salidas, porque se sentía más cómodo en ese ambiente que en cualquier otro.

La idea del divorcio no volvió a pasar por la mente de Sasuke, pues se dio cuenta que había ventajas en tener a Sakura como esposa. Es decir, ella siempre estaba lista para cocinarle, lavarle, plancharle, tener sexo y acompañarlo a cualquier evento de la empresa que requiriera a la familia para socializar con los trabajadores o los socios. Sin embargo, conforme el tiempo pasó, la atracción sexual de parte de él se esfumó por completo, y para los treinta años, ya llevaban mucho tiempo sin intimar.

Habría que decir que Sasuke no fue un patán asumiendo que Sakura estaba bien con eso sin siquiera planteárselo. De hecho, fue él, quién al principio del matrimonio, le sugirió que volviera a su carrera, la cual dejó después de casarse, pero ella siempre dijo que quería ser una esposa de tiempo completo.

Fueron muchas las veces que él le hizo esa sugerencia. Al principio, cuando sus padres reprobaban que él le pidiera el divorcio, Sasuke le hacía ese comentario esperando que con ello, Sakura quizá conociera a alguien más y fuera ella quien estuviera dispuesta al divorcio. De esa forma los padres de él y de ella, no podrían culparlo de quererla dejar en medio de una depresión.

Más tarde, Sasuke lo sugirió porque viajaba demasiado, y quizá ella querría hacer otras cosas que sólo ser ama de casa y esperarlo llegar. La última vez que él lo mencionó, fue porque ella no dejaba de insistirle por un hijo.

En todas las ocasiones, ella decía que quería ser esposa de tiempo completo e insistió por un hijo cuando estaba mejor anímicamente al querer ser madre desde el inicio del matrimonio.

—Quiero volverlo a intentar —insistió su esposa.

—Sakura…

—¿Acaso no quieres ser padre? —ella le preguntó con preocupación de que le dijera que no.

—Me da lo mismo —fue la respuesta que él le dio, y no porque tuviera algo en contra, sino porque ya lo habían intentado otras veces, pero les había sido difícil concebir de nuevo en esos ocho años de matrimonio.

Incluso habían ido a un médico que los ayudó con ese problema y aunque habían logrado concebir una vez más, sólo se encontraron con otro saco gestacional vacío.

La situación deprimió a Sakura de nuevo, pero resultó más devastador, así que le tomó tiempo recuperarse y para cuando lo hizo, Sasuke había dejado de tener interés en intimar. ¿El motivo?

Siendo claros, la vida sexual de la pareja fue limitada, porque a través de esos ocho años, las depresiones de Sakura por los embarazos fallidos, los viajes de negocio constantes de Sasuke y su periodo de duelo por su familia, no daba muchas oportunidades a las actividades sexuales. Sin embargo, las veces que lo hubo, ninguno de los dos había tenido problemas con hacerlo y tampoco con sentir lívido, pero en algún momento, Sasuke simplemente supo que no tenía ganas de hacerlo.

No importaba lo mucho que Sakura se esforzó en todo ese tiempo, él simplemente no tenía ganas e incluso, comenzó a parecerle fastidioso que ella siquiera mencionara que lo intentaran. Con ello en mente y los embarazos fallidos, Sasuke comenzó a hacerse a la idea de que no tendrían hijos, pero tampoco le molestaba si por casualidad ocurría.

—Si tanto quieres un hijo, adoptemos —sugirió Sasuke.

—Pero aún podemos buscar a otro médico. La medicina ya ha avanzado y…

—Mañana salgo hacia Oto y sabes que estaré allá un mes. Hablemos de esto cuando regrese.

—De acuerdo —respondió Sakura agachando la mirada.

Para Sakura, ver que sus ilusiones de niña, aquellas que parecían que se estaban cumpliendo cuando se casó con Sasuke, no eran como las había soñado, eran un fuerte golpe, porque sentía que los embarazos fallidos eran su culpa.

Desgraciadamente para Sakura, ella creció en una época donde la importancia de una mujer se definía por su capacidad para ser madre y esposa y aunque sus padres no habían sido tan estrictos con ello, habían sido sus suegros quienes fomentaron ese miedo.

