El silencio en la cocina de la casa Nishikino aún prevalecía. La intensa mirada de Dia sobre su madre era tal que cualquiera pensaría que la menor podía leer pensamientos. Por supuesto que esperaba una explicación, todo comenzó a marchar mal desde ese día en el que esa mujer Nico apareció, de la nada Eli decidió irse, de la nada Maki permitía que esa mujer entrara a su vida, y ahora, incluso quería hacerla parte de la vida de Dia.

No iba a permitirlo, estaba sumamente confundida y molesta.

Maki por su parte, buscaba una forma de poder explicarle a su amada hija lo que estaba sucediendo, y preguntarle si podía cooperar, si deseaba hacerlo.

Tomo un profundo respiro y se animó a hablar por fin.

-Dia, cariño... ¿Quieres hablar a solas conmigo? - preguntó a la menor, quien simplemente mantuvo su mirada seria sobre la pelirroja -Ten por seguro que voy a responder todo lo que desees saber, promesa- continúo hablando, extendiendo su mano hasta Dia y haciendo destacar su meñique, esperando que Dia entrelazara en suyo en señal de pacto.

La menor pareció suavizar su expresión facial para finalmente, extender su mano y enganchar su meñique con el de Maki.

-Es una promesa mamá, y creo que tenemos que hablarlo ahora- contestó Dia mientras soltaba un suspiro y después miraba a sus abuelos. -¿podemos ir a la sala? Mamá y yo no tardaremos- pidió cortésmente a los mayores que simplemente le sonrieron y asintieron.

-Adelante cariño, tomen su tiempo- dijo el hombre.

Dia procedió a levantarse de la mesa y dirigirse a la sala del hogar Nishikino. Maki por su parte miró a sus padres un breve momento, notando como, a pesar de no estar de acuerdo con lo que Maki quería hacer, simplemente asintieron, dándole a entender a la chica que la apoyarían.

-Maki, solo... ve con cuidado- su madre dijo primero.

-Y por favor, cuida a Dia sobre todas las cosas- el hombre pidió, sabiendo que esa sería la mayor prioridad de su hija, porque Maki amaba a esa niña, tanto como ellos lo hacían.

Maki finalmente se levantó de su lugar y se dirigió hacia la sala, encontrando sentada en uno de los sofás a Dia, observó a la niña un momento, ni siquiera se había dado cuenta que la pequeña pelinegra ya no mecía sus pies al sentarse en el sillón, ahora tocaban perfectamente el piso. Incluso estando ella correctamente sentada.

-¿Mamá?- la voz de la pequeña la sacó de sus pensamientos, podía ver la incertidumbre en los ojos turquesa de la menor, por lo que simplemente caminó hasta ella y se sentó cerca, donde ambas pudieran conversar a solas.

-Primero que nada, lamento la situación, cariño. Yo se que esto está siendo difícil para ambas, pero no podemos estancarnos. Si desea comentarme algo en especial puedes hacerlo ¿de acuerdo? - Maki comenzaba diciendo, tratando de darle la confianza a la pequeña de comenzar a hablar.

Dia lo pensó un breve momento, las dudas mayores eran respecto a Nico, realmente todo en su cabeza giraba en torno a la mujer, pero tampoco quería bombardear a Maki de aquella manera, por lo que trató de ordenar sus pensamientos primero.

-Yo entiendo que tengas amigos, Mama Maki. La tía Umi es muy agradable, por ejemplo. Pero jamás me sentí con tanta incertidumbre respecto a ella, ni con las tías Hanayo y Rin... pero esa mujer, Yazawa Nico, realmente me tiene con esa sensación a cada momento en el que está cerca, incluso cuando no...- Comenzaba a hablar de su sentir, Maki la escuchaba atentamente. – Yo solo quiero saber ¿por qué los abuelos no están de acuerdo? El abuelo Akira dijo que ella... te hizo daño...-

Maki se mantuvo un breve momento en silencio, tratando de ordenar sus pensamientos y lo que iba a decirle a su hija. Era una situación complicada.

