Montañas de Raccoon City 4:40 P.M. Jueves 24 de Julio de 1997
-Por eso no tienes ningún derecho a reclamarme. Me dice Jill con voz firme. -Tú me has sido infiel, Chris. No puedes venir aquí a juzgarme cuando tú eres el causante de que terminara nuestra relación.
Mis labios se tensan, sintiendo una mezcla de ira y frustración. -¡Eso es mentira! ¡No intentes embaucarme con tus palabras! Tú eres la que me ha mentido, Jill. Tú eres la que ha estado ocultando cosas.
Jill me mira fijamente, su expresión desafiante pero también llena de tristeza. -No estoy intentando embaucarte. Solo estoy siendo honesta. Si no puedes aceptar eso, entonces no sé qué más podemos hacer.
Sintiendo la amargura crecer dentro de mí respondí -Tú me has engañado, Jill. Quién sabe cuántas veces lo has hecho. Pero yo nunca te he sido infiel. Tú eres la única mujer con la que he estado.
Me encuentro frente a Jill, mirándola directamente a los ojos mientras le confieso la verdad que ha estado pesando en mi corazón. Las palabras brotan de mí con sinceridad, como si fuera la primera vez que las digo en voz alta.
-Desde el momento en que estuvimos juntos por primera vez, nunca más he vuelto a tocar a otra mujer. Ni siquiera ha pasado por mi mente la idea de estar con alguien más, porque eres tú la única que despierta pasión en mí, quien enciende la llama de mi corazón, quien con solo tocarme enciende cada fibra de mi ser.
-Mientes Chris, cuando fui a buscarte a tu departamento luego de que prácticamente terminarás conmigo. Forest me confesó que estabas teniendo sexo con otra mujer y que no querías ser interrumpido así que no vengas a decirme todas esas mentiras porque sé que no dejaste de acostarte con cuanta mujer se te pasará por enfrente para luego ir conmigo a hablarme de amor.
-Forest mintió eso no ocurrió y no puedo creer que le hayas creído con tanta facilidad. Y es irónico que tú, digas eso, cuando has sido tú quien me ha ocultado cosas, quien me ha mentido una y otra vez.
-Yo jamás te mentí, Chris. Siempre fui honesta contigo, incluso cuando las cosas se volvieron difíciles entre nosotros. Nunca te oculté nada, y mucho menos te engañé.
-Claro que sí, tú me destruiste, cuando descubrí tu engaño me quería morir prefería morir antes de saber que tú amor fue mentira y que él único enamorado era yo mientras tú no sentías nada por mí.
-¿De qué me estás hablando? ¿Qué engañó hablas? Yo jamás te he engañado y déjame decirte que mi corazón no miente, todo lo que sentí por ti fue real, cada palabra, cada gesto, cada momento que compartimos juntos, todo era real y te aseguro que mi amor por ti nunca fue un engaño. Y eres un estúpido si no has podido sentir el profundo amor que te tengo cada vez que me entrego a ti.
Tras esas palabras se marcha del lugar con pasos rápidos y decididos, su expresión llena de furia contenida. La veo alejarse entre los árboles, sintiendo cómo mi corazón se desgarra en mi pecho mientras la observo partir. Una parte de mí quiere correr tras ella, alcanzarla y abrazarla, pero otra parte sabe que las palabras que hemos dicho han causado mucho daño.
Sin embargo, no puedo quedarme parado. Mis pies se mueven por instinto, llevándome tras ella, hacia donde hemos estacionado el carro.
-Jill, espera. Llamo, mi voz llena de desesperación. -Por favor, espera.
Ella se detiene junto al auto, su espalda rígida mientras se gira para enfrentarme. -Ya he escuchado suficiente.
-Por favor, solo déjame hablar contigo. Insisto, mis palabras saliendo como un ruego.
Ella me mira un momento más, su expresión suavizándose ligeramente ante mi súplica. Finalmente, asiente con la cabeza, indicándome que puede escuchar lo que tengo que decir.
