Disclaimer: Los personajes de Candy no me pertenecen sino le pertenecen a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi, y la historia Corazón Salvaje no me pertenece sino a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.
¡Holaaaa! Yo de nuevo por aquí, por lo que veo tuvo buena aceptación el fic ¡Yupiiii! —Brinca de felicidad porque de verdad le gusta esta historia— Estoy muy feliz porque les guste.
Bueno en este capítulo veremos la continuación del anterior y sucesos posteriores de Corazón Salvaje con Candy y Terry.
La historia tendrá tres partes como la trilogía original, " Eliza (Aimé) Terry (Juan)", de ahí viene la parte más romántica "Candy (Mónica) y Terry (Juan)" y la última el desenlace y final de "Terry (Juan del diablo)" versión (Terry Pirata)
Acercándose al final de la primera parte… todavía falta mas o menos para terminar con la primera parte… pero casi estamos acercándonos al final
Primera Parte...
Terry (Juan) Eliza (Aimé).
Capítulo 10
Eliza estaba en su tocador. se saco el anillo y se dirigió a la casa de Terry.
En la playa, en la casa de Terry
Terry se encontraba en la cama con un arma
Eliza entra a su habitación...
¿Qué haces con esa pistola?
Protegiéndome, no ves que tengo muchos enemigos, hay mucha gente que estaría feliz si me viera con un balazo.
_¿Porque hablas así amor?
_Cambiamos de tema, ¿Qué haces aquí a estas horas?, no te veo sexy, esta noche te veo renegada.
_Se trata de mi hermana.
_¿Que pasa con la monja?
_No soporto a mi hermana, Me fastidia todo el tiempo, quiere que viva encarcelada y que no salga a ningún lado.
_Sera que tu hermana esta sospechando lo nuestro.
_Si, pero a mi no me importa yo te quiero a ti. Siento que mi hermana me tiene celos porque no sabe como conquistar a su Anthony, asi como yo te conquisto a ti, mi bello pirata.
_¿Hablas mucho de Anthony? ¿No sera que te esta interesando?.
_No como crees, yo lo miro como hermano
_Es un buen partido, joven, rico, con un apellido limpio y respetado ¿no te interesa?
_Por supuesto que no, a mi no me interesa ningún hombre, después de haberte conocido a ti, solo te amo a ti. Dijo Eliza echándose al costado de Terry.
_Me voy de viaje el domingo.
_¿otra vez?
_si, pero ahora es distinto, voy a regresar rico, voy a comprarte joyas, vestidos, todo lo que tu quieras y una casa mas grande que la de Anthony.
_¿Asi?
_Claro, pero para eso necesito hacer unos propósitos y necesito mas tiempo, ¿Dos meses?
_ ¿Tanto tiempo?
_Si, mi bella Eliza, ¿Me vas a esperar?
_Si siempre te esperare mi amor, te amo mucho, te amo, tú eres y serás el único hombre de mi vida y de mi corazón.
_ ¿Júramelo?
_Te lo juro.
Terry saca una caja de anillo, Eliza se asombra.
_A tus pies mi amada Eliza, siento que te estoy amando, tú eres la única mujer de mi vida, me vuelvo loco por ti... ¿Júrame otra vez que me vas a esperar?
_Te lo juro mi amor, te amo, siempre te voy a amar, pase lo que pase. Eres el único hombre que amo y que amare siempre.
Terry le pone el anillo de flor a Eliza.
_Se que es un sencillo anillo, pero en cuanto vuelva de mi viaje te pondré el anillo mas caro.
_No me importa, tú siempre serás mi príncipe. Te volveré más loco de lo que ya estas y salvaje porque así me gustas, disfruta conmigo tus instintos bestiales. ¿Entonces estás a mí disposición esta noche para volverte loco mi pirata? — le pregunta con su voz suave como una caricia.
—Si, siempre te has salido con la suya— Le digo frunciendo el ceño. Definitivamente me quiero coger a esta terrible e inquieta mujer, soy un hombre malo muy malo. Sonrío y le señalo con mi mano la silla para que tome asiento.
—Estoy bien aquí— Me dice, se gira y saca algo de entre su bolso. Haremos 12 horas la pasión, no me importa si llego a mi casa a la mañana siguiente, aprovechamos que mi hermanita mojigata no esta en casa.
Con cuidado pone sobre la mesa dos pequeñas y redondas velas azules, de apenas unos dos centímetros de altura. Levanto una ceja irónica y sin volverse como leyendo mi pensamiento me dice:
—No es nada romántico gatito, es sólo que el olor a combustible en el ambiente me marea—
Y con un encendedor plástico rosa le da vida a las dos pequeñas velas. Luego vuelve al bolso y saca una escarcela de terciopelo negro y con ella entre las manos camina hacia mí.
—Siéntate— Me ordena con su voz grave y suave mientras pone la bolsa de terciopelo en el suelo.
Le sonrío y obedezco. Ella se detiene frente a mí, se inclina y me besa. Apenas acaricia mis labios con los suyos y se detiene sonriendo todavía pegada a mi rostro.
—Fumaste— Susurra.
No le digo nada, me dedico sólo a mirar sus labios que justo ahora se me antojan demasiado.
Ella vuelve a sonreír —Me gusta como saben los restos del humo en ti—
Y esta vez asalta mi boca con necesidad cruda y usufructuaos delicadeza. Desliza su lengua con segura decisión en mi boca y me hala hacia ella atrapando entre sus manos mi abrigo. Su boca es pequeña y dulce, me gusta como sus labios se resbalan en los míos, y rápidamente siento como mi respiración se vuelve irregular. Se detiene y muerde mi labio inferior hasta que está segura de que me hace daño. Yo sigo en silencio, respirando pesadamente y ella se yergue y da un par de pasos hacia atrás clavando sus ojos en mi con violencia.
Lentamente deshace el lazo de su gabán y éste se abre en dos, ella lleva sus manos hasta el cuello del abrigo, lo sacude ágilmente en sus hombros y la prenda cae pesada al suelo. Mierda.
Me quedo sin respirar varios segundos. Es la representación misma del primer pecado capital. Lleva puesto un impresionante corsé de cuero negro que marca su deliciosa cintura, un brasier de encaje negro también, que apenas si adorna sus impresionantes pechos, tiene unos senos realmente hermosos. Estoy famélico. Una ridícula faldita del mismo material de su brasier apenas le cubre el trasero y el pubis, pero los pliegues de la prenda me hacen imposible apreciar lo que hay debajo pese a la transparencia de la tela. Y Jesucristo, lleva unas botas de cuero negro imposiblemente altas, de tacón de aguja metálico que escalan hasta la mitad de su muslo. Maldita fuera, quiero hundirme en ella justo ahora. ¡Ya!.
