¡Saludos, queridos lectores!

Finalmente le ha tocado actualización a esta historia, la cuál corresponde al Día 9: Crossover del calendario 1 del SasuKarin Month Junio 2024.

No haré larga la introducción para dejarlos con la lectura, la cuál espero que les guste n.n


Sasuke, al escuchar la petición, tardó unos momentos antes de girar hacia Sakura con un papel en la mano. De hecho, él seguía mirando el papel.

—¿De dónde sacaste esa idea? —preguntó el azabache mientras volvía al escritorio a hacer algunas anotaciones en la hoja que tenía en la mano.

—Estuve hablando con Ino y ella me sugirió que podríamos intentarlo para darle emoción a la relación.

Conteniendo el aliento, Sakura esperaba que su esposo se rehusara contundentemente, se levantara de la silla y le hiciera el amor apasionadamente para recordarle que ella era su mujer, pero en su lugar, él sólo se quedó callado mirando el papel que tenía en las manos.

—Ponte de acuerdo con Ino sobre una fecha y…

—¡No me refería a Ino! —exclamó Sakura más avergonzada que enojada y sólo fue en ese momento que el hombre levantó la vista.

—¿Con quién quieres hacerlo? —preguntó Sasuke confundido, pues Sakura, en su papel de ama de casa, no tenía muchas amigas, al menos no que él supiera.

—Ella me dijo que aquí en Oto hay un club… se conocen parejas que quieren lo mismo, cuidan tu identidad y ahí mismo hay habitaciones.

Sasuke levantó una ceja y Sakura creyó que ese momento sería el de su fantasía, pero en su lugar, el hombre regresó la vista a sus documentos en silencio.

—Estaré libre pasado mañana si logro terminar esto. Si se necesita hacer reserva, hazla —le respondió después de hacer algunas anotaciones más al documento y siguió trabajando en silencio.

Cuando Sasuke escuchó la propuesta de su esposa, sí se sorprendió, pues Sakura siempre se había limitado a "lo correcto y las buenas costumbres" y aunque había mostrado un par de cosas atrevidas en esos ocho años de matrimonio, siempre se mostraba avergonzada y tímida al respecto. Sin embargo, en esta ocasión la oyó muy segura de sí misma y sin titubeos.

Al darse cuenta de aquellos detalles y pensando que todo sería con la amiga de su esposa y su esposo, creyó que quizá ese encuentro se limitaría a una cita de parejas más que a un intercambio, pero cuando ella mencionó el club, verdaderamente había quedado sorprendido.

En otro momento, especialmente cuando sus padres vivían, él quizá se habría escandalizado, principalmente porque no se suponía que alguien decente haría algo así, pero en su trabajo, a Sasuke le había tocado convivir con una gran variedad de personas cuyos pensamientos y costumbres le habían hecho ver que mucho de lo que él pensaba que era inmoral, realmente sólo era diferente, así que no se espantó, pero se sorprendió que viniera de ella.

Sasuke no tuvo que pensar demasiado en su respuesta, pues era consciente de que hacía más de tres años desde la última vez que ellos habían intimidado y Sakura se había esforzado, sin éxito, de que pasara de nuevo, pero él simplemente había perdido el interés y prefería concentrarse en su trabajo. Empero, entendía que su esposa no se sintiera igual que él y que era natural que deseara intimar aunque él no pudiera hacerlo, así que aceptó.

No estaba muy seguro de qué pasaría cuando al ir a ese club, él no tuviera la gana de cumplir, pero al menos Sakura tendría lo que quería y quizá no lo molestaría en una temporada.

—Ya investigué sobre el club. No se necesita cita —Sakura se le acercó al otro día después de su reunión de trabajo y le entregó un folleto de un sitio llamado Snake Swinger— Nos tocará estar en una sección diferente porque es la primera vez que lo intentamos.

—Lo leeré después. Tomaré un baño —contestó el azabache sin darle mayor importancia y se metió al baño sin darle oportunidad a Sakura de decir nada.

