Departamento de Policía de Raccoon City 7:20 A.M. Jueves 24 de Julio de 1997

Me levanto con un peso en el pecho, sabiendo que otro día en la comisaría significa enfrentarme a la misma agonía, la misma distancia entre Jill y yo. Me visto con la mente en otro lugar, tratando de apartar los pensamientos que amenazan con consumirme.

Una vez listo, me dirijo hacia la puerta, preparándome para otro día de trabajo. Pero justo cuando estoy a punto de salir, el sonido del teléfono rompe el silencio de la habitación. Frunzo el ceño, preguntándome quién podría estar llamando a estas horas.

Al acercarme al teléfono, veo en la pantalla el nombre "Claire". ¿Por qué estaría llamándome a estas horas?

Con un ligero temor, contesto la llamada. -¿Hola?

-Chris, ¿estás bien? La voz de Claire suena preocupada al otro lado de la línea.

-Así es, estoy bien. ¿Por qué lo preguntas? Respondo, tratando de ocultar mi propia preocupación.

-He oído algunas cosas, Chris. Quería asegurarme de que estuvieras bien. No puedo dejar de preocuparme por ti, sabes.

-Gracias, Claire. Aprecio tu preocupación, pero realmente estoy bien. Intento sonar convincente.

-Hablé con Barry ayer, y me dijo que estaba preocupado por ti y Jill.

-¿Qué te dijo exactamente? Pregunté, sintiendo un nudo en la garganta mientras esperaba su respuesta.

Claire pareció dudar por un momento antes de responder. -Me dijo que había notado que estabas un poco distante últimamente, porque hay problemas entre tú y Jill.

-Jill y yo... hemos terminado. Admití con dificultad.

La sorpresa se reflejó en la voz de Claire al escuchar mi confesión. -¿Terminaron?

-Hace unos días. Murmuré.

-¿Puedo preguntar por qué terminaron? Preguntó, su voz llena de ternura mientras buscaba una explicación que pudiera calmar sus inquietudes.

-No creo que sea algo que quiera discutir ahora mismo, pero tengo razones para creer que Jill tiene un amante.

-¿Estás seguro, Chris? Preguntó con evidente preocupación.

Los vi con mis propios ojos, primero él la fue a buscar en medio de la noche, luego al día siguiente ese imbécil me contestó el teléfono para decirme que no molestara porque ellos estarían muy "ocupados", ese mismo día ella faltó a la comisaría y no atendía mis llamadas así que fui a buscarla para que me diera una explicación solo para encontrarlos juntos, abrazados muy felices, ni siquiera notaron mi presencia.

-¿Pero los viste besándose o haciendo algo más?

-No, no los vi besándose ni haciendo nada más. Pero su actitud y la cercanía que compartían hablaban por sí mismas. Es obvio que ese hombre significa mucho en la vida de Jill. Además, estuvieron mucho tiempo juntos, solos, se me hace difícil creer que no pasó nada entre ellos en ese tiempo.

Chris, ¿hablaste con Jill sobre lo ocurrido? ¿Le dijiste lo mucho que te lastimó?

Un suspiro escapó de mis labios mientras pensaba en la pregunta de Claire. -No, no lo hice. No he sido capaz de enfrentarla, terminamos y no pude decirle de frente lo mal que me sentía por su...Desde que terminamos, todo ha sido tan confuso y doloroso, y simplemente no sé cómo abordarlo.

-Barry me dijo que Jill asegura que fuiste tú quien la lastimó. ¿Es eso cierto?

-Sí, supongo debe ser cierto. Admití con sinceridad. -Pero hay más en esa historia de lo que parece.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Jill piensa que me acosté con otra mujer, y todo por culpa de Forest. Él fue quien inventó esa mentira, y ahora ella lo está usando para justificarse y victimizarse ante los demás.

-¡Dios mío, Chris! Eso es terrible. ¿Porque invento eso Forest? Dime la verdad Chris es cierto que te acostaste con otra mujer.

-No, no me acosté con otra mujer por despecho. No importa lo que haya pasado entre Jill y yo, no soy ese tipo de persona. No voy a buscar consuelo en los brazos de otra mujer para olvidar mi dolor.

La voz de Claire se suavizó ante mi respuesta. -Me alegra escuchar eso, Chris creo que necesitas hablar con Jill para aclarar las cosas. Quizás todo sea un malentendido. No puedo creer que Jill te haya engañado, estoy segura de que te ama. Ambos han pasado por mucho juntos, y creo que merecen la oportunidad de resolver esto cara a cara.

