Departamento de Jill Raccoon City 18:46 P.M. Miércoles 17 de Julio de 1997

Mientras empaco algunas cosas para el viaje de Julián, me doy cuenta de que su mirada inquieta está sobre mí.

- Jill, ¿realmente estás bien? - pregunta Julián con curiosidad.

-Estoy bien. Solo quiero asegurarme de que todo salga como lo planeamos. Es importante que tengas un nuevo comienzo en París sin problemas.

Él asiente, pero sigue observándome con cierta desconfianza. Aunque mi intención es protegerlo, comprendo que mi comportamiento podría estar generando dudas en su mente.

- Jill, hay algo que necesito saber antes de irme.

Le miro con curiosidad y asiento, invitándolo a continuar. -Claro, Julián. ¿Qué es lo que necesitas saber?

Se toma un momento antes de hablar, como si estuviera pensando cada palabra. -¿Has estado viendo a alguien últimamente? ¿Tienes un novio?

La pregunta de Julián me toma por sorpresa, y un ligero rubor se asoma en mis mejillas. Trato de procesar sus palabras antes de responder.

- ¿Por qué esa pregunta? Indago, intentando entender la razón detrás de su curiosidad.

-Mientras te buscaba en la comisaría, te vi con un hombre. Estaban abrazados de una forma particular parecían muy cercanos. Necesito saber si hay alguien en tu vida.

Su revelación me deja momentáneamente sin habla. Mis ojos se encuentran con los suyos, tratando de entender la mezcla de emociones que refleja su mirada.

- Julián, ese hombre es Chris, un compañero de trabajo y un amigo cercano. No hay nada más entre nosotros. Mi tono es calmado, aunque evitó su mirada porque sé que si me ve a los ojos descubrirá que miento.

Él frunce el ceño, como si mis palabras no fueran suficientes para disipar sus dudas. - ¿Un amigo cercano, Jill? ¿Desde cuándo tienes amigos "cercanos" en el trabajo?

- Chris y yo compartimos mucho tiempo debido a nuestras responsabilidades en S.T.A.R.S. Es natural que nuestra amistad se haya fortalecido. No hay nada más entre nosotros, Julián.

- Jill, espero que ese tal Chris y tú realmente solo sean amigos, porque si ese idiota se atreve a pasarse de listo contigo, estará en problemas. Recuerda que tienes un hermano que siempre te defenderá.

- Julián, aprecio tu preocupación, pero ya estoy grande y no necesito que me defiendas. Puedo cuidar de mí misma.

- Entiendo que quieras ser independiente, pero a veces puedes ser ingenua. Los hombres pueden aprovecharse de eso. Jill, escúchame bien. Como llegue a enterarme de que ese Chris o cualquier otro hombre se ha atrevido a tocarte o lastimarte, no importa quién sea, le romperé la cara. No toleraré que nadie te haga daño.

- Entiendo tus palabras, pero sé cómo cuidar de mí misma. Además, no quiero que te involucres en problemas por mi causa.

- Solo quiero que estés alerta. No todos son lo que parecen, y no quiero que confíes ciegamente en cualquiera.

Aunque las palabras de Julián están cargadas de preocupación, mi mente está segura del amor que Chris y yo compartimos. La imagen de él como un hombre que me lastimaría deliberadamente es completamente ajena a la realidad que hemos construido juntos.

- Agradezco tus intenciones protectoras pero puedes estar tranquilo, sé cuidarme sola.

Julián, sin embargo, no parece convencido. Su expresión refleja una mezcla de inquietud y desconfianza, como si sus propias experiencias lo llevaran a ser cauteloso.

- Jill, puedo entender que quieras creer en las buenas intenciones de las personas, pero a veces somos ciegos a las señales de peligro. No quiero que subestimes el riesgo que puede representar estar tan cercana a un hombre, especialmente en tu línea de trabajo.

- Te agradezco tu preocupación, pero Chris es alguien en quien confío plenamente. Hemos pasado por mucho juntos, y sé que es mi compañero en todos los aspectos.

