Departamento de Jill, Raccoon City 9:00 P.M Miércoles 30 de Abril de 1997

Los labios de Chris se mueven suavemente sobre los míos y ese ritmo me deja sentir cada detalle, cada sentimiento, la pasión y entrega que siente en cada beso.

Pongo mis manos alrededor de su cuello, atrayéndolo hacia mí, mientras nos dirigimos a la habitación, estando dentro lo despojo del chaleco y camisa de S.T.A.R.S. para luego acariciar su pecho desnudo, sentir sus músculos y deleitarme con sus abdominales mientras el choca su pecho con el mío y a pesar de que aún estoy vestida puedo sentir el calor emanando de su piel.

Él intensifica el beso mientras yo le quito el pantalón y él se deshace de los bóxers para quedar completamente desnudo frente a mí. Siento lo duro que está contra mi muslo, mientras los besos siguen igual de intensos, él me despoja del pantalón y frota su erección sobre mis bragas lo que me hace soltar un ligero gemido lo que él responde con una sonrisa. Mientras traza sus dedos por la parte posterior de mi muslo, acariciando con delicadeza y cuando llega a mi entrepierna la aprieta con deseo.

Él se separa por un segundo, sus ojos fijos en los míos. -Te deseo tanto, Jill...

Y yo a ti Chris. Respondí con la misma intensidad en la mirada.

Él me besa de nuevo de forma salvaje, apasionada como solo él sabe, es el único capaz de enloquecerme en cada beso, en cada caricia, en cada roce, es el único capaz de despertar el más primitivo deseo en mí, es el único hombre con el que podría pasar acostándome día y noche y no aburrirme mucho menos dejar de desearlo. El cómo una droga para mí, Chris Redfield es mi vicio, uno del que no quiero salir jamás.

Mis manos suben a su pelo y me aferro a él mientras mi cuerpo comienza a arder. Deja mi boca de nuevo para bajar a dejar besos en mi cuello.

Me arqueo contra él, soltando un gemido. Su mano se desliza dentro de mi camisa para deshacerse de ella, para a los pocos segundos hacer lo mismo con el sostén para tomar el control de mis pechos, sus ágiles dedos se mueven sobre mis pechos, apretando y acariciando, llevándome a la locura.

Jadeando, dejo salir varios gemidos cuando su mano explora debajo de mis bragas. Chris levanta la mirada para ver mi reacción mientras su dedo me penetra.

Al sentir su imponente mirada sobre mí no puedo evitar sonrojarme y cerrar los ojos mientras todo mi cuerpo lo pide dentro de mí, lo deseo tanto que ya no puedo esperar más.

Él coloca una mano sobre mi mejilla lo que hace que abra de nuevo los ojos y pueda observarlo detallarme, la lujuria y el deseo inundan sus lindos ojos.

Él roza su miembro con mi mojada entrepierna y gimo suavemente, esperando la sensación que nunca llega.

Lo que me provoca verlo, suplicante.

Él se da cuenta de mi deseo por sentirlo dentro de mí, y me dedica una sonrisa pícara para luego inclinarse y besarme apasionadamente. Su duro miembro sigue rozando, tentando, pero jamás llenándome como quiero que lo haga.

Detengo el beso.

-Por favor, Chris hazlo. Antes que pueda responder lo tomo de los hombros y lo empujo a la cama hasta que cae sobre su espalda y le dedicó una sonrisa seductora antes de subirme encima de él.

Él me mira sorprendido, pero sé que le gusta esta nueva posición sus manos van a mis pechos de inmediato. Su duro miembro se siente deliciosamente caliente contra mí. Lo necesito con urgencia. Necesito sentirlo dentro de mí.

Me levanto un poco y lo posiciono en mi entrada, me dejo caer sobre él y lo siento llenarme por completo.

Él gime y es el sonido más sexy del mundo, la sensación es tan maravillosa que por unos segundos no me muevo.

-Te ves hermosa encima de mí. Susurra mientras masajea mis senos y yo comienzo a moverme lentamente; no soy una experta, pero hago el intento y mis ligeros movimientos lo hacen gemir aún más.

Chris aun controlando sus gemidos se lame los labios, apretando mis caderas, guiándome a moverme más rápido, penetrándome profundamente.

Aferró mis manos a su pecho, cerrando los ojos. Mientras el ritmo aumentaba y sentía cómo su miembro entraba y salía de interior, el roce de nuestros cuerpos ardiendo en deseo me vuelve loca.

Siento el orgasmo venir y sé que va a ser increíble, así que trato de aguantarlo para disfrutar de esto un poco más. Me siento poderosa encima de él, dueña de cada gemido que sus labios deja escapar.

Chris me sostiene las caderas y se mueve conmigo, dándome profundas estocadas que me llevan al borde del orgasmo.

Él se levanta, su pecho sobre el mío y su boca con la mía, sin detener sus movimientos bruscos y excitantes, él me toma de la cara con ambas manos, obligándome a mirarlo a los ojos mientras se mueve dentro de mí.

En sus ojos hay un brillo especial, su mirada es penetrante pero lejos de hacerme sentir intimidada o avergonzada me hace sentir amada y deseada como si quisiera demostrarme lo que siente por mí justo en este momento, en esta mirada, en esta unión de nuestros cuerpos.

Me agarro de su espalda, clavando con fuerza mis uñas en ella mientras siento que el orgasmo me invade.

Y siento que mi cuerpo se llena de una placentera liberación que estremece cada nervio, cada músculo, cada parte de mi ser.

