Una voz femenina se expresó. En su mano sostenía una carpeta blanca, y enfrente de ella, una mujer se encontraba sentada con una mirada pensativa.

"Arkadiuzs Romanov. Edad 20. Nacido 15, abril, Novi sad, Serbia". La femenina, subió sus lentes con delicadeza. Le pego un golpe a la carpeta para acomodar los papeles; luego los dejó en la meza. "No hay nada más que cosas demasiados básicas. Ni nombres de padre ni madre, ni razón para venir a Japón..".

Rías Gremory ojeo por encima, mientras su amiga negaba frustrada. En la carpeta había un poco más que parecían detalles simples pero interesantes; Una buena altura, rostro serio con una cicatriz en su cuello, una pelo corto que superficialmente le daba el aire a un militar soviético de alguna película norteamericana.

Tal vez, pensó. Poco después sólo tuvo que negar lastimosamente. Por mucho que parezca un personaje poderoso, era un humano superior al resto solamente. No sintió, ni algo que le daba entender que era algo sobrenatural. Aunque una pequeña molestia se mostraba cada vez que pensaba en el.

"No te preocupes, Sona. Mientras no cause problemas". Sabía que ella se tomaba su trabajo muy serio. "Aunque esta persona pueda preocuparte un poco, hay un tema más...sensible". Expreso con voz más alta.

Sona Sitri, levanto su mirada y asintió. Era un humano, no era nada más que eso. Ahora, el otro problema era realmente serio.

Ángeles caídos en su territorio.

"Si. Esa aura molesta de las plumas negras no se puede ocultar". Mencionó Rías, un poco con voz burlona. Aunque se podía pensar que la paz existía, todos sabían que el odio existía y era demasiado fuerte. "Mi familiar me ha dado varias ideas, aunque son conjeturas. Se ocultan bien entre los humanos

"Bien". Afirmó Sona. "No podemos permitir que esto se nos vaya de la mano. Mientras mejor controlemos esto, los líderes nos reconocerán". La chica de lentes entrecerro los ojos, apretó los labios y un gran pensamiento pasó por mente.

'Hacerse un nombre'.

Mientras tanto, Rías, vio esto en su amiga y rival. Y apretó su puño debajo de todo, no podía permitirse cometer ningún error, aunque también estaba totalmente centrada en su entrenamiento, y en evitar el matrimonio de Riser Phoenix. Ella también iba a mantener esto en orden.

Mientras líneas de pensamientos recorrían la mente de la carmesí, Sona; Carraspeo un poco para llamar la atención. Ella, sacudió los pensamientos mentales y se enfocó totalmente en su amiga.

"Hablando de otros temas, además de este humano y los caídos. Supongo que también sentiste el aura a Dragones. Sabes lo que significa".

Rias asintió "Si, lo haremos correctamente a los dos, y cada vera si puede con el suyo.". Aunque le sono cruel, así se elegian las noblezas con los demonios. Pero ellos intentaban hacerlo más amenos.

Sona soltó otro suspiro cansado, la vida de heredero era difícil, además siendo presidenta estudiantil. Lo único bueno es que poco a poco estaba más cerca a su objetivo.

Pasaron un tiempo, conversando sobre diferentes temas. El tiempo pasó rápido y pronto se convirtió en un recuerdo. Sona Sitri y Rias Gremory, no sabían la tormenta que se estaba acercando y el causante estaba tocando su puerta.

...

Recuerdas esos tiempos?. Donde las personas corrían por su vida, escapando de los proyectiles que volaban por encima de sus cabezas?.

Recuerdas, la guerra que se cernia sobre tus hombros, las vidas que cargaron en tu espalda sus ilusiones, la esperanza de un futuro mejor arrancadas de su corazón en frente de sus ojos.

Hijo de la guerra, saqueador de almas, la muerte caminante entre tantos apodos que te pusieron en aquellos días. La sangre que mancho tus manos, que se implantaron en tu córnea. Si, tantas torturas, tantas formas de matar, tantas formas de hacer la guerra.

Lo sabía mejor que nadie, el humano, la débil especie que todos los demás quisieron dominar, subyugar desde tiempos inmemoriales. Que caminaba con cuerpos frágiles, tan mortales que para los demás eran cucarachas.

Pero esta especie tenía una característica, una sola forma de sobrevivir en el mundo. El arte de la guerra; el arte absoluto de asesinar, las formas más crueles de cometer genocidios e ganar guerras que incluso los dioses encontraron esto asqueados.