Camina hacia mí lentamente, con la elegancia de una pantera y acariciándose sus largos cabellos sueltos lleva todos sus rizos hacia el lado derecho de su cabeza. Luce insoportablemente femenina, toda hecha de curvas peligrosas y blanca y suave piel. Se detiene nuevamente frente a mí y yo inclino mi cuerpo en su dirección descargando mis brazos sobre mis muslos, intentando no mostrar interés, pero ansiosamente expectante de su próximo paso. La miro a la cara y de no sé dónde saca una fusta negra rígida y lustrosa, llevando la punta hasta mi barbilla me obliga a verla justo a los ojos.
—Quítame las bragas— Me ordena sin alterarse.
Trago duro y le dedicó una mirada de incredulidad. Ella ni siquiera parpadea. Le frunzo el ceño y ella aumenta la presión de la fusta contra mi barbilla. Y no tengo idea por qué, pero eso me enciende como el diablo. Respiro con fuerza y sudando llevo mis manos bajo la pequeña faldita, ancló mis dedos a las tiras de sus bragas, las bajo por sus piernas y luego por las botas, agachándome hasta sacarlas de su cuerpo. Vuelvo a sentarme derecho rápidamente y entonces me percato de que toda la habitación tiene un agradable aroma a jazmín. Deben ser las velas.
—Buen pirata, me encanta como me haces el amor— Me susurra, y por una humillante razón mi pene palpita entre mis piernas.
Se inclina y con su mano libre recoge la bolsa de terciopelo sacando varias sogas rojas. ¡Demonios! ¿Qué va a hacerme? Sea lo que sea me muero por permitirselo.
Con cuidado deslizo con el borde de mi zapato sus bragas bajo la silla, necesito un seguro, lo que sea. Y antes de que me dé cuenta ella está tras de mi amarrando mis manos a mi espalada contra el respaldo de la silla. No tarda mucho, pero rápidamente me doy cuenta de que ha hecho un nudo imposible de soltar. Sonríe cuando me ve forcejear con la cuerda. No le digo nada y me quedo quieto en mi silla. Y antes de que pueda reaccionar se sienta a horcajadas sobre mis piernas y pasa su lengua por el hueso de mi mandíbula y luego me muerde el mentón. Millones de terminales nerviosas me avisan de un dolor agudo que me hace maldecir en voz alta, ella sonríe y está de nuevo sobre mi boca, besándome con fuerza, imponente y solícita.
Y entonces empieza a bambolear sus caderas atormentando todo sobre mi pelvis. Se siente infernalmente delicioso, demonios, me encanta como se mueve sobre mí, la riquísima fricción logra la estimulación precisa, el alivio que mi cuerpo clama desde que la vi quitarse el gabán. Me besa duro, torturando mis labios y sin detener los movimientos de su cadera, luego sube sus manos sin descargar la fusta desliza la chaqueta por mis brazos hasta dejarla estancada entre mi cuerpo y la silla, desabotona mi camisa y repite el proceso. No puede desnudarme completamente por la posición de mis manos atadas, pero mi pecho queda expuesto y me tenso al sentir el rose del encaje de su brasier sobre mi torso. Reclina su cuerpo hacia atrás y pasa la fusta por mi pecho de arriba abajo, ejerciendo más presión cada vez, y sin avisos me azota en el hombro. Un golpe duro y seco que aviva mi testosterona, y me enfurece y me excita a la vez.
Fuerzas contradictorias pero explosivas crecen en mi interior, la rabia alimenta mi erección tanto como la visión de esa mujer con cabellos de fuego sobre mis piernas. Sonríe y enarca sus cejas sorprendida porque no le he dicho nada después de que me golpeara.
—Buen pirata sin corazón me encantas como me haces tuya — Me dice , y por un momento me siento como un estúpido cachorro —Sabía que no defraudarías Terrence, sabía que serías estupendo—
Sigo frunciendo el ceño y ella se inclina hacía mi costado —No te enojes pirata, recuerdas que estás aquí para complacerme— Luego vuelve a morder el lóbulo de mi oreja y siento la urgente necesidad de gritarle que me deje follarla de una maldita vez. Pero me mantengo callado y respirando con más fuerza cada segundo.
Eliza empieza a mover sus caderas nuevamente y la fiesta vuelve a empezar. Lleva su mano tras la cabeza de Terry y masajea mi cuero cabelludo con sus dedos, luego tira con fuerza de mi cabello halando mi cabeza hacia atrás y vuelve a apoderarse de mi boca. Y creo que no podré soportarlo un minuto más, siento que en cualquier momento estallaré en mis pantalones, mis testículos se tensan y esa riquísima fuerza me empuja a la pequeña muerte cerrando mis ojos.
Y ella se levanta sin contemplaciones. ¡No! ¿Qué demonios cree que hace? Peleo en mi cabeza, le dedico una mirada asesina y ella me ignora olímpicamente, caminando hasta la mesa. Saca algo su bolso y para mi total sorpresa enciende la grabadora, luego introduce un cassette y hunde el botón de play, el sonido de la cinta rodando sin nada grabado en ella se dispersa por la habitación. En cuatro pasos largos la tengo nuevamente frente a mí y sin miramientos desabotona mi pantalón, me baja el cierre y expone mi entusiasmada erección.
Sus ojos brillan y se relame los labios sonriente —Que hermosa sorpresa— Me dice sin mirarme a la cara —Resultaste perfecto— Continua hablando, y esta vez me encierra entre su mano y me masturba con apremio. No puedo evitar gemir y aprieto mis manos en cerrados puños tras mi espalda. Sin más remedio abro mi boca porque me es difícil respirar y le dejo ver entonces mi cara, una cara de un hombre hambriento por ella.
Apoya su pie derecho en la silla entre mis piernas, por un momento creo que va a lastimarme, pero rápidamente veo como baja lentamente el cierre de su bota, luego saca de allí un preservativo. Vuelve a cerrar su bota y baja su pie. Y con extraordinaria destreza me pone el resbaladizo condón. Estoy fascinado con su delicada mano sobre mi pene y no me doy cuenta el momento en que vuelve a azotarme con la maldita fusta en el otro hombro.
