Departamento de Jill Raccoon City 12:23 A.M. Miércoles 17 de Julio de 1997

-No puedes culpar al pasado por las decisiones que tomaste. Todos llevamos nuestras cicatrices, pero es nuestra responsabilidad decidir cómo respondemos a ellas. Le digo con firmeza, esperando que estas palabras resuenen en él.

Julián suspira. -Jill, ese día perdí más que tú. Perdí una parte de mí mismo. No creo que pueda volver a ser el joven que era antes de que todo se fuera al carajo.

Mis ojos encuentran los suyos, puedo percibir la tristeza que reflejan. -Ambos perdimos mucho ese día, Julián. Pero en lugar de dejarme consumir por el odio y la venganza elegí seguir adelante. Aún hay oportunidad para construir algo mejor.

Antes de que Julián pueda responder, el sonido del teléfono rompe la conversación.

-¿Vas a contestar? Pregunta Julián, su mirada sigue siendo triste.

-No ahora. Tenemos cosas más importantes de las que ocuparnos. Respondo sin prestar atención al identificador de llamadas.

-Julián, necesito ser honesta contigo. No creo tener el dinero suficiente para ayudarte a saldar esas deudas.

Él asiente, como si ya hubiera anticipado mi respuesta. -Jill, no te estoy pidiendo ayuda para pagar mis deudas. Necesito ese dinero para escapar, para empezar de nuevo en París. Alejarme de todo esto.

La sorpresa se refleja en mis ojos ante la revelación de Julián. -¿Quieres volver a casa?

-Sí, quiero regresar a París, donde puedo empezar una nueva vida y sentir que pertenezco. Sin deudas, sin perjuicios, sin nadie que me persiga. En todo este tiempo en Estados Unidos, nunca me sentí completamente aceptado. Siempre fui un extranjero, y a pesar de haber pasado gran parte de mi vida aquí, nunca fue realmente mi hogar.

-Julián, incluso si decides ir a París, si tienes problemas con la mafia, te seguirán allí. No podrás escapar completamente. Le advierto, preocupada por las posibles consecuencias de su decisión.

- Jill, no saben que soy francés. No tienen razón para seguirme hasta allí.

-Quizá si lo saben, se nota en tu acento, en tu forma de ser. No importa el tiempo que hayas vivido en Estados Unidos, tu origen francés te delata.

-No te preocupes por eso, Jill. Me aseguraré de irme sin dejar rastro. No quiero que me encuentren en París.

-Julián, entiendo tu deseo de empezar de nuevo, pero esto es peligroso. La mafia no se detendrá fácilmente.

-Es mi única opción. No puedo quedarme aquí, aunque sé que mientras esté contigo estaré más seguro.

Respiro profundamente antes de asentir. -Está bien, Julián. Te ayudaré a irte a París, pero necesitas ser cauteloso. No subestimes a quienes te persiguen.

Julián sonríe agradecido. -Gracias, Jill. Esto significa mucho para mí. No olvidaré tu ayuda.

-Pero después de esto, Julián, prométeme que te cuidarás y construirás una vida mejor.

- Lo prometo, Jill. No quiero más problemas. Solo quiero vivir en paz.

-Mañana te daré el dinero que necesitas, Julián. Pero ahora, ambos necesitamos descansar.

Julián parece aliviado pero luego se torna más serio. -Jill, ¿podría quedarme contigo hasta que me vaya a París? Necesito un lugar seguro donde planificar y prepararme.

Considero su solicitud antes de asentir. -Está bien, Julián. Puedes quedarte aquí. Pero recuerda, no podemos bajar la guardia. La seguridad es primordial.

-Es irónico, ¿verdad? Comenta Julián mientras nos dirigimos a descansar. -Aquí estoy, un fugitivo buscando refugio en casa de mi hermanita, quien además es policía.

-No soy policía, Julián, soy miembro de S.T.A.R.S. Le corrijo con una sonrisa irónica.

-Casi lo mismo, ¿no crees? - responde Julián con una risa amarga. -Es irónico que puedas entregarme si quisieras, hermana.

-Aunque pueda parecer lo mismo, no lo es Julián, además, jamás te entregaría. Eres mi hermano, y a pesar de todo, te quiero. No voy a permitir que la mafia, ni la policía te atrape.

La sorpresa se refleja en el rostro de Julián. -No esperaba escuchar eso de ti, Jill.

-Aunque nuestras vidas hayan tomado caminos diferentes, la sangre nos une. No abandonaré a mi propio hermano. Le aseguro, mirándolo con sinceridad.

-Jill, me he comportado como un idiota. Desconfiado y creyendo que estaba solo en esto. Confiesa Julián, mirándome con arrepentimiento.

-Todos cometemos errores, Julián. Lo importante ahora es trabajar juntos para encontrar una solución.

-Gracias por no darme la espalda, Jill. No merezco tu ayuda, pero estoy agradecido de tener a mi hermana a mi lado. Dice con gratitud, revelando una vulnerabilidad que rara vez muestra.