- Solo quiero que tengas cuidado. No todos son lo que parecen. Y si ese Chris llega a lastimarte de alguna manera, ten por seguro que no me quedaré de brazos cruzados.

- Entiendo, Julián, y aprecio tu deseo de protegerme. Pero estoy segura de que no será necesario. Chris y yo nos cuidamos mutuamente. Confía en mí en esto.

- Está bien. Solo quiero que estés segura. Si alguna vez necesitas ayuda, no dudes en llamarme. Julián se levanta de la silla Toma la mochila con las cosas que le he empenachado para su viaje mientras mis ojos siguen sus movimientos se dirige hacia la puerta. Sin embargo, en lugar de utilizar el ascensor, se dirige hacia la escalera de emergencia.

- Julián, espera abajo en la recepción. Tengo algo importante que darte antes de que te vayas a París. Le anuncio rápidamente, deseando asegurarme de que tenga todo lo necesario para su nuevo comienzo.

Él asiente y continúa su camino por las escaleras. Mientras tanto, yo recojo un sobre y con cuidado, tomo una foto y la contemplo por un momento. Es una imagen de tiempos más felices, cuando éramos una familia, bueno si es que se nos podía llamar familia, siempre fuimos muy disfuncionales pero en esa fotografía todo parecía diferente, parecía que en verdad éramos una familia unida.

La sonrisa en el rostro de mi padre, la alegría en los ojos de Julián, Jackson y yo, y la presencia reconfortante de mi madre. Es la única fotografía que tenemos con ella por eso es tan valiosa. Quiero que Julián lleve consigo este recordatorio de quiénes éramos y por quién está luchando en su búsqueda de una nueva vida en París.

Con un suspiro, coloco la foto en el sobre y lo sello. Es mi manera de enviarle un pedazo de nuestro pasado y recordarle que, a pesar de las adversidades, hay amor y familia esperándolo al final de su viaje. Guardo el sobre, deseando en silencio que Julián encuentre la redención y la paz que busca, y que esta imagen lo inspire a luchar por un futuro mejor.

Bajo por el ascensor y me encuentro con Julián en la recepción. Le entrego el sobre y le doy unas palabras finales de ánimo. - Asegúrate de revisar todo lo que hay en ese sobre, Julián. Y recuerda, siempre puedes contactarme si necesitas algo. Buena suerte en París.

- Gracias, Jill. No tengo palabras para expresar lo que significas para mí. Prometo que estaré bien y que no dejaré que te involucren en esto.

Julián y yo nos despedimos con un abrazo silencioso. La tensión del momento se disuelve por un instante, dejando solo la conexión entre dos hermanos que han compartido y perdido tanto.

Julián rompe el abrazo y, con dulzura, deposita un beso en mi mejilla. Siento su agradecimiento y deseo de comenzar de nuevo en ese gesto. Mis dedos acarician su mejilla, como si quisiera grabar esa imagen en mi memoria antes de que emprenda su camino hacia un futuro incierto.

- Cuídate, Julián. No importa lo lejos que estemos, siempre seremos familia. Le digo con sinceridad, mis ojos encontrando los suyos.

Él asiente. - Gracias, Jill. Por todo. Espero que nos volvamos a ver pronto.

Con eso, Julián se despide y se pierde en la oscuridad mientras me quedo en la recepción, observándolo partir. Sé que este adiós es necesario para su seguridad, pero no puedo evitar sentir un nudo en la garganta.

De vuelta en mi departamento, me sumerjo en recuerdos de momentos compartidos con Julián, nunca fuimos los mejores hermanos pero siempre hemos estado dispuestos a dar la vida por el uno por el otro.

Después de mucho tiempo de reflexión, decido llamar a Chris para explicarle por qué no fui a la comisaría. Marco su número, pero el tono de llamada se extiende sin obtener respuesta. Una sensación de inquietud se apodera de mí, preguntándome qué podría estar impidiéndole contestar.

Decido intentarlo nuevamente, marcando su número con la esperanza de que esta vez sí me responda aunque nuevamente me envía a buzón, pueda que aún esté en la comisaría, aunque la hora sugiere lo contrario.