Sus palabras resonaron en mi mente, y por un momento, me permití sentir una chispa de esperanza. Tal vez Claire tenía razón. Tal vez Jill todavía me amaba, y todo esto había sido solo un malentendido.

A pesar de la chispa de esperanza que sentía al pensar en hablar con Jill, una sombra de negatividad seguía acechando en mi mente.

Me senté en el borde de la cama, dejando que la duda y la ansiedad se apoderaran de mí. ¿Y si Jill ya había seguido adelante y no quería hablar conmigo? ¿Y si nuestra relación estaba realmente acabada y no había manera de volver atrás?

Asentí con un suspiro, reconociendo la sabiduría en las palabras de Claire. -Tienes razón, Claire. No puedo seguir posponiendo esto. Necesito hablar con Jill y aclarar las cosas de una vez por todas.

-Exactamente. No hay tiempo que perder. Ve y habla con ella, Chris. Quizás todo sea solo un malentendido y puedan resolverlo juntos.

Después de todo, no tenía nada que perder y mucho que ganar. Si había una posibilidad de salvar nuestra relación, valía la pena intentarlo.

Con paso firme, salí de mi departamento y me dirigí hacia la comisaría, con la esperanza renovada. Pero justo cuando estaba a punto de llegar a mi destino, me encontré con Verónica, la secretaria de Irons, caminando por la acera.

-¿Necesitas un aventón? Pregunte a la secretaria de Irons

Ella aceptó con una sonrisa. -¡Claro, gracias! Será de gran ayuda.

Verónica se acomodó en el asiento del copiloto, agradecida por el aventón. -Gracias, Chris. Realmente aprecio que me hayas llevado. Dijo con una sonrisa.

-No hay problema, Verónica. Estoy feliz de poder ayudar. Respondí sinceramente, devolviéndole la sonrisa.

El silencio llenó el interior del automóvil mientras continuábamos nuestro camino hacia la comisaría.

Finalmente, llegamos a la comisaría y me detuve frente al edificio. Volteé hacia Verónica y le ofrecí una sonrisa reconfortante. -Aquí estamos. Espero que tengas un buen día de trabajo.

Después de salir del automóvil, Verónica se giró hacia mí y, con una expresión agradecida, me dio un beso rápido en la mejilla. -Gracias de nuevo y ¡Adiós, guapo!

Me quedé un momento, sintiendo el calor de su gesto en mi mejilla mientras observaba cómo se alejaba y aunque no pude evitar notar su belleza, no pude evitar compararla con Jill. Verónica era bonita, sí, pero no tenía esa chispa única que siempre me atrajo de Jill.

Sacudí la cabeza para apartar esos pensamientos. No era justo comparar a Verónica con Jill. Después de todo, Jill y yo ya no estábamos juntos, y tenía que aceptar eso.

Aunque tal vez ya no por mucho tiempo porque hablaré con ella y espero exista una explicación lógica para todas las cosas que han ocurrido entre nosotros.

Jill finalmente entró a la comisaría, pero me ignoró por completo algo que ya se estaba haciendo costumbre entre nosotros. Decidí intentar sacar conversación, buscando una oportunidad para hablar con ella y aclarar las cosas.

-Jill. Llamé su atención, pero ella apenas me miró antes de desviar la mirada. -¿Podemos hablar un momento?

Ella suspiró, claramente molesta por mi insistencia. -No tengo nada que decirte, Chris. Respondió con frialdad, continuando su trabajo como si yo fuera invisible.

¿Sería su actitud fría una reacción al coqueteo de Verónica ayer? La idea me golpeó con fuerza, haciéndome sentir aún más frustrado y confundido.

Tal vez se sentía herida o traicionada, quizá ni siquiera sea eso y ella ya no quiere hablar más conmigo está físicamente junto a mí. Pero siento su ausencia más que nunca. Y lo peor es que ahora siento que es Jill quien se está alejando, ya no se esfuerza en mirarme, en intentar comunicarse.

Mientras reflexionaba sobre la situación, mi atención fue repentinamente desviada por la presencia de Kevin Ryman, uno de mis colegas en la comisaría. Se acercó a nosotros con una expresión amigable y me saludó con cordialidad.

Kevin se acercó a Jill. - ¿Podemos hablar un momento? Dijo, buscando su atención.