Gruño fuerte y la miro lleno de rabia, pero sin decirle una palabra. Y ágilmente pone sus piernas a cada lado de mi cuerpo y con la ayuda de su mano hace que me deslice en su cálido interior. ¡Diablos, de esto estaba hablando! Se siente perfecta, envolviéndome y atrapándome, sin poder resistirlo muevo mi pelvis buscando la de ella, y Eliza gime alto, enloqueciéndome.
La grabadora cobra vida abruptamente y sonidos indistintos de gente hablando son seguidos de la maravillosa guitarra de Santana. La voz de Rob Thomas llena la habitación y mis oídos palpitan llenos de sangre cuando Eliza empieza a mover sus caderas de adelante hacia atrás deslizándose por mi erección con sabrosísima cadencia, se mueve tan bien como la bruja que es, una bruja del sexo, experta y alucinante. Pasa la fusta tras mi cuello y agarrando cada punta con una mano se apoya en mi cuerpo y me cabalga cada vez con más fuerza. Yo me muevo contra ella en contradanza, penetrándola duro y sin piedad, golpeando su pubis con fuerza mientras la escucho jadear y gemir al tiempo que me pide más.
—Más fuerte— Me pide gritando —Así justo así— Gime.
Y yo me retuerzo contra ella agarrándome de las notas de la canción y veo como el mundo se hace brillante bajo mis parpados, ella acelera sus movimientos y maldiciendo siento como se viene en torno a mi arrastrando mi propio y devastador orgasmo.
Diablos, ha sido el mejor sexo de mi vida.
Horribles sentimientos me asaltan en el corazón De Terry, promete a si mismo volver millonario porque necesitaba disfrutar sexo con ella. Pero reconoce que, si era algo de amor, porque no podían vivir ni el uno, ni el otro, mas que amor, era una pasión venenosa.
…
Canción reflejada a la candente pasión De Eliza (Aimé) y Terry (Juan).
Jamás sentí en el alma tanta pasión
Y nadie más que tú, me amó
Por ti reí, lloré, renací también
Lo que tuve di, por tenerte aquí
Ya sé que despedirnos es mejor
Sufriendo pagaré mi error
Ya nada será igual, lo tengo que aceptar
Y hallar la fuerza en mí para este adiós
Aléjate, no puedo más
Ya no hay manera de volver el tiempo atrás
Olvídate de mí
Y déjame seguir a solas con mi soledad
Aléjate, ya dime adiós
Y me resignaré a seguir sin tu calor
Y jamás entenderé qué fue lo que pasó
Si nada puedo hacer, aléjate
No voy a arrepentirme del ayer
Amando te hice mujer
Por el amor aquel, por serte siempre fiel
Hoy tengo que ser fuerte y aprender
Aléjate, no puedo más
Ya no hay manera de volver el tiempo atrás
Olvídate de mí
Y déjame seguir a solas con mi soledad
Aléjate, ya…
Aquí se acaba la última hermosa pasión de Eliza y Terry.
…..
Al dia siguiente en el convento…
La madre Gray, le dice a Candy:
_Hija si o si tienes que dejar el convento hoy mismo.
_Madre Gray, yo no quiero irme de aquí.
_Hija tu actitud siempre ha sido ejemplar, pero aun recuerdo que necesitas estar segura de tu vocación, tu has entrado al convento por decepción amorosa.
_Ese asunto ya esta olvidado, madre.
_Hija, cuando realmente sientas que ya no lo amas, podrás regresar, lucha contigo mismo hija, esta es la prueba que Dios te pone, necesitas presenciar el matrimonio de tu hermana y el joven Grandchester, para que así puedas estar segura si entraste al convento por amor a Cristo o por decepción amorosa.
_Eso es justo lo que no quiero madre…
_¿Porque no soportarías ver a tu hermana casandose con el joven Grandchester?
Candy llora.
_Lucha contigo mismo hija, necesitas presenciar ese matrimonio, cuando sientas seguro que ya no lo amas, asi puedes entregar tu corazon limpio a Dios.
_Esta bien madre, hare lo que tu digas.
_Te quiero mucho mi niña, nunca olvides que eres joven y bonita, estoy seguro que en algún momento encontraras un nuevo amor en tu corazon y olvidaras esa ilucion que sientes por el joven Grandchester,
Candy solo mira a la madre superiora con tristeza..
_Ah no es necesario que sigas conservando el habito, puedes vestirte como siempre, pero conservando siempre tu virtud … Candy abraza a la madre y ella consuela su tristeza.
Candy agarra su maleta para retirarse del convento.
…
Mientras tanto Albert camina con Terry, llevando a Sandra al convento para que se haga cargo de ella las monjitas, ya que nadie la puede controlar.
_Pues ya llegamos.
_Pero no quiero quedarme aquí.
_Algún día me vas agradecer.
_Nunca…
_Quiero que te portes bien, que no hagas travesuras.
_Esta bien Terry, hare lo que quieras, solo porque te quiero mucho.
Todas las monjitas salían del convento a recibir a Sandra, la protegida de Terry. Entre ellas estaba Candy.
Albert se queda sorprendido al ver a Candy.
_Candy, hija que sorpresa...
_Que gusto verlo tío Albert.
Terry se burla de la novicia.
_ ¿Me la puedes presentar a la señorita Don Albert?
_Claro que sí, ella es la señorita Candy Andrew y él es el capitán Terry.
_ Del diablo... dijo en forma burlón.
_Con permiso, tengo que llevar a la niña.
_Despache usted Candy.
_Vamos, ¿Sandra te llamas?
_Así es.
Sandra entra al convento junto con Candy y las demás monjitas. Albert llama la atención a Terry.
Todos les dan la bienvenida a Sandra...
Candy estaba en su habitación alistando sus cosas y cambiándose de ropa.
Patty su mejor amiga se presenta a recogerla. La hermana Gray lleva a Patty a la recamara de Candy.
Patty entra a la habitación de Candy con la compañía de la hermana Gray, se pone triste al ver a su amiga llorar.
_Ya linda amiga, no sufras mas por favor..
La madre superiora Gray, se retira de la habitación y deja a las dos amigas juntas.
_No me gusta verte así, todo el mundo se da cuenta que tu vocación es falsa, tienes que ser valiente amiga linda.
_Es que no puedo, imagínate que tengo que estar presente en Campo Real, verlo todos los días frente a mí, no sé hasta cuando seguiré aguantado ese dolor. Me quiero morir.