Cuando ella quedó embarazada fuera del matrimonio, estaba muy asustada de que sus padres la rechazaran como había oído que sucedía y aunque no lo hicieron, si parecían preocupados por verla casada antes de que se le notara. Sin embargo, los padres de Sasuke habían hablado con ella y le advirtieron que si no se casaba con Sasuke lo antes posible, la familia entera, incluido Sasuke, desconocerían a su hijo y al mismo tiempo, le informaron que una buena esposa y madre debía estar a lado de su familia todo el tiempo, por lo que debía dejar su carrera. La charla terminó advirtiéndole que de no hacer las cosas bien, sería abandonada.

No era de extrañar, que con todo ello en mente, cuando Sasuke le pidiera la anulación del matrimonio se soltara a llorar con tanta amargura y se sintiera inútil o poco mujer al haber perdido a su hijo y la carga de todo ello fue doble en el segundo embarazo. Empero, lo que colmó el vaso, fue ver que Sasuke ya ni siquiera tenía el interés de tener relaciones con ella.

Sí, Sakura era consciente de que en ocho años de matrimonio, Sasuke jamás la abrazó por iniciativa propia y sólo llegó a besarla cuando quería sexo, pero él jamás la había rechazado antes cuando ella daba el primer paso, por lo que, cuando ella se dio cuenta de ese desinterés, pensó que quizá tendría una amante, pero sin importar cuánto investigara, ni cuánto preguntara, no hallaba pruebas de ello.

Ella le propuso intentar volver a embarazarse, esperando que ello fuera motivo suficiente para recuperar su atención y quizá, al fin ser padres, pero le dolió en el alma ver la indiferencia con la que trataba el tema.

—Toma en cuenta que para él también fue doloroso perder a sus hijos. Es sólo que los hombres lidian con el dolor diferente —Ino trataba de consolar a su amiga que lloraba desconsolada.

Sakura había acudido con su mejor amiga después de que su marido se fuera a su viaje de negocios. Siempre era ella quien la ayudaba en esas circunstancias.

—¿Y si realmente tiene una amante? No he encontrado nada, pero tal vez no he buscado bien.

—A estás alturas lo dudo mucho. Tu misma has ido a sorprenderlo a la oficina a horas al azar para tratar de encontrar algo y no has visto nada —Ino le recordó— Tampoco te fue bien revisando su celular, sorprendiéndolo en los hoteles de sus viajes de negocio ni encontrando irregularidades en sus finanzas.

—Pero entonces…

—Mira, quizá ni siquiera se trate del embarazo o que él esté triste. Quizá sólo sea que su relación se haya hecho aburrida.

—Ya seguí tus consejos obscenos para tratar de animarlo y no resultaron. ¿Sabes lo vergonzoso que fue? —reclamó la pelirrosa avergonzada.

—¡Qué curiosa es la vida! ¿No te parece? A nosotras, de jóvenes se nos enseñó que algo como el sexo oral es una obscenidad, pero recientemente he visto artículos de sexólogos reconocidos que dicen que es muy sano. Claro, siempre y cuando estemos de acuerdo en hacerlo —respondió la rubia con una risita— La verdad, es que en esos mismos artículos hablan de que la pareja debe hacer cosas nuevas para mantener viva la pasión. Si siempre se hace lo mismo, se cae en la costumbre y la monotonía y eso disminuye el líbido al punto de la abstinencia. ¿Te suena familiar?

—Pero ya te dije que aún con "eso", no funcionó —Sakura insistió sin poder nombrarlo cómo lo había hecho su amiga y aún así, Haruno fue la que se avergonzó.

—Quizá no funcionó porque no fue algo que a él le gustara. Ya sabes, a unos les gusta la vainilla y a otros otro sabor. Así que lo que debes hacer, es lo que a él le gusta para animarlo.

—Yo ni siquiera sé mucho de ese tipo de cosas —habló Sakura inquieta.

—Eso se soluciona fácil —respondió la rubia para levantarse del sillón y sacar algunas revistas que entregó a su amiga— Aquí hay ideas.

En cuanto Sakura vio las portadas se sonrojó cómo nunca, pues evidentemente eran revistas 18+ para caballeros.

—¡Ino!

—Tu conoces a tu marido, así que hojea eso y piensa qué podría gustarle y hazlo —le dijo la aludida bastante divertida con su reacción— Si no funciona una, prueba con otra. Es lo que yo hago para mantener la emoción en mi matrimonio.