Cuando salió del baño, Sakura no estaba en la habitación. Él no le dió importancia porque quizá había ido a comprar ropa o algún objeto que necesitara, pues ella había llegado al hotel sin equipaje, así que aprovechó ese momento para leer el folleto que le dejó mientras se secaba el cabello.

El folleto era bastante grande y elegante. Contenía las reglas del lugar, horarios, costos, sugerencias para los nuevos miembros, advertencias y al final un volante con una lista de productos y precios de objetos, ropa y juguetes para la ocasión.

Las instrucciones decían que las parejas nuevas debían elegir un nombre que podría ser el suyo o uno que ocultara su identidad. Les pondrían un gafete con el nombre que eligieron y les preguntarían si querían experimentar con parejas novatas o con alguna que ya tuviera experiencia. Según su elección, les darían un número y los meterían a una habitación para que conocieran al resto de las parejas.

En esa habitación, podrían acercarse a otras parejas para conocerse y tomar confianza. Sería como si estuvieran en un bar. Si encontraban una pareja que les agradara, podrían ir a la siguiente habitación, pero si después de media hora nadie les convencía, los emparejarían al azar con los números que les dieron.

La siguiente habitación era un sitio parecido al primero, sólo que con mesas que les daban algo de privacidad. Ahí podrían hablar de forma más íntima, ya fuera con la pareja que eligieron o con la que se les había elegido al azar. Si todo salía bien y todos estaban de acuerdo, podrían ir a las habitaciones que correspondían a los números que les habían dado desde el principio e incluso podrían ir los cuatro a la misma habitación.

Al terminar, las parejas salían a la recepción cada una por su lado y podrían indicar en su tarjeta de miembro si quisieran volver a encontrarse con la pareja con la que estuvieron en aquél momento, de esa forma, si ambas parejas estaban de acuerdo, podrían encontrarse nuevamente.

El club dejaba que los novatos entraran con un pago, y al finalizar, se les ofrecía una membresía en la cual, las dinámicas no eran tan diferentes de la de los novatos, sólo que como miembros, podrían elegir en cada una de sus asistencias participar con los novatos siguiendo el mismo proceso, o con los miembros, donde con el tiempo, ya conocerían a los asistentes, lo que les daba la oportunidad de simplemente encontrarse con gente con la que ya habían estado.

Había un gran letrero en el folleto en el cuál se les recordaba a los asistentes, que en cualquier etapa del proceso podían rechazar continuar con lo que ocurría y que habría elementos de seguridad y paramédicos cerca para asistirlos en caso de que alguien estuviera siendo forzado o hubiese un contratiempo médico.

Por supuesto, había más indicaciones, reglas y sugerencias, pero en esencia, esas eran las indicaciones del lugar.

Sasuke jamás había estado en un lugar como ese y aunque había oído hablar de los clubes en su estadía en Oto, no había investigado a fondo ni preguntado. Empero, ahora que leía el folleto, se notaba que estaba bien pensado y de hecho, por las fotos, parecía un sitio lujoso y cómodo. Si no pasaba nada, por lo menos deberían tener buena comida y bebidas.

Quizá Sasuke no era muy sociable, y estaba seguro que no tendría acción esa noche, pero si con eso Sakura dejaba de insistirle y conseguía una buena comida, entonces no sería del todo una pérdida de tiempo.

Dejando el folleto en la mesita de noche, Sasuke siguió en sus propios asuntos hasta que recibió una llamada en la que duró casi una hora. En algún momento de su llamada, Sakura ya había vuelto a la habitación.

—¿Está todo bien?

—Mañana iré a las oficinas a arreglar unos asuntos —dijo irritado, no sólo por la ineptitud del asistente para lidiar con el problema, sino porque ya imaginaba lo que vendría.

—¿Qué hay de…?

