Departamento de Policía de Raccoon City 9:02 A.M. Jueves 18 de Julio de 1997

Salgo del baño, con el rostro refrescado pero la mente aun siendo un caos. Cierro la puerta detrás de mí, dejando atrás ese momento de introspección.

Los efectos de la resaca se intensifican a medida que avanzo por la comisaría. Mi cabeza late con cada paso, y las imágenes de la noche anterior se mezclan con la realidad, creando una confusión en mi mente.

Cierro los ojos con fuerza, tratando de alejar los pensamientos que me atormentan. La certeza de que no podré enfrentar a Jill me pesa. Cada vez que la veo, siento un deseo irracional de besarla, de perderme en sus ojos y olvidar todo.

Pero la verdad no puedo seguir con ella sabiendo que me engaña. La idea de que para ella todo sea un juego, que mis sentimientos sean solo una diversión temporal, me golpea con fuerza. ¿Cómo puedo enfrentarla cuando ni siquiera sé si está dispuesta a ser honesta?

Cierro los ojos y respiro hondo, tratando de encontrar la fuerza para afrontar lo que sea que esté sucediendo entre nosotros. Aunque la tentación de huir de todo, de sumergirme en la oscuridad del alcohol me resulta más confortable que escuchar de sus labios que no me ama y solo me uso a su antojo.

-Chris, ¿estás bien? Te ves realmente pálido. Barry pregunta con preocupación, notando la sombra que oscurece mi rostro.

Respiro profundamente antes de responder, tratando de mantener la compostura. -No estoy bien, Barry. Todo está mal.

-Chris, que está pasando. ¿Es por Jill que te sientes así?

Mi mirada se encuentra con la suya, y por un instante, la resistencia cede. -Barry, no sé qué hacer. Siento que... que todo se está desmoronando, y no sé cómo enfrentarlo.

- ¿Te peleaste con Jill? ¿Es por eso que estás así?

Un suspiro escapa de mis labios mientras niego con la cabeza. -Ojalá fuera solo eso, Barry. Fue algo peor. No sé cómo manejarlo.

-Chris, necesitas contarme qué pasó. Puede que pueda ayudarte, pero necesito saber qué estás enfrentando.

Mis pensamientos vacilan entre confiar en Barry y mantener el dolor en silencio. Antes de que pueda decidir, Forest irrumpe en la escena. -Chris, ven conmigo. Vamos a patrullar un poco y aclarar las ideas.

A regañadientes, asiento, siguiendo a Forest fuera del lugar. -Chris, necesitas cambiar ese semblante. Todos en la comisaría están notando que estás despechado por algo. No te ayuda en nada que todos se enteren de tus asuntos personales.

-No puedo simplemente cambiar mi semblante como si nada. Hay cosas que me están afectando.

-Entiendo que esto te tiene mal, pero llevar eso a tu trabajo solo empeorará las cosas. Si necesitas tiempo para resolver tus problemas personales, tómatelo, pero no dejes que afecte tu desempeño aquí.

-No puedo simplemente hacer como si nada ocurriera. Jill es la razón de mi tristeza, y estamos juntos todo el día en la comisaría. Verla, sentirla cerca, todo me hace sentir miserable.

Forest frunce el ceño, como si estuviera calculando sus palabras antes de responder. Estás pasando por un momento difícil, pero no puedes permitir mostrarte vulnerable ante ella, no le des esa satisfacción demuéstrale lo feliz que eres sin ella y lo poco que te importa. Si necesitas alejarte por un tiempo, habla con el capitán o toma unos días libres. Pero hasta entonces, trata de manejar esto de la mejor manera posible.

-Lo intento, Forest, lo intento. Pero cada vez que la veo, siento que algo se rompe dentro de mí. No puedo simplemente ignorar lo que está sucediendo.

Chris, no puedes permitir que ella te afecte tanto. Si realmente no te quiere, debes aceptarlo y seguir adelante. Hay otras personas ahí fuera, y mereces ser feliz.

