Casa Militar Perteneciente al Ejército 3:00 A.M Miércoles 30 de Abril de 1997
-Teo, no entiendo a qué te refieres, no hay un nosotros, en realidad nunca existió, dije con una actitud firme.
Teo bajó la mirada por un momento antes de responder. -Jill, hay algo que necesito decirte. Algo que ha estado pesando en mi conciencia desde hace tiempo.
-¿Qué es, Teo? Estás actuando de manera extraña desde que llegamos aquí.
-Jill, durante mucho tiempo he guardado sentimientos por ti. Sentimientos que no he sabido cómo expresar. Desde hace mucho tiempo ¡Estoy profundamente enamorado de ti! admitió Teo con una mezcla de valentía y nerviosismo en su voz.
No pude disimular la sorpresa en mi rostro a pesar que en el fondo me imaginaba que sería algo similar a lo que acaba de decir. -Teo, yo... No sé qué decir, respondí buscando las palabras adecuadas mientras intentaba procesar esta revelación inesperada.
-Entiendo que es difícil de procesar. Pero lo que siento por ti es real, Jill. Me mata ver cómo te llevas tan bien con ese imbécil, ese tal Chris, me mata cómo te mira, cómo te trata. Me consumen los celos al saber que estás con él, que no es algo casual, no es algo pasajero sino que tú lo amas; explicó Teo con sinceridad, su voz temblorosa reflejaba la angustia que sentía.
-Teo, ¿porque ahora? ¿Porque no me lo dijiste antes? No tiene sentido, nosotros hace mucho tiempo dejamos lo que teníamos. Incluso cuando decidimos terminar no pareció importarte.
-Antes fui un estúpido, no te imaginas lo que me arrepiento por haber actuado de la forma en que actué cuando me dijiste que termináramos. ¿Lo recuerdas?
Al escuchar sus palabras un recuerdo viene a mi mente cuando aún pertenecía a la Fuerzas Especiales Delta luego de un entrenamiento me encontraba en los vestidores femeninos de la base militar, estaba sola algo que era poco usual en los vestidores, cuando me preparaba para salir él entró y cerró la puerta con seguro antes que pudiera pronunciar palabra me beso de forma apasionada acto que me dejo momentáneamente atónita, él y yo habíamos compartido antes muchos besos, varios de ellos apasionados pero nunca en la base, además este beso expresaba mucha más pasión y deseo por parte de él aunque se extrañó ante mi falta de respuesta en el beso así que se separó levemente de mí.
-Teo, ¿qué estás haciendo? Esto no está bien, dije con voz temblorosa, intentando mantener la compostura mientras mi mente se inundaba de emociones.
Teo retrocedió unos pasos, su expresión reflejaba confusión. -Tranquila me asegure que nadie me viera entrar, además casi todos salieron de la base podemos estar solos sin interrupciones. Dice mientras vuelve a besarme con la misma intensidad del primer beso.
Pero me alejo de él ante su evidente confusión.-Tenemos que hablar. Digo en tono serio.
-¿Qué te pasa Jill? Desde hace unos días te noto diferente más distante ¿Hice algo que te molestara? ¿O es que te llego algún rumor sobre mí? Tranquila nadie sabe lo nuestro, he sido muy discreto como acordamos.
-No es eso es solo que estos últimos días he pensado que quizá lo mejor sea dejar esto hasta aquí.
La atmósfera se volvió densa y cargada mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que estaba sintiendo en ese momento.
-Teo, todo esto ha sido una montaña rusa desde el principio, comencé. Este acuerdo entre nosotros fue intenso y bueno no lo niego, pero ya llegó el momento de terminarlo. Y continuar caminos separados.
Teo me miró fijamente por unos instantes, sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y decepción. -Jill, si eso es lo que realmente quieres, lo respeto. Quizá tengas razón ya es tiempo de dejar esto atrás. Como sea desde el principio acordamos que esto sería sin compromiso y duraría hasta que nos aburriéramos.
Respire profundamente, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía perfectamente a qué se refería con esas últimas palabras. -Teo, espero que podamos manejar esto de manera madura. Ambos tenemos nuestras vidas fuera de aquí.
-Claro, lo entiendo, respondió Teo, aunque se notaba cierta tristeza en voz, él se mantenía serio y distante. A los pocos minutos volvió a su tono arrogante habitual. -Descuida todo será como antes de que iniciáramos este amorío, será como si nunca hubiese pasado nada entre nosotros y déjame decirte que me quitas un peso de encima esto se estaba alargando demasiado y empezaba a ser rutinario y tú sabes que yo no soy el típico hombre que se conforma con una sola mujer aunque esa mujer seas tú.