—Dijiste que hay varios horarios para ir. ¿No? Tomemos el del último turno —la interrumpió— Resolveré este asunto para ir al club mañana. No quiero dejarlo pasar.

—De… de acuerdo, Sasuke-kun —respondió Sakura con tristeza, pero casi de inmediato recuperó su humor— ¿Te gustaría hacerlo antes de…?

—Tengo que dormir temprano para ir a la oficina. Sólo cenaré y dormiré. No puedo.

—Entiendo.

Sasuke se sentó a cenar con Sakura en el restaurante y ninguno tocó el tema sobre el club, ni siquiera para saber si el otro ya había leído el folleto.

La conversación que tuvieron, si podía llamarse así pues Sasuke se limitaba a asentir o negar si así lo veía conveniente, pasó sin novedades, a pesar de que Sakura esperaba que su marido tuviera algún comentario al respecto del club o quizá expresar arrepentimiento. Sin embargo, él comía con su expresión impasible y de vez en cuando contestaba mensajes.

Al final, Sakura regresó sola a la habitación porque Sasuke había recibido una llamada que terminó más de media hora después.

El día de ir al club llegó más pronto de lo que esperaba y mientras Sakura trataba de pasar el tiempo mientras llegaba la hora y con ella, el regreso de su esposo, estaba muy nerviosa.

Sasuke, por otro lado, ni siquiera pensó en el tema y se centró únicamente en el trabajo hasta que se aseguró que los libros de cuentas estuvieran en orden, algo que le tomó bastante tiempo. De hecho, por tiempos, quedó de verse con su esposa frente al club para alcanzar a entrar al último turno del día.

—Pensé que no llegarías —comentó Sakura tras besar a su marido. Le daba gusto verlo, pero tenía la esperanza de que se hubiese arrepentido.

—Se hace tarde —dijo el azabache y le dió la indicación para entrar al club.

Cualquiera que viera el lugar desde afuera, pensaría que ese lujoso complejo era un hotel elegante y por dentro, al menos la recepción, era la misma sensación, pero el gran letrero Snake Swinger, de letras neón, era un anuncio innegable de lo que era ese lugar.

—Bienvenidos al club Snake Swinger. ¿Tienen membresía o es su primera vez? —los recibió el hostess.

—Primera vez —respondió Sakura tímida.

—¿Han revisado nuestra página de internet o los folletos actualizados? —les extendió un par de folletos similares al que Sakura le había llevado.

—Si, ya lo leímos —respondió Sakura al ver que era el mismo a primera vista. Sin embargo, Sasuke le echó un vistazo de lectura rápida para comprobarlo a lo que la mujer asumió que él no lo había leído, pues nunca lo vio hacerlo.

—Antes de llenar su formato, deben leer el reglamento de estas hojas y firmarlos como compromiso de que aceptan y respetarán las reglas —el hombre le explicaba a la pelirrosa.

Mientras Sakura leía las reglas, Sasuke comprobaba que el folleto era el mismo.

Ciertamente, él pensó que lo era hasta que se dió cuenta que había una pequeña acotación en la parte donde se explicaba que las cuatro personas estarían en una mesa privada antes de ir a las habitaciones. En ella también se decía, que si alguien de la pareja quería un momento a solas con la persona de la otra pareja, tocaran suavemente la rodilla de esa persona y podrían retirarse a unos nuevos cubículos con letrero de "baños" para "probar la química".

Esta acotación venía en letras pequeñas y por poco las pasa de largo, principalmente porque él estaba seguro que era el mismo folleto y no creía que podría estar con nadie. Sin embargo, lo leyó porque él no era el tipo de persona que iba a un sitio nuevo sin estar bien informado.

—¿Quieres estar con los nuevos o con los experimentados? —Sakura le preguntó a su marido— ¿Tienes en mente o preferencia de un rango de edad?

—Como quieras. Es tu idea —respondió Sasuke entregándole el folleto actualizado a su esposa— Lee la última página.