-No sé si puedo, Forest. Estoy tan enamorado de ella que ni siquiera puedo escuchar la idea de que no me quiere sin sentir un nudo en la garganta, como si estuviera al borde del llanto.

-Chris, entiendo que el amor puede ser abrumador, pero no puedes sacrificar tu bienestar por alguien que no te valora de la misma manera. Date tiempo para sanar, y quizás puedas ver las cosas desde una perspectiva diferente.

Aunque sus palabras son duras, sé que está tratando de ser directo y ayudarme. Asiento, tratando de recomponerme mientras continuamos patrullando las calles de la ciudad.

Después de un rato Forest vuelve hablar. -Chris, te he visto con muchas mujeres, y nunca pareció afectarte de esta manera. Quizás deberías intentar salir con alguien más, distraerte un poco. No puedes dejar que una persona tenga tanto control sobre tu felicidad.

-No entiendes. Nunca he amado a nadie, ella es a la primera que amo y sé que jamás volveré a amar a nadie como amo a Jill, nunca más con esta intensidad y fuerza. Por eso mismo la idea de que ella estuvo con otros hombres mientras estábamos juntos... me vuelve loco de celos y rabia. Porque yo jamás le falte ni con el pensamiento no necesitaba a ninguna otra mujer porque con ella lo tenía todo.

-Chris, déjame preguntarte algo. ¿Tú y Jill ya han tenido relaciones sexuales?

Fruncí el ceño, molesto antes de responder. -Eso no es asunto tuyo. La intimidad entre Jill y yo no debería ser tema de conversación.

Forest, notando mi incomodidad, se apresura a disculparse. -Lo siento. No era mi intención ser entrometido. Solo estaba curioso, pero entiendo que es algo privado. Sigamos adelante.

A pesar de su disculpa, Forest no puede evitar agregar un comentario que aumenta mi malestar. -Sabes, Chris, siempre fuiste un tipo que disfrutaba de las aventuras. Tal vez, en lugar de enredarte en estos problemas, deberías volver a tus raíces. Una noche salvaje podría ayudarte a despejar la mente.

Me tenso ante su sugerencia, consciente de que mi situación actual no es propicia para ese tipo de consejos. -No creo que sea el momento adecuado para ese tipo de cosas. Estoy lidiando con problemas serios y no creo que buscar distracciones temporales sea la solución.

-Entiendo, Chris. Pero recuerda que estoy aquí para ti, ya sea para charlar o para darte un consejo más amigable. A veces, enfrentar las cosas de frente es la mejor manera de superarlas.

-Gracias. En verdad aprecio tu apoyo. Respondo a secas, la idea de hablar con Jill me atormenta, y temo lo que pueda descubrir en esa conversación. ¿Cómo se puede superar una traición cuando esa persona significa todo para ti? La posibilidad de perderla me aterra, pero la idea de vivir en la mentira también pesa sobre mí como una losa.

-Chris, entre menos personas sepan sobre tu situación con Jill, mejor. Eso incluye a Barry. No querrás que esto se vuelva más complicado.

-Entiendo tus consejos, pero Barry es como un padre para mí. No puedo esconderle lo que siento y lo que estoy pasando. Además, no quiero mentirle.

-Él es muy cercano a Jill, y podrías complicar las cosas si te enfrentas a ella con la guardia baja.

Barry ha sido como un padre para mí, pero también es leal a Jill. Si revelo mis temores, podría crear un conflicto que nadie desea. Quizás tenga razón; tal vez sea mejor mantener a Barry al margen hasta que haya confrontado a Jill.

Regresamos a la comisaría en un silencio incómodo. Mientras Forest y yo avanzamos hacia el interior, mis ojos se encuentran con Jill, quien está inmersa en analizar algunos papeles. Una mezcla de emociones me embarga al observarla, como si mi mundo se iluminara y se destruyera al mismo tiempo.

La luz tenue resalta sus rasgos, y aunque intento recordar la razón detrás de mi dolor, su presencia ejerce una extraña fascinación sobre mí.

