Departamento de Policía de Raccoon City 20:00 P.M Martes 29 de Abril de 1997
Mientras tanto, Teo esperaba impaciente en el pasillo. Al verme salir de la oficina, me dedicó una mirada penetrante que no pasó desapercibida para mí. Parecía ansioso por irse.
-Vamos, Jill. No hay tiempo que perder, instó Teo, pero algo en su tono denotaba cierta impaciencia, casi una exigencia.
Lo seguí sin decir palabra, pero antes de desaparecer por el pasillo, volteó por un instante y le regaló a Chris una mirada llena de significado, queriendo transmitirle todos mis sentimientos hacia él. Fue un gesto rápido, pero espero lo haya captado.
Quien parece haberlo notado es Teo, su rostro expresa descontento y preocupación mientras avanzábamos por los pasillos iluminados por luces parpadeantes.
-¿Quién es ese? Pregunta en tono serio casi molesto.
-¿De qué hablas? Respondí haciéndome la desentendida.
-Sabes bien de lo que hablo. ¿Es tu novio o tu amante en turno? Pregunto mientras frunció el ceño, sus ojos brillaban con un matiz de celos y preocupación. Se detuvo frente a mí, esperando una respuesta que parecía desear pero al mismo tiempo temer.
Me detuve enfrentando su mirada molesta. -Su nombre es Chris y no es mi amante él es mi...
-¿Es él tu novio, Jill? Insistió Teo, su voz tensa y sus manos apretadas con fuerza.
-Sí, Teo. Chris es mi novio. Lo siento si esto te incomoda, no quería que...
-¡No, no lo entiendes! -interrumpió bruscamente-, esto... esto cambia las cosas. No puedo... No deberíamos...
La angustia en su voz me detuvo en seco. No esperaba esa reacción, no de Teo. Intenté acercarme para tranquilizarlo, pero dio un paso atrás, su mirada desviada.
-Lo siento, Jill. Creí que... No importa. Olvídalo, está bien. Lo importante ahora es... lo que estamos haciendo. Vamos, necesitamos seguir con esto -dijo, forzando una sonrisa y retomando el camino hacia la salida.
Su actitud distante y apresurada me dejó desconcertada. No sabía cómo abordar su cambio repentino, en silencio, su expresión delataba un peso que llevaba en sus hombros, algo más que la urgencia del momento.
Abrimos la puerta principal del departamento y nos sumergimos en la noche fría de Raccoon City. Donde nos esperaba un helicóptero que nos transportaría a nuestro destino.
Nos mantuvimos en silencio hasta llegar a nuestro destino donde las cosas empezaban a volverse un caos seguí junto al equipo de asalto. Teo se detuvo un momento, mirando a lo lejos, como si estuviera evaluando algo que solo él entendía.
-Jill, este trabajo es más peligroso de lo que parece, murmuró Teo finalmente, rompiendo el silencio con una gravedad inusual en su voz. -Hay mucho más en juego de lo que puedes imaginar.
Su confesión me desconcertó. ¿Qué podía ser tan grave que Teo, el veterano imperturbable, mostrara tal preocupación? Sin embargo, antes de que pudiera preguntar, se escuchó un estruendo a lo lejos, seguido de gritos y el eco de disparos. Miré a Teo, y su expresión seria se convirtió en una máscara de determinación.
El estruendo y los gritos aumentaban en el ambiente ya tenso. La mirada de Teo se tornó más firme, su experiencia se reflejaba en cada gesto. Actuaba con rapidez, coordinando estratégicamente al equipo. En medio del caos, nos adentramos en la base militar tomada por el grupo terrorista.
Nos enfrentamos a una situación peligrosa y Teo lideraba con precisión, pero algo en su mirada revelaba una preocupación más profunda. Con cada paso, el misterio que envolvía su incomodidad se intensificaba.
Nuestra misión se volvía aún más crucial al presenciar la magnitud de la amenaza. Las cargas explosivas estaban estratégicamente distribuidas. Mi habilidad para desactivar bombas se volvía esencial, pero la tensión de la situación contrastaba con el misterio que rodeaba a Teo.
En medio de la urgencia, Teo se acercó y susurró con voz apenas audible: Jill, mantén la calma y céntrate en las bombas. Pero, por favor, no confíes en nadie más que en ti misma en este lugar.
Sus palabras resonaron con intensidad mientras trabajaba en las desactivaciones. Cada clic de cable cortado era un alivio, pero la intriga sobre las palabras de Teo persistía.
Después de desactivar cuidadosamente todas las bombas, la base militar quedó asegurada y libre del peligro inminente. El equipo de asalto, liderado por Teo, logró neutralizar a los terroristas y restablecer el control.
A pesar del caos, la calma regresó gradualmente al lugar. Las autoridades llegaron para asegurar la zona y llevar a los detenidos bajo custodia. Teo, con su rostro serio pero determinado, supervisaba cada detalle con precisión.
Una vez que la situación estuvo completamente bajo control, Teo se acercó con una mirada que denotaba un atisbo de alivio.