El hombre tomó la hoja del reglamento y aunque lo hubiese leído en el folleto, volvió a leerlo en esa nueva hoja antes de firmar.

—¿Qué nombre nos pondremos? —Sakura, que seguía llenando el formulario, le preguntó a su marido, pero este sólo hizo un ademán con la mano para que ella eligiera todo.

La pelirrosa no tardó demasiado en llenar el formato, pero Sasuke ya se sentía impaciente por terminar con eso. No estaba realmente interesado y sólo lo hacía para quitarse un problema de encima.

—Gracias. Aquí tienen su número, llave y gafetes —dijo el recepcionista recibiendo el formulario, escribiéndole un número en la esquina derecha y entregándole a Sakura una ficha color azul con el número siete— Pasen a la puerta azul, por favor.

A los extremos de la recepción, había dos puertas, una azul y una roja y en cada una había un portero vestido tan elegantemente cómo el recepcionista.

La pareja fue a la puerta de la derecha, correspondiente al color que les había tocado. Iban del brazo porque Sakura se había colgado de él y al entrar a esa primera habitación, vieron a al menos cincuenta parejas que fueron en aumento minutos después. Al parecer no eran tan estrictos con la hora de entrada. La mayoría de las parejas estaban una alejada de las demás.

Ninguno de los dos había estado ahí antes, pero Sasuke podía entender que el hecho de que la mayoría estuviera sin hablar con otra pareja, era porque seguramente su esposa había elegido ir con principiantes como ellos, lo que se traducía en cierta timidez con esa nueva experiencia.

—Parece un salón de fiestas. ¿Verdad? —dijo Sakura impresionada, porque de no ser que ellos sabían dónde estaban, bien podrían pensar que estaban en alguna cena elegante de la empresa.

En cuanto Sasuke notó que había una barra de bebidas, encaminó sus pasos hacia allí sin pensarlo y alcanzó a oír un gritito de Sakura, que se oía como si hubiese entrado en pánico. Ella corrió hacia él.

—Sasuke-kun, no me dejes sola —pidió asustada.

—Si no quieres estar aquí, vámonos —dijo el aludido. Cualquiera podría darse cuenta de sus nervios.

—No. Sí quiero seguir, es sólo que… estoy muy nerviosa. No sé qué hacer.

—Mira alrededor, si ves a alguien que te guste te acercas. Venía en el folleto —respondió el azabache mientras pedía un martini en la barra.

—Lo sé, pero…

—Buenas noches —una pareja se había acercado y fue la primera de varias que empezaron a desfilar frente a ellos.

Hubo una tras otra pareja que se acercaba a ellos tratando de entablar conversación, pero Sakura era la única que lo hacía, mientras Sasuke respondía monosílabos si no le molestaba responder la pregunta que le hicieran.

Ninguno de los dos tuvo tiempo de elegir una pareja, porque eran los demás quienes se acercaban a ellos, pues entre más pasaba el tiempo, la gente parecía ir tomando un poco de confianza.

Muchos hombres se veían muy interesados en Sakura y aunque le incomodaba, ella aceptaba sus coqueteos esperando que Sasuke reaccionara.

Al mismo tiempo, la mayoría de las mujeres que se acercaron, intentaban conseguir la atención de Sasuke, pero como él se comportaba frío y cortante, la mayoría de ellas desistían y las que no se rendían, eran llevadas por su pareja a otro lado.

Pasó la media hora y llegó el momento de asignar las parejas al azar a aquellas que no habían encontrado con quién pasar a la siguiente habitación.

—¿Quieres irte? —preguntó Sasuke al ver que Sakura parecía agotada y desilucionada, aunque él asumía que era por no encontrar a alguien que le agradara. Ella rechazó todas las propuestas de ir a la siguiente habitación aún cuando él le había dicho que aceptaría a cualquiera que ella eligiera.

—No. Tengo curiosidad por conocer a la pareja que nos tocará —respondió la mujer mientras se oían los números que iban emparejando— Tengo un buen presentimiento de esto.

