Club Blue Night Raccoon City 9:00 P.M Miércoles 17 de Julio de 1997

Me adentro en el bullicioso bar, donde la música retumba y las luces parpadeantes crean un refugio momentáneo. Siento la pesadez de la realidad sobre mis hombros, una mezcla de rabia y dolor que se desvanece momentáneamente en la oscuridad.

Me acomodo en la barra y pido un trago fuerte, anhelando que el licor ahogue las emociones que me consumen. La botella se desliza hacia mí, y el primer sorbo quema mi garganta, una pequeña liberación en medio del caos emocional que siento.

Mi mirada escanea el bar, buscando cualquier distracción que me permita desconectar de la imagen de Jill y aquel hombre. Sin embargo, la sorpresa me golpea cuando veo a Forest a lo lejos, entregado a un beso apasionado con una mujer. La ironía de la situación se apodera de mí considerando mi situación actual, pero decido darle su espacio, consciente de que cada uno vive su vida como quiere.

Mientras Forest sigue en su encuentro apasionado, mi atención vuelve a la barra, refugiándome en la bebida para aliviar la herida de la traición. La música retumba, pero en mi mente resuena el eco de palabras no dichas y emociones no expresadas.

El licor fluye, y cada trago parece llevarse consigo una porción de la carga emocional que me oprime. La música envuelve el bar, y me dejo llevar por la corriente, intentando encontrar alguna forma de alivio en la distracción temporal que ofrece la noche.

Entre el murmullo de la multitud y las luces titilantes, una mujer se acerca a mí, esquivando hábilmente a los clientes que llenan el lugar. Su sonrisa intrigante captura mi atención, y su mirada sugiere una chispa de interés.

¿Vienes a buscar compañía o solo necesitas un trago? Pregunta con un tono juguetón, su voz ligeramente elevada para competir con la música.

Sonrío levemente ante sus palabras. -Creo que un poco de ambas cosas. Estoy aquí tratando de olvidar, ¿sabes? Respondo, levantando mi copa para luego beber su contenido.

Ella se acomoda en el taburete vecino, la curiosidad brillando en sus ojos. -Olvidar puede ser complicado, pero siempre hay formas interesantes de distraerse. Comenta con un tono sugerente, mientras juega con el borde de su copa. -¿Quizás una compañía especial podría ayudarte a dejar atrás esas preocupaciones?

-Una compañía especial suena tentadora. Respondo con una sonrisa irónica, tratando de mantener la distancia. -Pero creo que mis problemas van más allá de lo que una noche puede solucionar.

Ella se inclina ligeramente hacia mí, su perfume envolviéndome. -A veces, la solución está más cerca de lo que pensamos. ¿Por qué no me cuentas qué te atormenta? Tal vez pueda ofrecerte algo más que solo distracción.

Sus ojos insinúan que busca algo más profundo conmigo, pero mis pensamientos siguen anclados en la traición que aún persiste en mi mente. -Es una historia complicada, y no creo que pueda ser resuelta tan fácilmente en una conversación de bar. Respondo, tratando de esquivar sus avances.

Ella acaricia ligeramente mi brazo, sus labios curvados en una sonrisa intrigante. -Las historias complicadas son las más fascinantes. A veces, compartir el peso con alguien más puede hacer que todo sea un poco más llevadero. Y yo puedo ofrecerte eso y mucho más, sabes a lo que me refiero con eso.

-Aprecio la oferta, de verdad, pero creo que no es lo que necesito en este momento. Digo, apartándome sutilmente de su contacto. -Mis problemas no se resolverán con una noche pasajera.

Ella inclina la cabeza, evaluándome con una mirada penetrante. -El mejor remedio es dejarse llevar, olvidar por un momento las complicaciones y simplemente disfrutar. ¿Te das cuenta de que estás bebiendo para olvidar a una mujer? Lo peor es que eso no te ayudará, tú necesitas la distracción adecuada.

-¿Cómo supiste que estoy así por una mujer? Respondí casi en susurro pero ella parece escucharme.