—Eso es muy vergonzoso y aún si decidiera hacerlo, no creo que a Sasuke-kun le guste mucho. Incluso cuando intenté "eso" que me sugeriste, no se vio muy contento, así que no parece que él quiera algo nuevo.

—¿En serio? ¿No se le par…?

—¡Ni siquiera pude abrirle el pantalón cuando él ya me había dicho que no! —exclamó Sakura avergonzada. No quería oír a su amiga decir esas cosas.

—Que extraño, en muchos lados he visto que a todos los hombres les gusta mucho —comentó Ino pensativa— ¿No será que Sasuke-kun es gay y esté por salir del clóset? He leído muchos de esos casos y…

—¡No digas tonterías! ¡Si lo fuera, él jamás me habría tocado, ni me habría embarazado!

—No quisiera decepcionarte, pero he visto muchas historias donde hombres gays tienen esposa e hijos para no delatarse.

—¡Sasuke-kun no es gay! —exclamó Sakura enojada e Ino se puso a pensar.

—Quizá tengas razón. Si lo fuera, lo habrías encontrado con su amante —respondió aún pensativa— Se me ocurre otra cosa que podría ayudarte, pero… no sé, quizá sea demasiado.

Sakura tenía miedo de lo que fuera que Ino tenía en mente, pero también estaba muy desesperada por una solución. Además, podría oír su sugerencia y de ahí tomar la decisión sobre si seguir o no su consejo.

—Dímelo, por favor.

—¿Estás segura? Es que pienso que deberías empezar con la revista antes de esto.

—Si es demasiado, lo decidiré al oírlo.

—Bien, te lo diré, pero no armes un escándalo ¿quieres? Tómatelo con calma —dijo la rubia y Sakura comenzó a dudar, pero terminó por asentir— Cuando él vuelva de su viaje, proponle a Sasuke-kun de probar un intercambio de parejas.

—¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?! ¡Lo que quiero es que mi marido me toque a mi, no a otra mujer! —exclamó Sakura avergonzada y enojada— ¡¿O es que acaso te estás aprovechando de mi problema para intentar meterte con mi marido?!

—No digas tonterías y te dije que te lo tomaras con calma. Además, la idea de que se lo propongas, no es para que realmente lo hagan.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Sakura más calmada, pero confundida.

—La idea es que intentes tener relaciones con él, si te rechaza, le haces esta propuesta. Alguien como Sasuke-kun, no parece ser el tipo de hombre que esté contento con que otro hombre toque a su esposa, así que si le dices esto, lo más probable es que se enfade, pero al mismo tiempo verá que el error es de él al rechazarte, así que finalmente accederá a acostarse contigo.

—¿Eso crees? —preguntó Sakura dudosa.

—Sí. Eso debería despertar sus celos e incluso, quizá finalmente decida tomarse vacaciones contigo para no darte la oportunidad de conseguirte un amante —comentó la rubia a modo de broma.

—Supongo que sí puedo hacer eso. Será vergonzoso decirlo, pero no tendré que hacerlo de verdad —respondió Sakura analizando la propuesta y terminó por sonreír— Gracias, Ino. Es una gran idea. En cuanto vuelva de su viaje, haré lo que me dices y…

—Y debes estar preparada en caso de que diga que sí.

—¡¿Qué?! ¡Sasuke-kun, nunca diría que sí!

—En realidad, hay una alta probabilidad de que diga que sí si siente que su matrimonio es monótono, por eso debes estar preparada para cualquier cosa.

—Pero…

—Mira, tampoco es tan malo. Sólo…

—¡¿Cómo que no es tan malo que mi marido quiera estar con otra mujer y no tenga problema con que yo esté con otro hombre?!

—¡Escúchame primero!

—Es que…

—Si es por la monotonía, no tienes de qué preocuparte. Mira, si tú le propones eso y dice que sí, no les hará daño ir a un club donde ocurren esas cosas. ¿Sabes por qué? —Sakura negó con la cabeza muy molesta porque no estaba convencida— Porque será más fácil despertar los celos de Sasuke-kun, si él ve de frente que alguien o más personas están interesadas en acostarse contigo y que tú podrías considerar aceptarlo.

—Pero ¿y si eso lo hace enojar?

—Obviamente lo hará enojarse, es parte de la idea. Él tiene que darse cuenta que si no te presta atención, tú podrías irte con alguien de los muchos que sí están dispuestos a dártela. ¿Me entiendes?