Sasuke se encogió de hombros, le dió un trago a su copa y se puso a mirar el celular.

—...pareja once y pareja siete, pasen a la siguiente habitación —anunció el moderador en el micrófono tras sacar pelotas de una tómbola con los números.

—¡Es nuestro número, Sasuke-kun! —chilló Sakura nerviosa y el aludido resopló por lo bajo. Al menos eso estaba más cerca de terminar.

La pareja se acercó a la puerta correspondiente a esperar a la pareja con quiénes los habían juntado y Sasuke, por cuestiones de números y probabilidad, pensaba que les tocaría estar con alguna de las parejas con las que ya habían hablado, pero en su lugar, se encontraron con una pareja notablemente má joven que ellos.

—Hola, somos amm…

—Martín y Laura —la joven bufó por el olvido del albino y a pesar de que tenían un gafete con los apodos.

—Hola. Somos Romeo y Julieta —Sakura los presentó.

—¿Lo ves? Te dije que era la primera opción de todos —la joven pelirroja le señaló a su acompañante— Hay muchas otras parejas en los libros que Romeo y Julieta.

—Es la historia de amor por excelencia, no puedes culparme —replicó "Martín" cruzándose de brazos.

—¿Y alguna vez has visto una versión de Romeo y Julieta visitando estos lugares?

—No, pero…

—Pueden hablar adentro. Tomen una mesa disponible —el portero de la puerta los interrumpió y los cuatro accedieron a obedecer.

Ambas parejas entraron a la habitación que era más grande que la anterior. Estaba llena de mesas circulares con sillones acolchados en media luna. Las luces eran más suaves que las del primer cuarto y había un dosel sobre cada mesa que sólo dejaba ver siluetas a lo lejos y algunos detalles más de cerca.

—Pasen, señoritas —"Martín" dijo con galantería para que ellas quedaran en medio del sillón de media luna— ¿Quieres estar con tu pareja o prefieres cambiar de lugar desde ahora? —el albino se dirigió al azabache refiriéndose a los lugares de la mesa— Ya sabes, para la plática.

—No presiones y siéntate conmigo —la pelirroja regañó a su pareja y este, haciendo un mohín, obedeció.

—Me gustaría cambiar desde ahora —Sakura se precipitó a decir esperando que ello causara alguna reacción en su esposo, pero él se veía tan estoico como siempre.

El joven miró a su pareja y ella asintió, a lo que el muchacho amplió su sonrisa y cambió de lado para sentarse junto a la pelirrosa. Sasuke hizo lo mismo con la joven pelirroja y se mantuvo a una distancia prudente.

Los cuatro pidieron bebidas y una botana y no comenzaron a hablar hasta después de que se las sirvieron.

—¿Y de qué les gustaría hablar? ¿Trabajo, estudios, lugares, mascotas… o quizá quieran pasar a las charlas calientes de una vez? —preguntó el albino.

—¿Qué los hizo venir aquí? —preguntó Sakura para evadir preguntas personales e íntimas.

—Él me lo propuso y después de insistir, acepté para que dejara de joder —respondió "Laura" encogiéndose de hombros— ¿Qué hay de ustedes? ¿Vienen a darle sabor a la relación?

—¡Ey! En primer lugar, yo no insistí demasiado —"Martín" tomó la palabra, lo que ayudó a que la otra pareja no dejara un silencio prolongado— Y en segundo lugar, tu dijiste que tenías curiosidad.

—Sí tenía curiosidad, pero no la suficiente para hacerlo —respondió la pelirroja— Y cómo insistías, decidí matar dos pájaros de un tiro.

—Vamos, que seguro te ponía la idea desde el principio. Sólo quieres fingir para quedar bien —bufó el albino.

—Estás acaparando la atención como siempre —señaló "Laura" descontenta a su pareja— Deja que respondan o hagan una pregunta.