-Se te nota en la mirada y en la forma en que tomas. Es intrigante ver un hombre tan guapo como tú sufriendo por una mujer. Pero yo podría ayudarte a olvidar todo lo que esa mujer te hizo.

-No sé cómo podrías ayudarme a olvidar. Respondí en un tono sarcástico

-El sexo puede ser una liberación, una forma de liberar esas tensiones que te atan. Añade con un tono seductor. -Te prometo que por un instante, podrías olvidar todo lo demás.

Mantengo mi mirada firme, resistiendo la tentación. -Lo agradezco, en serio, pero no creo que eso sea lo que necesito ahora. Prefiero enfrentar mis problemas de frente.

-Cariño, no te hagas el difícil, estoy segura de que puedo hacer que olvides a esa mujer que te tiene bebiendo como si no hubiera un mañana. Murmura ella, con una sonrisa traviesa. -Tengo acceso a un privado aquí mismo, donde podríamos dejar atrás todo por un rato. Sin necesidad de salir del lugar.

Aunque su oferta es tentadora, me mantengo firme en mi decisión. -Realmente aprecio tu interés, pero no creo que eso sea lo que necesite. No busco olvidar mis problemas de esa manera.

Ella suspira, como si hubiera perdido una oportunidad. -Debo confesar que es una verdadera lástima. Eres un hombre increíblemente guapo, y es una pena que estés tan atrapado por alguien que parece no apreciarte. Si decides cambiar de opinión, estaré por aquí. Nunca se sabe cuándo se necesitará un buen escape.

Su elogio me toca, pero sé que mi corazón aún pertenece a otra persona. -Entiendo tu perspectiva, pero hay cosas que van más allá de la apariencia. Mi corazón ya tiene dueña, a pesar de todo.

Ella sonríe con resignación -Enamorado y leal. Eso es raro de encontrar. Si algún día necesitas un cambio de perspectiva, aquí tienes mi número. Dice, entregándome una tarjeta con un gesto juguetón. -Quién sabe, a veces las cosas cambian, al igual que las personas y espero tú te decidas pronto a dejar ese mal amor. Murmura ella, con una chispa de deseo en sus ojos. Antes de retirarse, se inclina levemente y deposita un beso cercano a mis labios, dejando una sensación fugaz de sus labios sobre mi piel.

Observo su figura alejarse entre la multitud, reconociendo que es una mujer atractiva, pero mi mente no puede dejar de compararla con Jill. No puedo evitar comparar a esa mujer con la única persona que ha logrado despertar los sentimientos más profundos de mi alma. Jill es más que una simple atracción física; es la dueña de mi corazón, el ancla que me mantiene, o bueno solía serlo hasta que decidió mandar todo al carajo.

La oferta de placer de esa mujer estuvo presente, pero siendo realista sé que Jill es la única capaz de tocar mi alma de una manera que va más allá de cualquier encuentro casual.

Cierro los ojos por un momento, aceptando mi realidad, ninguna otra mujer puede compararse con la conexión única que tengo con Jill, y ninguna noche en un club puede reemplazar la profundidad de esos sentimientos. En mi corazón, ella es la única que ha dejado una marca imborrable.

Entre sorbos de licor, mi mente da vueltas. Me pregunto una y otra vez por qué Jill podría haberme traicionado, si mi amor por ella era tan profundo. Cada trago parece ser un intento desesperado de encontrar respuestas que se ocultan en la confusión.

La bebida se convierte en mi refugio, un aliado temporal que me ofrece consuelo frente a la realidad dolorosa. La mezcla de despecho y amor herido crea un cóctel amargo que se desliza por mi garganta, anestesiándome momentáneamente.

Mientras la noche avanza, el vaso se vuelve más ligero, pero el peso de la sospecha sigue pesando en mi alma. Una voz familiar rompe el torbellino de mis pensamientos. -¡Todo imagine menos ver a Chris Redfield en este Club! Exclama Forest, apareciendo junto a mí.

