Disclaimer: Los personajes de Candy no mepertenecen sino le pertenecen a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi, y la historia Corazón Salvaje no me pertenece sino a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.


¡Holaaaa! Yo de nuevo por aquí meus amores, por lo que veo tuvo buena aceptación el fic ¡Yupiiii! —Brinca de felicidad porque de verdad le gusta esta historia— Estoy muy feliz porque les guste.

Bueno en este capítulo veremos la continuación del anterior y sucesos posteriores de Corazón Salvaje con Candy y Terry.

La historia tendrá tres partes como la trilogía original, " Eliza (Aimé) Terry (Juan)", de ahí viene la parte más romántica "Candy (Mónica) y Terry (Juan)" y la última el desenlace y final de "Terry (Juan del diablo)" versión (Terry Pirata).

Primera Parte...

Terry (Juan) Y Eliza (Aimé).

Capítulo 2

Después de la discusión que tuvo Richard con su esposa, El duque Grandchester se fue a montar caballo, hasta que sé que el caballo se encabrita y cae.

Todos hablan lo que paso con el señor Grandchester.

-¿Qué es eso? ¿El señor Grandchester...? –Es Albert, el notario, quien hace la pregunta a Albert el criado.

-Sí... Es el caballo blanco del amo... El diablo anda suelto en esta casa desde que llegó ese maldito muchacho.

-¡Calle! ¡Calle! ¡Algo ha tenido que pasar...! Albert ha salido apresuradamente de la lujosa alcoba donde le han instalado. No le basta mirar por la ventana. Sale al ancho portal que rodea la casa, baja las escalinatas de piedra, sigue con ojos sorprendidos la blanca silueta de aquel caballo que a la luz de la luna se pierde ya sobre los campos, Y exclama:

-¡Señor... Señor...! ¡Pero qué barbaridad!

Otros ojos han visto alejarse la arrogante figura que es Richard Grandchester, sobre su caballo favorito. Otros ojos infantiles, abiertos de sorpresa, acaso de espanto.

Es Terry. Todo lo ha oído desde aquel último cuarto del patio de los criados, y ahora, fuera ya de la casa, corre como trastornado hasta que una mano cae sobre su brazo, reteniéndole rudamente...

-Y tú, a dónde vas? –inquiere George.

Terry no responde.

-A dónde vas, te estoy preguntando...-

-Yo iba... Yo...- murmuró Terry.

-No tienes que ir a ninguna parte sino a la cama, a donde te han mandado hace ya dos horas...- dijo George.

-Es que el señor de Grandchester- murmuro Terry.

-No te importa lo que haga .el señor Grandchester- dijo George.

-Pero la señora Rosemary...- murmuro Terry.

-Esa menos te importa lo que haga.- dijo George.

-Es que yo vi, yo oí. .. Yo no quiero que por culpa mía...- dijo Terry.

-En lo que pase por culpa tuya, tampoco te tienes que meter. Tú no te gobiernas ni te mandas. Te han traído para que obedezcas y para que te calles. Anda a tu cuarto. Anda a tu cama, si no quieres que te lo diga de otra manera. ¡Anda! -Le ha dado un rudo empujón, metiéndolo en el cuarto, y cerrándolo con llave.

-¡Ábrame! ¡Ábrame! -grita el muchacho, golpeando con tuerza la puerta, Terry.

-¡Cállate, condenado! Ya te abriré cuando venga el amo. ¡Cállate- dijo George!

-Flanmy, necesito hablar inmediatamente con la señora. - dijo George.

-La señora no quiere ver a nadie, señor George. Tiene la jaqueca... y cuando la señora tiene la jaqueca, no quiere ver a nadie.- dijo.

La voz lenta, sin modulaciones, empalagosa y recargada de la doncella favorita de la señora Grandchester se extiende como blanda barrera deteniendo el ímpetu del notario, que iba a cruzar ya bajo los cortinajes que dan entrada a las habitaciones privadas de Rosemary.

-Lo que tengo que decirle es importante – dijo George.

-La señora no oye a nadie cuando le duele la cabeza. Dice que cuando le hablan, le duele más. Además, es muy temprano.- contesto Ana.

-Anúnciame, dile que es urgente, y ya verás cómo me hace pasar.- dijo George.

La niña Flamy ha sonreído mostrando su dentadura blanca, mientras mueve la rizada cabeza adornada con una diminuta cofia de encaje a la moda francesa. Suave y tozuda, terca y mansa, parece tener el don de agotar la paciencia del notario.

-¿No has oído que avises a tu señora? ¿Por qué te quedas ahí parada?- grito George.

-Para avisarle a la señora tengo que hablarle, y la señora no quiere que le hablen cuando le duele la cabeza...- dijo Ana.

-¿Qué pasa...? -interrumpe Rosemary, saliendo de su alcoba.

-Perdóneme, señora, pero es necesario que hablemos unos minutos... Es importante.- dijo George.

-Mucho debe serlo cuando viene usted a las seis de la mañana.- dijo Rosemary molesta.

-Es que el señor Grandchester no ha regresado desde anoche en que salió a caballo.- dijo

-¿No ha regresado?- pregunto Rosemary preocupada.

-No, señora, y nadie sabe a dónde fue ni por qué salió de ese modo. Yo le vi pasar como alma que lleva el diablo y pregunté a los sirvientes, pero ninguno pudo darme razón.- dijo George.

Rosemary ha hecho un leve gesto de cansancio, apoyándose en su doncella. Ni las lágrimas largamente lloradas, ni la noche de insomnio cambian en nada su aspecto siempre igual: pálida, frágil como una flor de invernadero semiasfixiada entre estufas, da la impresión de escuchar siempre por primera vez hasta las cosas que mejor sabe. En este caso, sus labios se aprietan levemente y un breve y rojo relámpago de rencor cruza por su mirada.

En ese momento se aparece Albert.

-¿Dónde está mi esposo Albert? .-Dicen que salió después de hablar con usted. Yo sé que estos días ha sufrido emociones muy desagradables, que se encontraba en un desastroso estado de inquietud, de zozobra, de violencia contenida...

-Pues sabe usted más que yo. Por lo visto, es el triste destino de las mujeres: que no se nos entere de nada. Ha venido usted al peor lugar a informarse...- dijo Albert.

El notario ha buscado al niño, con la mirada inquieta, Anthony ha aprovechado la oportunidad para salir de las habitaciones de su madre. Ya del otro lado de las cortinas, se detiene un instante para oír con interés las palabras del notario.

-Me atrevería a pedirle un poco de paciencia para el señor Grandchester en estos días, señora. Usted es la única persona que puede aliviar su carga o hacerla más pesada; porque, aunque tal vez haya usted llegado a dudarlo, su esposo la adora, Rosemary. – dijo Albert.

-Pues tiene una extraña manera de adorarme -se lamenta Rosemary, con amargura-. Pero eso, desde luego, es un asunto personal y privado. Concretando: no a dónde ha ido Richard ni por qué ha pasado la noche fuera de casa. Y ahora, excúseme, estoy muy ocupada: preparo mi viaje a Saint-Pierre, con Anthony. Puede decírselo a mi esposo si es él quien le ha enviado a informarse de mi estado de ánimo. Salgo para Saint-Pierre – dijo Rosemary.

-No diga, eso señora. Usted tiene que ser más amable con el señor Grandchester, el señor la adora- dijo Albert.

-¿por eso atiende más a ese niño que a su propio hijo?- pregunto Rosemary molesta.

-Terry es un buen chico, serviría como hermano de Anthony- dijo Albert.

-Pero a mí no me gusta ese chico como amigo de mi hijo, nunca podre aceptar al hijo de esa mujer como hermano para mi hijo- dijo Rosemary.

-Pero ese chico, no tiene la culpa del engaño de su esposo, él es hijo de Richard y tiene los mismos derechos que Anthony, ambos son hermanos, no estaría bien que los dos se separaran sin conocerse- dijo Albert, mientras Rosemary queda molesta porque no quería al muchacho.

