Día 1. Curiosidad

N/A:

Hola!

Bienvenidos a una nueva edición de la semana Royai 😀

En esta ocasión, decidí escribir un mini-fic con los 5 temas que fueron lanzados, tal vez algunos no estén tan relacionados como me hubiera gustado pero al final esta historia cobró vida y se salió un poco de control en el último tema.

Agradezco mucho a Golden por ayudarme como siempre a betear esta historia.

Espero que la disfruten.

Saludos,

Flame


Riza

Estaba haciendo mis deberes escolares en la sala mientras escuchaba a mi madre hablar con mi abuelo sobre la contratación de una nueva ama de llaves. Ya estaba harta de la gran cantidad de señoras que pasaban por aquí. Siempre iban y venían, no eran de confiar, se robaban cosas o simplemente no aguantaban el ritmo de trabajo que mis padres imponían. A mi corta edad de 12 años, ya me había percatado que mis padres no eran personas fáciles al igual que las últimas amas de llaves, sin embargo podía escuchar cómo mi abuelo insistía en darle una oportunidad a una conocida.

"Vamos, hija. No te arrepentirás. Ella es una mujer muy trabajadora, responsable, honrada y muy inteligente. Será muy buena con Riza. Tanto que estoy seguro de que puede ayudarle con sus deberes cuando ustedes no puedan." Escuché a mi abuelo decir.

"¿Por qué tu interés en ayudar a esta mujer?" Preguntó mi madre. "Si es tan buena ¿por qué no la contratas tú?"

"Porque sabes que ya tenemos ama de llaves y a ti te falta una. Mi interés por ayudar a Chris es porque es una vieja amiga de tu madre, bueno no tan vieja porque es de tu edad, querida. La familia para la que trabajaba se ha mudado al norte y ella no puede viajar hacia allá porque no quiere cambiar de escuela a su sobrino."

"¿Entonces sería aceptarla a ella y a su sobrino?"

"Así es, pero es un buen chico que incluso ayuda mucho a su tía. El pobre chico perdió a sus padres en un terrible accidente automovilístico cuando tení años, por lo que Chris se ha hecho cargo de él. Es de la edad de Riza, tal vez hasta puedan hacerse amigos."

"Oh, vamos papá. Sabes que Riza no se puede juntar con cualquiera."

"Sophie." Escuché a mi abuelo regañar a mi madre. "No le enseñes a Riza a juzgar a una persona por su posición social. Tu madre y yo no te criamos de esa manera."

Escuché a mi madre suspirar. "Lo sé, papá, pero debes entender que por la posición de Berthold, Riza no se puede estar codeando con cualquiera. Además, esperamos que más adelante se case con el heredero de los Archer."

Mi abuelo suspiró. "Es una niña, Sophie. Además, al final ella debería elegir con quién casarse así como tú lo hiciste."

"No discutiremos sobre eso… Está bien, dile a Chris que se presente el lunes, le daré una semana de prueba. Ella y su muchacho se pueden quedar en el cuarto de servicio de la antigua ama de llaves, tiene dos camas."

"Gracias, hija. Sé que Chris te demostrará que es justo la persona que necesitas."


Como mi abuelo y mi madre habían acordado, el lunes la señora Chris y un muchacho pelinegro de mi edad llegaron a la casa. Ambos se presentaron demostrando su amabilidad y cortesía. El chico se presentó como Roy y no pude evitar sentir curiosidad por él inmediatamente porque en el momento en que nuestras miradas se cruzaron pude notar que él parecía ser un chico interesante, era muy diferente a los otros chicos que había conocido hasta ese momento.

Tal y como mi abuelo lo había prometido, la señora Chris pasó su periodo de prueba sin problemas y rápidamente se ganó a mis padres por su buen desempeño sin mencionar que Roy ayudaba al jardinero y a hacer reparaciones donde se requiriera.