El joven dió un bufido y ambos miraron a la pareja mayor esperando que dijeran algo.

—Vinimos porque… bueno… lo dijo Laura. Hay que ponerle un poco de emoción a la relación después de ocho años de matrimonio.

—¿Ocho? ¿A qué edad se casaron? ¿A los veintiséis?

—Tenemos treinta —respondió Sakura con una sonrisa y fingiendo que no le había molestado el aumento de edad.

—No le hagas caso, le gusta hacer bromas de mal gusto. Piensa que es divertido —intervino la pelirroja— Pero te prometo que en la cama puede ser muy seductor si se lo propone.

—¿Ustedes qué edad tienen? —preguntó la pelirrosa forzando más su sonrisa.

—Veintidós y llevamos dos años de novios —contestó "Laura".

Sí, Sasuke ya notaba que ellos se veían bastante jóvenes, pero obviamente no podrían tener menos de veintiuno o no los hubiesen aceptado en el club, según sus reglas.

—¿Y tú no dirás nada? Porque si eres tan frígido en la cama como lo eres en la plática, mi novia se va a estar quejando porque no disfrutó.

—A Sas… A "Romeo", mi esposo, le cuesta hablar con extraños —intervino Sakura para defender la virilidad de su marido, pero al mismo tiempo no quería revelar detalles.

—¡Ah! Entonces tú fuiste la de la idea —el albino sonrió seductoramente a la mujer y puso su brazo por detrás de ella para recargarse en el respaldo— Te veías del tipo tímida.

—Yo… es que no…

—¿Ahora te harás la tímida? Bueno, no importa, no me molesta jugar al dominante —se acercó a ella de modo que sus piernas se pegaban en el asiento— Aunque esperaba que al ser mayor, quizá pudieras enseñarme algo nuevo.

Sakura dio un respingo, pero de soslayo vio que su marido, aunque los veía, no reaccionaba, así que juntó valor y decidió acceder un poco a los avances del joven. Después de todo, ella había ampliado el rango de edad según lo sugerido por Ino, para que el azabache viera lo atractiva que era para los hombres sin importar la edad.

—Me gusta la idea —fue lo que Sakura le respondió a "Martín" tratando de no tartamudear, pero se notó su nerviosismo.

—Incluso podemos jugar ambos papeles —respondió Hozuki tomando a la mujer por la cintura y sonrió satisfecho cuando ella dió un saltito— Eres muy buena en este juego de fingir.

El albino y la pelirrosa siguieron platicando, dónde el joven no dejaba de coquetearle a la mujer y ella trataba de seguirle el paso con la esperanza de que su marido interviniera, de modo que dejaron de lado al otro par.

—¿Y hay algo de lo que quieras hablar? —"Laura" se había dirigido al hombre que había estado callado en todo momento y aunque miraba a su esposa, no mostraba ninguna reacción.


¿Cómo irá la conversación con los chicos que acaban de conocer? ¿Qué tan lejos llegará Sakura con su plan? ¿Sasuke reaccionará al acercamiento de "Martín" hacia Sakura? ¿Cómo irá la interacción entre Sasuke y "Laura"? ¿Las dos parejas llegarán hasta las habitaciones o alguien interrumpirá la interacción? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?

Me encantará leer sus teorías y dudas en los comentarios n.n

Sé que esto no es precisamente un crossover, pero fue la forma en que pude adaptar la historia al tema, haciendo una alusión a un crossover entre "Romeo y Julieta" y "La tregua". Espero que a pesar de no ser un crossover legítimo, les hayan gustado las alusiones n.n

Aún no estoy segura si subiré el siguiente día antes de irme a dormir (que quedaría antes de las doce de la noche en mi país), o si lo subiré hasta mañana por la noche, pero espero que esta actualización les haya gustado lo suficiente para poder esperar lo que viene n.n

Sin más por el momento, los dejo por ahora n.n

¡Hasta la próxima actualización!