Por otro lado el chico Terry, no le gusto estar en ese cuarto encerrado, trato de escaparse por la ventana, mientras que bajaba por la ventana.

Anthony lo miro y al bajarse, le llamo…

-¡Terry... Terry...!- llamo.

-Terry, ¿Qué pasa? ¿Por qué no contestabas?- dijo Anthony, acercándose a él.

-Para no molestar, me largo, porque a tu madre no le gusta mi presencia- dijo Terry

-¿Largarte? ¿Quieres decir que te vas?- pregunto Anthony triste.

-Pues claro. Pero no sé por dónde... ¡No quiero estar aquí más!- dijo Terry.

-Pero papá quiere que estés aquí, y yo también. Eres mi amigo y no voy a dejarte. No te vayas, Terry. Ahora, también estoy triste... El señor Albert le dijo a mamá que tú habías sido muy desgraciado, que habías sufrido ya demasiado para tus años, y yo, entonces, no lo entendí bien, porque no sabía lo que era sufrir de verdad.- dijo Anthony, pero te quiero como mi hermano.

-¿Por qué me quieres como hermano? – pregunto Terry serio

-Porque siempre quise tener un hermano, mi padre, me dijo que crezcamos como hermanos- dijo Anthony. Además mis padres ¿Nunca habían peleado antes?

- Pero cómo sabes que pelearon? ¿Estabas despierto anoche?- pregunto, Terry.

-Pues Papá me había mandado dormir, pero yo, a veces, no le hago caso. De pronto lo vi pasar y pensé que iba a regañarte por lo que yo le había contado que hiciste en la tarde. Después pasó mamá, entonces esperé un rato, hasta que oí que gritaban, y cuando llegué... Bueno, si estabas despierto lo oíste todo. Papá... -la voz se quiebra en su garganta-. Papá se portó mal con mamá.

Ahora es él quien rehúye la 'mirada de Terry, como si le avergonzara pensar que éste había escuchado la escena pasada. Pero Terry aprieta los labios sin responder, sintiéndose hombre frente a Anthony, con la instintiva conciencia de que debe callar, seguir callando aquel secreto torturante que no sabe si es mentira o verdad...

-Yo no sé cómo empezó la pelea. Oí que mamá quería ir a Saint-Pierre y que papá no quería dejarla. Y se puso furioso cuando ella dijo que iría de todos modos a ver al Gobernador... que no sé ni cómo se llama, pero que era amigo de mi abuelo... Y entonces... si lo oíste, ya lo sabes. Tuve que meterme para defender a mamá y papá y yo que-damos peleados. Él se fue a caballo y todavía no ha vuelto a la casa. Por eso estoy triste...- dijo Anthony.

Anthony ha aguardado una respuesta, un comentario, pero nada responde Terry, ceñudo y silencioso, por lo que interroga con suavidad:

-¿Tú crees que papá no volverá más? Yo sé que hay hombres que se enojan mucho y se van para siempre de su casa.- dijo Anthony.

-Seguro que vuelve.- dijo Terry, ya no estés tan preocupado.

-¿Crees que vuelva? ¿De verdad? -exclama Anthony, con alegría. Más acto seguido, le invade la preocupación-. ¿Pero seguirá peleando con mamá si vuelve? ¿Crees que papito te llegara a quererte más a ti que a mí?, porque mi mamita le enoja eso- dijo Anthony.

-¿Querer...?, porque te tendría que quererme más a mí que a ti- dijo Terry sin comprender.

-Porque tú nunca tuviste familia y mi madre tiene miedo que me quites el cariño de mi padre, pero a mí no me importa podemos compartir el cariño de papito- dijo Anthony.

-Anthony, eres tan distinto a mí, no merezco ser tu amigo, ni mucho menos tu hermano- dijo Terry.

-No digas eso, Yo te quiero como hermanos- dijo Anthony.

-Gracias, eres amable- dijo Terry, Ya eres un joven, no tienes ¿Una novia?

-Tengo una amiga especial, se llama Candy, es la niña de mis ojos ¿Y tú?

-No conozco el amor, solo conozco aventuras placenteras- dijo Terry en carcajadas.

-¿Cómo era tu madre?- pregunto Anthony, ¿Recuerdas como era tu madre?

-Yo no tuve madre- dijo Terry.

-Todos tienen. Será que no te acuerdas. Las madres son muy buenas y cuando uno es pequeño lo cuidan mucho y lo duermen en los brazos. Todos tienen. Hasta los más pobres, los que viven en las barracas., Algunos no se acuerdan, pero todos tuvieron madre. ..

-Seguro que no la recuerdo, era muy pequeño cuando ella murió- dijo Terry.

De pronto Terry se voltea y exclama-: ¡Oh! Mira esa gente que viene por allá.

-¡Ahí Sí... parece como que traen un muerto, dijo Anthony.

-¿Un muerto?- exclama Terry.

-¿No sabes lo que es un muerto? ¿Nunca viste un muerto?- pregunto Anthony.

-No, nunca lo vi. Pero... eso no es un muerto. .. Es una camilla de ramas. Traen a un hombre acostado.- dijo Terry, pero no sé si está herido o muerto...

-[Es papá! -casi grita Anthony, con el espanto reflejado en su blanco rostro-. ¡Es papá!- reconociéndolo, Vamos a ver que esta pasado, mi papito no puede morir.

Terry y Anthony se dirigen a la casa a ver qué está pasando.

Mientras tanto Rosemary, recibe una terrible noticia.

-¿Que Sucede? – Pregunto Rosemary, preocupada.

-Su esposo ha sufrido un accidente- dijo Albert.

-¿Cómo?, ¿Esta muerto?, ¿Cómo está mi esposo? – pregunto Rosemary llorando.

-Aún vive, señora -responde Albert, triste pero se-reno a la vez-. Y mientras hay vida, hay esperanza.

Anonada, derrumbada por la brutal impresión de la noticia, Rosemary se ha desplomado sobre los almohadones de un sofá, cubriéndose el rostro con las manos, mientras musita:

-¡Richard... ¡ ¡Richard...!- llamo Rosemary llorando. -Desde que le vi salir de esa manera, temí un accidente. Por eso hice que le buscaran por todas partes.

-Pero, ¿qué ocurrió? ¿Cómo fue? -quiere saber, en su angustia, la señora Grandchester.

-Supongo que, en su cólera, hizo galopar al caballo hasta desbocarse por senderos muy escarpados. Naturalmente, fueron a dar al fondo de un barranco. Salió loco, ciego de ira... ¡Ni siquiera permitió que le ensillaran el caballo!- contesto Albert.

-¿Dónde está? ¡Quiero verlo!. Dijo Rosemary.

-Ahora le traen. Me adelanté para prevenirla, y ya envié un hombre con el caballo más rápido, a traer un médico de la capital. Cayó de una gran altura... ¡Ahí están ya!- dijo Albert triste.

-Richard.. Richard… amor mio. ¿puedes verme? ¿Puedes oírme? - pregunto Rosemary llorando, Inclinada sobre el lecho amplísimo, conteniendo con esfuerzo las lágrimas que se agolpan en sus párpados, Rosemary Grandchester espera con ansia la palabra que puedan pronunciar los labios temblorosos de Richard; pero es inútil, sólo los párpados se alzan con esfuerzo y la mirada vaga se fija en ella: mi-rada de un alma que se desprende ya de las ligaduras terrenales.

-¿Me oyes? ¿Me entiendes? ¡Richard... Richard mío!- dijo Rosemary.

-Creo que es inútil... –expresa Albert tristemente.

-¡No... No diga eso! -se desespera Rosemary-. Ese médico, ese médico que mandó usted buscar, ¿cuándo estará aquí?