Me siento junto a ella, manteniendo mi mirada fija en los papeles frente a ella, como si el mundo que me rodea no fuera más que un trasfondo borroso. Hago un esfuerzo consciente por aparentar fortaleza.

Aunque no intercambiamos palabras, siento la mirada de Jill posarse sobre mí, y por un instante, creo percibir una mezcla de emoción en sus ojos. Sin embargo, al notar mi evasiva hacia ella, en su rostro se posa una visible tristeza que no se esfuerza en esconder tras aparente alegría.

Entre los murmullos de mis compañeros, Brad, Richard y Kenneth intercambian comentarios disimulados, tratando de entender la dinámica entre Jill y yo.

Brad, con su típico tono sarcástico, comenta: -¿Crees que esto es parte de alguna operación encubierta? Porque la tensión entre ellos es más intensa que en una película de suspenso.

Richard, con una expresión más seria, interviene: -Algo no está bien. ¿Pelearon o qué?

Kenneth, sugiere: -Quizá deberíamos hablar con Chris y Jill por separado para saber qué está pasando. No es normal que estén tan distantes.

Ante los comentarios mis ojos se desvían involuntariamente hacia Jill, pero evito cruzar miradas con ella.

Brad, lanza un comentario. -¿Quién iba a pensar que la pareja estrella de S.T.A.R.S. estaba teniendo problemas matrimoniales? ¿Cuándo es el próximo episodio de su telenovela, Chris y Jill?

Richard, añade: -En serio, algo no cuadra. Siempre han sido el equipo perfecto.

Kenneth, intentando mantener la calma, comenta. -Espero que encuentren una solución. La unidad S.T.A.R.S., nunca será la misma si Chris y Jill no están en sintonía.

Richard, responde: -En la mañana apenas se dijeron dos palabras. Después de eso, Chris estaba tan molesto que ni siquiera se quedó en la oficina de los S.T.A.R.S. Optó por salir a patrullar en lugar de compartir el mismo espacio con Jill.

Brad asiente y continúa con las especulaciones: -Chicos, ¿notaron que Jill no apareció ayer? Y Chris hoy llegó tarde, y lo hizo con evidente resaca. Además, ¡vestía uno de los uniformes de Forest! Parece que alguien se fue de fiesta sin decirle a la otra mitad lo que estaba haciendo.

Joseph, con su tono bromista, se une a la conversación. -Bueno, parece que nuestra famosa pareja de S.T.A.R.S. está teniendo problemas matrimoniales. ¿Alguien más piensa que Chris se fue de fiesta para olvidarse de los problemas maritales?

Keneth agrega con una risa: -¡Quizá Jill no lo dejó entrar a su propia casa y por eso llegó tarde hoy! Parece que la tormenta se desató en el paraíso de S.T.A.R.S.

Edward, con una sonrisa socarrona, interviene en el bullicio. -No se preocupen, chicos. Seguro mañana vuelven a ser la pareja inseparable que todos conocemos. Estos dos no pueden estar mucho tiempo peleados. Apuesto a que para mañana ya están juntos otra vez.

Mi molestia crece ante sus comentarios. -Son unos idiotas. Murmuro entre dientes. La expresión de Jill cambia sutilmente ante mis palabras, mostrando en su rostro una sonrisa genuina.

Esa reacción me golpea de manera inesperada, dejándome deslumbrado por la luz de su sonrisa. Mi resistencia se desmorona por un instante, y la necesidad de hablar con ella se vuelve evidente. Sin embargo, el miedo a lo que pueda surgir de esa conversación me retiene.

Pero un breve momento de complicidad se apodera de nosotros, nuestras miradas se entrelazan como un hilo invisible que solo nosotros podemos ver. Ambos compartimos una sonrisa que me invade recuerdos de momentos más felices.

Siento la necesidad urgente de besar a Jill, de dejar que el mundo desaparezca por un momento. No obstante, una realidad fría y distante me alcanza. Controlándome, decido seguir adelante, dejando atrás la tentación de buscar consuelo en los labios de Jill. Y aunque ella parece esperar alguna señal de acercamiento, opto por mantenerme firme en mi decisión de no ceder ante mis sentimientos. La sonrisa de Jill se desdibuja ante mi reacción, y sus ojos reflejan la confusión.