Sin embargo no fue si no hasta después de 6 meses que por primera vez tuve la oportunidad de hablar con Roy en una ocasión en que había decidido bajar a la cocina por un vaso de agua en medio de la noche. Él estaba sentado en la mesa que estaba destinada principalmente para la servidumbre.

"Señorita Hawkeye, buenas noches." Me saludó poniéndose de pie de inmediato sorprendido ante mi aparición. "¿Le puedo ayudar en algo?"

"No te preocupes, solamente vengo por un vaso de agua." Me serví el vaso de agua y miré que tenía un libro abierto en la mesa. "¿Qué estás leyendo a estas horas?"

Él comenzó a rascarse la nuca nerviosamente. "Teoría del color."

"¿No crees que ya es muy tarde?" Le pregunté.

"Posiblemente, pero entre la escuela y mis tareas en la casa a veces se me complica." Dijo apenado.

"¿No se molesta tu tía que te desveles?"

Él hizo una mueca. "Sí, pero de vez en cuando lo hago." De repente se tensó. "¿La estoy molestando? Si es así, por favor discúlpeme-"

"No te preocupes, no me molesta. Disculpa si te di esa impresión, solamente que me causó curiosidad encontrarte en medio de la noche leyendo." Él respiró aliviado y nuevamente cuando nuestras miradas se encontraron no pude evitar mantener ese contacto visual por varios segundos. "¿Por qué estudias teoría del color? Claro, si no te molesta contarme-"

Él se apresuró a negar con la cabeza. "No me molesta en lo absoluto. Estudio teoría del color porque cuando sea grande me gustaría convertirme en un buen diseñador gráfico, hacer campañas publicitarias y todas esas cosas. Quiero ser el mejor para un día ganar el dinero suficiente para que mi tía ya no tenga que trabajar." En su mirada había decisión y mucha convicción.

"Eso suena interesante, tengo el presentimiento de que lo lograrás si sigues esforzándote." Le dije sonriendo ligeramente. No podía entenderlo pero a pesar de que esta era nuestra primera conversación me resultaba fácil platicar con él.

Él sonrió y su mirada brilló. "Muchas gracias, señorita. Eso espero."

Terminé mi agua y cuando iba a lavar mi vaso él de inmediato quiso hacerlo. "No te preocupes, puedo hacerlo a pesar de que todo el mundo piense lo contrario." Le dije guiñándole un ojo. Tras terminar lo miré para despedirme. "Nos veremos luego, joven Mustang."

"Puede llamarme, Roy, señorita."

Sonreí. "Solamente si tú me llamas Riza."

"No puedo hacer eso, sería irrespetuoso de mi parte."

"A mí no me molesta, aunque tal vez no deberías hacerlo si mis padres andan cerca cosa que no pasa seguido." Le dije con una sonrisa cómplice. "Hasta mañana… Roy."

"Descansa, se- Riza."


Después de esa primera plática con Roy, inevitablemente siempre que nos cruzábamos nos poníamos a platicar. Sin lugar a dudas platicar con él era agradable al igual que con su tía, quien pronto se percató del nacimiento de nuestra amistad.

"Niña Riza, si en algún momento mi muchacho se porta grosero contigo, por favor no dudes en decírmelo." Me dijo la señora Chris en una ocasión.

"Gracias, señora, pero la verdad no creo que suceda. Su sobrino es un buen muchacho."

"Me alegra, pero si llegara a suceder no dudes en decírmelo."

"Lo haré aunque no creo que suceda. ¿Sabe cuándo regresarán mis padres de su viaje?"

"Me temo que se demorarán un poco más. En la mañana me dijeron que se tomarían otra semana más y que te dijera que te llamarían por la noche."

Suspiré. Así eran mis padres, generalmente ausentes, lo cual me entristecía por más que ya estuviera acostumbrada. "Ya veo."

Sin embargo, la señora Chris siempre me animaba y su compañía junto con la de Roy me ayudaban a no sentirme sola. Nunca me había sentido así con las antiguas amas de llaves.