-Me temo que tarde bastante. Por desgracia, se ha perdido mucho tiempo. El accidente ha debido sufrirlo hace varias horas ya... Y luego, traerlo hasta aquí...

-Anthony -susurra, con esfuerzo, Richard.

-¿Eh...? -Es Rosemary que siente aletear en su corazón un hálito de esperanza.

-Anthony... -vuelve a murmurar

-Ha dicho Renato -comenta Richard.

-Sí; llama a su hijo -explica Albert -. Lo llama, quiere verle, quiere hablar con él. ¿Dónde está? ,

-¡Anthony... hijo! ¡Ven acá!- dijo Richard.

Rosemary ha alzado la voz y ha ido hacia la puerta, donde los dos muchachos, mudos, tensos, cogidos de la mano, contemplan la dolorosa escena, y de un brusco tirón los separa arrastrando a su hijo hasta el lecho del moribundo, cuyos párpados han vuelto a alzarse y en cuyas pupilas tiembla la luz de un ansia, de un anhelo imperioso...

-Aquí lo tienes, y aquí estoy yo también. Richard mío.- dijo Rosemary.

-Anthony... vas a quedar en mi lugar...- dijo Richard.

-No digas eso -interrumpe Rosemary-. El médico vendrá en seguida y te pondrás bien.

-Pronto serás tú el amo de esta casa... -Ha hecho un enorme esfuerzo, levantando la cabeza para mirar el grupo que forman, junto a él, el hijo y la madre. Y su mano se alza hasta tocar la frente-. Sé que cuidarás de tu madre... que sabrás defenderla cuando yo ya no esté. De eso estoy bien seguro... Pero hay algo más... que quiero pedirte: ¡cuida de Terry, Cuida de Terry, Anthony... quiérelo y ayúdalo... ¡como si fuera tu propio hermano! - Dijo Richard.

-Te lo prometo papito, yo quiero a Terry, como un hermano- dijo Anthony.

-¡Richard... Richard! -se angustia Rosemary.

-Perdóname,... y no impidas que Anthony cumpla mi última voluntad. ¡Oh.. .!- dijo Richard, casi moribundo.

-¡Señora... Señora!, el médico está llegando... el médico de la capital está llegando -anuncia George, que se acerca presuroso y sofocado-. Ya lo vieron salir del desfiladero, ya viene para acá...

-Tarde... tarde... ¡demasiado tarde! –grita Rosemary, debatiéndose en las garras de la desesperación.

Richard, muere, en manos de su esposa e hijo, Anthony, pensó en cumplir la promesa de su padre.

…..

Los funerales Richard Grandchester duran ya tres días. La viuda no quiso que fuese trasladado a Saint-Pierre, y es en la pequeña iglesia de Campo Real, aquella finca con honores de pueblo, donde su cuerpo ha sido puesto en capilla ardiente entre cirios y flores, y a donde llegan a rendirle el postrer homenaje, desde los más humildes hombres que trabajan sus tierras, hasta las más importantes personalidades de la capi-tal: el Gobernador, los altos funcionarios del Estado, el Mariscal y la alta oficialidad de la fragata, que sólo por eso retrasó su hora de zarpar. En la amplísima casa, en los jardines, en los caminos, es el ir y venir silencioso y constante: un ajetreo sin sonrisas ni alegría, que, transida de dolor el alma, con un hondo y contenido tormento que no desborda en sollozos ni en lágrimas, preside la frágil mujer que le ha sobrevivido, contra lo que todo el mundo podría esperar.

Olvidado de todos, el lujoso traje de paño azul roto y manchado, los cabellos revueltos y los pies desechos, ronda Terry la pequeña iglesia blanca con una ansia incontenible de acercarse al que yace para siempre, al que le mandaron aborrecer los labios de Bertolini, y al que extrañamente, sin embargo, ama con un sentimiento contuso, sordo, profundamente doloroso, que le hace sentir una sensación de desamparo como no la sintió nunca en su abandono, y murmura para sí:

-¡Padre! Era mi padre... Era mi padre... – dijo Terry llorando, Ya está junto al féretro, en la capilla atestada de flores, donde milagrosamente no hay nadie en este instante... sólo la frágil forma enlutada de una mujer a quien el muchacho no ha visto, una mujer que se acerca temblando de cólera, apenas le ve apoyar las manos en el borde de la caja mortuoria.

En ese momento Rosemary, con ira apenas contenida, le grita:

-¿Qué haces aquí? ¿Por qué has entrado aquí? ¡No tienes nada que buscar! ¡Vete! ¡Lárgate! ¡Vete donde yo no te vea más! ¡Vete para siempre, maldito!

Ciega de una cólera que en vano trata de ahogar en su garganta, Rosemary ha señalado a Terry la puerta de la capilla, mientras el muchacho retrocede trémulo, sintiendo que el gesto y las palabras de aquella mujer le hieren y le ofenden como nadie le ofendió jamás. Ahí, muy cerca, para siempre inmóvil y helado en su lujosa caja, está el hombre que le dio el ser, el padre que con tardío arrepentimiento trató de ampararle. Y es la primera vez en sus doce años, que en su corazón hosco y selvático está a punto de florecer un sentimiento de ternura... Pero de un golpe, la voz y las palabras de aquella mujer lo han destrozado. Retrocede, la mira de frente y sale como un sonámbulo.

Anthony Grandchester se acerca por la puerta contraria, indagando:

-Mamá, ¿qué pasó? ¿Por qué echas a Terry?, ¡Deja tranquilo a Terry! Quédate aquí, al lado, junto al féretro de mi padre... donde debes estar.

-¿Qué semejante barbaridad estás diciendo?- pregunto Rosemary, hijo ese amigo, no te conviene.

-Pero papá mandó que cuidara de él, fue su última voluntad- dijo Anthony.

-¡Calla!- grito Rosemary molesta.

Le ha apretado el brazo, obligándole a callar, mientras en la puerta del frente, de par en par abierta sobre el campo, aparecen ya las figuras imponentes del Gobernador.

Comienza la hora más solemne de los suntuosos funerales. Los dedos de Rosemary se aflojan soltando el brazo de Anthony, las lágrimas acuden a sus ojos, y un sollozo amarguísimo estalla al fin en su garganta, mientras Renato escapa de allí...

-¡Terry... Terry!- dijo Anthony.

-Déjame, Anthony Me voy ahora mismo...- dijo Terry molesto.

-¡No puedes irte! Papá no quiere que te vayas!- dijo Anthony lloroso.

-La señora me ha echado.- dijo Terry molesto.

-Ya lo oí... pero no importa. Papá me mandó que te cuidara.- dijo Anthony.

-¿Tú? ¿Cuidarme tú?- dijo Terry riendo, niño indefenso.

-No, me hables así, quiero cumplir la última voluntad de mi padre- dijo Anthony.

-Ahora tu papá está muerto y la única que manda es la señora. Ella no quiere verme más... Me dijo que me fuera...- dijo Terry resentido.

-Que te fueras de la iglesia, pero no de Campo Real. Saint-Pierre está muy lejos. Tienes que ir en coche o a caballo. Además, no van a dejarte salir.- dijo Anthony.

-¿Quién no va a dejarme?- pregunto Terry.

-Los criados, los trabajadores... y los soldados. ¿No viste cuántos soldados hay?- pregunto.

-Sí... pero no tienen nada que ver conmigo.- dijo Terry.

-Sí tienen que ver. Papá no quería que te fueras. Todo mundo lo sabe. Si te ven, te sujetarán, te encerrarán...- dijo Anthony.

-¡Y me escaparé!- dijo Terry.

-No sabes el camino...- dijo Anthony.

-Sé que, caminando por la orilla del mar, siempre llega uno a Saint-Pierre y encuentro un bote, llegaré antes- dijo Terry.

-¿Y pescarás en el bote?- pregunto Anthony.

-Claro, puesto que tengo que comer. - dijo Terry.

-¿Te comes el pescado que pescas, así, igual que lo sacas?- pregunto Anthony.