_No seas tonta amiga, eres joven, bonita, por favor no sufras mas, me duele verte así, Candy no sufras, Anthony no es el único hombre que existe en el mundo, estoy segura que mas adelante llagara tu verdadero amor.
_¿Como puedes estar tan segura? ¿Acaso tu te has enamorado?
_No amiga, nunca conocí el amor, pero si se que por la biblia que Dios no envió a la mujer para ser infeliz, que todos hemos nacido para formar una pareja, una familia y tal vez este no es tu momento. Pero quizás mas adelante conozcas el verdadero amor y puedes ser feliz, mírame a mi yo tengo casi tu misma edad y estoy soltera, pero mi abuelita me dice que algún día conoceré a mi príncipe.
_Pero yo se que en el fondo de mi corazón amare a Anthony por siempre.
_Tienes que olvidarlo, ese hombre no vale la pena, porque eligió a una mujer que no vale nada.
_No hables así de mi hermana.
_Es la verdad Candy, Eliza es una cínica, hipócrita, siempre te tuvo envidia, estoy segura que en la capital y además nadie me quita la idea de que anda de amante de algún pirata
_¿Porque dices eso?
_Porque la ultima vez que la encontré estuvo disfrazada con un vestido de las chicas del pueblo, caminando por lugares oscuros, creo que se llama El cabo del diablo y tu hermanita tan descarada estaba comprándose hiervas anticonceptivas. Yo misma la vi con mi abuela
_Basta Patty, no hables así de mi hermana.
-Piensa lo que quieras, pero Eliza es la mujer mas hipócrita, mala, así que todavía estas a tiempo de defender tu amor por Anthony, si tanto lo amas, no permitas que te lo arrebate, debemos mascarar a Eliza de una buena vez y que Anthony abra los ojos y se de cuenta con la clase de arpía que se va casar, si Candy dime lo que quieras, que odio a tu hermana, la la odio porque te envidia, te hace sufrir, mientras ella esta jugando con los sentimientos de ese pobre muchacho y disfrutando pasiones con algún pirata.
Candy piensa y se da cuenta que en realidad su amiga, pueda ser que tenga razón
Ambas amigas salieron del cuarto y se acerca a Sandra y se da cuenta que se anda peleándose con las chicas del convento.
_Basta Sandra… no puedes seguir comportándote asi, niña
_Ni siquiera en el convento me aguantan
_Comprendo tu comportamiento, seguro te comportas como tu hermano Terry del diablo, pero aquí vas a aprender de modales señorita.
_No es mi hermano.
_La madre superiora me dijo que era su hermano.
_Es mi hombre.
Candy, se queda sorprendida por las palabras de Sandra, era prácticamente una niña. No podía creer que ese pirata abusara también de menores de edad sin saber que Sandra era una joven mentirosa.
_No puede ser, tu tienes quince años, ese contrabandista es de lo peor, ahora mismo hablare con la madre superiora y con mi Tío Albert para que ponga en su sitio a ese pirata de lo peor y te quedas aquí para siempre con el cuidado de las monjas.
_Bueno Candy ya me voy, tienes que arreglar algunos asuntos, te iré a visitarte en campo real
_Claro Patty.
Sandra se arrepiente de haber contestado así, pero no dice nada, porque necesitaba vengarse por que Terry no le hace caso como ella lo espera.
Candy grita desesperada ..
_Hermana María, Hermana María,
_¿Que pasa hija?
_Tenemos que denunciar a ese pirata de lo peor, Terry del diablo, por abuso de menores de edad.
_¿De que hablas?
_Ese hombre es un delincuente de lo peor, la señorita Sandra acaba de decirme que es la mujer de ese pirata Terry del diablo, ella es menor de edad, tiene quince años, no puede ser posible.
_Cálmate Candy, nosotras no podemos hacer nada, lo importante es que esa muchacha esta en nuestras manos.
Albert escucha toda la conversación de su sobrina y está dispuesto a contar todo a Candy,
-Cálmate Candy, Terry no es el demonio que todos piensan, puedo explicarte todo,
_ ¿Usted lo conoce?
_Mejor que nadie.
_Sera mejor que me retire, así el señor Albert te podrá explicar ese asunto, nosotras somos religiosas, estamos aquí para ayudar, cuidar a los desamparados, no podemos denunciar sin tener pruebas.
_Buenas tardes tío
_Siéntate por favor, déjame explicarte Candy, Terry no es el ogro que tu y mucha gente de Máyame cree.
_Pero si abusa de una menor de edad.
_No es lo que tu crees, lo que pasa es que me da pena hablarte de eso, porque tu eres una joven que has vivido entre su casa y el convento, es difícil hablarte de esas cosas.
_Sea lo que sea que me cuente tío Albert no me voy asustar.
_Hay muchos jóvenes que viven en la miseria, lamentablemente vivimos en un mundo injusto donde toda la gente rica, con clase como nosotros tenemos educación, amor, protección, lo que muchos jóvenes huérfanos, desamparados no lo tiene, entonces en el cabo del diablo, así se llama el lugar, trabajan muchas jovencitas vendiendo placer a los hombre ricos para que puedan ganarse un pan en la vida, lastimosamente las jóvenes que trabajan como ama de casa, no ganan bien, les pagan poco y eso lo sabes, lo esclavizan, muchas jóvenes pasan hambre y miseria, por eso se dedican a vender placeres a los hombres ricos ´para poder tener que comer, vestirse, todos lo que uno necesita para vivir, Y Sandra era una de ellas, es así como Terry la conoce, a los doce años, Sandra ya no era virgen, vendió su virtud muy pequeña para poder ayudar a su madre de una enfermedad llamada Cáncer y lastimosamente esa enfermedad no tenia cura, pero las medicinas que consumía era cara, es así como Terry la conoce y al darse cuenta que era menor de edad, la saco inmediatamente del lugar donde se encontraba y le dio comida, casa, vestimenta, medicina a su madre hasta que murió y el prometió cuidar de ella como su hija.
Candy se queda asombrada.
_ ¿Está seguro lo que me está diciendo Tío Albert?
_Si, hija yo lo sé, porque Terry tiene un corazón de oro, es bueno y generoso, es el único ser humano que cuidado de ella, protegido, amparado a esa pobre muchacha, lo que pasa es que ella esta encaprichada con él, ilusionada porque es demasiado bueno y quiere ser su esposa, pero Sandra no entiende que eso no puede ser.
_ ¿Este seguro de lo que me habla?