-Lo has hecho bien, Jill. Eres increíble, dijo Teo, su voz llena de gratitud y admiración. -Gracias por tu ayuda. Esto podría haber sido mucho peor sin ti.
-Teo, ¿qué sucede? No puedo dejar de notar que algo te preocupa más allá de esta misión, le dije en un susurro apenas audible, intentando comprender su inquietud.
Él se detuvo por un momento, su mirada fija en el horizonte antes de enfrentarme. -Jill, lo siento, no puedo arrastrarte más a esto, respondió con una mezcla de pesar y determinación en sus ojos.
-No entiendo, Teo. ¿Arrastrarme a qué? Fuiste mi compañero, mi amigo, incluso algo más... quiero ayudarte, expresé con sinceridad, buscando entender la carga que parecía llevar.
Hubo un instante de vacilación en su mirada, como si debatiera consigo mismo antes de responder: -Hay cosas más grandes en juego, Jill. Este no es solo un grupo terrorista común. Hay sombras mucho más oscuras detrás de todo esto.
Mis ojos se abrieron ante sus palabras. ¿Qué podía significar? Antes de que pudiera profundizar, un oficial se acercó a Teo, interrumpiendo nuestra conversación.
-Capitán, necesitamos sus informes sobre la operación, indicó el oficial, rompiendo el momento de sinceridad entre Teo y yo.
Él asintió, volteándose hacia el oficial. -Enseguida, respondió Teo con profesionalismo, dejando entrever que nuestra charla debía esperar.
El rostro de Teo se mantuvo serio mientras entregaba los informes al oficial. Observé cómo se movía con la confianza de alguien que sabe exactamente lo que hace, pero con una carga invisible sobre sus hombros.
Una vez que el oficial se marchó, Teo se volvió hacia mí, su mirada ahora más apesadumbrada. -Jill, por favor, cuídate. No confíes en nadie, ni siquiera en tu equipo en los STARS las cosas están más complicadas de lo que crees, susurró antes de alejarse rápidamente hacia otro sector de la base.
Su advertencia resonó en mi mente mientras observaba su partida. ¿Qué secretos oscuros rodeaban esta operación? ¿Porque me dijo que no confiara en nadie? ¿Qué tiene que ver los STARS con esta operación? Las palabras de Teo despertaron una inquietud en mí que no podía ignorar.
Con la base asegurada y la situación controlada, me encontré reflexionando sobre las palabras de Teo. ¿Por qué era tan cauteloso? ¿Qué había detrás de todo esto que me había mantenido al margen?
Decidí confrontar a Teo una vez más, buscando respuestas más claras. Pero al llegar a su ubicación, lo encontré hablando con otros oficiales luego de un rato se dirigió a mí para decirme:
-Es hora de regresar. Hablaremos de todo esto más tarde, expresó, su tono indicando que había más por revelar.
La sensación de intriga y peligro se mezclaba en mi mente. Mientras lo seguía hacia los vehículos que creí nos llevarían a los aviones de regreso a Raccoon City pero en realidad nos llevó a un pequeño pueblo, específicamente a una casa perteneciente al ejército.
-¿Que hacemos aquí? Pregunte alzando una ceja.
-Pasaremos la noche aquí, es de madrugada y el equipo está cansado. Descuida mañana te regresaré a Raccoon City.
-Teo, entiendo que el equipo esté cansado, pero necesito regresar a Raccoon City de inmediato, insistí, buscando mantener la compostura.
Él me miró con una expresión seria y decidida. -Jill, comprendo tu necesidad por regresar, pero no pienso seguir exponiendo a mi equipo ellos merecen descanso y recuerda que tú también estás a mí mando y permanecer aquí es una orden, respondió con un tono que denotaba una convicción inquebrantable.
-No puedo simplemente quedarme aquí, Teo. Mis colegas en Raccoon City podrían necesitar ayuda. ¡Debo regresar!, repliqué.
Él frunció el ceño, mostrando un gesto de pesar. -No puedo permitirlo, Jill. Regresaremos mañana y no te esfuerces por intentar persuadirme he dicho que ¡es una orden y mis órdenes se respetan!
La frustración se apoderó de mí al ver su firmeza. Pero decidí no insistir igual está discusión no nos llevaría a ningún lado, además no puedo negar que estoy agotada. Así que solo susurré en tono casi inaudible: -Eres un idiota. Los demás miembros del equipo no parecieron notarlo aunque por la mirada de Teo sé que él sí lo escucho.
Mientras me dirigía hacia el interior de la casa, él me frena tomándome del brazo. -Espera Jill quiero hablar contigo.
-Estoy cansada será después. Dije sin mirarlo a lo que él me respondió colocando su mano en mi mejilla y obligándome a verlo.
-Es urgente, no puedo irme a dormir sin antes hablar contigo.
-Sí se trata el misterio en el que has estado envuelto durante toda la noche preferiría que lo habláramos mañana.
-No se trata de eso, no es sobre misiones, ni operativos, es sobre nosotros...
