Departamento de Policía de Raccoon City 23:20 P.M. Martes 16 de Julio de 1997
Ingresé a la comisaría con la imagen del rostro del joven aún fresca en mi mente. Mientras avanzo por los pasillos, busco a Marvin, un policía confiable con quien compartir mis inquietudes. Finalmente, lo encuentro en la sala de descanso.
-Marvin, ¿has visto a un joven con un suéter y gorro cerca de la estación hoy? Chocamos afuera, y algo en su rostro me resulta familiar, le pregunto, notando la seriedad en mi tono.
Él reflexiona por un momento antes de responder: -Sí, estuvo aquí casi todo el día. Me preguntó por Jill Valentine, quería saber si estaba en la estación. Parecía bastante interesado en ella. No sé quién es, pero algo me pareció extraño en él.
Mis pensamientos se agitan mientras proceso la información. - ¿Preguntando por Jill? ¿Qué podría querer de ella?
-No lo sé, Chris, pero me dio la impresión de que estaba buscando algo específico. Quizás deberíamos hablar con Jill y ver si ella sabe algo al respecto.
-Tienes razón, Marvin. Este asunto no puede tomarse a la ligera, especialmente considerando todo lo que hemos enfrentado últimamente.
Nos mantenemos en silencio hasta que Marvin, intentando aligerar el ambiente, suelta un comentario. -Oye, Chris, ¿y si ese chico es el nuevo novio de Jill? Parecía bastante interesado en ella, ¿no crees? Soltando una risa suave, pero yo siento cómo una chispa de celos enciende en mi interior. Intento disimularlo con una sonrisa, pero mi tono es un poco más serio de lo habitual.
-¿Un nuevo pretendiente para Jill? Tal vez solo estaba buscando direcciones y coincidió con la comisaría aunque eso no explicaría su interés en ella.
Marvin sigue, bromeando. - Nunca se sabe, Chris. ¡Quizás Jill tenga un club de fans secreto del que no estamos enterados!
Ante mi falta de respuesta Marvin se ríe abiertamente. - ¡Ah, vamos, Chris! Solo estaba bromeando. No puedo imaginar a Jill con otro que no seas tú. Ustedes dos están hechos el uno para el otro.
- Marvin, no es momento para bromas, además Jill y yo somos solo compañeros de trabajo, ya sabes.
Él asiente, comprendiendo la situación, aunque dejando ver en su mirada que no estaba muy convencido con lo de compañeros de trabajo- Lo siento, solo quería romper un poco la tensión. Estaré atento por si vuelvo a ver ese tipo.
Mi molestia se disipa un poco con las palabras de Marvin, pero la idea de alguien más mostrando interés en Jill sigue rondando en mi mente.
-Sea quien sea ese sujeto me gustaría hablar con él y averiguar qué diablos quiere con Jill. Así que mantén los ojos bien abiertos.
-Chris, ¿hay algún interés en particular en saber por qué ese chico está buscando a Jill? ¿Hay algo más que no me estás contando?
-No es que esté ocultando algo, Marvin. Solo quiero asegurarme de que Jill esté bien y entender por qué este chico la estaba buscando. Puede ser simplemente una casualidad, pero prefiero estar seguro.
-Aquí estaré por si necesitas mi ayuda para alguna otra cosa. Ofrece, antes de volver a sus tareas en la estación.
En mi camino hacia la reunión con Wesker, la intriga persiste. Al llegar a su oficina, noto su expresión fría mientras examina documentos relacionados con el caso de contrabando de drogas de ShadowCorps.
-Wesker, lo saludo con formalidad, manteniendo la compostura. ¿Qué novedades tienes sobre el caso?
Con su característica serenidad, me ofrece una carpeta con información detallada. -Chris, parece que las pruebas han sido suficientes. Las conexiones se extienden hacia áreas más profundas. Necesitaremos actuar con precisión para desentrañar toda la verdad detrás de ShadowCorps.
Mientras discuto con Wesker los detalles del caso, mi mente vuelve a la imagen del joven con el suéter y el gorro. La pregunta persistente es:- ¿Quién podría ser y por qué está tan interesado en Jill?
Concentrado en la conversación, mi pensamiento divaga hacia las posibles conexiones. ¿Un informante? ¿Alguien de su pasado? Quizá un desconocido aunque ¿Cómo podría este desconocido conocer a Jill y por qué mostrar un interés tan específico en ella?
La reunión con Wesker finaliza con la promesa de seguir investigando el caso de ShadowCorps. A medida que salgo de su oficina, la necesidad de encontrar respuestas sobre el misterioso joven y su conexión con Jill persiste en mi mente. Así que decidido, me encamino hacia el departamento de Jill.