—No… no sé.

Sakura permaneció callada, pensativa y evidentemente angustiada.

—Si no estás convencida, entonces sólo llévate las revistas. Te dije que podría ser mucho para ti.

—¿De verdad crees que funcione? —preguntó la mujer que, si bien quería inclinarse por las revistas, no quería seguir perdiendo el tiempo. Es decir, ya tenía treinta años, no tenía hijos y su esposo se alejaba de ella, si no salvaba su matrimonio, moriría sola.

—Te diré un secreto. Yo hice esto mismo con Sai. Claro, no fue porque él no quisiera tocarme, fue más bien porque él… era casi como un robot ¿Sabes? No es que no se moviera, era más bien que para que hiciera algo, la mayoría de las veces tenía que pedírselo. No hacía mucho por sí mismo —contaba Ino— Mientras hojeaba algunas de mis revistas, me apareció un artículo que explicaba aquello de los intercambios de pareja y sobre algunos clubes que existen para estos encuentros. Al leer cómo se manejaban estos lugares se me ocurrió sugerirlo. Si despertaba sus celos, no sería tan mecánico.

—¿Y funcionó? ¿No sé acostaron con otros?

—Vaya que funcionó. Aunque parezca que es el mismo de siempre, así como lo ves, se ha vuelto todo un seductor conmigo, él mismo me ha sugerido cosas y ni hablar de lo enérgico. Es como un toro en celo cuando se lo propone —respondió la rubia con una sonrisa de satisfacción muy evidente— Y no, no nos acostamos con otros. En cuanto vio que un hombre comenzó a coquetearme y hacer acercamientos, se levantó muy enojado y me sacó de allí. Nos fuimos directito a la cama esa noche.

—¿Y dónde encontraron a alguien que aceptara?

—Como te dije, hay clubes para esas prácticas, pero el único que hay en Konoha, no te funcionará mucho.

—¿Por qué?

—Sólo es un salón donde las parejas entran, toman tragos y se miran mutuamente hasta que una pareja se decide a acercarse a otra. No es una mala dinámica, pero los que hay en otras ciudades son más atractivos, especialmente para lo que quieres hacer —de un salto, Ino se levantó del sillón y comenzó a buscar en varios cajones hasta que encontró la revista que estaba buscando— Dices que Sasuke-kun fue a Oto. ¿No es así? Si mal no recuerdo, ahí es donde se encuentra el mejor club para encontrar otras parejas que están interesadas en todo esto. Si es así, podrías ir a alcanzar a tu marido allá.

—¿Ir justo ahora? —preguntó Sakura nerviosa mientras Ino buscaba el artículo.

—¡Si! ¡Mira! Snake Swinger, el mejor club de Oto.

—¿Swinger?

—Así se le llama a esta práctica. Por lo regular, estos clubes no son tan evidentes sobre lo que hacen, pero en Oto son más… liberales, así que no tienen problemas con ser obvios.

—¿Y por qué crees que sería mejor hacer esto en este club? —preguntó Sakura mirando las fotos del artículo.

—Las reglas del lugar te benefician. Entre más especializado esté el club, mejores filtros hay —respondió Ino— Y entre más tarden en llegar a la habitación, Sasuke-kun verá cuántos hombres están interesados en ti.

—Bueno… quizá lo intente, pero no debería adelantarme. Lo más seguro es que Sasuke-kun diga que no y no tengamos que pisar este lugar.

—Aun así, deberías leer la revista para que te des una idea. Ahí describen cuál es la dinámica general de esos lugares, pero cada club tiene sus propias reglas, así que no te vayas a olvidar de revisarlas.

—Sí… lo haré.

La mujer de cabellos rosas aún no estaba muy convencida de hacer lo que su amiga sugería, pero sí leyó la revista para estar informada. Además, esta misma la terminó de convencer, porque en efecto, todo lo más popular relacionado a cualquier diversión nocturna, estaba en Oto y pensar que su marido estaba allí solo, la alarmó.

En cuanto terminó de convencerse, Sakura fue directamente a "la ciudad de tolerancia" como se le conocía en el país, a buscar a su esposo, el cuál, ya no se sorprendía de verla ahí desde que ella sospechaba que tenía una amante.

—¿Qué haces aquí?

—Te extrañé mucho y quería verte —respondió Sakura ansiosa. En parte porque temía descubrir que sí tenía una amante y en parte por lo que iba a proponer.