_Si, Candy, Nadie conoce a Terry mejor que yo, el ha tenido una vida dura, huérfano, desamparado y ni siquiera tiene un apellido, pero aun así es valiente e hizo todo para salir adelante, el también se dedicaba a vender placer desde niño porque su padrastro lo humillaba, lo maltrataba y lo esclavizaba, es por eso que el tiene ciertos modales toscos, pero en el fondo es un joven con corazón de oro, bueno y generoso.
_Pero lo que usted me dice es distinto a lo que la gente cree?
_Si Candy, porque nadie conoce a Terry mejor que yo.
_ ¿Usted debe quererlo mucho? ¿Verdad?
_Claro que sí, tanto que cuando regrese de su viaje, voy a darle mi apellido y seria un orgullo para mi llamarlo hijo.
Candy, se queda asombrada por las palabras de Don Albert, jamás pensó que un hombre tan cruel, puede tener un alma noble, pero aun así desconfiaba de él, porque no lo conocía.
…
En ese momento Doña Eloy y su menor hija fueron a recoger a Candy, para llevarse a su casa.
_Buenas tardes mi hermosa niña, ¿ya estas listas para ir a casa?
_Claro que si madre, la madre superiora necesita hablar contigo.
_Si, lo sé, de ahí he traído ese recargo para los niños.
_Está bien madre.
_Eliza ¿Te quedas acompañar a tu hermana?
_No madre, voy contigo.
_Como digas Eliza.
Doña Eloy y su menor hija se retiran a hablar con la madre superiora.
….
Sandra, la protegida de Terry se asombra al ver a su rival en el convento. Y se acerca a la novicia Candy.
_ ¿Usted conoce a esa señorita?
_Si, es mi hermana, que viene con mi madre a recogerme. Porque hoy dejo el convento.
_ ¿Usted me puede sacar de ese lugar tan horrible?
_No, tienes que estar aquí, las monjitas cuidaran de ti y no seas rebelde Sandra.
_Sera como usted diga hermana. Pero sabes yo conozco a esa señorita que viene acompañada de su madre.
_así ¿Cómo la conoces?
_No tengo duda, la conozco, es una de las queridas de Terry del diablo.
_ ¿Queridas?, se queda sorprendido. No puede ser, debes estar equivocada.
_No, estoy equivocada, es su querida y todo el mundo lo sabe.
_Espérame en mi habitación y ahí hablamos
_Esta bien, hermana.
Candy, no tenia ni una duda que su hermanita, era la querida de Terry del diablo y se dirige a su habitación a hablar con Sandra, para que le explique de esa relación y poder desmarcar a su hermana de su hipocresía.
_Explicame sobre esa relación.
_Su hermana es la querida del capitán, ella siempre lo busca en las noches, el capitán Terry se revuelca todas las noches con ella, tienen una relación hace cuatro meses.
_ ¿Cuatro meses?, no puede ser posible, entonces todo este tiempo estuvo engañando a Anthony, mi mejor amigo de la infancia- pensó Candy.
_Tal vez la confundiste con otra persona?
_No, hermana es ella, aunque no se viste elegante para irse con él, tiene su disfraz de señorita del pueblo, pero es tan bonita y cuidada, se nota que es una señorita de la alta sociedad, ah y no solo eso, en la casa de Terry tiene sus ropas intimas, ella por las noches se pone vestidos cortos de vedet y así enloquece al pobre capitán y eso a mi me da rabia, porque desde que ella existe Terry no quiere estar con nadie, mas que con ella, sin duda es su querida favorita.
_Dios mío, mi hermana no puede ser una sinvergüenza.
_ lo es y no solo eso, consume hiervas anticonceptivas para que no la descubran. Hermana, le juro que estoy diciendo la verdad.
Candy recuerda lo que le dijo su amiga Patty.
¿Dónde la viste?
_En la casa de Terry, me molesté mucho cuando la encontré enojada porque yo estaba allí y le dije ¿Cómo es posible que andes con una señorita de alta sociedad? Te puedes meter en graves problemas, pero el no me escucho, esa señorita le tiene embrujado a mi capitán.
_Sandra ¿Prométeme que estas diciendo la verdad?
_Te lo juro por mi madre que esta en el cielo, le estoy diciendo la verdad, también quiero pedir disculpa por haber mentido con respecto al capitán Terry, el es solo mi protector. Pero estoy enamorada de él, porque es tan bueno conmigo, con permiso.
_Un favor no comentes nada a nadie lo que acabamos de hablar.
_Esta bien se lo prometo. Con permiso.
Candy se queda llorada, no podía creer que su hermana era una cualquiera. Pero estaba dispuesta a decir a su madre toda la verdad.
Candy, con orgullo en el corazón, se despide de la madre superiora y de todos sus amigos del convento.
_Que bueno que estarás con nosotras mi bebita, mañana iremos a campo real.
_Madre. Tenemos que llegar a tiempo, tenemos que hablar.
_Esta bien…
En la casa de los Andrew.
Candy llego a la casa, junto con su madre y hermana.
Candy no pudo más y lanza una cachetada a su hermana y le grita –
_ ¿Qué te pasa hermana?, estás loca, ¿Por qué me golpeas?
_ Tu eres la loca, no voy a dejar que te cases con Anthony, Eres una desvergonzada, una hipócrita, una cualquiera, niégame delante de nuestra madre que eres la amante del capitán Terry del diablo, niégalo.
_Por dios hija, Eliza, ¿Qué has hecho?
-Nada madre, no entiendo de que me habla.
_No seas hipócrita, Sandra me lo dijo, su protegida, eres la querida de Terry del diablo.
_No es cierto, no la creas mamita, ella esta loca, dice eso porque Anthony la ha dejado porque se enamoró de mí. dijo con lagrimas en los ojos.
_No te vas a casar con el porque yo se lo voy a decir.
_Hija por dios, Tu hermana es una joven decente, ha sido criada en los mejores colegios.
_Madre, no seas ciega, yo misma conozco a ese hombre, la busca a todas horas, y sabes Eliza yo estaba dispuesta a sacrificar mi amor por él, porque lo amo y solo me importaba su felicidad, Pero ahora que se que eres una desvergonzada, hipócrita, en ningún momento dejaría que te cases con él, un amigo tan querido, no merece tener a una arpía como esposa.
_Candy, por dios es tu hermana, tal vez estas juzgando mal hija.
_No madre, Sandra me lo dijo, hasta yo misma estaba sospechando, pero ahora no tengo ni una duda que eres una desvergonzada y que eres la querida de Terry.