Si, Arkadiuzs Romanov, era el mejor ejemplo del arte de la guerra.

En aquellos días, cuando nisiquiera sabía que era, inspiró un terror absoluto entre sus enemigos. Convirtiendo cada lugar que tocaba, un absoluta masacre, la absoluta destrucción. En aquellos días en una Yugoslavia destrozada, devorada y en guerra civil, descubrió quien es en el mundo.

"Arkadiuzs-San, puedes pasar a resolver esta fracción..". El balcánico, soltó un suspiro ante su mención. Se levantó de su asiento ubicado justo en el medio de la clase. Se elevó con su total altura, claramente eclipsaba al japonés promedio y al adolescente incluso más.

Con sus 1.95 (6.5 pies). Una buena Constitución física que le daba una sensación única, hombros anchos que incluso hacia más intimidante su presencia. Un rostro afilado, grandes rasgos eslavos, un pelo corto y una gran cicatriz que iba desde el inicio de su lado derecho de su cuello, hasta frenar abajo de su boca.

El Serbio de nacimiento, camino con pasós largos hacia el pizarrón.

Miro levemente la pizarra, una simple fracción. Movió su mano con una tiza blanca, y pronto aquella fracción estuvo resuelta.

"Bien, Arkadiuzs-san. Puedes volver a tu asiento". El maestro, un hombre bastante promedio le dijo. Realmente nunca se dignó aprender su nombre, no era El, simplemente no quería aprender el nombre de nadie. "Bien clase, continuamos con...".

Pronto su oidos dejaron de escuchar, sus ojos de ver, y se enfocó en otra cosa en su mente. Se adentro en el mundo de los sueños, ignorando todo su alrededor. Ciertamente ni le importaba lo que pensaban ni lo que dirían.

A quien le importaba esto a altura de su vida?...

...

El tiempo pasó rápido y el ruido del timbre sono, el joven, se levantó. Ignorando charlas y demás camino hacia la salida. Solamente camino con su mochila en su espalda, que era solamente un accesorio entre tantos. Un hecho que tuvo que ignorar eran miradas, de todo tipo. Era innegable que llamaba demasiado tanto la atención entre tantos japoneses.

Al salir, el sol se estaba escondiendo, el viento frío llegaba a su aliento, y camino a casa parecía lejos al salir de ahí.

Caminando, pasó a paso; pensó que tal vez aquí habría conseguir eso que tanto buscaba, un lugar donde nadie buscaría por su cabeza y una gran recompensa por esta. Odiaba correr, pero en esta situación, era mejor que la lucha de frente.

Suspiro recordando ese pequeño detalle, nadie escapa de la guerra era una gran frase, y menos si fingia ser un adolescente perezoso. El lo sabía, no debería haber corrido aquel día, pero sólo...

"Otra vez con lo mismo...". Susurro el eslavo. Un gran suspiro salió de su boca. "Apuremos el paso".

Mientras caminaba cada vez a mayor velocidad, nunca presto atención un estudiante que pasó por su lado, tampoco presto atención a una chica pidiendole una cita al mismo chico.

Solamente quería llegar a su hogar, y dormir un poco.

...

Estaba soñando; Otra vez en la misma situación. Ya se había trasformado en un hábito que lo atacaba todas las noches, que intentaba dominar su mente.

La situación; un campo de batalla, las balas de las kalashnikov volaban, chocaban contra barreras improvisadas. El recordó, los primeros meses que se unió a la guerra. Sostuvo su AK-47 con fuerza, su dedo firme en el gatillo del arma.

"Asustado, niño?". Una voz sono a su costado. En una situación más calmada, y medio que recostado había un hombre mayor, de unos 30 años tal vez, que sostenía su arma mirando al frente, sin disparar.

"No tengo miedo...". Mencionó el joven. Provocando una risa de su superior. "Voy a matar a esos bastardos".

El hombre negó. "Eres muy joven para tener odio. Pero esta bien, esto es la guerra. Sin odio, no hubiésemos combatido con tanta ferocidad". Terminó con seriedad.

El hombre entonces, disparó su arma, los disparos sonaron a de sus tímpanos, mantuvo su compostura sin detenerse ante nada.

Apretó sus labios, y entonces se movió. Apunto del costado del bloque que lo bloqueaba, y disparó distantes disparos que viajaron a través del viento. En ningún momento cerró los ojos, ni hubo dudas en ellos.