- es mejor que morirse de hambre- dijo Terry.

-¡Llévame contigo, Terry!- pidió Anthony.

-¿A ti? ¿Estás loco? - pregunto Terry.

-¡Llévame contigo! Yo quiero aprender a pescar y a manejar un bote. Cuando sea grande, seré marino y mandaré una fragata, como el Mariscal. - dijo Anthony.

-Cuando seas grande, irás de viaje. ¿Ahora no?- dijo Terry.

-Me voy y luego vuelvo, como hacía mi papá. Él siempre dijo que cuando él llegara a faltar, yo mandaría en la casa y sería tanto como él. Ahora, quiero ir contigo y tengo dinero para comprar un bote...- dijo Anthony.

-¿Tienes dinero? ¿Dinero tuyo? ¿Tuyo?.- dijo Terry, interesado.

-Pues claro. Tengo mucho dinero en una caja...- dijo Anthony.

En ese momento se aparece una niña rubia de ojos de esmeralda, se acerca a Anthony y le dice:

-Anthony, Anthony, Anthony. – llamo, llamo.

-Candy, mi hermosa Candy- volteo Anthony y al ver a la niña de su sueño…

-Anthony, mi querido Anthony, supe lo que le paso a tu padre, lo lamento mucho, ¿Cómo estás? - dijo Candy llorada.

-Me siento, triste, por mi papito- dijo Anthony lloroso.

Candy, lo abraza a su mejor amigo Anthony.

-Todo saldrá bien mi hermoso Anthony- dijo Candy llorando.

-Gracias mi hermosa niña, por estar siempre conmigo- dijo Anthony, más bien quiero preséntate a un amigo mío.

-Está bien- dijo Candy con una sonrisa.

-hermano, te presento a mi mejor amiga Candy- dijo Anthony.

-Mucho gusto niña, jamás pensé que tu novia era tan pecosa- dijo Terry riéndose.

-¿Qué le pasa a tu amigo?- ¿Por qué me habla así?- pregunto molesta Candy.

-hermano, te pido que respetes a mi amiga, aparte de ser mi amiga, es una niña especial para mí- dijo Anthony serio.

-Ya está bien, era una broma, jejejeje, pero muy bonita tu amiguita- dijo Terry, encantado por la belleza de Candy.

-Gracias, veo que tengo un buen gusto por las niñas- dijo Anthony, riendo.

-¿Las niñas?- pregunto Candy celosa.

-No, mi niña hermosa, es una forma de decir, tú eres mi única chica- dijo Anthony, dándole un beso en la magilla de Candy.

-Tu eres mi único chico- dijo Candy, besando en la magilla de Anthony.

Terry se queda asombrado al mirar el amor que se tienen Candy y Anthony.

En ese momento George, llamo a Anthony.

-¡Niño Anthony! -llama la voz de George, el criado.

-Ya te están buscando -sonríe Terry, despectivo-. Figura-te lo que harían si te fueras.

-Nos vamos con todo mi dinero si me esperas a la noche. ¿Sabes dónde? Allá abajo, al lado del arroyo...

-¡Niño Anthony! -vuelve a sonar la voz del criado, ya más cerca.

-Ahora tengo que irme. Me escapé nada más para decirte' que no te fueras. Pero si me llevas contigo, no importa... Nos vamos y cuidaré de ti como quiere que haga mi papá.

-¿Pero qué estás diciendo Anthony?- pregunto Candy sin comprender.

-De ahí te explico mi niña preciosa, si me quieres tendremos que ir los dos juntos a vivir con Terry y no preguntes porque, es una promesa que le hice a mi padre de cuidar de Terry como si fuera mi hermano- dijo Anthony.

Candy no comprendía, pero como amaba tanto a su Anthony, pues pensó irse con él.

Mientras tanto George llamaba al niño Anthony.

-¿Pero estás sordo, niño? -dice George, acercándose donde se encuentran los muchachos-. Tu mamá me mandó a buscar-te. Ya tienes edad para entender que debes estar a su lado...

-Ya voy, George, No tienes que gritar...- dijo Anthony.

-No grito, pero la señora se desespera-contesta el criado bajando la voz. Más en seguida, en tono áspero, exclama-:|Ah! También me dijo que te buscara a ti y que no te dejara marchar. ¿Entendiste? Espera por ahí a que la señora disponga de tu suerte, porque ahora es ella, y sólo ella, la que manda en esta casa.

..

Las horas han pasado lentamente. El cuerpo de Richard Grandchester se halla ya bajo tierra ; los importantes funcionarios que acudieron desde la capital, han regresado a ella tras rendir sus respetos a la viuda, y un silencio espeso, tanto de pena como de agotamiento y de cansancio, cae sobre la suntuosa morada, sobre los fértiles campos, sobre las cien barracas de los trabajadores, cual si un crespón de luto flotara sobre el cielo que ya envuelven las sombras en la opulenta hacienda de Campo Real.

Sin embargo, hay luz en las habitaciones de Rosemary, a cuyas puertas llega George, el más fiel y antiguo de sus servidores trémulo y demudado.

-Señora... el niño no aparece por ninguna parte.- dijo.

-¿Qué?- dijo asombrada Rosemary.

-Cuarto por cuarto hemos buscado, niña Isabelita, Ana y yo, por toda la casa. He mandado a recorrer los campos y a preguntar por las barracas, Pero tampoco está.- dijo Rosemary.

En ese momento se aparece Albert.

-Anthony ha desaparecido -explica, angustiada, Rosemary-. No lo encuentran, no dan con él. Lo han buscado por todas partes.

-Por favor, cálmese... No puede haber ido muy lejos. Estaba junto a usted hace una hora escasa. Se habrá escondido en algún rincón, como hacen los niños cuando tienen pena...- dijo Albert.

-Si mi hijo tiene pena, debe estar a mi lado...- dijo Rosemary.

-Efectivamente; pero son reacciones extrañas de las criaturas. ¿Qué razón de él da Terry?- pregunto Albert.

-Esa es otra -interviene George-. Lo primero que hice fue buscarlo para preguntarle si sabía del niño, pero el tal Juan tampoco aparece por ninguna parte.

-Pues deben estar juntos -supone Albert.

-Es lo que temo. Que el tal Terry arrastre al niño, quién sabe a qué extravagancias. Es peor que una fiera el tal muchacho. Es un verdadero salvaje...

-Por eso no me cae como amigo de mi hija- dijo Rosemary.

-Basta, George. No alarme a la señora más de lo que está -ordena Albert.

En ese momento se aparece Eloy con su otra hija, una pequeña niña hermosa, era blanca, pelirroja, pero con un carácter un poco difícil.

-Eloy, preciosa, prima ¿Qué hace por aquí? – pregunto Rosemary.

-Estoy preocupada por mi Candy, no aparece por ningún lado- dijo Elroy.

-Entonces Anthony y Candy, deben estar juntos- dijo Albert.

-Usted sabe que le tomamos por loco en Saint-Pierre -recuerda George-, cuando entró a llevarle al señor aquella carta...

-¿Qué? ¿Qué carta? -interrumpe Rosemary, animosa y alarmada.

-Le ruego que se calme -suplica Albert suavemente-. Cuando sucede una desgracia, todo son propósitos trágicos. Pero no hay verdadera razón para alarmarse. Estoy seguro de que no los han buscado bien. En una hora no puede recorrerse, como pretenden, la finca y la casa. Permítame que sea yo quien me encargue del asunto, señora...

-Yo tengo ya en movimiento a toda la servidumbre, pero ojalá que el tal Terry no haya llevado muy lejos al niño. No me olvido de que pretendía llevar en su bote al señor, aquella noche en que caían chuzos de punta y llovían rayos...- dijo George.

-Oh Dios, mi hija, mi niña Candy, estará en peligro- dijo Elroy llorando, ¿Quién es ese tal Terry?