_Terry, es solo un amigo, ¿Entendiste mal?
_ ¿Un amigo?, es aquel que te encuentras a una de la madrugada y que entra a su recamara como si nada. Yo misma lo voy a comprobar.
_Basta Candy, eres mala con tu hermana.
_No soy mala madre, tu me conoces, no te estoy mintiendo, te lo juro, estoy diciendo la verdad. Además, estoy segura que ese collar de perlas, te lo regalo ese hombre.
_Sabes hermana, eres una maldita, te odio, porque inventas mentiras sobre mí, si tanto te interesa Anthony,
_Si, me interesa, porque lo amo, porque nunca deje de amarlo, ahora que deje el convento, voy a luchar por él y ojalá se dé cuenta de la clase de arpía y egoísta que eres, porque eso es lo que eres una egoísta, si tanto amas a tu pirata con el que te revuelcas todas las noches sin vergüenza quédate con el y deja que Anthony sea feliz conmigo o con cualquier mujer que lo ame.
_Si, tanto te interesa Anthony, aquí esta el anillo, dijo Eliza llorada con hipocresía y se fue a su habitación.
Eloy no creía que su hija Eliza era una sinvergüenza y resondra a Candy
_jamas pensé que serias capaz de hablar mal de tu hermana, ella seria incapaz de hacer lo que tu dices, lo que pasa es que eres una histerica, celosa que no soportas que Anthony te haya dejado por tu hermana.
_No, madre, te juro que no te estoy mintiendo, no son celos, siento vergüenza de mi hermana, te juro que estaba dispuesta a sacrificar mi amor con tal de verlo feliz, pero Sandra me confirmo que Eliza es la querida de ese pirata, si deseas pregúntale a Patty, ella también lo sabe, lo ha visto una vez.
_estoy harta que todo el mundo mire a mi pequeña hija como una cualquiera, así fuera verdad ¿Qué es lo que quieres decir?, decirle a Anthony toda la verdad, es mejor poner fin a ese asunto Candy.
_Y ¿Anthony?, no piensas en él, ¿No te importa que viva engañado?
_Pero que pretendes, armar un escándalo, ¿Quieres que nos hundamos de la vergüenza?, solo por unas excusas.
_No son excusas, todo lo que dio es verdad.
_Yo no voy avergonzarme ante la sociedad por tu culpa, lo único que nos ha dejado tu padre, es un apellido limpio y decente y no voy a avergonzarme por culpa de una loca, histérica.
_Si quieres que Eliza se case con Anthony, solo para salvar el honor de la familia, que se casen, pero créeme que te estoy diciendo la verdad y ese matrimonio no durara para siempre, porque tarde o temprano la verdad siempre sale y que lástima que usted no quiera darse cuenta que tienes a una hija hipócrita, mala, porque eso es Eliza, aunque te duela no quieres aceptar que es una mala mujer.
_Te prohíbo hija, que vuelvas a hablar de eso, mañana iremos a Campo Real-
Candy queda llorando porque no logro que su madre le creyera.
…..
Eliza, en forma hipócrita, llora, para que su madre crea que es una víctima.
_Ya no llores, mi niña, tu hermana esta histérica, no quiere aceptar que Anthony esta enamorado de ti.
_Te juro madre, que digo la verdad, yo no tengo nada que ver con ese hombre, llévame al mejor medico del mundo y comprobaras que soy virgen, madre te juro que Anthony es el único hombre de mi vida, ese tal Terry es solo un pescador que lo conocí con unas amigas en la playa, pero no nos acercamos para nada, porque dicen que es peligroso.
_Por eso es bueno no salir a tantas horas, la gente es mal pensada y juzgan mal hija mía, por eso ahora estate mas tiempo en casa y haciendo algo provecho para ti, aprendiendo los quehaceres de la casa.
_Pero madre, a mi no me gusta estar metida en casa.
_Pues vas a tener que acostumbrarte, sino ¿Qué pensara doña Rosemary?
_Pues a mi no me importa lo que piense ella de mi.
_Debería importante, recuerda que es la madre de Anthony y tu futura suegra.
_Esta bien, madre, hare lo que digas, para que no me juzguen mal.
….
Mundano, galante, Anthony Grandchester ha sonreído a la señora Andrew, disimulando la leve impaciencia que le sacude. Corren las primeras horas de la mañana de aquel sábado en que han de emprender el viaje a Campo Real
…
Desde hace una hora se ha colocado en el coche el equipaje y, en manos de sirvientes nativos, piafa impaciente el magnífico caballo de Renato.
—No tiene usted idea del gusto con que les espera mi madre, Catalina.
—Es muy amable… mucho. Espero que no la molestemos demasiado. Nos esperaba a dos, y vamos tres…
—Se ha alegrado mucho de que Candy pueda acompañarles. Mi madre las conoce y la quiere como una hija. ¡Le he hablado tanto de ustedes en mis cartas! Y mire qué cosa: de Candy más aún que de Eliza.
Éramos tan buenos amigos durante aquellos inolvidables años de la adolescencia… Confío en volver a serlo en Campo Real. Al fin y al cabo, yo no tengo otra hermana…
—Aquí tienes a tu Eliza… —le ataja la señora Elroy al ver que su hija se aproxima a ellos.
—¿Te hice esperar mucho, ? —pregunta Eliza.
—Ahora ya no importa… —disculpa Anthony.
—Saldremos inmediatamente —afirma Elroy.
—No creo que pueda ser, mamá, pues las dos puertas de la alcoba de Candy están cerradas. Dos veces le habló la muchacha y contestó que la esperaran, y como a ella no hay modo de ayudarla…
—Bueno, por mí ya no hay prisa…
Anthony ha envuelto a Eliza en una mirada ardiente, intensa, mirada de devoto y de enamorado, mientras ella sonríe con coquetería sutilísima. A pesar de su amor por Terry, le divierte Anthony, halla un encanto, un incentivo especial probando en él la sugestión de su belleza… Sonrisas, mohines, miradas lánguidas, ademanes encantadores, todo su arsenal de mujer hermosa y mundana, tan hábilmente envuelto, para el joven Grandchester , en perfiles de ingenua…
—¿Tomarías una tacita de café acabado de colar, hijo? Voy a traértela mientras aguardamos a Candy —ofrece Elroy al tiempo que se aleja, dejando solos a los novios.
—Eliza, tienes un aire extraño y delicioso, completamente inusitado en ti. Juraría que has llorado —dice Anthony, recreando en sus ojos la linda figura de Eliza.