La tarde transcurre en la comisaría, la tensión entre ella y yo persiste en cada intercambio evitado y cada mirada que no se cruza. Cuando llega el momento de salir, me despido de mis compañeros con una frialdad calculada, excepto de Jill.

Al llegar al estacionamiento, siento sus pasos acelerarse detrás de mí. Aunque no me atrevo a mirarla directamente, puedo percibir su presencia acercándose. Finalmente me alcanza, su respiración parece agitada, pero aun así, nuestras miradas no se encuentran.

Ella rompe el silencio con una voz suave pero firme. -Chris, necesitamos hablar.

-No tenemos nada que hablar o ¿Hay algo que quieras decir? Le pregunto, tratando de mantener la frialdad en mi tono.

-Chris, no entiendo qué está pasando. ¿Por qué te estás comportando así?

-Lo sabes perfectamente. Respondo con un tono cortante, sin estar dispuesto a permitir que continúe.

Ella intenta explicarse. -Chris, yo falte ayer a la comisaría porque...

-Se perfectamente porque faltaste ayer, no necesito tus explicaciones. No hay nada que puedas decir que cambie lo que está pasando, ni lo que ocurrió. Interrumpo, cortándola antes de que pueda justificar sus acciones.

-¿Cómo sabes por qué no fui a la comisaría? Pregunta con sorpresa, buscando entender cómo estoy tan seguro de sus motivos.

-Sé más de lo que piensas. Y no necesito tus explicaciones.

-Lo siento. Fue un día complicado, y no tuve la oportunidad de llamarte. Pero eso no significa que estuviera haciendo algo malo. No puedes simplemente asumir lo peor.

-¿Complicado? Sí, Jill, seguro estuviste muy ocupada todo el día. Le digo con sarcasmo, dejando que la amargura se filtre en mis palabras.

Ella frunce el ceño, confundida y herida. -¿A qué te refieres, Chris? No entiendo por qué estás tan enojado. Además en la noche estuve llamándote todo el tiempo, preocupada porque no aparecías. Y ahora me entero de que estabas de fiesta con Forest. ¿Eso es más importante que tu trabajo y nuestra relación?

-No tenía planes de salir con Forest, las cosas simplemente se dieron así. Y sinceramente, tú eres la menos indicada para reclamarme.

-No entiendo a qué te refieres con eso ¿por qué actúas así? Tú fuiste a beber con Forest sin decirme nada, y ahora me reclamas por no llamarte. ¿Acaso no ves la ironía en tus reproches?

-Ah, claro que no entiendes. ¿Cómo podrías, verdad? Dejé de ser una prioridad para ti, y ahora te haces la desentendida.

-No estoy segura de lo que estás hablando. Si hay algo mal, deberíamos resolverlo juntos.

-No necesito tus explicaciones. He visto lo suficiente.

-Si no estás dispuesto a hablar y escucharme, no sé cómo vamos a superar esto. Pero no voy a permitir que arruines nuestra relación sin siquiera intentarlo.

-Quizás las cosas nunca fueron como pensábamos.

Ella me mira con incredulidad, como si mis palabras fueran un golpe inesperado. -Chris, ¿a qué te refieres?

-No importa. Respondo evasivo, sintiendo que cada palabra que se escapa de mis labios es un paso más hacia el abismo de la despedida.

Ella busca mi mirada, intentando comprender lo inexplicable. -No puedo aceptar que nos estemos distanciando de esta manera. Necesitamos aclarar las cosas, Chris.

-No es tan simple. Tal vez sea mejor que sigamos adelante cada uno por nuestro lado.

La sorpresa y el dolor se reflejan en sus ojos, pero no me detengo. Retrocedo unos pasos, rompiendo el contacto visual. -Buena suerte, Jill. Espero que encuentres lo que estás buscando. Y tal vez, en algún lugar, puedas conseguir a otro idiota que te amé tanto como yo para poder aprovecharte de él.