Al llegar al departamento de Jill, me detengo unos instantes frente a la puerta del edificio. La incertidumbre persiste, pero también la comprensión de que la noche ha sido intensa para ambos. La posibilidad de que ella esté cansada y necesite descansar me detiene.
Después de unos minutos de incertidumbre decido no perturbar su tranquilidad en este momento y opto por dejar que descanse. La puerta del departamento permanece cerrada, y me retiro con la certeza de que mañana, Jill me dará las respuestas que busco de manera más adecuada.
Rumbo a mi departamento me percato de una escena frente al departamento de Jill que capta mi atención cuando la puerta se abre y Jill sale y justo en ese momento el joven del suéter y el gorro se acerca saliendo de su escondite. Una mezcla de sorpresa y curiosidad se apodera de mí al observar su encuentro.
El joven se quita el gorro, revelando su rostro con cabello corto marrón que pasa a rubio. Sus ojos azules, penetrantes, destilan miedo y preocupación. Su piel es blanca y su complexión atlética, resaltada por el oscuro suéter, sugiere una presencia física imponente y confiada.
Al principio, noto sorpresa en el rostro de Jill, como si no esperara encontrarse con él. Ambos intercambian palabras en un tono serio aunque hay algo extraño en sus miradas, una chispa especial, algo que no puedo entender con exactitud.
Intento descifrar los gestos y expresiones, pero la distancia limita mi comprensión. ¿Qué están discutiendo? ¿Cuál es la conexión entre Jill y este enigmático sujeto? ¿Por qué se conocen?
Qué significado tiene este joven en la vida de Jill. ¿Es un amigo del pasado, un conocido de alguna misión, o algo más profundo? Una sensación de celos se apodera de mí. La posibilidad de un vínculo significativo entre ellos despierta una incomodidad que no puedo ignorar.
Consciente de los celos que surgen, me esfuerzo por mantener la perspectiva. Respiro profundamente, recordándome a mí mismo que Jill y yo compartimos una relación sólida, construida sobre la confianza y el amor mutuo.
"Chris, cálmate," me digo a mí mismo en un intento de disipar las sombras de la duda. Recuerdo las palabras que Jill, me dijo hace unas pocas horas, justo antes de entregarse a mí "Chris, soy tuya, completamente tuya. Nunca dudes de eso. Porque siempre seré tuya". Recordarlo me hace sonreír y entender que no hay razón para permitir que los celos nublen mi juicio.
A medida que la conversación progresa, noto que la expresión de Jill se vuelve más seria, y el joven parece intentar explicar algo. Mis instintos de protección se activan, y decido acercarme discretamente para escuchar más detalles.
La sorpresa me envuelve cuando observo cómo Jill y el sujeto entran juntos a su departamento. Mi mente se llena de preguntas y en mi interior se desata una tormenta de emociones que amenazan con destruir todo dentro de mí. Los celos arden con intensidad, eclipsando momentáneamente la confianza que debería tener en nuestra relación.
Mi mente se nubla con pensamientos tormentosos mientras la puerta se cierra detrás de ellos. Y a mí mente viene la imagen de Jill con ese hombre en su espacio personal avivando la llama de los celos.
Mi impulso me lleva a la puerta del edificio, dispuesto a confrontar a Jill y su relación con ese tipo pero me encuentro con el guardián de seguridad, un hombre de mirada firme que bloquea mi camino con determinación. Señalando el reloj que marca una hora avanzada, y su expresión revela que no está dispuesto a hacer excepciones.
Respiro profundamente, intentando contener la frustración. Mi atención vuelve al guardián, y con un tono decidido, le expreso: - Comprendo las reglas, pero es crucial que hable con Jill. Es una cuestión de seguridad.
El guardián me mira con ceño fruncido, evaluando mi solicitud. - Lo siento, Chris, pero ya he recibido instrucciones claras. Jill Valentine dejó claro que no desea ser molestada, ni recibir a nadie. Está descansando, y no puedo permitirte perturbar su paz.
La noticia me golpea como un puñetazo. ¿Porque Jill no desea ser molestada? ¿Cuando dio esa orden? ¿Quiere estar a solas con ese idiota? -Por favor, es urgente. Necesito asegurarme de que esté bien. No puedo simplemente esperar aquí sin saber lo que está sucediendo.
El guardián mantiene su postura, firme en su decisión. - Chris, entiendo tu preocupación, pero tengo que seguir las órdenes. Si hay algún problema, lo manejará mañana. Por ahora, te sugiero que vuelvas a tu departamento y descanses. Jill está segura y debe estar descansando en este momento.