Jill levantó la vista de su escritorio, sorprendida por la solicitud de Kevin. -Claro, Kevin. ¿Qué sucede?

-Bueno, Jill, hay algo que quería discutir contigo desde hace un tiempo, pero nunca encontré el momento adecuado. Comenzó, su tono sereno.

Ella frunció el ceño, intrigada por las palabras de Kevin. -¿De qué se trata?

-Es sobre nosotros. Admitió Kevin, su mirada encontrando la de ella. -Siempre he sentido una conexión especial contigo, algo más allá de nuestra amistad y compañerismo en la comisaría.

La sorpresa se reflejó en el rostro de Jill mientras procesaba las palabras de Kevin. -¿A qué te refieres, Kevin?

-Quiero decir que desde hace tiempo he tenido sentimientos por ti, Jill. Confesó Kevin. -Siempre he admirado tu valentía, tu dedicación y tu fuerza. Y sé que no es fácil admitirlo, pero necesitaba decirlo.

Jill se quedó sin palabras ante la confesión de Kevin, manteniéndose en silencio por unos segundos hasta que por fin susurra. -Kevin, yo...

-Me encantaría tenerte como compañía en una cita. ¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche? Propuso Kevin, esperando ansiosamente su respuesta.

Antes de que Jill pudiera responder, y sin decir una palabra, me levante del escritorio y me dirigí hacia el baño, necesitando un momento para desahogarme.

Una vez dentro, cerré la puerta con fuerza y me apoyé contra ella, dejando escapar un suspiro profundo. La frustración y la ira me consumían mientras golpeaba con fuerza un par de botes de basura cercanos, dejando que la rabia se liberara en cada golpe.

La situación con Jill y Kevin había sido un golpe duro para mí y no podía evitar sentirme herido y traicionado. A pesar de mis intentos por superar la relación con Jill, el dolor y los celos seguían presentes, y la idea de que Jill pudiera estar interesada en otro hombre me devastaba. ¿Acaso a ella no le importa lo que siento? ¿Acaso no le conmueve mi sufrimiento? ¿Es acaso que ya me olvido y ahora quiere rehacer su vida con otro? Si es eso entonces no la molestaré más me alejaré tanto de ella que olvidara que algún momento existí en su vida.

Con determinación, me limpio el rostro y enderezo la espalda. Es hora de enfrentar la situación con la cabeza en alto, sin importar cuán difícil pueda ser. No permitiré que mis emociones me dominen tengo que seguir adelante.

Regreso a mi escritorio, intentando mantener la compostura. Wesker se encuentra esperándome, su mirada penetrante y su presencia imponente llenan la habitación de una energía tensa.

-Chris necesito que tú y Jill vayan a patrullar las afueras de Raccoon City. Hay reportes de actividad sospechosa y necesitamos investigar.

-Entiendo, Wesker. Pero me temo que tengo una gran cantidad de informes que necesitan ser completados. Preferiría quedarme aquí y terminarlos antes de salir en la misión. Responde Jill con voz firme.

Wesker la observa con su típica expresión impasible, evaluando sus palabras con atención. -Jill, entiendo tu preferencia por quedarte haciendo informes, pero esta misión es crucial y necesito que tú y Chris vayan juntos. No es algo que pueda discutirse. Ambos son necesarios para esta tarea y confío en que pueden trabajar juntos de manera efectiva.

-Entendido, Wesker. Estaremos listos para la misión.

Él asiente con aprobación, su expresión imperturbable evaluaba cada uno de nuestros movimientos. -Bien. Confío en que harán un buen trabajo. No hay margen para errores en esta operación.

Wesker se despide con una sonrisa apenas perceptible, sus ojos oscuros brillando con una chispa juguetona que no pasa desapercibida para nosotros. A pesar de su tono profesional, ambos sabemos que Wesker está al tanto de nuestros problemas personales y que esta misión en particular no es solo una coincidencia.

Jill y yo intercambian miradas brevemente, reconociendo la astucia de Wesker y la situación incómoda en la que nos encontramos.

Con un nudo en la garganta, me giro hacia Jill y le informo con frialdad: -Te espero en el auto en diez minutos.

Jill apenas levanta la mirada y responde con un "gracias" igualmente cortante.

-No hay de qué. Respondo con la misma frialdad, sintiendo cómo la incomodidad entre nosotros se vuelve palpable ante la mirada curiosa de nuestros compañeros, quienes parecen disfrutar del drama que se desarrolla frente a sus ojos.