Me acerco a ella con cautela. -Jill, entiende que estoy herido, confundido. Comienzo, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que siento. -No quería lastimarte, nunca fue mi intención. Estoy dispuesto a perdonarte, pero necesito entender por qué ocurrió esto. ¿Qué fue lo que te llevó a engañarme?
Jill me mira con firmeza. -Chris, en nombre del amor que yo sí te tuve, nunca escucharás eso de mí porque esa sería una mentira porque jamás te engañé, nunca te he mentido.
Ella sube al carro y sus palabras resuenan en mi mente, parecen sinceras, pero, aun así, la duda y la confusión persistían en mi interior.
Me subo al carro con la esperanza de poder aclarar las cosas con Jill, pero antes de que pueda decir una palabra, ella me corta.
-No quiero hablar contigo, Chris. Dice, sin siquiera mirarme. -Solo quiero volver a la comisaría y terminar con esto.
Su tono es frío y distante. Trago saliva, sintiendo cómo la frustración se acumula dentro de mí. ¿Cómo podemos resolver esto si ni siquiera podemos hablar?
Respiro hondo, tratando de mantener la calma. -Está bien. Volvamos a la comisaría.
Llegamos a la comisaría en medio de un silencio incómodo. Antes de salir del auto, me ajusto la camisa y el chaleco de S.T.A.R.S., tratando de disimular cualquier evidencia de lo que acababa de suceder entre Jill y yo. No puedo permitir que nadie en la comisaría sospeche lo que ha pasado, especialmente en medio de nuestra complicada situación personal.
Una vez me aseguro de que todo esté en su lugar, me giro hacia Jill, estaba ajustándose ropa y se pasa una mano por el cabello, tratando de despejar su mente y disimular cualquier rastro de lo que acababa de ocurrir entre nosotros.
Nuestros ojos se encuentran brevemente cuando terminamos de arreglarnos, y en ese instante, puedo ver una mezcla de emociones en su mirada: confusión, tristeza y quizás un destello de arrepentimiento.
A pesar de todo me aterra pensar que se arrepiente de estar conmigo que lo que pasó hoy no significó nada para ella o que solo fue un momento de pasión así que antes de salir del auto le susurré: -Aunque las cosas terminaran mal quiero que sepas que para mí fue maravilloso, Jill. No me arrepiento de nada de lo que pasó entre nosotros. Espero que tú tampoco te arrepientas de haberte entregado a mí.
Jill desvió la mirada, su expresión difícil de descifrar en ese momento. Sin decir una palabra, abrió la puerta del auto y salió, cerrándola tras de sí con un golpe suave pero firme. Observé cómo se alejaba, sintiendo muchas emociones dentro de mí.
Mi mente estaba llena de dudas y preguntas sin respuesta. ¿Qué significaba el silencio de Jill? ¿Estaba arrepentida de lo que pasó entre nosotros? ¿O tal vez simplemente quería distanciarse? Seguro es lo último ella piensa que la engañe por culpa del idiota de Forest y no quiere verme ni hablar conmigo.
En parte, siento que la culpa era mía. Desde el primer momento, debí haberle aclarado todo a Jill, haberle explicado la verdad, debí haberle confesado que jamás la engañe. Pero estaba herido, cegado por la idea de que ella me había traicionado. Ahora, sin embargo, dudaba de esa certeza. Jill parecía genuinamente dolida por las cosas que Forest le dijo, estaba celosa de Verónica y su reacción ante mis palabras me dejaba pensando que tal vez no había sido infiel.
Me mordí el labio con frustración, lamentando mi propia indecisión y falta de claridad. Si tan solo hubiera sido más valiente, más honesto desde el principio, tal vez no estaríamos en esta situación. Cómo sea ya no se puede cambiar el pasado solo queda aceptar que quizá lo que hubo entre nosotros ya nunca vuelva a suceder.
Entre solo en la comisaría y noto a Jill hablando amablemente con Kevin. Observo la escena desde la distancia, sintiendo una punzada de celos mientras los veo interactuar. Aunque intento mantener la compostura, los celos se apoderan nuevamente de mí. Decido alejarme y continuar mi camino en silencio, tratando de ignorar mis sentimientos.