-Es un mocoso, insoportable, del mal vivir- dijo Rosemary amargada, apropósito ¿A dónde quería llevarlo ese tal Terry a mi esposo? –pregunta, intrigada.

-Rosemary, por favor, cálmese. El muchacho llegó con una carta de su padre, que se estaba muriendo, para pedirle al señor Grandchester que lo amparara. El asunto no tiene nada de particular. Y ahora, ¡vamos a buscar a Anthony!

….

-Terry, llamo débilmente Anthony.

-Aquí estoy. ¿Traes la plata?- pregunto Terry.

-Pues claro. Mírala. Con todo y caja...- dijo Anthony.

-La caja no sirve; echa las monedas en tu pañuelo, y vámonos.- dijo Terry.

-¿Mi pañuelo?- pregunto Anthony.

-Yo no tengo. Me las hechas en el tuyo y me haces el favor completo. ¡Anda!- dijo Terry.

-¿Dónde van a ir?- pregunto Candy curiosa.

-Nos vamos juntos porque prometí a mi padre cuidar de Terry, como si fuera mi hermano, nos queremos como hermanos- dijo Anthony. ¿Deseas ir conmigo?

-Anthony, yo te quiero con todo mi corazón, pero no puedo dejar a mi madre, ni a mi hermana, si quieres cumplir la promesa de tu padre de cuidar de ese niño como si fuera tu hermano, no me voy a molestar, vayan juntos, cumple con la promesa de tu padre y se feliz con tu amigo, yo iré a visitarte, te quiero mi Anthony- dijo Candy llorando.

-Gracias mi hermosa Candy, te quiero mi bella niña, prometo que cuando seamos jóvenes nos casaremos y Terry, tendrá que conocer a tu hermosa hermanita, pues sería una hermosa pareja tu hermana y mi mejor amigo- dijo Anthony sonriendo.

-Seguro. Jejejee, pues adiós- dijo Candy riendo.

En ese momento Anthony y Candy se despidieron con un fuerte abrazo y Candy se fue.

-Que gracioso eres Anthony, jeejejeje, Yo jamás me enamoraría, solo se dé deseos bestiales, jejeje, además ninguna mujer tocaría mi corazón, soy de piedra, mi corazón es un demonio, no tengo sentimientos jejeje- dijo Terry burlonamente.

-Eres un estúpido, para hablar semejante tontería, el amor es hermoso, de eso que, si conocieras a la hermana de mi amiguita especial, quedaras encantado con su belleza, pero tiene un carácter incomprendido como el tuyo, jejeje- dijo Anthony.

-Deja de hablar tonterías, más bien dame la plata, para ponerlo en un pañuelo- dijo Terry

Anthony le da las monedas a Terry, Terry casi ha arrebatado de manos de Anthony el pañuelo repleto de monedas, acercándolas, para mejor mirarlas, a la clara luz de la luna y, sorprendido, confirma:

-¿Son monedas de plata?...- pregunto Terry.

-Pues claro. Y hay dos de oro, Míralas... Cada una de éstas vale por cien de plata. Papá siempre me regalaba una moneda de oro el día de mi cumpleaños... Muchas las gasté. Se compran muchas cosas con una moneda de oro... Tendremos un bote grande, grande, de esos con velas, y navegaremos en él por todos los mares...- dijo Anthony.

Terry se queda sorprendido.

-Ya, vámonos, nos pueden encontrar y castigar. Dijo Anthony, nervioso.

-Yo no le tengo miedo a nada. Me voy ahora mismo. Ha anudado fuertemente las monedas en el pañuelo, atándolo luego a su cintura. – dijo Terry Rápidamente se despoja de la chaqueta, subiéndose las piernas del pantalón y las mangas de la camisa, mientras Anthony le contempla fascinado.

-¡Anthony... niño Anthony...! -Desde lejos llega la voz de George,

-Es a ti a quien buscan -explica Terry, en un murmullo.

-¡Terry. Terry...! ¿Dónde estás? -Se oye también, lejana, la voz de Albert.

-También a ti te buscan ¿Por dónde nos vamos? -indaga Anthony.

-Yo, por el arroyo -dice Terry, al tiempo que chapotea en el agua.

-¡Terry. Terry...! ¡Espérame! ¡Ayúdame... Terry no responde, no vuelve la cabeza. Saltando sobre las piedras, entre el arroyo que se despeña en pequeñas cascadas, va curso arriba, rueda a veces, cuando le falta el pie, hasta el fondo de una poza, pero vuelve a levantarse, se alza agarrándose a las ramas, trepando por las cuerdas naturales que cuelgan sobre el agua, y así se pierde en el fragoso monte...

-¡Anthony! ¡Anthony!- dijo Rosemary.

La voz de su madre ha paralizado al pequeño Anthony, dispuesto ya a seguir a Terry. Abrazado a la chaqueta del traje azul que éste dejara en sus manos, los pies hundidos en el barro de la orilla del arroyo, sostiene su primera lucha terrible entre la voz de la aventura que le llama y el tierno amor que siente por su madre

Terry, no era egoísta con su amigo y le dijo: -Contesta a tu madre, adiós, no dejes a tu madre, Yo saldré adelante solo, eres un buen amigo, nunca te olvidare, se feliz con tu madre, tampoco puedo quedarme no porque no quiera, sino porque a tu madre le molesta mi presencia, ella quiere que me vaya y me corrió muchas veces, así que mejor me voy.

Terry se fue.

Y Anthony lloro por Terry, pero no podía dejar a su madre y por fin, de mala gana, contesta:

-Aquí estoy...

-¡Hijo! ¡Mi Anthony! -grita Rosemary, nerviosísima, abrazando a su hijo-. ¿Qué hacías aquí? ¿Por qué saliste a estas horas de casa?

-Apuesto la cabeza a que lo sonsacó el tal Terry -asegura George.

-¿Pero dónde está él? -se alarma el notario-. ¿Dónde se ha metido? Hay que seguir buscando...

-Estaba con el niño, puedo jurarlo. ¡Mire... mire... le dejó la chaqueta en las manos! Aquí hay una caja... Una caja de plata...

-¡Es mía! -informa Anthony.

-Aquí es donde tú guardas tus monedas, Anthony ¿Qué significa esto? -interroga Rosemary.

-Nada, mamá...

-¿Cómo nada? Dónde está Terry? ¡Contesta la verdad! ¡La verdad!

-Pues sí, mamá. .. Íbamos a escapamos... yo quería que me enseñara a navegar y a coger pescados, pero él se fue solo... no quiso esperarme...

-Se fue, pero llevándose tu dinero. ¡Es un ladronzuelo! -afirma George-. Pero si la señora me permite que salga yo a buscarlo...

-No, Terry no es ningún ladrón, Yo le di el dinero, porque es mi mejor amigo y que pena que ustedes le juzgan sin conocerlo, nunca en mi vida he conocido un mejor amigo, un hermano tan noble como Terry. – dijo Anthony.

-Es un chico del mal vivir- dijo Rosemary molesta.

-No, madre me da pena decírtelo, que te dejas llevarte por la apariencia, ¿Crees que las personas de buena familia nomas sirven?, ¿Dónde está tu caridad cristiana?, Ahora entiendo porque mi padre se molestó, tu no querías a Terry, él se fue porque tú no lo quieres, le dijiste que se fuera, por tu culpa me quede sin hermano.

-No me hables así hijo, pero me alegro que Terry se haya ido para siempre, no lo quiero aquí, ni como amigo, ni mucho menos como hermano, ¡Que se vaya para siempre! ¡Es lo único que hemos ganado! Vamos a casa, hijo...

Anthony lloraba por su amigo Terry.

Rosemary se ha erguido, y un instante su cabeza altiva se vuelve hacia aquel arroyo por donde Terry escapara saltando entre el agua y las piedras, mientras su mano blanca, de dedos nerviosos, aprisiona la de su hijo Anthony. Fieramente lo atrae hacia ella, en un gesto que es ternura y dominio , y lo arrastra, alejándose de aquel lugar.