-Forest, hombre, qué alegría verte aquí. Le digo, forzando una sonrisa para ocultar mis sentimientos. -No estaba planeando pasar la noche en el Club Blue Night pero ya vez aquí me tienes.

Él ríe con entusiasmo. -Pensé que estabas bromeando cuando me dijiste que vendrías. Pero, ¿Qué demonios, todos necesitamos un respiro de vez en cuando, verdad?"

-Sí, supongo que sí. Estoy aquí intentando despejar la cabeza, ya sabes. Llegué hace un rato al club, pero parece que tú ya estabas ocupado..., le comento con un tono irónico.

Forest se ríe, reconociendo la referencia a su encuentro apasionado. -Ah, eso. Sí, me tomó por sorpresa, pero a veces uno simplemente se deja llevar por la corriente de la noche, ¿sabes? Dijo mientras toma otro sorbo de su bebida antes de hablar, su expresión refleja sorpresa y cierta diversión. -Chris, déjame decirte que no soy el único que ha pasado entretenido. Vi cómo te coqueteaba una mujer desde lejos, y pensé que tal vez no sería el mejor momento para interrumpir. Comenta, levantando las cejas de manera juguetona.

-Vaya, parece que mi situación no pasó desapercibida. Debería haberme dado cuenta de que el Club Blue Night es terreno peligroso. Respondo, tratando de restar importancia al asunto.

Forest asiente. -En serio, Chris, me sorprendió. Desde que llegó Jill, nunca imaginé que te vería coqueteando con alguien más. ¿Qué está pasando, amigo? ¿Problemas en el paraíso?

Siento un nudo en el estómago al escuchar su nombre, la realidad de mis dilemas sentimentales es cada vez más difícil de esquivar. -Bueno, las cosas no están exactamente en su mejor momento. Respondo con un suspiro, evitando detalles que me duelen profundamente.

Él asiente con sorpresa en su rostro. -¿Hablaste con Jill? ¿Aclararon las cosas? ¿Sabes porque te estuvo evadiendo?

Mi gesto se vuelve más sombrío, y evito su mirada. -No quiero hablar de eso, Forest. Al menos no ahora.

Él parece notar mi resistencia y decide no presionar más. -Está bien, Chris. Solo recuerda que estoy aquí si decides abrirte. No tienes que enfrentar todo solo.

Después de unos minutos Forest vuelve a hablar. -Chris, amigo, estás bastante borracho.

Me río, tratando de restar importancia a la situación. -No te preocupes, Forest. Solo estoy tratando de ahogar mis penas esta noche. La realidad es que todo está un poco desquiciado.

Él me mira con preocupación -Chris, a veces enfrentar las cosas es mejor que intentar ahogarlas en alcohol. Además creo que deberías empezar a tomarlo con calma. Estás bastante... ¿cómo decirlo?... fuera de ti.

Intento enderezarme en el taburete, pero mi coordinación se ve afectada por la cantidad de alcohol en mi sistema. -Estoy bien, Forest. Solo necesitaba un poco de distracción.

Él niega con la cabeza, notando la realidad más allá de mis palabras. -Chris, te conozco lo suficiente como para saber cuándo has cruzado la línea. Vamos, creo que ya es hora de dejarte llevar a casa. No quiero verte intentando caminar cuando apenas puedes mantenerte en pie.

Aunque mi orgullo intenta resistirse, sé que tiene razón. La mezcla de emociones, alcohol y la realidad de mis problemas sentimentales ha llevado mi noche a un límite que no puedo ignorar.

Forest, con una mezcla de compasión y empatía, me ayuda a levantarme del taburete y guiarme hacia la salida del Club Blue Night.

Entre suspiros entrecortados y palabras entrelazadas, revelo la dolorosa verdad. -Me engañó, Forest. Jill me engañó..., murmuro con la voz cargada de desilusión, mi aliento impregnado con el aroma del alcohol.