-A veces no escuchamos a quien deberíamos... Nico y yo éramos amigas desde que tenía tu edad. Crecimos juntas, pero simplemente hubo un momento en el que ninguna escuchó a la contraria y... nos hicimos daño mutuamente...- Maki comenzaba a decir, tratando de omitir muchas cosas en el proceso. -Hubo un resentimiento que permaneció por muchos años en los que no supimos la una de la otra y ahora, simplemente, decidimos darnos una oportunidad de recuperar nuestra amistad- aclaraba la pelirroja.

Dia analizó las palabras de su madre, hasta cierto punto sonaba razonable, pero por otro lado había algo que seguía incomodándola, dos cosas en específico.

-Entiendo, pero... ¿Tan malo fue como para que los abuelos reaccionaran así? - Dia dijo.

Como pensó, a su brillante hija no se le escapaba nada. La abogada entonces se debatió si debía decir un poco más de información, pensando en si Dia reaccionaría bien o no. Aunque ¿Por qué debería molestarse? Si Nico era actualmente su amiga, no había nada más allá que una amistad... al menos a eso debía aferrarse.

-Éramos muy cercanas ¿sabes? he incluso tus abuelos nos vieron crecer. Cuando nos separamos, fue una sorpresa dolorosa para todos, como una decepción colectiva...- trataba de darle una explicación a la menor.

Dia volvió a analizar las palabras de Maki, entendía el mensaje que su madre intentaba trasmitirle, pero seguía habiendo algo que no la tenía convencida del todo. Maki le ocultaba algo y ella lo sabía.

No solo pensó en las palabras de su madre, también en los sucesos que habían ocurrido anteriormente. Y se remontó a aquel día en el que todo se había venido abajo, el día en que Eli se fue de sus vidas... aquella tarde Nico había coqueteado con Maki frente ella, siendo tan obvia que simplemente le sorprendió que Maki ni siquiera se diera una pisca de cuenta.

Dedujo un hecho tan fácilmente. Y eso era que Yazawa Nico gustaba de Maki.

No le agradó en absoluto la idea, pues para Dia, aun había una sensación de pertenencia que le señalaba que Maki era la única para Eli y viceversa. Pero Eli se había ido, las había dejado atrás tan fácilmente.

Eli ahora era feliz con otra mujer mientras ella y Maki aún estaban tristes por su partida, pero tampoco era tan egoísta como para atar a Maki a un caprichoso recuerdo.

Por otra parte, el simple hecho de pensar en Nico en su hogar, comportándose como una tonta hormonal tampoco le agradaba en absoluto. El hecho de que Nico quisiera de esa forma a Maki, no obligaba a la abogada a corresponder, para Dia, esa mujer estaba siendo una oportunista.

Pero... ¿y si a Maki comenzaba a gustarle?

-¿Dia? ¿te encuentras bien? - la voz de Maki la sacó de sus profundos pensamientos. Miró detenidamente a la pelirroja, tratando de descifrar algo más, pero simplemente se encontró con la serenidad tan característica de la abogada.

-No me gusta saber que ella te ha lastimado. Los amigos no se deben lastimar- comenzaba a hablar Dia. -Y de repente decidiste que darle una nueva oportunidad era lo mejor... Mamá Maki, has pensado que ¿desde que ella apareció en aquella exposición, todo se vino abajo? Mamá Eli se distanció y se fue, dejamos de pasar el tiempo que pasábamos juntas antes... ya no sonríes tanto... y yo tampoco lo hago... ¿por qué las cosas deben ser así? – Tras cada palabra, la voz de Dia era más suave, se quebrantaba cada vez más y Maki, sentía el dolor creciente en su pecho ante el propio dolor de su hija.