-Deberíamos descansar, Julián, es tarde y mañana será un nuevo día, mi departamento solo tiene una habitación puedes quedarte allí si quieres.

-Gracias, Jill, pero preferiría quedarme en el sofá esta noche.

Mis ojos se posan en la puerta de mi habitación mientras Julián rechaza mi ofrecimiento. Aunque su decisión pesa en el aire, decido respetarla.

-Está bien, Julián. Si prefieres el sofá, no hay problema, le digo con una sonrisa comprensiva. Camino hacia mi habitación, dejándolo a solas con sus pensamientos en la sala de estar.

Recuesto mi cuerpo cansado en la cama, mi mente llena de pensamientos. La habitación está envuelta en un silencio que solo es interrumpido por la respiración irregular de Julián en la sala de estar. Mientras observo el techo, mi mente viaja a los momentos compartidos con Chris, preguntándome dónde estará en este momento. ¿Seguirá en la comisaría de policía? No lo creo es muy tarde para que siga en el trabajo, lo más seguro es que esté en su departamento profundamente dormido.

Quisiera llamarlo, escuchar su voz me ayudaría a sobrellevar esta situación pero no quiero despertarlo, además aún no estoy lista para contarle de mi hermano porque eso significa que tengo que hablar de mi padre y lo ocurrido aquel día.

Además si llamo a Chris seguramente Julián me escucharía y descubriría de mi relación con él, no quiero darle explicaciones a Julián, tampoco quiero que se entere, él y nuestro padre siempre fueron celosos y protectores conmigo. Desde jóvenes, apenas permitían que algún hombre se acercara, generando un muro invisible alrededor de mi vida sentimental.

Cuando algún chico se acercaba e intentaba cortejarme ellos se encargaban de alejarlos a base de golpes y amenazas, incluso Jackson se comportaba de esa manera. Querían evitar a toda costa que me lastimaran pero solo lograron que me mantuviera sentimentalmente ausente, sin ganas de formalizar una relación para evitar tener que presentárselos.

Aún recuerdo una ocasión cuando era adolescente, vivíamos en París y veía con frecuencia a un muchacho, su nombre era Daniel pero le llamaba Dan me gustaba mucho y yo a él, recuerdo que era la primera vez que me sentía tan ilusionada, él fue mi primer beso y yo fui el suyo.

Fue incomodo y nada romántico pero en ese entonces era una adolescente y ambos estábamos envueltos en el éxtasis de la juventud, nos refugiamos en una callejuela sombría. Bajo la luz de la luna, nuestros labios se encontraron en un beso cargado de emociones adolescentes. Pero la dicha duró poco porque de la nada apareció la figura imponente de mi padre vuelto loco de furia.

No tuve tiempo de reaccionar, ya que antes de poder notarlo mi padre estaba moliendo a golpes a Dan y yo fui llevada a casa por Julián y Jackson que estaban furiosos conmigo por haber salido a escondidas de la casa a verme con Dan.

Luego de eso mi padre no me dirigió la palabra por varios días, incluso me inscribió en un colegio de internas donde casi nunca salía, cuando teníamos días libres cuidaban que no saliera sola porque no querían volviera a encontrarme con algún muchacho.

Era una joven inexperta y quizá tenían miedo que algún hombre se aprovechara de mí, para ellos es muy importante mantener mi "honra intacta", se quedaron con ideas del siglo pasado y se niegan a ver que los tiempos han cambiado y que la virginidad no es lo más importante en una mujer.

Después de varios meses de ese incidente volví a ver a Dan por casualidad y él quiso acercarse pero ya no estaba interesada en tener nada más que una amistad.

Me asusta pensar que se pusieron como locos por un beso insignificante, me pregunto cómo reaccionarían al saber que perdí la virginidad con Chris, que hemos hecho el amor muchas veces, que él prácticamente vive conmigo, incluso que hoy pasamos casi todo el día dejándonos llevar por la pasión.

Seguramente no podrían soportarlo, buscarían a Chris para vengarse de él por haberse atrevido a tocarme, mi padre sería capaz de matarlo por haber deshonrado a su hija, sin siquiera dejarme hablar, no aceptarían que desde hace mucho deje de ser una niña.

Tampoco permitirán que la mujer que soy ahora haya decidido entregarse a Chris en cuerpo y alma. Es por eso que Julián debe mantenerse al margen de mi relación con Chris, aunque caigo en cuenta que es muy fácil que note que hay un hombre especial en mi vida ya que hay varias cosas de Chris en mi departamento.

Me levanto de la cama, decidida a preservar la privacidad de mi relación con Chris. Camino hacia el armario y abro la puerta con cuidado de no despertar a Julián, buscando la ropa de Chris.

Comienzo a doblar cuidadosamente cada prenda, ocultando cualquier rastro de la presencia de Chris en mi vida. No quiero que Julián me haga preguntas incómodas o descubra mi relación con él.