Unos minutos después, los disparos terminaron, el hombre calmado soltó un suspiro. "Se terminó". Soltó.

El también dejó largar un suspiro, una buena noticia. Una de sus primeras veces en el campo de batalla había sido un éxito.

"Salgamos!". Soltó uno de los tantos hombres de su bando. Hubo risas y festejos al salir, así era, cada vez que se vivía un día mas, se festejaba por esto.

La mayoría se reúno en el centro. Eran unos 15, los otros 5 se repartieron en busca de cosas alrededor. Era indispensable recuperar todo lo que se pueda. Mientras la jovialidad se apoderaba del lugar.

Una voz sono "Oigan, miren que encontré!". Y de los escombros salieron dos de su bando, con una enemigo arrastrándose. Estaba vivo, y su aliado de hecho venían sonriendo felizmente.

"Jajaja, eso sí es un buen tesoro". Alguien dijo con una voz burlona.

La persona fue llevada en medio de la ronda, los 20 miraron al hombre, que al parecer solamente tenía herida un brazo. Lo arrodillaron y lo golpearon mientras se burlaban de el.

"Esperen". Una voz llamo la atención de todos. Arkadiuzs que estaba mirando toda la situación con cierto miedo. También lo miro, y era el hombre calmado que le hablo la primera vez.

"Este joven aquí, todavía es virgen". Soltó una leve risita, y apunto con su mano a Arkadiuzs. "Creo que debemos hacer los honores" Terminó.

Hubo muchas risas e cabeceós indicando que si, todos tuvieron su primera vez. Y también entendia la importancia de aprender a soltar el gatillo.

El hombre calmado, sacó de su cintura un arma corta, una Makarov PM. Que parecía tan negra como un cielo nocturno. Este se la pasó al joven, que con dudas la terminó tomando.

"Hazlo, niño. Una vez que lo hagas, todo será más fácil".

Sus manos manos se aferraron al arma, era pesada, incluso le costó levantarla para apuntar.

Apunto a la cabeza del hombre, que solamente agachó la cabeza aceptando el destino. Esta persona, no este enemigo. Uno que tenía que eliminar, por su país, por su gente.

Entonces sus dedos se aferraron al gatillo, su corazón se aceleró.

Y un sonido fuerte se escucho en el silencio de la guerra.

Su primera muerte.

Y no la última

...

La vida de Hyoudou Issei no paraba de mejorar, parecía como si Dios hubiese visto sus esfuerzos por cambiar de vida, y había decidido recompensarlo. Primero al inicio de la semana, una hermosa mujer le había sonreído, y acercado un folleto que guardo profundamente con gratitud. Desde ese día lo llevo para todos lados como señal de suerte.

Al siguiente día, la bella Tsubaki Shinra, la vicepresidenta. Halago su cambio de actitud de un semestre a otro, que eso era a lo que tenía que aspirar e se veía mucho mejor ahora que antes. Luego le dijo que tal vez así tendría más posibilidades de conseguir pareja. Eso fue una locura.

Entonces cuando nada podía surgir, a mitad de su semana. Una bella joven de cabello negro, que con una cara inocente y un cuerpo infernal lleno de sueños los días posteriores. Esta diosa, lo frenó, y con dulces palabras caramelizo sus oídos y después largo la bomba.

"Quieres tener una cita conmigo?". La respuesta fue inmediata. Por un momento había pasado la imagen de la vicepresidenta, pero luego la olvido automáticamente.

Luego de varios intercambios de palabra, organizaron para el domingo después del almuerzo. Una hora perfecta para pasar la tarde, con la naturaleza y intercambiando información tal vez incluso más.

El jueves fue la absoluta apoteosis, ya se sentía ganador. Se sentía más allá de todos, ignorando todos los comentarios sobre un tipo de aura invisible a su alrededor. Toda la vida esperando por esta sensación, y solamente tenía que dejar el porno y empezar a hacer un poco de ejercicio. Si lo hubieses sabido antes...

Los siguientes dos días, probablemente, fueron los días que más hablo con mujeres. Sus padres se preguntaron que le había pasado, el sencillamente respondió "decidi cambiar". Las femeninas pasaban a su lado, el con una espalda recta, y una sonrisa pícara las devoraba con los ojos de forma diferente a su anterior forma.