- No puede ser, acabo de ver a Jill conversando con un sujeto frente al edificio. No puede estar dormida.
El guardia frunce el ceño, evidentemente desconcertado por mi afirmación. - Parece que hubo un malentendido. Porque Jill desde que llego mencionó expresamente que no quería recibir visitas y se retiró para descansar.
-Por favor, no me tomará mucho tiempo, solo necesito asegurarme de que todo esté bien. ¿Puede llamar a su departamento para verificar?
El guardián parece dudar por un momento antes de suspirar, cediendo a mi insistencia. -Está bien, Chris. Pero si no obtiene respuesta o si Jill insiste en no hablar, tendrá que retirarse. No quiero problemas.
El guardia toma el teléfono y, con profesionalismo, llama al piso de Jill. - No hay respuesta, Chris. Puede ser que esté profundamente dormida o que simplemente no quiera hablar ahora. No puedo forzar la situación. Tal vez sea mejor que vuelvas a tu departamento y trates de contactarla más tarde.
- Gracias, respondo con una mezcla de resignación y frustración. Me doy la vuelta, decidido a aceptar la situación por ahora, pero mi mente sigue trabajando en encontrar una manera de obtener respuestas.
En mi departamento. La oscuridad envuelve el ambiente, y decido tomar una ducha para intentar despejar mi mente.
Bajo el agua, las gotas caen como una lluvia que intenta lavar sin éxito la confusión y los celos que me invaden. Mis pensamientos siguen centrados en Jill y en ese hombre misterioso. La necesidad de respuestas persiste, pero no hay señales de mensajes ni llamadas de Jill.
Después de la ducha, me enfrento al teléfono. Marcando el número de Jill, espero con ansias que esta vez responda. El tono suena y mi corazón late con fuerza, pero, una vez más, la llamada termina en el vacío del buzón de voz.
La decepción se suma a la confusión mientras cuelgo el teléfono. Mis pensamientos dan vueltas, tratando de comprender lo que está sucediendo, sé que está despierta. ¿Por qué Jill no responde? ¿Qué está pasando?
La noche avanza, y la falta de respuestas me está enloqueciendo. Respiro profundamente, aceptando que no puedo forzar una conversación que Jill no está dispuesta a tener en este momento. Opto por dejarla descansar y tratar de abordar este tema con calma en la comisaría.
Me tumbo en la cama, pero el sueño se aleja ante las emociones que experimentó, mis pensamientos dan vueltas, incapaces de encontrar reposo.
Con el amanecer, la determinación se apodera de mí. Decido enfrentar esta situación de frente, buscar respuestas y aclarar cualquier malentendido.
Antes de salir rumbo a la comisaría, decido llamar por última vez al departamento de Jill mi mano tiembla al sostener el teléfono. Esta vez, la llamada no va al buzón de voz, sino que una voz masculina con un peculiar acento extranjero responde del otro lado.
-¿Hola? ¿Quién es? Pregunta la voz, desconcertada.
Me sorprendo ante esa respuesta e intento mantener calma. -Soy Chris Redfield, ¿quién está hablando? ¿Dónde está Jill?
Hay un momento de silencio antes de que la voz masculina responda con cautela. -Ella no está disponible en este momento. ¿Puedo ayudarte con algo?
- ¿Por qué Jill no está disponible? ¿Quién eres tú y porque estás en su departamento? Pregunto, tratando de contener la creciente frustración en mi tono.
La voz masculina responde con un tono calmado pero evasivo. - Jill está ocupada en este momento. Se está bañando. Si tienes algún mensaje para ella, puedo asegurarme de entregárselo.
Mis cejas se fruncen ante la explicación - ¿Bañándose? ¿Quién eres tú y cuál es tu relación con Jill?
La voz masculina titubea por un momento antes de responder. - No importa quién soy, si tienes algún mensaje, con gusto se lo daré.
La tensión en mi voz se intensifica mientras sigo cuestionando al hombre al otro lado de la línea. - No me estás dando respuestas claras. Necesito saber quién eres y qué estás haciendo en el departamento de Jill.
-No es asunto tuyo quién soy. Jill y yo estamos ocupados en este momento.
Mi paciencia se agota ante esas últimas palabras. - Necesito respuestas claras idiota. Dime, ¿Quién diablos eres y cuál es tu relación con Jill?
- Parece que no tienes nada importante que decir, mejor no sigas insistiendo. Deja de llamar, Jill y yo estaremos ocupados durante todo el día. Así que no te involucres en nuestros asuntos porque no te conciernen. Tras estas palabras corta la llamada abruptamente, dejándome con más preguntas que respuestas.