Chris seguía en lo suyo hasta que escucho un último gemido y lo siento venirse.

Ambos aún agitados e intentando recobrar el aire perdido recuesto mi cabeza sobre su hombro.

Él acaricia mi cara con ternura mientras toma un mechón de mi cabello para acomodarlo dejas de mi oreja para luego besar tiernamente mi mejilla acto que me hace levantar la mirada y me encuentro con sus dulces ojos viéndome y una hermosa sonrisa sobre sus labios para luego susurrar.

-¡Te amo Jill Valentine!

Mi corazón se acelera violentamente a pesar que he escuchado esas palabras muchas veces antes sigue produciendo el mismo efecto que la primera vez.

-¡Y yo te amo a ti Chris Redfield! Ante mis palabras él me dedica una cálida sonrisa.

Levanto mi mano y acaricio su mejilla, su piel es tan suave...; él cierra los ojos, luciendo vulnerablemente hermoso.

Poco a poco se va quedando dormido mientras yo observo lo hermoso que es y lo mucho que lo amo.

Me alegra que hayamos aclarado todo lo referente a Teo porque no hubiera podido soportar perder su confianza o incluso peor perderlo a él.

De pronto varios recuerdos vienen a mi mente sobre la misión y el misterio que escondía, por lo ocurrido con Teo no pude investigar más de lo que estaba pasando de ese misterio que rodeaba la misión y que Teo perfectamente sabía pero prefirió mantenerme al margen.

Algo muy raro está ocurriendo en el ejército, algo sobre lo que me gustaría saber más pero ya pertenezco a ese mundo incluso aunque buscara a Teo y le preguntara se negaría además luego de lo ocurrido no quisiera acercarme a él por un tiempo, necesita alejarse de mí para poder olvidar y él es mi único contacto directo con el ejército. Mientras mi mente sigue divagando en el tema me voy quedando yo también dormida recostada sobre el pecho de Chris, envuelta sobre sus fuertes brazos.

Despierto a la mañana siguiente y observo a Chris quien aún sigue dormido es temprano así que lo dejo descansar, le sonrió y me levanto a tomar una ducha. Cuando me miro en el espejo, dejo escapar un pequeño grito ante lo que estoy viendo. Un punto rosado con morado decora mi cuello.

¡Un chupón!

Chris al escuchar el grito se apresura a abrir la puerta de golpe.

-¿Que sucede Jill estás bien? Dice preocupado -Sí es solo que... susurre apretando mis labios, y desviando la mirada para señalar mi cuello.

-¿Es en serio? ¿Un chupón?

Chris se queda mirando fijamente el chupón en mi cuello, sus ojos pasan de la marca a mi rostro con una expresión entre sorpresa y diversión. Sin poder contenerse, una sonrisa se dibuja en su rostro mientras se lleva la mano a la boca para ocultar una risita.

-Vaya, parece que me emocioné un poco anoche, ¿verdad? dice con una mezcla de picardía y diversión en su voz.

Sus palabras me hacen sonreír y me acerco para besar suavemente su mejilla.

-Sí, parece que alguien no sabe controlarse con los chupones, bromeo, mientras él continúa riendo.

-Bueno, supongo que es mi forma de marcar territorio, responde entre risas, tratando de mantener una mirada seria que pronto se desvanece.

Nos quedamos unos segundos riendo juntos, disfrutando de ese momento. Chris se acerca y me abraza con cariño, dejando un suave beso en mi frente.

-Lo siento Jill no pensé que fuera a quedar tan... evidente dice entre risas, acariciando mi mejilla.

-No te preocupes, es solo que... bueno, puede ser un poco incómodo tratar de explicarlo si alguien lo nota en el trabajo, comento, tratando de contener la risa.

Chris asiente con complicidad y me suelta suavemente.

-Tendré más cuidado la próxima vez, prometo no dejarte con evidencias tan visibles, añade con una sonrisa, dándome un rápido beso en los labios.

-Aunque, pensándolo bien... Comienza Chris, con una chispa traviesa en los ojos, -podríamos verlo como un recordatorio de una noche increíble.

Levanto una ceja, fingiendo indignación, pero no puedo evitar sonreír ante su comentario.

-Oh, claro, sí. Ahora tengo un recordatorio de que alguien no sabe moderarse con los chupones, respondo con sarcasmo, aunque mi tono revela la diversión que siento.

Chris se acerca y me envuelve en un abrazo cálido.

-Bueno, puedo asegurarte que valió la pena cada segundo, dice con una sonrisa pícara, antes de dejarme un suave beso en la mejilla.

Me separo un poco para mirarlo a los ojos, disfrutando de su cercanía.

-Tendré que encontrar una manera de cubrirlo antes de ir al trabajo, ¿alguna idea? pregunto, ligeramente preocupada por la marca visible en mi cuello.

Chris se queda pensativo por un momento y luego se ilumina con una idea.

-Podrías usar un pañuelo o un collar... o tal vez... sus ojos brillan con diversión, podrías simplemente decir que te hiciste un pequeño rasguño y cubrirlo con un poco de maquillaje.

Su propuesta me hace sonreír. Siempre encuentra la manera de hacer las cosas más sencillas y divertidas.

-Creo que lo del rasguño puede funcionar. Gracias, Chris, le agradezco con una sonrisa.

-De nada, siempre dispuesto a ayudar a encubrir mis "obras de arte", bromea, haciendo comillas en el aire con los dedos alrededor de la frase.