Entrego el reporte a Wesker, tratando de mantener una expresión neutral. Él lo revisa brevemente antes de levantar la mirada hacia mí. -¿Cómo te fue con Jill? Pregunta con su característica calma, su mirada penetrante buscando algún indicio en mi rostro.
-Fue... bien. Digo brevemente, evitando entrar en detalles.
Wesker arquea una ceja. -Se nota. Responde con un deje de sarcasmo apenas perceptible.
-Si no tienes nada más que decirme, volveré a mi lugar de trabajo, Le respondo cortante.
Regreso a mi escritorio en silencio, y mientras reviso algunos documentos sobre la mesa, me percato de que Jill aún no ha regresado. Lo que enciende mis celos, pero intentando mantenerme tranquilo ya que no puedo perder el control aquí.
Ella regresa finalmente después de un rato, y se sienta junto a mí en silencio. A pesar de mi intento por disimularlo, siento celos al verla, sabiendo que ha estado hablando con Kevin. Sin embargo, decido no mencionarlo y en su lugar le dedico una mirada breve, tratando de ocultar mis emociones detrás de una máscara de indiferencia.
Después de unos minutos me alejo silenciosamente de Jill, incapaz de soportar estar cerca de ella en este momento. Me dirijo hacia el escritorio de Barry, donde paso el resto de la jornada de trabajo sumido en mis pensamientos. No puedo evitar sentir una mezcla de confusión, enojo y dolor al pensar en cómo Jill puede estar tan feliz al hablar con Kevin después de lo que pasó entre nosotros. ¿No lo importó ni un poco?
-¿Qué tal estuvo tu tiempo con Jill? Pregunta Forest, tratando de iniciar una conversación casual.
Levante la vista brevemente, con la mirada fría y distante. Sin decir una palabra, regrese mi atención al trabajo, ignorando a Forest por completo.
-¿Cuánto tiempo más vas a estar así? Me pregunta, con un tono de preocupación en su voz.
Finalmente, dejo escapar un suspiro y le respondo con un tono más brusco de lo que pretendía: -Eres un idiota, Forest. No lo entiendes.
Sin esperar a más, me levanto de mi silla y salgo de la comisaría, necesitando desesperadamente espacio para procesar mis emociones.
Luego de salir de la comisaría, siento una presencia a mi lado y me doy cuenta de que es Forest. Su voz rompe el silencio, interrumpiendo mis pensamientos.
-¿Chris, está todo bien?. Pregunta con cautela, mirándome con atención mientras intenta descifrar mi estado de ánimo.
-No quiero hablar ahora, Forest. Respondo cortante, sin detenerme ni mirarlo directamente. -Necesito estar solo por un momento.
-¿Pero qué sucedió? ¿Pasó algo entre tú y Jill mientras estaban fuera investigando?
-¿Qué te hace pensar que pasó algo entre nosotros?
Forest parece titubear por un momento antes de responder. -Bueno, cuando regresaron, noté que ambos tenían una mirada diferente. No sé cómo explicarlo exactamente, pero parecían... distantes, o tal vez más íntimos de alguna manera.
-Además, los días anteriores, aunque se ignoraban, compartían el mismo escritorio. Pero hoy, solo apareció Jill, y tú te alejaste. Ni siquiera quisiste estar cerca de ella en todo el día.
-Sumado a eso, pasaste el resto de la tarde en otro universo. Era obvio que estabas furioso. Y estoy casi seguro que fue porque Jill se quedó hablando con Kevin.
-Cierra la boca, Forest. Le digo entre dientes, harto de escucharlo.
-¿Es eso no? ¿Estás así por lo de Kevin y Jill? Pregunta, su tono lleno de curiosidad.
-No es asunto tuyo, Forest. Respondo bruscamente, mi voz cargada de irritación.
Forest arquea una ceja, como si estuviera conectando los puntos en su mente. -Con eso solo confirmas que ese es el motivo de tu mal humor.
-No quiero perder a Jill, pero tengo que aceptar que lo nuestro acabo. Admito con sinceridad, dejando entrever la vulnerabilidad que se esconde detrás de mi fachada de dureza. -Pero eso no es asunto tuyo, Forest. No te metas en cosas que no te incumben.