Maki simplemente se acerco a Dia y la envolvió entre sus brazos, permitiéndole a la menor dejar salir su llanto. Sabía lo mal que estaba pasándola la pequeña, tanto como ella lo estaba pasando. Permanecieron así un rato, hasta que finalmente, Maki la alejó un poco y deposito un cariñoso beso en su frente, para después levantar un poco el rostro de la menor y limpiar los rastros de sus lágrimas.

-Tienes razón, los amigos no deben lastimarse... nadie debería lastimar a nadie- comenzaba a hablar Maki. – Pero a veces es inevitable sentirse lastimado, por eso es muy importante escuchar, Dia. Si hay remedio, una segunda oportunidad puede ayudar ¿es lo mejor? Jamás lo sabrás hasta que lo pruebes- aclaraba, a lo que Dia simplemente asintió.

-Entiendo mamá... es solo que es muy difícil pensar en todo esto- agregaba.

-Yo sé que es muy difícil, pero no imposible- Maki terminó de limpiar la última lagrima de Dia para después acariciar sus majillas. – La presencia de Nico puede ser una casualidad, quizá una señal ¿Quién sabe? Solo sé que, Eli tomo sus propias decisiones, cariño. Y las decisiones de Eli no son culpa de nadie- Maki trataba de hacer entender que la presencia de Nico no tenía nada que ver con el hecho de que Eli decidiera irse.

Para fortuna de Maki, Dia logró calmarse por completo y separándose por completo de ella, finalmente dio una respuesta.

-Supongo que, todos merecemos una segunda oportunidad- decía, poniendo sumamente feliz a Maki. – Solo quiero aclarar que hago esto porque quiero estar contigo como antes, no por Nico. Ella deberá ganarse salir ilesa de aquí- aclaró, logrando que Maki soltara una risa por sus palabras.

-Deberías ser más amable como Eli y menos peligrosa...- Maki dijo mientras reía, Dia también comenzó a reír dándole un ligero empujón a Maki.

-Aprendí de la mejor- finalizó la menor.

Maki volvió a sentirse feliz, volvería a tener cerca a su amada hija y podría ayudar a Nico como tanto quería.

Aunque algo seguía rondando la mente de la japonesa, y eso era lo que Dia había dicho. Era verdad, desde la llegada de Nico, Eli se alejó. Creía firmemente en las palabras que le había dicho a Dia, que Eli era la responsable de sus propias acciones y decisiones, pero eso no quitaba el hecho de que... la coincidencia era demasiado inquietante...

.

.

.

Nico llegó hasta aquella puerta y entró con normalidad, su mente solo podía pensar que ésta sería la última vez que ella cruzaría por ahí. Todo estaba como de costumbre, así que siguió caminando hasta topar con la oficina principal de aquel establecimiento, tocando un par de veces la puerta.

-Adelante- la voz en el interior le permitió entrar. Por lo que Nico tomo una gran bocanada de aire y finalmente entró.

Cómo esperó, ahí estaba Kotori, dedicándole una amable sonrisa.

-Nico chan, ¿En qué puedo ayudarte? - preguntó ella. La mayor aún estaba nerviosa.

Le había hecho una promesa a Maki y estaba ahí en ese momento para poder cumplirla. Deseaba poder ser lo suficientemente valiente esta vez; se lo debía a la pelirroja desde hace muchos años, así que, tomando un gran bocado de aire, prosiguió a hablar.

-Yo vine porque necesitaba agradecerte por todos estos años... Cuidaste de mí y me disté una oportunidad de sustento que nadie más me dio. En verdad te lo agradezco- comenzaba diciendo, ganándose una curiosa sonrisa de la mujer en el escritorio.

-Pues, no tienes nada que agradecer, has trabajado duro, incluso contra los inconvenientes que implican este trabajo- Kotori comenzaba a decir para después soltar un suspiro. -Suena a una despedida, Nico chan- dijo ella algo intrigada.

No pensó que Kotori sabría tan rápido a que se refería, pero tal parecía que la peli gris lo había adivinado tan fácilmente que simplemente tuvo que responder sin echarse para atrás.