Forest parpadea, sorprendido por la revelación. -Espera, ¿Jill te engañó? No tenía idea de que eran... novios o algo así. Responde con un tono de desconcierto, tratando de asimilar la información.

-Sí, éramos... algo más. No sé, Forest, duele tanto. Me engañó, y no sé cómo seguir adelante. Confieso, las lágrimas asomando en mis ojos nublados.

-¿Son novios? No tenía ni idea, Chris. ¿Desde cuándo eran pareja?

Mis palabras, enredadas en la embriaguez, buscan formar respuestas coherentes. -Desde hace tiempo. Nos amábamos, o al menos eso creía.

La confusión en el rostro de Forest aumenta. -¿Y cómo es que Jill te engañó? No entiendo. ¿Cómo pudo suceder eso si estoy seguro que ella te ama?

-Ella nunca me amó. Todo fue una farsa, una burla cruel a mis sentimientos. Me engañó, jugó conmigo como si fuera un juguete. Nunca hubo amor, solo ilusiones rotas.

-Chris, no lo entiendo. La forma en que te mira, la química entre ustedes dos, la forma en la que te sonríe, en cómo su mundo se ilumina cuando estás cerca, esas cosas no pasan desapercibidas, todos lo hemos notado en la comisaría, a pesar de eso nunca me imaginé que ustedes dos ya hubieran formalizado, creí que seguían siendo amigos que se amaban pero amigos a final de cuentas… Me es difícil creer que ella te haya engañado.

-Forest, a veces las apariencias engañan. Quizás todo era parte de su juego, una actuación para ocultar la verdad. Me duele tanto, no entiendo por qué lo hizo.

-Chris, debes estar confundido. Jill jamás te lastimaría, ¿verdad? Tiene que haber una explicación para esto.

-La vi, Forest. La vi con otro hombre, no hay manera de explicarlo. Me rompió el corazón.

La sorpresa se refleja en su rostro. -¿Con otro hombre? No lo puedo creer. Jill jamás me pareció capaz de algo así.

-Sentía que Jill era mía, como yo era suyo. Pero todo fue mentira. Nunca fue mía aunque yo siempre fui suyo. Solo fue una ilusión que se desvaneció en la cruda realidad del engaño.

-Chris, lo siento. No puedo ni imaginar lo que estás pasando. Sé que debe ser difícil, pero debes enfrentar a Jill. Puede haber explicaciones que no conoces. No puedes dejar que esta situación te consuma sin obtener respuestas.

-No quiero hacerlo, Forest. Enfrentarla significa perderla para siempre, y no sé si estoy listo para eso. Pero la idea de perderla de todas formas me está destrozando.

-Chris, parece que de alguna manera ya la perdiste. Hablar con ella puede traerte cierre y paz.

-No quiero hablar con ella. Si lo hago, todo estará acabado. Tendré que verla con otros hombres, y eso me volvería loco. No estoy listo para enfrentar ese escenario. No estoy listo para estar sin Jill.

-Chris, lo entiendo. Es difícil y ahora todo luce mal pero mañana hablaremos de esto con más calma ahora necesitas descansar. Ven, nos quedaremos en mi departamento. Mañana será un nuevo día.

No respondo a sus palabras y nos quedamos en silencio hasta llegar a su departamento, mientras me acomodo en el sofá de Forest, mis palabras fluyen de nuevo. -No entiendo, Forest. La amo, la amo tanto que me duele. ¿Por qué, por qué me traicionó? No entiendo cómo pudo hacerme esto. La confianza, Forest, la confianza se rompió. Me duele aquí dentro..., digo, señalando mi pecho con gestos torpes y apasionados.

-Chris, descansa. Mañana será otro día. Hablaremos más cuando estés más claro. Dice con voz calmada.

Mis ojos, empañados por lágrimas no derramadas, buscan en el techo respuestas que parecen esquivarme. Mientras el sueño se apodera de mi conciencia, la promesa incierta de un nuevo día lleva consigo la esperanza de comprender el porqué de una traición que aún me parece incomprensible.