¿Estará ocupado en alguna misión? ¿Habrá tenido un inconveniente?

La intranquilidad crece, y después de dejar pasar un rato, decido llamar a la comisaría para obtener información sobre Chris. Marcó el número, y la espera se hace tensa hasta que finalmente alguien responde.

- Comisaría de Raccoon City, ¿en qué puedo ayudarte? - dice la voz del policía al otro lado de la línea.

- Soy Jill Valentine, de S.T.A.R.S. Necesito información sobre Chris Redfield. ¿Puede decirme si está allí o si ha salido recientemente?

- Sí, Jill. Chris se fue hace un rato. ¿Hay algo en particular por lo que lo buscas?

- No es nada urgente. Solo quería asegurarme de que esté bien. Gracias. Finalizo la llamada, pero la preocupación persiste en mi mente. ¿Dónde estará Chris?

La ausencia de respuesta por parte de Chris me desconcierta por qué no contesta y por qué no me ha buscado desde nuestro viaje a Detroit.

Me pregunto si algo pudo haber ocurrido, si está enfrentando algún problema o simplemente si necesita espacio. Aunque quizá pueda estar molesto y por eso no me responde el teléfono.

La idea de que Chris esté molesto por mi ausencia en la comisaría sin previo aviso me atormenta. Pienso que tal vez esa sea la razón de su silencio.

Decido llamarlo nuevamente, pero el teléfono sigue sin respuesta. Al no poder hablar con él directamente, decido dejarle un mensaje de voz, expresando mis disculpas.

-Chris, soy Jill. Quiero pedirte disculpas por no haber avisado antes de no ir a la comisaría hoy. Surgieron algunos inconvenientes, pero mañana te explicaré todo. Espero que podamos hablar y solucionar cualquier malentendido. Cuídate.

Guardo el teléfono con la esperanza de que escuche el mensaje y comprenda la situación.

A la mañana siguiente, me despierto con la esperanza de que Chris haya escuchado mi mensaje. Sin embargo, al revisar mi teléfono, no hay respuesta. Preparo rápidamente todo lo necesario y salgo rumbo a la comisaría, decidida a explicarle lo sucedido y aclarar cualquier malentendido.

Al llegar a la comisaría, noto que Chris aún no ha llegado. La preocupación se apodera de mí, pero intento mantener la calma y ocuparme de mis tareas mientras espero.

Finalmente, entra con Forest, pero su semblante revela los estragos de una noche donde evidentemente se pasó de copas. Mi sorpresa se refleja en mi rostro al ver a Chris con ese mal semblante.

Mis ojos se cruzan con los de Chris, pero noto algo diferente en su mirada. Un dolor sutil se refleja en sus ojos, como si verme le causara algún sufrimiento. Intento comprender lo que sucede, pero antes de que pueda preguntar, desvía la mirada, evitando el contacto visual directo.

La atmósfera se vuelve densa mientras Chris se sienta en su escritorio, sin atreverse a encontrarse con mis ojos. Un silencio incómodo se cierne entre nosotros, rompiendo la complicidad que solíamos tener.

Su aspecto cansado y el olor a alcohol que emana de él confirman mis sospechas de que ha estado bebiendo la noche anterior. ¿Por qué Chris estaría bebiendo de esa manera?

La idea de que haya sido una gran borrachera me inquieta. Conozco a Chris lo suficiente como para saber que no es alguien que caiga en excesos de esa manera sin un motivo grave.

Intento romper el hielo, pero la distancia emocional de Chris es evidente. Mis pensamientos se mezclan con una ligera incomodidad y un toque de celos al notar su estado porque es obvio que esta crudo. ¿Qué sucedió anoche que lo dejó así?

Con un suspiro, decido abordar la situación. -Chris, ¿estás bien? Pareces... diferente hoy.

No obtengo más que un gesto indiferente y un murmullo ininteligible por parte de Chris. La falta de comunicación me deja inquieta, y mi mente se llena de especulaciones sobre lo que pudo haber sucedido.