-Es que... Eso es lo que es. Estoy despidiéndome, Kotori- Nico aclaró de inmediato, notando como la mujer soltaba un nuevo suspiro y después le sonreía con más suavidad. -Yo de verdad estoy muy agradecida, pero es momento de partir- afirmó.

Kototo sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió, dándole una larga calada para después sacar el humo de su boca. Después prosiguió a sacar algo de uno de los cajones de su escritorio, ahí ella escribió algo con tinta y lo firmo. Así mismo, se levantó de su asiento para estar frente a Nico, la pelinegra sintió algo de nervios, en su mente solo podía aparecer la idea de que Kotori estaba molesta y se negaría a dejarla ir; que ella haría algo para retenerla.

Sintió miedo por un momento ante la seria mirada de la peli gris.

Sin embargo, Kotori extendió el papel que hace un momento firmo para que Nico lo pudiera tomar. La joven miró dudosa a Kotori.

-Anda, tómalo- ella dijo con voz tranquila, ofreciendo de forma un poco más insistente el papel que le estaba ofreciendo a Nico, quien aún dudosa, por fin lo tomó y comenzó a examinarlo.

-Kotori... ¿esto es...?- Nico estaba sorprendida de lo que ese papel contenía, la mujer peli gris le dio la espalda, lista para volver a sentarse en su escritorio.

Kotori le estaba dando un pequeño cheque, en el que le pagaba su última mensualidad y un extra, esperando que Nico pudiera retirarse con algo en lo cual apoyarse.

-Me es un poco triste dejarte ir, Nico chan. Pero entiendo que estas buscando crecer, y si has conseguido algo mejor que esto y que te haga feliz, entonces solo puedo desearte buena suerte- comenzaba diciendo ella, dedicándole una tenue sonrisa a la pelinegra, quien sintió un pequeño nudo formándose en su garganta.

Se sentía sumamente agradecida por lo que Kotori estaba haciendo en ese momento, no se mostró molesta, no hizo malas acciones como negarse a pagarle o retenerla, ella simplemente estaba deseándole lo mejor y no podía estar más agradecida.

-Muchas gracias Kotori... de verdad, estoy muy agradecida- Nico hacía una reverencia para su ahora ex jefa y le dedicaba una gran sonrisa.

-No hay nada que agradecer, gracias a ti por darnos tu tiempo- ella le devolvía la sonrisa a Nico. -Espero que podamos ser gratos de recibir algún día tu visita, me alegrará verte y por supuesto, a las demás chicas también-

-Tenlo por seguro, jamás me olvidaré de ustedes- y con esas últimas palabras, Nico se disponía a salir de la oficina, no sin antes pasar a despedirse de sus, ahora, ex compañeras.

-Hasta pronto, Nico-

Hasta pronto, Kotori. Gracias...-

.

Para Nico aquello fue un día realmente melancólico, no odiaba del todo ese trabajo, pues en el había conocido a chicas muy agradables, formo buenas amistades tales como Yoshiko. Pero tuvo que despedirse con la promesa de visitarlas de vez en cuando.

Ahora mismo se dirigía hacia la casa de Honoka, pues tenía planeado contarle la situación actual a Eli y por supuesto, pedirle consejos sobre como poder acercarse a Dia sin morir en el intento.

Cuando por fin estuvo frente a la puerta, tocó el timbre dos veces y después esperó. No pasó mucho tiempo, antes de que la puerta se abriera, dejando ver a la chica que buscaba.

-Eli, ya puedes andar- Nico dijo con evidente alegría al ver a la artista ahí parada, abriendo la puerta y dedicándole una tenue sonrisa.

-Si, Honoka dijo que debía comenzar a tomar caminatas breves en la casa. Pero olvidemos eso, pasa- se hacía a un lado para permitirle la entrada a Nico en el que ahora era su hogar temporal.