-No le hubiera venido mal al tal Terry recibir una buena lección antes de largarse -comenta como para sí, George, refunfuñando con enojo.

-¿Por qué le tiene tan mala voluntad al muchacho, George? -pregunta Albert con su voz suave.

-Como para no tenérsela, señor notario. Desde que apareció en el horizonte, no ha traído más que calamidades y desgracias. Porque lo que le pasó al señor Grandchester.

-Más vale que no insista demasiado sobre quién pueda tener una buena parte de culpa por lo que le ocurrió al señor Grandchester.

-¿Va a decir que fue la señora, señor notario? -se escandaliza George.

-Voy a decir que un niño que no es culpable de las circunstancias en que se le trae al mundo; que maltratarle a cuenta de los pecados de sus padres es una cobardía y un crimen.- dijo Albert.

-¿Todo eso es con la señora, señor notario?- pregunto George.

-Todo eso es con usted, George, Y voy a añadir algo más: la señora ha dado orden de que se deje en paz al muchacho. No intente usted ir tras él, porque tropezará conmigo... Además, la última voluntad del señor Grandchester fue que se amparara a ese niño.- dijo Albert.

-¡Yo lo ampararía con una estaca! ¡Es un ratero, un ladronzuelo! Empezó por robarle su alcancía al niño Anthony y hubiera acabado por robárselo todo si lo dejan crecer en esta casa.- dijo George.

-Esa es su opinión...- dijo Albert.

-Y muy bien encaminada. Conozco el mundo y no es el .primer caso... La señora sabe... lo mismo que usted y que yo. No vale hacernos los tontos cuando estamos al cabo de la calle.- dijo George.

-Nunca me hago el tonto, pero jamás afirmo más que lo que puedo probar; y en este caso...- murmuro Albert.

-Pero para mí que se largue, porque no lo soporto a ese mocoso, así me vaya en contra de la voluntad de mi esposo- dijo Rosemary.

-Qué pena, me da señora Rosemary, hay una carta del que su esposo le nombra a Terry como hijo suyo- dijo Albert.

-Igual, yo no aceptare a ese bastardo, en mi casa, como un hijo más, lo odio a ese maldito mocoso- dijo Rosemary.

-lo felicito señora, que no acepte a ese bastardo, bueno para nada, señor Albert, la señora Rosemary sabe que no tiene un criado más fiel ni un servidor más leal que yo. Por la señora y por el niño Anthony doy mi sangre. Y en cuanto a ese bastardo...

-¡Silencio ya no hablemos mal de ese muchacho! [Hay que ver lo alto que ladran los perros en cuanto se apaga la voz del amo!- dijo Albert.

-Señor notario... Señor notario... –llama la niña Flamy, acercándose donde discuten los dos hombres.

-¿Qué pasa?- pregunto.

-La señora Elroy, está esperándole preocupada por su hija Candy, que no sabe dónde está- dijo la niña Ana.

-Ella se fue a su casa- dijo Anthony, ¿Por qué no llego?

-Tu tía nos está esperando en la casa, vámonos hijo, tenemos que avisarla- dijo Rosemary.

En ese momento Rosemary, su niño Anthony, George y Albert, se dirigen a la mansión Grandchester.

Elroy, al ver a su comadre, se acercó desesperada y le dice:

-¿Dónde está mi hija?- pregunto.

-No te preocupes, está en tu casa- dijo Rosemary.

-Sí, tía Candy, estuvo conmigo, pero luego le dije que se fuera a su casa- dijo Anthony.

-Ya vez madre, tú te preocupas por las puras, Candy siempre para con Anthony, bueno adiós tía y primito- dijo Eliza.

-Gracias- dijo Elroy y se despide de su comadre y su sobrino.

La niña Flamy, le dice: Que bueno señora, que le dijo a la señora Elroy, que su hija está en casa.

-sí, ¡Anda a tus obligaciones Flanmy.!- dijo Rosemary.

George y su sobrina Flamy se retiran.

-Tenemos que hablar, señora Rosemary- dijo Albert.

-¿De qué?, ¿De la carta que dejo mi esposo, reconociendo a ese bastardo como hijo suyo?- pregunto.

-Sí, aquí está la carta, por favor cumple la promesa de su esposo, cuidar de ese niño como si fuera el hijo de su esposo, hermano de Anthony- dijo Albert, entregándole la carta de Rosemary.

-Esa carta, la guardare, pero escúchame bien, nunca cumpliré la promesa de mi esposo, de cuidar de ese bastardo, hijo concebido del mal, ¿Ya se le olvido que es el hijo de la mujer que se metió con mi marido?- pregunto.

-Por favor señora Grandchester, ese niño, no tiene la culpa del error que cometió sus padres, además es mayor que su hijo, él también tiene derecho a crecer en este hogar, porque es un Grandchester mas, hijo de su esposo, hermano de Anthony- dijo Albert.

-Nunca- dijo Rosemary.

-Sabes señora, me molesta mucho su opinión, mejor yo solo me encargare de darle cariño al hijo de mi amigo, porque Terry también es hijo del señor Richard- dijo Albert molesto.

-Pues si le molesta opinión, pues me vale, tengo que descansar- dijo Rosemary.

-Que descanse señora, que pena me da, pero no se preocupe, porque yo cumpliré el deseo de mi amigo Richard, cuidare de Terry, como si fuera mi propio hijo- dijo Albert.

-Hágalo, pero en mi presencia no lo quiero- dijo Rosemary molesta.

-¿Quién va administrar, los negocios del señor Richard?- pregunto.

-George., Es el más antiguo y el mejor de mis servidores. Lo he nombrado Administrador general de la hacienda, y él hará que las cosas marchen.- dijo Rosemary contenta.

-¡Pero es absurdo, totalmente absurdo! Y yo quisiera aconsejarle. ..- murmuro Albert.

-No voy a oír ningún consejo suyo. Albert. No pierda el tiempo en dármelo.- dijo Rosemary.

-Lamento profundamente su extraña actitud, señora Grandchester- dijo Albert incómodo.

-No es extraña, puesto que defiendo a mi hijo, de ese delincuente de Terry del diablo- dijo Rosemary.

-Ese delincuente, es su hermano- dijo Albert, bueno no deseo pelear con nadie, ni menos con usted, señora Grandchester- afirmo.

-Qué bueno, que entendió- dijo Rosemary.

En ese momento la niña, Flamy, la sobrina de George, se acerca.

-Señora... Señora... –llamo Flamy en la alcoba, agitada y tartamudeando. '

-¿Qué pasa. Flamy? -pregunta Rosemary.

-Anthony... como que está malo... Isabel me mandó avisarle, está mal- dijo Flanmy

-¿Mal? ¿Quieres decir, enfermo?- pregunto asustada Rosemary.

-Sí, señora. Como que tiene fiebre y dice cosas raras...

-¡Anthony, hijo... Anthony... I- grito Rosemary.

Rosemary se dirige a ver a su hijo. Ha caído de rodillas frente al pequeño lecho blanco, donde Anthony, abiertos, sin ver, los grandes ojos, húmedo de sudor helado el rubio cabello, se agita en el delirio de una alta fiebre. Tras ella, pálido, demudado, ha llegado también Albert que se detiene bajo el arco de la puerta, entre las dos doncellas asustadas.

….

-llamen al médico- dijo Rosemary asustada. ¡Que corran a Saint-Pierre a buscarle al médico ¡ Anthony, hijo mío por favor reacciona- dijo Rosemary.

-¡Terry... Terry..! –Murmura Anthony en su delirio-, Terry... No me dejes... Llévame contigo... Llévame a navegar en el mar... Yo cuidaré de tú... ¡Papá lo ha mandado! Papá dijo que creciéramos juntos como a un hermano... Como a un hermano... Terry, hermano mío, llévame contigo- dijo delirando Anthony.