—Estoy trabajando —le dijo mientras la dejaba pasar al cuarto— Deberías volver a casa mañana por la mañana.

—Ya es muy tarde para que estés trabajando, necesitas descansar o puedes enfermarte.

—Esto es muy importante —fue lo único que Sasuke respondió y regresó a la silla frente al tocador donde habían varios papeles que, seguramente, era lo que él estaba revisando.

Sakura, por su parte, quedó muda mirando cómo su esposo, como siempre, ni siquiera se había acercado a besarla o abrazarla. Tampoco hubo palabras de agrado ni parecía contento de verla. Por el contrario su tono y su gesto le dieron a entender que estaba siendo muy inoportuna.

La mujer, dolida por su actitud, caminó hacia la cama y se sentó en silencio mientras veía que su marido regresaba al trabajo sin más y cuando pasó media hora sin que él ni siquiera se volviera a verla ni le dirigiera la palabra, ella se metió al baño.

Él nunca había sido atento con ella, pero tampoco grosero, por ello, Sakura estaba segura de que él la amaba. De lo contrario, no sé habría casado con ella. ¿Verdad? Pero le dolía que él le diera prioridad al trabajo y que ella era quien debía dar el primer paso para que hubiese, aunque fuera un poco de afecto e intimidad.

No quería que el resto de su matrimonio fuera igual, quería un esposo que le demostrara afecto. Quería volver a tener relaciones con él e intentan tener un hijo y si el plan de Ino le había funcionado a ella, entonces ella iba a intentarlo, aunque primero intentaría intimar con él una vez más.

Reuniendo valor, Sakura salió del baño muy decidida y abrazó a su esposo por atrás recargando su barbilla en el hombro.

—¿Por qué no te tomas un descanso? Llevas mucho tiempo allí. ¿Ya cenaste? ¿Quieres que bajemos al restaurante?

—Baja tu si quieres comer. Estoy ocupado.

—En realidad, estaba pensando que podíamos comer juntos o quizá… Bueno, es que estamos en un hotel —le dió varios besos en la mejilla bajando un poco al cuello— Lejos de casa, en una ciudad… exótica y nunca hemos salido de vacaciones, así que estaba pensando que podríamos…

—No tengo tiempo para esto —Sasuke la apartó en cuanto sintió que ella bajaba una de las manos hacia su pantalón— Estoy aquí por trabajo, no por placer.

—Pero…

—Me estás quitando el tiempo. Por eso prefiero estar fuera de la casa cuando tengo tanto trabajo.

Una vez que Sasuke la hizo a un lado y dijo todo aquello, volvió sin más a los documentos que tenía enfrente, dejando a su esposa estupefacta con aquellas palabras.

¿Eso quería decir que su marido se la pasaba de viaje y horas extra en la oficina porque le parecía molesta?

Quiso ponerse a llorar. Estaba muy herida, pero ella quería ser fuerte para arreglar su matrimonio y si iba a llevar a cabo su plan, ese era el momento.

—Si ese es el caso, Sasuke-kun, tengo una petición que hacerte.

—Si es sin mi, haz lo que quieras. No puedo dejar esto —respondió sin voltear a verla.

La mujer se mordió el labio inferior para evitar que se le escapara un gemido de dolor y luchaba por no derramar lágrimas. Aún si él no la volteaba a ver, no quería llorar, pues quería verse convincente de lo que quería hacer.

—Quiero probar un intercambio de parejas.


¿Sasuke reaccionará como Sakura espera? ¿Él se enfadará de que ella siquiera lo mencione? ¿Sasuke aceptará la petición de Sakura para ir al club swinger? ¿Sakura podrá conseguir causarle excitación a Sasuke para volver a tener relaciones? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el inicio de esta historia? ¿Hasta ahora les gusta?

Me encantará leer sus dudas, teorías y respuestas en los comentarios n.n

De verdad espero que este nuevo planteamiento les haya llamado la atención y como pequeña explicación de la relación del tema del calendario con la historia, es que este fic está inspirado (más no basado) en la novela La tregua de Mario Benedeti.

Para quienes no han leído la novela, se las recomiendo, y para aquellos que la han leído, les será más sencillo notar algunas referencias, más no es una calca de la historia n.n

Sin más por el momento, me despido n.n

¡Hasta la próxima actualización!