Nico asintió y prosiguió a pasar a la casa, al entrar pudo ver un lugar sumamente acogedor y limpio. Eli la invito a sentarse en la sala para poder conversar.

-De verdad me siento feliz de ver que has asimilado bien el trasplante. Se te ve mejor- comentaba Nico mirando como el pálido en la piel de Eli ya no era tan acentuado, incluso las bolsas bajo sus ojos eran casi imperceptibles.

-Lo estoy, claro solo es momentáneo, no quiero acostumbrarme mucho, a decir verdad- contestaba con algo de desgane. Nico sintió tristeza ante las palabras de Eli. -Pero como te dije, olvidémonos de eso. ¿Qué te trae por aquí? - preguntó.

-Pues, te tengo una buena noticia. Estuve con Maki recientemente y...- trato de explicar, pero Eli la irrumpió rápidamente.

-¿Maki? ¿cómo esta ella? ¿viste a Dia también? ¿has hecho algún avance? - la expresión en el rostro de Eli denotaba un poco más de vida a cuando la vio abrirle la puerta. Sin importarle la irrumpió, simplemente le sonrió a la artista y respondió a su pregunta.

-Maki esta mejor. Continua trabajando y está enfocándose en el y en Dia. En cuanto a nosotras, realmente hemos avanzado bien, comenzamos a conversar del pasado con más calma y por ahora está totalmente cómoda con nuestros amistosos acercamientos. Francamente no hay señal de que le interese de otra forma que no sea amistosa...- contestaba Nico, apreciando como el rostro de Eli parecía expresar alivio al saber que Maki estaba bien, pero no tan contento con el hecho de que la abogada no estuviera interesada en Nico todavía. – Y no he visto a Dia, pero sobre eso quería hablarte- comenzaba Nico.

-Bien, te escucho- dio pauta a proseguir.

-Veras, Maki no se ha podido hacer cargo de Dia de la misma forma que antes, a lo que ella me dijo, tú eras quien la cuidaba la mayoría del tiempo por sus trabajos, lo que la ha obligado a dejarla entre semana en casa de los señores Nishikino- comenzaba explicando, Eli la escuchaba atentamente. – Le conté a Maki sobre BiBi y que trabajaba ahí... bueno, la verdad es que me descubrió por un torpe descuido, pero no es importante, ella me propuso hacerme cargo de cuidar de Dia a cambio de que dejara ese trabajo-

-Entiendo, Maki busca poder llegar a casa y tener a Dia con ella. Es simplemente una oportunidad única, por favor dime que no la rechazaste- Eli preguntaba, a lo que Nico negó.

-Vengo de hacer mi renuncia a BiBi para poder dedicarme a lo que Maki me pidió. Es obvio que es una oportunidad de poder simpatizar con Dia, la cosa aquí es que... ella me odia y estoy segura que me va a hacer añicos a la primera oportunidad...- Nico decía aquello descuidadamente, ganándose una mirada desaprobatoria de Eli.

-Estas hablando de mi hija, Nico. Si no estuviera moribunda, me levantaría a patear tu cobarde trasero- Eli dijo mientras cruzaba los brazos.

-No me lo tomes a mal, pero el día en que salimos a ese café, puso picante en mi postre y también en mi bebida, amenazo enfrente de Maki y de la señora Nishikino que no me quería merodeando a su madre ¿y me preguntas por qué tengo miedo de ella?- Nico dejaba a flote su preocupación.

Eli simplemente suspiró, sabía que Dia no sería fácil de convencer, además de que el acercamiento que Nico tuvo con ella la primera vez logró empeorar todo. Era momento de tratar de darle información necesaria para poder simpatizar con la menor.

Rasco su cabellera con un poco de frustración y soltando el aire que contenía de forma algo dolosa, por fin habló.

-Ah~ de acuerdo, Dia es el tipo de chica que parece muy fría y apática, pero nada de eso es así. Solo trata de protegerse de los extraños; antes de que la adoptáramos, fue maltratada por otros niños en el orfanato...- Eli comenzaba a explicar y Nico prestaba total atención. -Jamás será ella quien se acerque a ti, tu debes dar el paso, Nico- continuaba.