-¡Dios mío! -exclama Rosemary, ese delincuente ha dañado, el corazón de mi hijo.

-Basta señora Rosemary, Terry y Anthony, son hermanos de la misma sangre, el pequeño Anthony, solo quiere cumplir la promesa que le hizo a su padre, además Terry no es ningún delincuente es un muchacho abandonado, deja su egoísmo como madre y por el amor de Dios, haz que Terry y Anthony, crezcan como hermanos, no puede sobre proteger a Anthony de su propio hermano, Terry no tiene la culpa de ser como es- dijo Albert.

-Bata Albert, ¿Y aun se extraña usted por qué defiendo a mi hijo? ¡Tengo que defenderlo con los dientes, con las garras, no quiero a ese delincuente cerca de mi hijo!

-Qué pena me da señora está usted ciega, y en su egoísmo maternal, todo lo dejo a Dios, ojalá cuando recapacite no sea demasiado tarde, le guste o no Terry también es hijo de Richard, hermano de Anthony, usted será la única culpable de que Terry y Anthony, no hayan crecido como hermanos- dijo Albert decepcionado de la esposa de su amigo.

-¡Basta! -le interrumpe -. ¡Ni una palabra más! ¡Salga usted de esta casal ¡Salga! ¡Salga! ¡Y no vuelva jamás!- dijo Rosemary molesta.

-Adiós señora Rosemary, pero volveré porque esta también es mi casa, porque Richard fue como un hermano para mí, además tengo cosas pendientes que hacer, pero no te preocupes jamás volveré a mencionar a Terry- dijo Albert y se retiró.

La señora Rosemary Grandchester, estaba cegada en su egoísmo de madre, no quería aceptar que Terry también era hijo de su esposo, hermano de Anthony.

….

La enfermedad de Anthony fue larga. Durante muchos días tuvo fiebre alta, y cien veces pronunció en su delirio, como uniéndolos para siempre, los nombres de Terry y de su padre Richard. Al fin, una mañana amaneció despejado, reconoció a su madre y lloró en sus brazos… Aquella tarde…

-Terry... Terry, te quiero como un hermano- murmuro Anthony, otra vez.

-Hijo aquí está tu madre, siempre está a tu lado cuidándote, por favor olvídate de ese sujeto- dijo Rosemary, preocupada.

-No puedo olvidar a Terry, madre, mi padre me mando a cuidarlo como si fuera mi propio hermano, Terry debería crecer junto conmigo, mi padre me lo pidió, aun soy un niño, no puedo valerme por mí mismo, pero jamás dejaría de cumplir la promesa que le hice a mi padre al morir – dijo Anthony lloroso, lo que más me duele es que tu mi propia madre, no desea que cumpla la última voluntad de mi padre, pero igual así sea en tu contra yo luchare por Terry, porque lo quiero mucho como si fuera mi propio hermano, no sé por qué, pero siento que es el hermano que nunca tuve- dijo Anthony lloroso.

-Por favor hijo, olvídate de ese sujeto, ese Terry es un delincuente, no te conviene esa amistad, te iras a estudiar a Francia, para que te formes un hombre de bien, en cuanto regreses serás todo un caballero y te casaras con Candy, la única sobrina que aceptaría como suegra, porque es linda, la quiero como si fuera mi hija- dijo Rosemary.

-Sí, madre yo también quiero a Candy, como mi mejor amiga y deseo casarme con ella cuando sea joven, pero eso no significa que Terry no tenga derecho a ser feliz, crecer con una infancia feliz como el mío, tu podrías ser la madre que el necesita, pero no quieres serlo y eso a mí me da tristeza- dijo Anthony llorando.

-Ya mi niño, simplemente te protejo, no mereces mezclarte con ese tipo de gente. - dijo Rosemary, abrazando a su niño.

En ese momento la niña Flamy, sobrina de George toca la puerta.

-Adelante- dice Rosemary.

La niña Flamy entra y le dice:

-Buenos días señora, vengo a decirle que el niño Anthony ya no está en peligro y dice el médico que muy pronto podrá levantarse.- afirmo contenta.

-Gracias, mi ahijada Flamy, Apenas se reponga, lo mandaré a Francia. Por eso quiero que recojas los papeles de casa de Albert y entregues esta carta en propia mano a tu tío George. Él me ayudará como administrar a los trabajadores del campo real- dijo Rosemary.

—No tengo palabras con qué agradecerle el gran favor ¿Si Terry regresara?- pregunto.

—Por Dios, niña. Ese tal Terry, no regresara más, no te preocupes- dijo Rosemary contenta, además iré a visitar a mi amiga Elroy para arreglar unos asuntos.

-Está bien, señora- dijo Flamy.

….

En la casa de los Andrew.

La señora Elroy, queda tranquila, en ese momento Elroy, recibe una visita.

Rosemary, entra a la sala y saluda a su prima Elroy.

-Hola prima, ¿Cómo estás?- pregunto.

-Bien, me dijo que quería hablar conmigo- dijo Elroy.

-Así es-

-Prima ¿De verdad vas a mandar a Anthony, a ese internado de Francia?

-Claro que sí, está decidido, quiero que su educación sea de lo mejor- dijo Rosemary.

-Está bien, mi niña se pondrá triste, ahora que su mejor amigo se va a estudiar a Francia- dijo Elroy.

-Sí, es cierto pero quiero que su educación sea de lo mejor- dijo Rosemary.

-Qué bueno- dijo Elroy.

-Prima quiero que sepas que tu solo debes encargarte de Eliza, de Candy me ocupare yo- dijo Rosemary.

-Eres tan buena prima, te quiero- dijo Elroy contenta.

-No tienes nada que agradecer, primero más que nada somos primas, Tú sabes lo mucho que adoro a Candy, le enseñare a ser una dama y una digna esposa para mi hijo- dijo Rosemary contenta.

-Confío en que Anthony, sea un buen caballero y sea un digno esposo para mi hija, Candy lo quiere mucho y esta ilusionada con el- dijo Elroy.

-lo sé, mi hijo Anthony también quiere a Candy, la considera su mejor amiga, y te repito que estoy encantada que Candy, sea la esposa digna de Anthony, es tan dulce, linda, cariñosa y quiere mucho a mi hijo- dijo Rosemary.

-Gracias prima, espero que todo salga bien- dijo Elroy contenta.

-Estoy segura que sí, Todo saldrá como lo hemos planeado- dijo Rosemary contenta.

Rosemary y Elroy se abrazan como primas.

….

Pasaron los días todos se despedían de Anthony, estaba listo a partir rumbo a Francia Allí es donde Rosemary con su hijo, también estaban presentes Candy y Elroy.

-Mi Anthony necesita olvidar muchas cosas desagradables. Este viaje es el mejor remedio para ti, además cuando regreses todo será diferente- dijo Rosemary.

-Sí, mamita, hare lo que tú quieras- dijo Anthony triste.

Candy, se acerca a Anthony y le dice:

-Que te vaya bien, mi amado Anthony, te quiero mucho, nunca olvides que eres mi mejor amigo- dijo Candy llorando.

Anthony, le limpia las lágrimas a Candy y le dice:

-No llores, eres mucho más linda cuando ríes que cuando llora, cuídate niña bonita- dijo Anthony y le da un collar a Candy, espero que siempre te lo pongas.

-Lo cuidare como si fuera oro, cuídate mucho Anthony, Yo te voy a extrañar- dijo Candy con una tímida sonrisa.

-Siempre, sonríe- dijo Anthony y le da un abrazo a su mejor amiga.

En ese momento Anthony, se despide de su madre, amiga Candy y su tía Elroy.

Anthony sube al barco, El barco que se lleva a Anthony ha dejado atrás el promontorio de rocas en el que se alza el faro, y, con la proa apuntando hacia altamar, apresura la marcha. De pie junto a la baranda de cubierta, creyendo sentir aún sobre el rostro los besos y las lágrimas de su madre, Anthony mira aquella tierra que se aleja, mientras Candy se seca una lágrima.