La mañana siguiente, el sol filtra a través de las cortinas, despertándome con una sensación de renovación. Me levanto y me dirijo hacia la sala de estar, donde Julián parece absorto en sus propios pensamientos.

-¿Cómo dormiste? le pregunto, tratando de romper el hielo que se ha formado entre nosotros.

Julián sonríe ligeramente. -Mejor de lo que esperaba. Gracias por dejarme quedarme.

-No hay problema. Hoy es un día importante, necesitamos planificar con cuidado.

Ante ver de iniciar con el plan llamo a Wesker para reportarle que no podré presentarme a los S.T.A.R.S.

-Wesker, necesito hablar contigo. ¿Puedo faltar hoy en S.T.A.R.S.? Hay asuntos personales que debo resolver. Le comunico con un tono serio, consciente de la necesidad de ser honesta con mi superior.

La voz de Wesker resuena en el otro extremo de la línea. -¿Asuntos personales, Valentine? ¿Puedo saber de qué se trata?

Respiro profundamente antes de responder. -Es un asunto familiar, algo urgente que requiere mi atención inmediata. Prometo que volveré lo antes posible y cumpliré con mis responsabilidades en S.T.A.R.S.

Él guarda silencio por un momento, evaluando mi solicitud. Finalmente, accede. - Está bien, Valentine. Entiendo la importancia de los asuntos familiares. Tómate el tiempo necesario, pero asegúrate de informar sobre cualquier desarrollo relevante.

-Gracias, Wesker. Estaré en contacto y me reincorporaré tan pronto como pueda.

Después de obtener el permiso, Julián y yo afinamos los detalles de su huida. Decidimos que lo mejor es recoger el dinero de una vez y que él se marche de inmediato para evitar llamar la atención. Ambos estamos conscientes de los riesgos, pero la necesidad de Julián de comenzar de nuevo en París pesa más.

-Jill, gracias por ayudarme con esto. Significa mucho para mí. - Expresa Julián con gratitud mientras trazamos la estrategia.

-Estamos juntos en esto. Antes de salir voy a tomar una ducha rápida. Asegúrate de mantenerme informada si hay algún cambio en la situación. Le indico antes de dirigirme al baño.

Al salir de la ducha, noto a Julián visiblemente molesto, con gesto ceñudo. Me acerco a él, envuelta en una toalla, y le pregunto con curiosidad:

- ¿Qué pasa, Julián? ¿Ha surgido algún problema?

Él suspira antes de responder, mostrando cierta incomodidad. -Mientras estabas en la ducha, recibiste una llamada.

- ¿Quién llamó y por qué te ha molestado tanto?

Él frunce el ceño, visiblemente molesto, antes de responder con tono irritado: -Era un idiota que llamó, alguien molestando con tonterías. No te preocupes, Jill, solo es una molestia que no tiene relevancia para lo nuestro.

- Julián, ¿esa llamada no era para mí?

Él titubea por un momento antes de responder con cierta evasión: -No, Jill, no era para ti. Era solo un idiota que se equivocó de número.

Aunque intenta restarle importancia, la duda persiste en mi mente. Me pregunto quién podría llamar en este momento, y la figura de Chris aparece en mis pensamientos.

-¿Estás seguro de que no era nadie importante? Insisto, tratando de descifrar la verdad detrás de su reacción.

-Seguro Jill. Solo era un idiota. No hay necesidad de preocuparse.

Aunque acepto sus palabras, no puedo evitar preguntarme si tal vez, de alguna manera, Chris estaba intentando ponerse en contacto conmigo.

Decido dejar la conversación ahí por ahora y centrarnos en el plan para el día. El tiempo apremia, y necesitamos asegurarnos de que todo esté en orden para la huida de Julián.

Después de alistarnos, nos dirigimos al banco. Mientras esperamos, la pregunta sobre la llamada sigue flotando en el aire, pero opto por no presionar más a Julián por ahora.

Finalmente, con el dinero en nuestras manos, nos retiramos del banco. Julián parece tenso, y yo sigo pensando en la posibilidad de que Chris haya intentado contactarme. La curiosidad me consume, pero sé que debo concentrarme en la tarea que tenemos entre manos.

De vuelta en casa, una vez más, me encuentro enfrentando la alternativa de si debería llamar a Chris. La preocupación por Julián y el deseo de preservar mi privacidad chocan en mi mente, dejándome con una decisión difícil de tomar.

Julián nota mi indecisión y comenta: - Jill, ¿todo está bien?

Respiro profundamente antes de responder. -Sí, todo está bien. Solo estoy pensando en los detalles del plan. Necesitamos asegurarnos de que todo salga como lo hemos planeado.

Él asiente, aunque sigue mostrando esa mirada preocupada. Mientras continuamos con los preparativos, sigo sintiendo la necesidad de buscar a Chris, pero decido posponerlo hasta que Julián esté fuera de peligro.