-¿Habrá tenido algún problema personal o profesional que lo llevó a tomar de esa manera?

La idea de que Chris se haya ido a emborrachar sin decirme nada despierta un sentimiento incómodo en mi interior. ¿Acaso necesitaba evadir algo que no quería compartir conmigo?

Chris, en un intento de ocultar sus emociones, se sumerge en su trabajo, evitando mi mirada. La palidez en su rostro y la forma en que frunce el ceño revelan los estragos de la cruda que enfrenta. Ignorando la tensión en el aire, Forest aparece con una taza de té, una solución para aliviar la resaca de Chris.

- Chris, pensé que podrías necesitar esto. Forest ofrece la taza con una sonrisa comprensiva.

Chris agradece con un gesto de cabeza, aceptando el remedio para su malestar. Mientras bebe el té, siento que la barrera entre nosotros se vuelve más palpable, aumentando mi inquietud sobre lo sucedido.

Forest, siempre atento a los detalles, parece percibir a la perfección la tensión entre Chris y yo. Con una mirada perspicaz, da a entender que sabe que algo no está bien y decide dar un paso atrás de manera discreta.

- Parece que tienen mucho trabajo que hacer aquí. Forest se dirige hacia nosotros con una sonrisa, pero su expresión deja entrever que no está refiriéndose exactamente al trabajo de la comisaría. - No quiero interrumpir. Si necesitan algo, estaré en mi escritorio.

La atención de Chris sigue enfocada en su escritorio, como si la resaca fuera la única explicación que estuviera dispuesto a dar.

-Chris, necesito saber qué pasó anoche. Estás claramente afectado, y no puedo ignorarlo. ¿Saliste a tomar?

Su mirada se encuentra con la mía, pero sus ojos reflejan una mezcla de dolor y resistencia. -No es relevante. Fue una noche como cualquier otra.

-No me mientas, Chris. Puedo ver que algo más sucedió. No te estoy juzgando, solo quiero entender y estar aquí para ti. Mi tono es firme pero empático, deseando romper la barrera emocional que se ha formado entre nosotros.

Chris suspira, cediendo ligeramente ante mi insistencia. -Está bien, sí, salí a tomar. Necesitaba desconectar, olvidar las cosas por un rato.

La revelación no es sorpresa, pero la razón detrás de su necesidad de escapar de la realidad me intriga. -¿Por qué, Chris? ¿Qué está pasando que necesitas olvidar?

Un destello de frustración cruza su rostro antes de que él aparte la mirada nuevamente. Sin decir nada vuelve la mirada hacia su escritorio sin intención de volver a mirarme.

-Chris, ¿Que está pasando? Te noto distante. ¿Porque te comportas así? ¿Por qué saliste a beber anoche? Le pregunto, mi voz reflejando la preocupación que siento por él.

Él se levanta de su silla con brusquedad, sus ojos esquivan los míos. Sin pronunciar una palabra, se dirige hacia la puerta, dejándome en el escritorio con la confusión y la angustia marcadas en mi rostro. Mi instinto me impulsa a seguirlo, a descubrir qué está sucediendo, pero Forest, perceptivo ante la tensión, se interpone en mi camino.

-Jill, dale un momento a Chris. Necesita espacio para procesar lo que le está afectando.

-Forest, algo está mal. Necesito saber qué le sucede a Chris. No puedo dejarlo así.

Él con una mirada evasiva y un tono de voz algo brusco, responde: -Jill, Chris está pasando por algo personal. No es el lugar para revelar detalles. Dale tiempo y espacio. No podemos forzar a la gente a hablar sobre lo que no quieren.

-Forest, ¿Fue contigo con quien Chris se emborrachó anoche?

-No es asunto tuyo, Jill. Además aunque así hubiera sido a ti no tiene por qué importarte. Chris necesitaba despejarse, y eso es todo lo que necesitas saber.

Antes de que pueda insistir, Forest se marcha dejándome hablando sola. Su mirada es fría y desinteresada, como si considerara que soy la culpable de la situación.