-Pero ¿Cómo? Si me detesta- replicaba la pelinegra.

-Nico, no te detesta, simplemente está asustada de ti y de lo que vayas a hacer en sus vidas. Por eso quiero que seas cuidadosa y paciente- continuaba hablando Eli. – Trata de simpatizar con ella y sus hobbies. A Dia le gusta tocar el guzheng, es muy buena, también practica canto. Si mal no recuerdo, Nozomi dijo que tú eres buena cantante, quizá podrías impresionarla un poco con eso. Adora a los perros, si pudieras llevarla a un parque con muchos perros, ella sin duda seria feliz- comenzaba a decir pequeñas cosas, pero después se enfoco en algo más importante. -A Dia le agrada que le pregunten que piensa, lo que opina respecto a algo. Ella es feliz cuando se siente cercana a su familia, ama poder cocinar algo con Maki, sea o no sea delicioso. En su cumpleaños le gusta sentirse más amada que nunca, ella siempre... pide un beso de cumpleaños...- Las palabras de Eli poco a poco pasaban de sonar apasionadas a melancólicas y aquello último, salió entre cortado, debido a las lágrimas que comenzaban a escapar de sus ojos.

Nico miraba atentamente a Eli, podía ver cuanto le dolía estar lejos de las personas que amaba. Sintió un nuevo nudo en su garganta al ver como la artista secaba sus lágrimas inútilmente.

-Eli...- la llamó, acercándose a ella y dándole un abrazo a la artista, quien correspondió un breve momento.

-Lo siento... es solo que estoy abrumada- se disculpaba cuando había controlado sus lágrimas. -Dia es quizá la persona más importante en nuestras vidas... quiero que ella pueda, de alguna forma, quererte también- la artista se separaba lentamente del abrazo de Nico. -Dis aprecia ser abrazada cuando esta triste... estoy segura que esa cualidad tuya la hará feliz- comentaba, dedicándole una tenue sonrisa a Nico.

-Me esforzaré mucho, Eli. Lo haré por ti, por Maki y Dia... por mi- Nico trataba de trasmitir su determinación a la mayor, quien pudo ver ese sentimiento en los rojos ojos de la pelinegra.

-Lo apreciaré desde allá en el cielo- contestaba la rubia, limpiando nuevamente las últimas lagrimas que escapaban de sus ojos. -Pero ¿Cómo es que Maki te pidió aquello? Que cuidaras a Dia- Eli trataba de retomar la conversación, no quería seguir llorando, al menos no por ese día.

Nico se separo de la artista y se quedó pensativa.

-Realmente, después de que ella me descubriera en BiBi, fuimos a mi casa a hablar, aclaramos algunas cosas más del pasado y a Maki se le ocurrió aquella idea. Realmente ella no solo pensaba en ella y Dia, también pensaba en mí. Deseaba que dejara de trabajar en ese lugar donde estoy expuesta constantemente- seguía explicando lo sucedido. -hemos estado más cercanas, ayer en la mañana la acompañe a tomar un taxi de vuelta, ya que se quedó conmigo, así fue como pudimos hablar tanto- explicaba.

Eli se desconcertó ¿por qué Maki no volvió a casa?

-¿Por qué tomo un taxi? ¿no llevo su auto? - saco a luz su incertidumbre.

-Sobre eso... ella si lo llevó, pero... ummm robaron dos de sus llantas en el estacionamiento. Ella está usando tu auto en lo que arreglan el suyo- explicaba Nico.

Eli repentinamente se ponía de pie totalmente alterada, Nico se asusto por la forma en la que Eli se había alterado y como la miraba en ese preciso momento, no estaba segura de que había hecho reaccionar así a la artista, pero tenía que calmarla pronto.