"Pronto estarán de vuelta para que la próxima semana se vayan de vacaciones." Ella me dijo con una sonrisa.

"Gracias." Miré la hora en mi reloj. "¿Podría pedirle al chofer que me lleve a casa de mis abuelos? Quiero pasar el día con ellos."

"Claro, cuando necesites regresar llámame y le pediré que vaya por ti."

"Gracias."

Tras unos 20 minutos llegué a la casa de mis abuelos. Siempre que mis padres no estaban y que yo podía, me gustaba pasar tiempo con ellos. A pesar de ser ricos mis abuelos eran sencillos y amables con su servidumbre. Mi madre a veces era así pero la mayoría de las veces le seguía la corriente a mi padre quien era más exigente y a veces un tanto grosero con aquellos que no estuvieran a su nivel. Aunque debía de admitir que al menos con la señora Chris y Roy se estaba comportando algo amable, tal vez porque la señora Chris había demostrado su buen trabajo además de que era una mujer con orgullo que le había hecho ver que aunque no tuviera dinero no se iba dejar humillar por nadie.

"Qué gusto tenerte en casa, Riza." Me dijeron mis abuelos.

"Gracias por siempre recibirme."

"Ni lo menciones, querida." Dijo mi abuelo.

"Vamos al jardín a tomar un poco de limonada." Propuso mi abuela.

"Claro."

Tras estar unos minutos en el jardín, pude notar que Roy estaba podando un árbol en un extremo.

"¿Es Roy?" Les pregunté a mis abuelos.

"Así es, el otro día que estaba platicando con tu madre ví que Roy estaba ayudando en el jardín por lo que le ofrecí ayudarme aquí un poco en lo que nuestro jardinero regresa de vacaciones." Dijo mi abuelo.

"Oh, ya veo. He notado que se esfuerza mucho y le ayuda mucho a su tía."

"Sí, querida. La verdad que es muy dedicado. Definitivamente lo tendremos por aquí siempre que quiera y pueda." Comentó mi abuela. "¿Qué tal te llevas con él?"

"Nos llevamos bien, ya somos amigos." Dije con una sonrisa.

Mis abuelos sonrieron. "Nos alegra saber que no sigues los prejuicios de tus padres."

"Eso es gracias a ustedes. Aunque debo admitir que frente a ellos nos tratamos formalmente para evitar problemas." Miré a Roy quien estaba juntando las hojas secas en una bolsa. "¿Les molesta si hablo con él un momento?"

"En absoluto, mi niña. Es más, Roy merece un descanso."

"Gracias."

Me acerqué a donde estaba Roy. "Hola, Roy." Lo saludé con una sonrisa.

Él se volteó y me miró con una sonrisa. "Hola, Riza. No sabía que estarías con tus abuelos hoy."

"Ni yo, estaba aburrida en casa y decidí venir a pasar el día con ellos. No sabía que también les ayudabas."

"Lo hago de vez en cuando, mi tía no me necesitaba hoy así que decidí aceptar la oferta de tus abuelos. No está de más tener un dinero extra." Me guiñó un ojo.

No pude evitar fruncir el ceño cuando algo me pasó por mi mente. "¿Mis padres no le pagan bien a tu tía?" Pregunté preocupada.

"Oh, no, nada de eso." Respondió nervioso. "No pienses que mi tía y yo somos un par de ingratos, de hecho con tus padres es donde mejor le ha ido hasta el momento a mi tía. Es solo, que yo sé lo mucho que se esfuerza por mí y siempre que puedo la ayudo aunque ella me dice que no es necesario que haga trabajos extras." Miró hacia un lado. "Estoy ahorrando dinero porque a mi tía le gustaría que estudiara una carrera universitaria y también yo deseo hacerlo pero las universidades no son nada baratas por eso es mejor ahorrar siempre que se pueda" Volvió a mirarme con una mirada decidida. "Aunque sé que mi tía está ahorrando para ello yo quiero ayudarla así como también procuro esforzarme en la escuela para que cuando llegue el momento pueda ganarme una beca."