-¿Qué te hizo cambiar de opinión? Hasta donde yo sabía, querías olvidar a Jill.
Ante mi falta de respuesta hace otra pregunta -¿Cuándo estuvieron investigando no hablaron acerca de su relación?.
Sus palabras me hacer sonreír de forma involuntaria al recordar el momento tan apasionado que pase con ella, antes de hablar preferimos hacer el amor. Nos entregamos el uno al otro físicamente, aunque emocionalmente seguíamos distantes. Y cuando finalmente abrimos nuestras bocas para hablar, solo empeoramos las cosas.
-Oye, Chris, ¿qué significa esa risita. ¿Acaso se te vino algún recuerdo interesante a la mente, como... no sé, haber algo interesante que pasó entre Jill y tú en las montañas?
Sacudo la cabeza, rechazando la insinuación de Forest con un gesto rápido. -No, no es eso. Lo poco que hablamos de nuestra relación solo sirvió para empeorar las cosas. Y en parte, eso fue culpa tuya.
-¿Qué quieres decir con eso? Pregunta, su tono ahora más cauteloso.
-Quiero decir que... tus comentarios, tus insinuaciones... y tus mentiras solo complicaron las cosas. Por tu estúpida mentira de que yo me acosté con otra mujer, ahora Jill cree que le fui infiel con cuanta mujer se me pasaba por enfrente.
-Esa nunca fue mi intención, Chris. Solo quería ayudarte tu fuiste el que me dijo que querías alejarte de Jill y le di el motivo perfecto para que ella te dejara de molestar.
-Esa no era la solución, Le digo molesto, sintiendo cómo la necesidad de arreglar las cosas con Jill se vuelve más urgente en mi mente.
-Entonces, ¿por qué no la buscaste de inmediato para explicarle todo? Pregunta con un dejo de incredulidad en su voz.
-Porque estaba herido, loco de dolor. Pero ahora entiendo que me equivoqué.
-¿Recuerdas, Chris? Jill tiene un amante, es impresionante. Solo te dice una palabra de amor, y ahí vas tú, como un loco, como un perro faldero, siguiéndola a donde sea que vaya.
La rabia hierve dentro de mí ante las palabras de Forest. -¡Basta! Exclamo, mis ojos chispeando de furia. -No tienes ni idea de lo que estás insinuando.
Forest me mira con una ceja alzada, pero luego su expresión se suaviza, como si reconsiderara sus palabras. -Lo siento, Chris. No era mi intención herirte. Murmura, pareciendo arrepentido.
Respiro profundamente, tratando de calmarme antes de continuar. -Y dudo que tenga un amante. Cuando negó que me estaba engañando, parecía tan sincera...
-¿Parecía tan honesta? Repito en voz baja, dejando que sus palabras se asienten en mi mente. -De cualquier manera, ya no importa. No estaremos más juntos. Lo que pasó hoy solo lo ha confirmado. Así que sí, ese es el motivo de mi mal humor.
-Lo siento, Chris, Murmura, colocando una mano en mi hombro en un gesto de solidaridad. -Sé que esto no ha sido fácil para ti.
Observo a Jill salir de la comisaría con Kevin, riendo y charlando como si no hubiera pasado nada entre nosotros. Una sensación de amargura y resignación se apodera de mí mientras contemplo la escena.
-No lo ha sido. Admito con un deje de dolor en voz. -Y tengo la sensación de que las cosas solo empeorarán. Pero tengo que seguir adelante. Ya no hay nada más que hacer aquí.
Con un nudo en la garganta, me dirijo hacia mi carro, decidido a alejarme de esa escena que me atormenta. Antes de partir, sin embargo, no puedo evitar mirar a Jill una vez más. Nuestros ojos se encuentran brevemente, pero en ese instante, parece que un abismo se abre entre nosotros, lleno de palabras no dichas y emociones confusas. Con un suspiro resignado, desvío la mirada y enciendo el motor, dejando atrás la comisaría y todo lo que alguna vez fue entre nosotros. Ya no quiero ser testigo de la felicidad ajena mientras la mía se desvanece en el horizonte.