Después de esas palabras de Teo, sentí un nudo en la garganta, una mezcla de alivio y pesar se apoderó de mí. A pesar de su actitud arrogante y desapegada, algo en sus ojos revelaba una verdad incómoda. Aunque decidí ignorar lo que su mirada delataba.
-Teo, entiendo tu postura. Lo mejor será seguir adelante como acordamos y me alegra que seas libre para acostarte con quien te plaza, respondí con calma.
Él asintió, pero su gesto era forzado, como si estuviera tratando de ocultar algo. Después de un rato rompió el silencio que empezaba a invadirnos.-Solo hay algo que quiero saber.
-¿Qué cosa? Pregunte tranquila.
-¿Terminas esto por otro hombre?
-No, es solo que ya no me siento cómoda con esto.
-¿Te aburriste de mí es eso no?
-No se trata de eso, cómo te dije antes lo nuestro fue muy bueno e intenso pero no podemos seguir eternamente así, debemos volver a nuestra realidad y dejar atrás esa experiencia.
-Esa aventura porque es lo que fue una simple aventura, un amorío sin compromiso, ambos nos gustábamos pero no lo suficiente para concretar algo. Somos una especie de amantes no te parece o bueno solíamos ser hasta ahora. Cómo sea no es importante con su permiso señorita Valentine. Dijo mientras se inclinaba en señal de respeto como todo un gesto militar luego se fue sin volver sin siquiera escuchar mi respuesta ante esas últimas palabras.
Este capítulo de nuestras vidas había llegado a su fin, al menos en la superficie. Nos separamos con la promesa de que volveríamos a ser simplemente compañeros en esta base militar, sin más complicaciones.
Los días que siguieron estuvieron llenos de una extraña tensión. Teo se mostraba más distante de lo habitual, y yo intentaba ocupar mi mente con las tareas militares diarias. Pero la inquietud persistía en el aire, como si algo estuviera a punto de estallar. Él solo me dirigía la palabra cuando era estrictamente necesario y escuché rumores de sus amoríos con muchas mujeres, en poco tiempo se hizo una fama impresionante de mujeriego. A pesar de todo eso nunca me afecto, en el fondo nunca llegué a sentir nada por él solo era una atracción física que se pasó con el tiempo.
Fue durante una misión nocturna cuando volvimos a hablar con normalidad. Un incidente inesperado nos obligó a trabajar juntos, a confiar el uno en el otro de una manera que habíamos dejado atrás desde que terminamos nuestro arreglo. En medio de la adversidad, redescubrimos la sincronía que solíamos tener, la complicidad que una vez compartimos.
Al final la misión nos volvimos más cercanos aunque nuestra relación nunca volvió a ser la misma. Teo dejó de ser el muchacho respetuoso que solía ser cuando lo conocí por uno cínico al que no le importaba frente a quien estuviéramos para intentar besarme o hacer comentarios malintencionados incluso varias veces me propuso que nos acostáramos a lo que yo siempre me negué.
Luego deje las Fuerzas Especiales Delta para unirme a los STARS y ahí conocí a Chris quien desde el principio fue algo más que un compañero. Desde el principio me sentía atraída por la manera en que Chris encaraba los desafíos, su valentía y su comprensión profunda al equipo.
Cada sonrisa de Chris iluminaba mi mundo, su forma de proteger a los demás y su habilidad para encontrar soluciones en momentos críticos siempre me cautivaban. Era como si cada gesto, cada mirada, revelara un poco más de la persona extraordinaria que era Chris.
Nunca pude negar que mi corazón latía con fuerza cada vez que estaba cerca de él. Aunque me resistía al principio, los sentimientos hacia Chris crecían con cada día que pasaba. Hasta que por fin pudimos concretar nuestro amor.
De vuelta a la realidad vuelvo a mirar a Teo a los ojos para decirle:
-Teo, ese momento ya pasó. Lo nuestro... simplemente no funcionó, dije con la mirada fija en él, tras revivir aquel recuerdo que había dejado atrás.
-Lo sé, Jill. Me equivoqué y lo lamento profundamente. Pero ahora las cosas han cambiado. Estoy dispuesto a luchar por nosotros, por lo que podríamos tener, expresó Teo, con desesperación en su voz.
-Teo, escucha... No puedes cambiar lo que ya ha sucedido. Las cosas son como son ahora. Tú y yo, simplemente, no estamos en el mismo lugar. Lo siento, pero es tiempo de seguir adelante, ¡yo amo a Chris y eso no cambiará nunca! respondí con una voz firme.
Él se quedó en silencio por un momento, tratando de procesar mis palabras. -Entiendo, dijo finalmente con voz queda, aceptando la realidad que acababa de exponer. Nos miramos por un momento, un silencio incómodo recorrió la habitación antes de que Teo se diera la vuelta y comenzara a caminar hacia la puerta de su habitación.