Su mirada brillaba con mucha intensidad. "Quieres mucho a tu tía, ¿no es así?"

Él asintió. "Ella me acogió cuando mis padres murieron y se ha hecho cargo de mí desde entonces. Sé que muchas veces ella no compra cosas para ella por mí. Ella se está esforzando mucho y quiero que cuando yo sea un adulto tenga una carrera que me permita obtener un buen trabajo con el que yo pueda sacarla de trabajar y comprarle una linda casa."

Sonreí. Realmente Roy era muy diferente de los chicos que conocía, él realmente se preocupaba por su tía y no pensaba solamente en sí mismo. Los chicos de mi escuela y, sobre todo, los que eran hijos de las amistades de mis padres eran todo lo contrario. Solamente se preocupaban por sí mismos y no tenían la más mínima intención de esforzarse para conseguir las cosas que querían porque ya daban un hecho que cuando fueran adultos heredarían las empresas y/o dinero de sus padres. Probablemente yo sería igual si no fuera por mis abuelos que me enseñaban a no esperar a que todo me cayera del cielo, a que debía trabajar y ganármelas, además de decirme que jamás juzgara a una persona por su posición social. Agradecía enormemente esas enseñanzas porque gracias a ellas había estado aprendiendo a diferenciar quienes eran buenas personas y a quienes podía considerar realmente amigos, siendo uno de ellos Roy.

"Eres un buen muchacho, sé que lo conseguirás."

Él se sonrojó ligeramente. "Gracias, Riza. Me esforzaré."

"Ven conmigo, mi abuela tiene limonada en la mesa."

Roy miró la bolsa con las hojas secas y a su alrededor. "Te lo agradezco mucho, Riza pero todavía no termino y no es adecuado que alguien como yo esté sentado en la misma mesa que tu y tus abuelos."

Suspiré. No me gustaba que muchas personas trataran a su servidumbre como seres inferiores a ellos, lamentablemente eso incluía a mis padres y no podía entender porqué mi madre se había vuelto así cuando mis abuelos le enseñaron lo contrario ya que ellos venían de familias humildes.

"No te preocupes, mis abuelos dijeron que estaba bien y que de hecho era tu hora de descanso." Lo ví dubitativo. "Roy, mis abuelos no son como mis padres, vamos."

"Está bien, gracias." Dijo él mientras se quitaba los guantes de trabajo y se limpiaba el sudor con un pañuelo que llevaba.

"Vamos, Roy, siéntate un rato con nosotros. Un muchacho tan trabajador como tú se merece una buena limonada." Dijo mi abuela mientras le daba un vaso frío de limonada.

Roy obedeció y ambos nos sentamos con mis abuelos. "Se los agradezco mucho." Dijo él.

Tuvimos una charla muy agradable con mis abuelos y después de media hora Roy se disculpó agradeciendo la limonada antes de retirarse para retomar sus deberes.

"Sin lugar a dudas él es un chico diferente a los que estás acostumbrada, ¿no es así, Riza?" Me preguntó mi abuela.

"Sin lugar a dudas, abuela. Estoy segura que mis compañeros no saben hacer ni la mitad de lo que Roy hace. Su tía y él son muy trabajadores."

"Tengo una idea, ¿qué te parece si mañana tú y Roy pasan el día aquí en la piscina? Creo que los dos se divertirían mucho." Propuso mi abuelo.

"No suena mal la idea, pero si mis padres se enteran-"

"Nosotros no diremos nada." Intervino mi abuela.

Siempre que podían mis abuelos me ayudaban para que tuviera una vida normal y sencilla y sin lugar a dudas esta era una forma para que no olvidara que no todos éramos afortunados de tener mucho dinero y de que eso no debería ser un factor determinante para evitar convivir con otras personas por su estatus social.

"Me gusta la idea, pero no sé si Roy acepte y si su tía lo permitirá."

"Nosotros nos encargamos."