—¿Llorar yo?
—No voy a reprochártelo. Tu sensibilidad de mujer te permite hacerlo, aún por una niñería, ya que espero que sólo niñerías puedan ocurrirte, y que sólo por capricho tengas que llorar.
—¿Tan seguro estás de hacerme dichosa?
—Ahora no, claro. Pero cuando estés al lado mío para siempre, todo será maravilloso. Presiento tanta felicidad para nosotros dos…
—Ni que fueras tan bueno… —coquetea Eliza, mimosa—. La otra noche te despediste temprano, según tú para emprender el regreso a Campo Real, pero no te fuiste hasta el otro día por la tarde. ¿Puedo saber en qué pasaste la noche y la mañana?
—¡Oh! Retrasé el viaje, pero vine a verte antes de marcharme, por cierto dos veces.
—Responde a lo que te he preguntado. ¿En qué pasaste la noche y la mañana de lunes a martes?
—Hice una pequeña diligencia para ayudar a un amigo en desgracia… Uno a quien no conoces, aunque no sé por qué confío en que algún día lo conocerás. Es un amigo extraño, un amigo que se empeña en no serlo mío, aunque yo lo soy de él con toda mi alma.
—¡Qué cosa más rara! ¿Y por qué tienes ese empeño? En la Martinica no hay nadie que sea más que tú. No tienes por qué buscar y forzar la amistad de nadie…
—En este caso, sí, y te aseguro que vale la pena. Se trata de un personaje extraordinario y, además, de un viejo empeño de mi padre.
—Hablas en forma misteriosa… No te entiendo…
—Para que me entendieras tendría que hablar demasiado.
—Es absurdo que nos haga esperar así —se queja Eliza con disgusto—. ¿Qué demonios estará haciendo para tardar tanto?
—Poniéndose el hábito, seguramente. Pero no te impacientes, ya no puede tardar. Y estando contigo, ¡qué más da cómo corra el tiempo! Soy el hombre más feliz de la tierra cuando estoy a tu lado. ¡Que tarde cuanto quiera! ¡Qué más da…!
Elroy Andrew, ha irrumpido en el comedor llevando en sus manos una humeante taza de café que ofrece a Anthony. Éste, tras paladear unos sorbos, afirma galante:
—Le diría que es el mejor café que he probado en mi vida, doña Catalina. Pero aún tiene usted que tomar el que cultivamos en Campo Real. No es vanidad de cosechero, palabra. Ya me imagino lo que será nuestro café, preparado por sus manos…
—¡Zalamero! Por buenas palabras no quedará.
—No son sólo buenas palabras, le hablo sinceramente…
—Ya lo sé, hijito, ya lo sé —asiente Catalina ante el halago. El viejo reloj del comedor deja oír siete pausadas campanadas y la señora Andrew se escandaliza—: ¡Jesús, las siete ya y nos proponíamos salir al amanecer! Voy a ver qué le pasa a Candy,
—Creo que aquí viene ya, mamá —la interrumpe Eliza; y con visible sorpresa exclama—: ¡Pero, caramba…!
Candy se presenta con un hermoso vestido blanco y sus zapatitos de cristales y sus dos colitas, pero aun así se le veía hermosa, a pesar que el vestido no era coqueto, pero sin duda se le veía hermosa.
—¡Te has quitado los hábitos, hija! —se sorprende también Elroy
—Ya no soy Novicia, Pensé que era más cómodo para el viaje —explica Candy con cierta reserva.
_Estas hermosa- dijo Anthony asombrado de la belleza de Candy y ella le sonrió.
_Pero igual, no deja de ser una monja, se viste demasiada tapada y sus dos colas de niña, ¿Por qué no te cambias ese horrible peinado? Y te peinas con el cabello suelto como yo y a la moda de Francia, así pareces una niña mojigata. Estás horrorosa hermanita.
_Es mi forma de vestir hermanita y lo importante es que a mi me guste como me visto. Le dijo con una mirada de colera.
_Bueno no peleen chicas.
_Si, madre.
Candy llego hasta el centro del comedor, baja la frente, sin mirar a nadie. Lleva un vestido Blanco de cuello alto, de mangas largas, de amplia falda que en todo recuerda el aire de las ropas monjiles, pero el cuello fino se alza desnudo sosteniendo la graciosa cabeza, los rubios cabellos peinados en dos trenzas, que se enrollan luego sobre la frente realzándola como una diadema de oro viejo. Con los zapatos de tacón Luis XV parece más esbelta, más alta, más flexible, más ágil…
—¡Que Dios te bendiga, hija de mi alma! No sabes la alegría que me das. Me parece como si te hubieras recuperado —expresa Catalina con emocionada alegría.
—¿Qué más da un traje u otro, mamá? Ni tiene importancia ni cambia en nada mi resolución.
—Estás muy linda —interviene Anthony, que también se siente gratamente sorprendido—. Te queda muy bien ese peinado y ese traje…
—Son casi de monja las dos cosas. Creo que no valía la pena que cambiaras —reprueba Eliza, mordaz y despechada.
—No fastidies Eliza, Ése era mi deseo: no cambiar.
—Difiero de la opinión de ustedes —opone Anthony—. No te pareces en nada a «hermana Candy», y menos aún a la linda y alegre muchacha que salió para el convento, allá en Marsella. Pero el cambio ha sido para mejorar.
—Gracias por la galantería, mas no la repitas. Ya lo dijo con razón tu novia: esto es casi un hábito. Y en nada varía mis ideas y mis sentimientos. Mírame siempre como lo que soy: una novicia que anhela profesar y que no gusta de halagos mundanos.
—Perdóname, pero no quise halagarte: fui sincero —se disculpa Anthony algo cortado por la actitud de Candy—. Ya veo que, además, fui torpe. Bueno, como sólo esperábamos por ti, y el coche está dispuesto, si no disponen ustedes de otra cosa…
—En marcha, hijo, en marcha —ordena Catalina—. Vamos a conocer, por fin, tu Campo Real.
El ancho y cómodo coche cerrado, bien preparado para la jornada que le aguarda, va recibiendo a las viajeras: Elroy… Candy. Eliza. se ha detenido en la puerta de la casona como si el soplo espeso del aire que llega del mar, cargado de salitre y yodo, fuera una sacudida irresistible para sus nervios. Ancho y azul se divisa el océano, zafiro fulgurante cuya presencia casi humana la estremece con el recuerdo de Terry el pirata… Así le llama en su imaginación desde el momento en que le viera partir prometiéndole la riqueza…
—¿No subes, Eliza? —apremia Anthony.