-¿Maki esta usando mi auto? Nico... debes hacer lo posible porque Maki deje de usarlo- Eli le exigía a Nico, quien simplemente no alcanzaba a comprender.

-Entiendo, pero ¿Cuál es el problema? - Nico preguntaba algo confundida, no entendía todavía la reacción de la mayor.

-Mis análisis médicos están en mi jodido auto. Si Maki o Dia miran bajo el asiento del piloto los van a encontrar, van a enterarse de que estoy desahuciada y todo se va a ir a la mierda-

Entonces, Nico palideció junto a Eli.

-Pero... ¡¿por qué hiciste algo tan estúpido, Eli?!- Nico echaba en cara, a lo que la artista se trató de justificar.

-¡Porque es mi maldito auto y nadie lo tocaba hasta ahora!- dijo exaltada.

-Ugh... bien, basta y escucha; lo único que tengo que hacer es tomarme un momento para sacar esos análisis de ahí y llevarlos a mi casa ¿sencillo, no?- Nico trataba de tranquilizar a Eli con aquello, lo cual pareció funcionar un poco.

-Diablos, debes sacarlos cuanto antes ¿de acuerdo? - Eli soltaba un suspiro y volvía a sentarse con pesades en el sillón. -Necesito tomar algo de aire fresco, mi pecho duele ¿podrías abrir la ventana?- la artista ponía una de sus manos en su pecho y respiraba dificultosa.

Nico se puso de pie y abrió la ventana que Eli le señaló, posteriormente soltó un suspiro y miró a la mayor.

-Es hora de que me vaya, Eli. Debo preparar algunas cosas y pensar en como sacar esa carpeta de tu auto- Nico caminaba hacia la salida del hogar, no sin antes mirar una vez más a la rubia. -Por favor, cuídate. Te seguiré manteniendo al tanto ¿de acuerdo?-

-Por supuesto, cuento contigo- Y con eso último, Nico abandono el hogar de Honoka.

.

Caminaba de regreso a su casa, estaba algo retirado, pero no pensaba gastar absolutamente nada del dinero que Kotori le había dado en un taxi. Estaba absorta en sus pensamientos, tratando de llegar a una forma de sacar la carpeta del auto de Eli cuando escuchó un pequeño chillido.

Giró su rostro hacia un montón de bolsas de basura, la cual una de ellas se movió un poco, haciendo que Nico se alejara instintivamente. Sin embargo, volvió a escuchar el chillido que provenía de ahí.

Con algo de temor y curiosidad, decidió acercarse y ver que era lo que provocaba el ruido, empujando una de las bolsas y llevándose una gran sorpresa al ver lo que se ocultaba ahí.

-Oh, pero si esto es...- dijo sorprendida al ver lo que ahí se refugiaba.

Era pequeño, tenia su pelo sucio con diversas manchas en el, temblaba de frío y seguramente chillaba por estar hambriento. Lo que Nico encontró ahí fue a un cachorro abandonado. El cual retrocedió un poco al ver a Nico ahí.

-Dios ¿Qué clase de monstruo se atrevió a abandonarte aquí? – Nico extendió sus manos, tratando de tomar al pequeño cachorro entre sus manos, cosa que logró una vez que estuvo lo suficientemente cerca. -Mírate nada más, estas todo sucio- sacando un pañuelo de su bolsillo, Nico limpio un poco el rostro del cachorro que poco a poco parecía menos asustado de ella.

Después de limpiarlo un poco, se quito su chaqueta y lo envolvió en ella, abrigando al animal que por fin se quedaba quieto.

-Eres como una pequeña galleta de polvorón...- le decía mientras comenzaba a caminar en dirección a su hogar. – Quizá... le agrades a Dia, pequeña galleta- dicho aquello, se perdió entre la luz de la tarde.

Tenia su primer arma para acercarse a Dia.

.

.

.


Espero disfrutaran el capítulo de esta semana. Muchas gracias por el apoyo, lo agradezco con todo mi corazón.

Hasta la próxima semana.

Banzai~