Llego el domingo, tan ansiado. Se levantó temprano, se pego un par de golpes al pecho de orgullo y siguió la mañana con una sonrisa feliz en su rostro. Floreciente como una flor, su personalidad se floreaba por todo su hogar, incluso poniendo de buen humor a sus queridos padres.

El almuerzo fue sencillo, no quería cargarse el estómago. Después se levanto, se pego una ducha medio tibia y se paró mirándose al espejo.

"Hoy es tu día. Tu puedes...!". Levanto su brazo con su puño cerrado, la sonrisa nunca abandonó su rostro. "Ahora, vamos por una buena ropa".

No era un tipo que se adaptaba a la moda ciertamente, de hecho hace poco decidió comprarse algo de buena ropa con su mesada. Así que reviso de arriba a bajo su armario buscando lo mejor.

Tiempo después, Issei se miro al espejo de su cuarto con una rostro decidido. Estaba vestido con lo mejor que tenía; una camisa blanca sin ningún bordado, tenía sentido la elección ya a mediados de primavera. Unos pantalones de color caqui que se pego a sus piernas pero no tanto. Y unos tenis blancos.

No se veía mal pensó.

Dirigiéndose al lugar asignado, se encontró en un centro comercial. Mientras Yuma, se encontraba parada con un vestido lila que acentuaba su inocencia, e sensualidad. Estaba tan hermosa realmente.

"Yuma-chan". Mencionó el castaño, acercándose. "Perdón por el retraso". Se lamentó inclinandose tímidamente.

Yuma soltó un lindo chillido, y sacudió su cabeza. "No es problema, Issei-san. Yo llegué demasiado temprano". Se disculpó radiante ella.

'Es tan hermosa...!!!'. Pensó el chico. Observando una vez su cuerpo, se sintió el chico más afortunado del mundo.

"Bien, vamos a divertirnos, Yuma-chan!". Sonrío Issei con una gran sonrisa, mostrando unos dientes blancos como la leche. "Ven".

Yuma, sin timidez, se enganchó del brazo del chico. Acentuando sus pechos en sus casi desarrollados biceps. "Conozcamos todo, Issei-san".

"Si!".

...

Por me has hecho esto, Dios?...

Acaso, me has abandonado por mis pecados?...

Es la sangre, que de mi corazón sale, las lágrimas que has derramado por tu hijo?

Es esto, el infierno al que me has enviado?...

Si, tal vez sea lo correcto. No merezco tal honor, no merezco compartir la tierra con tus hijos...

Pero sólo por un momento; crei haber encontrado una razón para quedarme...

Dios, acaba con mi sufrimiento. Por que yo tengo miedo de hacerlo...

"No me culpes a mi, si no a Dios, que ha puesto tal poder en tus manos". Ella menciono, con una risa maniaca. "Tengo que admitir, humano. No pensé que cairias tan rápido. Pero hay una razón por la cual el amor es la debilidad absoluta".

Si ella tenía razón, y ahora, con una gran lanza brillante que atravesaba mi pecho. Podía entenderlo completamente, necesitaba tan ese poco de amor, que me dejé llevar.

Sólo quería ser amado, más que vivir.

Por un instante, había entendido a Dios.

Desde niño, había encontrado este vacío en mi estomago que no se podía llenar con nada. Pero había eso que siempre anhelaba pero nunca había llegado a sentir.

Ignore el sentimiento, supongo que lo reemplace por tantas cosas. Que un día no pude llenarlo más, simplemente me abrieron el corazón literal.

"Ja ja ja ...". Solté una risa en bajo volumen. La lanza de luz, desapareció y caí desplomado al suelo. La sangre se esparcio por el frío pavimento.

Escuche por ahí, que al morir, uno ve toda su vida pasar. Pero yo no tenía vida, así que no vi nada más que imágenes de mis padres. A ellos si los extrañaría, mi único sostén.

'Extraño mi cama...'. Pensamientos aleatorios surgieron en mi mente. Ignorando que respiración se cortaba lentamente, siquiera se si la cosa se fue pero aún así. Esa cosa, me había mostrado un falso interés que pareció tan real...

Segundos, y más segundos. La eternidad me atrapó, el frío del piso me abrazo, era hora de irme. Extrañaría a mis padres, pero ellos no merecían un hijo tan mediocre como yo.

Y entonces me fui...

...

Realmente nunca me gustó el trato hacia Rías ni Issei.

AU completamente. Intentaré hacer algo diferente.