—¡Oh, sí! Naturalmente. Pero miraba el mar… hoy está muy inquieto…
—¿Y cuándo es tranquilo en nuestra costa?
—Nunca, claro está… De Campo Real no se ve el mar, ¿verdad?
—No. Desde la casa no, pues lo tapan las montañas. Pero está bastante cerca. Hay que salir por el desfiladero que cierra nuestro valle, porque la parte central de la hacienda, lo que fuera Campo Real primitivamente, es sólo un valle entre montañas altísimas, una especie de mundo aislado de los demás. Por eso le llamo el paraíso. Está totalmente protegido de huracanes y vientos fuertes, cruzado por más de cien arroyos que bajan de las montañas. Por ello no hay terreno más fértil… ¡Cuántas flores y qué frutas más deliciosas! En fin, creo que más vale que no hable ya de Campo Real, puesto que vas a verlo.
—Pero no se ve el mar desde allá —se queja Eliza, en un suspiro.
—Se ve la caña, que es un mar verde, dulce en lugar de amargo, y sin peligros de ninguna especie. ¿No crees que es preferible?
—Te diré… tal vez el mar es bello por sus cosas malas también: su fuerza, su violencia… y su sal… ¿Nunca te has empalagado a fuerza de miel, Anthony?
—Te confieso que no. Soy un goloso incorregible. Pero, por favor, vamos, pues ya Catalina se impacienta, y bastante la hizo esperar Candy.
—Candy… Candy, es un desastre sin los hábitos. Ya sé que tú la encuentras preciosa, y yo ridícula. No sé para qué tenía que dejar el convento.
—Tu mamá me explicó que su salud no andaba muy bien, pero en Campo Real va a reponerse. Estoy seguro…
—¡Eliza…! —llama la voz de Elroy desde el interior del carruaje.
—Vamos. Estamos abusando de la paciencia de tu mamá, que es demasiado buena —dice Anthony; y luego, alzando la voz, ordena a su sirviente—: Mi caballo, Bernardo.
Se ha separado unos pasos, dejando a Eliza, que aún vuelve la vista al mar, recorriéndolo con mirada inquieta, un instante borrada su suave máscara de disimulo. Nada espera ver en él, bien sabe que la blanca vela del barco con que sueña está muy lejos. Un golpe de amargura le sube a la garganta, pero ya Anthony, está otra vez frente a ella, y el gesto de amargura se transforma en una sonrisa, al aceptar:
—Vamos cuando tú quieras…
Continuara…
Les dejo una canción peruana Andrea Luna, que para mí se identifica a la personalidad de la manipuladora de Eliza Leagan (Aimé de Monlar).
Siempre hago todo a mi manera
Soy como un volcán en erupción
Por donde camino dejo huella
En mi sangre corre poder y ambición
Yo nunca te pediré permiso
Yo nunca te pediré perdón por mi maldad
Yo tengo bien claro mi destino
Y mentirte sin que sepas mi intención
Yo nací para ganar, nadie tendrá mi lugar
Yo no tengo oponente, ni rival
Ya nací para ganar, nadie ocupa mi lugar
Aléjate no tendré piedad
Soy tu predicción
Con mi belleza enamoro y te doy veneno en tu piel
Y me gusta tener el control
Soy una adicción y me aprovecho si me dan amor
Esa soy y aun no conocen mi peor versión
La gente habla de mí, no entienden que soy así
No me voy arrepentir de la vida que preferí
Una obra de arte, mansiones, diamantes,
En mi mundo tiene precio hasta el amor
Yo nací para ganar, nadie tendrá mi lugar
Yo no tengo oponente, ni rival
Aléjate no tendré piedad
Soy tu perdición
Te enamoro con mi belleza y te doy veneno en tu piel
Y me gusta tener el control
Soy una adicción y me aprovecho si me dan amor
Esa soy y aun no conocen, mi peor versión
No se pierdan el siguiente capítulo de tu novela Corazón Salvaje.
Y bien hasta aquí llegamos hoy, tratare de bajar la novela lo más pronto posible, esta novela es una adaptación de la obra de Caridad Bravo Adams, bueno también incluye mis ideas, disculpa si tuve algún problema en la redacción, ya que no veo bien.
Alégrense chicas, esta es la última pasión
jajaja bueno, ya dejo la euforia para después, que bastante falta nos hará. Ahora responderé sus Reviews en mi sección favorita.
Mia8111: Gracias por tu comentario, así me da ganas de escribir más.
Ary81: Gracias por tu bello comentario, si pronto Terry (Juan) estará junto a Candy (Mónica), pero sabes la bellísima Aimé era mi personaje favorito, así que me encanta Eliza como Aimé y me encanta verla junto a Terry (Juan), me encantaba su personalidad.
Australia77: Gracias, tranquila todo esto terminara, Anthony (Renato), era un tonto, enamoradizo de una mujer que no vale nada, pero eso tiene grandes consecuencias.
Blanca G: Falta aún para la segunda parte, Anthony al final queda libre porque Eliza paga todas sus maldades.
Grace: Si pronto se vendrá tu parte favorita Terry (Juan) y Candy (Mónica), pero recuerda que mi versión se basa a la telenovela, pero también al libreto original, el libro tiene cosas que no llevo la novela, pero eso si no cambiare los besos y la pasión de bodas que se dio en la novela.
SARITANIMELOVE: Si por lo menos es el fin de la pasión. Solo falta que Terry se entere de su traición, solo quiero hacerte recordar que no solo me baso a la telenovela, sino también al libreto original,
Elvia Soan. Gracias por tus comentarios y apoyarme en compartir en tu grupo de Corazón Salvaje, me di cuenta que te gusta mi adaptación, y también les encanta a las chicas al grupo de Candy White y Terry Grandchester.
Miriam García: Gracias por tu bello comentario.
Guest: gracias por tu bellas palabras, espero que te siga gustando.
...
Esperando sea de su agrado trataré de actualizar más continuamente,
gracias por leer y comentar
Gracias por comentar y seguir los fics que escribo en Historias de Terry y Candy
Un abrazo a la distancia
Espero que todas las Candyfanas y Territanas hayan pasado una super Feliz Navidad y Año Nuevo.
Dios es grande y estoy segura que les guiara para que sea un año mejor para todas ustedes
Nunca dejen de leerme, Naci, Creci y Morire siendo Territana porque mi hermosoo Terry es mi amor platonico.