En ese momento Anthony recordó la promesa que le hizo a su padre, recordó a su amigo Terry, que lo amaba como un hermano, Y se sintió deprimido por qué no podía cumplir esa promesa a aquella tumba que dejara en el cementerio de Richard, como un grito de su corazón de once años.

Anthony dice:

—Volveré pronto, papá. ¡Volveré… para buscar a Terry, te juro que lo voy amar, como si fuera mi propio hermano! - se puso triste.

Continuará…

….

Segundo capítulo de Corazón Salvaje... Como dije al principio, es una adaptación a las obras de la inigualable Caridad Bravo Adams, trate de hacerlo parecido, las cosas cambian porque también es importante mi imaginación, siempre creí que mi hermoso Terry podría ser el perfecto Juan del Diablo por su personalidad rebelde y mi adorable Candy, como la tierna Mónica, no se olviden que cuentan con las participaciones Antagónicas de Eliza como Aimé y Anthony como Renato.

No se pierdan el tercer capítulo de tu novela Corazón Salvaje.

Y bien hasta aquí llegamos hoy. Tratare de hacer todo lo posible para bajar, se me hace difícil porque tengo otras cosas que hacer, pero tratare de bajar la novela lo más pronto posible, esta novela es una adaptación de la obra de Caridad Bravo Adams, bueno también incluye mis ideas, disculpa si tuve algún problema en la redacción, ya que no veo bien.

jajaja bueno, ya dejo la euforia para después, que bastante falta nos hará. Ahora responderé sus Reviews en mi sección favorita.

RESPONDIENDO LOS REVIEWS

Australia77: Es cierto, fue considerada como la mejor novela de los 90, la verdad yo era adicta a esa novela, por culpa de mi abuela, jijiji, por eso se me ocurrió hacer una adaptación, por cierto yo nací en el 94, justo cuando se estrenó la novela, pero la vi con mi abuela cuanto tenía 15 años y se convirtió en mi favorita, siempre quise ser una novela de Pirata y que mejor que Corazón Salvaje, ame al personaje Juan Del Diablo porque tenía la misma personalidad, rebelde, fuerte, arrogante como mi amor Platónico Terry Grandchester.

Alejandra Diaz: Me alegro que te haya gustado mi versión Corazón Salvaje, me da gusto saber que fue tu telenovela favorita Con Eduardo Palomo Única, solo que aquí no lo hare tan larga sino más corta, debo informar que he visto otras versiones con mi abuela y quede encantada con esta historia y espero que te siga gustando mi versión de corazón salvaje.
Ale Sepúlveda Pinto: Concuerdo contigo Juan es Juan y más fuerte que Terry, porque el sí sabe defender su felicidad en cambio Terry es un poquito más débil, porque dejo que Gusana lo manipulara, pero los dos son parecidos, los dos fueron mis amores platónicos, también me alegra saber que no eres mucho de novelas, las novelas mejicanas son patéticas y sufridas, pero si tienes razón concuerdo contigo que corazón salvaje no es una novela cualquiera, sino una gran historia que enseña muchas cosas, como la fuerza para salir adelante, como el valiente pirata Juan.

Elvia Soan: Gracias por tu hermoso comentario, me da gusto saber que te gusta mi adaptación, tienes razón Juan es Juan y Terry es Terry, pero los dos son tan parecidos, esa rebeldía hizo que lo amara más a ese personaje

Selina Belén Quintanilla Vargas: Me alegra saber que te gusto mi novela corazón salvaje y déjame decirte que yo también soy fan de esta novela. Y tienes razón es tan hermosa la rubia de tarzán con pecas al igual que la rubia de santa Mónica y Terry es igual que Juan con el cabello largo y es un hombre en toda palabra, fuerte y quede enamorada de los dos por su personalidad arrogante y fuerte.

Edela Prado: Hola, me alegra que te haya gustado esta iniciativa que comenzó como el pedido especial de una de mis lectoras, también era uno de mis sueños escribir esta historia en FF, y siendo tan linda me extrañaba por eso decidí adaptarla, También debo confesar que estoy enamorada de la telenovela de 1993 con Eduardo Palomo y Edith González. Además, los personajes son tan parecidos a Candy y Terry. Espero que la adaptación cumpla con tus expectativas.

SARITANIMELOVE: Que bueno saber que esta historia te emociono, al igual que tú siempre pensé que Candy y Terry son perfectos para ser una adaptación de esta bella Telenovela, por cierto, la versión que más me gusto es de Eduardo Palomo y Edit. Gonzales. Pero eso si hay novelas que no valen la pena verlas, ni adaptarlas, pero novelas de épocas como Corazón Salvaje, Amor Real y Cadenas De Amargura si valen la pena verlas y amarlas por esta escritora si tiene talento.
Rocii Anaya Javier: Concuerdo contigo es una gran Telenovela, lamentablemente los protagonistas fallecieron, espero que esta adaptación sea de tu agrado, amo tanto al personaje Terry, así como amo a mi valiente pirata Juan.

Noelia: Gracias por tu comentario, tratare de publicar lo más pronto posible.

Blanca G: Tienes razón la novela Corazón Salvaje es adictiva, es Obvio Eleonor recurrió a su esposo cuando Richard la embarazo, lo que sí puedo asegurarte es que amo a este pirata Juan porque es fuerte, arrogante, rebelde y mi Terry, tiene esa misma personalidad, por eso hice una adaptación, Anthony es un antagonista, voy a tratar de hacer todo lo posible para bajar lo más pronto posible para que no pierdan el interés de leer esta novela.

Elvia Soan: Gracias por tu lindo comentario yo al igual que tu amo esta novela tan bella.

Guest 1: Se que hay muchas adaptaciones con otros animes, pero sin duda esta fue la mejor novela, espero que lo sigas disfrutando, gracias por leer.

Guest 2: Si, la novela es buenísima, es cierto Terry ha tenido y tendrá una vida traumaste, pero él es un pirata fuerte que sabrá salir adelante por eso más adelante Candy lo amará mucho y tendrá su recompensa por ser un pirata bueno y generoso, lo que si te puedo asegurar es que la madre de Anthony es villana.

A todas las Guest les agradezco sus comentarios…

Rgranchester: Tienes mucha razón Corazón Salvaje es una gran Telenovela, espero que sigas disfrutando mi adaptación, los hechos suceden como en corazón salvaje, ciertas cosas cambian porque también es bueno la imaginación y no tengo buena memoria. Gracias por su comentario.

Luci Luz: gracias por tu comentario, no puedo creer que solo en un capítulo tengo muchos comentarios, espero que te siga gustando yo igual que tu amo a esta hermosa telenovela.

Dulce Graham: Gracias por tu comentario, que bueno que te gusto el primer capítulo.

Grace: Gracias por tu comentario, Me encanta saber que eres fan de esta novela y disculpa por el nombre de George y Bautista, a veces pienso que es la novela y me confundo, tratare de no confundirme este pequeño detalle, pero si el personaje George es Bautista y será vilano, al igual que la tierna Rosemary es Doña Sofia y es villana, en cambio Albert es el tierno Noel espero no confundirme con los nombres y te siga gustando mi adaptación. De Corazón Salvaje con Candy y Terry.

Amparo García: esta Novela recién es nueva y la estoy bajando poco a poco, todavía no está completa, pero prometo darme tiempo para bajar la historia.

Bueno gracias por sus comentarios, tratare de bajar lo más rápido posible, pero tengo otras cosas que hacer también. Bien, hasta aquí el día de hoy, no olviden dejar sus comentarios al respecto. Les mando un beso enorme, gracias por estar allí, la próxima semana tengo que bajar mi otra novela Secreto Por Amor porque mis otras lectoras también me están pidiendo, gracias.